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Ethan R.

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Mensajes publicados por Ethan R.

  1. Aquel lugar le traía un sinfín de recuerdos. Hacía ya un par de años que había tomado su café más amargo en aquella cafetería y ahora estaba allí, plantado en la puerta pensando en si sería buena recordar aquellos tiempos. Fue algo que vio a través del cristal lo que le impulso a entra de nuevo. Nada más abrir la puerta una mezcla de aromas le envolvió contagiándole las ganas de pedir un buen café de aquellas lejanas tierras.

     

    Se sentó en la misma mesa que compartió con Grace. Fue uno de los últimos días que la vio y desde entonces nada había sido igual. No estaba preparado para sentir algo por ella y no supo reaccionar pero sin duda, ahora pasado el tiempo de todo aquello, la echaba de menos, más de lo que podía aparentar.

     

    Su mirada se perdió entre la cristalera viendo pasar a la gente cuando un pequeño elfo se acercó a tomar nota. Después de estar tanto tiempo sin la presencia de aquellos seres, aún le costaba relacionarse con ellos. Incluso tratar con Dorian se la hacía extremadamente raro. Eligió el primer café que salía en la carta, se acomodó en el sofá echando una ojeada al local. No pudo evitar una sonrisa con cierta malicia cuando se percató de la presencia de alguien conocido entre los clientes y empleados, como siempre inconfundible entre la multitud.

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  2. El Rambaldi caminaba de un lado para otro de la habitación preparándose para la noche que le esperaba. La Navidad, sin duda, era un momento especial, incluso, para el mortifago que en aquellos momentos recordaba los buenos ratos que había pasado junto a su abuelo en aquellas fechas. Terminó de prepararse y cerró la caja que tenía que bajar al árbol con varias cosas para adornar el Gran Salón. Suponía que todo estaría todo listo para la cena así que sin perder más tiempo, salió de la casa de los Centauros y camino por los pasillos de la academia.

     

    Con la caja debajo del hombro corrió hacía el Gran Salón pues se había entretenido tanto preparándose que llegaba tarde. Se cruzó con varios alumnos que corrían en diversas direcciones buscando a sus compañeros para entrar en el Salón. En aquellos días el número de estudiantes se reducía considerablemente. La mayoría prefería pasar esos días en compañía de sus familiares.

     

    Cruzó las puertas del Gran Salón y se sorprendió al ver lo bien que había quedado. Sin duda la Navidad traía a cada rincón algo mágico que la hacía especial. La única mesa que había empezaba a llenarse de alumnos dispuestos a devorar los manjares que los elfos habían estado preparando todo el día. Los aromas que inundaban la habitación provocaban que el paladar se hiciese agua.

     

    Dejó la caja en el árbol más grande de los doce que adornaban aquella velada. El árbol estaba situado en la zona donde se encontraba la mesa de los directores, profesores y jefes de casa. La mayoría de sus compañeras ya habían depositado sus respectivas cajas y esperaban el comienzo de la cena. Se percató de que aún faltaba alguna de las jefas y esperaba que pronto aparecieran por allí.

     

    Se colocó la americana negra que había elegido para la ocasión junto con unos pantalones negros y una camiseta blanca sencilla y se situó al lado de su compañera de casa, Maddie. La cena estaba apuntó de dar comienzo y todo estaba preparado para ello. Observó a todos los alumnos que ocupan la mesa e intentó localizar algún centauro. Esperaba que los que se habían quedado en la casa, aparecieran por allí para disfrutar de lo que habían preparado. De seguro era que no se iban arrepentir.

     

    -Espero que esto comience pronto… que tengo hambre.

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  3. Reunión Ethiane, Lisa y Ethan

     

    Su pensamiento seguía centrado en contactar con su hermana en aquella sala circular. Fue un sonido detrás de él lo que le hizo volverse para comprobar como una puerta se abría, dejando ver la figura de una mujer ya conocida. Una media sonrisa fue el único gesto de simpatía que compartió el joven con Ethiane; ya había coincido en otros lugares con ella pero difícil olvidar el enfrentamiento que tuvieron en la oficina del ministro. Entro en el despacho, Lisa estaba sentada en una de las sillas enfrente del escritorio.

     

    -Demasiado tiempo sin verte, ya te echaba de menos –contestó el joven mientras tomaba asiento al lado de Lisa y le dedicaba un sonrisa a modo de saludo –no podía dejar pasar esta oportunidad –añadió con cierto sarcasmo.

     

    Ethan no perdió de vista los movimientos de la joven que en esos momentos preparaba el té. <<Típico>> pensó cuando comprobó la hora. Volver a trabajar con Misterios, sería sin duda muy interesante. Aceptó la taza que le ofreció y se centró en mirar la pantalla de ordenador. Muy peculiar que aquellas cosas muggles se emplearán dentro del Ministerio de Magia, pero prefirió no hacer comentarios al respecto.

     

    -Interesante, desde luego que sí. ¿De qué zona se trata? ¿qué hay por allí?

     

    El joven miró a su hermana que también observaba la pantalla con interés. Había oído el susurro de Ethiane y enseguida algo en él se había activado. No había hecho ningún asentimiento ni movimiento, pero se había predispuesto a ayudar en todo lo que fuera necesario bajo una estricta discreción por el simple hecho de las implicaciones.

     

    - ¿Qué opinas? Tendremos que ir a dar una vuelta por allí y comprobar cómo están las cosas e intentar saber qué es lo que produce esas variaciones, porque teniendo en cuenta la magnitud de los cambios, algo se debe de sentir. ¿Habéis ido a esa zona ya? –preguntó levantando la mirada hacía la joven.

  4. Reunión con Lisa y Ethiane

     

    Tras recibir el mensaje de Lisa, el jefe de seguridad fue directo hasta el departamento de Misterios. No era la primera vez que el joven pasaba por allí pero el hecho de pasar por aquellos pasillos sin decoración le hacían sentir realmente incomodo. No sé cruzó con nadie en su recorrido hasta alcanzar aquella sala circular tan peculiar, era allí donde tenía que esperar a que alguien le recibiera pues aún no sabía manejar aquellas instalaciones.

     

    Se quedó en el centro mirando a su alrededor, en alerta, intentando intuir algún ruido que le avisará de la presencia de alguien más por allí. Esperaba encontrar pronto a su hermana y averiguar qué es lo que estaba pasando para recibir aquel mensaje tan escueto y lleno de interrogantes. Sabía que Lisa podría llegar a ser muy alarmista cuando quería por eso esperaba que aquella visita fuera tiempo perdido, pero prefería asegurarse.

    <<Lisa, estoy en Misterios. Sal a buscarme>> esperaba que a través de la conexión mental que tenía que su hermana, esta pudiera percibir su presencia y no hacerle esperar demasiado.

  5. <<Se acabo>>

     

    El enfado del Rambaldi se hacía patente en cada paso que daba. Esperaba que aquel día terminase pronto antes de que alguien se le cruzase por el camino y terminase pagando todo con aquella persona. No solo había sufrido un desplante por parte de su padrino, sino que uno de sus empleados había pasado por encima de él sin más. Pero hasta ahí habíamos llegado.

     

    Entró en su despacho para coger el abrigo; antes de ir a casa tenía que hacer una visita al escuadrón para informarse como iban las cosas y de que habían hablado con Hugo aquella mañana. Recogió varias carpetas de su escritorio, se guardó la varita y salió directo al ascensor. Fue cuando se abrieron las puertas del mismo cuando un avión de papel chocó contra su frente cayendo en sus manos.

     

    Abrió el papel y leyó el mensaje que le había mandado Lisa. Poco a poco su cara comenzó a cambiar de nuevo, no podía creer que algo nuevo fuera a pasar.

     

    -¡mi****!

     

    Varias personas que iban en aquel pequeño habitáculo se quedaron mirando al Rambaldi ante aquella expresión. Suspirando de mal humor, cambio sus planes y decidió pasarse por donde estaba su hermana para ver de qué iba todo aquel tema. Además el mensaje era bastante inconcluso y a pesar de que la joven apuntaba que ella se encargaría de todo, el jefe de seguridad prefirió hacer acto de presencia. Más tarde se pasaría por el escuadrón y se haría cargo de Colt.

  6. Veía como su hermana se alejaba en dirección al ascensor mientras seguía sumergido en sus pensamientos. Fue un pequeño avión de papel lo que le devolvió a tierra. Se agachó a recogerlo del suelo y lo estiró para comenzar a leerlo. Su cara fue mutando poco a poco según iban pasando las palabras de Hugo, por lo visto su nuevo empleado se había colado en su oficina en aquella reunión…

     

    Sin terminar de leer las últimas palabras salió del gabinete; fue en ese momento cuando cayó en la cuenta de que posiblemente fuera aquel joven con el que se había cruzado al volver a su despacho pero iba tan enfadado por el desplanté de Hugo que apenas se dio cuenta de aquel detalle y ahora tendría que aguantar la recriminación de su padrino y posiblemente la de la directora.

     

    Llegó a la puerta de la oficina del Haughton, llamó tres veces y abrió, encontrándose el despacho con la única presencia de Hugo. Se quedó en el umbral de la puerta acariciándose las sienes resignado.

     

    -¿Quién se lo ha llevado?

     

    Sabía la respuesta pero esperaba que hubiera salido solo de la oficina, no le apetecía enfrentarse a Evarela por no estar pendiente de sus empleados como ya le había recriminado el vampiro en la hoja de papel.

     

    -Y no me digas nada –añadí viendo venir una reprimenda.

  7. Durante un par de minutos, el joven demonio intentó controlar su mal genio, pero las palabras de su hermana no hicieron más que acrecentarlo. Respiró hondo intentando dominarse interiormente mientras escuchaba las últimas palabras de Lisa que intentaba frenar el mal genio del Rambaldi sin éxito.

     

    Llevaba varios días sin dormir y el cansancio se empezaba a notar en el carácter del joven. Estaba más irascible y controlaba menos su humor. Tenía picos de estado de ánimo, pasaba de la euforia al enfado en cuestión de segundos y eso repercutía en su día a día.

     

    -Necesito que vayas a Misterios, de nuevo e intentes recopilar información. En qué están trabajando y demás. Todo lo que nos pueda servir de ayuda. ¿Has visto al nuevo miembro del gabinete?

     

    Apenas se paraba a ver si su hermana le seguía según se paseaba por la oficina de un lado a otro. Empezaba a impacientarse con el hecho de que el nuevo empleado no le hubiera buscado, como era lo habitual. Se volvió de nuevo hacía su hermana algo más relajado pues tenía la cabeza en otra cosa.

     

    -¿Te parece bien? -había pasado del enojo al estado de divagar sin prestar atención a su hermana – yo iré a buscar al nuevo y después haré una visita al escuadrón. ¿Dónde se habrá metido? no le has visto, ¿verdad?

    Sin más se fue a su despacho para ver si había recibido algún aviso sobre el tema, pero al entrar y comprobar su escritorio, no había nada. Volvió a salir de su despacho y se quedó con la mirada perdida sobre su hermana.

     

    -Pues no lo entiendo…

  8. Antes de poder responder a la joven que se había presentado como Irina, la voz de su compañera Madeleine se alzó por detrás de él para hacer el correspondiente recibimiento. El demonio la miró con una mirada que por unos segundos se torno seria hasta que escuchó el apellido de la joven, “Rambaldi”. Hasta ese momento no había caído en la cuenta de que su joven compañera, seria y forma, en aquella casa, era familiar suyo. Dos Rambaldis dirigiendo la casa de los Centauros.

     

    Recuperando el hilo de sus pensamientos y siguiendo las palabras de Maddie, el joven fue capaz de corroborar lo dicho con un tono de voz que daban claras muestras de que por unos segundos se había ido de la conversación.

     

    -Como dicen mi compañera, bienvenida. Espero que tu estancia en esta casa será de tu agrado. Es tarde ya y tal vez mañana sea el momento idóneo para mostrarte toda la casa y que no te sientas tan perdida. Creo que la señorita Madeliene puede acompañarte a tu cuarto.

     

    Sin más que añadir se despidió de las dos chicas, recogió las cosas que había dejado en la entrada y subió a su habitación donde aprovecharía las horas que le restaban antes de las 8 para descansar. A la mañana siguiente tendrían que comenzar a planear nuevas cosas que desarrollar dentro de la casa.

     

    Entró en la habitación y comprobó el desorden que la inundaba. Con dos movimientos de varitas todo empezó a organizarse dentro de su baúl, por la mañana ya tendría otra cosa que hacer.

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  9. Le hubiese gustado quedarse en la reunión que iban a mantener Neos, Bel y Hugo ya que la información que intercambiarían era importante para su gabinete, pero las palabras de su padrino fueron tajantes, sin tiempo a replica por parte del demonio, el vampiro cerró la puerta delante de sus narices. Estaba saltando por encima de él en un tema que competía a seguridad. Apretó los puños y se alejo de allí, tenía que relajarse antes de entrar en aquel despacho.

     

    Con el rostro serio y mascullando por dentro varias maldiciones contra su padrino, llego hasta la entrada de su oficina sin apenas prestar atención a la gente con la que se fue cruzando, tanto fue así que ni se fijo que un joven desconocido se cruzó con él y entró en la oficina de Hugo.

     

    Llego a su despacho; tenía la idea de encerrarse de nuevo en su despacho y continuar con los informes que tenía pendiente. Soltó el pomo de la puerta y salió en la dirección contraria, barrio con la mirada las mesas vacías y se preguntó dónde estaría Spectum con el informé de misterios. Hacía ya varios días que le había mandado y aún no había vuelto.

     

    Con los ojos totalmente oscuros, signo de que su enfado iba en aumento, se plantó enfrente del despacho de su nuevo enlace de aurores, golpeó varias veces la puerta pero no obtuvo respuesta. En ese momento Lisa apareció tras la puerta de al lado; hacía varios días que no la veía y no había tenido tiempo de hablar con ella. Se quedó quieto en el mismo punto esperando que fuera ella quién se acercará con un expresión sombría en su rostro que daba a entender que hoy era un día de pocos amigos para el joven.

     

    -Lisa-dijo con voz firme.

  10. El demonio no pudo evitar una sonora carcajada ante el comentario de su compañera sobre su nuevo look. La verdad que la experiencia pirata no podía haber salido mejor, por lo menos él había disfrutado mucho de aquel momento en el que experimentaba el caos y desorden que organizaron a través de Capitán. Obvio que la jefa de casa no se iba a ir sin recibir una dosis de humor aunque tal vez nunca supiera que detrás de aquel pequeño incidente se escondía él.

     

    -Pues eso es un cambio de look en toda regla… creo que te favorece ese color; te lo deberías dejar.

     

    Se subió a una mesa y reclamó la atención de los alumnos que aún seguían deshaciendo los hechizos. Había llegado la hora de mandarlos a todos a dormir, el reloj marcaba las cinco de la mañana y costaría levantarse al día siguiente. Se aclaró la voz antes de hablar no sin antes volver a soltar una pequeña carcajada al ver el pelo de Madeleine que disimuló con una ligera tos.

     

    -Bueno chicos, creo que ha llegado la hora de dar por finalizada esta fiesta. Quiero que terminéis de deshacer los hechizos y que subáis a las habitaciones… Mañana será un día duro. Espero que hayáis disfrutado.

     

    De un saltó volvió a estar en el suelo y volvió a situarse al lado de Madeleine.

     

    -Bueno, creo que es hora de retirarse, disfruta de tu nuevo color. Nos vemos mañana.

     

    Se acercó al hall a recoger unas cosas que había dejado durante su llegada y allí se encontró con una joven que parecía algo perdida observando todo lo que le rodeaba. Ethan se acercó hasta ella que se encontraba de espaldas y le dio dos toquecitos llamando su atención.

     

    -Hola, ¿nueva por los Centauros? Soy Ethan Rambaldi, uno de los jefes de esta casa. ¿Te puedo ayudar en algo? –dijo en el tono más amable que pudo teniendo en cuanta que el sueño empezaba apoderarse de él.

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  11. Tras las correspondientes presentaciones y la petición de Neos de ir a un lugar más tranquilo en el que reunirse, Ethan se dirigió al interior del gabinete de seguridad seguido por los dos empleados del Escuadrón. Hacía ya unos días de la reunión que tuvo lugar en aquel departamento y desde entonces todo se había empezado a mover.

     

    Invitó a su visita a que tomarán asiento delante de su escritorio mientras él hacía lo propio en su silla. Había salido apresuradamente y tenía el escritorio repletó de papeles que recogió amontonándolos en una esquina. Se recostó en el respaldo de la silla y escuchó a Neos mientras observaba de refilón a su compañera. Había algo en ella que le llamaba la atención, tenía la sensación de que le había visto antes, pero no sabía dónde.

     

    Neos cedió la palabra a su compañera mientras el Rambaldi iba asimilando lo que le iban diciendo. En realidad aquella parte de las denuncias no la llevaba su departamento, pero igual espero a escuchar todo lo que tenían que contar para intervenir. Tendrían que visitar a Hugo y que él fuera el que se ocupará de informales de todo el papeleo que había en torno a las denuncias.

     

    -Entiendo lo que me pedís, pero yo no os puedo dar esa información porque no es mi ámbito de trabajo. Tendremos que ir a otro departamento y hablar con Hugo, seguro que él os puede ayudar más que yo en este caso. Seguirme por favor.

     

    Sin dejar tiempo de reacción se levantó de la silla y volvió a salir de su despacho sintiendo los pasos de Neos y Bel por detrás. Caminaba decidido hacía al despacho de Hugo que se encontraba justo en frente, en la oficina de asesores. Hacía ya bastante tiempo que no pasaba por ahí, es más la última vez que pisó aquel lugar fue para ver a Grace. Reprimió cualquier sentimiento que pudiera surgir en torno a la joven y siguió hasta llegar a la puerta en la que se podía leer el nombre de su padrino. Justo en ese momento la puerta se abrió y tras ella Hugo se despedía de una mujer que Ethan no reconoció.

     

    -Hugo, cuando tengas un momento… necesitan tú ayuda –dijo mientras miraba hacia los dos empleados del escuadrón que se encontraban a su derecha.

  12. Durante la última semana en Londres, el tiempo había sido bastante lluvioso. El joven Rambaldi llegó a la oficina con el abrigo empapado y con un paraguas chorreando en la mano. Hacía ya varios días que no se pasaba por allí y ahora tenía pendiente varios informes que entregar a Evarela antes de que terminara el mes.

     

    Saludó con una leve inclinación de cabeza a la recepcionista que al verlo llegar se puso a ordenar papeles, aunque bien sabía ya Ethan que estaría leyendo alguna de esas revistas del corazón que tan de moda estaba, en aquellos momentos, en el mundo mágico. Siguió caminando sin prestar mayor atención a su alrededor hasta alcanzar la puerta que daba acceso al gabinete de seguridad.

     

    Todo estaba bastante tranquilo por allí, sus empleados debía de estar fuera o en sus respectivos despachos pero no se detuvo a comprobarlo pues fue directo al suyo donde seguramente le esperaba un montón de papeles que ojear, firmar… Aparte tenía que poner al día con su visita al departamento de aurores.

     

    No supo el tiempo que transcurrió desde que se sentó en su silla hasta que tocaron a la puerta de su despacho, pero levantó la cabeza como si hubiera salido de un profundo. Tres golpes volvieron a indicarle que alguien estaba esperando por su respuesta.

     

    -Adelante –dijo mientras recogía en montón de papeles que había extendido por el escritorio.

     

    La recepcionista asomó por detrás de la puerta y buscó la mirada de Ethan.

     

    -Disculpa, Rambaldi. Le están esperando en recepción dos empleados del cuerpo de seguridad.

     

    El demonio se levantó y enseguida alcanzo la recepción donde se encontró con Neos y con otra persona a la que no reconocía. Se acercó a ellos y les extendió la mano.

     

    -Disculpar la tardanza; Ethan Rambaldi –dijo, presentándose antes la compañera de Neos - ¿en qué puedo ayudaros?

  13. Ethan seguía en su habitación sintió todavía aquella extraña sensación que provocaba esa poción necesaria para crear aquellos piratas tan característicos. Aquello era obra de su abuelo y aquel era el último frasco que le quedaba, pero estaba seguro que sería un gran final para la fiesta. En el borde de la cama acumuló fuerzas para levantarse y volver a la sala común. Por los gritos y voces que oía de fondo parecían que las cosas habían salido bien.

     

    Bajó con cautelas las escaleras y se quedó a medio camino para comprobar lo que había pasado; no pudo reprimir una carcajada al ver todo el caos que se había montado en apenas dos minutos que era el tiempo máximo que duraba el encantamiento. Justo cuando alcanzaba el último escalón vio como dos hechizos impactaban contra Madeleine haciendo que su nariz y pelo adquirieran un color y forma especial.

     

    Con las manos en los bolsillos y una sonrisa socarrona pintada en la cara se acercó hasta donde se encontraba la jefa de casa deshaciendo el hechizo que había hecho aumentar su nariz considerablemente.

     

    -Vaya, os dejó solos unos minutos y mira el desorden que se arma…. No, no, no…. –movía la cabeza de un lado a otro negando con tono divertido.

     

    Echó un vistazo a su alrededor, comprobando que ningún alumno hubiera sufrido más de la cuenta y al ver que nadie estaba herido volvió hacía Madeleine cuya nariz ya tenía su tamaño normal. Parecía que la joven no sé había dado cuenta de su nuevo color de pelo así qué, mientras el demonio se alejaba para ayudar a varios estudiantes no pudo dejar de mencionarlo.

     

    -Por cierto Madeleine, bonito cambio de look… yo me lo dejaría y bienvenida a la casa de los Centauros…

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  14. Los Piratas

     

     

    Aquellos túneles tenían al menos más de 200 años. Las pisadas se oían por todo aquel laberinto que conducía a la casa de los Centauros. La mitad de aquellos hombres sujetaban las antorchas que iluminaban el camino. Sus ropas, sucias y rotas, les confería un aspecto descuidado. En sus cabezas lucían unos pañuelos en tonos negros y blancos e iban armados hasta los dientes aunque aquellas armas no eran las que solían emplear en los ataques.

     

    Las varitas lucían firmes en sus manos cuando alcanzaron una de las entradas secretas a la sala común de los Centauros. El capitán del grupo hizo varios gestos a determinados hombres que salieron en varias direcciones situándose en otras entradas. Cuando dieron la señal de que todos estaban colocados, se inicio la cuenta atrás.

     

    -3, 2, 1… ¡Adelante!

     

    El grito del Capitán retumbo en los túneles mientras los cuadros daban entrada al grupo en la sala común arrasando todo lo que encontraban a su paso. Los alumnos que se encontraban celebrando una fiesta de piratas no tuvieron tiempo de reaccionar cuando los hechizos empezaron a volar de un lado a otro.

     

    Varios rayos impactaron en algunos alumnos haciendo que quedaran colgados en el techo por los pies, como era el caso de Vladimir que en el momento del impacto se encontraba al lado de una de las jefas de casa. Otros sufrieron cambios en el color de su piel, algunos con colores muy llamativos como Hamsik, que paso a tener un tono magenta, bastante extravagante.

     

    Los piratas mágicos no paraban de reír buscando más alumnos con los que divertirse. Hicieron que las orejas de algunas crecieran desorbitadamente o que otros se quedaran sin pelo. Los gritos y las risas se entremezclaban mientras los piratas desaparecían poco a poco estallando como burbujas. El último en explotar fue el capitán, pero antes de que eso sucediera apuntó a la jefa de casa con la varita y lanzó dos hechizos que impactaron haciendo que su nariz creciera considerablemente y que su pelo pasara a ser rosa chillón.

     

    Después de diez minutos que parecieron interminables llego la tranquilidad a la sala común donde ahora tocaba que los alumnos deshicieran los hechizos.

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  15. Rambaldi observaba la fiesta apartado, ya había puesto en el cofre su papelito y la última hora la había pasado solo mirando como los alumnos se divertían. Miro el reloj, era hora de ir dando fin aquella fiesta y seguir pero no sin antes dar algo de espectáculo. Se retiro, disimuladamente, a su habitación. Al entrar todo estaba como lo había dejado, sus cosas sin colocar y esparcidas por la cama.

     

    Nada más entrar, un pequeño avión chocó contra su cabeza se dio la vuelta y lo recogió del suelo. Al abrirlo comprobó que llevaba el sello de la Academia y no pudo esconder su sorpresa al leer las líneas; Madeliene ocuparía el puesto de Bodrik que se tendría que despedir de su casa. Dejo el trozo de pergamino encima de su mesita de noche mientras organizaba sus ideas y como ejecutaría el plan.

     

    -Solo necesito unas gotas de… -se abalanzó rápidamente hacía su baúl y comenzó a revisar todas las cosas que había dentro hasta que encontró un pequeño botecito, lo sacó y lo miró; se lo habían dado hacía ya tiempo y aún no lo había empleado.

     

    Le dio varios sorbos y espero que la poción hiciera efecto. Enseguida comenzó a sentir los cambios. Era doloroso sí, pero el resultado siempre merecía la pena. El proceso tardó varios segundos hasta que se completo y una vez finalizado sacó su varita y a realizar varios hechizos que le ayudara con su propósito. En pocos minutos comenzaría el espectáculo….

     

     

     

    Off. Chicos, siento mucho mi ausencia por aquí. Intentare poner remedio a eso y bueno, como dice mi rol comenzamos el cierre de la fiesta. Mañana traeré otro rol. Espero veros rolear por aquí.

     

    Por otro lado, demos la Bienvenida a la nueva Jefa de Casa, Madeleine y un fuerte abrazo a la que se va, Bodrik.

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  16. Ethan trminó de mandar el memo a la directora de su oficina; con las últimas palabras de Neos le había quedado más que claro que necesitaban la presencia de Evarela por allí. Sobre todo para tratar el tema del director de esa oficinia, pues en algo coincidían: sin la aprobación de un director, nada podían hacer al respecto. Con dos golpes de varita el avión salió directo hacia el ascensor que le llevaría hasta la oficina.

     

    Ethan se recolocó en el asiento y escuchó atento lo que decían el mensaje que los del SAW les había mandado. Más departamentos colaborando en aquello era interesante pero tendrían que organizarlo bien de tal forma que no se convierta todo aquello en una autentica locura.

     

    - Genial -contestó ante la respuesta que les había dado Neos - más gente supone más ayuda e ideas para sacar esto adelante. Me pondré en contacto con la directora de nuestra oficina y con algún otro jefe para que nos ayuden también. Espero que seamos capaces de realizar un buen trabajo en equipo.

     

    Después se recostó, esperando que la Banshee recibiera rápido el memo para poder seguir la reunión y comenzar con el trabajo.

  17. Desde el Escuadron de la Aplicación de la Ley Mágica, salió un avión de papel en dirección a la Oficina de Ministro, atravesó la recepción de la oficina y fue directo al despacho de la directora.

     

    http://i983.photobucket.com/albums/ae313/Epolar/Aviones/24fzryd.gif

     

    Evarela, el EALM está en peores condiciones de la que nos esperábamos. Lisa, Finnick y yo estamos reunidos con los únicos miembros que siguen trabajando por aquí. Hay falta de personal y de recursos. Me gustaría contar con tu presencia por aquí si no estás muy ocupada en estos momentos, para tomar las decisiones oportunas.

     

    Espero la respuesta.

     

    Un saludo.

     

    Ethan Rambaldi

     

     

     

     

    Recepcionista atendiendo a Sophie.

     

    Susana organizaba varios documentos que los jefes le habían dejado cuando sintió las puertas del ascensor. Se giró para ver como una joven rubia se acercaba a la recepción y pedía ver a la directora de la oficina.

     

    -Buenas, por favor esperé mientras voy a comprobar si la señorita Black está disponible.

     

     

    Le pareció raro que estando Ethan en el Cuatel de Aurores, la jefa del mismo apareciera por allí, seguro que algo había ocurrido y ella tendría que enterarse. Dejó de hacer todo lo que tenía entre manos e hizo que la joven tomará asiento en la sala de espera mientras se acercaba al despacho de Evarela. Tocó varias veces esperando ser atendida.

     

     

     

    Off.

     

    EALM Rol 3

     

    EALM Rol 4

  18. Ethan permaneció en silencio mientras Valentine contaba como estaba el departamento y su propuesta. Estaba claro que la falta de gente por allí era más que evidente y que sin personal, ningún proyecto podría salir adelante. Lo primordial era conseguir gente activa que estuviera dispuesta a trabajar más horas de las oficiales.

     

    Miró de reojo a Lisa y Finnick atentos a lo todo lo que se decía. Fue su hermana la que tomó la palabra y se ofreció a colaborar en todo lo que fuera. Ya había pensando en aquella alternativa de que algunos de sus empleados estuvieran por un tiempo colaborando activamente allí hasta que ellos cogieran ritmo, pero más bien era hasta que tuvieran empleados.

     

    Suspiro y se cruzó de brazos, pero antes de hablar, notó en la joven cierto nerviosismo a la hora de comunicarle a su compañero, Neos, que había un memo en el despacho del director; tal vez eran buenas noticias.

     

    -Por favor, Neos. Ve a ver el memo que ha llegado, lo mismo son noticias importantes que nos interesan saber. Mientras regresas, voy a mandar un memo a otro miembro de nuestra Oficina… Tenemos que hablar sobre el tema de personal y sobre el proyecto del que habla Valentine, que me parece muy interesante.

  19. La recepcionista dejó a Ethan tras el primer intentó de que Agatha le atendiera. Miró a su alrededor y observó por unos minutos el trajín que tenía aquella planta del Ministerio. Después del encuentro por allí, tendría que visitar otro escuadrón. Suspiró y sacó de su chaqueta tres trozos de pergaminos junto con la pluma que su abuelo le había regalado antes de morir.

     

     

    Esperaría unos minutos para volver a llamar a la puerta y mientras aprovecharía a escribir unos memos para sus empleados. Había demasiado trabajo que hacer y no estaba tranquilo pensando que estarían en la oficina sin hacer nada. La pluma se deslizaba por cada trozo de pergamino con una letra pulcra que solo le salía cuando estaba inspirado.

     

     

    No tardó más de cinco minutos en escribir los tres memos; sacó la varita y con dos movimientos tres avioncitos aparecieron delante de él; con un tercer golpe estos salieron disparados hacía el ascensor, en menos de dos minutos estarían en manos de sus destinatarios.

     

     

    Volvió a golpear la puerta esta vez obteniendo una respuesta. Dos empleados salieron del despacho y fue en ese momento cuando pudo ver a Agatha, estaba tal y como la recordaba de sus tiempos en las clases de duelo. Entró en el despacho mientras la joven cerraba la puerta.

     

     

    -Buenas, Agatha. Soy Ethan, jefe de seguridad de la Oficina del Ministro y me gustaría hablar contigo sobre el funcionamiento de este departamento, los casos que tenéis pendientes y si necesitáis ayuda por nuestra parte.

     

     

    El Rambaldi tomó asiento enfrente del escritorio de la joven y se cruzó de brazos mientras esperaba una respuesta.

  20. Observaba la estancia de un lado a otro, entre el polvo que cubría todo pudo ver unos ojos saltones que salieron corriendo en cuanto cruzaron las miradas. Esperaba que aquel elfo avisara a la persona que se encontraba allí intentando poner aquello en marcha de nuevo. El ascensor sonó a su espalda, no tuvo que volverse para sentir la presencia de su hermana detrás de él.

     

    -Buenos días, Lisa. Tenemos bastante trabajo por aquí –una mueca de disgusto apareció en su cara.

     

    Había leído el informé que la vampiresa le había entregado sobre aquel departamento pero no se lo esperaba tan abandonado como se encontraba en aquellos momentos. Desde que Afrodita y su equipo lo habían abandonado, nadie se había preocupado en volverle a poner en funcionamiento hasta ahora. El ascensor volvió a pararse en aquella planta y Finnick apareció; el equipo que había dispuesto para aquel trabajo ya estaba completo y fue en aquel preciso momento cuando otra figura apareció de dentro.

     

    El joven se acercó al Rambaldi y se presentó; era la persona que envió la misiva que ahora les traía por allí. Y como bien decía, una de las pocas personas vivas por allí.

     

    -Sí, soy Ethan, mucho gusto Neos –dijo mientras le estrechaba la mano –he traído a dos colaboradores: ella es Lisa Weasley nos ayudará en todo lo que necesitemos y él es Finnick, es la persona encargada de estar en continuo contacto con vosotros desde nuestra oficina.

     

    Si añadir nada más que añadir, le siguieron hasta alcanzar la sala de reuniones donde otra persona estaba esperando su regreso.

     

    -Buenas tardes, Ethan Rambaldi –el demonio se presentó ante la joven haciendo una pequeña inclinación de cabeza en señal de saludó mientras tomaba asiento sin esperar la invitación. El tiempo era oro y cuanto antes empezarán con todo aquello mejor.

     

    Espero que todos estuvieran sentados para comenzar con las preguntas. Cruzó las manos mientras se apoyaba en la mesa y miró uno a uno a todos los presentes que estaban reunidos.

     

    -Empecemos. Hacernos un resumen de cómo está la situación, que tenéis pensado y que trabajo hay pendiente.

  21. http://i50.tinypic.com/b8v8us.png

     

     

    El Rambaldi paseaba de un lado a otro de la habitación mirando con nerviosismo el reloj que colgaba de la pared de su cuarto. Los minutos parecían no pasar mientras que las ansias del joven iban creciendo; había llegado el tan esperado día, su primer torneo de casas estaba a punto de comenzar y pronto tendría que bajar para preparar todo. A él le había tocado llevar a cabo los preparativos para el inicio y había que tener en cuenta que la decoración no era lo suyo.

     

    Cuando el reloj marcó la hora señalada, salió de su cuarto. La sala común de la casa de los Centauros, de la que era jefe, estaba en completo silencio, al igual que los pasillos, y podía escuchar cómo retumbaban sus pisadas al andar. Atravesó toda la academia hasta llegar a la entrada del Gran Salón, donde se quedó parado para observar la estancia, que también permanecía en completo silencio, y respiró hondo antes de continuar su camino.

     

     

    Se adelantó hasta el fondo de la sala para observar el salón desde allí. Tenía que decorarlo para la ocasión, así que sacó su varita y con pequeños movimientos empezó a recolocar la estancia. Lo primero fue poner las banderas que representaban a cada una de las casas; los colores invadieron la sala dándole cierta vida mientras que la mesa de los profesores desapareció para dar lugar a una enorme esfinge que presidía la estancia.

     

    Poco a poco todo fue cambiando, las cuatro mesas donde se sentaban los alumnos desaparecieron para dejar un gran espacio en el centro. En las paredes empezaron a aparecer lienzos con jeroglíficos egipcios y columnas estriadas que se distribuían por cada rincón. Del suelo de baldosas, brotaron cojines donde los alumnos podrían descansar mientras se les informaba de todo lo relativo al torneo; allí podrían descansar después de cada prueba y relacionarse entre ellos.

     

    Cuando todo estuvo en su sitio, el Rambaldi se situó en el centro del Salón y observó el cambio. Estaba satisfecho con el trabajo realizado por lo que guardó su varita y comprobó su reloj: faltaban apenas cinco minutos para la hora señalada. Enseguida aquello se llenaría de estudiantes ansiosos y expectantes por lo que sucedería a partir de ese momento en la academia. Incluso al demonio le costaba ocultar su emoción ante el inminente comienzo del Torneo de las Casas.

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  22. Después de su paso por el Cuartel de Aurores, Ethan no tardó en disponer todo para poder atender el memo que le llego hace unos días desde el Escuadrón. Antes de eso ya tenía pensado pasarse por allí, pero aquella carta había aligerado todos los planes.

     

     

    El último informe que tenia sobre aquel departamento es que estaba completamente abandonado y desde entonces pocas noticias había tenido. Les mandó un memorándum a Finnick y Lisa para que le acompañaran: a fin de cuentas él iba a ser el enlace y tendría que trabajar mano a mano con ellos y Lisa ayudaría en todo lo que pudiera.

     

     

    - Espero que esto sirva para mejorar las cosas por allí y que de verdad allá alguien para atendernos –susurro para él mismo.

     

     

    El Escuadrón estaba situado en la misma planta en la que se encontraba en aquel momento. Llegó al umbral de la entrada y avanzó unos pasos hasta que se detuvo y escuchó con atención los sonidos que pudiera captar por allí.

     

    - ¿Hay alguien por aquí?

  23. La recepcionista que estaba ocupada en colocar unos cuantos formularios, levantó la mirada y contesto amablemente al Rambaldi. Parecía que la Directora del departamento no estaba disponible en aquel momento y tendría que esperar algún otro jefe. El nombre que dijo la joven le resultó familiar al joven.

     

    Ambos caminamos hacia una de las puertas cercanas, la recepcionista tocó a la puerta y espero a que alguien atendiera. Mientras el demonio pensaba de que le sonaba aquel nombre y fue en un flash cuando cayó en la cuenta. Agatha había sido su profesora de duelo cuando estaba en la academia. Seguimos esperando por algunos segundos sin que hubiera respuesta. El joven empezaba a impacientarse, pero evitó exteriorizar aquello.

     

     

     

    Pd. Agatha!!! atiendeme, pleases!!!! :P

  24. Después de mostrar a Finnick su despacho y explicarle un poco como estaba la situación, regresó sobre sus pasos hacia el despacho de Evarela. Esperaba que ya se hubiera desocupado con la llegada del nuevo fiscal. Entró hasta la puerta del despacho y comprobó que allí seguían los dos.

     

    -Disculpa Evarela, me voy al Cuartel de Aurores a ver si me atienden a mí.

     

    Sin más se dio la vuelta y salió de despacho directo hacía el ascensor. Hacía apenas una hora había recibido el memorándum de Lisa, comentando sus paso por aquel departamento y su poco éxito consiguiendo la información, que se requería para poder estar enterados de los casos y asuntos de relevancia que se manejaba en aquel departamento.

     

    De refilón, le pareció ver a uno de los empleados del gabinete. Spectum parecía haber vuelto a la oficina después de una prolongada ausencia. Tendría que pensar en que caso pondría a trabajar al demonio, pero de eso ya se encargaría cuando volviese de su visita. A todo eso le tenía que añadir el hecho de que también tendría que visitar otro escuadrón. Las puertas del ascensor se cerraron y el Rambaldi desapareció.

     

    ------o------

    Tras su paso por el cuartel de aurores y sin regresar a la oficina, el demonio optó por mandar un memorándum para Finnick y Lisa.

     

     

    “Es hora de comenzar con el trabajo. Os espero en el departamento del Escuadrón para la Aplicación de la Ley Mágica. Ethan Rambaldi.”

     

     

    Volvió a coger pluma y papel y escribió en otro trozo de pergamino, esta vez el trabajo era para Spectum. Una vez escrito, le dio varios toques con la varita y el avión salió en dirección a su gabinete.

     

     

    “Spectum, me alegra tu regreso. Tengo un trabajó para ti, ve al Departamento de Misterios e informate de cómo van las cosas por allí. Ethan Rambaldi.”

     

     

     

    Off.

     

    Cuartel Aurores Rol II

    Cuartel Aurores Rol III

     

    EALM Rol I

    EALM Rol II

  25. Desde luego Finnick tenía muchas ganas de ponerse a trabajar cuanto antes y eso le gustaba al joven Rambaldi. Le agradaba la idea de ver como el gabinete se iba llenando poco a poco de actividad y tenía varias cosas que comentarle a la directora para que esa actividad subiera más, pero parecía que ese no iba a ser el momento para poder hablar las cosas.

     

    -Por supuesto, Finnick. Enseguida vamos, te enseño donde trabajaras y te presento a tu compañera.

     

    Fue en ese momento cuando un pequeño avión de papel apareció por la puerta del despacho de la Banshee y se paró justo en las piernas del demonio. Lisa le había mandado un Memorándum, algo que le extrañaba. Lo abrió y comenzó a leer las pocas líneas que le había escrito; el rostro del demonio fue cambiando, levantó la mirada más oscura hacía Evarela.

     

    -No han querido atender a Lisa en el Cuartel de Aurores. Voy a tener que acercarme a reclamar.

     

    Se levantó de la silla y avanzó hacía la puerta girándose de nuevo hacía la directora.

     

    -Evarela, enseguida vuelvo. Voy a enseñar a Finnick el gabinete. –dijo mirando al joven- Vamos Finnick.

     

    Caminó hacia la puerta que daba acceso al gabinete de seguridad, se detuvo durante unos segundos y se dirigió hacia la puerta del despacho de Finnick, abrió la puerta y lo invitó a entrar. Era un pequeño despacho en el que apenas cabía un escritorio, tres sillas para visitas y una pequeña estantería. La decoración corría a cargo del inquilino.

     

    Ethan tomó en el escritorio y ofreció asiento al joven enfrente de él.

     

    -Verás, el departamento que te corresponde como enlace está pasando una situación delicada. Vamos a tener que trabajar mano a mano con ellos y eso va a suponer que tal vez tengamos que pasar muchas horas en sus oficinas. Espero que estés dispuesto a trabajar, tal vez, más de la cuenta. Déjame que hablé con la directora un segundo e iremos los dos allí para ver en que podemos ayudarles. De momento te dejó que te organices. Tu compañera Lisa está en el despacho de al lado por si necesitas algo. ¿Alguna duda?

     

    Miró el reloj impaciente, tenía demasiadas cosas que hacer y poco tiempo que perder aún así espero con paciencia la reacción del joven.

     

     

     

    Off.

     

    Dpto.Aurores: Link 1

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