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Soamily Evans McGonagall

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Mensajes publicados por Soamily Evans McGonagall

  1. Planta 1 - Con Kailey

     

    La planta, sin mucho cambios a los que a su actividad respectaba, se encontraba tranquila y un poco sola, de no ser por mi presencia, un poco olvidada, estaría totalmente desierta. Sabía que aquel día llegaría alguien, y aunque todo en cuanto al trabajo que hasta el momento se había presentado estaba al día, necesitaba, alguien con quien compartir las horas. Quizá era un pensamiento egoísta, pero me sentía tan abandonada, que otro ser en el mismo piso resultaría como un regalo. Mi cabello estaba recogido en una coleta sencilla, y mientras caía largo y liso en mi espalda, brindaba luz y´lucía radiante, pasando del rubio a un tono casi blanco.

     

    Después de haber revisado todas las habitaciones, haber realizado conteos, y terminar algunos registros, nada quedaba por hacer, salvo tener esperanzas en que no terminaria otro día sola. Caminé un poco, est****amente, pues no tenía ningún objetivo, y fue allí, guardando toda la calma en medio de un lugar que algunas plantas más arriba llegaban compañeros gravemente heridos a causa de las batallas, donde me sentí poco útil para la comunidad mágica; la planta necesitaba un cambio.

     

    La voz me tomó por sorpresa, y casi pude sentirme ridícula con mi manera de reaccionar. Relajé mis músculo, hice que mis azules ojos tomaran su tamaño normal, y guardé mi varita en un bolsillo especial del delantal blanco que llevaba aquel día. Corté la distancia que me separaba en aquel pasillo de la bruja que acaba de llegar. Sonreí de oreja a oreja, y de o ser por la timidez que me acompañaba siempre, y más en nuevas relaciones, le hubiera brindado un abrazo a la chica.

     

     

    -¿Cómo estás?- recordé que la chica poseía experiencia, y agradecí enormemente aquel hecho, no porque no deseara explicarle cómo se hacían las cosas, sino, más bien porque no me caracterizaba por ser buena en aquel ámbito- Soy Soamily, y si no me equivoco, tú eres Kailey-mi memoria era buena, y aunque tenía lugar para errores, podría casi asegurar que ese era su nombre. Caminé un poco, sin dejar atrás a la mujer, y en pocos segundo estuvimos en la mitad del pasillo, al frente de las sillas habilitadas para la espera. Tomé lugar en una, instando a la Malfoy a hacer lo mismo.

     

    -¿Deseas que te explique algo?- me di cuenta, un poco tarde, que aquel comentario resultaba un poco descortes. Negué con la cabeza, intentando disculpar - quiero decir, me han dicho que tienes experiencia, pero si necesitas consultar algo nuevo, no dudes en hacerlo-jugué con el fénix que residía en mi cuello, mientras reflexionaba sobre la manera en que quería decir lo siguiente- honestamente, la planta no ha tenido mucho movimiento. No obstante, pensaba que podríamos ponerla en funcionamiento de alguna manera- ¿Cual manera? no tenía la más mínima idea, pero tal vez con mi nueva compañera podríamos hacerlo.

     

    -Bienvenida, Kailey-fue lo último que dije tras haber retirado mi vestimenta de trabajo y regresar a la normalidad. Debía retirarme por un tiempo, pues debía cumplir con otras cosas, pero ahora que se encontraba ella, sentía que podía confiar. Además, no tardaría mucho, y estaba segura que en cuanto regresara, comenzaríamos a hacer las cosas de una mejor manera. Sonreí a la Malfoy y acto seguido desaparecí entre los pasillos del hospital, deseando regresar pronto para conocer mejor con quien compartiría mis próximas horas de trabajo.

  2. Con una sonrisa de oreja a oreja escuché lo que mi madre decía, en realidad sabía que jamás cambiaría aquella jocosa, energética y sumamente cálida personalidad. Estaba de acuerdo con lo que decía; los establecimientos no se prestaban para desenlaces amorosos. A pesar de soltar una pequeña risa, me prohibí opinar, odiaba la susceptibilidad ajena, más viniendo de personas que tendían a resultar sensibles. Observé a los jóvenes de arriba abajo, a uno de ellos podía distinguirlo obviamente, pero la mujer me resultó fatalmente desconocida.

     

    Me acerqué a la figura de la bruja que tanto apreciaba, y le brindé un fuerte abrazo, mientras meneaba mi cabeza con desaprobación fingida. Ahora que había llegado, deseaba permanecer más tiempo en la prisión, pero tras meditarlo concluí que me resultaba simplemente imposible, no podría estar allí ni un segundo más si deseaba cumplir con algo más que claramente era esencial para mí.

     

    -Todo un encanto- murmuré en su oído, con tan poco volumen, que sólo sería escuchado por la Weasley. Retrocedí, alejándome de su cuerpo, y girando el mío, sopesando qué podría hacer. Tenía algunos asuntos pendientes, y al ver que llegaban nuevas personas y guardianes a la torre, decidí que podría ausentarme, aunque salvo por mi progenitora, no consideraba alguien más apto que Andrómeda para cumplir con la guardia.

     

    -Pronto nos veremos, madre- organicé mi rubio cabello tras mis orejas, mientras sonreía con cariño a la mujer que observaba. Las chicas ya se habían ido, y les deseaba las mejores de las suertes, ellas no podrían dudar de que así fuera. Proferí un suave empujón al hombro de Felicity, y me alejé de la fortaleza, encaminándome a cumplir con un deber que iba más allá de lo ordinario, que consumía todas mis fuerzas.

  3. El ataque de Zack dio directo en mis aves, las cuales murieron inmediatamente con el impacto del fuego. El chico acababa de bajar del aire, y medité que habría sido una oportunidad perfecta para hacerlo sufrir, pero ya nada podría hacer. Mis hechizos habían sido recibidos por sus defensas, por lo que en el momento el chico se encontraba libre, igual que yo.

     

    -Morphos- la prenda de Zack mutó en una venenosa araña, la cual inyectó su ponzoña en el cuerpo del mortífago, que de cualquier manera debería curarse.

     

    -Floreus-en el próximo intento de atacar, o cualquier acto con su varita, de ésta sólo saldrían flores, qué tragedia. Pronto, podríamos salir del lugar, con el éxito de nuestro lado, claro. Divisé a David, y aunque no pudiera ver mi rostro ni yo el suyo por la luz, sabía que era él, y le dediqué una amplia sonrisa.

  4. -Sectusempra- dije apuntando a Zack Rowle, quien de no detener el rayo tendría graves heridas en su cuerpo. No Dejaría que aquella vez se salieran con la suya, y ver a mis compañeros haciendo ahínco de sus capacidades me instó a esforzarme con lo que más pude. Tacaban por doquier.

     

    -Strellatus- apuntando a mismo mago ( Zack ), mientras éste quedaba sin un sentido, y en mi concepto el más importante; la vista. El flash hacía efecto, mientras éste tendría que curarse. No estaba nerviosa, ni ansiosa, ni nada por el estilo, en mi interior reinaba la tranquilidad, de alguna manera confiaba en mi bando más que en nada, apostaría todo por el éxito del mismo.

     

    -Vamos querido, es hora de que se compongan las cosas- dije, mirando al mortífago.

  5. -¡Avis!- doce aves salieron de mi varita, dispuestas a protegerme de futuros ataques. Eran hermosos animales, dotados de plumas blancas y sagaces movimientos. No bajé mi varita, ni descuidé mis movimientos, y de nuevo proferí algunas palabras.

     

    -Avis- repetí, con lo que obtuve el mismo efecto. Ahora que tenía protección me sentía un poco más tranquila, aunque no debía distraerme, o bajar la guardia en ningún momento, por lo que mis claros ojos recorrieron los alrededores, ubicando casa pequeña cosa que pudiera ayudarnos, o en su defecto representar alguna desventaja. Me acomodé un poco mejor, haciendo caso a mi cuerpo de balancear el peso en ambas piernas, pues solía quedarme estática, comenzaba a cambiar un poco de hábitos.

  6. El aviso de mi madre me hizo salir de mis cavilaciones, y con rápidos movimientos me incorporé de la biblioteca. El calor del collar era evidentemente un llamado para realizar una vez más nuestro trabajo. Debía llegar a Sarátov, ciudad de uno de los sujetos federales de Rusia, Tartaristán. Tomé mi varita y con fugaces movimientos llegué hasta la delgada figura de Sandeep en la sala principal des castillo. Miré con cariño a la criatura, que parecía ten débil y vulnerable, pero en realidad había resultado uno de los mejores elfos y acompañantes.

     

    -Vamos Sandeep, una vez más a requiero de tu ayuda- acto seguido le indiqué el lugar exacto al que debía dirigirse, y me aferré a su tembloroso brazo.

     

    Llegué a las afueras de la prisión mortífaga, esperando encontrar a mis compañeros, aunque como yo, supuse que llevarían luz en su rostro. Quizá, con el factor sorpresa de nuestro lado, podríamos realizas nuestro objetivo sin ningún problema. Alcé mi varita, lista para cumplir con el deber. Divisé a mis compañeros, haciendo un gesto de saludo con una leve inclinación.

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  7. - Absrovere- las muñecas de Heliké y Jank flanquearon inmediatamente. Que pérdida de tiempo estar allí, que fastidioso resultaba. Observé a mis compañeras, y al ver que todo estaba en orden me centré de nuevo en mis objetivos, en la carne que pronto estaría muerta. Suspiré, con un poco de presión, pues extrañaba la comodidad de un hogar, comenzaba a hartarme de luchar con personas pocas eficientes.

     

    -Detritus- una fina capa me cubrió, protegiéndome de ataques que osasen lanzar. Bajé mi mano por un segundo, haciendo sólo un movimiento para relajar los músculos, pero pronto la tuve en el aire nuevamente. Observé a Jank, quien parecía tan puro e inocente, era una lástima que pronto, tras mis intentos, caería muerto como carroña.

  8. Emily Linton

     

    No lograba decidir entre qué me resultaba peor; el hecho de verlos tan poco poderosos, o el hecho de que creyeran que podían convencer a alguien con tal actuación. Su lado no era el lado de la luz, era el lado perdedor, el lado más tonto que jamás hubiese conocido, con los fines más vanos. Los cuerpos comenzaban a caer, y deduje que no nos tomaría mucho tiempo terminar aquel planeado encuentro.

    Los hechizos proferidos por la auror no tocaron mi cuerpo; las sogas fueron retenidas lejos de mí por la capa mágica que me cubría, mientras el Sectusempra caía en mi pantera, haciendo que ésta muriera y regresara a su forma original.

     

    – Episkey-de mi varita salieron sólo flores, unas incluso bonitas, tal vez luego las utilizaría.

     

    Mi prenda se convirtió en una avispa, y al sentir su veneno supe que no tendría más salida que desperdiciar tiempo.

     

    -Morphps -el efecto hizo que mi zapato se convirtiera en un bezoar, el cual ingerí inmediatamente. Tras estar completamente ilesa, continué con el juego.

  9. Emily Linton

     

    -Detritus- esta vez, el hechizo logró salir sin problema alguno, creando una fina capa mágica que me protegería. Sonreí con suficiencia.

     

    - Morphos- apunté a una roca de gran tamaño, la cual mutó en una pantera con órdenes de defenderme de cualquier cosa. Me encantaba estar allí, me fascinaba ver la manera en que se degradaban los aurores. Me moví otro tanto, aunque no mucho, en realidad detestaba inmensamente permanecer en las mismas posiciones. Apoyé mi peso en ambas piernas quedando así nivelada. No dejaba de pensar en lo est****o que lucían aquellos magos, creyéndose la gran cosa, cuando en verdad nada significaban para nosotros, ni siquiera un obstáculo.

  10. Emily Linton

     

    ¿Cuándo aprenderían a luchar como era debido? De no ser porque comprendía que la prioridad era ganar, habría lanzado algunas palabras contra aquellos aurores, sin embargo, sabía que no ganaría nada, sólo la irrecuperable pérdida de mi valioso tiempo. Por un momento, me desubiqué, sin comprender del todo qué sucedía, pero pronto atribuí aquel flash a un concurrido hechizo. Apunté a mi cuerpo, y antes de que alguien más pudiera hacer algo conmigo pensé Episkey, pronto obtuve el apreciado sentido de la vista conmigo.

     

    Tal vez no tenía protección, pero no dejaría que aquello me aplacara.

     

    -Silencius- devolví el hechizo a aquel inadaptado mago, quien debía curarse inmediatamente de mi anterior hechizo. Lo que deseaba proferir quedó a medias.

  11. Emily Linton

     

    Observé como uno a uno comenzaban a llegar nuestros objetivos, y no perdí mucho tiempo, al menos no más del permitido en aquellas ocasiones. Gruñí al ver sus intentos de realizar un buen espectáculo, y opté por soltar una fría y malévola carcajada. Levanté el brazo derecho, y antes de lanzar el efecto, realicé un pequeño y efímero movimiento, el cual pasaría inadvertido.

     

    -Abosrvere- el hechizo hizo gala de honor a la capacidad de su alcance, impactando y quebrando las muñecas de Jank y Madeleine. Negué con mi cabeza, en un gesto de desprecio más que todo.

     

    -Detritus[/b- una fina capa de magia surgió de mi varita, protegiéndome de futuros ataques. Que buen tiempo pasaríamos. Cambié de pie para sostener mi peso, a veces se tornaba un poco incómodo estar siempre igual.

  12. Emily Linton

     

    Toqué mi antebrazo, llamando a los compañeros que estuvieran dispuestos a luchar contra las detestables criaturas que se creían dignos de algún respeto. Me incorporé del escritorio; el mensaje había sido claro, atacaríamos el castillo Dumbledor, el cual no tardaríamos en encontrar. Caminé con decisión por un buen tiempo, aunque no demasiado para tomarlo como un atraso, hasta que encontré el lugar que buscaba.

     

    Me interné en los jardines del castillo, con varita preparada, nunca se sabía que podrían llegar a hacer aquellos ¨seguidores de la luz¨ . Patética resultaba su actuación frente a la comunidad mágica, la cual se debía regir por principios de linaje; sangres pura por encima de cualquier otras cosa. Mis ojos color almendra se removían con inquietantes intervalos, sopesando todo alrededor. La túnica negra cubría mi esbelto cuerpo, y mi cabello ondulado, largo y castaño caía por mis hombros.

     

    -Vengan a luchar por la luz, por el amor y todas las hadas del lugar- tras proferir aquellas palabras, miré a mi alrededor, y a pesar de la máscara que cubría mi rostro, quienes acudieran al llamado podrían reconocerme, restaba esperar a los buenos de la historia.

  13. Primera planta- Con Roxanne

    -He sido invitada a la fiesta, creo que asistiré, y espero no me pongas a dar un discurso - Aún recordaba aquel evento de los bebés preparado por la Rambaldi, en el cual realizó una gran charla. Suspiré, pues en algún sentido comenzaba a considerar que mi personalidad estaba muy cerca de lo amargado. No obstante, mucho tiempo atrás había comprendido lo fascinante de las diferencias; entre Roxanne y yo existía una larga lista de éstas, pero eran las mismas las que lograban unirnos.

     

    -¿Llevarás un circo o algo así?- no esperaba menos de mi amiga, además agregaba un poco de mi pésimo humor. Recordé nuestros días en la academia; teníamos tanto por aprender, miles de preguntas que poco a poco fueron contestadas, incluso ahora teníamos un largo camino por recorrer. Mis claros ojos recorrieron la estancia, mientras mis manos organizaban mi rubio y estático cabello al lado derecho de mi cuerpo.

     

    -¿Crees que no tengo más por hacer que hablar contigo en mi trabajo?- gruñí, con tono petulante, aunque fingido, claro-regresa por donde viniste, Roxanne- sonreí a la chica, al tiempo que le daba un beso cariñoso. Conocía mis maneras de brindar afecto y mi poca habilidad exteriorizar emociones, por lo que sabía que aquello no le molestaría en lo más mínimo.

  14. ¡Hola!

     

    bueno, por primera vez no vengo a dejar ningún análisis ni registro, vengo a felicitar al perezoso de Jank por estar aquí ?(?) si fue por la U, Jank ¿Qué más se puede hacer? estaba a punto de darte un zape ( que lo diga Mei, quien me dio permiso de matarte ). Y bueno, todo va al día hasta aquí, Diciembre ha resultado bueno chicos, me esfumo, venía a postear inútilmente.

     

    ¡Saludos!

  15. Las chicas, a pesar de poseer una personalidad de las que me agradaban, y debo admitir que a ambas le dedicaba cariño, comenzaban a tornar todo un poco más difícil. Xell siempre había resultado inmensamente sensible, desde el día en que tuve el placer de conocerla lo percibí, y Andrómeda poseía tranquilidad, aunque cuando Andrómina salía, podía crear todos los problemas posibles, podía recordarlo. Escuché a la Vladimir expresar su intranquilidad por medio de lágrimas, y a pesar de querer ayudarla, creí que era más apropiado que lo hiciera la Perseus.

     

    Me incorporé rápidamente, reflexionando sobre lo que había dicho Andrómeda; ¨Debemos regresar¨ era verdad, necesitábamos acabar con el Boggart que amenazaba con terminar la tranquilidad de Abaddon. No obstante, debía ceder a la cordura de la rubia, y afirmar que era sumamente peligroso adentrarnos en aquella misión. Sopesé qué podríamos hacer, y entre más me

    esforzaba, menos conseguí aclarar en mí cabeza.

     

    Irían en busca del Boggart, y a pesar de las ansias que poseía por acompañarlas, tras meditar, concluí que debía quedarme en la fortaleza por si algún mortífago era trasladado, además de estar Deiwan en mal estado todavía. Supuse que Lestat podría ir con las guardianas, y como Jessie parecía un poco distraída, me pareció menester aguardar en el lugar.

     

    -Estaré esperando aquí por si traen algún ¨visitante¨ , además de que Deiwan necesitará apoyo- sabía que las chicas comprenderían, incluso pensé que tal vez lo desearan así, además, sabía que podrían hacer el trabajo a la perfección; eran dos aurores, guardianas de Abaddon, entrenadas para hacerle cara a cualquier obstáculo-Sé que harán todo bien- me brindé dos cálidos abrazos, al tiempo que me sentaba en una silla al lado del Rambaldi, y sonreía en muestra de ánimos a mis dos amigas.

     

    Off

     

    Chicas me quedo en Abaddon porque estos días ando ayudándole a una amiga con unos ensayos, y me quedará poco tiempo para rolear mucho, por lo que me quedo haciendo guardia, espero comprendan. Besosss

  16. Primera Planta- Con Roxanne

    -¿Me pides licencia falsa, y luego me osas añadir lo poco que trabajo?- gruñí con tono de indignación fingido, porque en realidad, lo segundo no era del todo falso; pocos eran los pacientes que acudían a aquella planta en la que nos encontrábamos-Supongo que estaré con la familia… aunque no es secreto para nadie que no tengo mucho espíritu en ninguna clase de celebración, la payasa eres tú- concluí en broma.

     

    Me acerqué el nervioso elfo, y le aseguré que su ama pronto estaría bien, además de brindarle algunas hierbas para que en caso de emergencia pudiera valerse por sí mismo antes de acudir al centro de sanación; la criatura parecía interesada, incluso un poco encantada con aquel arte. Volví con la Rambaldi, y sonreí con tranquilidad al observar que sus mejillas recobraban el auténtico color que las caracterizaba, y que su cuerpo estaba sano de cualquier daño.

     

    -Tal vez, si no tienes otros planes, podemos hacer algo. Aunque… sabes que los planes saldrán de tu boca- conociéndome, se podía afirmar el poco talento que poseía para hacer planes, por lo que era siempre Roxanne quien realizaba los preparativos, y eso no suponía ningún problema para la chica, ya que su personalidad permitía entablar buenas relaciones con las personas, crear amistades, y competir contra cualquier organizador de eventos; así era.

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  17. -Miedo…- aquel término encajaba perfectamente; fuera de las criatura y los mortífagos, podía comprender lo que el chico decía. ¨Algo¨ que traía a flote tus temores, tus pesadillas. El mayor miedo de Deiwan residía en el las llamas, y a pesar no saber qué más conformaban sus dolores, estaba casi segura de qué se trataba. No había otra explicación, y con lo que decía el Rambaldi comprendía que todo iba encaminado por mis suposiciones. No sabía si debía decirlo en voz alta, porque evidentemente todos poseíamos hipótesis diferentes.

     

    -Podría ser un Boggart… sé que no tenemos manera de estar completamente seguros, pero en mi mente es lo que mejor encaja; Suponiendo que te mostró todo lo a lo que te refieres, Deiwan, y que todos los hechizos que lanzaste no lograron detener el ataque, sería simplemente porque olvidaste pronunciar ¨Riddikulus¨- decidí plantear lo que pensaba, a pesar de no tener certeza sobre los resultados de dicha acción, sería mejor descartar por completo todas las opciones.

     

    No tenía otra explicación válida dentro de mis cavilaciones; nuestro compañero había intentado derribar aquello que lo amenazaba con múltiples hechizos, salvo el único que podría ayudarlo, o al menos, así lo creía yo. Observé a cada uno, intentando recordar lo que habíamos visto; Mortífaga, sombras, criaturas… quizá se encontraran nuestros mayores miedos en aquellos espejismos, haciéndonos ver a cada cual algo totalmente diferente.

     

    Di tiempo a todos mis compañeros; Deiwan, Xell, Andrómeda, Jessie y Lestat para reflexionar sobre lo que decía, aunque si alguno tenía una mejor teoría, básicamente sería lo que concluiríamos como verdad. Por un momento atisbé credibilidad y mutuo acuerdo en sus rostros, pero nada podría atribuir a sus pensamientos como verdad, tendría que escuchar lo que opinaban. Tomé asiento en el suelo, acto seguido jugueteé con mi varita pasándola de mano en mano, en espera de sus respuestas.

  18. Hice que Deiwan se tomara la poción que Andrómeda me había brindado, y poco a poco, a pesar de lo destruido que se encontraba su cuerpo, comenzó a mostrar algunas mejorías; su tez no era tan pálida, y en largos intervalos comenzaba a respirar. Me acomodé mejor al lado del Rambaldi, esperando una respuesta a nuestras dudas. La Perseus se ausentó por unos segundos, en los cuales me permití reflexionar y sopesar las sobre la situación y las probabilidades.

     

    Descartados por completo estaban los Mortífagos, así que sólo quedaban como posibilidad animales o criaturas. Nada podríamos saber hasta que nuestro compañero regresara de su estado, aún así, no sabíamos si éste también se mantenía en la inopia sobre el asunto, aunque tras escuchar sus últimas palabras, carecía de sentido que éstas no tuvieran conexión alguna con los hechos.

     

    Jessie traía consigo mucho más conocimiento sobre sanación del que yo poseía, por lo que me alejé un poco, despejando así el cuerpo herido. Me acerqué a Andrómeda, empujando un poco su hombro de forma amistosa. Pronto tendríamos que descubrir que era lo que estaba sucediendo, además de continuar nuestra labor como guardianes de la fortaleza. Observé a la Stabolito, quien probablemente curaría por completo a Deiwan.

     

    -Necesitamos que Deiwan despierte para saber mejor de qué se trata todo esto, pero si algo puedo asegurar es que no son mortífagos lo que nos espera ahí afuera- organicé mi cabello en cascada tras mis orejas, el tiempo que mis ojos viajaban por el lugar; si pudiéramos encontrar una pista de lo que había estado en la torre y había atacado a nuestra amiga, quizá tendríamos de dónde comenzar nuestras hipótesis, pero hasta el momento ni siquiera con suposiciones contábamos.

  19. Estando en la torre con Andómeda, Xell y Deiwan, sentí un cambio inmenso; la ansiedad que poseía minutos antes se desvanecía poco a poco, aunque el Rambaldi reposara en el suelo en muy mal estado. Escuché los gritos de la Perseus, y esperé que Jessie llegara pronto, o algún sanador, pues el chico necesitaba ayuda, aunque antes de dejárselo a alguien más, revisaría su cuerpo para asegurarme de que no se trataba de lo que tenía en mente. El auror permanecía sumido en la inconsciencia total, por lo que me arrodillé a su lado, y antes de poder realizar mi tarea como sanadora, de su boca emanaron gritos con palabras poco coherentes.

     

    ¨Llamas que no queman, hombre del pasado… magia oscura¨ las palabras seguían sin tener sentido dentro de mi cabeza, y supongo que en ninguna otra calaron con mucha congruencia. De haberse tratado aquel ataque de mortífagos, nunca hubieran dejado libre a nuestro compañero, pues de encontrarse éste debilitado, la suerte estaría de su lado y lo habrían podido capturar en cuestión de pocos segundos. Sus palabras de dieron la certeza de que no eran seguidores de la marca tenebrosa.

     

    -No se trata de mortífagos, es imposible- reflexioné en voz alta, mientras me acomodaba justo al lado de Deiwan, quien se encontraba lleno de quemaduras. Palpé sus músculos, su cabello chamuscado y su vestuario; estaba totalmente destruido. Saqué de mi bolsillo un diminuto frasco de cristal que contenía una poción que siempre llevaba conmigo, en San mungo me resultaba increíblemente útil, pues rehabilitaba el sistema nervioso, logrando de ésta manera hacer sentir mucho mejor a los heridos, haciéndolos volver en si en caso de inconsciencia; poco tardaría Deiwan en regresar con nosotras.

     

    -No consigo concretar qué o quién le ha hecho esto, chicas. Maldita sea- le introduje el líquido con suavidad en la boca al Rambaldi, al tiempo que giraba mi cabeza para ver a Andrómeda y Xell-¿No hay nadie más en esta torre? ¿Otro sanador?- quizá yo no resultaría de mucha ayuda con mis estudios; criaturas y animales mágicos, tal vez necesitaría de otra atención. Guardé el frasco en mi bolsillo, para luego observar de nuevo a Deiwan; me hacía sentir impotente.

     

    Pensé para mis adentros que la peor manera de morir sería quemado, y aun existiendo miles de torturas que podrían producirme, en aquel momento me estremecí al pensar qué se sentiría ser sometido a altas temperaturas, ansiando la muerte en cada milésima de segundo que transcurriera, esperando a que el cuerpo se consumiera lo más pronto posible. ¿Qué había en ese bosque capaz de realizar semejantes cosas? ¿Qué tan fuerte para que las defensas del auror no hubieran alcanzado a detenerlo? sería cuestión de tiempo para que el chico despertara y pudiera brindarnos una mejor versión de lo sucedido, y al despertar podría asegurarme de curarlo por completo al tener detectadas las áreas que más afectadas sentía.

  20. Primera Planta- Con Roxanne

    El aspecto que adquiría tras beber la poción me dejaba satisfecha, aún sabiendo que no recobraba todos sus sentidos, el tiempo compensaría aquella pérdida. Le indiqué al elfo que esperaba en las sillas de los corredores a su ama, poco tardaría en retirarse del lugar. Regresé al lado de la castaña, al tiempo que depositaba las hierbas en su morado para que éstas absorbieran el líquido que de no ser retirado, comenzaría a deambular por el cuerpo de la Rambaldi, causando más de los síntomas que ya la acompañaban.

     

    -Estarás bien, estas plantas tienen poderes curativos eficaces, y la poción te dejará sin ninguna molestia. Sin embargo, es importante que prestes atención cuando estés al aire libre, existen animales que pueden causarte cosas mucho peores- sonreí a mi amiga, al tiempo que tomaba asiento a su lado, nada restaba por hacer. Guardé mi varita en el bolsillo de mi suéter gris, mientras organizaba mi rubio cabello en mi espalda.

     

    -Eso será todo por hoy, ahora mismo podrías retirarte con tu elfo, para que seas útil a la comunidad mágica- una risa sardónica acompañó mi comentario, mientras me incorporaba para guardar los líquidos de las pociones en sus respectivos lugares-no te olvides de buscarme algún día en el que a ambas se nos conceda un descanso, y cuídate mucho- concluí con tono melifluo.

  21. Primera planta- Con Roxanne

    La pequeña criatura me resultaba familiar, sabía perfectamente que en algún lugar la había visto, a pesar de tener los elfos tan similares contexturas, podía reconocer sus frágiles y llenos de angustia ojos. Hacía mucho que no tenía heridos en la planta, pero tal vez, pronto todo cambiaría. Los últimos tiempo me había dedicado a aprender de otros ámbitos medicinales, y a estar alerta en los momento que podría resultar útil.

     

    -Claro que si, dame un segundo- retrocedí hasta llegar al escritorio principal, mientras tomaba mi varita y un par de hierbas que ayudarían a sanar heridas proferidas por cualquier animal o criatura. Regresé con el elfo, y mientras caminaba observé la figura de su ama; Roxanne. Aceleré mis pasos hasta encontrarme a pocos centímetros de su débil cuerpo.

     

    -¿Qué demonios ha sucedido?- su cara carecía de color alguno, mientras sus manos temblorosas daban muestra de debilidad intensa. Me percaté de un morado en su muñeca, era tan pequeño que probablemente la anfitriona de aquel cuerpo no lo habría notado, sólo era visible para quienes conocíamos bien las heridas producidas por animales.

     

    -¿Has estado en algún jardín o algo parecido?- cuestioné a la Rambaldi, al tiempo que pasaba mis hombros bajos sus manos, dejando de ésta manera todo el cuerpo de su peso sobre el mío. Caminé como me resulto posible hasta una camilla, y tras dejar a la chica en ésta a sabiendas de que el ataque producía mareos, vómito y debilidad en sus miembros, la encaminé hasta una habitación.

     

    Realicé una poción que curaría su vómito y el mareo, pero por el momento nada podría hacer con la debilidad, era cuestión de tiempo. Me acerqué y le interné el líquido con delicadeza en sus labios, al tiempo que acariciaba su cabeza con suavidad.

     

    - Esto te ayudará- pronto comenzaría a mostrar síntomas de mejora, y podría contarme qué había sucedido.

  22. Con cuidado de no hacer ruido, me alejé por el camino que me separaba de la Perseus, mientras mi ojos rebuscaban entre la maleza signos de algún reciente movimiento o agresión. Quise dar un giro completo al recordar que aún conservaba la varita de la guardiana. No obstante, entre más rápido terminara nuestra búsqueda, más rápido podríamos marcharos de aquel imponente lugar. No me alejé un solo paso más por si escuchaba gritos de mi compañera, y mientras aguzaba mi oído, buscaba frenéticamente alrededor en busca de un cuerpo, o cualquier cosa.

     

    La voz de Andróme me obligó a moverme en cuestión de segundos, y al llegar al punto de encuentro, divisé a Deiwan sumido en inconsciencia total, esperando a que resultáramos efectivas y regresáramos a la torre. Miré a ambos aurores, con intervalos insignificantes, paralizada en mi estado. Revisé por última vez lo que poseía el paisaje que nos rodeaba, y mi cuerpo en medio de aquella concentración realizaba un lento acercamiento hasta el punto ideal.

     

    -Toma tu varita- a pesar de tener ciertos recelos sobre entregarle el objeto a la chica, quien estaba recientemente atacada y afectada a causa de lo mismo, opté por mandarle a Aima por los aires-ambas lograremos llevar a Deiwan, pero no podemos olvidar nuestro entorno, así que; Alerta permanente- típica frase de auror, pero tan necesaria en nuestro día a día que no pude privarme de decirla.

     

    Fue así como comenzamos a andar, con la precaución de nuestras varitas en alto, o al menos yo – sostenía la mitad del cuerpo del muchacho desde adelante- jamás la dejaba abajo. Pude notar ciertos síntomas de haber sido atacado por una criatura mágica, siendo sanadora con énfasis en aquel ámbito conocía bien los efectos de un ataque semejante. Así que las conjeturas sobre mortífagos resultaban erróneas, aunque no podía asegurar que se tratara de un ataque como el que pensaba, a decir verdad, era incierto.

     

    -No estoy segura, pero su cuerpo parece afectado como algunos otros que he curado, y no son heridas producidas por mortífagos, Andro; se trata de algún animal o criatura mágica- mi cuerpo se vio libre de toda tensión. Sin embargo, al conocer perfectamente los ataques que podrían proferirnos las criaturas, sabía que de ser éste el meollo del asunto, no estábamos libre de peligro, aunque claramente era mucho mejor que se tratara de esto que de un clan de mortífagos, ya que sólo éramos tres, y a pesar de que los animales podrían ser perjudiciales, podríamos detenerlos.

     

    -Apresurémonos, de no ser como digo, lo curará Jessie, de ser en mi ámbito, necesito revisarlo lo más pronto posible, Andro- concluí, sabiendo que de tratarse de cualquiera de las dos opciones, el Rambaldi necesitaba pronta atención.

  23. ¡No haber venido antes a zapearlos a todos, borricos inhumanos!

     

    ¿Cómo me bajan de guardia avanzada? que decepción, que tristeza, y vos Sara; que mala madre que sos, tendré que informar a Lean ( para que te felicite XD )... hahaha estoy en el drama que se crea ( dramosos everywhere ) y con eso espero ponerme al día, y recompensar mi ausencia y así no ser tan mal tratada por estos hipócritas ... XD así tenga que ponerme a lavar las celdas con cepillos, lo haré para ascender a mi anterior puesto(?)

     

    Andrómeda Perseus y Felicity Weasley... merecen todo menos mi amor U.u XD

     

    ¡Saludos!

  24. Lo que decía la Vladimir tenía sentido; debíamos llevar a Andrómeda a la torre lo más rápido posible, aún así, me era imposible dejar a la rubia sola en aquel desierto lugar. Deseaba asentir y regresar, todo por el bien de la Perseus, sin embargo, decidí que regresaríamos todos, o no regresaría nadie; era mezquino dejar que Deiwan y Xell se perdieran en aquel húmedo y peligroso bosque mientras yo gozaba de la cálida fortaleza.

     

    -No me iré sin ti, Xell- quizá estuviera formando un debate fuera de lugar, pero no aceptaría las condiciones-llevaré a Andro por mi cuenta, mientras tú vas adelante y haces guardia si es preciso, pero no te dejaré aquí- no dije una sola palabra más, y mientras me internaba en el césped para alzar a la guardiana de nuevo, ésta se deshizo del hechizo a causa del tiempo, y como loca comenzó a correr, adentrándose en busca de la voz de nuestro compañero.

     

    Maldije por lo bajo la poca estabilidad mental que poseía nuestra amiga en ese momento, arriesgando su vida más de lo necesario. La voz de la rubia aún era audible, y por cada centímetro que avanzaba tras el débil cuerpo de Andrómeda que se precipitaba contras las ramas, podía sentir la cercanía de la Vladimir. ¨Deiwan¨ era lo único que escuchaba a gritos por todas partes. Estuve a punto de lanzarle otro hechizo a la chica que corría sin piedad de su propio estado, pero temí que aquello pudiera debilitarla mucho más de lo que ya se encontraba.

     

    - Andrómeda Perseus, no es necesario que huyas… vale, ya no te detendré, ni siquiera intentaré volver, pues no reconozco el camino de regreso- mis palabras resultaban honestas, pues no tenía localizado el camino que nos devolvería a Abaddon-busquemos a Deiwan y a Xell, pero hagámoslo juntas- más que una negociación, aquello sonó casi como una petición. Llevaba conmigo mi varita y la varita de la Perseus, aunque ésta última no pensaba devolvérsela, aún.

     

    Me pregunté dónde estaría Jessie en aquel instante, si había entrado en el bosque y había perdido el camino a nuestros cuerpos, o por ende el de regreso, tendríamos otra persona por buscar, o quizá había decidido quedarse en la fortaleza por si llegaban prisioneros, o en su defecto visitas no deseadas. Más que miedo, sentía ansiedad, y no pude evitar morder mi labio inferior, en un gesto de inseguridad. Cada uno de mis brazos sostenía una varita, cada una de éstas dispuesta a recibir órdenes de mi parte.

     

    - Venga ya, hagamos esto juntas, Andro…- esperaba una positiva de parte de la chica, de lo contrario, tendría que actuar con más rigidez.-¡Xell, Deiwan!- los gritos salieron sin potencia, y un tono tan absurdo, que incluso en aquella situación, me permití un poco de burla hacía mi misma. Sentía los cuerpos de los aurores cerca, tal vez pronto los encontraríamos, y por fin podríamos regresar a la cárcel que nos esperaba para cumplir nuestra labor de guardianes.

  25. ¡Hola!

     

    gracias Lean, por ser el único que me habla (?) okno, Sara o Belu me lo hubieran hecho con gusto, flaco... hahaha ¡GRACIAS!

     

    Vengo a dejar el registro del ataque de la Potter Black ayer, siendo la primera actividad de Diciembre.

     

    ¿Ataque, Cateo o Rescate?:Ataque

     

    ¿Mansión, Negocio o Cárcel?:Mansión Potter Black

     

    Link: Mansión

     

    Participantes:

     

    Marca Tenebrosa

    Zack Black Rowle ( Nigromante )

    Aleera Lux Evanik Malfoy (Nigromante )

    Lyra Katara Ryddleturn ( Base )

    Bridget Wenlock ( Base Avanzado )

    Lisa Weasley Rambaldi ( Base Avanzado )

     

    Orden del Fénix

    Sunar PBT ( Legionario )

     

    Capturados:

    Jessie Stabolito

    Sunar PBT

     

    Observaciones:fue rápido, muy rápido a decir verdad (?) se llevan a Jessie y a Sunar, no hay heridos de ninguna índole. Eso es todo.

     

    Bueno, creo que esto es todo para comenzar el mes de Diciembre con toda, chicos haha.

     

    ¡Saludos!

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