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Zeth Black Lestrange

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Mensajes publicados por Zeth Black Lestrange

  1.  

    Tercera Planta

    Rol con Ethiane

     

     

    Oía la voz de la castaña, mientras nos poníamos en pie, la sanadora proseguía a abandonar el consultorio excusándose por una aparente emergencia en otros cubículos, quedándonos solos a punto de dejar dicha instalación. Había una mezcla de olores que llegaban hacia mis fosas nasales, distrayéndome de la posible conversación que iniciaba con esfuerzo la Black Lestrange, a quien solo asentía de rato en rato, clavando mis ojos en la puerta del consultorio, sintiéndome alerta hacia un posible… peligro.

     

    En medio del bullicio, tardé algunos segundos en darme cuenta que la joven ya estaba abrazada de mi torso, desviando mis ojos hacia ella por reflejo, la observé desabrigada e indefensa de posibles peligros, ¿Qué rayos está pasando afuera? Me pregunté. Instantáneamente, me despojé de la larga gabardina que cubría mi porte, posándola sobre los hombros de la Slytherin, cubriendo su vientre y manteniéndome en guardia, observando desde el marco de la puerta, el movimiento que surgía desde un extremo lejano.

     

    — Deberías estar mas abrigada — vociferé con indiferencia, plasmando mi atención hacia el aroma de la aglomeración de personas en otras plantas.

     

     

    Volviendo mi solidificado semblante hacia ella, solo tendí a dirigirle una mirada aparentemente severa. Mientras, miles de preguntas se tejían en una maraña de dudas, sin hallar el inicio ni probablemente el final. La voz casi suplicante golpeaba en medio de mi pecho, bajo el armazón de huesos que protegían los órganos muertos de mi cuerpo. No había palabras en mis labios, mi lengua estaba quieta y en mi garganta, parecía que un nudo impedía siquiera el pensamiento de decir algo. Entre perplejo y sereno, proyectaba aun la imagen controladora, pero por dentro algunas cosas no pintaban igual que antes.

     

    Por alguna razón, no me extrañaba el comportamiento de la joven, no me eran ajenos los sentimientos frágiles ante una situación expresa — como la que parecía iniciar en San Mungo — pero si me extraña aun, tener la capacidad para soportarlo. El peso de la joven, era menor del que imaginaba, su calor corporal parecía descender, y probablemente no sería de gran ayuda mi proximidad a ella, mi piel extremadamente fría, como lo que era, un muerto.

     

    — Claro — vociferé finalmente, después de luchar con las dudas que detenían mi reacción. Cerciorándome de que la Slytherin estuviera bien de salud y que ningún individuo estuviera cerca de nosotros, articulé una postura rígida observando el caos del entorno. Inhalando hondamente asimilando una nueva actitud protectora —no había ira pero tampoco felicidad, solo aun estaba neutral— volvía mi vista hacia el frente, desmaterializándonos inmediatamente, abandonando dichas instalaciones.

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  2. ...

     

    Oficina Creadora de Hechizos y Pociones

    Oficina Privada de Galedra

     

     

    Tras algunos segundos de silencio, desvié mi semblante hacia un extremo de la habitación, dejando en el aire la petición que formulada hacia la jefa de la Oficina Creadora de Hechizos y Pociones. Parecía que había algo en el rostro de la pelirroja, que avivaba más el continuar de la conversación, como si le agradara la compañía de un tácito y misterioso vampiro. Empezaba a sentirme como las gárgolas que ornamentaban las cúspides de las iglesias, lo cual no era incomodo, pero por segundos, sentía que se divertía con mi presencia, y me molesta, pensé.

     

    Tragando las ideas que dibujaba en mente, cerré momentáneamente mis ojos, degustando en fracciones de segundos, las imágenes impresas sobre el rojo infinito, vibrante y llamativo, entintando un fondo sádico lleno de gemidos ahogados por la muerte; casi podía sentir el olor de la sangre. Volviendo mi translucida mirada hacia la mujer que articulaba una oración, distrayéndome un momento, con el entorno perpetuo del color meditado, pensaba en todo el tiempo que había estado sin consumir aquel liquido vital, haciendo presión con uno de mis puños para sentir el tacto de mis escasos latidos.

     

    Dejando las cavilaciones, sostuve la pregunta de la Ravenclaw, clavando mi mirada en ella. — así es. Negocios. —

     

    — estoy seguro, que son muchos esos placeres. Pero entre otras cosas, que bien podríamos discutir en una reunión menos formal — planteé sintiendo las sombras de una sonrisa sobre mis labios, ante la indiscutible cita que levitaba a los alrededores — busco ahora algo distinto —

     

    — Necesito uno de tus Giratiempo — exclamé, atisbando con la mirada — el mejor que tengas —.

     

    — no es un secreto, el saber que en tu dependencia, se fabrican dichos artefactos. Capaces de volver a uno o más individuos, en el tiempo — finalicé.

     

    Tumbándome nuevamente en el mueble, asimilé la mirada dubitativa de la mujer, manteniendo fijamente mi semblante endurecido, atisbando con mis celestes orbes, a espera de algún gesto o respuesta por parte de la Anprina. Probablemente no esperaba aquel pedido, y seguramente, había más curiosidad en sus pensamientos ahora. Un giratiempo era un artefacto delicado, se debía utilizar con sapiencia y responsabilidad, y yo, le daría más de un par de vueltas al reloj, pensé formulando una sonrisa sobre mi nívea faz.

  3. Oficina de Investigación Secreta

    Sala de Exposiciones

     

     

    Ensimismado una vez más, en una postura extremadamente rígida, dirigía mis celestes orbes hacia la delgada pantalla flotante, observando cómo las tinturas de sus gráficos, se tornaban a manera de proyectar una secuencia de imágenes, aparentemente desligadas. Con la mirada concentrada y clavada sobre la mampara, esperaba que el mensaje empezara a sembrar curiosidad en las jóvenes, con el afán de realizar una investigación más interesante y amena para ellas, puesto que, al fin y al cabo, ellas serian sumergidas junto conmigo en la búsqueda de dicho “objeto”.

     

    — Empecemos —.

     

    — A continuación. Pueden observar un compendio de imágenes relacionadas a diversas teorías tejidas sobre La Fuente de La Vida—.

     

     

    http://www.digbible.org/tour/images/is90r108.jpg

    Fotografía del estanque de Betesda

     

    http://1.bp.blogspot.com/_gB8i9RgQMBM/SwBc1wUvaEI/AAAAAAAAMtQ/CkxbluE7Ctk/s400/alquimia4.jpg

    Manuscrito sobre La Piedra Filosofal

     

     

    — La Fuente de la Vida, es una teoría manejada desde cientos de años, que refiere a una fuente que contiene un liquido capas de curar y devolver la juventud a quien lo bebiera o se sumergiera en sus aguas — pausé para asegurarme que la información sea captada — es decir, la inmortalidad —.

     

    — Como es de esperarse, muchas historias y leyendas se han tejido paralelamente sobre ésta Teoría, desde cuentos sobre aguas inmortales, hasta similitudes en las historias de La piedra Filosofal, La Planacea Universal y El Elixir de la Vida. Incluso existen indicios sobre El estanque de Betesda en el Evangelio de Juan, como “referencia” —.

     

    — Nuestra misión es, discernir entre estas historias y hallar la verdad sobre estas, usando las mismas para llegar a la Fuente que contenga tan anhelado elixir para la vida inmortal — finalicé.

     

    Tras exponer el tema de investigación, me mantuve fijo en mi posición durante algunos segundos, analizando las visuales de los rostros de las inefables, mientras éstas, seguramente formulaban algunas preguntas que me plantearían para responder. Inhalaba profundamente, pero a la vez, casi sin ser percibida la asimilación de aire en mis pulmones. Quieto, como una gárgola bajo la noche, captando el entorno oscuro que rodeaba al equipo de la Oficina de Investigación Secreta.

     

    Presionando con mi palma el dispositivo que activaba el control de la pantalla, apreté el botón correcto, para desplegar la lámina como las persianas de una ventana, y volver la mampara a la nada. Desapareciendo el objeto de mi diestra, plasmé ambas palmas en la superficie lisa de la mesa, dirigiendo mi atención a las jóvenes hechiceras, cerrando mis ojos durante una fracción de tiempo, para dibujar mentalmente las siguientes acciones que expondría para realizar. Indicándoles lo siguiente.

     

    Gaby, busca información sobre El Estanque de Betesda. Jessi, tú sobre La Atlántida — dije observando el desconcierto ocasionado sobre mi proposición — Y Ariadna, sobre la Isla de Bimini y, Florida y Ponce de León — finalicé.

     

    — necesito estos datos de inmediato. Utilicen todas las fuentes necesarias de información. Nos encontraremos aquí, dentro de 6 horas — ordené — ah, traigan vuestros equipos portátiles y ropa ligera. Haremos un pequeño viaje —.

  4. ...

     

    Oficina de Investigación Secreta

    Sala de Exposiciones

     

     

    Después de redactar la peculiar misiva que sería enviada a los inefables que laboraban en las instalaciones de la Oficina de Investigación Secreta, decidí tomarme algunos minutos para respirar del aire desabrido que rodeaba cada rincón de la habitación fútil, a pesar de las grandes magnitudes del salón, empezaba a sentirme ahogado, en un espacio reducido por mis pesadillas, sueños a flor de piel que ennegrecían las lisas paredes. Mi mano había vuelto a caer sobre el sobre lacrado, donde minutos antes, reduje el contenido, así que también en el Evangelio de Juan, medité.

     

    Inhalando hondamente, relajaba mi cuello con movimientos circulares, extendiendo los músculos de mis extremidades, llevando mis brazos hacia puntos inexactos para estirar las torneadas carnes que envolvían mis brazos. Posando finalmente mis ojos en una taza de liquido oscuro, finiquitando con el relajo al coger del mango del largo recipiente de porcelana blanca, bebiendo del brebaje caliente, aspirando de ese aroma familiar, que me recordaba instantáneamente a uno de mis locales en el callejón Diagon.

     

    Posteriormente, me puse en pie con intenciones de abandonar dicho escritorio de cristal, caminando hacia el perchero de plata que aguardaba en un extremo de la pared, cogiendo de éste una chaqueta sastre, con la que envolví mi torso, sobre el polo blanco. Atravesando la puerta anexa al recibidor de la OIS, me dirigí hacia el pasillo principal. Desviando mi visión, hacia la proyección en el linóleo del suelo, de las luces empotradas en el techo, guiando el camino a los transeúntes que utilizaban dichos accesos para llegar a sus destinos.

     

    Observando fijamente hacia el frente, giré mi postura en dirección hacia algunos atajos, llegando finalmente hasta la puerta de vidrio opaco, que invitaba el ingreso hacia La Sala de Exposiciones. Al entrar en los ambientes antiguos y descuidados, observé entre la atmosfera olvidada, a una de las inefables a quien saludé con un asentimiento de mi cabeza, volviéndome nuevamente al entorno. Materializando mi varita de vid en la diestra, realicé un par de florituras en la nada, transformando el salón en un nuevo ambiente, diseñado especialmente para la función que realizaríamos.

     

    http://www.opendeco.es/wp-content/uploads/2010/01/oficina-2.jpg

     

     

    — Buenos días — pausé tomando asiento en la cabecera de la mesa irregular guardándome la respuesta para la inefable.

     

    Instantáneamente, dos inefables se adicionaron al salón, todas con la inquietud de su puntualidad, a lo que respondí irrelevantemente: — a tiempo —

     

    Sin perder más tiempo, extendí mi mano derecha hacia el frente de mi ubicación, apareciendo sobre mi palma una especie de control remoto, con el cual, señalé hacia una pantalla delgada que se desprendía desde el remate de la habitación. Casi pegada en uno de los muros, levitaba en el aire del espacio oscuro, cayendo sobre mi rostro, las rendijas de luz que se filtraban mediante la separación de los muros, proyectando en la pantalla, un sortilegio de imágenes ligadas a la piedra filosofal, la planacea universal y el elixir de la vida, además de fragmentos del estanque de Betesda y versos de la Biblia católica.

  5.  

     

    Oficina Creadora de Hechizos y Pociones

    Oficina Privada de Galedra

     

     

    Tumbando mi peso en la espalda del exuberante sofá, medité sobre los vibrantes colores que avivaban la habitación. Totalmente contrario a las escenográficas de mi dependencia, pensé incorporando un talle hermetizado. Observando el movimiento de sus piernas, y el efecto que lograba acortando la distancia, llevé mi mano derecha hacia mi sien, degustando los armoniosos movimientos que irradiaban sensualidad. Posteriormente mi comentario anterior había generado una interesante replica, a la que con esfuerzo, no me negué en responder.

     

    — Podría haber usado un término — pausé haciendo un interludio para elegir mis palabras — menos agradable —

     

    Tras ello, acompañé el desabrido color de mi porte, con un gesto ahogado de soberbia. Tragándome las palabras en un imperceptible movimiento desde mi garganta, llevaba mi rostro hacia un punto inexacto en el muro de la derecha, mordiendo ligeramente el labio inferior de mi perpetuo semblante tácito, volviendo mi concentración hacia la mujer. Sin mayor sorpresa, atisbé mis ojos hacia las hebras de su cabello rojo, observando neutral, el grosor de éstas y cómo se transmutaban en dos ejemplares de serpiente.

     

    Enarcando una ceja ante la presentación de sus “niñas” enarqué una ceja sosteniendo finalmente la mirada posesiva de la pelirroja. Con el mismo afán de recorrer las pupilas de mi acompañante, desvié mis celestes ojos hacia un extremo, llevando mi diestra sobre mi etérea piel. Posando la gélida mano sobre mi frente y así arrastrar con mis dedos y luego mi palma, los mechones de cabello azabache que se agrupaban en mi rostro, acentuando aun más el sorprendente contraste.

     

    — sabia que tenias una extensa descendencia. Pero ignoraba la magnitud de ello — vociferé maquinando las sombras de una sonrisa sarcástica.

     

    Apoyando mis codos sobre los brazos del sillón, entrelacé los largos dedos de mis manos, en conjunto de mi vista conectada con la dubitativa faz de la Ravenclaw. Consciente de que los juegos podrían esperar a una reunión más informal, registré mi alrededor lamentándome no poder extender la picara conversación. Manteniendo la mirada endurecida, clavé mi atención en la Anprima, con la misma profundidad del color de mis orbes, mis labios empezaban a juguetear un sortilegio de escasas palabras con la profundidad de mi voz natural.

     

    — Hablemos de negocios — vociferé.

    — entre los placeres que seguramente hallaría. Hay algo en tu oficina, que me interesa —

     

     

    ...

     

     

     

    Castrum Mare y Castra Sanguinarius

    Oficina Privada de la directora

     

     

    Cuidando las inhalaciones que exigían los pulmones de mi cuerpo, mantenía una estática postura. Por dentro existía una sensación que carcomía mis carnes muertas, era la sensación que había quedado sumida en un silencio, ante el cesar de las emociones bullendo por el enojo. Ascendiendo la surda hasta la altura de mi sien, apoyé mi cabeza, desviando ligeramente el peso de la misma hacia mis frígidos dedos, maquinando un talle mas descomplicado, concentrado únicamente en la conversación con la directora. Solidificado en un semblante incorpóreo, esperaba la reacción de la mortífaga, ante mi anterior participación.

     

    Oyendo lo que exponía acerca del planteamiento inicial que me surgía, degustaba la información que sus labios soltaban en cada punto expuesto. Si bien, la idea de desenmascarar posibles usos indebidos de poder, me sonaba tentador, era consciente de que jugar con fuego no solo me quemaría a mí, sino también a quienes apoyaran mi noción, y por ende se podría incluso malinterpretar, exponiéndome como mortífago, lo que realmente era. Puesto que estaba convencido de que las investigaciones destinadas al manejo de los funcionarios de un departamento, era un tema controversial.

     

    — Si las premisas para dicha investigación están planteadas, pero, los limites para su indagación aun están en “veremos” — pausé retirando mi visión de las carpetas — sugiero finiquitar el pre-papeleo, para después no preocuparnos por “detalles” que envuelvan en mas controversias al Ministerio de Magia —

     

    Con un gesto de soberbia, natural en los márgenes de mi personalidad, agregué — es una investigación delicada, debemos coger con pinzas los cánones que se nos entreguen. Lo menos que necesita el Ministerio, es mas escándalos, aparte de que no sabemos que la misma institución este corrompida por algún, bando — musité con ironía y seriedad. — Además, seguramente ya eres consciente, de que esto será fuego en cadena, puesto que, de ser cierto, todos los departamentos podrían ser vistos bajo lupa —

     

    Tras aquella homilía, tumbé el peso de mi porte en el espaldar rígido de la silla, atisbando mis celestes orbes en la mirada

     

    — es una lástima que hayamos perdido tan importante pieza — vociferé — pero conoces mi percepción por esa oficina y es muy probable que ya hayas dado un vistazo al futuro —.

     

    — de todas formas, sabes que tienes mi apoyo —

     

    Planteé sin dejar entredicho la hipocresía que pudieran envolver tan sinceras palabras. Pues no era un secreto mi afinidad por dicha oficina, desde mis inicios en el departamento de Misterios, hasta mi primera postulación para la jefatura. Llevando un codo por encima del marco de la silla, relajaba mi postura, ensimismado en mis pensamientos, dedicando una honesta visión hacia el semblante aparentemente preocupado de la Nevarak, sin duda, una jefatura sin subsanar desataría un caos en el departamento.

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  6. ...

     

    buenas buenas, linda linda linda tarde chocheritas!

     

    paso a dejar el link de mi ultimo post, segun veo creo que podria pasarme mas seguido de lo imaginé, lo cual es genial ^^

    Pues gracias Hades, uno hace lo que puede jajajaja, creeme que el tiempo apremia y lo estoy aprovechando para ayudar a activar los post, además es cierto, falta mi dupla idónea. espero que pronto se anime a volver o de lo contrario, hallar alguna posible reemplazante.

     

    en fin, les dejo mi reporte

     

     

    Ficha de reporte Roles/Torturas

     

    Nombre de la Sombra(Mortifago): Zeth Black Lestrange

    Actividad(Rol/Tortura o ambas): rol

    Prisionero Torturado o con el que se roleo: solo

    Resultado: normal

    Fecha: 27/04/12

  7.  

    Arrastraba mi porte hermetizado, entre las paredes congeladas de la prisión. Registrando por momentos el entorno que rodeaba mi imponente porte, degustando de las características impresas en las celdas, uñas perforadas en las fisuras de la pared y piel contraplacada en el suelo agreste. Adentrado en una gabardina a manera de sotana lúgubre, cubriendo la piel pálida que forraba mis frígidos huesos, deambulando por los pasajes angostos de Nurmengard.

     

    La atmosfera tenebrosa era abrumadora en los ambientes desolados de la cárcel mortífaga, si bien, todos se encontraban rodeando la presa expuesta en uno de los calabozos — como hienas esperando un trozo de carne, con el cual enjuagar sus dientes afilados, con el elixir de las venas calientes de los animales agonizantes. Sangre — prefería alejarme de aquellas luchas, después de todo, ya obtendría mis propias, presas.

     

    Guiado por las tenues luces de las antorchas empotradas en los muros gruesos de la monumental edificación, mantenía fija mi visión en el frente, atento a cualquier movimiento en falso que dentro de los espacios confinados se pudieran realizar, ignorando el sonido del viento colándose entre los minúsculos huecos entre los bloques de piedra, dirigía toda la atención de mis sentidos a mi camino.

     

    Mi diestra sujetaba con elegancia la varita compuesta de madera de vid, aletargado en una postura extremadamente rígida, llevaba mi porte maquinado a través de las galerías de celdas, buscando algún descanso momentáneo. Pero estaba convencido que mientras más lejos de las demás sombras me hallara, más cómodo estaría de explayar el veneno toxico que me recorría como electricidad, junto a las pesadillas imposibles de expulsar.

  8.  

    Oficina Creadora de Hechizos y Pociones

    Oficina Privada de Galedra

     

     

    Aparentemente hermetizado, degustaba de la atmosfera cargada, que intentaba evaporar el choque entre el fuego de la mujer y el frio que solidificaba mis carnes muertas. Esforzándome para no perderme entre las tinieblas de las pesadillas que quemaban mis horas despiertas, articulaba una postura despreocupada, ignorando las cenizas que quedaban de los desvelos reducidos a infinitos suspiros bajo la luz de la luna, a llantos dolientes y trozos perdidos de un inexistente corazón. Parpadeando, dirigía mi lúgubre presencia a mi interlocutora.

    — Las paredes dicen que tu compañía siempre es amena — expliqué.

     

    Oyendo a la demonio, enarcaba una ceja sobre mi níveo semblante, neutral como de costumbre, un minúsculo símbolo que distraía la atención de mis rasgos increíblemente naturales. Analizaba con obcecación las emisiones de su cautivadora voz, esperando el instante en el que ella dejara la careta seria, para confabularse con mi histriónica postura, distrayendo al menos unos minutos, mi cansada existencia. Después de todo, para los vampiros, una eternidad de deleites no era suficiente.

     

    Planteándome la pregunta que la mujer formulaba, entintaba dentro de mi cabeza, el rojo absoluto del espacio limitado de la bruja. Como si me detuviera realmente a analizar ambas caras, discerniendo durante algunos segundos los pros y contras de la compañía de uno y de otro. Dibujando finalmente una sonrisa misteriosa sobre mi profunda mirada, alargaba la comisura diestra de mis labios, acompañando el gesto con una ahogada risa a manera de burla.

     

    — Entre muchos placeres — musité — tu provocadora compañía —.

    Consciente del juego que se asomaba entre miradas, incorporé mi postura, maquinizando mis músculos tensos, aproximando mi porte intimidante hacia el límite del mueble junto al escritorio de la Ravenclaw, proyectando mi semblante misterioso a la mujer. Sus palabras danzaban a mí alrededor con esa calma fascinante que cobijaban a los humanos, pero yo no era un humano, y probablemente no había palabras para calmar a totalidad, los fantasmas que vivían dentro de mí, bajo mi piel.

     

    — ¿ahora le hablas a tus pelos? — cuestioné acusando locura — me pensaré lo del masaje —

    Alargando más la sonrisa sobre mi faz, me tumbé nuevamente en el espacio señalado para mi descanso. Reposando cómodamente sobre el acolchado espaldar del sillón rojo fuego, clavando mis celestes orbes en la mirada picara de la hechicera, planteándome las posibles teorías que alocarían su mente, bajo los cabellos rubíes, quizás empezaba a leer mi entristecida subsistencia. Mi sonrisa lentamente desvanecía quedando en una sombra sobre mi rostro, ciertamente, no era felicidad.

     

     

     

     

     

    Oficina de Investigación Secreta

    Oficina Privada de Zeth

     

     

     

    Arrancando mi vista de los enunciados de las primeras planas de los periódicos expuestos sobre mi pupitre, fijé mis celestes orbes en la figura translucida de la materia hablante que se vislumbraba frente a mí, asimilando las palabras que sus labios inexistentes formulaban. Sin duda, los fantasmas podían “disfrutar” del paseo libre, incluso en zonas donde el hombre ya no anda. Aquella inocente afirmación, había clavado un mar de reflexiones dentro de mi cabeza; tragando los pensamientos con la escasa saliva de mi garganta, esforzando una postura indiferente.

     

    — Oh si, casi lo olvido — vociferó sin emoción alguna — el sobre que tanto esperaba, ha llegado —

     

    Dicho eso, Abraham Valdelomar, el fantasma del escritor fallecido, desapareció de la habitación, a través del mismo muro por el cual ingresó. Quedándome completamente solo, descendí la mirada hacia el popurrí de papeles desordenados, posando mi diestra para remover algunos compendios, hallando posteriormente tras un intento vago, un sobre lacrado de color maíz. Revisando el contenido, incorporé mi postura altiva, llevando la visión hacia el frente, meditando.

    — Muy interesante — musité.

     

    Claramente la misiva guardaria una compilación de datos que esperaba utilizar para argumentar una Investigación que esperaba utilizar para mi posible último intento en la OIS. Desviando mi nívea faz, hacia un pergamino vacio, al cual me aproximé materializando una pluma en la mano derecha, para graficar un mensaje en su interior. Al terminar con la acción, multipliqué el papiro para finalmente convertirlo en una especie de memorándum interdepartamental, con la función de entregar un ejemplar a cada inefable que se hallara trabajando en la oficina de investigación secreta.

     

    http://i.imgur.com/iUYmR.png

     

    • Buenos días.

     

      • Esperando se encuentren en una sola pieza y lúcidos. Se hace uso de la presente para informarles que, se realizará una reunión de emergencia en el salón principal de exposiciones. El motivo es altamente secreto y se requiere inmediatamente de la presencia de todos los inefables que laboran en vuestras instalaciones.

     

    • Atte. Zeth Black Lestrange
      Jefe de la Of. Investigación Secreta
      Departamento de Misterios
      Ministerio de Magia

  9.  

    Oficina Creadora de Hechizos y Pociones

    Oficina Privada de Galedra

     

     

     

    Manteniendo rígida la misma postura, sentí el azotar del viento colapsando a milicentímetros detrás de mí. El golpe de la puerta con el marco de madera, quizás tenía como función, desviarme del espontaneo apoyo que atrajo mi peso, obligando con el acto, a pasar adentro de los espacios personales de la pelirroja. Sin embargo, no tenia mayor incitación que el que me había arrastrado hacia dicha oficina, y el descanso en la fría pared, parecía ser suficiente para mis frígidas carnes.

     

    La curiosidad y el destiempo que obtuve ignorando la agenda, me habían llevado a romper con el esquema asocial que enmarcaba mi imponente presencia. Encontrándome así, en la oficina de la mujer que en sus principios, me detestaba, y que posteriormente se deleitaba con los placeres ofrecidos en mi negocio. Oyéndola vociferar, aun sin volver su faz hacia mi rostro, asimilé las palabras afiladas que desenvainaba. — es comprensible —

     

    Extrañamente, el aroma de la demonio, se desintegraba confundiendo mis sentidos, maquinizando un semblante neutral, mientras, simulaba seguir el hilo de la conversación con la mujer. Sintiéndola pasar por mi lado, proyecté mis ojos sobre una réplica de de la odefa, acomodando una pila de papeles, distorsionando mi percepción. Sin sorpresa pero con extrañeza, saboreaba el sabor de subestimación, tragándolo junto a mis palabras ahogadas.

     

    — Fabuloso encantamiento — musité sin afán de hacer un cumplido.

     

    Meditando la invitación de la Ravenclaw, sentia ligeramente el frio de mis brazos sobre la camisa negra que envolvía mi torso, observando unos segundos, la proyección de la tenue luz de los candelabros en el suelo liso. Tomando en cuenta la pregunta planteada por la mujer, decidí optar por descansar mi postura gelida en el singular sillón rojo, sin extrañeza del color, posé mis celestes orbes en las terminales de las patas del ejemplar acolchado.

     

    Articulando un porte altivo pero a la vez relajado, respondí finalmente — digamos que, me aburrí de conversar con fantasmas —

     

    Planteando una verdad con sarcasmo, prefería ocultar la sinceridad envuelta de ironía, nada difícil para alguien a quien jugar con las palabras y sus sentidos, era tan natural como beber. Compuesto en un semblante inquietantemente tenso, me dispuse a atisbar mis celestes ojos en la mirada curiosa de la joven, relajando mi espalda para llevar un brazo sobre el borde del apoyo del sofá. A pesar del intento, tenía la rabia tatuada en los pigmentos translucidos de la retina, y en el iris, las balas dispuestas a matar.

     

    Sin respuestas para ofrecer a la Anprina finiquité el inicio de la que esperaba, fuera una charla influyente — tal vez mas tarde, me anime a beber algo—

     

     

     

     

     

    Oficina de Investigación Secreta

    Oficina Privada de Zeth

     

     

    Días después…

     

     

    Y así como la arena del reloj parecía caer con mayor prisa, los días transcurrieron ágilmente, dejando en las ultimas mañanas, un sabor de inestabilidad, acompañados de un silencio aparentemente perpetuo. Tras la última reunión con el equipo de la OIS, muchos sinsabores quedaron expuestos, desde los pocos inefables que se hallaban activos, hasta la monotonía conforme las investigaciones propuestas se exponían, quizás un nuevo cambio, atraería nuevamente su fidelidad con el departamento de misterios.

     

    Ciertamente, la oficina parecía encapsularse de un trabajo rutinario, y a pesar de estar acostumbrado a la rutina, también empezaba a aburrirme. Recordaba con afán en medio de los interludios mentales, el trabajo que realizaba como aprendiz, obteniendo siempre el favor de la jefa que me guiaba en mis primeras propuestas de trabajo. Aun guardaba en uno de los cajones de mi escritorio, la síntesis del proyecto que había elaborado, modulo que se había quedado estancado, ante el deterioro de la OIA.

     

    Dentro de mi cuerpo, lejos de mi cabeza pero quizás cerca de mi mente, había un sentimiento extraño que presionaba dentro de la caja toráxica, sobre mis pulmones tal vez, que atraían visiones ilógicas bajo mi frente. Al tomar la jefatura de la Oficina de Investigación Secreta, me comprometía a su evolución, a su progreso, pero lo que mis ojos vislumbraban, no estaba dentro de mis parámetros. Un aroma a azufre parecía empañar uno de los muros de mi oficina, atrayendo mi atención, reconociendo instantáneamente el efecto y la silueta que formaba la bruma espesa.

     

    — Señor Black Lestrange — musitó con elegancia el ente, realizando una espontanea reverencia.

     

    — ¿largas vacaciones? — inquirí asintiendo mi cabeza como símbolo de saludo al fantasma.

    — Productivas, productivas — exclamó el fantasma — es una buena época para vacacionar en Chernóbil. Nostálgico pero ilustrativo —

  10.  

     

    Oficina Creadora de Hechizos & Pociones

    Oficina Privada de Galedra

     

     

     

    Los pasillos desolados del departamento de misterios, acentuaba el misticismo que envolvía la novena planta. Sin intenciones de volver a la frigidez de las paredes de mi Oficina, decidí aventurarme a un nuevo recorrido, percibiendo mis pasos en otra dirección. Manteniendo una neutralidad intolerante, no reparé en detener mi camino al final del pasillo, puesto que conocía claramente la función que se cumplía tras esos muros. Como imán atrayendo el hierro, aparecían instantáneamente visiones sobre teorías que manejaba a cerca del trabajo que se realizaba dentro de sus instalaciones.

     

    Hallándome siempre fascinado por la idea de crear nuevas pociones, experimentando con elixires y especias limitadas para el resto de personas ajenas a dicha dependencia. Sin duda, no había tenido la posibilidad de adentrarme a observar dichos experimentos, por el simple hecho de mantenerme “centrado” en mi oficina. Pero, así como la apasionada torrente de investigación iniciaba su recorrido en mis escasas venas, maquinando el sentido de la indagación y la curiosidad, así también, un par de imágenes que se proyectaban en mi cabeza, recapitulando los hechos ocurridos apenas hacía un par de lunas.

     

    — Vaya encuentro — murmuré siguiendo las luces empotradas en el techo. Sin siquiera llamar a la puerta que me llevaría a la dependencia de la Anprina, materialicé en la diestra mi varita de vid, con la cual realicé una floritura perfecta para abrir la puerta e ingresar hacia sus adentros, donde a través de un hall similar al que se hallaba en todo el departamento, accedí en búsqueda de mi destino a fin. Con un gesto de soberbia, parecía disfrutar del contraste hallado con la mujer que lideraba dicha oficina, consciente del momentáneo exilio que pretendía realizar.

     

    Consciente de las habitaciones silenciosas, llevaba mi talle por los suelos lisos de los salones, ahogando mis pasos en mi perfecta postura, canalizando mi porte en un pasillo anexo, por el cual, según mis instintos, llegaría a la oficina privada de la jefa de dicha dependencia. Eureka, pensé manteniendo el talle altivo y serio, maquinaba mi rostro inexpresivo en el espacio ambientado por la pelirroja, apoyándome en el marco de la puerta en una apariencia relajada pero endurecida, entrelazando los brazos sobre mi pecho, mientras observaba de espaldas a la dueña del espacio, acomodando algunos papeles.

     

    — No hay mucha diferencia — vociferé fraccionando el silencio — debo admitir, que la luz de los reflectores te favorece mucho —

     

    El sarcasmo se venía venir a flor de piel, entretanto, plasmaba la mirada retadora que ejercían mis celestes orbes, imponiendo mi etérea faz sobre el porte curvilíneo de la exuberante pelirroja. Masticando las escenas de la noche anterior en el translucido color de mi visión, disponiéndome a relajarme de las labores absurdas de la OIS; para tomarme algún tiempo y distraer a los fantasmas que aquejaban dentro de mi cabeza, pudriéndose cerca de mis recuerdos e infectando los buenos sentimientos que iban en extinción.

     

     

     

    ...

     

     

    Castrum Mare y Castra Sanguinarius

    Oficina Privada de la directora

     

     

    El espaldar de la silla acolchada en medio del salón sellado, no era suficiente para relajar los músculos extremadamente tensos que se tejían en mi perfecta postura altiva, a la altura de mi cuello y hombros ocasionando un malestar adicional que parecía estar enmarcado aquel día. Por un momento sentí que la poca sangre que viajaba a través de los conductos de mi sistema circulatorio, empezaban a bullir con el calor de los mensajes afilados, además de presente necesidad de hacerle recuerdo a la Nevarak de sus propias palabras.

     

    No tenía intenciones de seguir malgastando el tema, por lo que las punzadas en la sien, generadas por el ambiente cargado, empezaban a ser contraplacadas con la frigidez de los dedos de mi diestra, apoyando el peso de mi cabeza en la palma de mi mano derecha, uniendo mis parpados en un absoluto trance, donde no oía palabra alguna, solo respiraba profundamente tragándome las palabras que se alborotaban en mi garganta, con intenciones de ser escupidas para citarle a la bruja, sus propias líneas.

     

    En un nuevo intento de distraer mi atención y dejar que la rubia terminara la idea de lo que ahora ocupaba su mente, decidí repasar el camino que había realizado durante el trayecto a la Oficina, recordando algo interesante que me había alterado mi percepción del día. Me alegra que estés lejos de todo esto, amigo. Pensé en silencio, en medio de un inexpresivo semblante, perdiéndome en las palabras envolventes de la Nevarak, mientras, a mis oídos volvían los cotilleos imperceptibles que viajaban más rápido que los memorándums interdepartamentales en las cabinas de los ascensores.

     

    Inhalando hondamente, materializa un vaso de agua con varios cubos de hielo en su interior, rozando los límites del depósito de cristal, quizás con la finalidad de entumecer mi lengua y callar hasta que no haya más cosas relevantes que decir. Bebiendo del cáliz transparente, fijaba mis opacas orbes celestes en la mirada indignada de la mortífaga, asimilando la última respuesta vocalizada por la directora. No me hallaba del todo convencido con el motor de dicha tarea, pero tampoco es primordial que esté de acuerdo, después de todo, nunca me importó entender las cosas.

     

    — ¿cuando se concertará dicha reunión? — Cuestioné finalmente.

     

    — es entendible, que ésta ha sido una entrevista hostil. Una exposición más formal sobre la nueva investigación, finiquitaría los detalles relevantes, que seguramente surgirán las concluir esta asamblea— vociferé.

  11. ...

     

    Buenas buenas, ¿que tak gente?

     

    Por supuesto Hades, y tengo los animos puestos para volver a activarme en el EDS-

    aunque aun exijo que me pongan motivación :sad:

    vengo a dejar mi reporte y ver que hay de nuevo por aqui, noto que Kasssandra no se ha posteado a rolear, creo que terminaré negociando con los prisioneros para rolear más en la carcel xD

     

    Ficha de reporte Roles/Torturas

     

    Nombre de la Sombra(Mortifago): Zeth Black Lestrange

    Actividad(Rol/Tortura o ambas): rol

    Prisionero Torturado o con el que se roleo: solo

    Resultado: normal

    Fecha: 26/04/12

  12. ...

     

     

    Envuelto en una atmosfera tenebrosa, arrancaba mi postura altiva, de las pausas que lograba en mi camino, para registrar mi alrededor, oyendo por momentos, el colapsar de los pasos extintos de las sombras que rondaban la cárcel. Mis ojos, observaban indiferentes los barrotes que limitaban la libertad de los presos, arrastrando lentamente al ritmo de mis pasos, los recuerdos impregnados en las celdas ahora vacías.

     

    Motivado por el olor de una nueva prisionero, había dejado de autoexilio para volver a la despreocupada vida de las Sombras, exhorto de una vida mundana y aburrida, traía la sensación de rabia por dentro, carcomiéndome por debajo de la piel, como esas sensaciones toxicas que se convierten en la razón de los crímenes más despiadados. Un desquite agradable sin responsabilidad, atribuido al perfil que enmarcaba a los seguidores de la Marca.

     

    El aire ahogado danzaba al compás de la oscuridad, oyendo con deleite los gemidos de piedad que retumbaban en los muros, escondiéndose tras las cortas ráfagas de viento. Ahí, donde la oscuridad reinaba, donde los mortales podían saborear la entrada al infierno. Los angostos pasillos me llevaban hacia un recorrido rutinario por las galerías de los calabozos, entre espacios completamente vacios me enrumbaba hacia los bloques mas desolados del Fuerte.

     

    Manteniendo la firmeza en mis pasos lentos, disfrutaba del silencio perpetuo que ofrecían los pasajes angostos, iluminando el sendero con el remate de mí varita de Vid, acechaba fríamente al frente de mi camino, ocultando el celeste de mis ojos a través de la máscara marfil, guiándome de mis instintos, en la búsqueda de un lugar perfecto para tumbar mis pensamientos, en medio de un cementerio.

  13. ...

     

    Tercera planta

     

     

    Sumergido en un abatimiento repentino, a causa quizás del cansancio del trabajo, empezaba a desligarme del tema, perdiendo el hilo de la conversación con la especialista, meditando sobre la agenda que exigía atención, para proseguir con los demás pendientes que necesitaba finiquitar. Y haciendo un esfuerzo extra, oí una vez más la explicación de la mujer. Un varón, pensé con aquella confirmación, a pesar de haberlo oído alguna vez desde la propia voz de la madre, la aceptación no era completa hasta esos vagos segundos, donde la sanadora articuló tal afirmación.

     

    En algún momento de mi vida, en esos interludios de confusión donde me animaba a pensar como un mortal más, consideré en tener descendía, tal vez una hija; porque mi propia experiencia como hijo, había sido desastrosa. La voz de Ethiane, conversando con la especialista, era suave y llena de esperanza, sentimiento extraño que atraía mi atención, su cuerpo tenía mucha fuerza por su condición de lican, sin embargo, me preguntaba, cuantas emociones humanas podía albergar dentro de sí.

     

    Poco a poco, me perdía entre mis pensamientos, viajando hasta lo más profundo de mi cabeza, cerca al baúl de mis recuerdos, tratando de quedarme perplejo ante la proyección de mis constantes pesadillas. Pronto, en el punto donde empezaba a considerar visitar posteriormente el área de psicología, el cambio de tono en la voz de la consultora me indicaba que el final del compromiso estaba próximo, comprendiendo de esta manera lo educador e influyente que había sido la consulta.

     

    Inhalando hondamente, me incorporé a mi postura altiva, cediéndole la diestra a Ethiane, para ayudarla a ponerse de pie y despedirnos de la sanadora, con intenciones de abandonar el hospital con mucha más claridad sobre el embarazo de la castaña. — Muchas gracias por su tiempo — vociferé cediéndole con recelo la diestra

    — seguramente volveremos dentro de un mes, para un chequeo antes del parto —.

  14. ...

     

    Buenas buenas, ¿que tal gente?

    Siento pasarme recién, despues de mucho tiempo, lamentablemente andaba en negociasiones sobre mi estadia en el foro, lo que me llevó a tener varadas muchas cosas referente a mis responsabilidades dentro del bando. pero ya ando de vuelta y con ganas de volver a las andadas en la carcel. espero que aun no me hayan votado :unsure:

     

    veo gente nueva :D Hola!

    espero tener nueva compañera o compañero xD rolear solo baja la moral en temas compulsivos jajajaja

     

     

    y aqui mi primer reporte:

     

    Ficha de reporte Roles/Torturas

     

    Nombre de la Sombra(Mortifago): Zeth Black Lestrange

    Actividad(Rol/Tortura o ambas): rol

    Prisionero Torturado o con el que se roleo: solo

    Resultado: normal

    Fecha: 23/04/12

  15.  

     

    La capa negra blandía al ritmo de la brisa frígida del viento, colapsando en un choque embravecido hacia las carnes muertas que envolvían mis huesos, minúsculas áreas expuestas de piel, pero tan etéreas que era difícil no visualizarlas en el abrumador contraste. Innumerables habían sido las noches que atravesé hermetizado sobre el cimiento frio del balcón de una aparente deshabitada habitación, por causas que pretendía ignorar, sentía un sentimiento toxico que consumía mis órganos internos en una especie de ardor.

     

    Mis pasos resonaban sobre la agreste tierra, mientras, recorría el pasaje extenso que arrastraría mi caótica presencia hacia las temerarias instalaciones del Fuerte de Nurmengard. Con la mirada petrificada en el camino, ignoraba el entorno a través de la máscara marfil que guardaba con recelo mi identidad, cuya forma sinuosa se extendía por encima del cráneo, uniéndose sobre el cabello negro dejando a la vista la piel de mi mentón y labios, inexistentes facciones que marcarían un juicio correcto al momento de suponer mi nombre.

     

    Al instante, el contacto de la careta con semblante indiferente, atraía las memorias envueltas en sangre y suplicas de reos. Mi diestra sujetaba sin mayor cuidado la varita de Vid, bajo la manga de una especie de chaqueta larga en forma de sotana, cubriendo mi porte con las lúgubres vestiduras. Abriéndome paso dentro de la fortaleza mortífaga, encaminándome hacia la galería de celdas donde esperaba deleitarme con la compañía de algunos ejemplares del bando contrario.

     

    Conversaciones sarcásticas llenas de terror, avivarían el sentimiento siniestro y sádico que el tiempo no podía aplacar. — veamos que nos espera hoy —

     

    Siguiendo una caminaría angosta, limitado por las gruesas paredes de roca que acompañaban la atmosfera fúnebre que seguía mi sombra, bajo la tenue luz de una antorcha en el fondo de una esquina, sorteaba los pasajes convencido del destino al que aspiraba llegar. A mi derecha el silbido del viento, susurrando gritos inmortalizados en los muros, y a la izquierda, el olor agradable de sangre pudriéndose en los suelos húmedos de los calabozos.

  16. ...

     

    Dirección

    Oficina Privada de Juve

     

     

     

    Me mantenía indiferente en mi posición, con la cabeza erguida como me caracterizaba, extendía una diestra sobre la tela del saco sastre que vestía sobre un polo neutral, empuñando con fuerza mi mano, por mero instinto, entretanto, mi vista que dirigía sin reparos a la visión desabrida, captando el motor inexistente que parecían maniobrar el raciocinio de la mortífaga, haciéndome fácilmente con las indulgencias que envolvían sus palabras arrojadas sin previa meditación. Manteniendo aun la supuesta compostura, proyectaba mi mirada fulminante hacia la mujer adyacente.

    — ¿siempre? — Repetí ofendido — ¿insinúas que mi trabajo es defectuoso? — añadí de inmediato oyendo las replicas en mi cabeza sobre las palabras de la rubia, palabras basadas en su espontaneo criterio, los cuales no eran basados en pruebas fehacientes, al menos, no lo recordaba de esa manera yo.

     

    — ¿y qué pretendes que haga? — cuestioné con dureza, esforzándome por mantenerme dentro de mi sitio. — ¿despedirlos a todos? — agregué materializando al instante un compendio de carpetas en mi diestra, lanzándolas de inmediato sobre la lisa superficie del escritorio de la directora, consciente del gesto netamente causal, atisbando mi celeste mirada de tal forma que el translucido de mis ojos podía transmitir la sensación de impotencia y enojo que se transmutaban en hiel recorriendo los torrentes vacios de sangre.

     

    — adelante —.

     

    — Según recuerdo, la mayoría de los trabajos de esa dependencia, han sido laborados a la perfección — repliqué indiferente — ¿paciencia? Tú no eres quien lidia con el papeleo y las investigaciones secretas varadas que rugen atención. Si estas tan conmovida con el escaso desempeño de la oficina, porque no se los dices personalmente. Exprésales tu pesar, cuéntales sobre tu decepción, alínealos a tu manera — sentencié.

     

    Después un gesto de sarcasmo se pudo percibir claramente en la magnitud del salón, desde mis fauces, una risa jugueteaba sobre mi faz ante las últimas palabras de la Nevarak, puesto que su actuación era contraria a la que esperaba, siendo ella la que pidió los archivos de los inefables que consideré despedir. Toda aquella actuación empezaba a hartarme, ya había soportado suficiente en aquellas instalaciones, como para que subrayen subliminalmente mi capacidad de jefe en una oficina que se encontraba varada durante muchos meses. Ahora entiendo el por qué. A punto de considerar mi carta de renuncia, me detuve unos segundos junto a mi vista estampada sobre una fracción del muro paralelo a mi maquinada postura. Maldita la hora que apareciste. Maldije en mis adentros.

     

    Mi afilada vista, se vaciaba interminablemente en la figura de la mujer que se hallaba delante de aquel desagradable pupitre. Mis labios se prensaban de una manera perfecta, para no ser percibida desde el exterior, sellando de esta manera las palabras que colapsaban en mi garganta y picaban en mi paladar, estaba ofendido, furioso y harto, sobretodo harto. Ya hostigado con el tema, empecé a poyarme con mucho relajo sobre el acolchado espaldar de mi sillón, inhalando lentamente, llevaba los frígidos dedos de mi diestra hacia la sien de mi cabeza, ignorando completamente las presencias que pudieran estar en la habitación.

     

    Por unos segundos, en mi mente se proyectaron extrañas visiones, un listado de vacantes en la planilla ministerial, un listado al que no tenía intenciones de ignorar. Tal vez el departamento de aurores, pensé mientras la palabra originada desde la voz de la rubia, se colaba en mis pensamientos, o quizás… continué mascullando mentalmente, hasta que en un estado indiferente, me permití volver a la realidad atosigante de una desagradable reunión, sin antes considerar seriamente pedir unos analgésicos para la mortífaga. Componiendo una postura altiva captaba el concepto de la investigación que exponía la mujer, manteniéndome en un porte altivo e incrédulo.

     

     

    Desviando únicamente mis orbes hacia los titulares de las carpetas, observaba con desconfianza la investigación encomendada — ¿el ministro sabes de esto? —

    — ¿no admitirás fallas? — Reté ya con la mirada a punto de disparar — si tienes algo más que "informarme", debería ser más clara — agregué con cuidado y dureza en mis analizadas palabras.

     

     

     

    ...

     

     

    OFF FOLL:

    Muchas Gracias Juve por responder mi rol, con los días que transcurrieron, empezaba a creer que solo querias rolear con Neos.

  17. ...

     

    Oficina de Investigación Secreta

    Oficina privada de Juve

     

     

    Apoyando mi talle sobre el acolchado espaldar del sillón, observaba paralelamente la visión aguamarina de la mortífaga. Ensimismado en el análisis que realizaba a los datos que le había transmitido. Conscientes del lamentable movimiento en la oficina que lideraba, descendiendo rápidamente, convirtiéndose en la dependencia mas abandonada en la novena planta. Situación que no me permitiría acatar, liberándome de esa manera, de responsabilidades externas, para involucrarme más en el concepto principal de la OIS.

    — Agradezco la confianza — vociferé.

     

    Y sosteniendo en el aire un interludio que acogió la Nevarak, alargando su respuesta, tendí a asimilar su pensar frente a la alarmante situación, comprendiendo a la perfección la preocupación que demostraba la misma, desviando mis orbes hacia las carpetas que celaba la diestra de la rubia, atisba a los papiros empilados, reconociéndolos al instante, como parte de las pruebas con las que la directora sustentaba su confianza. Magreando mi semblante casi inmóvil, degustando la última línea que recitó, poniendo en tela de juicio mi última propuesta de trabajo.

    — es obvio que la decadencia de actividad por parte de los inefables, han truncado mi módulo de trabajo — expliqué seriamente — sin embargo, no será un trabajo finiquitado. Puesto que, se encuentra en stand-by, además de que lo he tomado como ejercicio para llegar a la decisión de los despidos, los cuales puedes cotejar inmediatamente — aseguré.

     

    Extendiendo una de mis frígidas manos en el aire, para materializar en medio de mi palma, una carpeta de color azul, la cual contenía en su interior las fichas de los empleados que despediría, ignorando el siguiente párrafo que la joven mortífaga articulaba desde sus cuerdas vocales, controlando la respiración casi imperceptible de mi pecho, hermetizando los gestos nulos de mi gélida faz, recibiendo su afirmación por los futuros desmemoriados magos, respondiéndole de la siguiente manera.

     

    — Por supuesto — dije sosteniendo la mirada vibrante de la rubia — mi compromiso con la oficina, va más allá de un nombre en una planilla —

     

    Esbocé con seguridad de mis palabras, maquinando un porte sabio, captando la intención de la directora, no pude evitar formular una sonrisa maliciosa sobre mi solidificado semblante, asimilando que mi afinidad por el bando mortífago, no era la razón de mi personalidad, sino que, el bando mortífago era el que mostraba más afinidad por mi destructiva personalidad. — Me gustaría aprovechar este momento, para discutir sobre los nuevos parámetros sobre la investigación de mi oficina — musité.

     

    — si bien, antes me lo habías mencionado de manera informal. Sería bueno, retomarlo ahora con el sentido oficial que merece—.

     

    Sentencié, convencido de que la nueva trama, sería un factor importante en la formación de los inefables que la laboraban en la Oficina de Investigación Secreta, además de que, pondrían a prueba su ética, profesionalismo y compromiso con la OIS. Siendo lo ultimo un concepto valorado por mi persona. Llevando mis frígidas manos a un encuentro, entrelazando mis dedos sobre el borde de la lisa superficie del escritorio, aguardaba la respuesta de la Nevarak, relajando mi postura sobre mi asiento.

  18.  

    Oficina de Investigación Secreta

    Sala de Reuniones

     

    Observaba atento la neutralidad de la habitación, empozando mis ojos en una de las paredes que se hallaban perpendiculares a mi posición, atisbando la mirada translucida sin complicación, sobre la porosidad absoluta de un aparente muro blanco, donde parecía crearse una especie de neblina ligera, la cual se originaba de la misma pared, indicándome con ese gesto, que seguramente algún nuevo inefable, estaría a punto de llegar a la Oficina de Investigación Secreta. Con la última pregunta sostenida en el aire, tras un interludio mientras ingresaba una de las subalternas, esperaba el despertar de la silenciosa sala. Pero la intervención de dicha joven, culminó momentáneamente el silencio.

     

    — Sí, es una de sus funciones — dije tomando la respuesta de Ariadna.

     

    Formulando un rostro sereno pero neutral en mi rostro, ante la directa respuesta de la Lincourt, relajé mi cuello con movimientos circulares, mientras, volvía a la seriedad del tema, puesto que la investigación que llevaríamos a cabo, comprometería la ética de todos los presentes en la oficina, además de nuestra capacidad para sumergirnos en teoremas más delicados para el Ministerio de Magia. Inmediatamente después, asimilé la siguiente pregunta de la hechicería, disponiéndome a resolverla con la seguridad que me caracterizaba.

     

    — El ejercicio realizado anteriormente, tenía dos finalidades — vociferé, retirando mi visión del vaso.

     

    — la primera, era recaudar los datos de los investigados, los cuales irían a la ficha que se les entregó. Para un mejor seguimiento de actividades extracurriculares, y así ayudar a la erradicación de seguidores de bandos y uso indebido de magia. La segunda finalidad, era medir el tiempo que administraban a la compilación de dicha información, para tener una medida de entendimiento, de su velocidad en el ámbito de la captación de datos, y su esmero para con la oficina — sentencié.

     

    — Como comprenderán, por ahora, dejaremos de lado ese asunto —.

     

    Satisfecho con la intervención de la joven, y con la respuesta que entre paréntesis había resuelto para ella, inhalé profundamente manteniendo un semblante rígido. Pero, antes de explicar completamente la finalidad de desviando mis celestes orbes hacia otra inefable, quien profundizó más el concepto que su compañera había dicho primeramente. Agradeciendo el aporte, con un gesto de asentimiento de mi cabeza, posando mi diestra sobre una pila de carpetas de color azul, exactamente iguales, las cuales contenían diversos documentos vitales que apoyarían la explicación de la investigación encomendada desde dirección. Pero, antes debía terminar con las dudas de las jóvenes, referente a la tarea anterior.

     

    — ¿hay alguna inquietud, que se quiera resolver ahora? — cuestioné, esperando finiquitar el asunto y adentrarnos más en el tema de investigación.

     

    — lo primordial es finiquitar de una vez con ese tema, y pasar página para resolver la siguiente tarea. Para ello, debo decir que, toda la oficina trabajará en conjunto, retomando de esta manera, la metodología que solíamos utilizar en las investigaciones anteriores —.

  19.  

    Oficina de Investigación Secreta

    Sala de Reuniones

     

     

    Suspendido sobre la comodidad del sillón, mantenía un rostro endurecido que proyectaba una neutralidad inquietante. Inhalando lentamente, casi de manera imperceptible. Apoyaba mi peso sobre el espaldar acolchado de la silla, sin quebrar la solidificación de mi semblante, sintiendo una punzada en la coronilla de la cabeza, cerrando los ojos inmediatamente por reflejo, volviendo al punto de dolor con un puño de mi surda, para contrarrestar la presión que se hacía presente en cada segundo de sigilo; aguardando una respuesta o interpretación de la pregunta anteriormente formulada por mi persona.

     

    Pero en medio de los cimientos de, unos pasos desde el exterior del salón, atrajeron la atención de los presentes en la Sala nívea, desviando mis celestes orbes hacia la puerta sellada que producía unos golpeteos suaves, indicando la llegada de otro inefable a la reunión ya iniciada. Enarcando mi ceja izquierda, aguardé unos segundos para impacientar el interludio y esperar reacción alguna por parte de las jóvenes que aun meditaban sobre lo que responderían, o al menos, despertaran del abatimiento.

     

    — Adelante — exclamé, invitando a pasar al individuo tras la puerta.

     

    Confirmando la teoría de mis sentidos, saludándola con una leve afirmación de mi cabeza. En la actualidad, la Oficina de Investigación Secreta, era campo destinado a la población fémina, puesto que la totalidad de las inefables eran mujeres, lo cual, era curioso. Más allá de mis distracciones sobre temas triviales que no eran prioridad en aquel momento, señalé un asiento con mi mano derecha para la joven Lincourt, esperando de ésta manera, que se incorporara vertiginosamente a la aglomeración.

     

    — ¿y bien? — Cuestioné, esperando que alguien me diera una respuesta — Estoy seguro. Que alguna de ustedes ha oído hablar del Departamento del Cuartel General de Aurores —

     

    Analizando las dudas en los rostros de las jóvenes, ¿acaso la sola pregunta iniciaba una sensación de tabú? A mis sentidos habían llegado siempre los rumores controversiales sobre la predisposición y el trabajo que se llevaba a cabo en sus instalaciones, de las cuales poco o nada se conocía, al menos no de manera abierta. Y en ese instante, lo que más requería, era exactamente escuchar la percepción de las inefables sobre dicho departamento, saber de qué tanto estaban empapas del tema en cuestión, para así tener una base con la cual exponerles la nueva investigación.

  20.  

    Oficina de Investigación Secreta

    Sala de Reuniones

     

     

    Ensimismado en la ponencia, continuaba expresando mi malestar hacia las jóvenes reunidas alrededor del mesón circular, mientras, proyectaba en la delgada pantalla, los nombres de los magos que serian desmemoriados por su ineptitud frente al trabajo, con la esperanza de que entenderían que todos nos veíamos involucrados con la fidelidad y la laboriosidad que profetizaban y realizaban en sus puestos como inefables. A pesar de ello, estaba a gusto con los inefables que seguirían trabajando conmigo, puesto que eran el motor de la Oficina de Investigación Secreta.

     

    Pero en medio de la exposición a manera de homilía dominical, unos recuerdos se propagaron en mi cabeza. Me hallaba sentado sobre una silla contigua a un escritorio, bajo la palma de mis manos, un compendio de hojas con fotografías aterradoras, rostros desfigurados y argumentos de magos, brujas y muggles que hablaban sobre cadáveres que caminaban y devoraban a los “vivos”. Tazas de café y desvelos interminables. Visiones que me recordaban los desvelos previos al triunfo de mis investigaciones cuando apenas era aprendiz en una de las oficinas del Departamento de Misterios.

     

    Concentrándome nuevamente en el presente, con la mirada clavada en un punto central, me percataba de mis labios continuaban con el sermón que mis cuerdas vocales emitían, como en modo automático por la memorizada reprimenda. Inhalaba hondamente haciendo una pausa en mitad del prospecto emitido, ignorando lo que decía y en qué parte fundamental me hallaba, para sentarme en el sillón blanco que me pertenecía, quedando en silencio ante las miradas atentas de las brujas que en sigilo aguardaban un gesto humano del duro rostro que se solidificaba con cada respiro maquinizado.

     

    — Espero que no vuelva a suceder una situación como ésta — finalicé con el tema.

     

    Alzando mi porte altivo, me propuse iniciar con el nuevo trabajo que se nos había encomendado desde dirección, no sin antes, estar seguro de que mi equipo de trabajo se encontraba ligado al posible campo que abarcaríamos con mayor magnitud. Puesto que el fracaso del último ejercicio realizado, a través de la recopilación de datos para una nueva Cámara, había resultado nulo, al menos, tenía la esperanza de que alguna de las presentes supiera más que un simple rumor sobre las actividades que se realizaban en una de los niveles del Ministerio de Magia.

     

    — alguien puede explicarme ¿Cuál es la labor que se realiza en el Departamento de Aurores? — cuestioné, iniciando de esta manera la introducción a la nueva investigación.

  21.  

     

    Oficina de Investigación Secreta

    Oficina Privada de Juve

     

     

    Enclaustrado en una postura rígida, vivía mis horas en los abstractos mundos paralelos de la realidad, perdiéndome entre los recuerdos y huyendo de las punzantes y constantes pesadillas, sueños despiertos que aquejaban el perfecto control que regia mi vida. Una extraña sensación que parecía rasgar desde adentro, obligándome a romper en ira. De pie con las manos en los bolsillos de mi saco sastre, observaba con ojos de análisis una pintura enmarcada en un precioso cuadro de plata, el cual, descansaba sobre el muro que limitaba el espacio de recepción, con la oficina de la directora del departamento.

     

    Ahí, con los ojos clavados en los cabellos dorados de la musa inspiradora y sin mayores distracciones en las cuales huir de los recuerdos, registraba con mis orbes los posibles movimientos que hubiera utilizado el pintor en la creación de aquella curiosa composición. Pero, antes de caer en el significado esencial del lienzo, mi atención fue desviada hacia la voz de la secretaria de Juve, quien me comunicaba la respuesta afirmativa por parte de la Nevarak; logrando una inhalación profunda e imperceptible, arranqué mi vista de la pintura, con intenciones de volver posteriormente a su encuentro.

     

    Inmediatamente, llevé mi postura altiva y elegante, hacia el interior de la oficina predispuesta por la directora, llamando así a su puerta para anunciarme e ingresar vertiginosamente. — buenos días —.

     

    — Tanto tiempo —. Exclamé saludando a rubia, entretanto, relajaba mi postura en un sillón contiguo al escritorio donde la mortífaga se encontraba, recibiendo su respuesta y llegando a un interludio de silencio mientras buscaba fácilmente las palabras que utilizaría para informarle el por qué de mi presencia sorpresiva en los ambientes de la dirección. Extendiendo una mano sobre la superficie lisa del pupitre, llevé mis celestes orbes hacia la mirada de la bruja, expresándole lo siguiente:

     

    — el motivo de mi presencia, es para comunicarte que daré de baja a varios de los magos laboran en mi área. La razón de ser y la importancia de realizarlo, es porque la OIS ha disminuido notablemente su actividad, por consiguiente, necesitamos empleados que reemplacen a los otros que ni siquiera se han presentado ante mi — le comuniqué con minúsculo tono de preocupación. — Vacantes — agregué con seguridad.

     

    — del grupo que estoy liderando, existe un 40% que se encuentra inactivo — pausé — y considero que deberían ser separados del departamento, puesto que no están cumpliendo con sus labores, ni mucho menos se han acercado a comunicarme excusa alguna —.

     

     

     

     

    Dirección del Departamento de Misterios

    Sala de Reuniones

     

     

    Encerrado en una postura inquietantemente neutral, suprimía las emociones que encendían mis adentros. Enarcando mi ceja, atisbé mis ojos a los gestos que las jóvenes formulaban ante el abatimiento, cayendo en el sonido que lograba la presión de los nudillos en la varita oscura de una de las hechiceras, mientras, observaba el salón más pequeño de lo normal a la par que mis labios vocalizaban palabras referentes a al compromiso y la responsabilidad de cada empleado del departamento, palabras que hacían énfasis en el juramento que habían realizado al ingresar, y homilías trilladas que esperaba llegaran al entendimiento de los presentes.

     

    — entre los puntos que quiero discutir con ustedes, se encuentra el que está ligado al proyecto que iniciamos el mes pasado — musité con molestia. — Lo cual me ha puesto al borde de la duda con vuestra capacidad y compromiso con la oficina —.

     

    — es limitante observar como caía la arena todos los días que demoró el primer informe en llegar. Y ha sido inquietante la espera de las demás carpetas, aun lo es —.

     

    De pie, retiré mis gélidos dedos de la superficie lisa, paseando mi talle alrededor de la mesa, con la mirada precisa en el frente y con las palabras de impotencia y decepción estancadas en la garganta. Decepción al ver la cantidad de inefables que faltaban, y esperanza al observar a las jóvenes que estaban atentas y presentes en la tan retardada reunión. A punto de fraccionar el control emocional que me regia, desvié mis celestes orbes hacia una pantalla gigante, que descendía del propio techo ubicándose delante de las jóvenes, emitiendo el porcentaje de actividad de cada inefable en la OIS.

     

    — los porcentajes mínimos pertenecen a los inefables que serán invitados a abandonar las instalaciones de la novena planta, desmemorizados y con un sello de irresponsabilidad en su historial —.

     

    Obviamente ninguna de las inefables presentes en la reunión, se encontraban en el margen mínimo del cuadro analítico que exponía la proyección, sin embargo, estaba seguro que sus rendimientos habían disminuido también, y creía fielmente que mi ausencia tenía mucho que ver. De pie, al lado de la pantalla, me quedaba en silencio observando las reacciones de las jóvenes, esperando que mi silencio fuera suficiente sermón para llegar a una reflexión para ellas, puesto que eran brujas muy valoradas para mí; me rehusaba a perder su desempeño y responsabilidad, uniéndose a la caída de la Oficina. Al menos no en mi etapa de jefatura.

  22. ...

     

     

    Tenía un gran desazón en mi estomago, y muchas palabras afiladas estancadas en lo profundo de mi garganta, cierto dolor y cierta rabia que envolvían un sentimiento desenfrenado de discordia entre lo real y lo imperceptible, solo quería ahogar la sensación de descontrol en mas mares de alcohol. Mis pasos colapsaban sobre el suelo agreste de unos parajes desconocidos, examinando con atención el entorno, me dispuse a ingresar a un Fuerte monumental custodiado por misteriosas defensas.

     

    — Veamos qué hay de nuevo — susurré mientras pasaba de largo bajo rutina, las defensas mortífagas.

     

    Los rumores atrajeron nuevamente mi porte hacia las galerías de celdas donde las sombras hacían guardia, aquellos ambientes oscuros limitados por gruesos muros fríos y suelos húmedos, aguardando en su aparente sigilo guarecer a sus más apreciados convictos. Una capa espesa envolvía la túnica negra que abrazaba mi espalda, mientras, mi cabello negro caía sobre mis hombros contrastando con la máscara marfil que guardaba mi identidad.

     

    Mi diestra, sostenía firmemente la varita de vid que guiaba mis pasos en las penumbras, entre tanto, atisbaba atento con mis celestes orbes hacia el frente oscurecido, guiándome de las corrientes de aire que se colaban entre las esquinas de las rocas superpuestas, engrosando los muros impenetrables del Fuerte. La noche había sido una más de aquellas torturas en las que los fantasmas de mi vida se asomaban a mi habitación, recordándome los errores y los enigmas de un sortilegio de durezas que fragmentaban más mi humanidad.

     

    Llegando al final de un quebrado pasillo, clavé mis afilados ojos en la galería de celdas que se turnaban bajo la tenue luz de las antorchas, registrando lentamente el interior de aquel conjunto de calabozos, asimilando la ausencia de encarcelados que distrajeran mi atención. sin más, me dirigí hacia otra zona de la cárcel, siguiendo un pasillo largo que me llevaría a otra galería de mazmorras, donde también, se podía percibir el mayor silencio prolongado.

  23.  

     

    Oficina de Investigación Secreta

    Sala de Reuniones

     

     

    Había un sentimiento que corroía dentro de mis carnes, punzando desde adentro de mi pecho, como acido en el paladar o sal en las heridas, poco a poco entraba en un cuadro de descontrol, donde el inicio se vislumbraba en los caóticos recuerdos de una personalidad aparentemente frígida. Apoyando el peso de mi cuerpo sobre el espaldar del sillón, guardé el color de mis ojos, perfeccionando un semblante de reposo, pero a pesar de la acción, aun mantenía un severo gesto de neutralidad y seriedad.

     

    Oyendo las respuestas de las inefables, como si atendiera con devoción sus replicas; analizaba realmente la presencia de los magos y brujas en la oficina de investigación secreta. Mientras la arena del reloj caía, se tejía un ambiente lánguido y nuboso, puesto que la sala solo contenía a poco más de un par de inefables, hallando mucha desazón en mi garganta por causa de los divergentes. Sin duda, era el tema más preocupante en la oficina, sin embargo esperaba solucionar el percance con medidas necesarias.

    Gaby y Jessi, habían sido de las primeras en llegar, negándome a repetir la reunión, me sentía obligado a esperar por las demás. Poco después, la presencia de una nueva inefable se manifestó en los ambientes gélidos del salón, enarcando una ceja ante los mensajes continuos vocalizados por Looney_black, una joven que había pedido permiso hacía varias semanas. Además de ella, otra conocida bruja llegó al lugar pactado (Ludmyla), refunfuñando con irónicas palabras que eran fácilmente perceptibles para mí, correspondiendo su entusiasmo con mi sencillo sermón.

    — Buenas tardes — respondí a ambas jóvenes.

     

    En un reflejo de caer en el aburrimiento, me puse en pie caminando por la amplia habitación, a la búsqueda de alguna ventana por la cual colar mi visión y distraer mi mente, sin embargo, no existía ventana alguna, ni distracción que sirviera de ayuda. Entonces, seguro de iniciar la reunión con las jóvenes asistentes, volví mi porte hacia el lado de mi silla, cerca de la mesa, atisbando mis ojos a las miradas abatidas de las jóvenes — ya esperamos suficiente — pensé.

    — bien, empecemos —.

     

     

     

     

     

    Dirección del Departamento de Misterios

    Oficina Privada de Juve

     

     

    Aquella mañana había despertado con una idea punzante en mi cabeza, consciente de que aun tenía una reunión pendiente con la directora del departamento al que le impartía mis servicios, bonificaba aquella situación con una nueva incógnita. Continuando la monotonía de todos los días de trabajo, dirigí mi altivo porte hacia las oficinas del Ministerio de Magia, captando uno de los elevadores que me ascenderían hasta la planta a fin.

     

    Mi rostro inerte, era el perfecto semblante del control emocional, inherente a mi perfil oscuro; de carnes extremadamente frías y movimientos maquinados, era uno más de los seres más lúgubres y misteriosos de aquellas instalaciones. Pronto, descendí del elevador, fijando mis celestes orbes sobre la superficie porosa de una puerta de madera, ingresando al “hall circular” de la novena planta, ahí, pinté en mis memorias el lugar al que buscaba acceder, y tras algunos segundos, giré la perilla para encontrarme en el recibidor de la dirección.

     

    En el silencio entrecortado, por el ruido causado de papiros desdoblados y memorándums incinerados, distinguí sin dificultad la silueta de una mujer en el ingreso de una pequeña sala, acomodándose en su lugar de trabajo, en la recepción de la oficina privada de la directora del Departamento de Misterios. Enarcando mi ceja izquierda, llevé mi talle tenebroso hasta el escritorio de la fémina, siendo recibido al instante por su melodiosa voz, reconociéndome al instante e imaginando mis posibles razones de tan extraña visita.

     

    — Buenas tardes— saludé endureciendo mi tono de voz.

    — Deseo reunirme con la directora —.

     

    Enarcando una ceja ante los rutinarios movimientos de la secretaria, tendí a volver mi talle imponente hacia uno de los extremos de la habitación, cerca de una repisa de vidrio que contenía varios libros en su interior. Deteniéndome a hojear los títulos graficados en los lomos de los tomos, extendía mis gélidos dedos hacia la tapa de un ejemplar y así favorecer la lectura de uno de ellos; manteniendo una actitud entre seria y lánguida, aguardando el momento para conversar con la Nevarak.

  24.  

     

    Oficina de Investigación Secreta

    Sala de Reuniones

     

     

    Cabizbajo y meditabundo, reflexionaba sobre el incalculable poder que desvaloré de los objetos que guardaba el reciento salón (Cámara de Exposición) abandonando aquellos pensamientos para internarme en mis propios conflictos. Mis ojos penetraban el suelo pulido que mis pies pisaban, perdiéndome en un punto nublado entre el blanco del mármol, oyendo susurros de una brisa inexplicable, danzando al son de mi respiración en medio de una habitación sin ventanas, luchando mentalmente con los fantasmas que aquejaban mis memorias.

     

    En aquella posición casi imperturbable, con la postura relajada pero con los músculos contraídos, nivelaba las emociones suprimidas de mi interior, inhalando profundamente conforme guardaba uno a uno los recuerdos graficados en mi cabeza, para maquinar los movimientos de mi cuerpo mientras desviaba mi vida casi perdida, hacia el ingreso del salón, donde mis sentidos arrastraban a mis oídos los pasos lejanos de un par de inefables que se aproximaban.

     

    Tras algunos segundos de espera, incorporando mi postura hacia el espaldar del mueble, la primera inefable se anunció en el salón.

    — Buenas tardes — vociferé observando la mano que la joven me extendía, sintiendo cierta incomodidad en corresponder aquel gesto –envidiaba aquella temperatura. Y tras algunos segundos, tendí indiferentemente mi gélida mano con dirección a la diestra de Gaby, ignorando su parecer para responder el saludo debidamente.

     

    — hiciste un análisis impecable. Felicidades —.

     

    Minutos después, unos golpes en el cristal de la mampara, avisaron de la llegada de Jessi, quien parecía preocupada por la hora de su arribo, sin embargo, había llegado temprano. Y al igual que su compañera, utilizó un estrechón de manos para saludarnos –¿también tu? Pensé resignado a la nula comprensión de la función de aquel gesto –me enferma sentir la calidez que jamás habrá en mi, resolviendo con precausión la acción al igual que con la anterior inefable.

    — Has llegado a tiempo — musité fijando mis celestes orbes en la joven.

    — Dentro de unos minutos empezaremos la reunión— agregué posando mi diestra sobre el brazo acolchado de la silla, mientras, apoyaba más mi espalda en el mueble, y desviaba mis ojos hacia un librero en el fondo del salón.

  25.  

     

    Oficina de Investigación Secreta

    Oficina Privada de Zeth

     

     

    Mientras ingresaba a los pasillos desolados de la Oficina de Investigación Secreta, mantenía una postura intangible. Ignorando el colapso de mis pasos en los pulcros suelos de las instalaciones, atisbaba mi translucida mirada hacia el fin de camino, recorriendo el pasillo principal para ingresar a un nuevo espacio, donde esperaba encontrar vestigios de que los inefables que laboraban en dicha dependencia, no se hubieran confiado de mi prolongada ausencia, flojeando en sus quehaceres y prescindiendo de sus trabajos.

     

    Reflejando una seriedad perturbadora, depositaba unas carpetas que abrazaba mi brazo, sobre uno de los sillones negros en el recibidor de mi oficina; mientras, en silencio discernía asuntos relevantes para la jornada del día, descartando los pensamientos que azotaban contra las paredes de mi cabeza, organizando bajo prioridad las cuestiones que demandaban mayor énfasis y atención por parte de nuestra Oficina. Relajando mi postura, recorría la neutral habitación, ojeando entre ratos la pila de documentos que se hallaban sobre una pequeña mesa entre los sillones, aguardando a mi revisión.

     

    Recordando también, que antes de mi partida, había dejado una reunión inconclusa con la directora del departamento, y una investigación confidencial junto a un determinado funcionario para con el banco de Gringotts. Deteniendo mis pasos cerca del escritorio, tumbándome en el sillón negro de piel, despojándome de la chaqueta para sentir más comodidad, clavando mis orbes en las cartas que reposaban sobre la superficie del pupitre, extendiendo mi diestra para remover ligeramente las misivas, leyendo con claridad los nombres impresos de sus autores.

     

    — parece que algunos si tienen deseos de conservar su trabajo — vociferé con desdén.

     

    Cogiendo entre mis dedos gélidos, una a una las cartas enviadas por tres de los inefables que trabajaban en la Oficina.

     

    — veamos que estuvieron haciendo—

    — Interesante — alcancé a decir observando la carpeta que Gaby había enviado, quedando satisfecho con el trabajo.

     

    Para después leer el mensaje de Ludmyla, dibujando una sonrisa en mi rostro que se extendía hacia uno de los extremos de mi faz, encontrando cierta diversión en la narración de la joven mortífaga. Posteriormente, leí el ultimo escrito, sosteniendo el gesto de agrado mientras reconocía la letra de Jessi en la firma del esquela, entendiendo las razones que me plasmaba en su mensaje, haciendo memoria para recordar el nombre del funcionario al que le había tocado investigar. Al concluir aquellas lecturas, apoyé mi peso en el espaldar del mueble, tendiendo la cabeza hacia atrás para guardar mis ojos y reflexionar sobre lo anteriormente comprendido.

     

     

     

     

     

    Oficina de Investigación Secreta

    Sala de Reuniones

     

     

    Horas después de mi regreso a las instalaciones del Departamento de Misterios, me hallaba recorriendo algunos pasajes de la dependencia de la Oficina de Investigación Secreta, observando que las labores de construcción y demás quehaceres mágicos por parte de los duendes contratados, habían llegado a su culminación. Complacido por la finalización de dichas salas, me tomé varios minutos de mi agenda para registrar los detalles de seguridad en aquellas cámaras, las cuales no solo aglomerarían importantes datos, sino que también, aislarían en su interior poderosos objetos.

     

    De regreso a los pasillos de la oficina y seguro de la primera tarea que realizaría, detuve mi andar fijando mis orbes en los ambientes de la Sala de Reuniones.

    — bien, a ver qué avances tenemos — musité.

     

    Ingresando a dicho salón carente de ventanas, de altas paredes color marfil y temperatura fría, me aproximé hacia el mueble más resaltante de la habitación, una mesa redonda de cristal que poseía un tamaño considerable pero necesario para albergar a todos los inefables en una junta. Podía observar un pergamino listo para realizar una redacción, acomodando de esta manera mi postura en el sillón oscuro, materialicé en mi diestra una pluma mágica con la cual empezaba a graficar una misiva que enviaría a todos los magos que prestaban sus servicios en la OIS.

     

     

    http://i.imgur.com/iUYmR.png

     

    Buenos días.

     

    El motivo de la presente, es para informales que el día de hoy se realizará una reunión con carácter de URGENTE en las instalaciones de la Sala de Reuniones, en la Oficina de Investigación Secreta. Está demás aclarar que la presencia de todos los inefables es obligatoria.

     

     

    Atte. Zeth Black Lestrange

    Jefe de la Of. Investigación Secreta

    Departamento de Misterios

    Ministerio de Magia

     

     

    Consciente de que los inefables no llegarían a la brevedad a la pactada reunión, me puse en pie observando los muros blanquecinos por mero reflejo, atisbando mis ojos hacia el centro de un muro liso, donde mentalmente dibujaba la silueta de una mujer en el lienzo extendido de la pared — algunas cosas parecen no cambiar — pensé tragando en mi interior un suspiro profundo en mi pecho. Inhalando hondamente tras entrecerrar los ojos, para arrancar segundos después mi mirada de aquel punto, volviendo mis pasos hacia la puerta de cristal por la que había accedido a dicho salón.

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