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Marissa A. Black Crowley

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Todo lo publicado por Marissa A. Black Crowley

  1. http://i.imgur.com/n0HuK4J.png Marissa se había tomado algo de tiempo para prepararse para ir a Rumania, volver a el lugar donde había crecido la hacía revivir algunos recuerdos de su infancia. Esa clase de vivencias banales no eran propias en un momento como ese, pero no podía dejar de pensar en lo feliz que fue. Debía volver para buscar alguna información sobre Rorschach y definitivamente ya había escuchado ese apellido en otra oportunidad. <<Rorschach. Rorschach.>> Repetía la rubia para tratar de recordar. Debía preparar algunas cosas, sobre todo su atuendo, ya que sabía que el frío por aquellos lugares no menguaba. Un traje térmico terminó siendo su elección, y visando sus pertenecías alcanzó su posición para trasladarse a su destino. Un silencio sepulcral se hacía a su alrededor apenas puso un pie en el lugar y una espesa oscuridad la rodeaba, sus mayores miedos se le enfrentaban. Miró al cielo, buscando la luna con la esperanza de que sólo sea una nube la que eclipsaba su luz. Unos árboles se arremolinaban a su alrededor, y algunos montículos de nieve y escarcha cubría el suelo y el poco césped que quedaba. No veía mucho a su alrededor, pero tenía en cuenta que ella tendría que haber quedado cerca de algún castillo. Recordaba que esa zona era considerada algo así como “residencial”, de un modo en que varios castillos andaban por esos límites. Claro que había una distancia considerable entre ellos, lugares en donde quizás no era fácil adentrarse porque no sabía qué clase de criaturas podrían tener los malditos dueños como mascotas. Recorrió una buena distancia, iluminando su camino con la varita, sin encontrar nada en particular. ¿Tenía idea de lo que buscaba exactamente? Ni ella estaba segura y comenzaba a inquietarle la soledad, llegó a arrepentirse de no haber accedido a la compañía de Jude. Tal vez no debería haberse ido sin aclararle al elfo dónde iba. Trató de ignorarse, hacer que su propia mente no le jugara una mala pasada, y recordar el motivo por el cual había llegado hasta allí, su padre, el mensaje que este había dejado; y al final supo donde comenzar. Qué est****a había sido, era tan obvio. El antiguo castillo de la familia Crowley, o mejor dicho, lo que quedaba de él.
  2. La rubia se encontraba en la cocina, apunto de responder al joven con el que se encontraba, cuando un gran alboroto la sacó de sus casillas. No sabía que pasaba fuera de la cocina, pero los elfos parecían algo exasperados. Dio un par de miradas furtivas a ellos, queriendo adivinar que sucedía mediante sus caras. Sin embargo, todos parecían desde asustados, hasta tristes por lo que no se imaginó que podría estar pasando. No tardó demasiado en llegar su fiel elfo, compañero que había tenido ocupado con una misión importante hacía unos años, y que hace poco había vuelto a incorporarse bajo su mando. La cara de Jude seguía como siempre, carecía de expresión, pero estaba segura de que lo que venía a decirle no era nada bueno. - Señorita Marissa, me gustaría informarla sobre algo importante - la criatura hizo una pequeña pausa, mirando a su acompañante - en privado, de ser posible. Es de vital importancia. - terminó titubeando. Rodó los ojos celestes una milésima de segundo, observando al hombre que se encontraba en la mesa. Aunque no le gustara, era lo mejor, por lo que trató de ser lo más simple posible, y no ser mal educada. No quería que piense que lo echaba. - No me malinterpretes, pero debo atender unos asuntos, y la verdad no quisiera entrometerte. ¿Te molesta que continuemos otro día? -- le comentaba mientras recogía su cabello en un intentó de moño encima de su cabeza, y cruzaba a grandes pasos hacía la puerta - Nos veremos otro día. Ya en su habitación se dedicó a escuchar a Jude mientras se cambiaba de ropa. Del vestido amarillo veraniego que llevaba pasó a uno azul oscuro, muy sobrio, y unos zapatos de tacón alto, como de costumbre. Parecía que lo que le había contado el elfo sólo la hizo pensar en que tenía que salir de allí, siempre con su varita lista. - ¿Y no se sabe quién fue? ¿No saben quién hirió a mi padre? - le pregunto ferozmente, con sus ojos cambiando de color a un naranja insólito, ¿cómo podía ser posible que alguien saliera así como así? sin dejar alguna pista al menos. - No están seguros, señorita, al parecer no saben bien aún por donde comenzar - Jude llegó a parecer preocupado, no le gustaba como se estaba tomando la noticia su ama, aunque bien sabía que la noticia de que su padre había tratado de ser asesinado se podía tomar a la ligera - Espere, espere. ¿Dónde va, señorita? - le preguntó apenas la vio cruzar la puerta. - Adonde están todos. ¿O piensas que me perderé de esto? La rubia ya andaba bajando las escaleras a regañadientes, su cara expresaba un sentimiento notorio de enojo, cuando un elfo lloricón se encontró en su camino. << ¿Será posible?! ¿Cuántos malditos elfos hay en este castillo?>> Por suerte, este no se esforzó mucho en atreverse a hablarle a Marissa en tal estado, y sólo se limitó a decirle que debía estar en la sala para una reunión de Crowleys. Entró despacio, tratando de no causar ninguna molestia en los demás, seguida por Jude. No sólo se encontraban miembros de la familia en la sala, había algunos desconocidos que claramente nada tenían que ver con ellos. Reconoció a Claudia, a Fokker, a Joa y a Bel, también a una chica con la que se había cruzado el día anterior, pero de la cual no se acordaba el nombre, y otra dos personas que no recordó. Quizás los había visto antes, pero su memoria no estaba del todo clara ahora. Llegó justo para escuchar a el elfo personal de su padre hablar, al parecer ya había explicado su estado, y ahora se dedicaba a decir que debían tener en cuenta. León había dejado pistas, así que debían averiguar por qué, todo un misterio. Cuando terminó se animo a salir de detrás de la puerta y se animo a hablar. - Yo acompañaré a Rhyfs a buscar información de los Rorschach, no me será un problema volver a Rumania - volver allí significaba volver a revivir parte de su infancia, tanto las partes bonitas como los sucesos traumáticos que había vivido en ese lugar, que tanto se había esmerado por esconderse en su memoria - puedo ponerme en marcha enseguida Se quedó esperando alguna respuesta, tanto afirmativa como negativa, o incluso alguna clase de sugerencia, si alguien quería acompañarla.
  3. La rubia miraba con atención a Franko hasta que hasta que el hombre se decidió, y se propuso acompañarla. La verdad era que no sabía si habría más gente en el Castillo con la que se pudiera encontrar y con la cual debería presentar al Lovegood, pero por el momento poco le importaba más que su estómago. Sentía un vacío y una especie de cosquilleo en la zona abdominal, y creyó que con comer algo se le pasaría. -Bien, sígueme - le indicó al rubio con un ademan, mientras recorría con un andar gracil los pasillos y escaleras, que recordaba, llevaban a la cocina. No estaba muy segura de porque Franko había aceptado desayunar con ella, pero ya en esas circunstancias no podía echarlo, ella misma lo había invitado. Lo que podía hacer, era divertirse un poco con él. Jugar un ratito más no le vendría nada mal, sólo tenía que encontrar alguna forma de hacer sentir incomodo hombre, cosa que no parecía ser muy difícil para ella. Cuando cruzó las puertas de la cocina observó a quienes se encontraban ella, que no resultaron ser precisamente elfos. Fokker, su sobrina Joa, y Bel, que por lo que había comprendido era algo así como su prima, pero estaba segura; conjunto con ellos, un desayuno preparado y servido excelentemente. -Muy buenos días, familia - comenzó saludandolos luego de que Bel le hiciera un ademan con la mano - espero no haber interrumpido nada importante. El es Franko, una especie de ... amigo mío. - terminó señalandolo y dirigiéndose a él - toma lo que desees, no pienso servirte. Mientras el muchacho optó por tomar un café, ella cogió una manzana y se sentó tranquila, decidiendo por que lado comenzar a mordisquearla. -Sinceramente preferiría no hablar de eso por ahora, no estuvo muy memorable, aunque si pasaron cosas.
  4. La rubia miraba con atención a Franko hasta que hasta que el hombre se decidió, y se propuso acompañarla. La verdad era que no sabía si habría más gente en el Castillo con la que se pudiera encontrar y con la cual debería presentar al Lovegood, pero por el momento poco le importaba más que su estómago. Sentía un vacío y una especie de cosquilleo en la zona abdominal, y creyó que con comer algo se le pasaría. -Bien, sígueme - le indicó al rubio con un ademan, mientras recorría con un andar gracil los pasillos y escaleras, que recordaba, llevaban a la cocina. No estaba muy segura de porque Franko había aceptado desayunar con ella, pero ya en esas circunstancias no podía echarlo, ella misma lo había invitado. Lo que podía hacer, era divertirse un poco con él. Jugar un ratito más no le vendría nada mal, sólo tenía que encontrar alguna forma de hacer sentir incomodo hombre, cosa que no parecía ser muy difícil para ella. Cuando cruzó las puertas de la cocina observó a quienes se encontraban ella, que no resultaron ser precisamente elfos. Fokker, su sobrina Joa, y Bel, que por lo que había comprendido era algo así como su prima, pero estaba segura; conjunto con ellos, un desayuno preparado y servido excelentemente. -Muy buenos días, familia - comenzó saludandolos luego de que Bel le hiciera un ademan con la mano - espero no haber interrumpido nada importante. El es Franko, una especie de ... amigo mío. - terminó señalandolo y dirigiéndose a él - toma lo que desees, no pienso servirte. Mientras el muchacho optó por tomar un café, ella cogió una manzana y se sentó tranquila, decidiendo por que lado comenzar a mordisquearla. -Sinceramente preferiría no hablar de eso por ahora, no estuvo muy memorable, aunque si pasaron cosas.
  5. La Crowley estaba jugando con los nervios de Franko, casi sin intención alguna, pero realmente lo que más la había enfadado fue su propia actitud. ¿Realmente esperaba algo más que un "Guau"? Es decir, algo tan simple cómo un tatuaje ¿valía más que eso? Tal vez si habría explicado el por qué hubiera sido lo que esperaba, pero no lo había hecho y a estás alturas tampoco pensaba en ello. No tenía ninguna duda de que su acompañante se encontraba nervioso, de sólo ver su rostro, tan colorado y con temperaturas elevadas, y los movimientos involuntarios que lo dominaban podía notarlo. Aunque no comprendía cómo se estaba causando todo aquello, ¿qué era lo que hacía actuar de esa manera? Ni de lejos llegó a imaginar que podría ser ella, no tenía la idea de que causaba esa clase de sensaciones en las personas. Para Marissa, Franko estaba emocionado por volverla a ver y se había olvidado las reglas de comportamiento. La rubia quedó muy sorprendida cuando el Lovegood chocó torpemente sus labios con los suyos, dándole un pequeño beso; y la idea de que el chico la había besado no cayó cuenta hasta que pudo escucharlo pedir perdón, diciendo que no había sido su intención. «Que lástima» fue lo primero que cruzó por su mente, mientras terminaba de acomodarse el vestido, con el cierre arriba y donde correspondía. - Me imagino que si - comenzó la rubia, rodando sus ojos grises - en fin, no sé de dónde has sacado la costumbre de tener actitudes tan inesperadas, ni de cómo has osado a darme un beso, pero quiero que sepas que no deberías disculparte luego. - se levantó del sofá y quedó frente Franko, y continuó - Debo ir a desayunar, si no te importa, o si prefieres acompañarme.
  6. Marissa pudo observar como las mejillas de Franko quedaban con una tonalidad rojiza bastante fuerte frente a su petición, y eso la hizo definitivamente soltar un sonrisa de satisfacción. Volvió a girar su cabeza, sin poder ver al Lovegood, y cerró los ojos esperando a que él al final cumpliera la tarea que le había pedido. Después de un rato, por fin sintió una presión sobre los hombros, causada por unas manos significativamente grandes, y casi olvidó que debía sujetar la parte delantera. La rubia llegó a estremeserce mientras se bajaba el cierre, liberando completamente su piel del vestido, que llegó a caer en sus costados. Cuando su espalda estuvo completamente desnuda, dejando lucir su piel blanquecina y con una gran figura que iba desde la mitad de sus costillas hasta su costado izquierdo, la Black se dispuso a esperar un comentario de parte del rubio. Ya que él era el primero que veía la pluma flotando sobre su cuerpo, esperaba una buena crítica; sin embargo, la corta respuesta del chico no la dejó para nada conforme. - ¿Sólo me dirás eso? - comenzó con algo de desdén la chica, y se giró bruscamente para verlo de frente - ¿No tienes otra opinión? Algo más extenso quizás - Marissa entrecerró los ojos, justo en el momento en que cambian de color para volverse de un celeste brilloso. - Que decepción - terminó sin más que levantado una de sus manos para acariciar la mejilla de Franko - esperaba más de ti, pero me parece que estas demasiado nervioso
  7. Como había supuesto la Crowley, su última pregunta había picado en la curiosidad de Franko; y aunque sabía desde un principio que tarde o temprano terminaria mostrándoselo, no pudo evitar emocionarse un poco, haciéndolo notorio con una apurada forma de girarse de modo que quedó de espaldas al Lovegood. - Te advierto, Franko, que serás el primero que lo verá - comentó Marissa con una sonrisa en los labios - Desde que lo hice jamás se lo deje ver nadie La verdad era que la rubia no había tenido la necesidad de dejarlo a luz, era algo tan personal que ella sola comprendía su significado. Aún no tenía claro cómo había llegado a animarse, ni a mostrárselo a Franko, ni a dejar que dejaran en su piel esa marca por siempre. Pero había algo que le atraía de todo eso, no estaba segura de que tanto pero era lo suficiente como para cometer esa clase de locuras. Se acomodó todo el cabello en un costado, peinándolo y dejando su hombros descubiertos, y giró el cuello para observar la expresión del rubio. - Necesito que me ayudes con esto - le pidió refiriéndose al cierre lateral que poseía el vestido amarillo, y lanzando una pequeña risita al final. - Me costaría trabajo sacarlo sola.
  8. La Black había hecho entrar al Lovegood, y una vez que lo tuvo a su lado, sentados en el mismo sofá, pudo prestarle atención detenidamente. Lo que más capto su curiosidad fue el hecho que ambos estaban rubios, cuando originalmente no lo eran. Nunca había imaginando esa situación, y la verdad era que resultaba algo bizarra. Continuó chasqueando los dedos, y en cuestión de instantes un elfo se alzó en medio de la habitación, totalmente predispuesto a cualquier capricho que tuviera su ama, y en esté caso también su compañero. - Traeme té de lima y bergamota, y de ser posible con una hoja de menta, Jude. - le dijo al elfo, con una voz bastante neutral, y luego se dirigió al rubio - Pídele lo que desees, querido, no tardará en traerlo - Cuando el chico término de hablar, Jude desapareció, dando lugar a humo disperso en el lugar. Para entonces la rubia se encontraba bastante emocionada. Era la primera vez que se encontraba con Franko a solas, y no sólo eso, también se suponía que sería la primera vez que ambos tendrían una charla amena. Sintió un extraño deseo de paralizar el momento, y alejarse de la situación para observarla de otra perspectiva, en parte para seguir siendo la fría y calculadora chica que había sido al principio. Aunque Marissa consideraba que estaba cerca de Franko, ella sabía perfectamente que había acomodado a una distancia prudencial, más cerca del respaldo del sillón que del mismo chico. Sin embargo, todavía sostenía sus manos, las soltó de inmediato, y cruzándose de piernas y acomodandose los volados del vestido, escuchó atenta las palabras de él. - Si, la verdad es que si. Tenemos de que hablar - comentó la rubia rodando sus verdes ojos, pero la verdad era que no tenía muchas ganas de hacerlo. Se mordió el labio inferior y continuó -, pero ¿qué tal sí nos saltamos algunas cosas? Me gustaría mostrarte algo.
  9. La Black se había retirado rápidamente cuando el castillo se fue llenando de gente, no había terminado de aceptarse en un lugar tan concurrido, y se encaminó a recorrer el lugar por mérito propio. Su objetivo desde un principio había sido encontrar su habitación, sentía como si su cabeza estallaria y no dejaba de later. En más de una ocasión se sintió apunto de desvanecer, pero aferrandose de hasta las paredes y diciéndose estú.pida cada vez se mantuvo en pie. Cada paso era más pesado que el otro y llegar a su cama, o mejor dicho a la que le pareció que era su cama, le terminó costando horrores. Ya recostada y sola no le costó cerrar los ojos, pero antes le pareció ver un aleteo sobre ella y una última idea se pasó por su mente, ¿acaso un dolor intenso de cabeza podía llevar a la muerte? Si, así era el caso, se lo merecía. No había sido tan buena esos últimos años. Además no imaginó a alguien que llegara a lamentarse por ella, ni sus familiares la reconocían. El suelo era cálido y húmedo, extraño para esos días de invierno que azotaban Rumania, pero a la niña poco le importó que un líquido espeso se esparciera por piso de piedra del castillo. Ella sólo buscaba a "Baltazar", el pequeño conejo que su institutriz le había quitado por haber asustado a unos niños muggle, convenciendo a una serpiente de que los mordiera en su última visita al mercado. «Beatriz no entiende» se repetía la niña, «a ella no la persiguieron con una araña. Se lo merecían.» Marissa vestía un pequeño vestido blanco, de esos que usaba para dormir, porque se suponía que eso debía hacer. Sin embargo, cuestionando la autoridad, se había levantado a altas horas de la noche. Andaba por los pasillos, sin notar los extraños ruidos que provenían de la habitación de Beatriz. Sabía que su querido animal de tela de un color blanco sucio, por tanto descuido propio que le da una niña de 6 años, se encontraba precisamente en las tumbas. Ese lugar que tenía tanta mala fama, con el que trataban de asustarla, y donde estaban todos sus ancestros. No comprendía cómo ese lugar debía darle miedo, para la pequeña castaña era un lugar fascinante, era donde estaban sus abuelos y el lugar donde ella esperaba estar en su muerte. No entendía como sus sirvientes encontraban desagradable el lugar. Era oscuro y bastante silencioso, pero con una buena flama se notaba agradable. Los ojitos de la niña se encontraban de un marrón fuerte siempre que se hallará en ese lugar, un color que detallaba lo a gusto que se sentía. Allí nadie la trataba mal o la regañaban, porque ningún sirviente del castillo se atrevía a bajar a menos que se lo ordenarán; aunque el caso de la institutriz en particular era especial, ella sólo bajaba para tratar de asustar a Marissa. Esa última vez le había dicho que había un fantasma por las noches y que el cuidaría de su juguete hasta ella aprendiera a ser más sutil con sus habilidades frente a otros niños. Para Marissa no fue difícil llegar hasta allá, cubriendose de que no la vieran. Iba descalza, y con pasitos ágiles rápidamente llegó a las escaleras que descendían en forma de espiral. Tenía preparada una antorcha que le serviría para encontrar más rápido Balti en toda esa espesa oscuridad. En ningún momento se le cruzó por la mente la idea del fantasma, poco le creía Beatriz, y odiarla por quitarle su gato era poco. Abriéndose paso por entré las lápidas, donde se leían los nombres de sus antepasados, muy poco pudo notar; aunque su vista la consideraba excelente, Marissa sabía bien que la oscuridad no ayudaba en lo más mínimo. No llegaba a ver casi nada a la perfección, y llegó a arrepentirse de haber sido tan atolondrada por haber bajado sin compañía de un adulto, que podría haber resuelto ese problema con un simple hechizo. De cualquier forma, la niña no se iba a echar atrás. Sí algo la caracterizaba era ser testaruda, y no iba a pasar otra noche más sin su Baltazar. Aunque, claro que jamás imaginó terminar encontrándose con alguien ahí abajo. En plena búsqueda la niña no notó el cambio de aire, la pesadez del lugar, ni el olor dulzon y metálico de la sangre, pero si notó un peculiar aleteo que se dirigía a ella. Un aleteo pesado, de un ave pesada y demasiado grande para ser ave, que con sólo rozarla terminó tumbandola, golpeandose la cabeza y desvaneciendose casi al instante. Abrir los ojos no le costó tanto como había pensado la Black, unos suaves rayos de sol le acariciaban el rostro. En un momento ella los abría considerado odiosos, pero extrañamente no era así, el buen humor la irradiaba y el dolor de cabeza se había ido tal cual había venido. Una sonrisa se expandía de oreja a oreja y sin motivo aparente al levantarse de la cual, al final, sí había sido su cama. La chica tenía los ojos del color del pasto o anticongelante, bien vividos, recorrían la habitación en busca de algo en particular, un armario. La ropa que llevaba era tan sosa que tenía la necesidad de cambiarla cuanto antes, siguiendo su típico estilo se puso un vestido amarillo corto y con volados, junto con unos zapatitos en el mismo tono. Jamás se podría otra cosa que no fueran faldas o vestidos, a menos que le fuera necesario en a situación extrema; sin embargo sí podía desistir de los tacones una vez. Casi no necesitó pensar donde se dirigía para saber qué iba la cocina, encontraba al castillo Crowley familiar, y determinó que así debía ser. Allí pertenecía. Estaba conforme con él, tanto que al escuchar que tocaban la puerta no tardó en ir a ver. Al abrir la puerta su sorpresa fue grande, pero no evitar lanzarse sobre el muchacho, estrechandolo en sus brazos. -Franko, no puedo creer que seas tu. - comentó al soltarlo.Hacía no mucho se había encontrado con el Lovegood, en el trabajo de él, pero no imaginó que cumpliría tan pronto la promesa de ir a visitarla - Ven. Pasa. Pasa. - le decía mientras lo tomaba de la mano y lo arrastraba dentro, hasta una pequeña salita con poco mobiliario más qué un par de sofás muy cómodos y una pequeña mesita en medio de éstos. OFF Sólo quiero agregar que Marissa se drogó ... o fui yo al escribir el rol. Bueno, una de dos (?
  10. Holaaas Bueno, después de mucho vengo a traer la imagen. En realidad la hice hace rato, pero la perdí u.u Tuve que hacerla otra vez. Este efecto (? lo hice con varias imágenes, pero nunca conseguí un resultado que me guste ._. Y bueno, nada, entrego este que ya tenia y que más o menos safa ._. Imagen Editada || Imagen original Bueno, es todo. Adiós!
  11. Holaa Bueno, esto dentro de todo fue fácil xD Pero lo hice rapidito.. Así quedo más o menos, pero.. bueno. Acá los dejo. Imagen Editada || Imagen Normal Espero que haya quedado bien, medio desprolijito.. Pero, no busco perfección (?? xD
  12. Holaaa... Bueno, este tutorial me pareció fácil cuando lo leí, pero cuando cuando tuve que borrar el fondo me re maree. Al final lo logre, pero para ese entonces había hecho todo un lío con la imagen inicial,.. así que hice otra xD y bueno, ya estaba cansada cuando lo hice así no esta perfecto xD Es más, lo veo re desprolijo, pero bueno xD Imagen Original || Imagen editada
  13. Hola Bueno, a ver si entendí Imagen Editada || Imagen Original Lo que hice fue poner una capa de un violeta oscuro en modo de exclusión, combine la capa con el fondo, y al final le puse un filtro de película granulada. Eso fue todo. No me convence del todo, pero al ser mi primer intento de usar el PS lo acepte xD
  14. Hola ^^ Paso por aquí para exigirpedir trabajo y afiliarme ... mmmm En fin tengo que seguir escribiendo para no hacer spam y bueno es lo más complicado porque carezco de imaginación en el día de hoy. Creo que ya esta, pero no se. Tengo mis dudas, por eso continuo con estas palabras más
  15. Eva, te acepto como madre por que mi padre no hablo durante todo este tiempo T.T .... Espero que tu no me abandones u.u.... * corre a abrazarla * Mamiii....Y ahora viene lo que me cuesta: llenar las dos lineas u.u, no se como lo lograre... comenzare a explayar mis sentiemientos *O*
  16. Tengo una queja u.u.... Mi padre no me habla. Me gustaría que me cambien de padre si no me habla en los próximos días por que me siento abandonada T.T ... En fin es eso, y decir que hoy voy a pasar por el castillo para conocer a mi familia
  17. Wiiiiiii * salta de alegría * Soy una Black.*comienza a bailar* Soy una Black. Soy una Black. Soy una Black.... e.e * recobra la compostura* Gracias. Ahora, si me permite la conexión a Internet, que me esta dando unos problemas, paso por el Castillo ^^.... * vuelve a bailar * Soy una Black. Soy una Black. Soy una Black.
  18. http://i.imgur.com/ZQ8vp48.png Datos Personales Nombre del Personaje: Marissa Annabeth Black Crowley. Sexo: Femenino Edad: Joven, 20 años. Nacionalidad: Rumana. Familia(s): -Familia 1: Black -Familia 2: Crowley Padre(s) Sanguíneo: Evarela C. Black Haughton. Padre(s) Adoptivos: León Corvinus Crowley. Trabajo: -- Poderes Mágicos:-- Rango Social: Unicornios de Bronce. Bando: Neutral. Rango dentro del Bando: -- Nivel de Poder Mágico:-- Puntos de poder en objetos: 20 Hechizos adicionales: -- Puntos de poder en criaturas: -- Criaturas controlables en asaltos y duelos: -- Habilidades Mágicas: * Habilidad 1:-- * Habilidad 2:-- * Habilidad 3:-- Conocimientos Especiales: * Conocimiento 1:-- * Conocimiento 2:-- * Conocimiento 3:-- Perfil del Personaje: http://i.imgur.com/QUpBndm.png Raza: Humano Aspecto Físico: Marissa es una mujer de cabellos rubios, no muy claros, y algo largos, pero no demasiados, ya que apenas sobrepasan sus hombros. Su tez es muy pálida naturalmente, y rara vez se llega broncear, es casi blanca, suave y tersa. Sus ojos cambian de color dependiendo su ánimo, y siendo una persona bastante emotiva a veces la transformación de un color a otro sucede en segundos. Es bastante delgada, sus extremidades son finas, su cintura estrecha y sus piernas largas. Debe medir alrededor del 1,75 de estatura. Tiene el rostro en punta, fino y afilado, y los labios rosados muy delgados. La nariz chica, con un leve levantamiento en la punta. Parece elegante y seductora, siempre con una sonrisa en los labios, cautivadora aunque sea falsa. Ya que desarrolló una fascinación por la moda muggle desde la adolescencia, su manera de vestir es muy pegada a ella. Suele cambiar de estilo, dependiendo su ánimo, pero lo siempre usa vestidos, faldas o zapatos de tacón. Es muy caprichosa también para vestirse, así que suele verse algo excéntrica en esas situaciones cotidianas. Cualidades Psicológicas: Se considera una persona calmada, tranquila y bastante paciente, controlando sus sentimientos para que no salgan a flor de piel. No le gusta expresarse y tampoco relacionarse mucho con la gente, aunque no es una persona asocial. Más que nada es por una cuestión de confianza, teniendo en cuenta sólo a unos pocos a los que mantiene en su círculo. Entre ellos algunos miembros de su familia y amigos. Es una chica bastante caprichosa, que se rige bajo sus propias convicciones, sin tener en cuenta la opinión de los demás. Desde pequeña siempre obtuvo lo que quiso, y ya de mayor, al no obtenerlo puede ser capaz de hacer alguna clase de berrinche. Se considera una mala perdedora, pero siempre tiene la seguridad de que no se equivoca, que en todo momento llega a tener la razón. Es quisquillosa con su propio trabajo, y no tanto con el de los demás. Le preocupa demasiado su propia perfección con respecto a su casi todo de ella, desde su apariencia, el orden de sus pertenencias, su manera de hablar, para estar sentirse bien con ella misma. http://i.imgur.com/IKYuktS.png Historia: Era demasiado tarde para que una mujer anduviese sola por ese lugar, las calles de Rumania no sobresalían por su buena seguridad, y el hecho de que llevara una niña en los brazos tampoco ayudaba mucho. La pequeña hija de León y Evarela tendría unos 5 años y había sido sacada de su cama a altas horas de la noche, era poco lógico pensar que después de un largo camino hasta la ciudad no se encontraría exhausta y acabaría por dormirse en los brazos de su institutriz. El castillo Crowley, donde había residido Marissa, ya se encontraba muy lejos después de haber sido supuestamente víctima de un ataque en que se buscaba dañar a sus habitantes, y la mujer había sido lo suficientemente lista para sacar a la niña de ahí. La despertó a sacudidas, todo sea por haber escapado del castillo cubierto de ruidos y murmullos. La niña casi no llegó a ver nada, sólo terminó de ponerse un abrigo y un gorro sobre sus risos rubios, y de un momento a otro ya se encontraba afuera. Hacía mucho frío y el viento soplaba con fuerza, sin embargo no había nieve que cubriera las calles, era una suerte para la señora, la Black era pequeña pero debía pesar alrededor de 20 kilos, y de llegar a haber alguna especie de hielo el piso le sería muy fácil tropezar y caer. Beatriz suspiró, debía encontrar un lugar seguro antes de llevar a la niña con su madre. Ella se encontraba en Londres, y de momento le parecía un lugar increíblemente distante. Encontró un asiento en un parque y apoyó a Marissa sobre él, completamente dormida, para recuperarse. De las manos de la niña tomo un conejo, el peluche con el que ella dormía, y lo guardó en su bolso. Se tiro sobre el asiento, al lado de la pequeña, debía pensar como pasar lo que quedaba de la noche. Había tomado dinero suficiente para conseguir hospedaje, pero en ese momento nada se encontraba abierto en ese pequeño pueblucho. La mujer no tardó en quedarse dormida también, había caminado varias horas y no había dormido en toda la noche. Había estado bebiendo y aun con el efecto del alcohol tuvo que despabilarse y apurarse a buscar a Marissa. Necesitaba sacarla de allí, sin la protección de los miembros de su familia, y la niña confiada ni siquiera se había resistido a la idea. Apenas escuchó el barullo que provocó el incendio del ala este pensó que algo realmente malo pasaba, como al final si había sido, pero no como esperaba ninguna de ellas. Al despertar, apenas había amanecido, y el sol se asomaba desde lejos. Beatriz se encontraba en el mismo parque, con el bolso entre sus manos y en la misma posición que cerró los ojos. Lo apretó, tanteando por si le faltaba algo. Todo seguía allí, excepto una cosa, la razón por la que hacía todo eso. Marissa no estaba, no seguía a su lado. Asustada, la llamó a gritos, pero el hecho de que es lugar se encontrase vació a simple vista apaciguaba su voz. La había perdido. No había ni rastros de donde había estado la pequeña. ¿Qué haría ahora? La desesperación se apoderó de ella, y en instantes la envolvió el miedo. ¿Qué le harían a ella? Se la había llevado sin permiso y la había perdido. Se la habían robado, no le quedaban dudas, tenía idea de quién y sólo la ponía peor. Eso no era nada bueno para ella, nada bueno. Todo el plan había salido mal. Sólo le quedó una solución a su parecer. Morir. Sabía que la matarían de cualquier forma. Años después, en donde la búsqueda la pequeña se intensificó por la preocupación de sus familiares, lograron dar con ella. Encontraron a Marissa, luego de descifrar varios indicios que los llevaron hasta un castillo abandonado. En el pueblo se decía que dicho castillo estaba embrujado, que sus antiguos dueños, los Darkwood, habían maldito las tierras y que sus espíritus deambulaban por allí. Por supuesto, todo eran puras habladurías de los campesinos. La niña había sobrevivido años, a manos de quién-sabe-quién, la habían mantenido oculta, pero no estaban seguros de dónde. ¿Podría haber estado durante otros cinco años en ese castillo? Estaba en bastantes malas condiciones, fácilmente podría haber un derrumbe por alguna madera podrida, así que las maneras eran escasas. En cambio, ella se encontraba perfecta, porque pese a su estado de cautiva, no le habían hecho ningún daño. Sus ropas eran nuevas y estaba tan limpia que no daba señales de ningún hecho desafortunado. El único detalle con su estado era su falta de memoria. No recordaba nada, desde que quién era, quiénes eran sus padres, hasta que había hecho el día anterior o dónde había estado, quién la había tenido. Nada. Su mente era totalmente en blanco, a juego con su aspecto, que llegaba a rozar el límite fantasmal. Era obvio que había sido víctima de un borrado de memoria, pero la duda era ¿quién lo había hecho y para qué? Años después, pese al desconocimiento de su familia sobre lo que había pasado en la niñez de Marissa, continuaron su vida como normal, omitiendo cómo había vuelto con ellos. Al principio a la chica tampoco le importaba, no podía recordar nada así que no trataba de indagar mucho más acerca de eso, no lo consideraba de importancia. Además, ¿por qué debía preocuparse? Ella estaba aparentemente bien y se consideraba normal, quizás hasta mejor que los demás. Haber desaparecido unos años la hacía diferente, era extraño, pero estaba cómoda con eso. Sin embargo, eso sólo sería cuestión de tiempo, porque los efectos del hechizo comenzarían a debilitarse. Pertenencias: Objeto Mágico Legendario: Objetos Mágicos: Objeto 1: Varita mágica Clasificación: AA Puntos de poder: 20 Objeto 2: -- Clasificación: -- Puntos de poder:-- Mascotas y Criaturas: Criatura 1: -- Clasificación: -- Puntos de poder: -- Criaturas en la Reserva: Criatura 1: -- Clasificación: -- Puntos de poder: -- Elfos: * Elfo 1: Jude * Elfo 2: -- Licencias, Tasas, Registros: Licencia de Aparición:-- Licencia de Vuelo de Escoba:-- Registro de XXX: -- Premios y reconocimientos: Links de Interés Referentes al Personaje: Link al Perfil de Comprador MM: -- Link a Bóveda Personal: Bóveda 96206 Link a Bóveda Trastera: -- Link a Bóveda de Negocio: -- Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda de la familia Black Link a Bóveda Familiar 2: Bóveda de la familia Crowley
  19. Pues si mi padre desaparece voy a necesitar una madre, pero solo si desaparece XD Por lo de los post no te preocupes por que recién me registre, ya serán más ......EDITO: si, Bianka, lo siento. No me di cuenta de que no he llenado las dos lineas es que he estado muy apurada cuando escribí, y se me paso. Pero me he quedado con lo de que mi padre es un abandonador O.O
  20. Yo quiero ser una Black.... me hace ilu *¿Por qué quieres ser un Black? Por que ha sido el sueño de toda mi vida *¿Por quién te gustaría ser adoptado? Me da igual. *¿Te comprometes a respetar las pautas/reglas/condiciones que has leído en este tópico? Si. *¿A qué otra familia perteneces? Mmmm ninguna. *¿Cuál es tu Nick en harrylatino.com? (En caso de que poseas cuenta en esa pagina) MarissaDarkwood *Bóveda de Personaje: No lo se. *¿Será tu familia sanguínea o adoptiva? Sanguínea

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