Artes Oscuras y DCAO

[Mentita]

— Así que viste un cofre y un arma blanca a su lado, y asumiste que debías brindar tu sangre. —Candela ladeó la cabeza y contempló la no-herida de su alumno.— Vale, quizás haya sido lo que debías hacer. Creo saber de qué cofre me hablas. —se rascó la barbilla con aire pensativo— En algún lugar cercano tenías que haber encontrado una jaula con un ratón. El cofre te pide sangre, por supuesto, pero no necesariamente tiene que ser la tuya. La buena noticia es que salvaste a un animalito, así que estamos todos bien.

 

Sonrió, con ambas manos a su espalda, y se balanceó. Pagada de sí misma. Una fina línea se dibujó en su frente, cuando escuchó la segunda parte de la respuesta. Era lo que, como mortífaga, podía esperar de su alumno. Quien, además, aspiraba a entrar en la Marca Tenebrosa. Pero su materia era la única a la que anteponía un poco más de interés y "seriedad", por así decirlo. Además, no podía expresar su regocijo completamente cuando, era obvio, no estaban solos. A Anne la conocía. A Alessandra, no.

 

— Me estás dando una idea de lo que es ser Mago Oscuro, antes que las Artes Oscuras. Primero, —elevó el índice y adoptó un gesto un poco más serio— la "magia oscura" es magia. Las Artes Oscuras reciben ese nombre de aquellos que no la entienden, como bien dices, le temen. Quizás porque la hayan usado con consecuencias lamentables o las hayan usado en ellos mismos. Así pues, antes que nada, habría que tener en claro ese punto.

 

>> Segundo, sí. Has tenido contacto. Todos hemos tenido contacto en algún punto de nuestra vida, con esas famosas "Artes Oscuras". Ya dijimos que es magia, pura y llanamente, lo que la convierte en oscura es el uso que le damos. —notó el interés que el Black Lestrange mostraba en la poción y sonrió.— Esperaba que tú me lo dijeras. Es una mezcla de dos venenos de criaturas. Una es de Swooping Evil. El otro el Lobalug. Dime qué efecto crees que tenga en quien lo utilices. No, no. Ésta no es una clase de pociones. —se apresuró a decir, antes de que lo tomase así su alumno.— Pero, ya que vemos estas artes... —se encogió de hombros.— También podrías nombrarme un par de criaturas o pociones que sean consideradas dentro de esta rama, si te parece bien.

[David Augustus Lestrange]

—Bueno... fue algo más complicado y largo que eso. Te he hecho un resumen, no quiero pasar media clase contándote mi vida.

 

Lo cierto es que le había gustado aquella prueba previa, había sido original. Había tardado en abrir el cofre un par de minutos. Lo intentó primero de varias maneras diferentes hasta que gracias al grabado del mismo se dio cuenta de que tenía que pagar con sangre. Por supuesto había utilizado la suya, la más valiosa que se podía encontrar. ¿Habría de verdad una jaula con un ratón? Puede ser, no se había fijado, había querido hacerlo todo rápido para poder llegar a tiempo y no parecer una persona impuntual. Sin embargo, de haber logrado visualizar dicha jaula tampoco habría usado el animal para ello.

 

—¿Crees que la sangre de un simple y asqueroso ratón puede ser tan valiosa y útil como la mía? —preguntó alzando una ceja mientras negaba lentamente con la cabeza.

 

Con la idea en la cabeza de que la sangre del animal no habría podido abrir el cofre, prestó atención a su profesora. Esa clase le llamaba la atención, poder aprender todo lo relacionado con las Artes Oscuras le podría ayudar a subir un escalafón, a lograr ser uno de los aspirantes de la Marca Tenebrosa mejor preparados, o incluso le podría ayudar a conseguir pronto el ingreso en la misma. La mera idea le hacía sonreír levemente, ilusionado, con ganas. Intentaba recordar cada una de sus palabras puesto que estaba en una clase y estaba aprendiendo. Las podría apuntar en un pergamino, pero prefería apuntarlas en su cabeza.

 

—Disculpa que te interrumpa una vez más... —comenzó diciendo con firmeza. Podría haber levantado la mano y esperado que ella le diera permiso para hablar, pero estaba claro que no lo iba a hacer. —¿Puede aclararme una cosa? —preguntó rascándose la cabeza, pensativo. Hacer preguntas era lo más normal del mundo y él no tenía reparos en hacerlas. Sabía que algunas personas no preguntaban a los profesores por miedo a parecer tontos, pero no era su caso. Estaba para aprender, no para aparentar que aprendía. —O sea... cualquier hechizo o poción utilizado para "actos oscuros", ¿podría considerarse parte de las Artes Oscuras?

 

Asintió mientras hablaba para darle a entender que estaba prestando atención. Le hacía gracia que estuvieran hablando de pociones cuando su otra opción para estudiar conocimientos había sido precisamente Pociones. Se encogió de hombros, la verdad es que no tenía ni idea qué efectos podían tener así que permaneció en silencio lamentándose de no poder darle la respuesta que esperaba. Permaneció parado hasta que a lo lejos, en una esquina y bastante apartados se encontraban dos muebles de mediano tamaño. No sabía qué podían hacer allí o qué podían contener, pero agarrando su varita con su mano derecha apuntó hacia ambos y...

 

—Morphos. —dijo dos veces, una para cada mueble. Ambos se convirtieron en dos perros normales y comunes, dos bonitos dálmatas. Los hizo acercarse hasta ellos y miró a su profesora. —¿Te importa si utilizo a los perros como prueba? A uno le doy una poción y al otro otra y así puedo decir qué efectos tienen. Molaría... —comentó esperando la respuesta de su profesora, podría ser divertido, pero todo dependería de ella. Puede que le pareciese algo demasiado cruel o inmoral para realizar en una clase.

 

—Un basilisco, por supuesto... —dijo como criatura que podía considerarse dentro de la rama de las Artes Oscuras. Como poción no supo que decir, conocía algunas pociones pero ninguna le parecía que entraba dentro de esas características. Estaba dejando claro que las pociones, de momento, no eran lo suyo...

 

[Leslie Ashryver PB]

Alessandra le sonrió a Anne, podía entender porque estaba tan enojada, los sacerdotes egipcios eran muy reacios a compartir sus conocimientos con otros.

 

Por esa razón había aún secretos en su magia que se desconocía, cómo los libros de la muerte y la vida. Muggles y magos habían desaparecido en busca de aquéllos dos objetos tan tentadores cómo para muchos lo eran Las Reliquias de la Muerte.

 

- Los egipcios son egoístas con su magia- le sonrió con calma.

 

Prestó atención a su pregunta y del porque le interesaba el tema, la magia sacerdotal y más cuándo está relaconada a los egipcios era un tema muy atractivo para cualquiera. Las pirámides y sus secretos, secretos que seguían siendo eso, secretos.

 

- En todos los rituales debe haber velas e inciensos porque purifica el aura y el lugar dónde están- le respondió.

 

Asintió con la cabeza cuándo confirmó que no tenía dudas además de la que le hizo.

 

<<- Es la hora->> pensó.

 

- Te enseñaré un hechizo que sirve para protección cómo el Protego o el Protego Maxima- esperaba que estuviera lista.

 

Se acercó a Candela que estaba con él muchacho que llegó malherido y saludo con un gruñido. Les sonrió con una calida sonrisa a ambos.

 

- Lista para lo planeado? - le preguntó con Anne a su lado.

 

- El hechizo que te enseñaré es muy fuerte y requiere mucha concentración de magia por lo que seguro que la primera vez no salga o quizás si pero se desaga fácil- le previno.

 

-Protego Horribilis es una versión más fuerte de Protego, que protege un área muy grande contra Magia Oscura- hizo que la Gaunt la siguiera a la mitad de la habitacion - Hace que cualquier maldición o maleficio dentro de los rangos del encantamiento de magia oscura rebote-

 

- Ahora repite el hechizo- le pidió sin alejarse de la mujer -cuándo sientas que estás lista, hazlo-.

[Anne Gaunt M.]

La respuesta a su pregunta no tardó en llegar y ella, a modo de respuesta, se limitó a asentir con la cabeza hacia Alessandra. Aún conservaba los objetos que le había entregado en las manos mientras ambas estaban ahora de pie. La profesora Myrddin caminó hacia Candela y su alumno y ella la siguió en silencio. Posiblemente habrían preparado alguna actividad conjunta, aunque no estaba segura de que fuera a gustarle demasiado. «Bueno, seguro que ellas no están tan locas como los Uzzas», pensó, recordando lo arriesgadas y locas que eran las clases de poderes con los guerreros.

 

Miró con atención a ambas docentes, parecían tener algo planeado. Anne arqueó una ceja y se mantuvo en silencio, expectante. Alessandra entonces empezó a explicarle lo que harían, una magia protectora contra Artes Oscuras de la que la Gaunt había oído hablar, pero no había aprendido a usar nunca. Asintió con la cabeza durante las explicaciones y la siguió hasta el centro de la sala donde, al parecer, tendría que practicar aquel hechizo.

 

— Cualquier maleficio o maldición de magia oscura... —repitió lentamente, asimilando aquellas palabras. Una duda la asaltó de repente—. ¿También las maldiciones imperdonables?

 

Guardó entonces silencio mientras esperaba respuesta a aquello y le entregó a la docente los objetos que le había dado un poco antes.

 

— Protego horribilis —pronunció como prueba, sin tomar la varita aún. Sonaba como lo había dicho la Myrddin, así que esta vez sí tomó su arma mágica y se dispuso a probar aquel hechizo—. Protego horribilis.

 

Algo sucedió en la estancia pero, desde luego, el hechizo no salió bien. Una especie de escudo mágico apareció ante ella y se empezó a extender pero, tras unos segundos, desapareció. Anne chasqueó la lengua, irritada.

 

— Vale, concentración absoluta. Y requiere más energía de la que me esperaba, vaya —comentó, aunque era más para sí que para el resto de los presentes de la sala. Se mantuvo unos segundos allí en silencio, con la mirada clavada en el suelo. Alessandra le había dicho que requería mucha concentración, y que servía para proteger una gran área. Entonces, ¿por qué no lanzarlo hacia arriba para crear una cúpula en lugar de hacerlo como simple barrera? Apuntó hacia el techo esta vez, mucho más concentrada en lo que iba a hacer—. Protego horribilis.

 

La magia fluyó de forma distinta aquella vez. Una cúpula se formó en lo alto de sus cabeza y comenzó a caer en todas las direcciones para cerrar la protección sobre los presentes, como si de una cascada de magia se tratase. Cuando tocó el suelo, Anne sintió que el flujo de magia se cortaba desde su varita, pues el hechizo estaba completo.

 

— ¿Así? —preguntó. Sabía que le había salido bien, al menos en la base, pero no estaba segura de si sería lo suficientemente fuerte o podía mejorarlo de alguna forma, por lo que esperó indicaciones de la Myrddin.