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Soamily Evans McGonagall

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Mensajes publicados por Soamily Evans McGonagall

  1. ¡Buenasss!

     

    sí, tenemos un poco olvidado el grupo de apoyo. Lo principal es que el mejor tributo aún anda en el juego, es un fuerte. Saludes a todas las chicas, gracias por pertenecer al grupo este grupo, y obviamente a Oliver que ha sido un gran guerrero.

     

    ¡Besoss!

  2. Soamily - Hopeless Goddess

     

    Pronuncié lo que debía, esperando no tener inconvenientes con la entrada al lugar. Para mi agrado y tranquilidad, la muralla me dio paso a un extraordinario lugar. Un vestido blanco y unas zapatillas del mismo color eran mi único vestuario, mientras mi cabello iba atado en una larga y fina trenza. Los colores, los aromas y la energía del lugar, todo era fascinante. No tardé en divisar a otras goddess, entre ellas a la que esperaba ver.

     

    Me acerqué lentamente hasta el lugar, paseé mis ojos por cada una de las frutas que acompañaban el lugar, se veían realmente exquisitas. Sonreí al estar lo suficientemente cerca como para poder saludar a las demás.

     

    -¡Hola a todas!- pronuncié por lo bajo pero con entusiasmo, no quería interrumpir nada. Esperé entonces a que alguna de las goddess respondiera a mi llegada. Tomé una flor del suelo y la puse tras mi oreja derecha, intentado no lucir muy tonta con aquella acción.

  3. ¡Hola!

     

    la verdad, no estoy segura de qué debo poner aquí, pero por lógica haré lo que creo conveniente(?). Quiero formar parte de la brigada, soy activa, y puedo dar alguna ayuda. Desde barrer(?) okno. Es sólo eso, daré mi mejor esfuerzo para todo, aunque aún sea un poco novata, excederé mis límites.

     

    ¡Besos! y gracias por la atención prestada.

  4. Bronwen se dirigía de nuevo al lugar, con el paquete atado firmemente a una de sus patas, éste contenía agua, comida y un remedio para quemaduras, también una carta. No dejaría a Oliver solo, pero no creía conveniente ver su rostro aún, pronto tendríamos tiempo de aclarar todo. No había sido una de las más afectuosas mentoras, pero estaba ahí cuando el Granger me necesitaba.

     

    El animal debía entregarle la encomiendo exclusivamente a mi tributo, dejando con él las provisiones necesarias para los siguientes días. Al abrir la carta, el chico vería una fina caligrafía, y las palabras más sinceras que pude haber escrito.

     

    Aquí tienes lo que necesitas por el momento, todo llegará a du debido tiempo. No te impacientes, y jamás consideres el hecho de que faltare a mi palabra, porque no es así.

     

    Era corta pero explícita, siendo una persona de pocas palabras, era excelente en mi concepto. En realidad, mi propósito era brindarle un poco de apoyo emocional, sin estar segura de qué manera lo tomaría el chico, el cual tenía una fría personalidad. Era su mentora, y como tal estaría con él hasta que todo terminara.

  5. De nuevo en aquel lugar, pero en aquella ocasión completamente segura de lo que me disponía a comprar. Debía confiar en mi tributo, debía apostar lo que fuera por Oliver, y así era. Mis pasos decididos, mis ojos audaces y mis rápidos pensamientos impedían que me distrajera en nimiedades, el tiempo apremiaba.

     

    Me acerqué sin rodeos a la pantalla, introduje las monedas respectivas a mi compra mientras éstas se materializaban una a una en mis largas manos. Pronto mi tributo estaría bien, aquellos objetos lo ayudarían en todo lo que necesitaba. Hice una mueca de dolor, estar compitiendo significaba grandes sacrificios y un empeño inimaginable.

     

    Nick con enlace a tu inventario: Soamily

    Elemento a comprar o vender: Remedio para quemaduras

    Cantidad: 1

    Monedas de oro totales: 300

     

    Nick con enlace a tu inventario: Soamily

    Elemento a comprar o vender: Comida

    Cantidad: 1

    Monedas de oro totales: 200

     

    Nick con enlace a tu inventario: Soamily

    Elemento a comprar o vender: Agua

    Cantidad: 1

    Monedas de oro totales: 200

  6. ¿Malicia para dañarla? ¿Quijada entumida? Aquella mujer estaba menos lúcida que yo. No me convencía ni un poco su postura sádica, las personas que más fortaleza solían mostrar eran aquellas que jamás podían enfrentarse a ningún problema sin algún tipo de ventaja, sólo solucionaban todo al creerse poderosas por poseer armas o frialdad externa, qué lástima.

     

    Entonces una llamarada, un dolor incomparable con ningún otro que hubiera sentido ¿Estaba muriendo? ¿O simplemente estaba más concentrada en lo que mi cuerpo me decía? Estaba ardiendo, aquella arpía me iba a torturar con fuego. Me hartaban más mis repetidos gritos que el dolor, me esforzaba al máximo por no emitir quejido alguno, pero me era imposible.

     

    Era rojo, había amarillo también. El paisaje era magnífico, mi vista era privilegiada. Corría sin detenerme, mis piernas eran libres y fuertes. Entonces de pronto algo retumbó en mi cabeza, un grito más desagarrador de los que había proferido hasta el momento ¡NO! me avisó mi cabeza, y fui consciente de que comenzaba a perder el juicio.

     

    Intenté incorporarme, luché por reconocer en dónde me encontraba. Enfoqué mi azulada mirada en la mujer, podía reconocerla. Y aunque fuera aquella mujer la causa de mi agonía, intenté concentrarme en ella, sobrevivir aferrándome a la realidad. Justo en ese momento rogué para no recibir más sufrimiento, para que la mujer se fuera de la estancia.

     

    No tardaría mucho en morir, y no podía concretar si era eso lo que deseaba. Quería vivir, quería resistir a aquellas torturas, pero mi cuerpo pedía descansar. Si no me encontraban pronto, o Juve dejaba de torturarme, me dejaría llevar por la agonía. Sin nada que temer, los gritos volvieron a mí, en busca de alguna posible salida.

  7. A consecuencia de la falta de tiempo, no pude llegar a ver el desfile de mi tributo, y mucho menos entregarle sus pertenencias, esas que le ayudarían a sobrevivir, al menos unos días. Suspiré. Sabía que mi tributo debía estar detestándome y lanzando maldiciones contra mí, por lo cual me sentía algo apenada. Tenía que reconocer que el trabajo de mentora era bastante complicado.

     

    Busqué a mi hermosa lechuza, ella sería quien me haría el favor de entregarlo a Oliver. Una vez frente a la criatura de plumajes blancos, acaricié un poco su cabeza, consintiéndola. Luego, tomé el recipiente que contenía AGUA(1), COMIDA(1), y un CUCHILLO. Los introduje en una bolsa de tela, para que a mi ave no se le hiciese difícil transportarlos. Los acerqué a sus garras y en un segundo ya la lechuza los sujeta,

     

    -Confío en ti, pequeña- manifesté con dulzura antes de abrir la ventana para que así emprendiera vuelo.

     

    Contemplé con admiración el movimiento de sus alas. Era simplemente maravilloso. Cuando se perdió de vista, me giré sobre mis talones con la intención de encaminarme a mi cama. La lechuza, tras un tiempo puedo llegar hasta los terrenos en donde se efectuaban los juegos del hambre. Buscó a Oliver Granger, y al divisarlo se acercó hasta él y depositó a su lado la bolsa con los implementos. Después se alejó, queriendo estar en su hogar nuevamente.

  8. Aunque se hubiera esforzado al máximo en aquel intento de que las palabras que emitió fueran escuchadas sólo por ella, tales llegaron hasta mis oídos. Tal vez el anhelo de algo, o simplemente sus emociones habían traicionado sus intenciones. Entorné los ojos, mis sentidos estaban alerta, más vivos que nunca. Y a pesar de mi fuerza, pisoteando mi fuerza de voluntad me atreví a hablar por primera vez.

     

    -¡Oh por favor! ¿Podrías dejar tus sentimentalismos para después?- solté con un tono melifluo, del cual me arrepentí inmediatamente. Es que eran ellos mismos quienes se encargaban de estropear su trabajo. Entonces una oleada nueva, y un poco más intensa se avecinó sobre mi cuerpo.

     

    Con las dos piernas en aquel estado, mi abdomen gravemente herido y sumando la debilidad que se apoderaba de mis movimientos, no podría salir rápido de allí. Mordí mi lengua atrapando mis gritos, aplacando la satisfacción de Juve. Qué poco profesional; tenerme en su prisión con ventaja de varita, sin ningún tipo de ayuda, ella simplemente se limitaba a desempeñar su papel de mala en aquel momento

     

    Tal vez mi cuerpo estaba herido, pero había algo que la mortífaga jamás podría tocar; mi aspecto psicológico. Por mucho que intentara arruinar mi sensatez, por más torturas físicas que imprimiera sobre mí, nunca quedaría en mi mente eternamente. Supuse que aquella era su intención, y en medio del dolor punzante pude gesticular una pequeña sonrisa de satisfacción.

  9. El verde de sus ojos, era terrorífico. Una mueca de terror cruzó en mis delicados gestos al imaginar lo que se avecinaba. El hipogrifo era fuerte, dedicado y obediente; la peor combinación para su enemigo, que en aquel momento era yo. Sin poder evitarlo, una lágrima rodó por mi mejilla. Las punzadas me desgarraban, me arrancaban gritos desesperantes.

     

    ¿Dulces sueños? Ojala me enviara a dormir, deseaba la inconsciencia como jamás lo había hecho. En el abdomen, el dolor no se intensificó tanto debido a que poco a poco iba perdiendo la sensibilidad en el área lastimada previamente, pero cuando las tres medialunas se clavaron en mi pierna derecha un grito tal alto que su eco rebotó en cada una de las paredes se desprendió de mi garganta.

     

    Por más que lo idealizaba, por mucho que lo deseara, la inconsciencia o llegaba. Por alguna extraña razón estaba tan lúcida como siempre, ninguna incoherencia se cruzaba por mi mente. Me retorcía, luchaba con todas mis fuerzas contra el pánico que comenzaba a invadirme, el intenso dolor que no cesaba ni un segundo.

     

    Miré por segunda vez a la responsable de mi actual desgracia, era patético estar bajo las manos de aquella desagradable mujer. Quería expresar mi inconformismo sobre sus injustos actos- porque yo no merecía estar allí- pero el dolor no abandonaba mi rostro. Cambié de rumbo mi mirada, para situarla aquella vez en la puerta, en alguna entrada al recinto en el que yacía.

     

    Esperanzada en que alguien cruzara la estancia en mi ayuda, en el último segundo me aferré a mi vida, a mi instinto de supervivencia. En algunos momentos dejaba de sentir, el dolor se iba y una especia de ensoñación acudía a su reemplazo, pero de nuevo, volvía al lugar en el que sangraba, dándome vida.

     

    Paseé de nuevo mi mirada por cualquier salida o entrada, en una súplica silenciosa, aunque fuera en vano. Dentro de poco tendría que decidir entre dejar de sentir aquella tortura o enfrentarme a la realidad que ahora carecía de sentido para mí. Los gritos que profería era mayores cada vez, obligándome a respirar entrecortadamente. Entonces lo que más había evitado, lo único que no me iba a perdonar después de salir allí llegó a mi encuentro: una lágrima brotó de mis claros ojos, deslizándose por mi mejilla.

  10. Suspiré abatida, tal vez mi trabajo como mentora no había sido el mejor, pero desde ahora mis esfuerzos se verían duplicados. No había tiempo que perder, entre más rápido lo hiciera, más rápido llegarían las provisiones a las manos de Oliver. Paseé mi azulada mirada con avidez, necesitaba comida y agua. Me acerqué a los lugares correctos uno a uno, depositando el oro necesario para apoderarme de lo que me era indispensable en aquel momento.

     

    Recordé que tal vez serían necesaria muchas cosas más, debía sobreponer a mi tributo por encima de todo. Ahora mi lista era un poco más grande, tal vez un poco excesiva, pero lo prefería así a que nos faltara algo. Mi rubio cabello iba atado en una cola de caballo, impulsado por cada uno de mis movimientos en el aire. Pronto- tal vez más más rápido del o previsto- tendríamos un ganador, el mago que tendría el poder y reconocimiento. Ese era el objetivo de el Granger, y no planeaba fallar en mi labor.

     

     

    Nick con enlace a inventario:Soamily

     

    Elemento a comprar o vender: Agua

     

    Cantidad: 1

     

    Monedas de oro totales: 200

     

     

     

    Nick con enlace a inventario: Soamily

     

    Elemento a comprar o vender: Comida

     

    Cantidad: 1

     

    Monedas de oro totales: 200

     

     

    Nick con enlace a inventario: Soamily

     

    Elemento a comprar o vender: Cuchillo

     

    Cantidad: 1

     

    Monedas de oro totales: 500

     

  11. ¿Es que acaso creía que iba a decirle algo? No sé en que estaba pensando aquella arrogante mujer, pero no le facilitaría nada, aunque tuviera que soportar dolor físico. La orden que le dio al animal fue explícita. Sentí los picotazos en mi delgado abdomen, quise gritar. Sin embargo, no era momento para flanquear, contuve mis gritos de dolor, permitiendo que las lágrimas se deslizaran en silencio mientas el animal continuaba con su labor.

     

    Era terrible, el dolor se intensificaba conforme transcurrían los segundos. Mi cuerpo luchaba por soltarse, por dejar la prisión atrás. De todas las personas que pudieron haberme capturado y llevado hasta allí, parecía que tenía al frente a la más desagradable, la más fría y arrogante. Mordía mi lengua con fuerza en un intento de no darle la satisfacción de escuchar mis gritos.

     

    No me importaba cuántas marcas imborrables dejara su amiga en mi cuerpo ¿Es que acaso no podía hacer lo que iba a hacer sin hablar? Era una molestia tener que escuchar a aquella mujer explicándome explícitamente su próximo paso, como si de alguna manera eso aumentara mi dolor, pero no era así.

     

    Sentí un gran alivio al ver que el hipogrifo se alejaba de mi cuerpo, llevándose consigo su est****o pico. Estaba bañada en sangre, tenía heridas punzantes abiertas en mi abdomen. Mis ojos se abrieron como platos al observar mi cuerpo. No obstante, tenía algo más por lo cual preocuparme; la chica sostenía su famosa katana en manos.

     

    Tan pronto como profirió aquellas palabras, que en mi mente no tenían sentido- comenzaba a perder la lucidez- no estaba segura qué forma tenían aquellos objetos, pero impactaron sobre mi cuerpo haciendo más agudo aquel dolor que ya existía. Un grito desgarrador salió de mi garganta, seguido por otros cuantos.

     

    Sentía las heridas cada vez peor, sin verlas podía imaginar perfectamente su estado. Luchaba con las cadenas que me mantenían presa, buscando la manera de escapar de aquel infinito dolor. ¿Música para sus oídos? Sí, esa vez habían entendido lo que la mujer decía, que infame era. No obstante, opté por no centrarme en nimiedades.

     

    Mis gritos no cesaban, el dolor aumentaba sin piedad. Se atrevía a tocarme, quedé estupefacta con el hecho, incluso podía oler mi sangre con agrado. Luché contra sus manos, quería que no me tocaran, que se alejaran de mi cuerpo. Cuando pensé que no podría ser peor, le ordenó con frialdad al animal que me atacara de nuevo.

     

    Le lancé una mirada cargada de displicencia y repugnancia a la mujer. Me concentré en mis puntos fuertes, en los recuerdos que tal vez podrían salvarme del dolor, pero el picoteo del animal era tan fuerte que me impedía pensar con claridad. Nuevos gritos fuertes, era lo que menos deseaba, pero no podía evitarlo ¿ Acaso nadie podía ayudarme? Sabía que pronto moriría desangrada, deseé hacerlo.

     

    Me concentré en el dolor, intentando abolirlo de alguna manera, darle frente; me fue imposible. Si las cosas seguían así, no tardaría en morir, pero si aquella despreciable mortífaga me dejaba agonizando, sería una muerte lenta y dolorosa; tal y como ella quería. A parte de los gritos- imposibles de detener- no había soltado una sola palabra, no lo haría en presencia de la rubia.

    • Me gusta 1
  12. No me costó mucho recuperar la consciencia, sabía perfectamente dónde yacía mi cuerpo. Mis blancas y delgadas manos temblaban imperceptiblemente, un extraño cosquilleo se apoderaba de mi cuerpo. No tenía intención de abrir los ojos, no quería enfrentarme a aquellas mujeres, aún no. Sólo esperaba que mi familia estuviera bien, que mis sobrinas gozaran de excelente condiciones.

     

    Mis brazos y piernas estaban atados, carecía de movilidad. No tenía otra opción, mi única defensa sería el sentido de la vista, al menos me informaba. Una mujer ( Juve )con un aparente parecido a mi figura; alta, rubia, con ojos claros. No, eso no podía ser así. Nada, absolutamente nada me harían parecida a la persona displicente que tenía al frente.

     

    En vano intenté incorporarme, un dolor comenzaba a amenazar mi cuerpo sin libertad. Escuché las palabras de la mortífaga. Osaban abrir sus bocas sólo para desperdiciar aliento, no me extrañaba.¿Qué ganarás? pensé resignada. Aquella vez había perdido, la victoria era de ellos, de nada serviría discutir con la mujer. No armaría escándalo.

     

    Suspiré sin ánimos, tendría una larga- y no agradable- estadía en el lugar. Estaba débil, la fuerza no hacía presencia. Sin embargo, estaba segura de que no me habían llevado al lugar para hablar pacíficamente, lo que me esperaba sería mucho peor. Esperé con sigilo, moviendo mis ojos rápidamente por la estancia, sin arrepentirme un sólo segundo de pertenecer a mi bando, de los actos que me habían conducido hasta el desagradable lugar.

  13. Sexta Planta

     

    -Incluso si no me sintiera bien, tengo que salir de aquí y continuar mi labor- sabía que la chica reprocharía sobre mi salud, por lo que me apresuré a añadir-Pero sí, me siento muy bien- intentando vanamente en ocultar el dolor de mi garganta, había sido envenenada por una avispa. Ya tenía mi varita en mano, estaba lista para irme.

     

    -Te agradezco infinitamente esto- le dije al tiempo que la abrazaba con mi brazo derecho.

     

    Llegué hasta la puerta de la habitación, paseé mi azulada mirada por el lugar cerciorándome de que no hubiera nadie a quien no quisiera cruzarme en el camino. Giré de nuevo mi cuerpo y lancé una mirada cómplice a la chica mientras me alejaba del lugar.

  14. Sexta Planta

     

    Conforme el líquido ingresaba a mi boca, comenzaba a sentir de nuevo. Mi corazón latía lentamente, pero aumentando cada latido un poco más. Al volver a la vida, mis movimientos eran torpes, y mi varita calló al suelo. Luché con fuerza por obtenerla de nuevo, pero no tenía fuerza alguna en mí, por lo que me resigné a mantener la calma; estaba en buenas manos.

     

    Al abrir los ojos, lo primero que divisé fue el rostro de la chica que esperaba ver. Gomita se encontraba cuidando de mi cuerpo, dándome cosas por doquier para adquirir de nuevo mis recursos. Sonreí agradecida, al tiempo que giraba mi cuerpo, me dolía un poco.

     

    -Era a ti quien esperaba ver - tercié con sinceridad.

     

    Recordé el anterior combate con ira contenida, es que eran tan injusto. Incliné mi cuerpo para tomar mi varita, pero aún seguía en la camilla.

     

    -Firmaré antes de irme- concluí.

  15. Sexta Planta

     

    Mi largo cuerpo yacía en la aquella camilla ubicada en uno de los pasillos del recinto, nada podía hacer. Mi brazo izquierdo colgaba casi rozando el suelo, mientras el derecho reposaba sobre mi pecho sosteniendo la varita a pesar de no tener nada por lo que luchar estando sin vida. Estaba más blanca de lo habitual, y mis labios no tenían el usual rojo, estaban muy oscuros.

     

    Portaba un pantalón negro ajustado a mi delgado cuerpo, junto con una camiseta esqueleto de color blanca. Pronto con suerte llegaría alguien, una persona que pudiera revivir el organismo que sin compasión había sido asesinado.

  16. http://i.imgur.com/uncwi.png

     

     

    Sean bienvenidos al lugar en el que representaremos el apoyo a Oliver Granger como tributo en los septuagésimos cuartos juegos del hambre. Entre tantas personas y publicidad, les será difícil elegir, pero tendrán que ser cautos a la hora de hacerlo. No se trata de quien gane o quien pierda, se trata de cómo se desarrollen las capacidades de cada tributo durante el juego, a veces es sólo cuestión de suerte.

     

    Tanto Oliver como yo ( su mentora ) estamos firmemente comprometidos con esta causa, ambos estamos trabajando duro. Los blinkies y las firmas de apoyo serán posteadas luego, por ahora dejaré el grupo de personas que apoyan a Oliver, cualquier persona adicional que desee hacerlo, bienvenido sean.

     

    ¨La mejor parte del valor, es la discreción¨

     

    http://i.imgur.com/5pdpQ.png

     

    - Evanna Black Rambaldi

    -Anee K. Haughton

    -Ania Evans Weasley

     

    -Isabella Rexdemort Xtrong

     

    -JeniiL W.Rambaldi

     

    -Meri Granger

     

    -Akiza Ravenclaw H

    http://i.imgur.com/dlskv.png

     

    Bueno, aquí vengo a dejar los prometidos Blinkies, para que todo el grupo los utilice como desee. De antemano, muchas gracias a la chicas y disculpas a Oliver por ser una no tan buena mentora.

     

     

     

    -http://i.imgur.com/vfonm.gif

     

    -http://i.imgur.com/ZgGRB.gif

     

    -http://i.imgur.com/nTbHF.gif

     

    -http://i.imgur.com/NgUi4.gif

     

     

     

     

     

     

    -http://i.imgur.com/rkMcd.gif

     

    -http://i.imgur.com/UOirm.gif

     

    -http://i.imgur.com/46k3H.gif

     

    -http://i.imgur.com/3LsZt.gif

     

     

     

     

    ¡Saludos a todos!

    • Me gusta 3
  17. La cantidad de personas era sofocante, tuve una repentina sensación de agobio. Mi larga y delgada silueta se incorporaba entre la multitud. La camiseta negra se ceñía a mi plano y ejercitado abdomen, el pantalón negro ajustado contrastaba con las botas del mismo color de todo mi vestuario. Mi cabello ondeaba, el rubio latente brillaba destacándose un poco. Paseé mi azulada mirada en busca de algo, aún no sabía qué en realidad.

     

    No buscaba fama, no buscaba poder ni mucho menos dinero. Me encontraba en medio del gentío, un poco más alta que muchas de los presentes, mirando con curiosidad la manera en que se desencadenarían los acontecimientos. Mi personalidad era un poco introvertida, hablar no era mi fuerte. No obstante, si colaboraría a alguien, daría hasta mi última partícula para éste.

     

    Divisé la figura de un chico, alguien que llamó mi atención. Supuse que haríamos buen equipo, siendo éste un poco confiado y egocéntrico a primera vista; él daría la confianza, y yo sería realista. Me acerqué al lugar en que tendría que escribir. Lo hice rápidamente, mis largos dedos titubearon unos segundos, pero al final me convencí.

    Giré mi figura, no muy segura de qué diría a continuación, pero sabía que el chico estaría de acuerdo. Me encaminé hasta él, con ánimos de comenzar bien.

     

    -Supongo que haremos buen equipo- comenté suavemente. Miré al chico con expectativa, esperaba que estuviera de acuerdo , que no tuviera protestas-Soy Soamily-concluí.

     

     

    Nick e ID en HL.org:Soamily Evans McGonagall-115726

     

    Número de Bóveda:Bóveda-97811

     

    ¿A qué tributo apoyas?:Oliver Granger.

     

    Disponibilidad Horaria: Todos los días.

     

  18. Deseé con todas las fuerzas que todo terminara bien, para mis compañeros debía ser una vil tortura estar al lado de aquellas personas, era repugnante. Entonces fui consciente de que habíamos logrado el objetivo, de que en alguna medida yo había ayudado. No teníamos nada más que hacer en el lugar, era momento de salir. Una silueta se acercó hasta mí, y a pesar de la luz, estaba completamente segura de quien se trataba.

     

    -A sus órdenes señor-tercié divertida al tiempo que nuestras manos se juntaban. Salimos del lugar, satisfechos por el final de aquel encuentro, todo había salido bien. La presencia del chico me tranquilizaba en gran medida, esperé que así fuera por un largo tiempo.

    • Me gusta 1
  19. Dorothy llegó hasta mi, mi hermana asistía y era una gran sorpresa. Le sonreí de oreja a oreja, ahora podríamos ayudarnos mutuamente; ambas éramos novatas. No podía negar que me encontraba nerviosa, pero debía encontrar la fuerza necesaria para salir de aquello.

     

    -Hola Do-comenté con entusiasmo.

     

    Entonces alcé mi varita con determinación y apintando a una gran roca no dudé en comenzar con todo.

     

    -Morphos- musité con claridad al tiempo que la roca se convertía en una pantera con órdenes de estar a mi lado

    para recibir cualquier ataque.

     

    Sin perder más tiempo, hice lo mismo otra vez.

     

    -Morphos- otra roca, había sido convertida en un oso grande y fuerte.

     

    A pesar de la luz en nuestros rostros, pude distinguir un poco de júbilo en los de mi hermana y el mío; estábamos haciéndolo bien. Esperé entonces, todo acaba de comenzar.

  20. Llegué a ottery, mi rubia cabellera estaba atada en una coleta. Recorrí el lugar con mi azulada mirada, hasta encontrar a quien buscaba; Jesse. Me acerqué con cautela pero precisión hasta ella. Mi delgada silueta se adentraba con facilidad en el lugar.

     

    -Hola Jesse- sonreí tímidamente. Conservaba mi entereza, la necesitaba para lo que se avecinaba. Es que era mi primera vez, y era inevitable el sentimiento de ansiedad. Bajé la mirada, pero pronto comprendí que necesitaba estar segura de mi misma. El patronus de Hector llegó hasta nosotras, el pastor alemán nos indicó cuales serían nuestros próximos movimientos.

     

    Tomé aire, esperando que éste me ayuda a calmarme un poco. Entonces me acerqué a ella, mientras la luz comenzaba a cubrir mi rostro. Llegamos sin problemas, irreconocibles para todo aquel que estuviera en el lugar. Mi varita reposaba en mi mano derecha, firme como siempre. Mi respiración estaba entrecortada, y mis claros ojos abiertos de par en par.

     

    Giré mi cuerpo en dirección a la chica que había hecho posible mi llegada, a pesar de la luz en nuestros rostros, sería tonto no saber reconocernos. Ella parecía tan tranquila, cómo si aquella isla con la fortaleza no le produjera el más mínimo impacto, debía ser la costumbre. Estaba lista, restaba recibir las órdenes de mis acciones para comenzar con todo.

  21. Entorné mis azules ojos mientras tomaba un sorbo de mi jugo para pasar un poco de pizza que había quedado en mi garganta al escuchar las palabras de la chica; estaba perdiendo el control. No comprendía sus preguntas, ni sus respuestas, no era clara. No iba a seguir hablando de nuestros bandos diferentes, en los últimos tiempos no era conveniente. La chica estaba comportándose de una manera diferente y más extraña.

     

    Retrocedí asustada al escuchar las palabras de la chica, al tiempo que paseaba mis azules ojos por el local un poco nerviosa. Al escuchar su voz pidiendo ayuda no pude contener una mirada de compasión, quería comprenderla. Su mano tomó la mía, ahora nos encontrábamos llenas de salsa del tomate. No pude retirar mi blanca palma de la suya, es que quería ayudarla, y gestos de displicencia no eran exactamente la mejor muestra de que realmente lo deseaba.

     

    -¿Qué te sucede? ¿En qué puedo ayudarte?- mi tono no descartaba del todo el impacto, sin embargo, intenté que sonara lo más calmado posible. Esperé una respuesta, recé para que fuera algo lógico, o al menos entendible ante mis oídos. Con mi mano libre acaricié el cabello de la chica, en un gesto natural para tranquilizar sus nervios. La acompañaría por cualquier cosa que estuviera pasando, aunque en el momento de pensarlo dos veces; ¿Sería una broma? Si se trataba de eso, las pagaría caro.

     

    La pregunta resonó en mi cabeza una y otra vez. No obstante, prefería quedar como una tonta inocente a no prestarle mi ayuda sin en realidad la necesitaba. Miré alrededor, tal vez estábamos siendo parte de un entretenimiento del que no estaba enterada, pero al hacerlo, no pude divisar nadie atento a nosotras; agradecí ese hecho. Clavé mi azulada mirada en la chica, no volvería a interrumpir, le daría su tiempo.

  22. Sexta Planta- Tercer rol

     

    -Aquí esta- le devolví los papeles ya firmados a Gomita, mis largos y blanquecinos dedos los sostenían. Ya estaba libre, ahora iría al castillo de mi familia, quería visitarlos y hablar un poco con Pandora. Me incorporé de la camilla y sonreí cariñosamente a la chica, agradecía enormemente el hecho de que siempre estuviera dispuesta a atendernos con cordialidad.

     

    - Mil Gracias- dije al tiempo que salía del lugar, estaba segura que vería a la chica pronto, por ahora debía regresar a la diaria e interminable batalla que librábamos.

  23. Respondí con cariño y sinceridad a su abrazo, por primera vez, hubo algo en un abrazo que me hizo desear un poco más de tiempo. Sin embargo, no exterioricé mis deseos, sería tonto hacerlo. Sonreí con gratitud, era un bello gesto que estuviera allí. Tomé el regalo en mis manos, estaba cálido y era hermoso, el fénix sobresalía por encima de las perlas. Sin mucho esfuerzo, lo ubiqué en mi blanco cuello junto con el corazón que siempre colgaba de éste, eran los únicos accesorios que me acompañarían siempre.

     

    -Gracias…- entonces encontré algo. Mi azulada mirada repasó letra por letra, no podía creer lo que leía. Una tímida sonrisa se dibujó en mi rostro, un brillo en mis ojos intentó delatar la alegría que surgía dentro de mí, pero probablemente sería un error en aquel momento-Espero verte mucho más, te agradezco por esto- era lo más est****o que pude haber dicho, pero aún así, era cierto; esperaba ver al chico en el futuro.

     

    Todo marchaba bien, estaba con las personas que en realidad me apreciaban cómo para ir hasta el lugar, había terminado mis estudios y desde ahora podría ayudar mucho más. Busqué a Dorothy y Roxie con la mirada, la verdad no había saludado a ninguna, tampoco a Marissa ni a Niqqui, con la Niña y Lisa ya había tenido el gusto de hacerlo. Supuse que pronto todo terminaría, pero no tenía prisa, por lo que me esperé un poco más junto a las personas que me encontraba.

  24. Sexta planta- Segundo Rol

     

    Para mi alivio, no tardaron mucho en situarme en una silla de ruedas y dirigirme a una habitación. Tomé la botella que Gomita me facilitaba y la bebí con agilidad y rapidez, necesitaba que el dolor cesara. Agradecí al alivio, pronto comencé a sentirme mucho mejor. Como mi cabello iba suelto y desordenado, aproveché para hacerme una coleta sencilla.

     

    -Creo que mi rostro comienza a hartarte ¿No es así?- había estado hacía poco en el lugar-Ellos no se cansan, y cuanto a mí; les daré revancha- expliqué con tono de disculpa, es que debía ser molesto atender a la misma persona en tan poco tiempo.

     

    La chica tuvo que ausentarse por unos segundos, lo que aproveché para ponerme en pie dado a que ya me encontraba mucho mejor. Di varias vueltas en la habitación, si me lo permitían, pronto saldría del lugar. Entonces regresó con Aime en la misma condición que la mía. Apuntando a nuestros fémures, la chica logró hacernos sentir mucho mejor. Recibí el frasco con gratitud y lancé una sonrisa de oreja a oreja a Gomita.

     

    - Mil gracias ¿Hace falta algo más?- concluí.

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