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$$ Comercio de Muggles $$


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Estaba segura esperando que el mago encargado de los muggles de aquel sitio viniera hasta mi y me dijera el precio del muggle que me interesaba, cuando la voz de mi padre sono tras de mi, no había sentido su presencia. Claro sus habilidades eran logicas por su su condición, pero me agradaba que estuviera conmigo.

 

-siempre sigiloso... Es una virtud, que gusto verte y qie milagro si mamá se enterase de lo que hago no lo aprobaría, ya sabes que es muy anticuada en estas cosas.

 

Bese sus mejillas y le sonreí

 

-Si, si estoy segura, necesito que los elfos se encarguen de los niños, con mis hermanas y sobrinos hay y los demas, los elfos no dan abasto y necesito que sean los elfos quienes se encarguen de los niños. Alex y Asher ya incendiaron la cocina una vez

 

Le comente, miraba sus ojos y su cabello, realmente se veia de unos 29 años nada mas, seria bueno preguntarle por su historia y su origen.

 

-Se muy poco de tí, dime ¿En que año naciste? ¿Y en que ciudad?

 

A lo lejos vi luces como de hechizos, justo al otro lado del gran edificio, seguramente una pelea de magos.

 

@@Hades Ragnarok

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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HASAM MALFOY

 

-la verdad hija, es que en nuestra familia estamos acostumbrados a ser muy sigilosos –dije- creo que venimos con eso ya de fabrica –bromee mientras me colocaba a su lado y con visión periférica revisaba que no hubiera peligros.

 

Era bien sabido que mi hija Ada Camille era la ministra de Francia y que seguramente tenía muchos enemigos. La realidad es que yo también tenía uno que otro, pero mi suerte no me importaba, había vivido mucho y ahora que había encontrado a mi hija debía compensarla por todo el tiempo que no estuve con ella. Además, quien mejor que un asesino peligroso, letal y despiadado que formaba parte de la Organización Tartarus para cuidarla.

 

-Entonces mejor que no se entere que estamos aquí, Arianne es un amor, amo a tu madre, pero no creo que el agrade la idea de que una actividad padre e hija sea comprar muggles en el mercado –dije sonriéndole- pero entonces si no quieres que se entere o te descubra, como harás o que excusa dirás cuando vea a los muggles? –le pregunte.

 

La observe a los ojos para luego mirar a los muggles que se encontraban allí, quizás, yo también podría comprar unos cuantos, solo para torturarles y divertirme.

 

@@Ada Camille Dumbledore

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Lyanna caminaba por la playa mientras disfrutaba de la suave brisa que le regalaba el mar. Dirigía sus pasos al muelle donde se solía comerciar libremente con los muggles. Debía admitir que más de una vez la idea le había parecido aborrecedora pero hoy iba dispuesta a hacerlo por un bien mayor.

 

Acomodo la larga cascada de ondas platinada que colgaban por su espalda y se colocó los zapatos de tacón, que se había sacado para caminar sobre la arena, para subir a la plataforma del muelle donde se escuchaba un mago que anunciaba alegre y sonoro los mejores muggles del mercado.

 

Observó la mercadería, esperaba encontrar un par lo bastante fuertes como para soportar las pruebas de medicamentos y vacunas que Isabella generaba en su laboratorio. La tarea era simple, ella hacía los medicamentos y los administraba, mientras Lyanna se encargaba de analizar signos vitales y la evolución del sujeto de prueba. Sin embargo, luego de varias fallas necesitaban probar con quién se viera lo bastante fuerte como para enfermar y luego curar.

 

Mientras esperaba a que su compañera llegara, la joven alemana se paró frente a un muggle de no más de 25 años que parecía el candidato perfecto.

 

 

 

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Editado por Lyanna Friedrich

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¿Está segura de revelarle la ubicación del laboratorio a aquella intrusa, madame? — Mascullaba el elfo doméstico, Hugo, mientras retorcía sus huesudos y afilados dedos ansiosamente al mismo tiempo que seguía con la mirada el ajetreado andar intranquilo de su ama por la pequeña habitación, manteniendo aquella expresión de hastió en su rostro, gesto que comenzaba a adoptarlo como propio.

 

El incesante taconeo de sus zapatos taco aguja sobre la cerámica del suelo se detuvo de repentinamente tras oír la insensatez de aquella criatura de orejas puntiagudas. —Solamente a un inepto como tú se le ocurriría semejante ridiculez —. Cerró los ojos por un memento permaneciendo en silencio.

 

¿Cuánto tiempo había pasado desde que no se tomaba tan solo diez segundos para respirar? Tanto que comenzaba a sentir un ligero ardor en las corneas producto del cansancio acumulado. Intentar sacarle información a su hermano sobre aquellas criaturas le había quitado el sueño por completo, sin mencionar a los reiterados fracasos en la fabricación de un nuevo suero; justamente por eso necesitaba de alguien de confianza para que la ayudara con aquella labor.

 

La llegada de Lyanna al castillo le venía como anillo al dedo, aquella dulce e inocente palomita carente de amor fraternal era justo lo que ella necesitaba en ese momento, le ofrecería incluso más que una amistad, una hermandad casi inquebrantable que la arrastraría hasta el mismísimo infierno de ser necesario. Isabella elevó la comisura de sus labios, exponiendo aquella peculiar sonrisa retorcida enmarcada en sus labios carmín.

 

—Hora de irnos —. Sentenció, girando sobre su propio eje para fijar su mirada en la del elfo, quien le expresó una mirada de desconcierto, pero decidió no volver a abrir su boca o terminaría siendo víctima de algún maleficio. Esta vez no la esperaría Matthew en el muelle y estaba segura de que aquella criatura caucásica le sería de ayuda.

 

Ambas figuras volvieron a materializarse en el medio del muelle, a lo lejos podía oírse el cantar de las gaviotas mientras que en las cercanías los gritos de oferta se hacían presente y los muggles desfilaban sobre una tarima de madera, como si del ganado se tratase.

 

Sujetó con fuerza la empuñadura de su varita de espino, no, esta vez no sería tan ingenua como la anterior, esta vez mataría a quien se interpusiera en su camino. Avanzó entre el gentío con un dejo de altivez mientras buscaba con la mirada a su cómplice, hasta que divisó aquella melena blanca inconfundible. —¿Esto es lo mejor que pudiste encontrar? — Masculló acercándose a la bruja desde atrás, arrugando la nariz con desprecio al mismo tiempo que recorría con la mirada al joven de cabellos azabaches.

 

 

 

@@Lyanna Friedrich

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La Friedrich observaba la mercancía, pero de tanto en tanto se perdía en el azul intenso de las olas del mar. Su amor por el océano era demasiado fuerte como para negarse a mirarlo perdidamente, y es que al ser una semiveela un lado de ella pertenecía a sus profundidades.


Sus ojos violeta intenso se volvieron a enfocar en los azabache del muchacho cuando una voz se interpuso en sus pensamientos.

-Pues no es lo mejor si vemos todos los muggles, pero sin duda uno de los mejorcitos del mercado. Además si no lo quieres para experimentos, siempre podemos usarlo para otra cosa- Lyanna dejó escapar una risita diabólica y le guiño un ojo a su nueva hermana.


Desde que había llegado a la mansión Revenchaw, no había tenido mucho contacto con nadie. Sin embargo, se llevó una gran sorpresa al descubrir que Isabella confiaba en ella lo suficiente como para dejarla participar y sobre todo desligarle responsabilidad en uno de sus experimentos. Acompañada de su tacones la peliblanca volvió a recorrer la fila de los disponibles en venta.

-¿esto es todo lo que tienen?- preguntó a su hermana -tal vez tengan los mejores escondidos, a la espera de un buen postor- los esclavos parecían débiles y cansados. El terror se reflejaba en cada una de sus caras.


-¿Tú qué opinas? ¿Cuál deberíamos llevarnos?- la joven platinada observaba a Isabella mientras intentaba decidir cuál iba a ser el sujeto perfecto para sus experimentos. Lyanna esperaba que el laboratorio sea confortable si debía pasar los siguientes días estudiando la evolución del infectado. En la lejanía noto a una mujer que se aferraba a su vientre y si bien le dió un poco de pena por la muggle, recordó un estudio que había leído hace poco sobre células madre y lo buenas que eran para una mejor recuperación.

- ¿Ella? - dijo señalando a la muchacha. Era peligroso, pero podía funcionar.




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Hawthorne entornó los ojos, analizando con detenimiento el comportamiento del muggle que estaba parado a tan solo un par de metros de distancia de quien decía ser su nueva hermana; recorrió con la mirada la postura erguida del muchacho, intentando mostrar estar a la altura para servirle como esclavo a aquellas brujas que no lo mantendrían con vida más de lo necesario. Su porte era tan estático y rígido que hasta podía alcanzar a apreciar cada uno de sus músculos tensarse debajo de la camiseta blanca que tenía puesta.

 

Un gesto de aversión se apoderó del semblante de la matriarca de los Ravenclaw’s al detectar las insinuaciones que Lyanna tenía hacia aquel sujeto fornido que tenía en frente. —Me causas repulsión, incluso más que éste sangre sucia — Objetó, empuñando con firmeza su arma mágica para incrustarla en una de las mejillas del muchacho, quien había tenido la osadía de sonreír de forma galante ante aquel comentario.

 

—Lumos — El conjuro lumínico se invocó provocando que desde el extremo más delgado de la varita de espino saliera un pequeño haz de luz, levantó con la punta de sus finos y largos dedos los cansados parpados para examinar con detención esperando detectar alguna información sobre su salud que podría llegar a estar ocultando detrás de aquella sonrisa forzada.

 

Desvió la mirada por un efímero momento hasta la mujer embarazada que su compañera le señalaba. —Ambos, pero te advierto que no pagaré ni un solo knut por ninguno de ellos —. Sentenció, dirigiéndole una sonrisa retorcida al elfo doméstico, quien había mantenido la misma expresión de aborrecimiento desde que habían llegado al igual que su ama.

 

 

@@Lyanna Friedrich

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Tras de aquella columna se coloca a una altura agachado para que pudiera empuñar la varita en mano. Escuchaba el retumbar de choque de los hechizos que iban u venían por los aires. Al voltear notó una silueta que le resultaba mas que familiar pero no podía llegar hasta ese lugar por causa notoria.

 

Hace una señal de que ya le vio @@Lady Luxure Grindelwald saludando con la mano y haciendo levitar una cuantas cajas apilandolas como muros, una por una para formar una barricada y poder avanzar hacia adelante donde ella estaba, noto a mi cuñado que se encontraba en una posición algo desventajosa, ya vería como le apoyarla cuando llegue donde ella se encontraba.

Después de un rato empezó a avanzar en su dirección tan rápido como pudo.

Al estar con ella le dio un abrazo.

Se percato de una persona más quien estaba con ella, un niñato humano que al parecer un juguete inservible que no se movía ni para atrás ni para delante.

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- Lamento interrumpir, señoritas. Pero creo que algunos de ustedes están bajo la falsa impresión de que podrán irse de aquí con Muggles esta noche. - soltó el Weasley, quien había estado escuchando la conversación entre dos muchachas que tomaba lugar a tan solo unos metros de él pero quienes, tan cabalmente como si de tomar té se tratase, no estaban involucradas en el conflicto. - Déjenme ser más expeditivo y claro: no se irán con nadie más que con ustedes mismas esta noche; y eso es, claro, con destino a Azkabán.

 

Segundos atrás, Kirara había comenzado a romper las cerraduras que mantenían a los Muggles dentro de sus jaulas. Sin embargo, la mayoría de ellos permanecían aún en sus jaulas, aparentemente atemorizados de salir de lo que hasta ahora había representado una protección además de un encierro. Nathan evaluó la escena frente a sus ojos: las dos brujas que charlaban entre ellas tenían un porte que develaba involuntariamente su juventud y, por cuanto el Weasley podía recordar, no estaban en las listas de mortífagos reconocidos por el Ministerio de Magia. Sin embargo, su sola presencia en aquel galpón y la manera en que habían estado hablando de los prisioneros, le dejaba bastante en claro el tipo de personas con el que estaba tratando.

 

- Oye Kirara, ¿y si me hechas una mano por aquí? Tal parece la mayoría de nuestros enemigos anteriores se han ido. - soltó, reorientándose en dirección a las dos muchachas. - ¡Detritus! - denotó el Weasley una vez más, y su encantamiento se fraccionó entre las jaulas de varios muggles, protegiéndoles de cualquier persona que intentase sacarlos de allí. - ¿Y ustedes? - murmuró, volviéndose a dirigir a ambas brujas, quienes aún parecían absortas en todo lo que estaba pasando como para emitir algún comentario. - ¿Huirán, o asumo llamarán a sus amigos para que les vengan a rescatar?

 

- ¡Cyclone Maximus! - repitió, también, y un halo de luz dorada salió expedido de su varita y tomó la forma de un ciclón de metro y medio de alto por dos metros de ancho. El ciclón se alzó a la carga contra la última que había hablado de las mujeres (Isabella); de llegar a destino, no dudaría en lanzarla por los aires contra una de las paredes, inflingiéndole un daño que requeriría curaduras de emergencia.

 

- ¡Atención! - soltó, su voz magnificada gracias a otro hechizo. - Tengo buenas noticias para darles... todos ustedes se irán a casa esta noche. Nada más necesito que sigan mis órdenes, ¿de acuerdo? - continuó, mirando a alguno de ellos a los ojos para señalarles que efectivamente estaba hablando de ellos - Cuando los de la señal, corran hacia mí.

 

- * - * -

 

@@Sherlyn Stark @ @@Lyanna Friedrich

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Al parecer lo de ser sigilosos se habia saltado mi generación porque yo solía ser cuán escandalosa podia y mas en tiempos electorales, mi presencia política tampoco ayudaba mucho pues al conocerme no era alguien que pasara desapercibida.

 

-Bueno padre en mi caso es difícil, pero algún dia espero florezca en mi si la necesito y en cuanto a mi madre no te preocupes si ha estado ocupada tanto tiempo en tus brazos dudo que vuelva al Chateau, ademas ya vive en su local...

 

Bromee con él, me sentia a gusto con mi padre, la verdad es que era alguien especial para mi y mas ahora que de casaria con mi madre. Ella se había casado en dos ocasiones y esperaba que la tercera fuera la vencida.

 

El vendedor se acerco, era un mago robusto con un bigote desordenado, de cabellos castaños.

 

* Señora mia el precio de ese muggle es de 20 galeones, es educado y listo para oficios varios, tiene conocimiento en los arreglos de jardines, seguro en su hogar sera de gran utilidad *

 

Lo mire sopesando el precio, sabia quien era y no por eso permitiría que abusaran de mi con la usura. Lo mire firme y espere a pensar que estrategia tomar.

 

-Que parece a ti padre, ¿Lo vale?

 

Una sonrisa malevola se dibujo en mi rostro, se me hacia agua la boca para torturar al vendedor, pero era una figura publica y debía mantener un perfil bajo.

 

@@Hades Ragnarok

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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HASAM MALFOY

 

Escuche el comentario de mi pequeña y no pude más que sonreír ante aquello. Era cierto que ahora Arianne no iba al Chateau y se la pasaba en la mansión de mi sobrino, o en su tienda vendiendo varitas o en su casa. No solíamos salir mucho, y la mayoría de las veces estábamos juntos, pero aquella ocasión era “especial” una salida de padre e hija y estaba seguro que mi prometida estaría en aquellos momentos pensando en todas las coas divertidas que debería estar haciendo con Ada.

 

-Muy divertido el comentario, pero no puedo negar que es cierto –dije divertido encojiendome de hombros- por cierto, sabes perfectamente que tú y tu hermana luna tienen una habitación en la mansión cierto? –pregunte dejando aquello muy en claro- a hades y a mí nos gusta su compañía y tu madre… bueno, -reí- no es que salgamos mucho últimamente a pasear –le guiñe un ojo a Ada intentando hacerle sonrojare o que pensara lo que no era.

 

Escuche lo que comento el vendedor y lo observe a los ojos. Espere a que Ada diera su opinión mientras yo guardaba silencio. Aquello no me convencía en lo mas mínimo.

 

-pues que te puedo decir hija, espero que por esa cantidad de galeones sepa hacer mucho mas de lo que este… señor acaba de decir –dije en tono serio.

 

Observe in poco la mercancía y lo que había por allí sin obviamente descuidar la seguridad de Ada. En aquel momento, yo estaba como padre y protector en caso de una necesidad. ¿Quién mejor que un asesino altamente letal y despiadado para proteger a la ministra de Francia?.

 

-Algo mas que quiera decirnos de este muggle? –pregunte.

@@Ada Camille Dumbledore

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Guest
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