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Vladimir Karkarov

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Mensajes publicados por Vladimir Karkarov

  1. Holaa, bueno no vengo con ganas de tener un duelo con Hélen. No se sí sea posible, ya que, bueno, no soy un decano del duelo xD pero por experiencias propias, sé muy bien que todo duelo deja su conocimiento en la materia, sea con quién sea. Así que yo me paso a aceptar el duelo contra Hélen y sí es posible el utilizar hechizos de graduado. Saludos y pues Hélen, abre el duelo y te respondo en la tarde de hoy martes. :ninja: no se sí complete las línea.

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  2. El viento susurraba en lo alto de la torre intacta en la que estaba, la escena panorámica era hermosa, los arboles se alzaban de nuevo imponentes. El sol apenas se levantaba, los rayos desfilaban tranquilos entre las pocas nubes que habían en el hermoso cielo azul. Entonces noté que las cosas había preparado están listas. Para empezar, habilité un conducto a modo de tobogán para bajar de la torre, luego, coloqué las mallas anti hechizos alrededor de la torre, para asegurarme que nadie cayera "accidentalmente" al vacío, entonces torné la vista a uno de los cuatro pilares de la torre, que quedaba a diez metros a mi derecha, ahí, encima y camuflada, había un bezoar, en caso de que me envenenara.

     

    Entonces noté la llegada de mi compañera, Kira como le decía yo. Le proporcioné una reverencia, y lentamente saqué mi varita de mi túnica esmeralda, que la llevaba adjunta con unas botas altas de cuero negras.-Me alegro que hayas venido, señorita. Será divertido dueliar contigo.- le dije con una leve sonrisa, entonces apunté mi mágica amiga al pecho de mi rival.

     

    -Sectusempra-dije velozmente para que un rayo carmesí saliera en dirección del pecho de mi compañera, de impactarle, le provocaría serias heridas sangrantes que necesitarían atenderse con urgencia, de lo contrario, moriría desangrada sin mas remedio.

  3. Sinceramente sentía que mi pecho iba a estallar de la emoción que me provocaba haber hecho tal propuesta. No sabía como reaccionar, dejé que mis instintos me guiaran a lo que podía hacer o a lo que podía decir en aquel momento de gran felicidad. Entonces para mayor impacto hacia mi, escuché detalladamente cada palabra que proliferaba de la boca de la Jessie. No podía creer que de verdad sintiera ese asombro.

     

    -¿Por que te sorprendes?-le pregunté sonrojado-Es algo normal.-le dije tratando de mantener la pena a raya, pero se me hacia un poco difícil. Entonces tras un largo beso y haber acariciado su mejilla incansablemente, le besé su frente y tomándola de la mano, nos encaminamos hasta lo que sería la cafetería. Fue una hermosa tarde.

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  4. Justo cuando Vladimir estaba regresando hacia la clase para reintegrarse, sintió un leve zumbido bajo el oido, que lo hice perder orientación levemente, lo que no sabía Vladimir es que su profesor, Elvis, estaba realizando un truco de magia por su mente, quería saber mejor los pensamientos y las formas de actuar del joven soviético. Notó como su sobrina y su madre volvían a aparecer por el que ahora es un portal, ésto sin que Vladimir lo supiera, así que un poco atontado y sumamente inconsciente de que estaba viviendo una ilusión, se acercó a la puerta, esbozando una sonrisa de felicidad al ver que sus dos parientes mas cercanos estaban bien y que el peligro que constantemente las acechaba, no la sabía dañado. Todo estaba pasando en la mente de Vladimir, por obra de Elvis.

     

    Se encaminó a lo que sería el portal de zafiro, que ahora era una puerta abierta, de madera con recmaches de acero y clavos algo herrumbrados, salió por ella, le encandiló el sol, sintió el aire, vio sus ropas andrajosas, pero a pesar de eso, llevaba su varita. Luego de unos segundos escuchó las palabras de su madre, le parecía algo muy fácil, sintió que no era verdad nada de eso, pero siguió su camino, contento. Al escuchar la confirmación, un brillo intenso se identificó en la mirada del joven, ya que no solo a sus seres queridos habían maltratado, sino, a él mismo también. El joven presentaba una doble moral, quería matar a los culpables, no se frenaba a éste hecho. Tal vez por eso, alguna vez el quiso pertenecer a los oscuros, pero, por amor a sus familiares, sabía que no era la mejor opción, sin embargo, el mal contra sus enemigos seguía latente en el chico de mirada color morada.

     

    -Si eso es cierto, quiero matarlo.-dijo lleno de ira y seco en sentimientos ante el encapuchado que se encontraba en el suelo.-¿A cuantos has matado?,¿Cuantos niños?, ¿Cuantas mujeres?.¡DIME!-dijo el joven tomando con fuerza por el cuello al mago oscuro, lo alzó con su mano izquierda, los poderes concedidos de nacimiento lo hacían desarrollar fuerza involuntaria en momentos de ira, cólera, tristeza. Pero volvió a ver a los ojos de su madre, estaban tristes, casi llorando, entonces el ceño fruncido de su cara se alivió.-Eres...COFCOF...una basura.-dijo en un hilo el mago tenebroso que tenía alzado a treinta centímetros, entonces nuevamente le dieron ganas de matarlo, pero no lo haría. Tomó al encapuchado y le quitó la capucha para ver su rostro y así recordarlo, al instante tomó su varita y apuntando a la cabeza del mago dije:-Obliviate-quedó apuntando al mago severos segundos.

     

    -Te quitaré lo mas preciado que tenemos, la magia.-dijo Vladimir ante el mortifago, no podía ver a los ojos de un enemigo y matarlo tan sencillo, en su cambio, prefirió castigarle, volverlo un muggle hasta que recuperara la memoria, o tal vez nunca lo haría, pero no podía matarle, no ante haber confesado que protegería la vida, no después de haber jurado proteger los fundamentos de la Orden del Fénix. Entonces fue cuando la visión que estaba teniendo el joven Vladimir se volvió un torbellino, que de inmediato, tragó en una caída en forma de tornado infinita al joven, que lo hizo volver por el portal por el cual había entrado, pero a efectos secundarios, la silueta real del joven se desmayó ante el fuerte poder de la magia usada por Elvis.

     

    ~~

     

    Gracias por las aclaraciones, Elvis. :) *sintiéndose el mas malo de la clase mode ON*

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  5. Me separé a una distancia de diez metros, entonces fue cuando todo se puso de forma mas agresiva, de inmediato supe que debía actuar.

     

    -Silencius-dije para hacer merma el hechizo de Hank, de inmediato surtió efecto, haciendo que su garganta no pudiera producir sonidos por un tiempo. LLegó a pronunciar un apenas audible "abso". Entonces fue cuando sentí las llamas en mi pecho, de inmediato apunté mi varita a mi pecho y pensé episkey y las heridas mas resultantes comenzaron a sanar, debíamos ser muy rápidos, por lo que la coordinación era lo principal en nuestra campaña. Al instante me coloqué de pie y alcé mi varita en dirección al mago.

  6. Caminé tranquilo por el callejón hasta llegar al lugar donde se efectuaría el evento planeado, avisado por un patronus:” Mariposa Sofía - Ayuda en el Coffe Artist”, así que antes de entrar me tomé una poción multijugos que me convirtió totalmente en otra persona, así que no podía ser reconocido. Al instante palpé mi túnica que cubría todo mi cuerpo, en busca de mi varita de cerezo, la cual temblaba levemente con las ganas sedientas de encontrar algo de acción. Al instante sentí como el viento susurraba el paso de otra persona.

     

    -Chicos, estoy aquí, soy yo, Vladimir.- le dije en susurros frente al local, mi compañeros se me quedaron viendo extrañados, gracias a la poción que había tomado, al instante comenzamos, y nos adentramos en el local, en busca de nuestro objetivo. El cual hayamos sentado en una silla debajo de las escaleras de bambú. Preparé mi varita, y dejé que mi acompañante hablara.

  7. No esperaba la reacción tan tranquila que tuvo Jessie, estaba consternado, me dejé nuevamente controlar por un impulso, pero al menos tuve algo de suerte. Quité la cobija y tomé ambas manos de ella con las mías, y me acerqué levemente a ella. -Sí, te quiero.-le dije tranquilo, segundos después tuve un gran impulso, la abracé a la altura de su cuello y coloqué mi cabeza en su hombro. -Agradezco todo lo que has hecho por mi, Jessie.-le dije en un susurro, entonces fue cuando sentí el impulso que había estado conteniendo por meses, en la misma posición, tomé aliento y acariciando su cabellera le dije:-¿Quieres ser mi novia?-sentí un horrendo escalofrío por todo mi cuerpo, en parte porque estaba sin mi abrigo y lo por haber dicho eso, estaba preparado para aceptar un no, o para celebrar un sí.

  8. Comenzaba a disfrutar realmente de la compañía que me daba Jessie, a pesar del fuerte frío que corría entra ambos. Entonces recordé que debía darle algo que le había dicho, justo antes de salir del entechado pasadizo, me detuve.

    -¿Recuerdas lo que te dije en la quinta planta?-pregunté sonrojado, sinceramente no esperaba que Jessie lo recordara, o tal vez era mi imaginación en los momentos de alucinaciones, pero no esperé que me respondiera, actuando por mi instinto y por mi cuenta, desdoblé la cobija que llevaba bajo mi brazo, de forma rápida, entonces, conteniendo un poco la respiración, cubrí a Jessie junto a mi, entonces rozando levemente mis labios con mi lengua le dije:-Te quiero-fue cuando posé mis manos en su nuca y la besé en sus rojos labios fugazmente, luego le dediqué una mirada, esperando la cachetada. (xD)

  9. -Vladimir Lockhart - Mesero-

    Tras haber completado los pedidos de las recién llegadas, me encaminé de nuevo detrás de la barra donde se dispensaban las cosas desde la cocina, me esperé allí hasta que llegara el próximo cliente, me apresuré a tomar el vuela plumas y me encaminé al asiento que había tomado el caballero. -Buenas tardes, caballero, en que le....-no pude terminar de decir la frase, cuando fui interrumpido por el huraño que había llegado, traté de hacer caso omiso a lo que había pasado, por lo que me limité a tomar lo que había pedido solamente. Con paso ligero me apresuré a llevar el memo al barista, éste de inmediato tomó la nota y realizó el pedido con suma eficacia y rapidez, así que tomándolo de nuevo, lo llevé al recién entrado. -Aquí está su orden. En cuanto a mi jefa, no estoy seguro de su paradero. Que tenga bonita estancia.-le dije ando media vuelta con mi tacón y caminando despacio hasta mi puesto.

  10. No había pasado mucho tiempo cuando la iniciativa de Jessie había secado completamente mis pies, entonces un fuerte ruido me desconcentró y al instante supe lo que pasaba. -¡Mira!-dije mientras estiraba mi brazo fuera del entechado y agarraba un objeto en la mano, momentos después tomaba las dos manos de Jessie y depositaba el pequeño trozo de hielo de color rosado que había caído del cielo.-Es una lastima que algo tan hermoso se vaya... ojala nuestra amistad no sea así.-le dije bajando levemente la mirada y sintiéndome mejor por mis zapatos secos.-Tengo ganas de un café y de una siesta. Te invito al café, podemos ir al café de la academia si así te parece.-le dije mientras sentía la fría agua que pasaba por nuestras manos juntas.

     

    -Vamos...-terminé diciéndole al instante que tomaba la cobija que al parecer estaba seca, entonces un hecho me aterró, Jessie había dejado su libro en la banca, por lo que recordando ésto, dije -Accio libro de Jessie- y de inmediato estuvo en mis manos. -Casi lo dejas nena.-le decía mientras se lo entregaba. Momentos mas tarde, caminábamos juntos y tranquilos hasta llegar a medio palmo de la cafetería.

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  11. La clase seguia su curso, tras las detalladas descripciones que daban todos los compañeros del joven Lockhart, fue la de su primer acogedor la que más lo sorprendió. Nunca en la vida lo había visto hablar tan sincero y tanto como lo había visto en ese momento, no sabía la razón, pero algo dentro de la mente de Vladimir se formó, comenzó la idea de que su padre se había vuelto como su madre, Ethiane, del lado mortifago. Sin embargo, no tenía pruebas de tales hechos, debía aceptar la triste realidad de que sus padres adoptivos fueran de un bando diferente, por lo que bajó la mirada y quedó sumido ante los pensamientos más oscuros contra los pertenecientes a la marca tenebrosa.

    Tras las breves descripciones que dieron sus profesores, el espejo que anteriormente sirvió para su anterior actividad, se transformó en una pulida e infinitamente oscura placa de zafiro, la cual, por efecto de magia, oscureció las más intensas luces, como la de la luna, por lo que el Lockhart, imitando la acción de su profesor Elvis, tomó su varita y susurrando dijo: -Lumus- y una cálida luz salió de la punta de su varita de cerezo.

     

    La siguiente reveladora imagen que apareció por el oscuro zafiro no lo dejó del todo convencido. El Lockhart sabía perfectamente que ambos profesores eran de diferentes bandos, por lo que, para dar una clase de la academia como la que estaban impartiendo, debían hacer un juramento y no algo tan sencillo como lo había mostrado Elvis, pero la verdad poco hacía con la información que podía obtener de ése hecho, de inmediato, al ver que nadie más pasaba al oscuro zafiro, el compulsivo Vladimir se acercó y con su mano derecha tocó la gélida pared.

     

    Tras unos leves segundos que colocó su mano sobre el zafiro, los pensamientos más alojados en la mente del joven se transformaron en materia, pasando de éste modo a la pared oscurecida, momentos más tarde, se alejó hasta quedar a una distancia de tres metros, expectante de lo que se iba a mostrar, con los dos crónicas profesores a ambos lados.

     

    —Buenos días, Vladimir, ¿Qué tal estás?— preguntó Cye al joven que se encontraba a su frente, que era su hijo —Bien madre, gracias. Aunque el calor es un poco agobiante, ¿no crees?-- contestó él con las mejillas coloradas del calor y proliferando una sonrisa a su amada madre, ambos se encontraban en la cocina del castillo Lockhart, preparando una comida especial para el cumpleaños de su sobrina, Bodrik. Al instante un fuerte ruido asombró a ambos magos, era el perrito que Vladimir había traído con la intención de regalárselo a su sobrina, que accidentalmente botó un jarrón. —No te preocupes, madre, yo me encargo. — dijo tranquilo mientras que con una leve vuelta de su varita y al mismo tiempo diciendo —Reparo. — el jarrón volvió a su estado original, por lo que ambos magos se dedicaron a conversar hasta que dieron las tres de la tarde en el reloj, indicando el comienzo de la fiesta.

     

    Tras una hora de comenzada la celebración, nubes largas de humo comenzaron a aparecer en la calle, al menos una docena de encapuchados magos se colocaron en fila por detrás de la reja, enmascarados por una oscura mascara y alzando sus varitas para invocar la marca tenebrosa. No fue mucho el tiempo que pasó antes de que los magos oscuros se abalanzaran contra la fiesta y todas las cosas, convirtiendo cosas en animales enormes, capaces de aplastar a una persona, o de comérsela, entonces fue cuando Vladimir detestó de por vida a aquellos magos por arruinar la fiesta de su sobrina, y por capturar a su madre y no volver a saber largo tiempo de ella, entonces mostraron a Vladimir encerrado en una torre llorando de rencor. Este hecho fue el pié a los ataques de ira ante las injusticias, hacia la sed de sangre de magos oscuros, no tenía piedad ante sus enemigos, pero destacó una cualidad en el joven, el amor a cuidar lo bueno, aunque el mismo tuviera cosas malas.

     

    Las nítidas imágenes se apagaron, dejando en penumbra de nuevo a las personas que se encontraban en la clase, la cara inexpresiva de Vladimir se hizo presente de nuevo, no recordaba el porqué estaba luchando, su batalla se hacía como una rutina, olvidando la verdadera razón de ser como es ahora. Tras analizar estos leves recuerdos, el Lockhart sintió esperanzas de nuevo, ganas de enfrentar en batalla a todos los magos oscuros, aunque le costara la vida, pero sólo así, estaría contento de haber realizado un bien sobre la tierra, además de cuidar a su familia que tanto amaba.

     

    Terminó por apartarse totalmente, volteándose a la clase, tratando de aclarar su mente, tratando de borrar recuerdos que le sofocaban, tratando de contener la ira que desde sus antepasados traía consigo, debido a las malas obras y los abusos hacia los más débiles, entonces volteó desde atrás de todos para medio mirar las imágenes que se comenzaban a proyectar.

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  12. Parecía imposible que la Stabolito bajara su timidez, pero como importaba eso, al instante que la escuché hablar tomé la decisión inmediata de escoltarla hasta un mejor lugar, aunque ahí estábamos bien, pero sería lo mejor para evitar tomar un resfriado.

     

    -Vamos, cuando venía observé un pasillo con techo que lleva hasta la academia, ya ahí veremos que hacer.-tomé fuertemente su mano y enlacé mis dedos con los de ella, unos segundo mas tarde le rendí una cálida sonrisa.-Si nos enfermamos, será culpa tuya jejeje.-le dije bromeando. Al instante ella tomó una parte de la cobija que nos tapaba a ambos y yo tomé la otra orilla, y así bajo una fuerte lluvia, la enfermera y yo nos dirigimos al techo, donde se nos hizo rápido quitar la cobija y vernos la cara mejor. -Mis zapatos se han mojado-dije con tristeza, esperando impaciente poderlos quitar. -Y bien, ahora que haremos.-

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  13. A mi agrado, la Stabolitto parecía no estar molesta por mi anteriores acciones, y comenzaba a sentir ya el calor de su linda piel.-No debes ser tímida conmigo guapa. Quien sabe que me has visto en el hospital.-le dije sintiendo un gran calor en mi estomago, mis mejillas se tornaron de un rojo intenso, nunca le había dirigido tales palabras a una mujer. De inmediato sentí un poco de humedad en la cobija, por lo que debía hacer de nuevo el efecto impermeable sobre ésta. Saqué mi varita y de una floritura lo realicé.-Creo que deberíamos buscar refugio, ¿No crees?-dije dudando de lo que le acababa de decir, no quería perder la conexión tan hermosa que había conseguido al estar tan cerca de la Stabolito.

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  14. Al parecer el torrencial continuaba, no quedaba de otra que irnos de ahí, pero estaba tan contento de tener tan cerca a Jessie que lo olvidé por completo. Las nuevas palabras que esbozó la joven me hicieron caer en cuenta de nuevo, recordando el frío.-Si quieres podemos jugar como habías dicho, señorita.-le sonriendo amablemente mientras noté como temblaba por el frío, no estaba seguro de lo que por mi mente pasó, pero instintivamente y con un gran rubor, me quité mi abrigo y se lo tendí a la helada señorita.

     

    -Toma, trata de calentarte un poco.-le dije mientras me acercaba mas a su cuerpo, no quería parecer muy confianzudo, pero después de todo, podía gustarle que le diera un abrazo, y tenia ganas especiales de hacerlo.

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  15. Mi corazón estaba sumiéndose en la desesperación, tenía ganas mas ganas de estar con personas como Jessie, que a mi parecer es una persona distinta a todas las que había conocido. Una leve sonrisa se levantó en mis labios al ver tan adorable escena, pero pronto es tan hermoso encuentro se vio interrumpido por fuertes y grandes gotas de lluvia, pero rápida fue mi respuesta, al notar que que la cobija de Jessie era los suficientemente grande para taparnos a los dos juntos, la molesté quitando la cobija de debajo de ella y la coloqué sobre los dos, al mismo instante saque mi varita y apunté a la cobija.-Impervius-dije para que la cobija quedara impermeable sobre nuestras cabezas, al instante la lluvia cayó sobre nosotros con fuerza.

     

    -¡No me quiero mojar Jessie!-le hablé fuerte para que me escuchara.-¿Aquí estamos bien, verdad?-le dije entre risas, me sentía engolosinado con la compañía de la hechicera.

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  16. Fue un encuentro algo lindo, la cabellera de la chica revolvía su sonrisa al son del viento, una imagen que no quisiera borrar durante mucho tiempo, al igual que la imagen de tenerla al lado de mi camilla donde me recupero de las heridas. AL instante cerró su libro y colocó atención en mis morados orbes, escuché con atención a cada palabra que me decía.

     

    -Lo sé, señorita, no a todos les gusta la lluvia como nos gusta a ambos, para mi, es mas tranquilo estar en un día así, que uno lleno de sol.-le dije sonriendo, pero una sonrisa mas grande se apoderó de mi al escuchar el comentario siguiente de ella.-No te preocupes, todos tenemos un infante adentro.-la noté mas interesada por la charla, por lo que decidí voltearme y quedar de frente con ella.-Estoy genial. Algo cansado, ya sabes, la academia ¿Y tu? entiendo que con solo la planta de San Mungo ya es mucho.-sentía cosquillas por el viento-¿Puedo?-dije tomando levemente la cobija que tenia Jessie, y tapando levemente mis brazos.-Si sigues sintiendo frío, aquí estoy yo.-le dije finalizando con mis mejillas ruborizadas.

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  17. Al notar que mi compañero Zarco ayudó a sacar a las prisioneras, no tuve mas que seguirlo tratado de resguardarme, pero algo me sorprendió, era una mortifaga que al parecer las tenia contra mi (¬¬) así que me dispuse a defenderme lo mejor que podia y lo mas rápido posible.

     

    -Incarcerus-troné para que de mi varita salieran tres fuertes cuerdas mágicas que irían a la criatura de Lisa, atando sus pies para hacer caer al estante y por ende no podría levantarse ya que otra cuerda ató sus manos y la ultima ató la boca del monstruo, por lo que estaba a salvo de el. episkey pensé para sanar las heridas de gravedad que habia provocado un fuego maldito de Lisa, al instante sané, listo para seguir con la salida y escapar de la horrible prisión, así sería como me salvaría solamente. Caminé hasta alejarme a quince metros de ella, y de su maldito estando, así que le tomaría tiempo el volver a atacarme.

  18. Sabía que mi compañera estaba en problemas, por lo que nuevamente tenía que ayudarle, me posicioné a su par y apuntando mi varita pensé al cuerpo de Adryanie: episkeypensé a la primera para que sanaran las herida mas graves, por lo que estaba lista para correr por los prados de ese monte tan frió, pero no era suficiente, volví a aplicar otro episkeysobre ella para que sanara completamente, al instante, la apresuré para que saliéramos de la fría prisión, corriendo los dos hasta llegar donde estaba la moto que me había traído, al parecer podíamos escapara, nada nos perseguía y mi compañera estaba lista para regresar a su vida normal, en cuando a mi, estaba seguro que pasaría un tiempo antes de volver a intentar algo así. Por aquello, tomé antes de que se desmayara, igual podía salir con ella. Así que estaba lejos de la prisión, me presentaría para saber el resultado.

  19. Tenia a mi objetivo listo(Derek)me acerqué a el hasta llegar a diez metros de distancia.

     

    -Silencius-troné para que de mi varita saliera el efecto que dejaría muda a otra mortifaga (Lisa) de inmediato se noté los efectos, por lo que apenas llegó a un apenas audible "Fue..." me encontraba entre dos leones, debía salir rápido de ahí, o moriría.Pensé en un episkey para mi compañera Adry, de inmediato éste surito efecto, dejándola un poco mejor de lo que se encontraba, por lo que podia caminar sin problemas, una vez que hice esto, me encaminé a la salida para huir del lugar junto a la ex prisionera. Así que podíamos irnos, sentía en corazon a cien, no bajaba mi ritmo cardíaco.

  20. Vladimir Lockhart - Entrega de varita a Adryanie.

     

    Para cumplir la reciente orden, encontré mis dos varitas en la bolsa de mi abrigo, por lo que estaba listo para ir a dársela a mi compañera, que se encontraba en la celda. Caminé a tientas hasta encontrar el cuerpo de una mujer, de seguro era Adryanie. Al acercarme me di cuenta que si lo era, por lo que debía asegurarme de que le llegara la hora de salir. El frió viento de la prisión hacia congelar mis huesos y que temblara levemente al sentir el peligro acechando, por lo que estaba entrado para esto.

     

    Le tiré su varita entre las rejas que nos separaban, así estaría mejor. <<Evanesco >>pensé apuntando a mi colega Adyanie y a las cuatro cadenas que la ataban, por lo que éstas desaparecieron, para cerciorarme de que se encontraba salva, apunté a la puerta: - Alohomora -al instante un sonoro “Crack” me indicó que la puerta estaba abierta, por lo que me quedé a la par de la prisionera para resguardara hasta que saliéramos. Al instante me encaminé a la entrada sin perder de vista a mi compañera.

     

    Al estar separado de todo mago a diez metros, era hora de realizar mi defensa, por lo que alzando mi varita dije:-Avis-de inmediato doce gorriones aparecieron para revolotear a mi alrededor, impidiendo que cualquier cosa se acercara a mí, darían la vida para protegerme, y como si no fuera poco, dije de nuevo: :-Avis-doce palomas se posicionaron a mi frente, resguardándome de ataques, mientras que yo, podía defenderme también de otras cosas, por lo que no me preocuparía mucho.

     

    Al instante me posicioné a seis metros de un mago, con su máscara oscura no cabía duda que era un mortifago, él no se había dado cuenta de mi presencia, pero en cuanto comenzara mi ataque lo haría, por lo que tendría que responder rápido a ellos. Me alisé el pelo levemente para acomodarlo y noté los movimientos del mago.

  21. Vladimir Lockhart

     

    Caminé decidido entre los pasillos del castillo Lockhart para tomar mi maderoza amiga, de madera de cerezo. Al encontrarle en su caja como siempre, respiré profundo, y sentí su poder entrando en mi mano derecha que era donde siempre la andaba. Al estar contento con esto, tomé mi abrigo de lana negro, mis pantalones blancos y mis zapatos negros de tacón. Estaba listo para salir con mi moto Harley Davidson con motor de 750cc, la cual hice rugir y volar hasta llegar a donde el patronus de una Mariposa Sofía me decía: <<Nurmengard se ubica en el pico Erapuca, Honduras>>

     

    Al llegar al sitio, me cubrí mi cara con una intensa luz blanca, para no ser reconocido, al instante me separé de 10 metros de todos los magos que encontré a la vista, alcé mi varita lista para comenzar el ataque. Topé con la mirada a uno de mis colegas recientemente conocidos, Vrael. Al instante palpé mi abrigo en busca de mi otra varita, que sería entregada a Adryanie. Debía ser rápido y preciso, por lo que en un santiamén entré a la prisión mortifaga hasta dar con la prisionera sin que nadie me viera.

     

    Al doblar una esquina, noté el cuerpo meditabundo de mi colega dentro de una celda, por lo que le tiré su varita entre las rejas que nos separaban, así estaría mejor. <<evanesco>>pensé apuntando a mi colega y a las cuatro cadenas que la ataban, por lo que éstas desaparecieron, para cerciorarme de que se encontraba salva, apunté a la puerta: - Alohomora -al instante un sonoro “Crack” me indicó que la puerta estaba abierta, por lo que me quedé a la par de la prisionera para resguardara hasta que saliéramos.

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  22. El día pintaba nublado y frío en los jardines de la academia. Me gustaban los días así, caminar despacio, pensar en las miles de posibilidades... en definición filosofar sobre la vida. Caminaba tranquilo con mi abrigo de lana totalmente cerrado, unos pantalones blancos y los zapatos negros eran mi atuendo favorito. Caminaba en dirección a los jardines, luego de terminar una tutoría sobre duelos y de combate cuerpo a cuerpo, mi mente se encontraba cansada, fue mucha información y hechizos en un solo día, y lo peor es que no tenían todas las descripciones completas.

     

    Al llegar a las afueras, encontré un grupo reunido de la orden, los reconocí a todos, pero no tenía ánimos de socializar con tantas personas a la vez, a mi paso, nada mas los saludé con una sonrisa y un "buenas tardes", para continuar y darme cuenta de algo un poco menos común. Encontré acostada entre una cobija a Jessie, mi sanadora por excelencia, por lo que decidí acercarme y tratar de hablar con ella, porque además de ser simpática era bonita. Mis morados orbes se posicionaron sobre ella, y un leve soplido del viento hizo una floritura en mi pelo, dejándome en una horrible posición con la chica, me acerqué a ella acomodando mi negro pelo y le saludé sentándome a sus pies.

     

    -Es una hermosa tarde, pero es increíble que haya alguien que rete ésa hermosura.-le dije viéndola mientras el viento jugaba levemente con su pelo.-¿Cómo estás Jessie?-le dije finalmente en mi postura de manos dentro del abrigo, viendo hacia adelante y una pierna sobre la otra, esperé que terminara su pagina para que respondiera, porque después de todo, es feo que el lo interrumpan a uno en su lectura.

  23. En la mente de mi amiga Rose entraba el que yo iba a bailar, unas de las cosas que mas detestaba era precisamente éso, bailar. Por lo que la dejé en la barra y nuevamente saqué mi cantimplora de vodka, tratando de ignorar la cumbia ninja que sonaba (?) no se, ahora los muggles se dejan gobernar por los estratos mas bajos de la música, yo no sería participe de eso. En su lugar, prefería un duelo, duelo que Rose me negó, porque sabía que le ganaría. (xD) Nuevamente dirigí mi mirada a la Jazmin que le había ganado, a mi parecer, la banshee no estaba tan mal, podía insinuarle algo, pero mejor me contuve, mi sangre de demonio me hacía cometer estas imprudencias.

     

    Tras no entender que hacer, me dirigí a la entrada, donde me topé con un chico medio conocido que habia visto una vez en la orden como aspirantes, me contuve a saludarle, ya que no tenia idea de quien era, pero me llamó la atención lo bien que congenió con Jazmin, así lo noté desde el rincón en el que estaba, viendo a Rose bailar y también a Pandora. :love::perv:

  24. Vladimir Lockhart

     

    Realmente me sentía cómodo en la oficina, mi nuevo trabajo me llamaba mucho la atención, porque además de eso me encantaban los duelos y la seguridad. Seguido de entregar el informe, Lisa, con paso decidido nos condujo hasta el hall para hacer la mejoras que habíamos mencionado, de inmediato, por medio de una lechuza había mandando a pedir las cosas que necesitaba para reforzar puertas, ventanas, ductos, picaportes, colocar los lectores de tarjetas y reforzar los ascensores viejos.

     

    Mientras Lisa y Jace colocaban los hechizos anti ladrones, los primeros repuestos ya habían llegado, eran los del ascensor. Al parecer los enlaces con los del mundo muggle y su tecnología eran muy rápidos, para mi no había problema de utilizar cosas muggles, porque a mi parecer somos idénticos, excepto por la mágica. Al instante, agarré los cables con una floritura de mi varita, los llevé al ascensor, al igual que todas las cosas. Bajé al ultimo nivel de ministerio y dejé la puerta cerrada. -Expelliarmus-troné contra los cables viejos del ascensor, que al instante cayeron. Seguido de eso, con otro giro de muñeca, coloqué los cables de doble núcleo de acero reforzado. Esto me llevó una hora y de seguro Lisa comenzaba a preguntar por mi.

     

    Al llegar de nuevo al atrio, los demás objetos me recibieron, por lo que irme a presentar a mi jefa no era viable para mi en ese momento. Tomé las rejillas de acero para las ventanas y con una escoba que vi dentro del atrio, subí a las oficinas del ministro, pero por fuera del edificio. -Winh leviosa- y de inmediato llevé las rejillas por los aires, para momentos después estamparlas contra la pared y aplicarles un hechizo protector y antiaparicion. Eso me llevó otra hora. Pero aun tenía mucho trabajo. Nuevamente bajé al atrio y subí las dos puertas de la oficina del ministro, eran muy pesadas, por lo que tuve que hacerlo de una en una. Una vez que las encontré puestas, vi a Lisa con la mirada y con un guiño le indiqué que podía empezar con los hechizos para la puerta. Sólo me hacían falta pocas cosas y ya eran las dos de la tarde.

     

    Al instante instalé los lectores de tarjetas y los picaportes anti hechizos. Pero lo mejor era que a pesar de estas medidas, Lisa colocara otras. Por lo que me dirigí a donde los había visto por ultima vez y le dije tranquilo.-Jefe, están listas las puertas, por lo que puedes realizar lo mejor que sabes hacer, según tengo entendido dominas el mas grande de los hechizos, por lo que te dejaré esa parte a ti, claro, si me lo ordenas lo haré.-parecía ocupada y mejor no esperé a que me respondiera y seguido de éso me dirigí a Jace que intentaba hacer algo con los ductos, al instante le di las rejillas dobles y otros ductos para que los metiera dentro del mas grande, hasta que éste quedara mas chico. Al parecer las medidas estaban terminadas, por lo que me dirigí con Jace hacia donde estaba Lisa, para así saber que otras ordenes tenia mandataria.

  25. Vladimir Lockhart - Tercer post: con Jessie.

     

    -No puedo evitarlo, Jessie. Es algo natural en mi buscar el peligro. Pero gracias a Merlín, te tengo a ti.-le dije con una sonrisa a mi sanadora. No sentía dolor, el excelente trabajo de Jessie hizo que no lo sintiera, pero nuevamente las heridas habían aparecido, de seguro algo nuevo en la magia negra. Pero eso no era problema para las sanadoras, Jessie ordenó a Elizabeth que me diera un, no se que, con no se cuanto de algo que sabía amargo.

     

    -¡ME NIEGO A TOMAR LOS ORINES DE ELFO!-grite al tomar el pequeño sorbo, pero de nada sirvió, al parecer tenia que hacerlo, por lo que en un impulso, respiré hondo y me tragué ambas medicinas. -¡Brrr!-gemí inconforme. Al instante, mis heridas estaban listas, ni una cicatriz ni nada, me sorprendía el trabajo de Jessie y el de las herbologas. De nuevo se acercó Jessie portando una tabla con lo que parecía ser un informe.-¿Te gusta que esté aquí, eh?-le dije viéndola a los ojos, con ése peculiar brillo que tiene y su hermosa sonrisa.

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