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Libro de las Auras - Enero 2022


Runihura
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Observa con algo de nostalgia los brazaletes de oro que yacen en ambas muñecas y que representan a su familia. Era demasiado joven para no extrañar a su tierra natal, a pesar de ser una guerra experimentada y poderosa. La tierra falsa donde vivía, seguía siendo solo eso... una réplica sencilla del Monte Catalina y muchas veces ese hecho solía causarle más melancolía que comodidad.

No tenía mucho que hacer durante el día, solo descansar, entrenar y esperar la llegada de algún alumno. Para una mujer tan alegre y extrovertida como ella, los momentos en compañía eran valiosos y entretenidos, solo esperaba que los magos a los que guiaría durante este período también fuesen divertidos y le dieran un momento de entretenimiento. Bueno, probablemente ella se encargaría de hacerlo divertido les gustase a sus visitantes o no.

El libro de auras no sería sencillo de aprender y poco importaba su experiencia previa. Las auras no eran algo fácil de manifestar y controlar, era algo especial y místico. Se sienta en la arena caliente, para esperar en pose de meditación. ¿Sus pupilos la interrumpirán o se mantendrían en silencio bajo el sol? Esboza una sonrisa echando a correr su imaginación hiperactiva. Sin embargo, consciente de que la hora de reunión se acerca coloca un rostro de seriedad.

Entre bromas y bromas, Runihura podría apreciar la personalidad de aquellos buscadores del conocimiento. ¿Serían pacientes? ¿irrespetuosos? ¿se enojarían por su “broma”? El carácter de una persona no debía medirse por sus palabras sino por sus acciones. Escucha unos pasos a lo lejos, a pesar de que la arena no producía ruido fácilmente distinguible ¿cómo podría una guerrera como ella no distinguir la presencia de alguien en su propio territorio?

@ Goderic Slithering @ Emily Karkarov

Editado por Hobbamock Graves
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Goderic siempre había sido y vivido la vida como un guerrero, por lo que no resultaba extraño que intentara hacer lo que fuese para seguir aprendiendo nuevas técnicas en manos de los guerreros Uzzas. Sin embargo, esta vez su mayor interés y meta no era para mejorar su poder de pelea sino más bien para mejorar sus conocimientos para poder aplicarlos a sus investigaciones.

Desde que había sido elegido como presidente del MACUSA, su tiempo en el campo de batalla se había reducido hasta casi desaparecer. Eventualmente participaba en alguna salida al campo, pero siempre era restringido y controlado por sus asesores y guardias. ¿Sabía y podía cuidarse solo? Sí, pero el cargo que ostentaba traía responsabilidades y cargas que no podía dejar atrás por mero capricho. A menos que fuera algo estrictamente personal -y se asegurara de contar con cerca de un litro de poción multijugos- solo así le dejarían participar en alguna batalla interesante.

Por lo mismo, sus esfuerzos se habían concentrado en las investigaciones. El origen de las mazmorras, de la magia, de tecnología nomaj, entre otras. Por suerte, era conocedor de distintas ciencias tanto mágicas como no mágicas, pero siempre encontraba el deseo y el tiempo para aprender más. Su objetivo esta vez era aprender sobre las auras.

Al llegar al lugar de reunión observa a Runihura en posición de meditación. Duda sobre si presentarse o no, por lo que espera unos minutos suponiendo que con la llegada de Emily, la guerrera Uzza se presentará. Se sorprende brevemente cuando no es así y la guerrera no se inmuta frente a la llegada de la otra bruja. ¿Debería presentarse? Espera unos minutos y, al ver que no hay cambio en la expresión de Runihura, decide interrumpir y asumir las consecuencias.

Buenas tardes guerrera, — saluda con voz respetuosa pero sin parecer méndigo.— lamento interrumpir su meditación pero me gustaría presentarme. Mi nombre es Goderic y vengo a pedir su guía y enseñanza para el libro de las auras.

Aunque ya se habían conocido previamente se decide presentar nuevamente solo para evitar incomodidades. No era tan egocéntrico como para pensar que alguien que tenía decenas de pupilos le recordase sobretodo cuando no había sucedido nada digno de recordar.

 

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Agradece llevar zapatos cerrados, pues odiaría la sensación de la arena entre sus dedos. El sitio donde debe llegar no es precisamente Egipto, pero es una réplica tan exacta que la temperatura y la ambientación le sorprenden cada vez que llega a una clase con los guerreros uzza, especialmente porque siempre difieren del frío londinense al que está tan acostumbrada.

A lo lejos divisa una figura infantil junto a otra bastante familiar. La joven no se ve mayor que los trece años, y solo le toma unos segundos recordarla: Runihura. No recuerda exactamente hace cuánto tiempo había sido, pero a su mente llegan los recuerdos de haber jugado al “atrapa la bandera” como parte de su entrenamiento para dominar la magia del caos.

Eso le recuerda también que la guerrera tenía una personalidad bastante interesante, una mezcla de la diversión infantil de alguien de la edad que aparentaba físicamente, pero también una diversión mucho más propia de guerreros más crudos como Bakari, que disfrutaban de verlos defenderse por su vida.

Y aunque el juego que Runihura había hecho en su momento había sido diez veces más complicado debido a que su primera invocación de un señor del caos le había traído a Peeves, reconoce que el método de enseñanza de la guerrera había sido menos perturbador que el de otros uzzas con los que se había cruzado durante su formación.

— Hola—saluda Emily casualmente, preguntándose si eso le traería problemas luego, duda mucho que Runihura los recuerde, especialmente porque ha pasado más de un año desde la clase del libro del caos —Yo soy Emily

Sería redundante decirle que estaba allí para estudiar el libro de las auras, ya que era bastante obvio luego de la presentación de Goderic. Espera que la guerrera no empiece con las típicas preguntas del por qué quería aprender sobre las auras porque honestamente no sabría que responderle.

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Runihura mantenía un rostro inmutable a pesar de que sus visitantes habían llegado frente a ella. En su mente, le resultaba gracioso mantenerlos a la expectativa de una reacción. El hombre fue el primero en perder la paciencia e iniciar un saludo introductorio. Piensa unos breves segundos si mantener o no su actitud, pero finalmente decide que mantenerlos en vilo sería más aburrido de lo que había pensado inicialmente. Abre sus ojos y sonríe amable e inocentemente como si nada hubiera pasado.

— Bienvenidos, les estaba esperando — dice levantándose ágilmente.

Con su personalidad, no podría mantenerse toda la clase conversando sobre hechizos ni tampoco repetiría acciones previas. Lo normal, sería suponer que dado que le gustaba innovar tuviera un plan pre armado, pero los Uzzas rara vez se apegaban al sentido común. La joven camina de izquierda a derecha y de derecha a izquierda con un paso calmado, y casi hipnótico, pensando en qué podría hacer para poner en práctica la información que les entregue. De pronto, se detiene golpeando su pierna con su palma en señal de iluminación.

 — ¿Saben jugar ajedrez?

Sin esperar respuesta, un tablero gigante aparece desde bajo la arena. Esperaba que tanto Emily como Goderic fueran lo suficientemente rápidos como para no ser afectado por la aparición de las distintas piezas del juego. El tablero se elevaba por encima del nivel del suelo en algunos centímetros, haciendo que su superficie estuviera perfectamente nivelada. Las 64 casillas del tablero de madera estaban pintadas alternadamente de color rojo y amarillo, en tonos tan brillantes que desentonaban con la tierra del monte Catalina. Cuando las piezas, todas transparentes, empezaron a aparecer perfectamente alineadas, se sintió un ligero temblor en el tablero. Los peones, que eran las piezas más pequeñas, alcanzaban una altura similar a la de Emily, mientras las piezas más grandes superaban por pocos centímetros a Goderic, dando la sensación de que ambos eran también piezas en el juego. 

— Bueno, como sabrán las auras son algo especial. No solo por su origen sino porque afecta en todo el campo de batalla.— menciona mientras el polvo arenoso, levantado por la aparición del campo de juego, se asienta. —Claramente son útiles solo en batallas grupales, ya sea con su propio bando o familia. Además, dada su naturaleza grupal suele demorarse un poco en hacer efecto así que les recomiendo tener un ojo en ello.

» La primera aura que pondrán en práctica es la aura del Escudo Fantasmal, la cual invoca unos fantasmas que invaden el campo de batalla. Por supuesto, ustedes serán quienes darán forma e identidad de los fantasmas a invocar aunque en lo personal recomiendo que no sean fantasmas que toquen demasiado su vena sensible pues pueden causar distracción durante la batalla. Los fantasmas impiden la penetración total de hechizos, sin importar su naturaleza, así como también de criaturas. Por supuesto, los fantasmas no son un ente todopoderoso, por lo que es inevitable que se queden aturdidos por un breve instante luego de protegerlos una vez. Por lo que deben tener cuidado, no los protegerán siempre y deben utilizar bien esos instantes de protección.

Runihura no les había dicho que el lugar estaba encantado para permitirles utilizar todas las auras que pudieran, ignorando la limitación intrínseca del libro de las auras. Ya luego de que las pudieran aprender, les advertirá que elijan bien cuál aura y cuándo utilizarla.

— Jueguen un partido de ajedrez y cuando sientan que una pieza crítica va a caer, utilicen el aura para protegerlas. ¡Veamos si entendieron y si pueden aplicar la suficiente estrategia como para ganar! 

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Goderic, como padre, no se toma demasiado mal la travesura de Runihura. Sin embargo, como mago orgulloso y competitivo que era, no lo dejaría pasar y, de encontrar la oportunidad, se vengaría. No sabía si llegaría la oportunidad o no, pero guardaría aquella venganza en su lista mental de cosas por hacer. La situación mental contrasta completamente con su sonrisa gentil y cordial que lanza en respuesta al saludo de la guerrera.

Al mencionar el ajedrez recuerda las múltiples partidas con familiares, amigos y gente del trabajo. No era particularmente bueno ni tampoco malo, quizás solo un poco mejor que el promedio. Si quisiera investigar y memorizar las tácticas y jugadas claves, podría ser aún mejor pero no le agradaba la idea de mecanizar un juego y prefería guiarse por sus instintos y lógica del momento.

Sin alcanzar a responder sobre sus experiencias en el ajedrez, un tablero con sus piezas comienza a surgir. A pesar de los años, Goderic mantenía la agilidad suficiente para poder esquivar esta invocación sin ser golpeado o aplastado por las piezas. Tiene el deseo innato de querer subirse a uno de los caballos y actuar como el general de una batalla del medioevo, pero se mantiene en el suelo esperando las instrucciones de Runihura. No podía dejar que sus deseos -algo infantiles- se interpusieran en el aprendizaje, aunque conociendo a la guerrera Uzza dudaba que rechazara su actuar.

Escucha la explicación sobre las auras y lo comprende, pocas veces las había visto en acción pero una vez había sido afectado por una aura externa y pudo asociar la explicación de la guerrera con su experiencia previa. Sin duda, las auras eran bastante interesantes y bastantes llamativas. Eran un poco más complicadas de entender en comparación con un hechizo normal que surgía de su varita, sin embargo era comprensible por el poder que significaba y el alcance de éste. Afectar a todo un ejército no era algo sencillo de hacer, ni tampoco era algo que tuviera poco impacto en una batalla.

— Peón E2 a E4

Menciona en respuesta al movimiento que realizaba Emily, quien utilizaba las piezas «blancas» y, por ende, debía realizar el primer movimiento. A la vez que planea sus jugadas del ajedrez, comienza a analizar la explicación que había realizado Runihura sobre el aura del Escudo fantasmal. Comienza a canalizar su energía y trata de comunicarse con la energía del ambiente. De alguna forma siente que las auras habían surgido a partir del conocimiento de la cultura oriental china en donde se habla del ki, meridianos y distintas explicaciones de la energía externa e interna.

— Reina C3 a F6

Los minutos habían pasado y la arena se encontraba repleta de residuos de piezas destruidas. Sus dos alfiles ya habían caído, no sin llevarse piezas igual de claves de Emily. El escenario antes poblado de piezas ahora se encontraba cada vez más desierto. Sin embargo, era el momento clave para utilizar el aura del escudo fantasmal. Fantasmas de personas que no conocía personalmente, pero reconocía por su muerte en el atentado de la inquisidora al MACUSA, aparecieron para proteger a sus piezas. En la próxima jugada, Emily solo podría moverse pero no atacar pues sus piezas se encontraban protegidas.

Confiaba que con aquella protección su reina podría generar desastre en el interior del ejército de su contrincante aunque si Emily usara bien su aura podría terminar atrapando a su reina entre la espada y la pared. A pesar de ser vidente, Goderic no utilizaría la habilidad para predecir los movimientos de la bruja. Ahora solo quedaba ver los movimientos y ver como desembocará todo su ataque casi kamikaze. Al menos, Runihura parecía estar complacida y entretenida con el espectáculo que le estaban mostrando.

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Emily posa su mano sobre una de las piezas y sospecha que no reconoce el material del que están hechas, para que sean tan transparentes como un cristal, pero tan fuertes como para soportar su peso si quisiese montarse y ser parte del juego de forma más personal. No obstante, esa idea la desecha cuando ve que Goderic se queda a un lado del improvisado tablero, supone con la intención de darle las órdenes a las piezas desde allí. Piensa que hubiera sido interesante poder tener la oportunidad de jugar como piezas, aunque no va a arriesgarse a ello sola, especialmente si Runihura era tan “tradicional” de hacerlos jugar como lo hacían los magos: destruyendo por completo las piezas que eran comidas.

Recuerda haber visto mucha gente perdiendo el tiempo con juegos de ajedrez en la sala común de Ravenclaw, Emily no siendo una de ellas. Entonces va a jugar sin estrategia, ni conocimiento de movimientos tradicionales de ajedrez, simplemente moviendo las piezas como sabía que debían moverse y esperando que su inminente derrota no significara perder puntos con la uzza para aprobar la clase. Su primer movimiento es el obvio de alguien que realmente no sabe jugar, escogiendo un peón central y moviéndolo dos casillas adelante.

Más allá de pensar en las piezas que iba perdiendo, la bruja pensaba en las auras ¿se invocarían como los señores del caos? Repara en su error de no haber preguntado antes a alguien que hubiera usado auras cómo saber si la invocación iba a ser un éxito o no. Aunque tampoco es que hubiera tenido mucha oportunidad, pues hace años que está alejada de las batallas grupales, prefiriendo el trabajo en solitario. Aun así, espera que no sea tan difícil de controlar el poder necesario para conjurar el escudo fantasmal cuando hiciera falta.

Cuando pierde uno de sus caballitos brutalmente destrozado por un simple peón al que le había quitado importancia se empieza a preocupar más. Lo mismo ve en Goderic que se detiene a ver el cada vez más vacío tablero frente a ellos. No le sorprendería que él estuviera jugando con alguna estrategia, pero sí le sorprende cuando usa el aura que había mencionado Runihura. Varios fantasmas surgieron de la nada protegiendo las piezas de su tío. 

Emily mira con algo de aprehensión los fantasmales rostros difuminados, curiosa de saber de quienes se trataban. Y no sabe si es algo solo de su cabeza o realmente siente un leve escalofrío. No puede atacar, pues sería inútil, y tampoco puede recurrir a sus conocimientos de ajedrez, pues no existían más allá de cómo se movía cada pieza. La suerte de principiante tampoco iba a ayudarla tanto. Por descarte, solo le queda invocar el aura fantasmal también y esperar que Runihura no se aburriera mirándolos ni con la solución que había encontrado a su partida.

Invocar el aura del escudo fantasmal le resulta incómodo. Y aunque como miembro de la Orden Oscura no era ajena a realizar invocaciones, especialmente de demonios, ver fantasmas surgiendo de su varita mágica era una imagen un poco perturbadora. Como no tiene ganas de revivir fantasmas de su pasado recuerda los rostros de los obituarios más recientes. Hubiera sido una mejor estrategia perturbar a su tío con fantasmas conocidos para él, pero realmente no era algo que quisiera hacer. 

Los fantasmas se ponen frente a las pocas piezas que le quedaban, haciendo que cualquier ataque no surtiera efecto sobre las piezas. Lo mismo que pasaban con las fichas de su contrincante.

 ¿Quedamos tablas?  pregunta la bruja inocentemente, con un dejo de duda en su voz 

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Aunque su rostro no refleja la felicidad que el caos en el tablero de ajedrez le genera, Runihura da pequeños aplausos cada que una de las piezas es destruida. Le divierte ver a sus alumnos pensativos, dando órdenes a las piezas, frustrados cuando una de las estrategias que aplicaban no resultaba como esperaban. Cuando la partida de ajedrez se alarga más de lo que había planificado, piensa en intervenir, pero es detenida cuando Goderic invoca el escudo de aura fantasmal.

Esta vez, Runihura mira con atención a los fantasmas que aparecen en el tablero, quedándose quieta de repente. Si Emily podía invocar su primera aura con igual facilidad, entonces podía avanzar algo más divertido. Decepcionada de que sus alumnos decidieran quedar tablas en lugar de desencadenar una pelea entre ellos, Runihura hace un ademán con su mano para llamar la atención de ambos. Tras unos minutos de silencio para crear tensión, decide que puede avanzar.

—Esperaba tener un ganador — dice de repente, aplaudiendo dos veces y haciendo desaparecer el tablero de ajedrez con la misma facilidad y teatralidad con que había aparecido —. Cada uno tuvo oportunidad de vencer al otro y no lo hicieron —añade pensativa —pero pudieron invocar el aura correctamente así que les permitiré seguir.

Se toma su tiempo para volver a sentarse en el suelo, todavía sopesando mentalmente qué hacer a continuación con sus alumnos y creando la suficiente expectativa. Para sorpresa de ellos, deja de lado su característico tono sarcástico y empieza a hablar de las auras con mucha delicadeza.

— Existen muchas auras, como el Aura de Inmunidad, Aura de Muerte, Aura de Poder, Aura de la llama del Fénix, Aura de Confusión.

» La primera, como su nombre lo indica, invoca un aura de luz iridiscente con forma de sirena que entona un cántico protector. Este aura no produce un efecto directo sobre la batalla en curso, pero impide que el resto de auras puedan ser invocadas, de forma que, mientras dure el aura de inmunidad, ninguna otra aura puede ser convocada. Interesante, ¿no? Sobre todo considerando que, en circunstancias normales, sólo podrán invocar una aura durante toda la batalla.

Sin que se den cuenta, la tenue neblina gris actuaría sobre Emily y Goderic. La Uzza sonríe levemente, ladeando la cabeza mientras los mira mientras espera que le dijeran sus dudas sobre la explicación que había dado. ¿Cuánto tiempo tardarían en darse cuenta que eran víctimas del aura de la confusión? Le interesaba saber cómo actuarían y qué estrategia usarían para librarse.

Si lograban liberarse utilizando la explicación recién utilizada sobre el Aura de la Inmunidad, probablemente estarían aptos para demostrar su poder batallando entre sí. No sin antes explicarles brevemente el resto de las auras como el aura de confusión del que caerían presos.

@ Goderic Slithering  @ Emily Karkarov

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Acabar en tablas no era el resultado que esperaba pero se conforma con facilidad. Sabe que, incluso de haber perdido, no habría hecho la diferencia respecto con la evaluación de Runihura -o, al menos, no debería-. Sin embargo, su orgullo y competitividad no se lo habría permitido, además seguro Emily estaría tocando el tema insistentemente solo en un afán de burla. De todas formas, no era ajedrez tradicional por lo que no había realizado movimientos que aparentaban ser útiles, pero con un escudo de auras haría colocarlo en una mala posición.

Ignora el comentario de la guerrera sobre las oportunidades de victoria desperdiciadas, pues probablemente fuera cierto y a la vez falso. Dudaba si un movimiento le hubiera permitido la victoria asegurada, incluso con el factor externo del aura. Él no lo creía ni tampoco haría el ejercicio mental de repasar la partida solo para descubrir errores involuntarios o voluntarios. No valía la pena el esfuerzo.

Escucha con atención la explicación de Runihura, no quiere perderse ningún detalle sabiendo que quedaba poco para empezar con la parte práctica en una batalla con Emily. Espera paciente por la siguiente explicación, sin embargo su mente comienza a desvariar. Tal vez sea por su calidad de oclumante, quizás sea porque la confusión y aturdimiento no fue sútil pero se veía atacado por un fuego inexistente por lo que, a pesar de saber que era una ilusión, se vió obligado a utilizar un aguamenti, casi en contra de su voluntad.

La ilusión decae levemente luego de utilizar el hechizo por lo que supone que es a causa de alguna aura de Runihura ¿la de confusión que había mencionado anteriormente? Al verse todavía rodeado por la aura gris, sabe que sus efectos volverían a suceder más pronto que tarde así que algo debía hacer para detenerlo y las opciones eran bastantes acotadas en números: invocar al señor del Caos o el aura de la inmunidad que acababa de explicar la guerrera. Sin pensarlo mucho sabe que la solución realmente solo era la última. Luego de concentrarse, invoca un aura de luz iridiscente con forma de sirena que entona un cántico protector rodeándolo e impidiendo los efectos de cualquier otra aura futura.

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Sonríe abiertamente cuando Runihura les dice que les permitirá continuar con la clase, aliviada de no tener que seguir con el juego de ajedrez en el que podía haber perdido en cualquier momento, de no ser por el uso del aura del escudo fantasmal. Luego, el tono de la clase comienza a tomar un rumbo que le recuerda más a las clases tradicionales, con la Uzza explicándoles sobre el uso de las otras auras. 

Emily piensa que quizás no vaya a utilizarlas mucho y que probablemente debería intentar esconder esos pensamientos en lo más profundo de su mente para que no puedan ser "leídos" por Runihura. Y no es que estuviera menospreciando la magia de las auras, sino que la limitada cantidad de veces que podía utilizarlas y que su utilidad estaba orientada a batallas grupales le quitaban el encanto de otras magias que enseñaban los uzza. 

Mientras divagaba, Runihura continuaba con su explicación. Había escuchado un cincuenta por ciento de lo que había dicho, pero a toda costa evitaría hacer preguntas y ponerse en evidencia. Por eso, cuando todo a su alrededor empieza a dar vueltas no entiende que está siendo víctima del aura de confusión. 

 –¿Es temblor? –pregunta a Goderic, aunque la palabra "terremoto" hubiera sido más adecuada.

Sin embargo, Gode se veía estar en su propio mundo, pues lo ve conjurando un aguamenti ¿por qué haría algo como eso? Sin ocurrírsele nada mejor, invoca un obsistens para evitar que los restos de los escombros llegaran a afectarla de alguna forma. Eso la hace ganar algo de tiempo y, viendo la neblina, entiende que el aura de confusión estaba afectándola. 

–Si uso el aura de inmunidad ... –dice en un susurro, para sí misma, pero es su compañero quien se adelanta a invocar a la sirena y su cántico protector. Ninguna otra aura podía ser invocada, por lo que la de Runihura pierde su efecto.

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