Caroline Ryddleturn

Holiwi *-*

Awwww, estoy tan emocionada por haber ganado una eminencia *o* y el cambio de nick, que vengo llorando por él desde hace meses xDDDD. No sabía muy bien si volver al viejo, pero bueno, ya me decidí por el de mi personaje secundario.

 

Nick Actual: Elaena Ryddleturn
Nick Nuevo: Elaena Malfoy
Premio obtenido: ​La cripta de faraones

 

Subtítulo deseado: • Bittersweet •

Premio obtenido: ​La cripta de faraones

 

Muchas gracias /o/

Caroline Ryddleturn

 

Todas llenaban de preguntas a los espectros, a la espera de que éstos dijeran lo que ellas querían escuchar: qué era lo que buscaban allí. Sin embargo, la respuesta que dieron no solucionaba nada, sólo las ponía en una situación aún más compleja. Caroline no tenía ni la más mínima idea sobre qué hacer y precisamente Romina acababa de preguntarle eso. En tanto intentaba responderle, vio que la aprendiz era blanco de vasos y cubiertos. Esa chica estaba bajo su cuidado y, por más que odiara estar de niñera, debía hacer algo.

 

—Morphos —masculló, mientras apuntaba el extenso sillón con su varita de palisandro.

 

El mueble se transformó en una pantera, el animal preferido de la Ryddleturn, y se situó frente a Romina. A la criatura le dio la clara orden de proteger a la joven, en todo momento y bajo cualquier circunstancia. Era lo único que podía hacer, ya que al menos ella tenía los reflejos suficientes como para esquivar lo que le lanzaran. Por otra parte, Alba ya era una Mortífaga y por ende Caroline la consideraba apta para defenderse. En caso de que la situación se pusiera peor y que su compañera corriera verdadero peligro, pondría su existencia en riesgo.

 

—La rubia tiene toda la razón —murmuró, al tiempo que avanzaba frente al espectro de Amy—. Pueden hacer fama acá y ser admirados por todo el mundo mágico. ¿No les gusta la idea? —Sonrió ampliamente y agregó—: Nosotras los podemos ayudar.

 

—No, no, ¡yo no quiero eso! —gritó Winehouse—. Lo que yo quiero es volver a vivir y ya sé como.

 

Todo fue demasiado rápido, incluso para la vampiresa. Bastó que la cantante se lanzara sobre Carol para tomar posesión de su cuerpo. Ésto tampoco fue completo, porque ella seguía siendo consciente, solo que no tenía control completo sobre su mente; era como si la compartiera con Amy. Si antes había con qué preocuparse, ahora tenían mucho más.

 

—Ahora sí me puedo ir de acá —soltó Amy, poseyendo el cuerpo de la Mortífaga—. Ustedes dos pueden quedarse con el local.

Caroline Ryddleturn

 

—No creo que tengamos tiempo de esperar —murmuró Caroline, mientras volvía a alzarse luego de haber esquivado otro vaso y alcanzaba a escuchar como Anne la prevenía de aquel—. ¿Más fantasmas? Esto se pone más divertido... —ironizó.

 

Una sola ya era molesto, pero dos o tres era mucho peor de lo que imaginaba. A ella siempre se le había dicho que se le debía de tener miedo a los vivos, no a los muertos, sin embargo, ¿cómo combates algo a lo que no le puedes hacer daño? Caroline ya había pensado en una cosa, una cosa que precisamente no tenía y que era casi imposible de conseguir. Se sentía que estaba con las manos atadas, a pesar de sus capacidades y de que acababan de llegar sus compañeras; Alba y Romina. Sentía que ellas sólo eran más diversión para los espectros.

 

La Ryddleturn ya veía que no había salida alguna y no quería decírselo a las demás. Por varios minutos se estuvo haciendo la desentendida, hasta que Alba mencionó que no se había presentado. Iba a decirle quién era, pero la joven resolvió ir con Romina a buscar al resto de los fantasmas.

 

—¡Espera! —gritó Caroline y corrió hacia ella—. ¿No crees que es poco conveniente molestar a los otros? —Pero ya era tarde; ellos estaban ahí—. Genial... —soltó y puso sus manos sobre la cintura—. Michael Jackson y Bob Marley —Hizo una reverencia cargada de burla y señaló—: Creí que personas como ustedes iban a lugares geniales, no que terminaban cantando en un pub. —Se echó a reír y volvió la mirada hasta Alba—. Por cierto, soy Caroline Ryddleturn.

 

Justo cuando la Mortífaga acababa de decir su nombre, apareció nuevamente la figura de Amy Winehouse. Se le veía más furiosa que antes y lanzaba todo lo que se le cruzaba por delante, en dirección a los dos cantantes. Por lo visto la rabia era con ellos, aunque de paso también se desquitaba con el grupo de mujeres. Si es que lograban la conciliación entre esas almas en pena, quizá los problemas se solucionaran. Era algo que no se podía resolver usando la fuerza o la magia, era algo que requería de un buen discurso y poder de convencimiento.

 

—Veamos... ¿Por qué no pueden convivir de manera tranquila? Todos son leyendas de la música y admirados incluso en el mundo mágico. Dígannos lo que quieren y se los daremos.

 

—¡Que ellos se vayan! —gritaron los tres al unisono—. ¡No me iré a ninguna parte! —continuaron.

 

La situación era tan simple y tan compleja a la vez. ¿Cómo iban a sacar a dos de ellos si no podían ni con uno solo?

Caroline Ryddleturn

 

—Y aquí vamos de nuevo —murmuró Caroline, mientras se quitaba la capa escarlata.

 

Estaba frente a un garage que no tenía nada de particular, a excepción de unas letras que lo decoraban. Se acercó a ellas y tocó justo donde decía "Elviris Pub", tal como le había explicado Anne en la lechuza. Casi en el acto se dibujó una puerta en el portón. Caroline pasó a través de ella y llegó al interior del pub. Buscó el pasillo que la llevaría más adentro, donde la estaba esperando la propietaria y al dar con él lo recorrió hasta la parte principal. Allí, quedó maravillada con la decoración y con la música de fondo; toda de su época de "juventud".

 

—Este lugar es genial. —Se subió un poco las mangas de su blusa azul y sacó su varita que estaba sobre su jean, alrededor de su muslo—. Aunque no hay nadie y creo saber el porqué...

 

Antes de que la Mortífaga llegara a más conjeturas, un vaso pasó volando sobre su cabeza y le habría dado, de no ser por lo rápido que se movió. Era por eso que estaba ahí, para ayudar a solucionar el problema de unos fantasmas que asechaban en el pub. Se habíam vueltos tan molestos que tenían vuelta loca a Anne, al punto de pedir apoyo a guardianes. Caroline era la primera que arribaba; aún quedaba que llegaran más. A simple vista creía que podría solucionarlo sola y que los demás no serían necesarios, sin embargo, ya era muy tarde como para avisar.

 

—¡Hey! quien quiera que seas, muéstrate —soltó alzando la voz—. ¿O acaso me temes? —Se echó a reír, al tiempo que situaba sus manos sobre su cadera.

 

—No te temo, morena —susurró la melodiosa voz de una mujer; luego apareció frente a la Ryddleturn.

 

—¿Amy Winehouse? —Carol parpadeó rápidamente y volvió a hablar con otra pregunta—: ¿Qué hace el fantasma de una muggle acá en el Callejón?

 

—¡Eso a ti no te importa!

 

Totalmente enfurecida el espectro comenzó a lanzar más objetos sobre Caroline. Al principio ésta los esquivó, pero luego se dio cuenta de que no era suficiente y que debía hacer algo más para poder detenerla. El problema era que todo la atravesaría. Ningún hechizo de los que ella conocía podría surtir algún tipo de efecto. Lo único que sabía que afectaba a un fantasma era la mirada de un basilisco, mas ¿de dónde sacaría uno? No tenía ni la menor idea. Ahora que lo pensaba si necesitaba que sus compañeros llegaran.

 

—Puedes lanzarme todo lo que quieras —espetó aburrida—. Nunca me vas a dar. —Alzó ambas cejas y se cruzó de brazos.

Buenas madrugadas (?).

 

Ha pasado muchísimo tiempo desde que no pido cambios en mi ficha y ya era hora de que le echara una arreglada xD. Dejo los codes acá --> http://pastebin.com/4PJP200H y espero que el foro no me los deforme tanto T_T xDDD. Desde ya muchas gracias a quien realice el cambio y perdón las molestias.

 

Un saludo.

 

*Dejo una caja de bombones*

_______

 

Edito para cambiar algo que no me quedó bien u_u

Elaena Malfoy

Tercer rol ~ Recibiendo el alta de Tea

Quinta Planta ~ Resurrección de Neutrales

 

—Eso me alegra mucho —respondió Ela, un poco más calmada—. El ser vampiro no es ninguna excepción cuando se trata de magia —agregó resignada ante lo que le tocaba.

 

Lo que no le alegró mucho fue que la sanadora le extendió una variedad de pociones, y no solo eso, también dejó muy claro que para que se pudiera marchar debía beberlas. El olor que emanaba de ellas no era muy agradable, por lo que no quería ni imaginarse lo que sería probarlas. De haber estado en otra situación se habría negado, sin embargo, no estaba en condiciones de hacerlo, mucho menos cuando lo único que quería era irse, principalmente para buscar a Caroline y reclamarle lo que le había ocurrido.

 

—Está bien. —Sujetó la primer poción y se la bebió hasta el fondo.

 

El sabor era lo más asqueroso que había probado en su vida. No entendía por qué siempre ese tipo de cosas sabían así. Aún así, repitió el proceso con un segundo brebaje y finalmente con un tercero. Al acabar, sintió como las medicinas hacían efecto en ella y le devolvían las fuerzas. Seguía sintiéndose algo débil, pero no tanto como el principio. Con eso le bastaba, al menos para poder retirarse y así salir de cacería. Nunca antes Elaena había anhelado tanto aquello.

 

Recordando las palabras de Tea, se bajó de la camilla y se acercó para tomar el alta que ella le entregaría.

 

—Gracias por curarme —murmuró un poco sorprendida de sus propias palabras. Entonces escuchó como la muchacha le había dejado ropa limpia y quedó todavía más atónita—. Oh, no tenías por qué molestarte. —Sonrió con naturalidad y se encaminó hasta las prendas—. Buscaré un baño para cambiarme. Gracias de nuevo —señaló Elaena, mientras tomaba el alta.

 

Se encaminó hasta la salida de la sala y desapareció de la vista de Tea.

Elaena Malfoy

Segundo rol ~ Atendida por Tea

Quinta Planta ~ Resurrección de Neutrales

 

Los minutos pasaron, hasta que una sanadora llegó a la habitación donde estaba Elaena. La mujer se veía joven y en cuanto contempló a la Malfoy un deje de tristeza surcó por su rostro. Rápidamente sacó una varita y comenzó a curar las heridas de la Mortífaga, con un cuidado excepcional. Fue así como se fueron cerrando, dejando como únicos vestigios los cortes en la ropa y las manchas de sangre. A continuación realizó un último conjuro y como consecuencia el cuerpo de la paciente fue envuelto por una capa dorada.

 

En un par de segundos la magia hizo efecto en Elaena, provocando que abriera sus verdes ojos de golpe y que su pecho se alzara un par de centímetros. Al principio se sintió mareada y desorientada. No sabía dónde estaba, hasta que vislumbró el entorno y comprendió que se trataba de un hospital. ¿Cómo había ido a parar ahí? Los recuerdos en su cabeza eran difusos. Sin embargo, prontamente comenzó a recordar lo último que había vivido. Había sido atacada por la Orden del Fénix, seguramente por culpa de Caroline.

 

—Esa maldita me las va a pagar —susurró, al tiempo que se levantaba de la camilla para quedar sentada—. Auch —exclamó, al sentir una fuerte punzada en su cabeza—. ¿Este dolor lo tendré por siempre? —le preguntó a la sanadora. Era la primera vez que le ocurría algo así.

 

Se sentía muy débil y por sobre todo sedienta. Al ver la sangre sobre sus ropajes comprendió que había perdido mucha y necesitaba beber un poco de ella para recuperarse. Tendría que salir de cacería, aunque en el estado en el que estaba era un tanto difícil.

Elaena Malfoy
Quinta planta
Primer rol

Ella lucía tan pálida como siempre. No parecía que estuviera muerta, a pesar de las heridas que se esparcían sobre su cuerpo. La sangre había manchado sus pantalones negros y parte de su blusa azul, aquellas prendas que en ese momento estaban hechas jirones. Había sido atacada por un grupo de Fenixianos, quienes contaban con un rango muy superior al de ella. Ni siquiera tuvo la oportunidad de poder escapar; simplemente murió a manos de quienes profesaban el bien y la paz por todo Ottery.

Ahora Elaena reposaba sobre una camilla de San Mungo. Llevaba varios minutos así y nadie parecía tener interés en atenderla. Quizá era porque lucía igual a Caroline. Sabía que en el mundo mágico se sospechaba de que su doble era una Mortífaga y que por eso se había ganado varios enemigos. Ella también lo era, pero no por gusto, sino que para devolverle un favor a su amiga. Era de esperar que cuando se despertara buscaría deshacerse del tatuaje. Se suponía que el pacto que había hecho con Carol era para salvar su vida, no para ponerla en peligro.

Caroline Ryddleturn

 

Por unos segundos, Caroline se dedicó a observar la expresión de Liam. Al inicio había sido dura, sin embargo, luego de las palabras que ella le dedicó, surcó la confusión en su rostro y ella comprendió de que al fin la estaba entendiendo. No por nada le había soltado ese sermón, sino para que hiciera las cosas bien y luego no estuviera lleno de arrepentimientos. Ella misma sabía lo que era, pues siempre se lamentaba de su pasado y era algo de lo que no podía escapar; de lo único que jamás pudo escapar.

 

Liam volvió a hablar y Carol se mantuvo sin apartar sus ojos verdes de él; al mismo tiempo, soltó la mano que le había tomado y regresó la propia hasta ella.

 

—A mi también me gusta tener todo controlado, pero debes saber que no siempre se puede —espetó y agregó en tono de broma—: Por ejemplo tú ¡Nunca te he podido controlar! —Soltó una carcajada y le guiñó un ojo—. Puedes ser tu propio guerrero, pero cuando ya estés listo —sentenció con más seriedad.

 

Su hijo ya no se veía tan ofuscado como antes, aunque seguía teniendo ciertas actitudes que hacían parecerlo. Bebió apresuradamente el café que le quedaba y que por lo visto estaba muy caliente. Caroline recordaba que cuando no conseguía algo, buscaba llamar la atención como fuese, pero con eso no lo lograría, ya que ambos sabían que aquello no le provocaría daño. Ella simplemente arqueó una ceja ante aquel acto de inmadurez y esperó a que decidiera comenzar a comportarse. No quería pasar el día peleando por tonterías.

 

Aparentemente Liam había captado su gesto de disgusto, por lo que le dijo a continuación.

 

—Me alegra mucho que quieras eso. Puedes irte conmigo al Castillo Ryddleturn. Por empleo, yo puedo conseguirte uno; aún tengo un par de contactos en Londres. —A medida que hablaba su entusiasmo se notaba cada vez más—. Está en que tú te lo propongas, pero he de admitir que no te quiero ver adulto. —Se mordió el labio y luego sonrió con ternura—. Quiero que siempre seas mi niño —concluyó.

Caroline Ryddleturn

 

—¿Cómo que no tienes casa? —preguntó Caroline ofendida—. Mi casa es tu casa y nadie te prohíbe la entrada a ella. Sabes que puedes ir al Castillo cuando quieras —agregó un poco más calmada.

 

Aquellas cosas eran las que le molestaban. Su hijo siempre se empecinaba en mantenerse apartado. Durante largo tiempo lo estuvieron por su desencuentro en ideales, pero eso era algo que ya había pasado e incluso Liam finalmente se había convertido en lo que Carol siempre quiso. ¿Por qué entonces levantar esa muralla frente a ella? Sus últimos actos la desconcertaban al punto de ni siquiera saber cómo tratar con él. Volver a ser la inquisidora madre quizá era la solución.

 

—Si crees que con un par de hechizos vas a vivir, estás muy equivocado, más con la vida que estás llevando —soltó un tanto enojada—. Sé que pasé años escapando y por eso sé lo que significa. —Su voz se suavizó y sujetó sobre la mesa la mano libre de Liam—. Yo no estuve sola; tuve quien me ayudara —señaló y sonrió sutilmente.

 

De cierta manera la Ryddleturn comenzaba a comprender al muchacho y se debía a que él estaba cometiendo los mismos errores de ella. El problema era que Liam era mucho más impulsivo, además de que nunca dejaba que lo ayudaran. Eso seguramente lo llevaría a la ruina y Caroline lo veía venir. Así le había ocurrido a ella, eso que nunca llegó a estar sola. Quince años en un ataúd fue el precio que tuvo que pagar por confiar demasiado en sus capacidades. Realmente no quería eso para su hijo.

 

Antes de seguir reprochándolo, él volvió a hablar.

 

—No hay mucho que decir de mí. Estoy alejada de todo... —Se quedó pensativa unos segundos, pero las palabras de Liam la trajeron a la realidad nuevamente—. Ya ves que hay cosas que nunca cambian —afirmó y curvó su boca carmesí en una amplia sonrisa—. Nosotros nunca vamos a cambiar...

Caroline Ryddleturn

 

Después de duras semanas, Caroline sentía que volvía a estar viva. Aquel día se veía animada y se notaba en su expresión. Ya no lucía seria o amargada, más bien sonreía, aunque con sutileza.

 

Apresuradamente avanzaba por los terrenos de la Academia, lugar al que acudía casi siempre a causa de su hijo. Era muy extraño, pero ambos habían creado la costumbre de verse ahí. En esa oportunidad, Liam le había escrito para comunicarle el regreso y que estaría en la Librería "Hojas de Café". Al observar el reloj que adornaba su muñeca, comprendió que estaba retrasada y que eso molestaría al muchacho. <<Esto es por todas las veces que me abandona>>, se dijo y curvó sus labios rojizos en una media sonrisa.

 

La Ryddleturn ingresó al local, y al abrir la puerta, la bañó un exquisito aroma a café, combinado desgraciadamente con el de los viejos libros y el del polvo que los acompañaba. Inmediatamente vio que Liam estaba sentado de espaldas a ella.

 

Se aproximó con lentitud, anunciando su llegada con el ruido de sus zapatos de tacón. Sin embargo, su olor ya la había delatado, porque Liam habló, antes de que Carol se acercara aún más. Se le oía molesto, precisamente por el retraso y esto provocó un breve minuto de gozo para ella. Ahí, de pie, continuó escuchando los reproches y la insolente manera en la que él la invitaba a sentarse. Ambos se parecían muchísimo, sobre todo en las malas maneras de tratar a los demás.

 

—A mi también me alegra mucho verte. —Avanzó el trecho que le restaba y se quitó la capa, quedando en un delicado vestido azul. Después tomó asiento frente a él—. No creí que sobrevivías —soltó divertida y agregó—: Escuché que quieren tu cabeza, aunque no me dijeron el porqué. ¿En qué andas metido? —Aquella pregunta salió sin ningún atisbo de broma.

 

Nunca se había comportado como una madre y Caroline sentía que ya era el momento de hacerlo. Era consciente de que Liam ya era un adulto, de que incluso se veía de la misma edad que ella, pero aún así, en su interior, sabía que no significaba nada; tampoco el hecho de no haberlo parido. De todas maneras compartían sangre, desde la noche en la que lo convirtió en un vampiro y que provocó que quedaran vinculados. Fue precisamente por eso que sintió que algo incomodaba al joven.

 

—Sé que son tus asuntos, pero yo soy tu madre y soy la única que puede protegerte —sentenció con cierta dureza—. Deja que te ayude.

Hola ^^

 

@@Mei Black Delacour los premios del ranking de duelos ya fueron depositados. Lamento la tardanza.

 

@ el premio de Maýs por el concurso del Bosque Prohibido también fue depositado (: Yo también estoy a dieta, así que gracias por el puré de zanahoria *-* xD

 

Nos estamos leyendo

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Se le informa que se ha efectuado el descuento de 500 G de su bóveda de personaje, con respecto a las compras efectuadas en la Mall Mágica el 09-08-2014 por lo siguiente:

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