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~Erath Anarion~

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Mensajes publicados por ~Erath Anarion~

  1. Pronto sus orbes se posaron en la siguiente víctima. Pese a que no sabía si la anterior ya había caido, la pelirroja dirigió su ataque a otro odefo (Lestat) que estaba causando más de una molestia. Se sonrió y se mordió el labio inferior observándolo con fijeza y frialdad y levantó su varita para apuntarle.

     

    -Silencius -susurró y el efecto sobre él (Lestat)fue inmediato. Las palabras que dijera después no serían escuchadas, por ende no cumplirían el efecto deseado.

     

    -Avada Kedavra -siseó con voz segura y aterradora, y el rayo fue directo al pecho del odefo (Lestat), si le daba lo mataría, y si no, Erath se encargaría de matarlo de todas formas.

     

    Mantuvo su posición de defensa mientras la muralla que había convocado antes volvía a posicionarse para defenderla de cualquier rayo u invocación que quisieran lanzarle. Estaba molesta por dos cosas: estaba muy bien en su casa antes de que esos pellejudos se dicharan a capturar mortífagos, y ellos habían atacado a su novia y madre. No se los perdonaría, jamás.

  2. Se hallaba en camino a la salida cuando divisó a un odefo (Harry), sonriendo al notar que podría atacarlo. Sin decir nada se detuvo y le apuntó con su varita.

     

    -Absorvere –sentenció y apuntó a la mano de él (Harry), con la cual sostenía su varita, rompiendo su muñeca en lo que parecía un doloroso “crack”.

     

    -Sectusempra –agregó decidida y apuntó esta vez a su pecho (el de Harry), dirigiendo el rayo hasta éste. Si le daba le causaría profundas y sangrantes heridas, y si no se curaba le traería la muerte.

     

    -No la toques -siseó observando a Tauro, y volviendo la mirada al fenixiano (Harry)- Ni te atrevas, porque la fiesta será sobre tus huesos y tu carne muerta.

     

    Soltó una risa maquiavélica y llena de malicia observando el blanco que pronto sería destruido. Cómo odiaba a los odefos, pese a que llevaba tiempo sin atacarlos su odio no decaía, mucho menos su sed de sangre. Permaneció parada observando a aquella persona con frialdad en sus orbes índigo, y apuntándole con su arma mágica. Estaba decidida a matarlo, a destruirlo, a todos los que pertenecían a ese bando, y pensaba morir y renacer cuantas veces necesitara para lograr su cometido.

  3. Una vez que las defensas hubieron caído a mano de los Mortífagos, era momento de entrar en Abbadon y liberar a aquellos que habían sido tomados presos. La Tempestad sonrió sutilmente y comenzó a andar hacia dentro de la prisión, dirigiéndose luego a la celda que mantenía presas a Leah y a Beltis.

     

    Ya estaba fuera de la celda de las mortífagas cuando abrió esta con un hechizo bastante efectivo, de forma que ella pudo entrar al pequeño cuarto con paredes de barrotes y liberar con otro hechizo a las mujeres allí dentro, el cual deshizo las cadenas que las mantenían atadas. Acto seguido sacó de dentro de su túnica dos varitas y se las extendió una a cada una.

     

    -Ya son libres, hora de masacrar… y salir de aquí, claro –siseó con un tono malicioso, formando una sonrisa que no podía verse más que a través de sus ojos.

     

    Les dio paso a las mortífagas para salir y luego salió ella tras las dos, deteniéndose unos segundos sólo para formar sus defensas, pues sin ellas sería presa fácil. Así que apuntó con su varita al piso, decidida.

     

    -Fortificum –susurró y del piso nació una pared de hierro, con diez metros de largo, cuatro de alto y uno de grosor, la cual se posicionó un tanto curvada –pero no cerrada- alrededor de Erath.

     

    -Vitae –agregó luego apuntando a la misma pared, y sacrificando un poco de grosor animalizó ésta dándole patas para que pudiera moverse, pareciéndose a un milpiés.

     

    Finalmente volvió a caminar con su muralla siguiéndola y protegiéndola de todo hechizo que pudieron lanzarle. Estaba finalmente lista para atacar y acabar con esos detestables odefos, traicioneros a la sangre pura, y sangre sucia.

  4. La copiosa lluvia chocaba contra las paredes y techos del Castillo Haughton, y atrapaba a cualquier caminante en la oscura noche. Era definitivamente el clima perfecto para salir a dar un paseo por los jardines del terreno, sin nadie ni nada que pudiera distraerla. El frío pasaba desapercibido para la demonio, que vestía únicamente una túnica de color negro, la cual cubría todo su cuerpo. Su rostro se hallaba también bajo la capucha que dejaba a la vista sólo sus labios rojo carmesí y sus risos pelirrojos como llamas que danzaban a la luz de la luna.

     

    En eso estaba cuando un dolor lancinante y punzante comenzó en su antebrazo izquierdo y recorrió todo su cuerpo, provocando que la joven enterrara sus colmillos inservibles sobre la superficie de sus labios, y sonriera maliciosamente. Pronto en su mano se hizo su arma mágica, la cual blandió en una sutil floritura, apareciendo así en su rostro la máscara de plata con formas cadavéricas que dejaba fuera de conocimiento su identidad.

     

    Luego posicionó la punta de su varita sobre el tatuaje que se movía incesantemente, deseoso de ser tocado, y relamiéndose los labios la pelirroja desapareció de su hogar. A los pocos segundos la Haughton cayó cerca de Amesbury, en el condado de Wiltshire a unos trece kilómetros y medio al norte de Salisbury, lugar en donde se ubicaba ahora Abbadon.

     

    Allí estaban sus compañeros de bando, a quienes no veía hace mucho, pero seguía recordando. Les hizo a todos en conjunto una ligera reverencia y luego posó sus ojos de un color azul índigo cristalino sobre aquellos que se hallaban derribando defensas. Su silencio era misterioso, pero no desconocido; Erath no solía hablar después de haber sido transformada en demonio, ahora la Haughton sólo actuaba.

     

    Su mano izquierda se posó sobre un bolsillo interior de su capucha, tanteando allí las dos varitas que debía entregar a quienes rescataría, sintiendo como sus amas les llamaban y como las armas pedían por sangre odefa.

  5. Como siempre pasaba, la pelirroja se había ausentado largo tiempo del Depto. De Regulación y Control de Criaturas Mágicas, y de su División, pero ya era hora de volver a trabajar o terminaría en banca rota. Se dirigió directo a su pupitre, sin mirar a nadie ni a nada más que a los que entraban a registrar sus fichas, mientras ella ponía al día el papeleo que debía.

     

    Fue entonces cuando divisó a una vieja compañera de parrandas y de bando que se dirigía a llenar una ficha para el registro de elfos, y enseguida la Haughton se puso de pie y se encaminó hasta ella.

     

    -Leah –siseó junto a ella en son de saludo- lo reviso y te digo si está todo o no en orden –agregó tomando el pergamino entre sus finas y níveas manos, y comenzó a leerlo para asegurarse de que todo estuviera bien.

     

    -En efecto, todo está bien –sentenció y tomó el timbre de “aprobado” que había sobre el mesón, y marcó la hoja con éste- puedes regresar a lo tuyo –esbozó una sonrisa agradable que sólo se la merecían sus compañeras de bando como ella- ahora si me disculpas, debo ir a archivar esto –culminó despidiéndose con un leve asentir de su cabeza y se dirigió a su pupitre.

     

    ~~~~**~~~~

     

    Aprobado el registro de la elfina doméstica Tieita, para el negocio Le Moulin Diagon

    Aprobado el registro del elfo doméstico Iky, para el negocio Le Moulin Diagon

    Aprobado el registro de la elfina doméstica Aiola, para el negocio Le Moulin Diagon

    Aprobado el registro de la elfina doméstica Aiela, para el negocio Le Moulin Diagon

    Aprobado el registro del elfo doméstico Edek, para el negocio Le Moulin Diagon

  6. La sensación de protección cubrió todo su ser, y se supo defendida por una de sus compañeras de bando, Juve. A ella la respetaba y estimaba bastante, por lo que le devolvió el gesto con una corta y simple reverencia con su cabeza. Comenzó a caminar antecedida por su defensa anteriormente conjurada, para ver si algún otro odefo se atrevía a entrar, pero al ver que eso no pasaría, se decidió a salir.

     

    Sus pasos se encaminaron ahora a la salida de la prisión Abbadon, y una vez que estuvo fuera de ésta, cerró los ojos y pensó en el bar nuevamente; algo allí había quedado pendiente. Quería volver para acabar con otro hombre y saciar por completo su sed de sangre y de gritos agonizantes.

     

    Sin más su cuerpo fue envuelto por un humo negro que provenía de su misma túnica y transformándose en un haz de la misma masa espesa, desapareció de vuelta al lugar donde se había divertido. No podía dejar pasar una oportunidad tan tentadora como esa de asesinar a cuanto muggle se le cruzara.

  7. Sus orbes azul-índigo se posaron enseguida en el insignificante ser luminoso que había osado aparecerse para retarlos. Soltó una carcajada burlesca y apuntó enseguida a las defensas que había conjurado.

     

    -Sectusempra –siseó apuntando a una de esas criaturas recientemente invocadas por el odefo (Ishaya) y el rayo salió ávido con dirección al pecho del animal, llenándolo de heridas profundas y sangrantes, que lo terminarían por matar.

     

    -Sectusempra –dijo nuevamente y la segunda invocación hecha por aquel posho (Ishaya) fue envuelta en el rayo que prosiguió a causarle profundas y sangrantes heridas, provocándole la muerte.

     

    La pelirroja levantó la cabeza en un gesto tremendamente arrogante y orgulloso, mientras su risa maniática seguía escuchándose resonar por los pasillos de Abbadon. Nadie esa noche los podría detener, ni mucho menos uno de sus insignificantes luciérnagas. Ellos no eran nada comparados a los más grandes magos de todo Ottery, los insuperables Mortífagos, aquellos sangre limpia de Élite.

  8. Una vez que las últimas defensas odefas cayeron, la Haughton comenzó a avanzar hacia adentro de la prisión impulsada por el grupo de mortífagos que estaban allí con ella. En su diestra aguardaba su varita, lista para asesinar a los traicioneros de la sangre pura, a la escoria de Ottery.

     

    Ya adentro, Erath se dispuso a buscar algún objeto que pudiera utilizar como defensa, pero cayó en la cuenta de que nada de allí merecía el poder de su magia, por lo que sin pensarlo dos veces se decidió por algo más mortífago.

     

    -Fortificum –siseó y del suelo se formó una gran muralla de acero frente a ella que medía cuatro metros de alto, diez de largo y tres de espesor.

     

    -Vitae –dijo nuevamente apuntando a su propia invocación, y enseguida de la muralla surgieron cuatro extremidades llenas de espinas de acero que cumplían con la labor de sus brazos y piernas. Dos grandes ojos coléricos se formaron en la parte superior, y bajo éstos sus fauces salvajes, que esperaban por su presa.

     

    La pelirroja sonrió satisfecha y clavó sus ojos en el interior de la prisión mientras avanzaba, esperando por aquel que se decidiera a tratar de enfrentarlos.

  9. Un bar muggle era el lugar perfecto para cazar cada vez que sus instintos animales se lo pedían, más cuando esos seres inferiores se dejaban cautivar tan fácilmente. Un baño era el lugar más apto para fingir un encuentro sexual, por lo que allí se encontraba seduciendo a su presa masculina.

     

    Los besos furtivos en el cuello del hombre acarrearon enseguida que sus colmillos se clavaran en su piel para darle paso a la sangre que como una explosión surgió desde bajo de ésta. Él trató de forcejear pero fue imposible, la fuerza sobrehumana de la Haughton lo detuvo con una mano por el cuello, paralizándolo más que nada del miedo.

     

    El exquisito elixir de la vida corría desde su lengua a su garganta cuando la punzada irremediablemente obvia se hizo sentir sobre su tatuaje en el antebrazo; supo enseguida que algo no andaba bien y que necesitaban su ayuda, por lo que sin pensarlo dos veces se decidió a acabar con su presa y dejarle caer muerto sobre el piso frío del baño femenino.

     

    Sacó su varita de debajo de la liga de su pantys y apenas haciendo una floritura se formó la túnica negra que la cubriría, junto con la máscara plateada que la dejaba inidentificable; una capucha se hizo alrededor de su rostro y la pelirroja desapareció con rumbo a su destino.

     

    ~~~~**~~~~

     

    Su aparición, tan desagradable como siempre, había sido en el Monte Everest, ubicado en el Himalaya. Sabía perfectamente qué significaba aquello y por si alguna duda se había cruzado por su mente, sus compañeros la había disipado enseguida. Allá, derribando defensas odefas pudo ver a Lisa y a Agatha, mientras el resto de los mortífagos se hallaba reunidos esperando para entrar. Les hizo una leve reverencia en silencio y se dedicó a contemplar lo que sus compañeras hacían, mientras imaginaba como acabaría con los odefos que se atrevieran a cruzársele.

  10. Una vez que hubo terminado de hacer todos los registros habidos y por haber, la pelirroja por fin pudo entrar en la oficina de su jefe, Franko. Sus orbes azul-índigo se posaron primero en su compañero de trabajo, Gaspard; una mirada tan fría que podría calar los huesos de cualquiera, y que sin duda sería retribuida por su receptor. Luego su mirada se fijó en Franko, con un gesto un tanto más amigable.

     

    -Buenas tardes –saludó con calma y se paró frente al escritorio de su jefe, escuchando atentamente sus palabras y recibiendo el pergamino con la lista de negocios por visitar.

     

    -Le Moulin Diagon y Taberna -El trago del finado –siseó sutilmente y sin más que hacer se despidió de los dos hombres allí con una ligera reverencia de su cabeza.- Hasta pronto sería.

     

    Sin más nada que hacer allí se dirigió a la salida de la oficina para finalmente salir del Departamento a paso calmado, no pensaba apresurarse y mucho menos por uno que otro registro de elfo. Un simple <<crack>> se escuchó a la salida del Depto. Que delataba su desaparición.

  11. La espera tras la puerta de la oficina de Franko se había hecho un tanto larga, pese a ello la Haughton seguía esperando fuera de ésta para poder pasar; en su mente comenzaban algunas cavilaciones en las cuales existían las posibilidades de porqué Franko no le abría la puerta: una era que se mantenía ocupado con otra persona dentro, o que no estaba en su oficina, o simplemente había sufrido recientemente un ataque de sordera.

     

    Todo eso se esfumó cuando escuchó su nombre ser pronunciado a unos pocos metros tras ella. Se volteó enseguida y vio a su tutora quien le pedía que aprobara sus formularios de registro; los pasos de la híbrido se acercaron hasta Alyssa y asintiendo con amabilidad los tomó para leerlos detenidamente y ver si había algún error en ellos.

     

    -No te preocupes, yo los reviso y los apruebo si cumplen con las normas –le respondió la Haughton mientras sus orbes azul-índigo se paseaban por los formularios- tu ve tranquila a hacer lo tuyo.

     

    Entonces la Black Triviani dejó los papeles con ella mientras la Haughton terminaba de revisarlos y de asegurar que todo estuviera en perfecto orden. Finalmente una sonrisa fría y conforme se dibujó en sus labios y se encaminó a tomar del escritorio de Zamira el timbre de “Aprobado” para marcar ambos formularios con éste.

     

    Una vez que terminó con ese papeleo, divisó a la chica que había atendido antes pidiendo ser atendida nuevamente. Se preguntó porqué ella no había aprovechado para hacer todos sus formularios enseguida con Erath, pero no decidió darle más vueltas y se decidió a atenderla.

     

    -Mery, te atiendo yo porque los demás están un tanto ocupados –le dijo y tomó su formulario para leerlo detenidamente- aquí hay un error, como le dije a la chica que atendí antes no puedes hacer uso de las habilidades entregadas ni por los objetos mágicos ni por las que te dan dependiendo de tu rango social –le explicó con calma tratando de ser lo más clara posible.

     

    -Aquí al nombrar que logras manipular en cierta medida a las personas inferiores a ti, estás haciendo uso de la habilidad otorgada por el Diario de Tom Riddle, por lo que te pido que especifiques bien aquello o simplemente lo corrijas, para yo así poder aprobarlo con todo en orden –la Haughton volvió a hacerle entrega del formulario a Mery para que lo editara, mientras esperaba a que su jefe diera luces de vida desde su oficina o apareciéndose en el Departamento.

     

    ~~~~**~~~~

     

    Off:

     

    Aprobado el registro de Alyssa Black Triviani como demonio.

     

    Aprobado el elfo Chuck Norris, a nombre de Alyssa Black Triviani.

     

    Mery: Te dejo los links de las habilidades a las que no puedes acceder para que las revises y así especifiques bien cuáles son las tuyas, sin tener problemas con las reglas de registro.

     

    Objetos Mágicos-Wizengamot

    Habilidades por Rango Social

  12. Su trabajo se había vuelto radicalmente relajado, tanto que hasta parecía tornarse aburrido. No tenía nada que hacer en el departamento porque todos los clientes eran atendidos por sus compañeros, aunque tenía que admitir que no tenía siquiera ganas de atenderlos ella. Finalmente, y pasados varios minutos, May por fin terminó de llenar los Formularios que había solicitado.

     

    -Bien, para cerciorarnos de ello debo echarle un vistazo. –respondió la pelirroja cuando la Malfoy le pasó los papeles.

     

    Sus orbes se paseaban de arriba a abajo leyendo cada cosa que la joven había escrito en los pergaminos, pues quería estar segura de que todo estaba en orden. Entonces con un gesto inquisitor se detuvo en las Cualidades Especiales; allí había un error que la Haughton no podía dejar pasar por nada del mundo.

     

    -Bien, May aquí tenemos algo que debes corregir. –dijo y volviendo la vista a los ojos de la Black Lestrange la pelirroja comenzó a plantear su idea- verás, como debes saber antes de venir a hacer cualquier ficha de registro, no puedes poseer habilidades que tengan relación ya sea con los Objetos Mágicos pertenecientes al Wizengamot, o con las que son otorgadas dependiendo de los Rangos Sociales.

     

    -Aquí he detectado que haces uso de la habilidad que otorga el Diario de Tom Riddle, por lo cual no puedo aprobarte el registro de Vampiros. Eso sí, te puedo dar dos opciones para no dejar tu registro inconcluso. –dijo y tomó aire, para luego humedecer con la punta de su lengua sus labios carmesí.

     

    -Una sería que la corrigieras y escogieras una habilidad que no tuviera que ver con las que te mencioné anteriormente, o que simplemente me dejaras aprobar tu registro ignorando la posesión de esa habilidad –terminó por fin, al menos con lo del registro de Vampiros, y se quedó mirando a su interlocutora.

     

    No esperó a su respuesta pues enseguida comenzó a leer el formulario para Elfos, que era el segundo que May le entregaba. Pese a que éstos no eran tan complejos de aprobar, igual debía revisarlo en caso de algún error en él, error que si pasaba por alto podría costarle incluso su puesto de trabajo.

     

    -Con respecto al formulario para registro de Elfos no hay problema, está todo bien así que no tendré problema en aprobártelo. –dijo y sacó su timbre de aprobado, que dejó caer sutilmente sobre el pergamino, marcándolo con un “Aprobado”.

     

    Dejó a la Malfoy para que pudiera corregir su ficha o pensara en la decisión que le acomodara y fue a atender a una chica que llevaba un tiempo esperando en el Departamento para poder llevar a cabo su registro.

     

    -Buenas -le saludó de forma serena- yo te atenderé en esta ocasión -extendió su nívea mano a ella para recibir el formulario de Registro de Elfos y así poder revisarlo.

     

    Una vez que Mery se lo entregó, Erath comenzó a leer punto por punto para ver que todo estuviera en orden. Finalmente levantó su mirada azul-índigo a la Haughton y tensando los músculos de sus labios formó una fría sonrisa.

     

    -Está todo en orden señorita Mery, enseguida aprobaré su registro -dijo y tomando un timbre de "aprobado" que se hallaba sobre un escritorio, lo dejó caer con suavidad sobre el pergamino, terminando así con el papeleo.

     

    -Listo, su formulario ha sido aprobado, que tenga un buen día. Si me permite -se excusó y con un asentimiento leve de su cabeza se dirigió a la oficina de Franko.

     

    Una vez fuera de la oficina de su jefe, decidió como siempre tocar con la punta de sus nudillos la puerta de la misma. No quería interrumpir nada que su jefe pudiera estar haciendo.

     

    ~~~~**~~~~

     

    Off:

     

    May, aquí te dejo los links de las habilidades que no puedes tener, así las lees y optas por una de la cual si puedas hacer uso sin estar rompiendo las reglas.

     

    Objetos Mágicos Legendarios-Wizengamot

    Habilidades especiales por Rango Social

     

    Aprobado el elfo Corz, a nombre de May Black Lestrange Malfoy.

     

    Aprobado el elfo Zeff, a nombre de Mery Anne Haughton.
  13. Hola a todos :) vengo a dejar mi primera tarea de las tutos Off rol *O* xD y bueno, espero llenar las líneas e_e! Saludos.

     

    Tutor: Alyssa Black Triviani.

     

    Tarea nº: 1.-

     

    Link(s): 1, 2, 3, 4.-

     

    Tarea en OFF:

     

    - ¿Qué perfil tiene ahora su personaje? ¿Qué tipo de perfil le gustaría alcanzar con esta tutoria?

     

    El perfil de Erath es bastante confuso, pues no tiene uno definido exactamente. Está entre ser maníaca y tenebrosa, y ser una joven con emociones fuertes y variadas.

     

    La verdad es que quiero desarrollar más el perfil que tiene, hacerlo más potente y claro agregarle unos toques macabros y que inspiren temor, sin perder la sensualidad rolística. Quisiera que su lado tenebroso se hiciera más notorio, pero sin perder las emociones variadas que siempre posee.

     

    - Características psicológicas y físicas del personaje como aparecen en su Ficha de Personaje.

     

    Es una chica de muchas emociones profundas pero reservada con aquellos que no conoce. Tiene un cierto dejo de locura en su mente (que he tratado de hacerlo ver en los últimos roles que ha hecho). Además de eso, también es una joven bastante sensual, pervertida e incitante, pese a que sexualmente solo ha estado con tres personas en Ottery. Ama ver el sufrimiento ajeno y la sangre, por lo que cada vez que puede infligir dolor lo hace con sumo placer; es fiel a la marca y a sus ideales, por lo que si tuviera que luchar contra su propia familia, lo haría.

     

    Físicamente Erath es medianamente alta, midiendo entre 1, 60 o 1, 65. Es pelirroja, de tes blanca (casi pálida) y con ojos azul índigo penetrantes. Tiene curvas que imitan a un reloj de arena, pero en sus medidas corporales, quedando así con un cuerpo bastante sexy.

     

    Y esa sería mi primera tarea, espero que esté bieeen :3 saludos a todos y gracias nuevamente! :D

  14. El único fenixiano que había decidido hacer acto de presencia, valiente e idi***mente estaba más que acabado por lo que ya no había caso que perdieran tiempo con su cuerpo destrozado en el frío y sucio suelo de la prisión odefa. Sin más que hacer allí esperó a que sus compañeros salieran para decidirse a hacerlo ella, por lo que se encaminó a la salida de la prisión y una vez allí cerró los ojos para concentrarse en su destino.

     

    Como anhelaba volver a su baño de espuma, sobre todo porque ahora estaba pasada a ese aroma tan repugnante que cualquier sitio relacionado con la Orden tenía. Hizo una mueca de profundo asco pero volvió a concentrarse en el Castillo de la familia Haughton, en su tina, en el whisky de fuego que la esperaba.

     

    Entonces y sin más que hacer, decir o pensar su cuerpo fue cubierto por el humo negro, característico de aquellos fieles a la Marca Tenebrosa, y siguió su viaje de vuelta a casa, desapareciendo de los terrenos en donde Abaddon se encontraba. Surcó tal cual como en su llegada el cielo estrellado, cortando el aire por unos segundos. Estaba hecho, mortífagos a salvo y fuera de alcance al menos por ahora, y odefos con la advertencia moribunda del cuerpo del fenixiano: los Mortífagos fueron, son y serán superiores siempre a esos repugnantes “seres de la luz”.

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  15. -Ay por favor ¿es enserio? ¿uno solo? ¿ridículamente solo? –se burló la Haughton soltando una risa plasmada de burla y diversión, y apuntó enseguida al fenixiano (Gaspard) sin poder parar de reír- lo único que espero es que vengan más como tú, para así poder divertirme un rato –siseó aún mirándolo con desprecio y mofa.

     

    -Absorvere –susurró de forma aterciopelada apuntando a la mano en la cuál el odefo (Gaspard) sostenía la varita y el efecto fue inmediato, pues la muñeca de ésta se quebró enseguida obligándole a soltar su arma mágica.

     

    -Seccionatus –siseó luego y de su varita salieron doce medias lunas en dirección al fenixiano (Gaspard), si llegaban a darle se enterrarían en su cuerpo causándole profundas y sangrantes heridas que de seguro lo llevarían a la muerte.

     

    Erath se quedó observando su insignificancia, sonriendo aunque bajo su máscara el gesto no se notara. Daba igual, de todas formas ella sabía que el posho sentía su burla, y no sólo la suya, si no la de todos los mortífagos allí presentes. Era triste la verdad, alguien que podría haber redimido su insignificante existencia convirtiéndose al bando Tenebroso ahora sufría la burla de los muchos que ya pertenecían a dicho bando; pero se lo merecía ¿cómo osaba entrar a defender él solo? ¿dónde estaban aquellos que decían querer ayudar a los indefensos de los Mortífagos? ¿dónde quedaba su consigna “Lealtad y Sacrificio?... Puras palabras vacías.

  16. Una vez que terminaron de derribar aquellos “impedimentos” los mortífagos comenzaron a avanzar ávidos hasta entrar en Abbadon. La razón por la que estaban ahí era obvia: rescatarían a como de lugar a sus compañeros caídos en batalla y apresados por esos sangre sucia, y les dejarían en claro a éstos últimos quienes eran los que dominaban Ottery e incluso el mundo entero.

     

    Dentro de los cimientos fenixianos su misión era cuidar que sus compañeros lograran rescatar a los presos y sacarlos de allí, impidiendo incluso con su vida que los odefos interrumpieran el acto.

     

    -Fortificum –siseó con seguridad y del piso surgió la invocación de una muralla frente a ella que medía cuatro metros de alto y diez de largo con tres metros de espesor. Estaba hecha de acero por lo que sería bastante difícil poder penetrarla.

     

    -Vitae –susurró luego apuntando a la misma muralla que había invocado antes. De ella surgieron dos brazos largos y gruesos con enormes garras de acero, capaces de atravesar cualquier cosa, al mismo tiempo que dos pies con garras surgían en su base. Ojos llenos de cólera del mismo color del material y un hocico con dientes filosos y deseosos de carne humana.

     

    -Estoy lista para acabarlos –dijo en un susurro suave, casi como acariciando el aire- si es que se atreven a venir... –un tono infantil había sonado en la frase, sucedido de una risita un tanto maniática.

     

    Observó la entrada esperando a que sus enemigos aparecieran dispuestos a luchar e impedir que los Mortífagos hicieran de las suyas, pues necesitaba divertirse, aunque la diversión pudiera llegar a costarle la vida.

  17. La noche ya había caído sobre el mundo mágico apoderándose de éste tal cual lo habían hecho el frío y el granizo que acompañaba la llegada del invierno. La pelirroja se hallaba gozando de un baño de espuma en la tina y un buen trago de Whisky de Fuego, mientras meditaba tranquilamente sobre la vida; un ardor terrible y punzante se hizo sentir en su tatuaje con fuerza, algo pasaba y ella debía acudir a ayudar.

     

    -¡Troia! –exclamó un tanto exaltada- ¡ven aquí! –sentenció luego, saliendo de su baño de espuma.

     

    -¿Si señorita Erath? –un simple crack hizo a la elfina aparecer con suma rapidez en el baño de la Haughton.

     

    -Mi varita –ordenó y observó a la criatura- ¡Mi varita, ahora Troia! –exclamó más tarde con urgencia.

     

    -¡S-si mi ama! –la elfina volvió a desaparecer nuevamente, y a los pocos segundos volvió, entregándole a la Híbrido su arma mágica.

     

    -Gracias, puedes irte –culminó la pelirroja y la criatura asintiendo salió de la vista de su ama.

     

    Un simple movimiento de su varita fue suficiente para que la Tempestad fuera vestida por su capa negra que representaba a su bando, mientras que la máscara plateada aparecía en su joven rostro, dejando a la vista sólo sus ojos azul índigo. Acercó su lengua al tatuaje y lo lamió con un gesto de placer un tanto sadomasoquista, y luego de ello desapareció rumbo a su destino, mientras reía de una forma un tanto desquiciada.

     

    ~~~~**~~~~

     

    Un haz de de humo surcó el cielo iluminándose apenas por la luz plateada de la luna, y aterrizó en la ubicación antes acordada por sus comandantes: El Monte Everest, en el Himalaya. El humo comenzó a dispersarse mientras daba forma física a la Tempestad, quien además de cubrir su rostro con la máscara, resguardaba el mismo con la capucha.

     

    Sus rizos rojos como el fuego fueron iluminados fugazmente por la luz del astro mayor mientras la joven Haughton se acercaba calmadamente al grupo de mortífagos ya convocados. Pese a que la capucha cubría casi la totalidad de su cuerpo, bajo ésta se podía percibir el movimiento acompasado de sus caderas bien formadas al caminar, a la vez que la misma prenda se pegaba de vez en cuando a su cuerpo, acentuando sus curvas casi perfectas.

     

    -Buenas tardes caballeros y señoritas –les saludó con respeto y cortesía- el éxito nos espera, y la muerte amenaza al que se cruce en nuestros caminos –culminó siseante y serena, y dirigió la vista a las dos AR que se dedicaban eficientemente a derribar las defensas de la prisión odefa.

  18. Sin duda esos odefos venían decididos a liberar a aquellos traidores de la sangre, pero no, Erath no lo permitiría, no mientras ella estuviera viva y así tuviera que dar su vida para evitar que esos asquerosos salieran del único lugar que les correspondía: la prisión.

     

    Su contrincante había llegado, pues le divisó enseguida, así que sin más alzó su varita y apuntó a la muñeca de la odefa (Athena).

     

    -Absorvere –siseó y el efecto fue inmediato, provocando que los huesos de la muñeca de aquella chica (Athena) con la cual sostenía la varita, se quebraran en un crack violento; de ésta forma no podría utilizar la varita, o sus hechizos no saldrían como deberían.

     

    -Expelliermus –dijo luego y el rayo chocó contra aquella varita para hacerla volar varios metros lejos de la odefa (Athena), dejándola indefensa.

     

    Se quedó mirando como esa joven quedaba perfecta para un siguiente ataque, por lo que sin más esperó para poder lanzarle el siguiente hechizo, pues de ella no se libraría, no tan fácil.

  19. Pronto se decidió a que debía hacer sus defensas por lo que sin más apuntó a un estante que se encontraba contra una pared.

     

    -Morphos –siseó y enseguida el estante se transformó en una pantera negra, que de un rugido se posicionó frente a ella.

     

    -Vitae –dijo luego de apuntar a un escritorio, el cual cobró vida enseguida. Los cajones se transformaron en bazucas y las patas en las extremidades, las cuales tenían garras filosas y punzantes. Aquel ser se posicionó frente a Erath para defenderla, listo para disparar.

     

    -Bien… creo sinceramente que esto es innecesario… de todas formas no ganarán nada –sentenció con frialdad y sus orbes índigo tomaron un gesto soberbio y arrogante. Los deseaba a todos muertos y fuera de su vista, y ellos no hacían más que interrumpir en los planes de la Marca, definitivamente eran un fastidio.

  20. Desde hace días que no podía conciliar el sueño como se debía, pues tal como en aquel momento su subconsciente estaba sumergido en pesadillas. En eso se hallaba, ataviada por la desesperación cuando el ardor en su antebrazo izquierdo comenzó a invadirla por completo, a tal punto en que logró despertarla.

     

    Estaba sudando helado y respiraba agitadamente cuando sus ojos se abrieron de par en par y miraron el tatuaje en su piel, que le avisaba que era necesitada por los de su bando. Se sentó rápidamente en la cama esperando a que el sueño se le pasara para poder tomar su varita y acudir en su ayuda.

     

    Una vez que su cuerpo dejó de estar adormecido, la pelirroja se levantó por fin y tomó su varita, la cual después de agitar le proporcionó aquella túnica negra y su máscara plateada, que guardaba completamente su identidad. Cerró los ojos y concentró su mente y pronto su cuerpo desapareció aprisionado en la incomodidad de aquella aparición.

     

    La Tempestad se materializó segundos más tarde en la prisión Mortífaga, Nurmengard, notando que los odefos trataban de rescatar a sus compañeros de prisión presos. Obviamente ellos no lo permitirían.

     

    -Qué manera de perder el tiempo, la que ustedes tienen… -siseó observando cómo los luminosos comenzaban a adentrarse en el edificio.

  21. La espera en ese lugar no valía la pena, pues aquellos seres asquerosos no harían acto de presencia; estaba segura de que más que flojera sentían miedo, era obvio que los mortífagos eran siempre mejores que esos odefos sin arte ni parte en aquel mundo. Aún no entendía por qué se empecinaban tanto en demostrar que no eran basura, si después de todo ellos jamás lograrían cambiar su esencia.

     

    Sin más que hacer caminó hasta afuera de la prisión, seguida de sus hechizos más recientes, pues debía estar de igual forma alerta. Una vez que notó que ya todos estaban a salvo y que ya no hacía falta esperar por algo que no pasaría jamás, se decidió a desaparecer.

     

    Cerró los ojos pensando en su habitación, su cama, su alimento, que tanta falta le hacían y enseguida se vio envuelta en esa sensación de opresión y ahogo que una aparición traía. Había desaparecido de esos terrenos por fin, su día había terminado mucho mejor de lo que ella pensó y eso tendría que festejarlo muy pronto.

  22. Una vez que salió de la celda se dispuso a reunirse con sus compañeros en la entrad de la prisión, lugar en donde buscó por algún objeto que le sirviera de protección, aunque al parecer no sería necesario. Al fin divisó una mesa rectangular en el centro que le serviría bastante y apuntó a ella tranquilamente.

     

    -Vitae –siseó en silencio y el hechizo hizo su efecto en el preciso instante en que el mueble cobró vida. Sus patas eran ahora sus extremidades, las cuales tenían garras filosas y peligrosas, capaces de perforar y destrozar todo a su paso. En el centro se formó un gran hocico lleno de colmillos tan filosos como las garras, listos para devorar a su presa, además de los ojos que observaban todo con suma atención.

     

    -Morphos –dijo y apuntó a un estante que se mantenía contra la pared. Aquel objeto se transformó en un lobo albino adulto y bastante fornido, y junto con el Vitae se posicionó frente a Erath, esperando para atacar y defender.

  23. Una vez que las defensas cayeron de forma inevitable ante los mortífagos, todos comenzaron a avanzar, adentrándose así en la prisión odefa. Erath siguió al grupo a paso tranquilo, pero atenta a cualquier ataque enemigo, no por nada ese lugar estaba infestado de poshos sucios y asquerosos.

     

    Una vez dentro de Abbadon su meta era clara: debía liberar a una de sus camaradas de la prisión, y salir con ella de allí. Esa era su forma de hacerle entender a los odefos que ellos jamás tendrían el liderazgo de Ottery, y menos podrían pisotear a los amos y señores reales.

     

    Buscó por todos los pasillos a la mortífaga que rescataría hasta que dio con su paradero; allí estaba Vane Black, esperando por ser rescatada pues no estaba más que atada por sus tobillos a las cadenas, y libre del resto del cuerpo. Erath se mofó en una risa un tanto sonora.

     

    -¿Esta es la seguridad de éstos asquerosos? –su voz se hizo notar en un eco no tan prolongado, como el de su risa que siguió enseguida después de ese comentario.

     

    -Alohomora –siseó, una vez que terminó de reírse, y apuntó a la cerradura de la puerta abriéndola enseguida.

     

    -Evanesco –sentenció y apuntó a las cadenas que amarraban de los tobillos a Vane, las cuales desaparecieron enseguida.

     

    -Eres libre al fin, camarada –la pelirroja le extendió la varita que traía especialmente para ella, y que hace unos segundos había sacado del bolsillo de su túnica.

     

    Acto seguido, observó como la mortífaga se ponía de pie, tomaba la varita y salía de la celda, acompañada por Erath, quien la ayudaría a salir de esa pocilga aunque fuera lo último que hiciera.

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  24. Su día había sido muy agitado, por lo que no podía terminar sin el toque final que la dejaría completamente satisfecha al volver a casa. Estaba deambulando por las calles que colindaban con el Ministerio de Magia cuando sintió como la Marca le ardía en el antebrazo, provocándole esa sensación placentera de dolor.

     

    Sus pasos ávidos se encaminaron a un callejón oscuro en donde nadie pudiera ver como la mortífaga desaparecía para ir a dar al lugar destinado, y allí agitó su varita para cambiar su vestimenta por una túnica negra que cubría todo su cuerpo, una capucha que tapa en parte su rostro, y una máscara que ocultaba su rostro de los demás.

     

    Cerró los ojos y tocando el tatuaje en su piel desapareció del callejón para ir a parar al Monte Everest, en el Himalaya. Allí ya se encontraban reunidos varios de sus compañeros mortífagos, quienes esperaban a que Zack y Blacki –quienes comandaban el rescate- comenzaran a derribar defensas.

     

    Sin más se quedó allí a observar como ellos hacían lo suyo, mientras mantenía en su diestra su varita, y en el bolsillo interior de su túnica otra de sobra en caso de que alguno de sus compañeros presos la necesitara. Observó el paisaje con serenidad, sus orbes azul índigo se posaban en cada detalle de la naturaleza y luego iban a dar con sus camaradas, de la misma forma tranquila y fría de siempre.

  25. La aparición había sido tan efectiva que su figura mortífaga apareció en los terrenos de Nurmengard, acompañada por la de un odefo (Jank) muerto durante una de las tantas batallas. A paso lento se encaminó con el por los pasillos de la prisión, buscando una celda que fuera perfecta para dejarlo preso.

     

    Mientras caminaba con el cuerpo siendo arrastrado por ella misma, en su mente se generaban variadas cavilaciones con respecto a la larga ausencia que había tenido dentro de la Marca, y en general en todas partes. Definitivamente quería volver pero no sabía por cuánto dudaría este regreso.

     

    Finalmente encontró una celda vacía perfecta para aquel “ser de la luz”, negando con la cabeza para despejar su mente y concentrarse en lo que ahora le correspondía hacer. Con su mano libre abrió la puerta y entró en la “habitación”, dejando caer al cuerpo sobre el suelo frío.

     

    Luego comenzó a amarrar una por una sus extremidades a las cadenas para evitar que pudiera moverse o tratar de escaparse y finalmente se alejó del cuerpo, observándolo moribundo y herido físicamente. Alzó la varita, pensó en terminar de matarlo pero no debía, pues había que dejarlo sufrir un poco más.

     

    -Ennervate –siseó y el rayo golpeó contra el cuerpo del odefo, devolviéndole en parte la fuerzas para que pudiera presenciar lo que seguía de su tortura.

     

    -Bienvenido… -le saludó con un tono un tanto frío, pero sereno- espero que disfrutes tu estadía aquí –sentenció luego y la burla se hizo notar más tarde en la risita que salió de sus labios.

     

    Esperó a que él (Jank) recuperará la consciencia casi totalmente para que pudiera responderle, y así comenzar con lo que ella más disfrutaba de Nurmengard: La Tortura.

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