Jump to content

David Augustus Lestrange

Magos Expertos
  • Mensajes

    2.342
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    4

Mensajes publicados por David Augustus Lestrange

  1. Le parecía tan divertido que le llamasen "Sir Lion" que no pudo evitar esbozar una sonrisa cuando lo escuchó de los labios de la mujer. Los leones siempre habían estado muy presentes en su vida y si algún día, antes de su muerte, lograba volverse animago seguramente sería un león la opción que elegiría para ese proceso tan interesante. 

    ¿Es qué tú no eres político? —cuestionó con una sonrisa perspicaz mirando al hombre (@ Noeline Malfoy McFarlan ), al parecer la mujer sí que lo era. Él había demostrado bastante habilidad al evitar sutilmente la pregunta incómoda que el mago les había hecho sobre por qué no habían ido juntos, un talento que sin duda le vendría muy bien si quería meterse en el complicado mundo de la política en algún momento. —Por cierto, ¿qué tal está la comida? —había visto que se había llevado más de un bocado a la boca y al verlo, el joven sintió a su estómago gruñir. 

    Mi estómago gruñe tanto y tan fuerte que parece el rugido de un león. —soltó, como si quisiera justificar que no podría tener un nuevo más acertado.

    Fue interesante, realmente interesante, escuchar a ambos hablar sobre el Quidditch. El caballero era un gran aficionado al deporte, pero llevaba tiempo alejado y no estaba tan al tanto de las noticias deportivas como antaño. Debería reconocer a ambos si habían defendido los colores de la selección francesa porque... ¡era francés! Pero era malo para los nombres y las máscaras lo dificultaban. Quizá y solo quizá, si los viese sin ellas los reconociera de haberlos visto en algún periódico. O no... últimamente estaba como si le hubieran lanzado un hechizo desmemorizante. O un confundus.

    ¡No! No hace falta que lo digas así. —dijo rápidamente al escuchar a la mujer (@ Ada Camille Dumbledore ). —Puedo ser "Monsieur Lion" o "Sir Lion", pero "Monsieur Sir Lion" me parece demasiado excesivo. —añadió riéndose. —Aunque suena como de alguien importante.

    Se lo estaba pasando bien. Por fin, le dio el primer sorbo a una de las bebidas. La bebida, la comida, el ambiente, la decoración, la música, la compañía... sin duda había sido un acierto ir hasta allí. Aunque había que decir que se sentía algo mal. Mientras Camille era jugadora, política e incluso parecía tener talento para decorar si había ayudado a la decoración de la fiesta, él... Él solo era David. Pero... ¿cuántas personas podían presumir de tener dos "D" en su nombre? ¿eh?

    Una bruja nunca llega ni tarde ni pronto, llega en el momento justo. —habló dirigiéndose a la recién llegada (@ Ashley Emily Black Lestrange M. ) que se disculpaba con su tía por llegar tarde, o eso le pareció entender. —Es un placer. —saludó. Mala suerte sería que se tratase de una muggle y que esa frase justamente no sirviera para ella.

    • Love 1
    • Me encuerva 1
  2. Quién sabe... Sólo digo que tengan cuidado. —dijo con una sonrisa. El hombre (@ Noeline Malfoy McFarlan ) no parecía alarmado por la noticia, así que decidió no confirmar ni desmentir sus palabras. Si quería ser víctima de una poción bebería con la esperanza de encontrarse la supuesta Amortentia y si pretendía que eso no ocurriera, seguro que bebía con preocupación. Fuese como fuese, sería interesante observarle.

    A cámara lenta, vio como la copa volaba desde las manos de la mujer hasta estrellarse contra su armadura, derramando todo el líquido sobre la misma y haciendo que el recipiente se rompiera. Varios cristales salieron volando, sería una suerte si ninguno de ellos terminaba dentro de alguna bebida. Su única reacción fue cerrar los ojos un instante, debido al disfraz y a portar una espada en un lugar que hubiese sido idóneo para su varita, tenía su objeto mágico guardado dentro del mismo, lo que no era nada cómodo para sacarla con velocidad pues tendría que quitarse parte de la armadura si quería lograrlo. Hoy no pensaba hacer magia salvo en caso de extrema necesidad.

    Creo que ha sido un error decir que no me importaría manchar mi vestuario... —comentó mirando de reojo a la atacante (@ Ada Camille Dumbledore ). —Más miedo debería sentir la persona de la que te enamorases... Si asustada lanzas copas, miedo me da pensar qué harás en caso de enfado. —soltó, dejando escapar finalmente una sonrisa para que no se preocupase, estaba disculpada. Rechazó la servilleta, dejaría las manchas como si fuesen marcas de guerra.

    A pesar de lo sucedido no se había perdido detalle de las palabras del hombre que se había presentado como Belmont. 

    Me conformo con no salir de herido de aquí. —bromeó acercándose para ofrecerle la mano a modo de saludo. No quería dar su verdadero nombre porque, dado que estaban en una fiesta de disfraces, quizá lo divertido era dejar que el misterio por saber quién se encontraba tras las máscaras predominase. —A mí podéis llamarme Sir Lion. —si en el futuro los veía o la noche avanzaba lo suficientemente bien cómo para tener confianza con ellos, quizá cambiaba de idea respecto a lo de su nombre. Ya se vería...

    Fue en ese momento cuando el espectáculo parecía comenzar. En esos últimos minutos de charla no se había percatado de que el lugar se había llenado de gente. ¡Y él todavía sin beber ni un sorbo! Desde su posición podía ver el escenario y los dos hombres que abrían el número. Durante un rato sus sentidos estuvieron exclusivamente en eso, hasta que la voz del hombre le hizo volver a la realidad.

     —Te disculpas demasiado, eso no es bueno... —le dijo a la mujer, que también se había disculpado con el otro hombre. Al parecer se conocían de antes. —Oye, si se conocen y ninguno de los dos parece haber venido acompañado en un día como hoy... ¿cómo es que no han venido juntos? —les preguntó pensando que ahora lo divertido sería hacerles preguntas incómodas.

    • Me gusta 1
    • jajaja 1
  3. ¡Hola! ¡Feliz viernes! ¡Feliz comienzo de mes!

    Muy interesante tu historia relacionada con el Sombrero Seleccionador, Anthony. En mi caso, apenas he salido un par de veces en Hufflepuff a pesar del gran número de test que he hecho a lo largo de mi vida, pero casualmente en el HL.com fui mucho tiempo tejón porque mi mejor amiga era de esa casa. De todas formas, como era una página que no utilizaba demasiado tampoco me importaba estar en una casa u otra. En su momento me registré porque se necesitaba tener cuenta allí para algunas cosas del foro. 

    En mi caso, cuando era adolescente salía en Slytherin casi siempre, en los típicos test que te podías encontrar por internet. Aquí y en Pottermore, Gryffindor. Desde hace un tiempo, unos años en realidad, cuando hago el test de Wizaring World salgo en Ravenclaw. Así que vaya, he estado en algún momento en todas. Siempre me identifiqué como un Gryffindor principalmente por ser la casa en la que estaba en las páginas en las que más tiempo pasaba, pero creo que esa tendencia va cambiando. He de admitir que Ravenclaw nunca me llamó la atención, pero bueno, cada vez me gusta más gracias a la insistencia del sombrero por ponerme aquí.

    En mi habitación tengo algo de todas las casas de Hogwarts, pero quizá lo más grande y bonito que tengo sea de Hufflepuff, lo que no deja de ser curioso porque está claro que no pertenezco a esa casa xD.

    Puede que lo haya contado en mi anterior mensaje por aquí, pero como está en la otra página no voy a ir a mirar jajaja. 

    ¡Espero que todo te vaya muy bien!

    • Me gusta 1
  4. Para la próxima... —lamentó en un susurro. Acababa de darse cuenta de cómo podría haber mejorado su disfraz, con la espada de verano que había adquirido tiempo atrás.

    Haciendo turismo había podido ver muchos bailes de máscaras por fechas similares a esa, todos relacionadas con el carnaval. El hombre no era muy dado a disfrazarse en otra fecha que no fuese Halloween, pero esos primeros minutos siendo un caballero le estaban gustando. Caminaba lentamente por el lugar pensando lo bien que podría verse a los lomos de un caballo así vestido, pero era demasiado soñar porque eso no podría ser posible allí. Estaba en un baile y... ¿qué era lo primero que había que hacer en un lugar así? Exacto, ir a por algo de beber. Se demoró más tiempo de lo que hubiera sido normal, parte de sus últimos pasos los había hecho mirando hacia arriba para ver esas bolas que colgaban del techo y que indicaban que estaban en eso, en un baile.

    De antemano sabía que eso sucedería, que iba a encontrarse con un gran número de parejas, ir solo a un evento así nunca había sido lo más inteligente pero estaba casi seguro que tarde o temprano encontraría a alguien en su misma situación, solo había que tener paciencia. En ese momento estaba viendo a un dúo cerca de las bebidas a las que había acabado de llegar. Un varón (@ Noeline Malfoy McFarlan ) y una dama (@ Ada Camille Dumbledore ). Les dedicó una leve sonrisa a modo de saludo mientras sus ojos dejaban de analizarlos para centrarse en las bebidas. ¡Había muchas!

    Tengan cuidado con lo que beban, he escuchado que han echado Amortentia a algunas de las bebidas. —les comentó mientras se alejaba de ellos sin borrar la sonrisa. Pero no demasiado, solamente se movía por la mesa mirando cuál sería aquella bebida que le resultase lo suficientemente atrayente como para tomarla en primer lugar. No quería molestar demasiado, no en un día así. Por supuesto sus palabras no habían ido en serio, no sabía si se lo tomarían a broma, si les importaría o si fuese algo que les incomodase, pero si alguien lo hubiera echado de verdad habría sido una buena y divertida idea. A lo mejor sí que lo habían hecho, quién sabe...

    Aquello iba a alargarse más de lo que pensaba porque eran varias copas las que le habían resultado apetecibles, solo tenía que decidirse por una. La idea de acabar probando todas era descabellada, entre otras cosas porque eran muchas. Pero... ¿cuántas? Quizá después se paraba a contarlas por mera curiosidad.

    Creo que va a ser el primer baile al que acuda en el que no me importaría manchar de bebida mi ropa. —¿Qué le podía hacer algo de líquido a una armadura? ¡Nada! Todo ventajas. —Y en el que tampoco me importaría pegarme con alguien, soy casi indestructible. —bromeó haciendo una pausa antes de continuar. —Así que si conocen a alguien que quiera tener una pelea, háganle venir a mí.  —pidió riendo levemente. Otro asunto eran los duelos mágicos, donde su disfraz quizá era todo menos algo bueno.

     

    • Me gusta 1
    • Love 1
  5. Días atrás, en el suelo, el mestizo se había encontrado la invitación a un baile de máscaras. Posiblemente alguien la había perdido y el viento la había acabado llevando hasta sus pies. Hoy, por fin, era la fecha de ese acontecimiento. Desconocía por completo qué clase de personas se encontraría allí. Era el día de San Valentín y si bien en su ideal hubiese preferido pasarlo en algún lado romántico con alguna persona que le atrajese, encontrarse soltero y sin nada mejor que hacer le hacían ver aquel baile como una buena oportunidad para socializar. Además, hacía tiempo que no estaba en Londres y tenía ganas.

    Necesitó de la ayuda de su elfo doméstico para encontrar, a su juicio, la mejor manera de ir vestido a la celebración. Pero no la encontró... Acabó vistiéndose con lo que pudo. Aprovecharía el momento para hacer algo que tenía ganas de hacer desde hacía mucho tiempo atrás: vestirse como un caballero de aquellas historias medievales. Su vestuario le gustaba pese a todo. Posiblemente llamaría la atención porque estaba convencido de que no habría mucha gente vestida así, pero... ¿qué eran unas reglas de vestuario sin alguien que las incumpliese? No podía faltar la máscara que cubriría su rostro.

    En su caso, al tener una agenda de contactos tan limitada, estaba convencido de que nadie lo conocería aunque fuese sin ella, pero ese complemento era esencial. 

    Se acercaba al teatro pensando que estaba acudiendo a un baile con una armadura pesada, desde luego no era lo más inteligente que podía hacer, pero si sus movimientos eran torpes podía echarle culpa al vestuario tan extravagante. Todo en esta vida tenía ventajas. Aún así, no pesaba demasiado y se podía mover con bastante facilidad y agilidad, entre otras cosas porque su elfo doméstico había hecho algo de magia para que todo fuese muy liviano. Se acercaba al lugar al mismo tiempo que un pequeño hormigueo recorría su estómago, señal de que estaba ansioso por verlo todo. Su última presencia en un acontecimiento similar había sido en Atlanta y las cosas no habían ido demasiado bien...

    Dejó escapar una exclamación de sorpresa al ver la decoración. Parecía estar entrando en un Bosque Encantado, un "caballero medieval" no desentonaba del todo en un lugar así. Se quedó parado un momento antes de decidirse a acceder del todo. Sus ojos no paraban de moverse queriendo verlo y analizarlo todo.

    Sería una gran noche...

    • Love 1
  6. Le resultaba interesante conocer esos pequeños detalles acerca de la que era su sobrina. Le serviría para entenderla mejor. Si bien su objetivo inicial para acercarse al Castillo Lestrange fue hacerse con el control de absolutamente todas las propiedades que perteneciesen a ese apellido, se había llevado una grata sorpresa con los familiares que hasta ahora había conocido. Por supuesto su hermana, con la que se sentía como si hubiese recibido una poción de amor, era su preferida. Pero su sobrina también le agradaba, no del mismo modo evidentemente, pero sí le molaba esa parte tan directa que a veces parecía mostrar.

    Sonrió porque estaba consiguiendo lo que se había propuesto: conocerla mejor. Libros y cosas brillantes... Ya tenía la capacidad y la información necesaria para poder sorprenderla. Y lo haría. Más pronto de lo que ella mismo imaginaría.

    Yo siempre había pensado que tu nombre era porque allá donde fueses eras capaz de brillar y destacar por encima del resto... —confesó. Era algo que ya había pensado con anterioridad, puede incluso que lo hubiese dicho en algún momento pero no estaba de más repetir.  Por mucho que lo intentase, pensase o probase, su propio nombre no tenía tantos juegos de palabras como el que tenía su acompañante. Sus padres no habían estado tan finos a la hora de nombrarlo como lo habían estado con la mujer.

    El hombre se quedó a la espera de una respuesta mientras la miraba. Observaba sus ojos, sus labios y todo su rostro que tenía grabado en su mente. No le importaba que durante unos segundos se hiciese el silencio. ¿Qué era lo peor que podía pasar? ¿Recibir un no por respuesta? Era mejor eso que no haberlo intentado. Estaba tranquilo, pero su corazón empezó a latir con más fuerza cuando notó que la mujer se iba acercando. El corazón golpeaba su pecho con fuerza, un cosquilleo recorrió su estómago y cuando los labios ajenos se juntaron a los suyos pensó que nunca antes había probado nada tan delicioso. 

    Cerró los ojos disfrutando de su comisura, del tacto de su mano. Aprovechó para llevar su mano por detrás de la cintura de la fémina y acercarla levemente. Todo eso parecía estar pasando a cámara lenta, pero tan pronto como aquello empezó, se terminó. El ascensor había llegado. Se separó relamiendo sus labios donde aún podía notar el sabor de la Lestrange. Esbozó una sonrisa mirándola, satisfecho por lo sucedido pero con ganas de más.

    Lástima que el hotel no tenga un millón de plantas. —comentó, así hubieran tardado más en llegar y aquello se hubiera alargado. Aunque decían que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Lamentaba que todo hubiera terminado, pero algo le decía que podría repetir.

    Tomó la iniciativa para, agarrando a la mano de la mujer, salir del ascensor para continuar el camino hasta el restaurante que ya estaba próximo a los dos magos. 

    ¿Sabes qué problema encuentro ahora? Aunque nos sirvan la mejor comida jamás hecha por el ser humano, no podré probar nada mejor que lo que he probado en el ascensor. Así que si al probar la comida que nos sirvan, no puedes apreciar en mi rostro ninguna emoción por lo que estoy degustando será culpa tuya. —bromeaba volviendo a mirarla. —Culpa tuya por tener los labios más deliciosos del Universo que nada puede igualar.

    Miró a su alrededor, habían llegado al restaurante situado en una de las terrazas con hermosas vistas a los jardines.

    ¿Dónde te gustaría que nos sentáramos? —dijo algo distraído, en su cabeza aún estaba pensando en ese primer beso.

    • Love 1
  7. Dejó escapar una pequeña sonrisa, satisfecho. No había conseguido el abrazo, pero tampoco había recibido un no por respuesta. ¿Así que tendría que ganarse ese abrazo? Pues se lo ganaría. Era la clase de persona que cuando se proponía algo, no paraba hasta conseguirlo. No se daba por vencido. Eran tan pocas que se podían contar con una mano todas las derrotas que había tenido a lo largo de su vida. Era un ganador y un hombre demasiado competitivo. Algo que entraba dentro de sus fortalezas pero también de sus debilidades.

    Voy a empezar a pensar que no soy de la familia, tú no hablas como debería hacerlo mi sobrina... —comentó con tranquilidad mientras miraba a la mujer que había tomado la palabra y que había vuelto con acusaciones. ¿Por qué no entraba la persona que estaba fuera? Quería que todas esas acusaciones se traspasaran al último en llegar. Pero no le molestaba, aquello le divertía porque si bien sus intenciones siempre tenían algo oculto que no iba a compartir con ninguno de los presentes, también tenía una respuesta justificable para todo lo malo que le dijesen. 

    ¿Cómo debería hablar su sobrina desde su punto de vista? Pues desde una forma más maquiavélica, quizá. 

    Pensad... ¿qué ganaría yo matando a nuestro padre el mismo día que va a morir? —cuestionó en voz alta. Ellas podían ganarse su 'venganza' personal contra el hombre. Pero para el adulto que había llegado hace un buen rato al castillo ser la persona encargada de acabar con su vida no le producía nada. No tenía sed de sangre, de venganza, ni de nada... bueno, de algo sí. No diría que no aunque fuese a un triste vaso de agua, pero las anfitrionas ni siquiera le habían ofrecido eso. 

    Lo que deberías pensar y cuestionarte es... ¿os voy a llevar realmente al momento en el que van a matar al Señor Lestrange? ¿Cómo podéis estar tan seguras de que la única verdad que os estoy diciendo es precisamente esa? Si puedo viajar a ese momento en concreto, puedo viajar a cualquiera del pasado. Tal vez lo único que quiera es llevaros a algún momento del pasado donde os pueda hacer daño a vosotras... —hizo una breve pausa en ese momento para darle dramatismo a la situación. —Pero no os haré nada malo.

    El mago se encogió de hombros ya sin saber qué decir. Había una nueva discusión entre padre e hija.

    MIRAD. Después de esta conversación me dan ganas de lanzarme la Maldición Cruciatus por haber propuesto la idea. —bromeó, pero se puso serio a los pocos segundos. —A ver, ¿quieren ir o no quieren? Os doy tres opciones: Primero, si quieren ir nos tenemos que poner a buscar datos históricos que nos ayuden a ser precisos con el momento al que queremos ir. Fechas, fotografías, datos, recortes de periódico... lo que encontremos de ese día para no fallar. Segundo, si no quieren ir podéis enseñarme mi habitación y ayudarme a decorarla. Y por último, si no quieren ir y tampoco quieren trabajar en la decoración de mi futuro fabuloso cuarto podemos preparar un banquete en honor a mi llegada. —fue diciendo como si fuese un vendedor de ideas esperando que comprasen alguna. —¿Qué deciden? 

  8. Fantástica historia. —comentó con una sonrisa mientras miraba a su atractiva acompañante. Podía apreciar la melancolía en su sonrisa y como no quería que aquello pudiera volverse triste por recordar tiempos pasados que posiblemente jamás volverán, quiso darle un toque de humor a la situación. —Tienes suerte. Mi padre estaba ocupado en acompañar a niñas de bonitos ojos de compras que le robaban todo tiempo, por esa razón a mi no me llevaba. —bromeó. Era evidente que a lo largo de su infancia no había hecho grandes cosas junto a aquel hombre, por no decir nada, pero era algo que tenía superado y por esa razón se lo podía tomar con risas.

    La historia que le contó sirvió para mucho. En su cabeza anotó una nota recordatoria: Practicar poesía para sorprenderla. Tenía que sacar el poeta que llevaba dentro. Seguro que con la ayuda de la poesía y algo de práctica conquistaría el corazón que anhelaba. 

    Tienes una hija que adora el fuego, pero está bien educada a fin de cuentas. Que se haya limitado a quemar las cortinas cuando hay en el castillo una biblioteca llena de libros que seguramente prendan fácil es algo positivo. —le echaría un vistazo a la biblioteca del castillo, sin lugar a dudas. —Tengo en mi colección personal algún que otro libro interesante que quizá podría llevar a la biblioteca familiar para que cualquier miembro de la familia pueda disfrutarlo. —propuso pensativo. Entre sus propiedades se encontraban libros de los fundadores de Hogwarts, grimorios donde uno podía aprender desde cocina hasta arquitectura mágica.

    No pudo evitar soltar una carcajada tras escuchar sus palabras.

    ¿Todo lo que brilla? No sabía que los escarbatos podían llegar a ser tan hermosos. —dijo sin contener la risa. Las palabras que ella había ido soltando sobre las cosas que brillaban bien las podría haber firmado algún escarbato. Aquello le parecía demasiado divertido, pero la entendía. —Podrás verte rodeada de las cosas más brillantes del mundo y aún así ninguna de ellas deslumbrará tanto como tú. —halagó después de que se acabara de reír. Llamar escarbato no parecía ser una buena técnica de coqueteo, así que ese piropo era una forma de compensar la balanza.

    Dejaba que sus pasos le guiasen al lugar que la chica quisiera, no conocía el lugar pero todo lo que estaba viendo le hacía saber que volvería. Había en especial un gran motivo para ello.

    Entró en el ascensor.

    Nunca me gustaron los ascensores, hasta ahora... —admitió. ¿Por qué ahora sí? Porque la estrechez del lugar le hacía estar cerca de ella. En un lugar cerrado podía sentir mejor su respiración y, como dentro de un ascensor no había nada especial que mirar, podía centrarse exclusivamente en ella sin que aquello pareciese forzado. —¿Qué tipo de comida sirven en el restaurante?  —cuestionó. —¿Tus labios están en el menú? —quiso saber acercando levemente su rostro al de ella, pero manteniendo una leve distancia para darle tiempo a apartarse si lo deseaba antes de que aquello se volviera incómodo.

    • Love 1
  9. Suena demasiado interesante. Iré. No hay dudas de que iré. —comentó con una sonrisa, pensando que tan pronto como fuese posible seguramente acabaría dejando caer sus pies por aquel lugar. Un café y un libro siempre era un buen plan, pero ese plan se volvía casi inmejorable si la compañía era buena. Como ella estaría, sin duda lo sería. —¿Qué te gusta leer? —preguntó con interés en busca de conocerla mejor. Había supuesto que teniendo un negocio así le gustaría la lectura, solo faltaba por descubrir qué tipos de libros eran sus preferidos. Por ejemplo, al Lestrange, le gustaban las historias de magos medievales. 

    Además, eso podría facilitar que en un futuro cuando quisiese hacerle un regalo tuviese más posibilidades de que le gustase lo que le daba. A las personas que consideraba especiales le encantaba darles obsequios.

    ¿Has estado en Marruecos alguna vez? —quiso saber. Al mago nunca le había llamado la atención aquella zona del norte de África, pero había que reconocer que tenían muchas cosas bonitas. La decoración del hotel era una muestra de ello. Avanzaba a su lado, devolviendo con aprecio aquel pequeño apretón que sintió por su parte. Notaba como su mano se había entrelazado a la suya, parecía que las manos habían congeniado bien y que actuaban como si fuesen dos amigas que se conociesen de antes. El tacto con su mano era, evidentemente, increíble. No la quería soltar.

    Asintió a sus palabras. Ahora que lo mencionaba sí que se había fijado en aquel detalle de las cortinas.

    Por eso su pelo parece que está ardiendo... —bromeó ante el descubrimiento de que su sobrina, pelirroja, tenía fascinación por el fuego. No estaba muy seguro de cómo tomarse aquella noticia. De lo que sí estaba convencido era de que no dejaría nada cerca de ella que pudiese quemar con facilidad y a lo que le tuviese aprecio. Mejor prevenir que curar. Quería, pero tuvo el detalle de no preguntar sobre aquel acontecimiento, sobre aquel incendio. Ya habría momento para saber esa parte de la historia. Ahora había que pasarlo bien.

    Lo que no pudo evitar fue hacerle una nueva pregunta.

    ¿Y qué es lo que te fascina a ti? —A Sam el fuego, pero... ¿a ella?

    Antes de obtener respuesta era su turno de responder. Sonrió mirando a un lado y otro para ganar tiempo. ¿Saben lo gracioso? Que durante el rato que llevaban caminando había estado prestando más atención a seguir agarrado de la mano de ella, a seguir escuchando cada una de sus palabras como si fuesen sagradas y a seguir mirándola como si se encontrase frente al cuadro de arte más hermoso del planeta. Vamos, que si le hacían un examen sobre la decoración no lo aprobaría. Pero si le hacían un examen sobre cada detalle de su rostro sin duda sacaría matrícula de honor.

    Tú siempre triunfas. —y con la decoración no era una excepción. No se había dado cuenta de que se encontraban en los exteriores, con unos jardines por los que daban ganas de perderse. —Hay que reconocer que estos jardines y terrazas llenas de naturaleza arderían muy rápido... mejor no jugar con fuego. —dijo dejando escapar una pequeña risa. En esos momentos él marcaba el ritmo de los pasos yendo bastante lento. Sabía que cada paso que daba era un paso menos que tardarían en terminar el tour. Y no quería que llegase ese momento porque ahora que estaba caminando a su lado tan cerca no quería que se terminara nunca. 

  10. ¿Algún lugar más que te pertenezca? Porque me puedes ir dando la dirección, iré. —bromeó con una sonrisa. Broma no tan broma, porque a decir verdad no le importaría ir a cualquier otra de sus propiedades con la esperanza de encontrársela allí. Sería la primera vez que iría a sabiendas de que la encontraría, porque ni en el castillo ni en ese negocio se esperaba encontrar a alguien como ella. Era una grata sorpresa que le hacía sonreír feliz. Sería un buen día.

    No pudo evitar reír ante sus palabras. Si bien los primeros instantes en los que se conocieron tal vez no fueron los ideales al desconfiar de sus raíces, por su parte desde el primer momento sí que sintió una conexión especial con ella que con el paso del tiempo iba en aumento. La belleza iba acompañada de un carácter y una personalidad que le gustaba, así que posiblemente la mujer no estaría demasiado alejada de poder ser considerada como perfecta.

    Vaya, eso es todo un honor. ¿Podré ir presumiendo de haber sido atendido por usted, Madame? —sonrió. No esperaba otra cosa, ya que sabía que estaba allí no hubiese podido consentir no haber sido atendido por ella. Hubiese hecho todo lo posible por conseguirlo, incluso hacer desaparecer a sus empleados si hacía falta para que ella fuese la única que podría hacerlo. Desaparecer por unos minutos, por supuesto. Nada demasiado grave.

    No había duda de que para ser ambos Lestrange a momentos, al menos por su parte, la trataba como si no fuese exactamente parte de la familia ya que sus aspiraciones eran más que quedarse únicamente como hermanos. Sabía que eso podría resultar extraño para terceros, pero al fin y al cabo la única opinión respecto a ese tema que le importaba era la de la mujer a la que miraba con una sonrisa sin querer dejar de hacerlo.

    ¿Miedo? ¿Qué significa eso? —cuestionó dejando entrever que era algo que no tenía, que ni siquiera sabía lo que significaba. No estaba exagerando realmente, era un hombre muy valiente, puede que a veces demasiado. Puede que a momentos no fuese capaz de darse cuenta de los peligros y de los miedos, lo que le hacía una potencial victima de toda clase de accidentes. Pero eso ahora no importaba.

    Tomó la mano que era extendida con reales ganas de comenzar aquel tour. 

    ¿Vamos? Estoy deseando conocer cada rincón que quieras enseñarme. He de decir que tienes un hotel muy bonito, ¿has participado en la decoración? —preguntó verdaderamente interesado por conocer más de ella, de sus negocios, de todo lo que le quisiera contar. —Por cierto, he de advertir que soy un cliente muy exigente. Como lo que me vayas enseñando no me gusta les diré a todos que no vengan, ¿eh? —en su voz se notaba que lo estaba diciendo de broma.

    Dudaba que pasase, pero incluso si algo no le gustaba mentiría y diría que sí. En el pasado había mentido para hacer daño, pero justo a ella si tenía que mentirle lo haría para que se sintiera mejor.

    • Love 1
  11. Pues a lo mejor tienes razón. —respondió con calma. A lo mejor era cierto que su teoría acerca del odio tenía huecos. —Tampoco le hagáis mucho caso cuando se habla de sentimientos a alguien que está conociendo a su familia por primera vez a una edad adulta, claramente tengo mis carencias sentimentales que no me dejan entender muy bien cómo funciona todo esto —explicó con una sonrisa no demasiado expresiva. ¿Haría que su padre se sintiera culpable? No tenía ni idea. Pero quería probar y ver hasta qué punto ese papel de víctima le podría dar alguna ventaja. Por otro lado, tampoco quería meterse mucho en la discusión entre unos y otros. En su interior no pensaba que tuviese verdaderamente esas carencias. 

    En sus minutos en el Castillo Lestrange había llegado a una conclusión: no tenía una familia normal. No, aquello era un verdadero caos pero le agradaba. Tanto que cuanto más pasaba el tiempo, más le gustaba haber tenido la suerte de portar el apellido. Estaba convencido de que allí no tendría tiempo para aburrirse. Estaría por ver si tendría momentos en los que lograr tener algo de paz...

    Era complicado. Quería escuchar atentamente y no perder detalle de nada porque cualquier dato que se echasen en cara por parte de un lado o el otro lo podría utilizar a su favor más adelante, cuanto más los conociese a todos mejor era para el mago. Por otro, no podía dejar de prestar atención a la que era su hermanastra. Se había dado cuenta de que sin demasiado esfuerzo podía mirarla y conseguir que todo lo que estuviese alrededor pasase desapercibido. Se paró a pensar unos instantes si acaso no sería una veela o si tendría sangre de una.

    Decidido. ¡Lo haremos! Me gustan estas chicas. —dijo con alegría, manteniendo todavía algo la distancia con cada uno de ellos. Se sentía emocionado porque sería la primera vez que lo haría, así que evidentemente quería ver hasta qué punto esa magia que había aprendido tiempo atrás era poderosa. —Alexander, cállate. No hables más. —ordenó con tono autoritario como si en esos momentos fuese el dueño de todo. —Vamos a hacerlo y, si yo fuese tú, lo que menos querría sería que dos de las tres personas que irán estén muy molestas conmigo porque lo que pueden llegar a hacer en venganza puede ser terrible.—explicó. ¿Le haría caso? Quién sabe. Pero lo decía por su bien. 

    Se quedó unos segundos mirando para Sol, pensativo.

    Oye, pues eso de lanzarme a sus brazos fantasmales quizá no sea mala idea. Pero hace mucho tiempo que no doy un abrazo, necesitaré practicar antes... ¿me ayudas? —dijo abriendo sus brazos y acercándose poco a poco a ella con la intención de abrazarla. No tenía ninguna intención de abrazar a su padre. ¿Abrazar a un fantasma? No. Eso sería raro.

    Pero justo antes de eso, se dio cuenta de que todavía no habían abierto la puerta. Lo hizo el caballero con un movimiento de varita, pero sus ojos se centraban únicamente en su hermana a la que tenía intención de abrazar. 

    Si es otro hermano espero que le hagan, como mínimo, el mismo buylling que me han hecho a mí. —bromeó. No parecía porque la voz que se había escuchado tenía pinta de ser femenina. ¿Qué pensaría esa persona de haber estado escuchando lo que sucedía dentro?

    • Love 1
  12. Pues ya está. Ya lo he jugado. Lo descargué el 7 de julio por la noche, al parecer desde la madrugada de ese día empezaba una versión Beta y ahora mismo si se busca un poco se puede encontrar un enlace para jugar. Todo en inglés, eso sí. Pero aunque tú nivel sea medio como el mio se entiende bastante bien todo o casi todo.

    Mi primera impresión fue realmente buena. Con lo poco que he jugado diría que está un paso por encima de Hogwarts Mistery y eso que prácticamente aún no he hecho nada. Sí que he hecho un par de combates del modo historia y en online solamente uno pero son muy divertidos. En los duelos online hay el típico ranking este que hay en todos los juegos, así que puedes ir subiendo poco a poco. Cuanto más arriba mejores premios, como en todos. También hay el típico "pase de batalla" donde al subir de nivel vas consiguiendo premios y que hay una versión gratuita y otra de pago. Como en todos los juegos de hoy en día, vaya xD.

    Las cartas están muy chulas. Los duelos pueden llegar a ser muy entretenidos y complejos según avances porque hay muchas variantes.  Puedes mover tu personaje por el castillo pero hasta ahora sin demasiada libertad, me he movido pero en uno de los casos estaba en un pasillo y solo tenía que llegar hasta donde estaban unos alumnos un poco más allá. No sé si más adelante tendrás más libertad de movimientos.

    Y poco más porque he jugado poco. Llevaré a lo sumo 30 minutos jugando, menos incluso. A ver si pruebo pronto el quidditch.

  13. ¿Tú ex novio era un elfo doméstico? —preguntó con una sonrisa mientras miraba a la mujer. Aquello de 'dejar en libertad' sonaba muy divertido. En ese momento se le pasó por la cabeza cuestionarse si habría casos de magos y brujas con parejas elfos. Podría sonar descabellado, pero si había personas que estaban con vampiros y licántropos, ¿por qué no? Durante unos segundos se quedó embobado planteándose esa posibilidad mientras pensaba si a lo largo de su vida había llegado a visualizar una elfina atractiva. Sí, era un poco superficial. 

    ¿En serio estaba a dieta? Arqueó una ceja mientras la miraba y le dio un golpecito en el hombro con una sonrisa y una cara de: No me creo que estés a dieta, estás genial.

    No me parece buena excusa. Quiero decir... a mi no me importa si tú cenas conmigo o no, solamente quiero que pagues. —dijo encogiéndose de hombros, cruzando sus brazos y girándose levemente en la banqueta para quedar más de espaldas a ella, haciéndose el ofendido. Giraba de forma sutil su cuello y la miraba de reojo para ver cómo reaccionaba, pero no aguantó mucho así. Pronto volvió a ponerse de cara a la Yaxley.

    Se rascó un momento la cabeza, ¿ahora era ella la que le estaba tratando de tomar el pelo? No estaba seguro.

    Pero... ¿tú sabes que si digo su nombre aparece, verdad? —cuestionó. Aún sin saber si lo del espejo comunicador era una broma o estaba ante una mujer tan pobre que no podía permitirse tener un elfo doméstico y que por lo tanto no sabía muy bien cómo funcionaba el tener una de esas criaturas. 

    Centró sus ojos en la botella que les habían servido. No tenía ni la menor idea de qué era, así que esperaría pacientemente a que la mujer agarrase la copa y le diese un trago antes de atreverse a probarlo. No tendría ningún problema en ser el primero, no tenía miedo ni nada parecido, pero ya saben lo que dicen: las damas primero.

    No estoy muy seguro de querer aceptar la invitación a cenar de una persona que no sabe cómo de equipada está la cocina de su casa, pero si me ofreces algo mejor que pasta me lo puedo pensar. —hizo una breve pausa. —¿Tienes un hipogrifo? ¿Qué criaturas posees? 

    Agarró finalmente su copa. La mujer estaba callada. ¿Era que no le gustaba hablar? ¿Era que estaba molesta por haber fingido que no la recordaba? ¿Era debido a que le gustaba tanto la voz del Lestrange que no quería interrumpirlo? Muchas opciones.

    Podemos celebrar y brindar porque estás viva, me han contado que alguna vez saltaste de un alcantilado...

    • Love 1
  14. Conocía la canción que estaba sonando en esos momentos, no pudo resistirse a la tentación de tararear mientras uno de sus pies se movía. Se había sentado en un confortable taburete y observaba la cantidad de bebidas que había, pensando que seguramente se decantaría por lo más exótico posible. Tal vez algo con sabor a naranja pudiera ser una gran elección. Mientras pensaba sintió como una mano rozaba su hombro, por un momento pensó que era fruto de su imaginación pero una voz femenina le hizo confirmar que no, que tenía compañía. Dedicó una mirada a la recién llegada, mirando de arriba a abajo su look. Esbozando una leve sonrisa amable. 

    Su corazón había comenzado a palpitar con más intensidad, no podía negar que se había llevado un pequeño susto. No la había oído acercarse a pesar de que la música no sonaba con demasiada fuerza, se podía mantener una conversación perfectamente sin necesidad de levantar la voz. Asintió ante su pregunta: era David. No esperaba encontrarse a nadie allí, no consideraba ser una persona con muchas amistades fiesteras, pero era una inmensa alegría.  Así se aseguraba tener alguien con quien hablar, algo que superaba con creces las pobres expectativas que tenía para esa noche.

    ¡Claro que me acuerdo! ¡Eres Maida Yaxley! —exclamó con una sonrisa, repitiendo como un loro el nombre que ella había dicho para presentarse. —Sí... ¿cómo te voy a olvidar? La época de estudiante fue la mejor de mi vida, nunca me olvidaría de una compañera. —comentó con seguridad. Tanta que, si alguien les hubiera oído, no dudaría de que efectivamente se conocían de algún tiempo pasado en el que compartían clase. Lo dijo tan confiado de que era así que no sería extraño si hubiera hecho dudar a la misma mujer. Pero no, evidentemente que no se conocían de eso. ¡Nada que ver!

    La recordaba. Sabía perfectamente de qué la conocía, pero quería jugar un rato. Si no aprovechase cualquier mínima oportunidad para molestar un rato a alguien, no sería él. Sería divertido ver la reacción de la mujer. No podía negar que estaba tan contento de verla feliz que una pequeña parte de su corazón le haría sentirse mal si entristecía a la Yaxley, pero prometía que esa 'tortura' solamente duraría un pequeño rato. Realmente se alegraba de verla y tenía curiosidad por saber qué había sido de su vida, quería saber qué tal le iba todo.

    No veas lo bien que me viene tu llegada. —dijo feliz moviendo su mano para ofrecerle asiento a su lado. Su otra mano sirvió para llamar a uno de los encargados de servir la bebida. —¡Por favor! ¿Nos podría poner la bebida más cara? Hoy es un día para celebrar, ¿a qué sí? —miró a su acompañante. Le quedaba bien el vestuario que había elegido. Quizá ir descalza no fuese lo más elegante posible, pero oye, que seguro había un montón de personas encantadas por ver los pies descalzos a una mujer. Ahora que se acercaba el calor igual era hasta refrescante.

    Había quedado en el aire el motivo por el cuál le venía tan bien su llegada. Y ahora se enteraría...

    ¿Te puedes creer que mientras caminaba hasta la barra metí la mano en el bolsillo y me di cuenta de que no había traído dinero? Te toca invitar. —comentó con tranquilidad esperando su reacción.  —Iba a darme la vuelta e irme a por mi monedero antes de pedir, pero luego me acordé de que siempre tengo mucha suerte y que pasaría algo que me permitiría pagarlo todo y... ¡aquí estás! Soy un hombre afortunado. —esbozó una sonrisa y suspiró relajado, con aires de soñador, pensando en que efectivamente era alguien con mucha fortuna.  —¿Tienes hambre? ¿Quieres que preguntemos si también tienen para cenar? Me apetecería algo raro, algo único. —claro, como no pagaría con su dinero era más fácil darse algún que otro capricho. 

     

    • Love 1
  15. La brisa golpeaba el rostro del caballero. Era agradable, el verano se acercaba y las temperaturas a esas horas del atardecer eran una auténtica maravilla. A los ojos de las personas que pasaban a su alrededor era un hombre más, un hombre cualquiera que iba ataviado con unos pantalones chinos claros, una camisa blanca y una americana azul: todo acompañado por unos zapatos a juego. Pero teniendo en cuenta que transcurría por una de las calles muggles más concurridas de la ciudad, no era alguien más. Era un mago que estaba buscando tomar una copa en algún lugar interesante.

    Había escuchado, le habían llegado rumores de que en una de las calles de Leicester Square podía encontrarse un local para magos. Un local que entraba dentro de las características de lo que estaba buscando, un lugar en el que poder divertirse y celebrar que una de las mejores épocas del año se acercaba. ¿Era el verano su época favorita del año? Desde luego que no, pero a todo aquel que le preguntase le diría que sí y tenía una explicación bastante coherente que posiblemente no confesaría a nadie. La explicación era tan sencilla como divertida. 

    Hace unos meses se pusieron en venta cuatro espadas, pero los clientes solamente podían comprar una. El Lestrange iba convencido de que compraría la espada de invierno, quizá la de otoño... pero se acabó confundiendo y adquirió la de verano. Cuando se dio cuenta de su error era demasiado tarde, quiso volver al establecimiento donde la había comprado pero la respuesta que recibió era que no aceptaban devoluciones. Dado que es uno de sus objetos más preciados siempre está presumiendo de ella y siempre está diciendo que la compró porque el verano es lo mejor.

    Porque claro... ¿qué cabeza hueca no compraría la espada de su estación favorita? ¡Pues él!

    El caso es que ya había entrado en aquel lugar llamado 'Dumbledore's Night' que, según la impresión que le dio, solamente los de su clase eran capaces de apreciar. Sus ojos mientras avanzaba por el interior fueron rápidamente a esas llamativas luces de colores mientras sus pasos le dirigían a la barra que se encontraba al fondo. Con cada paso que daba se iba preguntando a sí mismo que tomaría, no lo había decidido pero estaba seguro de que agua no.  Si volvía borracho no pasaba nada, le echaría la culpa a su familia. "Mirad, yo no bebía hasta que os conocí..."

     

     

    @ Maida Black Yaxley

  16. Con todo el dolor de mi corazón tengo que pasarme por aquí. 

    Estaba el otro día aburrido (el 'otro día'... igual hace dos meses o más) y me registré en lo que antes se llamaba Pottermore. Creo que las cuentas que tuve en su día desaparecieron ._.

    El caso es que me puse a hacer el Sombrero Seleccionador y salí en Ravenclaw. Nunca salía en Ravenclaw, en ningún lado, siempre Gryffindor o Slytherin. Dije: esto tiene que ser un error. 

    Días más tarde repito la operación y vuelvo a salir en lo mismo a pesar de que las preguntas habían cambiado bastante. Así que nada asumí mis nuevos colores, por eso estoy aquí, para saludar a los Ravenclaw del foro.

    Lo de con todo el dolor del corazón era broma, me parece una casa genial. 

    ¡Feliz semana!

    • Me gusta 1
    • Me encuerva 1
  17. Esperaba con paciencia ser atendido. Se echó un rápido vistazo a su vestuario para asegurarse de que estaba perfecto, se imaginaba por la belleza del lugar que no era la clase de negocio que aceptase a cualquier tipo de cliente. Se sacudió la ropa para retirar una flor, una rosa roja que se le había enganchado a su prenda en el choque con la desconocida, pero al hacerlo se hizo daño con el tallo. Le echó un vistazo a su dedo para darse cuenta de que se había hecho una pequeña herida de la que se escapaba un hilo de sangre sin importancia. Pero su suerte parecía haberse terminado.

    Levantó la mirada del suelo después de ver la rosa en el mismo. Le daban ganas de pisarla en venganza, pero su mente desperdició esos pensamientos cuando se percató de quién era la persona que se acercaba. Los pasos que resonaban habían sido los de su medio hermana. ¿Qué? ¿Trabajaba allí? Aquello no se lo esperaba. Su corazón se aceleró y sintió un pequeño cosquilleo en su estómago. ¿Acaso los últimos efectos de la poción de la fortuna le habían llevado hasta allí precisamente para encontrarse con ella? Solo pensarlo le hacía sonreír. Era una posibilidad.

    —Te he seguido con la misma insistencia que un buscador a una snitch dorada en el partido más importante del año. —respondió con una breve sonrisa ante la acusación de su familiar. —Con la misma emoción que un escarbato buscando objetos brillantes. —añadió.

    Se agachó para agarrar la flor. Lo hizo con sumo cuidado, no quería volver a pincharse. Y con el mismo cuidado que la sujetaba, se la ofreció a su media hermana. No tenía ninguna duda de que todo lo que había sucedido hasta ahora no había sido fruto de la casualidad, sino de la magia. Él había ido al Callejón Diagon en búsqueda de objetos valiosos y quizá en su interior considerase que la Lestrange era el mayor tesoro que podría conseguir. Quién sabe, a lo mejor la referencia al escarbato no había sido tan descabellada después de todo. Esperó que aceptase el obsequio.

    ¡No! Egocéntrica... —aclaró por si era necesario, riendo levemente. Lo de antes solo había sido una broma, no la estaba siguiendo. Como todavía no se conocían lo suficiente era mejor aclararlo. El mago tenía un humor que no todos entendían. —Pero también es cierto que si me apeteciese seguir a alguien, te seguiría a ti. —comentó pensativo. —Solo para ser el primero en enterarme en caso de que te pasase algo e ir rápido a Gringgots a por la herencia. —bromeó.

    Se rascó unos segundos la barbilla aún no sabía qué hacía ella aquí.

    Pero dime, dime. ¿Qué haces tú aquí? ¿Trabajas aquí? —parecía que sí, pensar eso era lo más evidente. Esa posibilidad hacía que su rostro se iluminase. La iba a molestar un rato en venganza por el recibimiento que le habían dado en el Castillo, pero solo por diversión. —Tú sabes que el cliente siempre lleva la razón, ¿no? Bien. Puedes llamarme Señor Lestrange. —hizo una breve pausa. —Bueno, eso a lo mejor es demasiado formal. Nosotros ya tenemos algo de confianza... ¿qué te parece llamarme Señor Guapo? —cuestionó riéndose.

  18. A estas alturas deberías empezar a considerarme, al menos, como una visita interesante. —comentó mirando a la pelirroja. A su juicio, ya habían pasado los minutos suficientes como para que no lo siguiesen definiendo como una visita extraña. El Lestrange merecía subir de categoría. Podría haber aprovechado ese momento para preguntar acerca de la identidad del padre de la joven, pero se mantenía pensando que esa clase de cuestiones tan íntimas era mejor dejarlas para cuando existiese cierta confianza. De lo contrario se arriesgaba a recibir una mentira a modo de respuesta.

    El mago dejó escapar una pequeña sonrisa ante esa confesión. Así de sencillo había podido descubrir a quién pertenecía la herencia. Hacerse con todo lo que había pertenecido a su progenitor era su objetivo. Ahora sabía a quién se la tenía que arrebatar. Sabía de quién necesitaba ganarse la confianza, ganarse el afecto suficiente como para poder engañarla sin levantar sospechas. Pero era mejor quitarse esos pensamientos por el momento, obsesionarse le haría cometer errores. Tenía que ser sutil. Hacerlo poco a poco. Por supuesto, no hizo ningún comentario acerca de esa información.

    Como no quería que se le notara que la herencia le preocupaba más de lo que admitiría, lo dejó pasar. Ya sabía todo lo que necesitaba para ir elaborando un plan. Era mejor no mencionar nada acerca de ello y no levantar sospechas. También era importante no dejar que ninguna clase de sentimientos interfirieran en nada de lo que pudiera hacer, aunque igual para eso iba tarde teniendo en cuenta lo que le había transmitido su media hermana desde el comienzo.

    El silencio inundó el lugar. El Lestrange las miró esperando que le dieran una respuesta. Los momentos en los que nadie hablaba podían llegar a ser divertidos si uno se fijaba bien en los gestos que otras personas podían estar realizando. A algunos les daban mucha incomodidad momentos como ese. No pudo evitar arquear una ceja ante la falta de seguridad que transmitían las palabras de Sol.

    Parece ser que no lo odian tanto como presumen. Yo siempre he pensado que solamente se puede odiar a personas a las que has amado demasiado y que todavía te importan más de lo que quieres admitir...  —dijo de forma pensativa, pero convencido de cada una de sus palabras. —Cuando dejas de querer completamente a una persona no la odias, sino que te es completamente indiferente. —explicó con tranquilidad. No necesitaba que estuviesen de acuerdo con él, nada de lo que pudieran decir le haría cambiar de parecer en cuanto a esa opinión. No es que lo creyese, es que lo sabía.

    Perfecto. Había aceptado la propuesta. Parecía que no había sido una decisión fácil, a pesar de que el Lestrange había pensado que no durarían ni un segundo en aceptar a causa de las palabras que le habían ido diciendo.

    Gracias por confiar. —agradeció sin poder sonreír. Ella podía confiar en él, pero no plenamente. Y eso le hacía sentirse algo culpable. —¿Qué dices tú, pelirroja? ¿Te apuntas?

    Esperando una respuesta por parte de su sobrina se escuchó la voz de su padre. Si bien la idea principal habría sido poder demostrar todo el odio que sentían por él y encargarse de asesinarlo, había una parte bonita en aquello.

    Pueden verlo de otro modo. Tienen la oportunidad de cambiar cómo fue asesinado. No sé qué pasaría, pero tienen la opción de darle una muerte digna, una muerte indolora. Por un lado, vosotras podéis vengaros de todo lo que os ha hecho siendo las encargadas de acabar con su vida, al mismo tiempo que podéis demostrar que aún guardáis amor por él haciendo que sea de una forma rápida y sin sufrimiento. —trató de explicar, esperando que se entendiera bien. —Por el otro, nuestro padre verá que a pesar de sus errores hubo personas que siempre le quisieron.

    El caballero trataba de ayudar en todo lo posible, pero le daba igual cómo lo hiciesen. Le daba igual si interferían o si eran espectadoras. Sólo quería ganarse la confianza.

    Bien... ¿Qué saben de aquel día? —necesitaban reunir toda la información posible. A mayor datos sobre el suceso, más probabilidades había de que consiguiesen su objetivo. 

  19. Suerte líquida...

    El mago había vertido varias gotas de la poción conocida como Felix Felicis en la cerveza de mantequilla que estaba bebiendo. Había calculado que con eso sería suficiente para tener aproximadamente una hora de fortuna, puede que menos. Sin tiempo que perder se encaminó al Callejón Diagon con la esperanza de que los efectos le ayudasen a encontrar objetos valiosos para aumentar su colección. Desde el primer momento sintió que podía conseguir todo lo que se propusiese, seguro que sería una tarde productiva. Hoy sería un gran día. 

    Apenas llevaba un rato recorriendo las concurridas calles de la zona comercial más famosa de Londres cuando pudo cerrar un interesante acuerdo con un mago comerciante que pasaba por allí vendiendo antigüedades. El trato había sido una ganga. Por menos precio de su valor había logrado adquirir un importante lote de cromos de Quidditch de hacía varias décadas. Algo que tanto para él como para coleccionistas especializados en artículos deportivos tenían gran valor. Si decidiese venderlos seguro que ganaría más de lo gastado.

    Pero no podía parar y conformarse. Tenía que seguir buscando. Todo iba perfecto hasta que pasó por delante de una floristería...

    No se preocupe, ha sido culpa mía. —dijo el mago ante las disculpas de una señora que había salido del establecimiento con un ramo de rosas y que había chocado con el Lestrange. Sin darle más importancia el mago prosiguió su camino, pensando con preocupación que los efectos de la poción se estaban terminando y sin percatarse de que el aguijón de una de esas rosas rojas se había enganchado en el sweater que llevaba aquel día y que tan bien combinaba con sus pantalones y zapatos. Vestuario sencillo, cómodo y que le quedaba muy bien.

    A pesar de todo se seguía sintiendo como en una nube, el efecto aún parecía continuar. Al frente tenía la tienda dónde sabía que más objetos interesantes podía encontrar, pero en un inesperado giro de los acontecimientos su instinto le dijo que ahí no estaba su lugar. Giró a la izquierda para acceder al interior de un hotel hermoso con una arquitectura que lo había maravillado desde el primer momento que la vio. Accedió al interior del 'Diagon Palace Hotel & SPA'. Se había dejado llevar por sus intuiciones potenciadas por la poción. ¿Se estaría equivocando?

    Avanzó por el interior maravillado por la belleza del lugar. Desconocía que hubiera negocios tan bonitos en pleno Callejón Diagon. Estaba muy por encima de otros lugares en los que había estado con anterioridad. Llegó a la recepción casi sin querer y sin saber muy bien a dónde mirar de tantas cosas que habían llamado su atención. El nombre del lugar no había sido elegido de cualquier manera, realmente era un Palacio. El pobre hombre había tenido que pasar noches en el Caldero Chorreante cuando no muy lejos tenía maravillas como esa. Terrible...

    Buenas tardes —saludó con educación esperando ser informado de los precios, habitaciones y servicios que allí encontraría.

     

     

     

    • Me gusta 1
  20. Define 'arsenal de vástagos' —pidió el caballero, sorprendido. Tragó saliva. Ante todo había que recordar que había llegado para hacerse el control de todo, principalmente del patrimonio. Tener demasiada competencia haría que eso fuese una misión imposible que quizá no mereciese la pena. Por lo que había querido entender, a su padre no solamente le gustaba disfrutar de la vida sino que encima el hombre no conocía los métodos anticonceptivos. 

    Soltó una carcajada ante las palabras de la pelirroja. A cada rato que pasaba le parecía más impertinente que el anterior, pero como justamente eso era lo que más le estaba agradando de la mujer no pensaba quejarse. Tenía un humor muy similar al suyo.

    Nada me asegura que no sean arañas... —dejó escapar a modo de broma mientras se preguntaba qué pasaría si una araña tomaba una poción multijugos. El mago era experto en pociones, pero esa pregunta nunca se la había pasado por la cabeza. Supuso que todo sería probar. ¿Tendría algún efecto? Desde luego, sería curioso. Parecía evidente que no se podrían convertir en unos humanos con la capacidad de hablar, pero a saber... El poder de la magia podía llegar a sorprender. De hecho, siempre sorprendía. —Mata a todos los visitantes que quieras, pero deja escapar a uno con vida para que vaya diciendo por ahí que entrar en el Castillo Lestrange casi te asegura la muerte. —no hacía falta aclarar que él no era visitante, sino habitante del castillo de pleno derecho.

    Escuchó con atención todo lo que vino a continuación. Parecía ser que su padre, que ahora era un fantasma, no mantenía una buena relación con ambas mujeres. Eso para el caballero eran buenas noticias, cooperar con alguien que seguro le ayudaría a conseguir que nada de la familia quedase para ellas. Pero no. Él quería una familia que le apreciase, por eso su plan era más difícil que llegar y quedarse con todo. Si había una guerra familiar tarde o temprano tendría que posicionarse en algún bando por mucho que le gustase la ambigüedad y ver en qué lado sacaría más provecho.

    Pueden creer que me encantaría ser un simple visitante. Y no porque no esté orgulloso de mi apellido o vosotras dos no me gustéis lo suficiente como para ser mi familia, sino justamente me pasa lo contrario. —dijo mirando a la morena, la cual le gustaba demasiado y temía que compartir padre le hubiese quitado todo el atractivo que ella pudiese haber visto en él, si es que le había visto alguno... —Además... ¿no se dan cuenta? Si de verdad fuese todo un plan bien estudiado no tendría sentido venir ahora. El momento perfecto para venir hubiese sido cuando falleció y así quedarme con la herencia que ahora se encuentra en manos de... —hizo una pausa, mostrando despreocupación en la siguientes palabra que diría, pero deseando saber la respuesta con mucho interés. —¿Quién se quedó con la herencia? ¿No me digan que os lo dejó a vosotras a pesar de que le odiaban? —dijo escapándose una pequeña risa algo forzada, pero creíble. Y es que disimular que se moría por saber la respuesta no era sencillo.

    Había dado argumentos de peso. ¿Sería suficiente como para que comenzasen a dar su brazo a torcer? De manera habitual al mago le daba igual ser rechazado, ser odiado, ser acusado de mentiroso, de maléfico... pero en ese día estaba necesitando conseguir que su media hermana tuviera una buena impresión de él. ¿Por qué el corazón era caprichoso? ¿Por qué no había cerrado los ojos y tapado sus oídos cuando la vio por primera vez? Ah, sí, porque ya hubiese sido tarde por la inmediatez del flechazo.

    —¡ESPERAD! ¡ESPERAD!

    Que todo el mundo se pare. Antes de que Alexander haga su aparición estelar...

    ¿Y si yo pudiera conseguir que fuesen testigos de aquel fatídico día dónde falleció? ¿Y si pudieran ser participes del asesinato? ¿Y si pudieran ver a los asesinos para descubrir su identidad y agradecerles? ¿Querrían? Decirme... ¿de verdad querrían?

    Miró a la morena. Luego a la pelirroja que se había sentado y se había puesto a comer sin invitar a nadie... Podía pasar por alto su impertinencia, pero no ser invitado a un sandwich lo consideraba una ofensa...

    No era un supuesto. Podía hacerlo, aunque no fuese sencillo. Había descubierto muchos poderes mágicos desconocidos. Un Libro de Hechizos al cuál se había vinculado hace mucho tiempo le permitía, gracias a sus conocimientos mágicos en otras ramas, conseguir eso de regresar al pasado gracias a un portal. No era una broma. Eran preguntas muy serias porque con suficiente información, preparación y tiempo podía llevarlas a cumplir sus... ¿deseos?

    • Love 1
  21. El caballero se había anotado para seguir con sus enseñanzas en el mundo mágico. Inconformista, buscaba ampliar sus conocimientos y habilidades en busca de una sabiduría mayor. Lejos estaban las grandes ambiciones de poder, a pesar de que ahora lo seguía buscando todo era de una forma diferente. Se tomaba las cosas con mayor calma que antaño, utilizando solamente su varita mágica en complicaciones que realmente lo requiriesen. Le gustaba librar batallas de otro tipo que supusiesen un verdadero reto para su intelecto. Pocas veces había encontrado adversarios que estuviesen realmente a su altura, así que la mayoría de sus enfrentamientos se habían vuelto aburridos. Pesados.

    Desde que tenía en sus manos una de las Reliquias de la Muerte poco se había dejado ver. Estaba dándole uso antes de que tuviera que devolverla al que se la había prestado. El sueño imposible de hacerse con las tres seguía vivo en su interior, mas sabía que eso jamás sucedería. Ser el 'Señor de la Muerte' seguro que tenía sus ventajas, pero como todo en la vida no le cabía ninguna duda de que con ello iría alguna clase de responsabilidad o peligro que no estaba dispuesto a asumir.  En cualquier caso, era consciente de que uno nunca olvidaba sus deseos más profundos y que esa ilusión seguiría viva en su interior hasta el final de los días. Pero no era un tema del que tratar ahora.

    Para su sorpresa le había llegado una lechuza que le informaba de que su aprendizaje estaba a punto de comenzar. Le sorprendió la rapidez, había hecho planes para esos días pensando que tendría que esperar semanas antes de acudir a la Universidad Mágica, pero no se quejaba. Mejor ahora que dentro de un mes, de eso no tenía ninguna duda. ¿Y qué hizo a partir de ese momento? Prepararse. Ropa cómoda, varita en mano y los artículos que venían con el libro, entre los que se encontraba un anillo y un amuleto. Lo llevaba todo consigo, por lo que pudiera pasar. Por si acaso también llevaba consigo anillos, amuletos y collares de libros que estudio en el pasado. Un pasado lejano a decir verdad.

    Acabó llegando a un templo. Comenzó a caminar por el mismo, siguiendo lo que parecía ser un camino marcado precisamente para que los estudiantes lo recorriesen. No estaba seguro de que estuviese yendo en la dirección correcta, pero se dejaba guiar por sus piernas que parecían saber qué destino tenían que seguir. Se encontraba emocionado y expectante de descubrir sus límites, de ver hasta dónde podía llevarle la magia. Pero esta consciente de que por mucho poder que se tuviera, si no se sabía usar con inteligencia no servía para nada. Personas poderosas podía haber muchas, pero que supiesen darle buen uso a sus capacidades no había tantas. Demasiado poder en magos equivocados.

    Lo que se encontró ante sus ojos después de un largo paseo fue un portal. Bajo sus pies había un círculo perfecto dibujado, no le llamó demasiado la atención porque no le parecía gran cosa. Un simple círculo. Lo interesante eran los grabados que había en el mismo, pero no tuvo tiempo para fijarse demasiado en ellos. Sabía que lo que tenía que hacer era cruzar el portal, era lo evidente, lo coherente. No sabía que se encontraría al otro lado, pero ahí estaba la gracia. Ahí estaba el motivo por el cual su corazón comenzaba a latir con más fuerza, la incertidumbre. Era un hombre que necesitaba vivir con emociones constantes, era un hombre que necesitaba la adrenalina en su día a día.

    Cielo oscuro y silencio fue lo que le encontró tras cruzar. Y no quiso romperlo, esperó. Sabía que ahí se encontraba quién se encargaría de enseñarle y decidió darle el honor de tener la primera palabra...

     

  22. Tienes una imaginación fantástica, sobrina. —dijo hablando con calma. Aquello le parecía divertido en gran parte. La desconfianza de las mujeres hacía que todo fuese más complicado, ya sabía que tendría que esperar más tiempo del imaginado en un primer momento en poder llevar a cabo sus planes. Sus palabras no eran del todo erróneas, era cierto que el mago tenía interés en ocupar el puesto que estaba libre. En todo lo demás estaba equivocada y era su obligación tener que hacérselo ver con el paso de los minutos. —¿No ha pensado en ser escritora? —a lo mejor ya lo era.

    Esperó a que terminara su intervención mientras las miraba fijamente, tratando de estudiar sus comportamientos. Conocerlas le daría mucha ventaja. 

    ¿En serio desconfían? No me lo parece. Tenían la opción de ser agresivas y tratar de atacarme desde que me escucharon —comentó con un tono de voz que transmitía seguridad en sí mismo, tratando de decirles que era mejor que eso no se les pasase por la cabeza, sería un auténtico desperdicio que aquello acabase en batalla. —O tenían la oportunidad de ser astutas. Invitarme a una copa, echarme unas gotitas de Veritaserum sin que me diera cuenta y preguntarme lo que quisieran hasta que confesara hasta mis más oscuros secretos... —pero tampoco lo habían hecho.

    Sólo se habían quedado ahí, mirando al supuesto mentiroso. Al supuesto estafador.

    Así que si me lo permiten, estoy convencido de que hay algo dentro de vosotras que os dice que quizá esté diciendo la verdad. —soltó frotándose las manos durante un instante, las tenía algo frías y quería que entrasen en calor. Iba a proseguir hablando, por supuesto. Era un hombre que podía estar divagando todo el día, sólo estar debajo del agua le hacía callar.

    También tenía un don para ser escritor y ahora le tocaba demostrarlo.

    Claro que... podéis haber sido vosotras las que habéis investigado, las que habéis planificado de algún modo la muerte de mi padre y las que estáis montado esta actuación para parecer inocentes. Ya sabéis lo que dicen; 'Piensa el ladrón que todos son de su condición' 

    Pero como sabía que si seguía así aquello iba a ser un bucle interminable daría su brazo a torcer. A fin de cuentas, ellas llevaban razón. Era él quien tenía que demostrarles quién era. Lo sabía.

    Tú puedes llamarme como quieras... —confesó. Le respondería igual. Si el nombre de 'David' se le olvidaba podía usar otro. ¿Qué importaba? —Y como tus necesidades son ahora una prioridad para mí... Está bien. —dijo mirando a Sol, teniendo la capacidad para tratar de ser un caballero hasta en esa situación.

    Todo había salido perfecto. Gracias a aquello había descubierto que su sobrina era inteligente, con imaginativa, impertinente, desconfiada y guerrera. La tendría que vigilar de cerca. También había descubierto que el lobo con apariencia peligrosa parecía hacer más caso a Sol, pues era ella la que lo acariciaba. Y, por si fuera poco, acababa de decir que les daría las pruebas solamente porque la mujer se lo había pedido en última instancia. Eso algún punto tendría que darle a su favor, ¿no?

    Sacó su varita e hizo un movimiento con ella. Un papel apareció en su mano.

    Puedo mostrarles mi certificado de nacimiento, pergamino donde sale el nombre de mis padres —guardó la varita y se llevó la mano detrás de su hombro izquierdo. —Les puedo enseñar una pequeña marca de nacimiento que mi madre me aseguró que no soy el único Lestrange que la tiene. De hecho dijo que mi padre tenía una parecida... —y dejó lo mejor para el final. —Pero... ¿por qué no se lo preguntan directamente a él? ¿Lo llamamos para que se una? —fuese como fantasma o fuese como cuadro, seguro que estaba allí. Seguro que Lord Lestrange no andaba lejos.

    ¿Qué opción elegirían?

    • Love 1

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.