Pociones y Artes Oscuras ~

[Ellie Moody]

Una fuerte brisa, fría y húmeda, agita las túnicas y capas y hace volar los sombreros y pergaminos. Ellie atraviesa el campus con la cabeza baja, protegiendo su rostro del viento. El otoño es su estación favorita del año, pero es prácticamente imposible saber cómo afrontar cada día, con ese clima tan cambiante. Su túnica negra de tela gruesa se agita con fuerza, pero en aquel momento lo que menos le importa es lo que pudiera quedar a la luz; sus esfuerzos están concentrados en proteger su maletín, que abraza con instinto protector contra su pecho. Por fortuna, tiene el cabello recogido en un moño tras su nuca, de modo que éste no le estorba.

Al caminar por los pasillos del palacete, Ellie advierte que, a pesar de visitar regularmente su despacho —ya que no tiene acceso al Departamento de Misterios, y tanto su hogar como su negocio en el Knockturn son pequeños, decidió instalar allí su estación de alquimia—, han pasado un par de meses desde su última clase de pociones; con su empleo en San Mungo, casi había olvidado que tenía otro trabajo. No puede evitar sentirse un poco fuera de práctica, pero decide no dejar que eso le afecte; después de todo, confía en sus propios conocimientos del tema.

El aula de clases luce un poco abandonado. Una leve capa de polvo cae sobre los escritorios y los estantes llenos de libros, frascos, botellitas y un sinfín de ingredientes para la elaboración de pociones. Los escritorios de los estudiantes no están como Ellie los suele preparar para las clases, con los calderos bien dispuestos y los recipientes abastecidos de los materiales a usar. No obstante, no se pone a acomodar el lugar. Esa será una clase diferente a las anteriores.

Luego de guardar el maletín en su escritorio, donde están los apuntes que tomó en la Biblioteca de Alejandría con relación a las maledictus, abre el armario junto a su escritorio y extrae una de las dos puertas mágicas que estaban en el cobertizo de su casa. Una de ellas, la instaló el día anterior al lugar que visitará junto a los estudiantes; y ahora, la que tiene en las manos, la coloca en la pared donde está el amplio pizarrón. Luego de un leve resplandor, la puerta pareciera haber sido construida a la mitad de la pared y la pizarra.

Ese día, harían una visita a un laboratorio de pociones en Edimburgo, donde trabajó varios años antes de conseguir su deseado empleo de Inefable. Ella bien sabe lo mucho que puede aprenderse en ese lugar, aunque sea en una visita de un día.

—Buenas tardes —musita Ellie, cuando escucha la puerta del salón abrirse. Prácticamente al mismo tiempo, ella abre la puerta mágica—. No te acomodes, hoy iremos por aquí...

[Jeremy Triviani]

 

 

Profesor: Jeremy Askar Triviani.

Alumna: Zoella Triviani Yaxley

 

 

 

Jeremy ingreso al aula preparado para dar la clase del mes. Tenía a su hermana de alumna, lo que no iba a provocarle mayores inconvenientes de los habituales. Quería mostrarle un poco de lo que era capaz de enseñarle. Ya tenían varias aventuras a cuestas con cosas raras, así que sabía que no le molestaría experimentar cosas más extrañas aún. Estaba más que seguro que todo se iría de las manos, como siempre pasaba entre ellos.

 

Ingreso al aula con soltura y dejó sobre el escritorio el grimorio de Nibiru. Las velas en los zócalos de las paredes ya estaban encendidas iluminando el lugar oscuro que solían dejar las pesadas cortinas sin dejar pasar la luz del sol. Los bancos de mesas redondas, no tenían asientos. Ya que no le gustaba que sus alumnos estuvieran palpando moscas en su clase. Al final un gran armario contenía ingredientes para pociones prohibidas y una biblioteca mostraba los lomos de libros viejos.

 

El Askar paseo su mirada por el grimorio mientras sus manos abrían la portada y pasaba las hojas de a una. Llevaba puesta su elegante túnica negra con la estrella de Ishtar bordado en oro sobre el pecho, el pelo peinado como correspondía y un aire de persona que sabía lo que hacía. Algo que no era habitual en él, que siempre elegía improvisar sobre la marcha. Un plus que le llenaba los días.

 

-Buenos días -Dijo en voz alta al escuchar la puerta abrirse sin voltearse a mirar - Llegas tarde.

 

 

[Zoella Triviani]

Iba tarde, lo sabía, pero me era más importante -a mi parecer- irme de caza antes de entrar a la clase. Jeremy, mi hermano me impartiría dicho conocimiento, lo cual no me preocupaba del todo, sería complicado sí, llevar todo el rato a solas sin involucrar algún tema de los que debíamos discutir, como nuestras hijas por ejemplo. Comprendía totalmente la posición del rubio, enterarse de que tiene dos hijas no es del todo fácil, y menos después de tantos años en los que estuvimos sin saber del otro.

 

Llevaba como últimamente mi cabeza sin la peluca, desde que mis hermanos me vieron por primera vez sin ella mis temores se disiparon con el pasar de los días. Aun la usaba, cuando la situación lo amerita, pero la mayor parte del tiempo la blanca piel de mi cráneo estaba al descubierto. Sobre mi cuerpo llevaba puesto un jeans negro junto a una camisa manga larga del mismo color, y el resonar de mis tacones era lo que se escuchaba con cada paso que daba a los largos pasillos de la universidad.

 

En mis manos no llevaba nada, más que un pequeño cuaderno rojo donde anotar cualquier cosa que viera interesante -o quizás dibujar si me aburría-

 

Al ver la puerta apresuré el paso, sin pensarlo abría la puerta y entre, escuchando las palabras del Askar - Llegué a tiempo, fuiste tu quien llegó temprano - Contesté acercándome al escritorio donde estaba. Me paré a su lado y dejé un pequeño beso en su mejilla - ¿Que lees? - Interrogué, viendo el mismo cuaderno que él por sobre su hombro.

 

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[justo]

"Llego tarde, llego tarde, la profesora me va a matar..."

 

Hacia mas de un año que no iba a clases, montones de excusas se me ocurrían pero ninguna me parecia muy creible. Corria por los pasillos buscando el aula de Pociones. Todas me parecían iguales, o yo soy mas viejo, que lo soy, o el Colegio tiene una apariencia distinta.

 

¡Demonios, no la encuentro! Me estoy haciendo ya mayor para andar corriendo por los pasillos, el dia menos pensado me rompo la crisma. Pero bueno, ¿Dónde estará el aula de Pociones? Si es que me he enterado hoy de que tenia que ir a clase, no tenia ni pajolera idea de que me habían aceptado en clase, creo que tenia un dato mal.

 

Bueno, creo que aquí es, respiremos profundamente y...a ver que pasa...

 

- ¿Hola, hay alguien?

[Ellie Moody]

Por un momento, se queda en silencio, frunciendo el ceño. El mago parece no haberse dado cuenta de su presencia, incluso cuando se dirigió directamente a él. Si bien Ellie no se trata de una persona muy sensible, lo cierto es que le causa un poco de molestia que el presunto estudiante entre al salón y no se moleste en echar un vistazo a lo que hay allí; sin embargo, termina exhalando un suspiro cansado y sacudiendo la cabeza.

 

—Para esta lección de Pociones, haremos una visita.

 

Atraviesa la puerta mágica y la deja abierta, para que el estudiante la siga. Afortunadamente, esa forma de viajar es más cómoda que usando un traslador e incluso un portal; como si simplemente se hubiera movido de una habitación a otra, ahora se encuentra muy lejos de Inglaterra. Ellie está nuevamente en su tierra natal, Escocia. Durante varios años, antes de conseguir un empleo en el Ministerio de Magia, trabajó en aquel lugar; una de las fábricas de pociones más populares en la comunidad mágica de Edimburgo.

 

Se trata de un local discreto y poco llamativo, oculto en Old Town. Todo está iluminado con una luz sombría, lo que le da un aire misterioso, pero en el recibidor una bruja de edad avanzada los saluda con una amplia sonrisa.

 

—¡Eileen, querida! No sabía que vendrías hoy.

 

—Buenas tardes, señora Campbell —lo cierto es que Ellie había estado el día anterior allí, para avisarle de su posterior visita y además para instalar la puerta mágica; sin embargo, está acostumbrada a las usuales y crecientes pérdidas de memoria de la bruja. Aunque no se siente muy cómoda con el contacto físico, saluda a la señora Campbell con un abrazo, como el nieto que saluda a su abuelita por obligación—. Espero que no le moleste, sólo será una visita...

 

—En fin, querida, estamos un poco atrasados. Phillip necesita ayuda con un pedido importante, tenemos hasta el fin de semana para entregarlo. Subiré luego para supersivarlos, cuando termine con mi té.

 

—Ehm... claro... —Ellie simplemente se encoge de hombros, lo mejor es no llevarle la contraria a la bruja.

 

Mientras suben a las escaleras, Ellie aprovecha de explicarle a su estudiante por qué están allí.

 

—Esta es una fábrica de pociones muy popular aquí, las recetas de la señora Campbell son importantes en la comunidad mágica escocesa —le explica Ellie al mago. Como de costumbre, Ellie asume que él sabe por lo menos lo básico del tema y está allí para conocer lo más avanzado del tema—. Yo fui su aprendiz durante varios años. Que no te engañe su apariencia, esa bruja es todo un as de la alquimia. Aquí se hacen pociones de todo tipo, y se distribuyen a muchos lugares importantes de Gran Bretaña, pero la "especialidad de la casa" son las pociones mentales.

 

»Como lo imaginarás, esas son las pociones cuyos efectos giran en torno a la mente. ¿Se te ocurre alguna?

 

Entonces, están frente a una puerta, que Ellie abre con la confianza de quien anda por su casa. Al otro lado, está el laboratorio... bueno, uno de tantos.

[justo]

Soy el mago mas zote que ha existido. La profesora esta en la clase y ni me había dado cuenta. Bueno, parece ser que vamos de visita y tenemos que atravesar una puerta mágica, nunca he atravesado una puerta mágica pero no cabe duda que es mas comoda que la red Flu o los dichosos trasladores. Pero estoy elucubrando, lo mejor es que siga a la profesora y puede que olvide la mala impresión que le pueda haber causado.

 

Me ha preguntado sobre Pociones con efectos mentales ¡Ay, madre, que le digo ahora! ¡Ah, ya se!

 

- Pues...creo que hay una Pocion estimulante con huevos de Runespoor, aunque debo admitir que nunca la he hecho.

 

Espero que sea lo que me ha preguntado, ahora no se me ocurria ninguna mas

Editado 4 de Noviembre del 2018 por justo

[Ellie Moody]

Luego de un rato, cuando es evidente que el mago no explayará más su respuesta, Ellie asiente con la cabeza. Si bien su respuesta no es errónea, teniendo en cuenta que se trata de un mago adulto y egresado de algún colegio de magia, había esperado algo más. Por su torpeza social, no obstante, no está segura de cómo exteriorizar aquello... así que, lo que queda, es esperar que el hombre entre en confianza y se dedique más a la clase.

 

—No te preocupes, hoy en día pocos magos hacen sus propias pociones —repone Ellie, sacudiendo la cabeza; obviamente, ella no es una de esos. Si fuera así, no habría obtenido el puesto de Maestra de Pociones—. Efectivamente, puede hacerse una poción para estimular la agilidad mental con los huevos de runespoor. Pero lo cierto es que ésta no es la llamativa de las pociones mentales.

 

»Quizás la más popular y la más peligrosa, sea el Veritaserum. Estoy segura de que alguna vez escuchaste hablar del suero de la verdad. También tenemos las pociones para olvidar y para recordar, las pociones de amor y sus antídotos, el filtro de paz, el elixir para inducir euforia... Pocos son conscientes de ello, pero la poción matalobos también entra en esta categoría, pues permite al hombre lobo mantener el raciocinio a pesar de la transformación. Según mi punto de vista y mi experiencia, estas pociones son las más delicadas y las que pueden hacer más daño si son elaboradas incorrectamente.

 

Luego de terminar con su explicación, empuja la puerta y salida con un animado "¡Hiya!".

 

—Oh... qué sorpresa, Ellie —Phillip es un mago de mediana edad, el hijo único de la señora Campbell. Por supuesto, Ellie trabajó a su lado por varios años, en ese mismo laboratorio. Como sólo lo hace con las personas más cercanas a ella, lo saluda con un abrazo—. ¿Cómo va Inglaterra?

 

—No es la gran cosa —repone Ellie, haciendo un gesto con la mano para restarle importancia al asunto—. Muchos problemas, a decir verdad. Pero supongo que también hay cosas buenas. Soy la Maestra de Pociones de la Universidad, y pensé que sería muy beneficioso visitarlos para una clase. Este es mi estudiante de hoy. Ya le comenté lo que se cuece por acá.

 

—Justamente, hoy estoy terminando un gran caldero de Veritaserum —explica Phillip, haciéndoles un gesto a Ellie y a Manuel para que se acerquen.

 

Luego de remover el caldero con la varita por última vez, la sustancia en su interior tiene ahora la apariencia del agua.

 

—Así es como debe lucir el suero de la verdad —le dice Ellie al estudiante—. Sin color y sin olor, apenas diferenciable del agua. ¿Sabes por qué, no?

[justo]

Habia llegado el momento de la verdad para mi. Estaba claro que, o respondia satisfactoriamente o la profesora iba a sacar muy mala impresión de mi. Respire profundamente y me dispuse a contestar.

 

- Veamos, el Veritaserum es una poción poderosa pero no infalible. Con solo 3 gotas bastaría para decir cualquier cosa y al ser inodora e incolora no se diferencia del agua por lo que es fácilmente ocultable. Existen medios para sortearla pero no creo que me este preguntando eso.

 

Tome aliento un momento y luego añadi.

 

- No quisiera que tomase una falsa impresión de mi. Siento haber sido desconsiderado antes. LLevo mas de un año sin asistir a clase por motivos personales, acabo de incorporarme y, antes de venir aquí, he estado estudiando mis antiguos conocimientos de la materia. Puede estar segura de que seguire atentamente su clase.

 

Espere tranquilo, tenia que decirlo.

[Jeremy Triviani]

El vampiro sonrió apenas vio de reojo la calva de la bruja. Parecía algo tan normal en ella el no tener cabello y pasearse como si nada. Sintió el beso en su mejilla y frunció la ceja. Se suponía que era el profesor y debían mantener las distancias. Algo casi imposible de hacer, ya que estaban acostumbrados a andar pegados para todos lados. Cerró el libro cuando se puso detrás a querer mirar lo que leía y evito responderle su puya sobre el tiempo.

 

-Nuestra clase, eso es lo que leo -Le dijo mirando a los ojos - Te hare unas preguntas antes de que empecemos, así sabemos dónde estás parada…. - Agregó dejando que el silencio se extendiera un poco para crear suspenso - ¿Que sabes por Artes Oscuras? ¿Alguna vez la practicaste o quisiste hacerlo?

 

Eran las dos preguntas más básicas que debía responder. Mientras ella respondía el vampiro sacó del bolsillo un traslador en forma de calavera. El objeto despedía un color azulado demostrando que estaba activo para viajar. Y es que había preparado un poco de todo para enseñarle a la Triviani. Ya contaban con una base de espíritus y el jugar con ellos. Aunque no siempre salían bien las cosas. La pelada de ella, demostraba aquello.

 

-Bueno, ¿No tienes problemas en abrir un par de cuerpos no? -Preguntó guiñándole un ojo y extendiendo una sonrisa en su rostro.

 

No había nada que estimulara más a un Triviani que no sea la sangre y más cuando sus condición de raza era vampira. Ambos hermanos les gustaba torturar y sacrificar muggles, elfos o lo que fuera que se cruzaran en aquel momento. Ese día, era obvio que no iba a ser menos. Harían el desastre para el cual habían nacido. Su madre estaría más que orgullosa por eso.

 

 

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[Zoella Triviani]

Brinqué un poco al escuchar lo estrepitoso que cerró el libro, su ceño estaba fruncido y por burla también fruncí el mio. La distancia entre el Askar y yo era menos de un metro, cuando se giró sus orbes azules fueron posadas sobre las grises mías, siendo una pequeña guerra de miradas. Asentí a sus palabras y pensé un poco mi respuesta - Artes Oscuras... ¿No es lo que hacen los negros en los lienzos? Jamás lo intenté, como verás soy más pálida que una hoja de papel - Solté mientras pensaba un poco y me alejaba de donde estaba parado.

 

Me acerqué a uno de los armarios del fondo, tomé un pequeño frasco de color violeta y la observé entre mis dedos. AL escuchar sus palabras giré mir rostro abruptamente - ¿Que clase de pregunta es esa? Cariño, pareciera que no me conocieras - Dejé el frasco, sonreí por sus palabras y me acerqué nuevamente a donde él estaba, teniendo el escritorio en medio - Podemos hacer lo que propongas, incluso poseer negros y pintar - Bromeé un poco.

 

La mera idea de abrir cadáveres hace que mi boca segregue más saliva, era costumbre salir con mis hermanos a torturar muggles, elfos o cualquiera que se atravesara en nuestros caminos. Siendo siempre dignos de nuestra familia, y honrando a nuestra vaca. Dejé mis manos sobre el escritorio y me incliné un poco - ¿Eso que es? - Pregunte señalando el objeto brillante que tenía sostenía entre sus manos.

 

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