Libro de Merlín - Abril

[Asenath]

Las puertas de aquel templo se abrieron de par de par, grabados en diversos idiomas adornaban las paredes del mismo. Un par de columnas oscuras soportaban lo que parecía ser un universo creado con el poder de la magia, quedando a la vista las constelaciones más importantes conocidas por la humanidad. A la Uzza le gustaba admirar el amuleto que llevaba en el cuello, aquel destellaba al ser rozado por la luz natural y artificial, al ser de oro lo consideraba una de sus posesiones más valiosas y con la cual podía mantener su poder y fortaleza física. La espada que pose es formidable y capaz de cortar certeramente al que lance un golpe certero, desprendiéndose de ella un brillo rojizo que la  hace destellar con fiereza.

— Está a un paso de culminar su paso por Uagadou  y vincularse de manera exitosa con el libro de Merlín. Vaya que suele ser osada, pero no le resultará nada sencillo hacerse con ese poder tan milenario y difícil de manejar—caminaba por la primera cámara. Donde dos guerreros Nesedy, sostenía un arco y una espada. Parecía que se batirían a duelo, pero solo era una simulación improvisada por parte de la mujer. Darle un toque mítico al asunto, para que empatará un poco con el Libro que impartiría en esa ocasión.

Era raro verle dando clase y probando la lealtad de los que acudían a ella, para incrementar el conocimiento que ya poseían. Siempre existía uno que sobresalía por encima del resto, esperaba que la alumna que se presentará ante ella diera la talla y no le hiciera desperdiciar su valioso tiempo. Ella se forjo de una manera severa y dura, aislandose por un tiempo para acrecentar sus poderes y aprender nuevas estrategias que podría inculcar a sus aprendices.

Recalcando que la lealtad era sumamente importante para ella, tal y como lo llevaba grabado el hierro con el cual se forjo su espada. Los jeroglíficos que cuentan leyendas de los Nham-Uzza que están en el libro de los muertos. Aquello le hizo remontarse al viejo Egipto, donde existían dos libros el de los muertos y el de la vida. El primero era oscuro y el segundo dorado como el astro rey, desviando su vista hacia la segunda cámara donde estaba el sitio adecuado por la guerrera para comenzar con la parte teórica de la clase.

La tercera cámara era todo un misterio para ella misma, ya que la magia que empleo le fue enseñada por su finado maestro. El develar ese misterio seria la cereza del pastel.

[Kahlan Blackthorn]

 

Su espada del invierno estaba recostada junto a su antigua katana, aquella arma que uso en sus años dentro de los campos de batalla Alemanes. Jamás la uso para atacar a nadie fuera de esos entrenamientos, salvo aquella vez que le tocará defender la vida de su mejor amigo Lennox. Nunca supo el nombre de pila de aquel hombre, solamente le llamaban a secas Len o Lennox, curioso mote que se llevará con ella una vez que sus caminos se separaron de manera irremediable. Ahora sus pasos le encaminaban hacia aquel templo Uzza, el final de su adiestramiento dentro de esas tierras estaba por concluir de manera por demás exitosa y satisfactoria para la Ángel Caído, recordando la primera lección del libro de la fortaleza.

Escalones inmensos se alzaban hacia esa zona rocosa, donde le esperaba el Uzza que le haría sudar la gota gorda. Sus orbes verdeazulado se perdieron en el inmenso cielo despejado, ni una sola nube opacaba la belleza que era ese cuadro cristalino que era producto de la magia empleada por aquel maestro. Pasarle por la mente volverse más poderosa de lo que era tras aprender lo básico y elemental de su padre adoptivo Kelsey, el Dumbledore que le tendiera la mano una vez que le arrancaron del seno familiar de los Blackthorn. 

Su más ferviente lealtad era para esa corona formaba por un grupo de espinas que se esparcían por todo su cuerpo. Aquello era producto de un tatuaje que le hiciera su madre, recuerdo vivo de la herencia que le habían legado sus antepasados, seres que creían que cada uno de esos grabados sobre la piel era la mayor fuente de poder que poseían sus descendientes. Kahlan aprendió a contener su furia y descabezamiento de manera sensata, dejando que la misma estallará solamente cuando fuera necesario. Cuando de su gemelo Kyle la cosa mutaba de manera radical, olvidando por completo la promesa que le hiciera a su padre.

— Lo siento, pero no puedo—mordiendo el interior de su labio, volvía sus ojos hacia la puerta que se abriera de par en par. Adentrándose con respeto chasqueo sus dedos para desaparecer las botas de piel de cocodrilo que llevaba, evitando profanar con las suelas de su calzado un sitio que consideraba por demás cargado de un inmenso poder y que le infundía un profundo respeto por la Uzza Asenath. No le conocía pero aquel encuentro daría muy buenos frutos para ambas, no le quedaba la menor duda. El abandonar la comodidad del castillo que era su hogar, le llevo a un paraje que le ofrecía miles de posibilidades y elecciones que sin duda le harían ponerse en una seria encrucijada.

— Estoy lista para lo que venga—aferrando con fuerza su libro y el amuleto Caudex que llevaba colgado del pecho. Desvió su vista hacia este sus orbes cristalinas, dejando que el poder que brotaría el mismo le recorriera todas las terminaciones nerviosas.

[Asenath]

—Vinculo—la voz de la guerrera había tomado desprevenida a la única alumna que tenía dentro de esa clase— Con este poder un mago o bruja, puede vincularse a otro mago o bruja de forma que cada uno sentirá dentro de su mente la presencia del otro—explicaba mirando fijamente a la mujer delante de ella. Convencida de que era capaz de dar lo que fuera por hacerse con el poder del último libro que le quedaba por aprender— Esto le permite captar su estado de ánimo y ser consciente de sus emociones. La persona a quien se vincula no tiene porque disponer de este poder, basta con que lo posea la persona que desea vincularse—agregó cruzándose de brazos quedo en silencio por un breve instante . 

Invitándole a dar un recorrido por el sitio, permitiéndole que conociera un poco más de la magia que reinaba dentro de ese templo— El vinculo es una energía que surge de la varita hacia las manos de quien vincula y, a través de ellas, penetra desde la cabeza recorriendo todo el cuerpo de quien es vinculado. Puede compararse con el nexo que existe entre gemelos, aunque este no tiene nada que ver con la magia que posee el libro de Merlín—asintió chasqueando la lengua— El mago que ha sido vinculado se sentirá mas vivo, verá y escuchará con gran agudeza y adquirirá gran fuerza física, reflejos y una mejora notable en su capacidad mágica. Por su parte el que vincula, ganará un protector y un fiel amigo. Solo es posible mantener vinculadas a dos personas al mismo tiempo, le aconsejo que tenga en cuenta ese detalle cuando haga uso de este conjuro. Ya que el vínculo es único y solo desaparece cuando el que se vincula muere—le inspeccionaba como lo hace un mentor con su pupilo.

—Amuleto Caudex—señaló con su índice el que colgaba de su cuello— El amuleto posee el mismo efecto que un Caudex. Es capaz de convertir en squib hasta al mago más poderoso, dejandole sin una chispa de magia durante un periodo de tiempo que depende del poder mágico del afectado. Y puede ir desde un día entero para un aprendiz hasta 1 hora para un mago que tenga el nivel de la Orden de Merlín—indicaba tomando el amuleto entre sus dedos— Es un ópalo que irradia una luminiscencia particular en cada mago o bruja, esta hecho de un poderoso material, dando una apariencia versátil en cada persona, que actúa como un imán y se adhiere a cualquier superficie—continuaba con su perorata— Puede portarse en el bolsillo, usarse como broche sobre la capa o un colgante que pende del cuello—entrecerraba sus ojos ligeramente.

— Para que pueda usarse, debe pasarse dos veces sobre el corazón del mago o bruja a quien se quiere dejar sin magia. El amuleto le causará una gran palidez en el rostro de la persona afectada y una marca sutil en la frente, que es un bloqueador de la magia e impedirá que el mago pueda utilizar su varita o realizar magia de algún tipo—concluyendo de ese modo la explicación del uso de ese hechizo dentro de una situación que no fuera una batalla como tal. Ya daría paso al otro punto que colocaba al Caudex, dentro del campo de un duelo o contienda donde su poder variaba solo un poco.

[Kahlan Blackthorn]

 

—Xav—

Escapaba de sus labios ese nombre que significaba demasiado para ella, pasando delante de sus ojos imágenes relacionadas con sus años de entrenamiento. El bombardeo constante de los cañones que rugían como leones, acompañados por los estallidos de los rifles y diversas armas que aprendieron a manejar con la precisión de un cirujano. Aquel par de zafiros que chocaban con sus gemas verdeazulado, el contraste perfecto entre la maldad y la bondad que extrañamente habita en el interior del hombre que se transformará en algo más que un buen amigo en los tiempos más cruentos que vivieron dentro de esas tierras alemanas. 

— Al morir creo que se rompen más que vínculos, pienso que todo termina y se cierran ciclos de manera definitiva—sentenció mirando fijamente a la Uzza. Ambas eran féminas que podían exponer sus cicatrices sin temor a ser juzgadas, porque como solía decirse entre gitanos no se leen las cartas o la palma de la mano. En pocas palabras no se echaban la suerte, dejándose esa clase de predicciones para que el destino se hiciera cargo de darlas a conocer o dejarlas sumidas en un profundo misterio.

Así era ella a la hora de ponerle fin a sus relaciones con las personas, dando un golpe certero sobre la mesa— He roto conexiones, pero para mi mala fortuna, no han estado muertas las personas con las que me vincule y yo tampoco he muerto o quizás si—enarcando una ceja memorizaba los hechizos que le había explicado de manera detallada Asenath. El Caudex sería una bomba de tiempo en sus manos, ya que se volvió experta en eso de suprimir los dones mágicos de quienes le rodeaban. 

— Me podrían condenar por privar a alguien de los dones que posee, pero cuando la magia dicta que se puede atacar de ese modo. No queda nada más que acatar las ordenes y cumplirlas a rajatabla—amparándose en lo que le inculcarán sus largas charlas con su inseparable compañero. Noches de desvelo donde cada uno armaba planes de conquista que les llevarían a fincar un futuro prometedor una vez que terminarán de aprender todo lo necesario. Vermithor estaba cerca de la Alemana custodiando sus espaldas, gracias a que el amuleto dragón se transformó en un testigo silencioso del control que tenia con esa hermoso ejemplar. 

Tyraxes sobrevolaba el cielo fuera del templo, esperando la orden de su dueña— ¿Existen restricciones para establecer el vinculo con cualquier mago o bruja?, ¿Puede hacerse sin que la otra persona deba aceptar el mismo?—el par de dudas revolotearon por el aire como un par de cuervos en busca de carroña en donde hincar el pico. Sabiendo que tenían el poder de recordar el rostro de las personas que les habían hecho daño en el pasado, agradándole el termino memoria fotográfica en situaciones como aquella— Me ha quedado claro el efecto que provocan cada uno de los conjuros, espero poder usarlos de manera estratégica y certera dentro del duelo en la prueba final—indicaba curvándose en sus labios una lóbrega sonrisa.

Remontándose a su último encuentro con Xavier, donde ambos salieron con más de una herida que les arrancará buenos litros de sangre. Pero nada se podía comparar con las cicatrices que dejaron los encontronazos que marcaron un antes y un después en la psique de ambos, sentencia que les cobrará 10 años de su vida separados, encontrando el camino que les volvería a unir justo donde vieron truncados sus sueños y anhelos. Se atrevería a decir que lo sentía, pero lastimosamente para quienes le conocían bien, no era capaz de experimentar esa clase de sensaciones de perdón o misericordia por nadie que habitara dentro del planeta tierra. 

[Asenath]

Asenath prestaba especial atención a los pasajes que abordaban de cuando en cuando la mente de la rubia. Era como si el pasado intentará recomponer trozos de quedaron regados por el suelo, cubiertos por una fina capa de polvo y sangre derramada. El intentar comprender la lucha interna que peleaba con fiereza la Ángel Caído, no estaba dentro de los hechizos que debía enseñarle a manejar una vez que estuvieran cara a cara dentro de la prueba. Pero tampoco podía pasar por alto esa clase de exabruptos que entorpecían la concentración de sus alumnos, endureciendo sus facciones se mostraba mucho más demandante que al inicio de la clase. 

— Tal y como lo explique hace unos minutos, el mago con el que desea vincularse sentirá su presencia en su mente. Puede compararlo con una intromisión sin previo aviso, pero así es el efecto del Vinculo como hechizo—la serenidad estaba impresa en las palabras de la guerrera— No, no existe ninguna clase de restricción. Salvo que el mago al que desea vincularse este muerto o mal de la cabeza—comparaba sus palabras a los que perdían la razón a causa del hechizo crucio. El exceso de dolor y sufrimiento es capaz de llevar hasta al más cuerdo a la locura sin retorno.

—Expavescerent, es un efecto verbal. De la varita surge una pequeña chispa que anula el efecto de un hechizo que este en funcionamiento o se haya acabado de pronunciar, a la vez que impide que el mismo vuelva a ser utilizado durante el resto de la batalla, afectando a la dos partes. Solo puede utilizarse una sola vez en batalla—continuaba con su andar por el templo. Llegando a la tercera sala donde varias figuras sujetaban amuletos relacionados con los otros libros de hechizos, imágenes vivientes de los que como ella aprendieron a transmitir esa clase de conocimiento. 

— Caudex, es un efecto de carácter verbal. El mago o bruja que porte al amuleto Caudex durante una situación de batalla, podrá invocar su poder si, al inicio de la contienda, lo pasa dos veces sobre su corazón antes de colocárselo. De esta forma cuando quiera hacer uso de este tendrá que pronunciar la palabra Caudex, , para ponerlo en acción, lo que provocará que este se eleve, en el mismo instante, una cúpula de luz, que bloquea la magia de su adversario y lo transforma en un squib durante el tiempo que emplearía para lanzar las dos acciones que le corresponden—hizo una ligera pausa— La magia del oponente se bloquea mediante el amuleto Caudex de forma total y este no puede lanzar ningún hechizo, ya sea de tipo rayo, invocación o efecto, durante el tiempo que dura el efecto del amuleto. Solo puede usarse una vez dentro del duelo 1vs1 y 3 si se está dentro de una batalla en grupo—señalaba la espada que llevaba la mujer.

— Las fuerzas que suelen dominar esa clase de objetos, no siempre son sencillas de manejar. Así como sucede con los hechizos del libro de Merlín, considero que todo debe tener un grado de dificultad moderado e ir aumentando conforme el aprendizaje se incrementa—asintió esperando ansiosa ver de lo que era capaz su pupila—Vulnera Sanentum, efecto  de carácter verbal. Es el contramaleficio del sectusempra, permite eliminar por completo los efectos de ese hechizo o de cualquier otro que ponga en riesgo su vida de manera critica—concluía de ese modo el apartado de conjuros. Restaba ver si los había asimilado de la manera correcta, comprendiendo con detalle la aplicación de cada uno de ellos dentro de alguna batalla que se llegará a presentar de manera inesperada dentro del templo. 

[Kahlan Blackthorn]

 

Terminaba de explicarle el resto de los hechizos que contenía el libro de Merlín, despertando su interés en aquel que era capaz de sanar en su totalidad los daños y efectos que causaba el Sectusempra en el cuerpo de un rival. Imaginarse que la sangre escapaba a borbotones por cada uno de esos cortes, provoco que relamiera sus labios como un felino que acababa de beberse un enorme cuenco con leche fresca. Entendía la forma menos piadosa de darle un buen uso dentro de un duelo, pero si lo pensaba de manera menos sanguinaria y violenta, posiblemente le daría una satisfacción comparable con romperle la cara a alguien con la porra de un trol cuando lo usará.

Desviando su vista hacia donde descansaba el amuleto Caudex, sintió el poder que brotaba del amuleto dragón. Ambos eran sumamente valiosos para la Alemana, no se los quitaba ni siquiera cuando entrenaba junto a su gemelo Kyle, algunos pases de quidditch. Ella no era muy adepta a ese deporte, pero le agradaba la fuerza que le proporciono dentro del campo de batalla, al menos cuando se entrenaba cuerpo a cuerpo contra Xav. Ahí si que las cosas se ponían color de hormiga, porque ambos se llevaban al limite de manera extrema y desafiante.

— Un final digno para mi aprendizaje, realmente no esperaba menos de un libro de este calibre—terció una lóbrega sonrisa en sus labios. Ese gesto que arañara con elegancia sus gemas verdeazulado, destellando como un par de faros que le indicaban al navío que iba sin rumbo, cual era el curso que debía tomar para salir bien librado de esas turbias aguas que visitaba de manera improvisada. La oscuridad que habitaba dentro de su ser era similar a la que se percibía, dentro de las entrañas del inframundo, ahí donde yacían las almas más malvadas que habitaron el mundo mágico en una época antigua— Estoy lista para el duelo, no temo lo que pueda suceder entre usted y yo—la seguridad se desbordaba por cada poro de su piel, tal y como lo hace el sudor tras terminar una extenuante sesión de entrenamiento.

— Confió en mis capacidades, he aprendido de los mejores y es el momento de demostrarlo. Conocí a casi todo los Uzzas, almacene toda la información que cada uno de ellos me proporciono. Admire la forma en que cada uno me demostró que no es tan sencillo obtener un poder tan grande y manipularlo con la inteligencia debida. Porque es como todo, si se pierde el rumbo el poder suele trastornar a las personas y hacerles perder el eje—asintió mirando a Vermithor, dándole la orden de mantenerse alerta en todo momento. No temía por su integridad física, sino por lo que le haría a ese templo una vez que diera comienzo la prueba final.