Leyes Mágicas

[Mentita]

Candela se había tomado su tiempo en responder a la pregunta de Nymeria. Realmente consideraba inútil el hecho de mencionar la posible revocación a la orden de emancipación, pero era parte de las dificultades que pasaría de hacer tal trámite. Escuchó el nombre de Gatiux y le resonó en la cabeza, como si la hubiesen llamado de algún lugar muy lejano, imperceptible a los oídos de sus acompañantes. Supuso que se estaba filtrando a una grieta en su memoria, una que pugnaba por salir, por darse a conocer.

 

Sacudió sus pensamientos pues, al cabo de unos momentos, se había dado cuenta de que ambas chicas la observaban como si fuese una idi***. Tal vez creían que estaba loca, nada lejos de la realidad, considerando el desorden mental y los cambios constantes de humor que sufría la Triviani. Sin embargo, para ella no era nada nuevo ese tipo de miradas críticas. Retomó el hilo de la clase, aunque más que clase se había convertido en una sala de consultas legales; lo que hizo que considerase ser ofrecer sus servicios como abogada, y recordó un bufete bastante conocido en el Callejón Diagón.

 

― Es una nimiedad. ―terció la gitana mientras contemplaba a su socia para resolver sus preocupaciones― En lo personal, considero que estás en tus capacidades para poder emanciparte, sin que nadie te sabotee los planes. Pero has de saber que, si quiere, tu madre sólo tiene que demostrar que abusas de tu libertad, llevas una mala vida, tomas las decisiones equivocadas... etc. No lo veo viable por ninguna de las formas, no serías socia mía de otro modo. Peeeero... siempre existe algún vacío del cual aprovecharse, creo que lo sabes.

 

La Triviani sabía de pocos casos en los que los padres se valieran de artimañas para hacer que sus hijos regresen al seno familiar, para que dependan nuevamente de sus progenitores o que sean obligados a tener un tutor. Pero de que los había, los había.

 

― De todos modos, el hecho de que te liberes "legalmente" de ella para hacer de tu vida lo que te plazca, no significa que exactamente eso... de forma literal. Para algunos asuntos necesitarás su permiso, una firma, aprobación, visto bueno, etc. Todo firmado, está claro. Así que, si te llegan a dar el sí, te preocupas de no ser imprudente, de portarte bien y listo. Hasta que seas mayor, de ahí en más haces lo que te plazca.

 

Cuando se dirigió a Tauro lo hizo de manera más suelta. ¡Cómo le costaba entablar relaciones con una niña! No es que Nymeria fuese una niña en todo el significado de la palabra, su edad mental era impresionante. Candela debía reconocer que parecía más una adulta, pero no podía dejar pasar el tema de la edad física. Como sea...

 

― ¿Me preguntas por países con leyes estrictas en la protección de animales? ―por algún motivo le había resultado confuso el cuestionamiento. Caviló unos momentos antes de contestar― Ya hablamos anteriormente de la aplicación de la ley... curioso, por el hecho de que aquí, en Reino Unido, instaron a la primera legislatura que se dio en todos los tiempos respecto a los derechos y la protección de las criaturas. Y son los que menos se preocupan en hacer regir sus leyes de forma igualitaria. Así que los británicos quedan descartados. ―dibujó una línea imaginaria en su cuello.

 

― Y volvemos a Norteamérica. ―hizo un gesto casi cansino al nombrar una vez más a los estadounidenses― Por muy sorpresivo que te parezca, Estados Unidos es uno de los más grandes pilares en cuanto a derechos de animales. Y muy estricto, como dije, en la aplicación de sus leyes. Australia, Egipto, Suecia... son los que le siguen. Oh, e Italia, aunque éste siempre encuentra la forma de escurrirse de las obligaciones que le compete en estos temas. En América del Sur, Perú, incluso Ecuador, se ha empezado ver como tema atractivo en las legislaturas. Aunque sospecho que las razones son meramente políticas, por lo que quedarían descartados de igual modo. Uhm.. sí, son algunos de los países. Los demás, no te voy a decir que no tienen decretos en favor a las criaturas de todo tipo, pero la manera en la que se llevan a cabo, el cinismo y la irresponsabilidad con que se actúa... deja mucho qué desear.

[Tauro M.]

— ¿Ahora entiende por qué no me gustan las leyes? No me malinterprete, pero hace tiempo dejé de confiar en todo sistema político o legislatura, son simples palabras bonitas. Yo prefiero conseguir las cosas que deseo por otros medios que puede que vayan más ligados a la moral, al sentido común o como quieran llamarle, pero al menos son más efectivas —. Aquel pensamiento salió de manera espontánea y en voz alta, y para cuando Tauro se dio cuenta ya era demasiado tarde y no podía echarse hacia atrás —. No soporto la hipocrecía con las cuales se elaboran la mayoría de las leyes, pero no niego que algunas han servido, pero el ser humano es demasiado mañoso como para encontrar otras maneras de seguir haciendo lo prohibido.

 

Sin embargo y pese a su decepción con Londres, un nuevo viaje había surgido a raíz de la explicación de Candela. Estados Unidos nunca le había gustado, sí había estado allí en más de una ocasión únicamente por negocios, pero ni su gente ni su cultura eran precisamente de admirar, aunque si podía sacar algo bueno de allí estaba dispuesta a tener que tratar con ese tipo de personas.

 

— ¿Qué tan factible es que una ley pueda ser modificada o yéndonos un poco más lejos, erradicada? Imagino que es un largo proceso y que habría que hablar con muchas personas, pero, ¿es posible? ¿Qué necesitaría para al menos conseguir una audiencia con el Ministro? He escuchado que las personas que trabajan para él no son muy competentes o ni siquiera están ahí en su cargo y los que lo representan van por el mismo camino. ¿Existe otro mecanismo de ayuda en este sentido? —la intención de Tauro no era apoderarse de la conversación, pero si podía sacarle información valiosa a la Triviani mejor, quizás al final de la clase le diría para solicitar sus servicios y por supuesto que le pagaría, además que así podría indagar sobre su pérdida de memoria o qué tanto recordaba del pasado que parecía haber olvidado.

 

Resultaba demasiado curioso estar allí junto con Candela cuando en el pasado apenas y se habían dirigido la palabra. La recordaba como alguien muy metida en el negocio de la familia Triviani, con problemas mentales como todos ellos, pero aparte de eso no la podía relacionar con algo malo. Sonrió para dentro de sí misma, tantos rostros viejos que reaparecían seguían causando revuelo y aunque algunos volvían llenos de odio y rencor, estaban otros que preferían simplemente vivir.

[Ky.]

La banshee se había quedado callada después de la información que le proporciono la gitana, decir que todo aquello no el impactaba sería una completa mentira. Ella había encontrado con mas de una razón para que Gatiux pudiera revocar su emancipación, ya que no era muy común que una chica de quince años tuviera tendencias piromaniacas y asesinas. Y justo Nymeria tenía ambas tendencias muy bien desarrolladas.

 

A pesar de que se encontraba un tanto dispersa y sin hablar, escuchaba con atención o al menos eso parecía, la conversación que llevaba Tauro con la Triviani. Sonrió un poco preguntándose si su líder pensaba traficar ahora con criaturas, pero no hizo ninguna pregunta, quizás mas tarde podía preguntarle el por que se interesaba en las leyes sobre criaturas.

 

Quiso incorporarse en la conversación, pero al escuchar las ultimas palabras de la peliazul prefirió mantenerse al margen. No era que no estaba totalmente de acuerdo en que las leyes eran solo palabras bonitas y que aparte de todo estaban hechas por las personas de poder. Osea las grandes minorias. Pero prefería que la Triviani respondiera a las dudas que ya no eran solo de la Malfoy, si no también de ella.

 

-Creo que las leyes pueden ser modificadas y erradicadas, según la necesidad que tengan las personas del poder. -dijo y apenas dejando un segundo de silencio prosiguió en su discurso. -Ya sabes, si Crazy Malfoy, cree que las cosas deben cambiar lo hará... -hizo una pausa y sus ojos que miraban a la lider Mortifaga se dirigieron a Candela. -¿Quien crea las leyes? ¿Para que las crea? No digo que no sean necesarias.

[Mentita]

― Lo bueno es que están aquí, no para practicar sino para saber más de ellas. Las leyes, desde mucho antes de nuestra existencia, ha sido motivo de riñas y guerras en todo el mundo. Siempre hay alguno que sabe cómo burlarlas o aprovecharse de los vacíos legales que existan en ellas. Sí, de alguna forma, resulta poco alentador el hecho de que estén hechas para y con el pueblo, pues el mismo pueblo tiende a violarlas en la primera oportunidad.

 

Las leyes están para nosotros, Nymeria. Nos resguarda a nosotros mismos de nuestra naturaleza siniestra, de nuestros defectos como persona. La leyes, lamentablemente, están para limitarnos. Sí, quizás no sea la palabra correcta, pero es la que mejor se adecua a nuestro caso. Las reglas de convivencia, limitaciones para vivir dentro de una sociedad, las normas de todo lo "políticamente correcto". Todo ello está dado y guiado por lo que se establece en las Leyes. ¿De qué otro modo nos controlaríamos sino? ¿De qué otro modo regularíamos nuestro instinto impulsivo y asesino? Porque créanlo o no, todos lo guardamos dentro. ¿No es así? ―su pregunta fue más bien retórica, Candela siempre tendría sangre en las manos, sólo que se cuidaba de no ser descubierta.

 

― La sociedad sería un caos total, todo nos pertenecería y a la vez nada. ¿Pueden ser cambiadas? Oh, sí. Por supuesto que sí. Las leyes pueden ser modificadas o derogadas, según la necesidad de quien lo solicite. Y se supone que el Ministro de Magia, para mantener el orden y la paz de sus ciudadanos, tendría que escuchar y pensar en las propuestas de cambio que se le hace. Al menos, es una forma de no caer en la Dictadura y que no haya protestas o golpe de estado más adelante. Mantener al pueblo contento, por decirlo así.

 

Candela repasó mentalmente las tareas de los distintos departamentos del Ministerio de Magia, pero sólo pudo dar con uno que se ocupara de lo que Tauro pedía.

 

― Es mucho mejor, y más fácil, que presentes una propuesta en la Oficina del Ministro. Según tengo entendido derivan de allí todo hacia la cabeza del Ministerio. Tendrías que asegurarte en insistir, eso sí, en caso de que no lo con sigas a la primera. La clave está siempre en ser constante, se gana por cansancio muchas veces. ―le guiñó un ojo y consultó su reloj de bolsillo, maltrecho y con una aguja ausente.

 

Abrió los ojos bien grandes al darse cuenta de la hora, tomó la caja de la salamandra con ambas manos y se dirigió a la puerta.

 

― Señoras, obviamente el placer fue de ustedes, al haber disfrutado de mi compañía. Si necesitan alguna otra cosa, me avisan, me buscan. En un mapa no, suelo burlar todo tipo de artificio mágico de búsqueda. Y si no me encuentran, es porque no quiero.

 

Candela se encogió de hombros y salió. De allí hasta los terrenos y desaparecería.