A. Evans

Chicos simplemente quería pedir perdón, porque me registré y por X o B nunca comenté en el topic de la familia. Espero que aún así me sigan aceptando, porque ya puedo ser bien activa :/

Estuve unos minutos parada frente al escobero, y fueron varias las veces que recorrí todas y cada una de las escobas con la mirada. No lograba decidirme, y ya tenía que rendir. Finalmente, me moví hasta quedar gente a una Nimbus 2000. Por excelencia era una escoba ágil y llevadera. La tomé en mis manos y caminé hasta un campo despejado para la prueba. Cuando fue mi turno, coloqué la escoba en el piso y me puse a su lado.

- Arriba -dije con claridad, y al primer intento el objeto subió. Sonreí satisfecha y me coloqué sobre el palo. Dí un golpe con mis pies y me elevé. Luego, miré a Alyka, quien me dio una señal de aprobación, así que me elevé.

Comencé con unas simples vueltas. Al principio, mis manos comenzaron a sudar y temblar sobre la escoba, pero logré controlarlas, disimulando ese inconvenientes. Pasé por arriba de los demás, observando todo desde arriba, sonriente y triunfadora. Pensé que lo estaba haciendo bien, hasta que vi algo acercarse a lo lejos. Había olvidado por completo que aquello no sería fácil.

Con una velocidad descomunal vi a una Bludger loca acercarse directo hacia mi. Apenas tuve tiempo para girar, peligrosamente, sobre la escoba para esquivarla. Monté otra vez la Nimbus de manera correcta y salí disparada hacia la otra punta del lugar. Enseguida volví a sentir algo más en el aire, giré mi cabeza y por el rabillo del ojo la vi venir otra vez, directo hacia mi cabeza. Comencé a avanzar a toda velocidad y la perdí detrás de unos árboles. Di un giro y volví por sobre las copas para poder ver con claridad.

Obviamente, sin darme respiro, la Bludger volvió al ataque por el costado izquierdo. Descendí a toda velocidad, con la punta de las escoba casi verticalmente, pero la Bludger fue más inteligente y logró rozarme el pie derecho, causándome un dolor agudo e insoportable. Solté un grito instantáneamente, pero iba a seguir, tenía que poder hacerlo. Me aferré con las manos bien firmes a la escoba y volví a volar rápidamente, pedo esta vez más alto.

Nuevamente me encontré perseguida. Di una vuelta entera al lugar con la Bludger pegada a mi nuca, asechándome y amenazándome constantemente. Di otro giro y logré perderla nuevamente, aunque no por mucho. De frente, la vi venir otra vez, pero ya era tiempo de que esto parara. Giré quedando de costado, la amenaza se acercaba por mi izquierda a toda velocidad. Cuando la tuve lo suficientemente cerca, giré a la derecha para luego volver a la izquierda rápidamente, golpeando la Bludger con fuerza con la punta de la escoba. Esta salió despedida directo contra un muro, haciéndose añicos en segundos.

Sonriente, bajé con cuidado ya que por el golpe la escoba se había roto en parte. Una vez que aterricé, miré el lugar donde se había estrechado: solo quedaba una marca de polvo gris. Caminé rengueando hasta el escobero y devolví la Nimbus a su lugar.

- Eso si que ha estado difícil -comente, acercándome a la puerta.

Caminé lentamente por todo el lugar hasta llegar a la escultura del rey tritón. Con voz firme dije la contraseña y enseguida el suelo se hizo notar, junto con la entrada. Miré atrás mío para ver si alguien venía detrás, peor no vi a nadie. Me detuve un segundo a acomodar la ropa que llevaba e ingresé.

Una vez abajo, me esperaba un largo túnel, rodeado por una luz azul que venía de unas antorchas. La verdad es que el túnel era bastante bonito, acorde con toda la temática de la casa. La idea del agua, tritones y sirenas me encantaba. Llegué hasta una puerta circular, y con mi varita en mano pasé.

Adentro no encontré lo que esperaba. Una mini-reunión se llevaba a cabo con las dos jefas de casa. Me acerqué lentamente. Algo parecía no estar bien, pero poco a poco pareció calmarse. Me senté en uno de los sillones y miré a los demás.

- ¿Que esta pasando aquí? -pregunté, aún observando.

OFF:

Hola :3 mi nombre no esta en la lista, pero después de Generales 75 me designaron a los Tritones así que, aquí estoy n.n

Me senté en la cama acelerada, con el corazón casi saliendo por mi boca. Mi pecho bajaba y subía repetidas veces sin parar. Me tomó unos minutos volver a llevar mi cuerpo al ritmo normal. Cuando lo hice, pasé una mano por mi alborotado cabello y me dispuse a pararme. Había sido solo otra pesadilla más, otra de tantas que por esos días tenía.

Caminé hasta el baño y me lavé la cara, arrojando agua en grandes cantidades. Refregué mis ojos con los puños con fuerza y me arrastré de nuevo en la habitación. Miré la hora, todavía tenía tiempo, pero no podía jugar con él. Tomé ropa limpia del armario y me cambié para luego bajar. Me obligué a mi misma a comer algo, tomé mis cosas y salía. Hoy tenía mi primera clase de Duelo Básico.

La cantidad de gente que encontré en los pasillos de la Academia me abrumó, al punto de sentirme muy mareada. Me coloqué contra uno de los muros cuando sentí que iba a caer. El sueño acumulado, el clima y la cantidad de gente hacían una combinación perfecta para mi malestar. Cuando me encontré en buenas condiciones, caminé lo que restaba para llegar al salón donde se cursaba aquella clase.

Adentro, varias personas ya estaban ubicadas en los asientos, dispersos por el salón. Observé todo el lugar con curiosidad y procedí a sentarme cerca de la mayoría. Crucé mis piernas y me acomodé. No tardó mucho más hasta que la persona que supuse sería nuestra profesora ingresara. Llevaba una bonita blusa a juego con una falda, y parecía segura de si misma.

Pocos instantes después, el segundo profesor ingresó en el lugar. Todo el mundo calló, y por lo que vi en su cara, lo disfrutó. Cruzaron un par de palabras y luego procedieron a presentarse. Primero ella y luego él nos dijeron sus nombres y nos dieron, básicamente, la bienvenida a la clase.

Acto seguido, la primer parte del día dio comienzo. Hades, el profesor, hizo levitar uno objetos frente a nosotros y de inmediato supimos que hacer, eran trasladores. Según había escuchado, la clase no se desarrollaría en ese salón, sino que iríamos a otro lugar, y ese lugar era precisamente la Isla Quemada Grande, ubicada en Brasil. Sin dudar, toqué el objeto más cercano a mí y desaparecí.

Tardé un poco a acostumbrarme al cambio de luz, y lo mareos volvieron a mi cuerpo, peor logré estabilizarme. Me acerqué para continuar con la clase, ahora nos tocaba presentarnos a nosotros. Dos personas hablaron y luego todo quedó en silencio, por lo que decidí presentarme yo.

- Mi nombre es Agus Marauder, soy una Haughton -sonreí- Pude haber cursado esta clase antes pero por problemas no pude concurrir, así que aquí me encuentro para intentarlo.

OFF:

Soy Agustina, soy de Argentina y tengo 17 años :3 Me dicen Agus, así que no lo duden hay confianza, díganme Agus HP es mi vida desde que soy una niña y descubrí el foro hace poco, pero lo amo <3

Bueno, comienzo :3 Me llamo Agus(tina), soy de Argentina y tengo 17 años. HP es mi vida, y admito estar entusiasmada por demás por la Academia, y este tema de la clase me fascina (no, no estoy queriendo sumar puntos, es enserio xD)

Nombre del personaje: Athena Fieger

 

Edad: 26 años

 

Raza (Humano/Demonio/Vampiro): Demonio

 

Descripción física: 1.75 de altura, delgada y con buena figura. Cabello rojizo, lacio y largo que se vuelve rubio claro al mínimo índice de peligro. Ojos verdes, que se vuelven miel, cambiando por los mismos motivos que su cabello.

 

Descripción psicológica: Fría, calculadora, inteligente por demás. Sabe como manipular a los demás simplemente con su encanto, porque a pesar de la frialdad, puede ser muy cálida cuando se lo propone. Arriesgada, intuitiva, curiosa y orgullosa son otras de las características que definen a esta mujer, proveniente de un clan de Demonios del cual no conoce demasiados detalles.

 

Historia de personaje: Nació en pleno orden, sin entender mucho, sin saber que era ella misma ni que era su propia familia. La importancia que su familia tenía, y que ella no comprendía, en el mundo la llevaron a moverse demasiado, pero nunca salir del lugar donde vivía, llamado Inframundo.

 

A la corta edad de 11 años, su vida se aclaró. Conoció a alguien en su primer salida del Inframundo, un muchacho apenas mayor que ella. él era un ángel. Ella dudó de sus orígenes, preguntándose si ella también era uno de ellos, pero pronto encontró la respuesta. Después de una abrupta separación, se decidió a saber más sobre su pasado.

 

Descubrió por una conversación ajena que ella esa un Demonio. Y, por lo que aparentaba, toda su familia lo era, y no precisamente eran las mejores personas que ella alguna vez creyó. Al poco tiempo se alejó de ellos, y continuó buscando información sobre sus antepasados. Así, descubrió a uno de los clanes más importantes, en el que ahora se encontraba, solo por haber tenido a su abuelo parte de él.

 

Al informarse sobre cuestiones del mundo que ella no conocía, descubrió la guerra entre ángeles y demonios, preguntándose donde estaría su amigo, decidida a encontrarlo otra vez. Desarrolló un odio a vampiros y humanos por igual (luego de descubrir los conflictos), y se decidió a recuperar lo que todos los demonios venían deseando desde hace tiempo: la destrucción de los vampiros y la guerra con los ángeles.

Pasaron unos cuantos días hasta que la lechuza llegó a mi con la esperada noticia. Ya aprobados los trámites para el examen de vuelo, era el turno del examen. Simplemente tenía que presentarme, con tranquilidad, y rendirlo.

Me levanté tranquila esa mañana, incluso más que de costumbre. Mi estómago estaba cerrado por los nervios, que luchaban para salir al exterior, pero me obligué a probar bocado, no podría concentrarme si mi cabeza no funcionaba. Tomé una ducha y me cambié. Simplemente ropa cómoda, tenía que tener habilidad sobre la escoba, no andar acomodándome. Controlé todo y me dirigí al Ministerio.

Sexto piso, Consejo Regulador de Escobas, Sexto piso, Consejo Regulador de Escobas, Sexto piso, Consejo Regulador de Escobas. Me repetí esas dos cosas unas cuantas veces, aunque ya lo tenía todo claro. Me detuve unos segundos ante la puerta de entrada al lugar. La inmensidad me abrumaba, y los nervios ya estaban logrando salir de mi cuerpo. Esperé a que un par de personas entraran y luego pasé yo.

Adentro encontré a un par de personas y a una mujer en específico que me dio la sensación de ser quien nos evaluaría, previa enseñanza. Me acerqué y esperé, mirando a mi alrededor. Ciertas caras me resultaban conocidas, pero decidí enfocarme en lo mío y luego hacer sociales.

Luego de que llegaran todos la puerta se cerró, y la mujer que nos había reunido allí se presento. Era Alyka, Alyka Westrong, y sin dudas era la persona que se encargaría de evaluarnos. Rápidamente todos nos pusimos en orden para seguir las indicaciones. Para empezar, teníamos que hacer elevar a la escoba. Me coloqué al lado de una y coloqué mi mano derecha sobre esta.

- Arriba -dije, pero la escoba apenas se movió. Sabía que no lo lograría de entrada pero el objeto no me ganaría. Carraspeé y repetí con voz firme- Arriba.

La escoba subió a mi mano, sonreí satisfecha y la sostuve con firmeza. Acto seguido, una nueva indicación nos llegó. Ahora, finalmente, podríamos suspendernos en el aire. Dí una patada al piso y me elevé apenas unos metros. El vértigo me azotó de repente, no era una buena señal, pero me mantuve derecha disfrutando de aquella sensación única. Después de unos minutos, me incliné hacia adelante y bajé.

La hora de la verdad se acercaba. Dejé al escoba y tal como nos fue dicho, me acerqué a la escobera. Cuatro tipos diferentes de escobas se encontraban ante mis ojos, y la realidad es que no sabía cual elegir. Me arrimé y examiné cada una de ellas con cuidado.

Increíblemente, ambos grupos nos organizamos rápido y pusimos a trabajar nuestras mentes también en poco tiempo. La realidad es que mi cabeza estaba en otro lado, y no podía acomodar mis ideas con claridad. Por suerte, Elizabeth en nuestro grupo logró descifrar la respuesta al acertijo, por lo que pronto se acercó a la criatura. Segundos más tarde Hélike, del otro grupo, se acercó también.

En el medio de la conmoción por ese momento importante, vi a lo lejos a Mei tirada en el piso, sostenida tan solo por el anciano. Enarqué una ceja mirando a León, pero por su cara, no iba a responderme. En el piso, pude ver un rastro de sangre, lo cual me alarmó. Pero enseguida me vi interrumpida por la voz de nuestro profesor.

— Con cuidado chicos. No sabemos a qué nos enfrentamos. -dijo, y yo me giré hacia mis compañeros. No me había dado cuenta, pero mis compañeras ya habían dicho las respuestas a los acertijos y habían acertado. Caminé hasta ellos. Detrás del velo negro, descubrimos una vasija plateada. Pude distinguir algo escrito en ella, pero no alcanzaba a leerlo y, además, parecía estar en otro idioma, desconocido para mí. Enseguida, escuché al anciano gritar. Todos nos deslumbramos con un rayo de luz que salió directo hacía en anciano, y todos vimos lo mismo: se fortalecía, de recuperaba. Miré a mi alrededor y no lo dudé.

— En mí esta la magia, en mí esta el poder -pronuncié. El cambio fue inmediato. La rajadura que tenía mi varita comenzó a desaparecer lentamente, como si nunca hubiese estado allí.

Uno por uno todos fueron haciendo lo mismo. Las sonrisas y la alegría transformaron aquella habitación. Cuando todos estuvimos listos, acomodamos a Mei para transportarla y comenzamos otra vez el viaje a través de las tediosas escaleras. Definitivamente, bajarlas era mucho mejor que subirlas. De a poco llegamos al final, y de ahí, solo recorrimos lo que nos faltaba para llegar a la entrada del templo, donde volvimos a reunirnos.

OFF:

Perdón por lo de los links, no tenía ni idea que se podía hacer eso!

Supongo que los roles del primer trámite no los necesitas ya te los he dejado antes, pero acá va todo lo demás:

Segundo Trámite Pedido

Segundo Trámite Aprobado

Primero Rol Pedido Examen de Vuelo

Segundo Rol Pedido Examen de Vuelo

Ficha Aprobada EDV

Y acá el borrador editado:

Después de recorrer el Ministerio realizando trámites varios, me dirigí a la cuarta planta, a el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas. Más precisamente, a la división de Seres, Duendes y Espíritus. Esperé unos minutos y me acerqué a alguien que trabajaba allí para pedir ayuda.

- Buenos días, quisiera saber donde encuentro el formulario para registrar un demonio -sonreí. Enseguida la otra persona me extendió la planilla. Me alejé un poco de ahí a completarla.

Ficha para el registro de Demonios y Banshees.

 

• Link a la Ficha Personal: Aquí

 

• Nombre del registrado: Agus Marauder

• Tipo de espíritu: Demonio Súcubo

• Residencia: Castillo Haughton

 

• Características físicas: 1.75 de estatura, piel blanca, ojos grises, cabello no muy largo color castaño cobrizo. Físicamente delgada pero no en exageración.

• ¿Puedes cambiar tu físico de alguna forma?: Los ojos se vuelven dorados, el cabello se vuelve rubio casi platinado.

• Características peligrosas: Invadir mentes y manejarlas como quiera.

• Poderes o dones: Invadir mentes ajenas y usarlas como le plazca, torturar a cualquiera con ese poder.

• Causas que te pueden descontrolar: Agresiones fuertes y directas hacia mi o hacia un ser querido.

Me acerqué potra vez al lugar donde me habían entregado el formulario, lo examiné por última vez y lo entregué.

En el medio del caos que se había generado debido a las peleas y entre medio de mi confusión por el dolor del brazo, logré ver a León y Mei trabajando juntos para meternos a todos adentro. En poco tiempo las puertas se habían cerrado y todos los estudiantes estábamos a salvo, junto con los profesores y el anciano. Nos reunimos cerca de este último, quien no tardó en dar indicaciones precisas.

- En el último piso. -fue lo único que escuché, aunque noté como luego seguía hablando. Todos se pusieron en marcha hasta, supuse, ese lugar, así que los seguí.

Rápidamente pasamos a las escaleras. Desde el lado de afuera, parecía mucho más bajo el lugar, pero la realidad es que era un total engaño. Los peldaños eran interminables y parecían multiplicarse a cada paso. Por mi cabeza solo pasaban las imágenes de la pelea que había tenido lugar hacía tan solo minutos, y con esos recuerdos y las piernas adormecidas por el esfuerzo, el dolor volvió a mi brazo, invadiendo toda mi espalda.

Casi al instante, la satisfacción llegó a mí al ver como todos se iban deteniendo de a poco. Habíamos llegado al último piso, pero había algo extraño, muy extraño de hecho. El lugar estaba completamente invadido por una neblina espesa. Hubo confusión y algo de nervios, tanteé a mi alrededor pero solo pude notar la mano de alguien que no reconocí y el frío del muro. A lo lejos, logré distinguir la katana del anciano que nos acompañaba.

Nos adelantemos lentamente, y por lo menos yo, quedé sorprendida. Imponente se encontraba adelante nuestro una criatura que no se me hacía familiar en ningún punto. La piel dorada era anormal y los ojos, rasgados y rojos, daban una sensación escalofriante. Sus dos cabezas completaban una descripción aterradora. Atrás de ella, un velo negro ocultaba un objeto brilloso. No tardó mucho en hablar, pero lo que dijo no solucionó nada. Dos acertijos, uno por cabeza, y para pasar al otro lado teníamos que resolverlos. Enseguida nos dividieron en dos grupos.

- ¿Y bien? ¿Alguna idea? -pregunté mientras me acercaba a Verónica y Elizabeth, quienes parecían las más concentradas en buscarle una solución- Yo se que en algún lado de mi mente esta la respuesta, pero no tengo nada claro. -torcí la boca y me quedé quieta, pensando y observando a la criatura.

Mientras esperaba, me encontré con varios compañeros de la Academia, lo cual era lógico ya que todos estábamos allí por los mismo motivos. Les sonreí y me acerqué a Veronica, quien antes me había ayudado y en parte, le debía mi salud.

- Hola -la saludé sonriente- Esta bien, mucho mejor, muchísimas gracias por la ayuda. -sonreí aún más y toqué mi brazo. Todavía dolía, pero ahora estaba envuelto con un paño para contenerlo, y por suerte o había sido nada grave.

A los pocos minutos, un empleado nos llamó para que nos acercáramos, ya tenía las fichas. Tomé la mía y busqué a mi madre, ya que necesitaba su aprobación. Sabía que ella iba a estar rondando esos lugares así que sería fácil hallarla. Por suerte, solo me tomó unos minutos y claramente, aceptó firmarlo. Completé los demás datos, volví a la oficina y entregué el formulario.

Formulario del examen de vuelo:

 

Ficha de Identificación Personal:

 

~ Nombre del examinado: Agus Marauder

~ Enlace a su ficha personal: Aquí

~ Persona a la que se avisará en caso de terminar en el Hospital San Mungo: Anne K. Haughton.

 

Consentimiento informado:

 

La escoba es el único objeto legal como medio de transporte que no necesita ser registrado. Es una de las formas de transporte mágico más utilizada y aceptada en Gran Bretaña, aunque es algo cultural. En el pasado, los magos eligieron la escoba como medio para volar por ser discreta, barata y fácil de llevar.

 

Los alumnos de RB de la Academia de Magia y Hechicería que hayan sido mandados al Departamento, deberán recurrir al Consejo Regulador de Escobas para realizar el examen. Con esto se sabrá si el mago o bruja está capacitado para manejar el medio de Transportes.

 

Yo, Anne K. Haughton, madre de Agus Marauder, he leído y comprendido el presente informativo, asumo los riesgos que mi hija corre al realizar el examen de vuelo y libro de toda responsabilidad al Departamento de Transportes Mágicos.

 

Anne K, Haughton

Después de recorrer varios Departamentos Ministeriales haciendo trámites y organizando mi vida, decidí ir al de Cooperación Mágica Internacional. Ingresé en el lugar caminando lentamente. Me acerqué a un empleado y esperé unos minutos.

- Buenos días, quisiera los formularios de Magos y Brujas Inmigrantes y el del Pasaporte, por favor. -sonreí y enseguida me los entregaron, así que procedí a completarlos.

Ficha de registro de Brujas y Magos inmigrantes

 

Nombre: Agus Marauder

 

Ficha: Aquí

 

Nacionalidad: Belga

 

Motivo de inmigración: Inmigré con mi familia por problemas sociales, por rumores sobre las condiciones de mi familia.

 

Situación actual en Gran Bretaña: Estudia en la Academia de Magia y Hechicería.

Plantilla para Pasaporte

 

Nombre: Agus Marauder

 

Edad: 23 años

 

Sexo: Femenino

 

País de origen: Bélgica

 

Ficha de personaje: Aquí

Terminé de llenar ambos formularios, comprobé que todo estuviese en orden y me acerqué a la ventanilla a entregarlos. Extrañamente, no había nadie para recibirlos, así que me quedé esperando allí parada.

¿Se puede pedir cambio de raza? Si es así, quiero actualizar lo que tengo por lo siguiente:

Nacionalidad: Belga

Raza: Demonio

Aspecto Físico: 1.75 de estatura, piel blanca, ojos grises, cabello no muy largo color castaño cobrizo. Físicamente delgada pero no en exageración. Buena presencia.

Historia: Independiente desde siempre, nunca dudó sobre cual era su destino. Apasionada desde pequeña por el mundo de la magia. Tiene la suerte de conservar a sus padres para que la guien.

Nació a fines de mayo, hace no tantos años. Su valentía tal vez provena de esos días, en los que cierto aire de oscuridad rodeaba el mundo y nadie estaba en paz ni seguro. Al poco tiempo de nacida fue descubriendo que algo anormal había en ella, y no fue hasta avanzada en edad que descubrió que era un demonio. En su familia había pocos, pero los había, y ella era una de ellos. Cuando esto comenzó a volverse un rumor fuerte, su familia se trasladó de Bélgica a Inglaterra. Logró escapar junto a su familia de un destino cruel... incluso más de una vez. Dejó personas en el camino, y tuvo momentos de completa soledad.

A pesar del cuidado de sus padres, tiene un pasado rebelde, donde buscó la oscuridad, la encontró y quedó atrapada en sus penumbras. Jamás fue precisamente un ángel, pero esa etapa fue la peor, estaba ciega, completamente ciega. Ahora, con cierta ayuda, logró salir, pero su pasado todavía la persigue.

Sus padres nunca ocuparon altos cargos, pero se encargar de proveer a la familia con lo que se necesitaba.

Caminé por un largo tiempo, por alguna razón no me decidía a entrar y por fin solicitar el trámite. ¿Tan difícil sería? Afuera, el cielo estaba negro y sonaba bastante amenazador. Respiré un par de veces. Decídete de una vez, vamos, me dije a mi misma y miré el lugar. La inmensidad del departamento daba escalofríos. Pero finalmente avancé.

Caminé por un largo pasillo hasta desembocar en un lugar común, donde había ya varias personas. Me acerqué despacio hasta ubicar a alguien que parecía poder ayudarme. Dudé al momento de hacerlo, pero finalmente me decidí. Carraspeé un par de veces para llamar su atención.

- Buenos días -sonreí amablemente- Quisiera solicitar el formulario para el Examen de Vuelo.

En medio de mi agonía comencé a perder el conocimiento. Mis piernas comenzaron a aflojarse de a poco y todo a mi alrededor empezó a girar. El dolor se tornaba insoportable. En medio del bullicio vi como alguien se acercaba a mi y me hablaba, pero no pude entender, mi cabeza estaba perdida. Luego se acercó alguien más, pero tampoco pude ver bien, aunque ambas caras me sonaban familiares.

—Esto va a doler —creí escuchar que una de las dos muchachas que se habían acercado me decía, pero no estaba segura. Parpadeé un par de veces para poder distinguirlas pero todo seguía borroso.

Un crack seguido de un profundo dolor siguieron a eso. Sentí como mi cuerpo volvía a la vida a causa del agudo pinchazo que había tenido. Grité, no logré escucharme, pero se que usé toda las fuerzas que tenía para gritar, intentando hacer que el dolor de vaya con mi voz. Enseguida me ayudaron a pararme, y rápidamente comenzamos a caminar adentro del templo, todavía teniendo cuidado con nuestros enemigos. Pude ver las caras de mis acompañantes, eran Verónica, quien creo fue la que me arregló el brazo, y Camille.

- Gracias -susurré, pero no creí que hubiesen escuchado.

Enseguida las peleas tomaron lugar. Gritos, patadas, puñetazos y demás por doquier. Un hombre se acercó a mi con prisa, pero logré meter mi pié en su camino provocándole una caída, acto seguido, lo tomé por el cuello asfixiándolo, para luego darle un codazo en la nariz. Quedó noqueado en el piso, pero no tuve mucho tiempo para celebrar mi victoria.

Al girarme, pude ver como dos hombres más corrían hacia mi con furia. Uno de ellos logró derribarme y se posicionó encima mío, sentado, con las piernas a los lados, listo para matarme. Sus manos comenzaron a apretar mi cuello, intenté pedir ayuda pero solo salían gritos ahogados de mi garganta. Empecé a patalear para zafarme de su agarre pero no podía, así que decidí intentar algo,aunque sonara tonto, por ahí funcionaba. De a poco empecé a aflojar mi lucha, hasta que quedé completamente quieta, tanto que parecía muerta. Dejé de respirar por unos segundos. Cuando el hombre supuso que ya había logrado su cometido y se disponía a levantarse, lo tomé de la pierna haciéndola girar por lo que cayó, me paré y aproveché para tomar su brazo y quebrarlo con un simple giro.Tomé su cuello mientras se retorcía y lo giré hasta el crack.

Aún quedaba otro hombre que había venido con el anterior. Pero no logré verlo otra vez hasta que no saltó sobre mis hombros. Con un arma que no vi que tenía intentó provocarme un corte en la garganta, pero logré girar la cabeza por lo que solo cortó prácticamente la mitad de mi cara.. Como pude, intenté tirarme al piso, pero para ese momento ya estaba bañada en sangre y con punzadas de dolor por mi cuerpo. Él, más astuto, me giró un brazo causándome otro dolor más agudo. Con ira, pequé una patada en su parte baja para dejarlo en el piso y luego, pegué otra más pero en su cuello, tirando su cabeza para atrás.

- ¡Ayuda! -chillé, no importaba la sangre, pero necesitaba que alguien acomodara mi brazo en su lugar otra vez- ¡Por favor!

A los lejos, todas pudimos distinguir con alegría el brillo peculiar de otro banderín. Con emoción, corrimos, intentando tener cuidado con posibles trampas como lo fueron las arenas movedizas de hacía un rato. Pero la felicidad no nos duró mucho. Casi apareciendo de la nada, se ubicaron frente a nosotras serpientes. Un grupo no muy grande pero lucían igual de amenazadoras que cualquier anaconda. Retrocedí unos pasos y miré a mis ahora amigas sin saber que hacer, pero ellas estaban igual.

- No hay mucha más ciencia que esto -dije, captando su atención- Esta claro que tenemos que luchar con cualquier hechizo que podamos, ¡vamos! -grité y tomé mi varita. Con un simple movimiento apunté a uno de los reptiles - ¡Confringo! -mascullé lanzando el poderoso hechizo.

Seguido de eso, un ataque sorpresivo defensivo de las serpiente se llevó a cabo. Pude ver como una se estiraba hábilmente hasta mí, claramente no con buenas intenciones, por lo que sin dudar volví a empuñar mi varita. "Inmobilus" fue lo siguiente que utilicé. Y así seguí, con una sarta de hechizos que hasta yo misma me sorprendí de saber. Mis compañeras me siguieron. En un momento, ví como la mayoría de los animales estaban aturdidos o destruídos, así que supuse que era el momento. Me planté firme y las miré, incluso carraspeé un poco para tener su completa atención.

- Es ahora o nunca, ¡Corran! -chillé y como siempre hice en este último rato, me eché a correr. Enseguida recordé el banderín, por lo que me frené en seco - Heliké ¡agarra el banderín, esta detrás tuyo! -grité y la esperé.

Después de arduos minutos luchando, logramos sacar a Kris de la arena. Me tomé un momento para descansar sobre mis rodillas ya que no soportaba el calor, la transpiración, ni el cansancio por el esfuerzo recién realizado. Mientras me recomponía, vi como el resto de mi grupo se iba, acercándose a Heliké, que parecía haber descubierto algo. Tomé aliento y corrí hasta ellas.

Al acercarme, pude apreciar que nos encontrábamos frente a una estatua, una preciosa estatua que me resultaba extrañamente familiar. Nos colocamos alrededor de ella sin razón alguna, pero todo se iluminó. En la punta más alta y elevada de la estatua se hallaba otro banderín. No pude evitar dar un salto de alegría, íbamos en la dirección correcta, simplemente teníamos que seguir camino. Esperamos a que Kris, quien había subido en busca del objeto, bajara, nos acomodamos y miramos en todas direcciones.

- ¿Alguna idea? -cuestioné, mirando a mi alrededor, al no obtener respuesta me giré, todas estábamos en lo mismo -Bueno... veamos -tomé mi varita e hice un simple movimiento hasta apuntar a un lugar en la lejanía. - Allí -dije con firmeza- Tenemos que ir en esa dirección.

Sin esperar a que me contestaran, me puse en marcha. Otra vez opté por el trote. Mis piernas ya estaban muy cansadas, por lo que no podía mantener el mismo ritmo que en un comienzo, pero resistía bastante bien y parecía que tenía aguante para toavía un largo rato más.

- Espero que los airesitos no nos ganen, somos mucho más fuertes y poderosos que ellos. Además, somos más rápidos, somos del agua -bromeé

Gracias a todos los cielos, mis compañeras resultaron ser brillantes. Logramos volar una pared, idea de Heliké, en poco tiempo. Enseguida, todas recuperamos el aliento después de tanta oscuridad y pesadés. Ridículamente, el aire que entraba por la abertura era fresco y reconfortante. Nos tomamos unos minutos para recuperarnos y avanzamos nuevamente, a trote firme, sin perder el ritmo.

El clima nos estaba ayudando, ya que no habíamos sufrido cambios bruscos, excepto, tal vez, una risa pesada y caliente que apareció luego de un tiempo sin siquiera un aire leve. Estábamos todas en forma, por lo que pudimos llevar constante la velocidad y ninguna tuvo necesidad de parar a tomar aire. En cierto momento, a lo lejos, ví algo que parecía un lago. ¿Lago?, pensé para mi misma. Imposible. No tuve mucho tiempo para volver a la realidad, porque vi a Kriss corriendo hacia allí con felicidad.

- Kriss, no ¡Espera! -grité, pero fue en vano. La muchacha ya se había alejado y adentrado en el lugar. Espejismo, eso era. El "lago" no era más que un espejismo, la realidad, era que se trataba de unas tortuosas arenas movedizas -Quédate quieta. -le dije, pero no hacía falta, ella ya sabía que debía hacer.

Inmediatamente me puse a buscar algo con que sacarla. No teníamos muco tiempo y cada segundo era valioso. Se me ocurrió una idea est****a, pero quizá funcionaría, al menos para arrastrar a nuestra compañera un poco más hacia nuestro lado. Miré a todas y con algo de timidez les hablé.

- Suena ridículo, lo se, pero desaten los cordones de sus zapatos, dénmelos. Creo que puedo improvisar una cuerda -dije mientras me agachaba y desenganchaba los mios propios.

Cuando tuve todos los cordones en mis manos, rápidamente los anudé formando una cuerda larga. Al ser zapatos deportivos, los cordones que venían con ellos eran bastante gruesos y resistentes, pero no sabía hasta que punto mi plan funcionaría. Terminé de asegurar cada uno de los nudos y me acerqué al borde de la arena.

- Kris, escucha. Te lanzaré esta 'soga', átala a tu muñeca firmemente y agárrate lo mejor que puedas de ella. En caso de emergencia, usaremos magia para terminar de sacarte -dije, y le arrojé la soga.

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Quedamos, misteriosamente, atrapadas dentro de una especie de cripta o ruina antigua. Por la desesperación de seguir a las momias, habíamos caído en una sutil trampa. Pero ahora estábamos allí, y era de suma importancia ponerse en la cabeza el buscar la bandera. No teníamos más opción que investigar, rústicamente, el lugar. Tomamos nuestras varitas y usamos el lumos para lograr ver en la oscuridad.

Comenzamos todas a caminar por el lugar. Era polvoriento, oscuro y olía a viejo. Una sensación desagradable recorría mi garganta y me dejaba un sabor amargo. Luego de una duda en una bifurcación, llegamos a una sala que solo tenía unos cuantos sarcófagos. Precisamente eran cuatro, y estaban cada uno perfectamente alineado a una de las paredes que componía el lugar.

Kriss fue la primera en moverse, y eligió uno. Con impaciencia, todas nos quedamos en nuestros lugares. Pocos segundos después la tapa fue abierta, pero nada había adentro. Reíamos antes un comentario de Kriss y volvimos a la realidad. Comencé a caminar por la habitación. Con el tiempo, a medida que pasaban los minutos, yo veía esa habitación lúgubre cada vez mas oscura y desagradable.

Como un sentimiento extraño, mi cabeza giró lentamente a la izquierda, dejándose llevar por una presentimiento, o algo que parecía ser eso. Caminé a paso firme hasta uno de los sarcófagos que estaban en ese lugar y miré a las chicas. Con ansias, me devolvieron la mirada. Les sonreí y me dispuse a abrirlo. Tuve que hacer un poco de fuerza, pero finalmente la tapa cedió. Corrí la misma y allí estaba, allí estaba la Pista. Volví a sonreí agitándola en el aire y luego me acerqué a mis compañeras.

- No hay tiempo que perder, vamos -exclamé de felicidad y volví a ponerme en marcha.

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Otra vez teníamos que enfrentarnos contra los Aethonans. Si pudimos una vez, podemos dos y más incluso, pero ahora, tenemos que ser rápidos. Las Momias se habían llevado las banderas, y era de vital importancia encontrarlas. Teníamos que ponernos en marcha ya. Miré al cielo, el clima era un total desconcierto, el Desierto era demasiado cambiante para mi gusto. Miré a los demás. Los nervios, aunque ocultos, invadían todo mi ser, de pies a cabeza. Todo.

- ¡Si! ¡Vámonos de aquí ya! -exclamé y otra vez miré al cielo, más que para apreciar el clima, lo hice en busca de aliento. Cerré los ojos y dejé que el viento me despeinara antes de proseguir.

Comenzamos a marchar sin más. Todo el equipo iba muy junto, en caso de emergencia sería de rápida ayuda tenernos los unos a los otros. Teníamos que apurar el ritmo si queríamos ganar la prueba. Dudé unos segundos pero después volví a hablar. Carraspeé un poco para llamar la atención. Les tomó unos segundos darse la vuelta a escucharme, pero lo hicieron sin problemas.

- Es mejor que corramos, lo necesitamos. A ritmo firme y con buena respiración. -comencé a tener un ritmo más acelerado. Enseguida mis piernas lo notaron y pedían a gritos un respiro. Pero no, no podía darme ese lujo. Miré a los demás, todos estábamos bastante bien. Luego, comencé a pensar en nuestros rivales. ¿Lo lograríamos antes que ellos? Sacudí la cabeza, no debía tener duda. Lo lograríamos a toda costa. Borré esos pensamientos y continué la marcha.

La realidad, es que sí estaba preocupada, pero a la vez muy confiada. Tenía una mezcla de sentimientos increíblemente extraña.

En pocos minutos, ya todos estábamos reunidos cerca de los profesores. Noté como un par se habían ido hasta un templo, pero rápidamente volvieron con el resto del grupo. León fue el primero en hablar, al principio un poco limitado por las conversaciones que tenían lugar allí. Noté como carraspeaba para llamar nuestra atención, aunque solo logró que la mayoría disminuyera el volumen de la voz.

Miré a mi alrededor intentando apreciar el paisaje. Este, constaba de un bosque no muy grande pero frondoso, que estaba rodeado de varios templos. Cada uno de ellos llamaba mi atención de forma diferente, pero no logré entender el porqué de esa curiosidad. "...Los muggles, consideran este bosque como el bosque de los suicidas". Esa fue la frase que me hizo girar la cabeza y mirar a León. ¿Qué?, me pregunté a mi misma. En el lugar, el silencio fue absoluto, tanto que se sentía como el aire se había vuelto tenso. Todos estábamos expectantes y creo que también nerviosos.

Nuestro profesor continuó hablando. Lamentablemente, nos dejó con la intriga, ya que antes de contar la historia prefirió hacernos cambiar de ropa. El hechizo era sencillo, pero aún así había que concentrarse. Antes de hacerlo yo misma, observé a algunos de mis compañeros realizarlo.

- Tolle Vestimentum -repetí, y esperé. En pocos segundos, mi ropa normal se cambió por un bonito kimono de color azul, con una flores blancas bordadas. Mi cabello se ató ajustado con palillos a mi cabeza dejándome la cara completamente despejada. Sonreí satisfecha y volví mi mente a la clase.

A continuación, algo cambió. Lo noté por los rostros de Mei y León. Tenían cara de preocupación con algo de terror. Enseguida lo supe. Mi varita comenzó a temblar descomunalmente, como nunca antes se había visto. Miré a los demás, todos estábamos igual de estupefactos, con las varitas vibrando de manera anormal. Entonces, fue cuando se escuchó un "crack" unísono, y todas y cada una de las varitas se rasgaron hasta casi partirse. El pánico asaltó el lugar. Algunos de mis compañeros lloraban, otros gritaban, otros estaban en el piso como dementes, y todos, como yo, estábamos petrificados, observando alrededor nuestro con una sensación extraña en el cuerpo. No pude distinguir quien, pero alguien llamó al orden y todos se callaron nuevamente.

A los lejos pude distinguir una figura que se acercaba. Era, o parecía ser, un anciano de baja estatura. Pronunció unas palabras, seguidas de un nombre, pero no lo reconocí. Por la cara de León, supuse que el sí, pero su cara no demostraba comodidad. Al tener cada vez más cerca al hombre desconocido mis músculos se fueron tensando aún más que antes. Primero fue la cara, luego los brazos, y luego las piernas, que parecían aferradas con cemento al piso.

- Este templo ha sido construido hace relativamente poco con un único objetivo: un objeto muy poderoso recientemente encontrado iba a ser depositado allí para investigación. Si bien, el objeto ya está allí, algo extraño sucedió -comenzó a hablar el anciano, mientras todos los escuchábamos con sumo cuidado -En cuanto fue depositado allí todo el bosque se vio afectado por su poder, por lo que todos los magos que estaban en ese momento y quienes llegaron más tarde se vieron envueltos también, a tal punto que logró controlarlos para hacerlo defender el templo a costa de sus vidas.

No hizo falta la aclaración siguiente, ya todos nos habíamos dado cuenta de que lo que había sucedido instantes antes tenía que ver con eso. La afirmación siguiente me llenó de terror. Según el anciano, solo nosotros podíamos destruir ese objeto. Lamentablemente, parecía que no teníamos otra opción que hacerlo. El grupo se volvió a reunir y marchamos hasta la entrada al templo. Por supuesto, las cosas no podían ser fáciles. Un grupo de hombres que nos superaba en número por centenares surgió casi de la nada y nos rodeó. No quedaba alternativa, había que derrotarlos para pasar.

- Vamos -dije, casi en un susurro, adelantándome un paso más cerca de aquellos hombres. Acto seguido, mi cuerpo comenzó a aflojarse.

OFF:

Aquí esta mi Ficha :3

La mañana era calurosa, lo cual no me agradaba demasiado. No veía la hora de que el otoño por fin llegara. Hojas en tonos rojizos y amarronados, lluvias sin mucha intensidad y una brisa leve pero fresca eran el clima perfecto para mí. Pero no, parece que esos tiempos se retrasarían un poco, o al menos por ahora no daban indicios de aparecer. Me levanté y lo primero que hice fue encaminarme hasta el baño para tomar una ducha de agua fría.

Hoy era el primer día en la clase de Rol Básico. A decir verdad, ya no estaba nerviosa como el primer día en la Academia. Ahora, si bien conocía a pocas personas, mi cabeza se dedicaba a entusiasmarse y a dejarse llevar. Estuve lista en poco tiempo, y en tan solo unos minutos adicionales terminé de preparar mis cosas y partí hacia el salón. Por el camino, busqué una botella de agua para calmar la sed que me provocaba el clima y seguí viaje.

No me llevó demasiado encontrar el salón, en parte porque lo adornaba un cartel notable con el nombre y número de la clase, y por otro lado, porque vi a algunos de mis antiguos compañeros ingresando. Me paré un segundo en la puerta y miré alrededor. Ahora, una pequeña brisa refrescaba el ambiente. Afuera de los pasillos, se veía perfectamente el verde veraniego de los árboles y el césped, junto con los rojos y rosas de las flores. Cerré los ojos y me tomé un minuto para escuchar los ruidos del ambiente. Suspiré, y atravesé la puerta.

Adentro ya había algunos alumnos, pero ninguno me era conocido, excepto tal vez, algún que otro rostro que me sonaba conocido, probablemente por haberme cruzado con esa persona con anterioridad. Sin esperar más, me dirigí a los bancos y escogí uno en la tercer fila. Acomodé mis cosas sobre el banco y esperé. De a poco, el aula y cada lugar se fueron llenando. Éramos una mezcla curiosa de alumnos, pero la realidad es que me gustó la variedad, así como también me provocó muchísima curiosidad.

El silencio invadió todo de repente, y así supe que los profesores ya estaban allí. Ambos nos observaron con mirada curiosa y luego, procedieron a presentarse. La primera en hacerlo fue la profesora Mei, pertenecía a la familia Delacour. Enseguida nos sonrió, creo que intentando calmar los nervios generales. Me pareció un gesto agradable así que yo también sonreí. Luego, siguió León, León Crowley. Él, un tanto más frío, se encargó de presentar la clase. Luego, nos hizo presentarnos. Un par de personas hicieron su introducción, luego, sentí las miradas sobre mí así que comencé a hablar.

- Mi nombres es Agus, Agus Marauder y soy una Haughton -sonreí para todos- Participé de la clase de Generales 75 con algunos de ustedes y ansío comenzar ya con esta nueva experiencia.

Volví a sonreí para finalizar, a la vez que las miradas ya se posaban en el siguiente alumno. Finalizadas las presentaciones, León nos habló sobre cuál sería la primera clase. Trasladores y cultura oriental sonaban realmente emocionantes. Acto seguido, todos nos acercamos a la mesa para elegir un objeto. Tomé un pedazo de pergamino y enseguida, todo cambió.

Me llevó unos segundos estabilizarme para no caer, pero finalmente lo logré. De a poco todos fuimos apareciendo en el lugar. A mis ojos les llevó unos minutos acostumbrarse al cambio de luz, pero pude hacerlo. Medio tambaleando, me acerqué para unirme a los demás a esperar las nuevas indicaciones.

OFF:

Hola :3 Me llamo Agustina, tengo 17 años y soy de Buenos Aires, Argentina. Por ahora sigo con los estudios (lamentablemente xD). Me gusta mucho leer, escribir y todos los que se relacione con las letras.

Mi personaje es una persona simpática, a veces algo fría pero agradable y sociable. La realidad es que tiene cierto parecido a mí (no, no soy egocéntrica porque solo mencioné cosas buenas xD).

Todo sucedió en un segundo. Mis gritos se mezclaron con la desesperación general del grupo. El gigante rubio no soltaba a Chloe y ninguna de nosotras sabía como reaccionar. De repente, escuché a alguien gritar una palabra, y acto seguido, Thor se desplomó en el suelo inconsciente. Todas la miramos sorprendidas, mientras Chloe se incorporaba. Creo que el suspiro de alivio fue general cuando nos aclaró que solo lo había aturdido.

Cuando la calma se reanudó, nuestra profesora se encargó de volver a la normalidad al Dios, no sin antes asegurarse de que no nos atacara. Luego, siguió la explicación. Con un poco de suerte el entendería nuestro propósito, pero aún así en mi interior, todavía tenía miedo. Mientras la explicación sobre nuestro deber se llevaba a cabo, las imágenes del alboroto anterior se cruzaron por mi mente, seguidas por un extraño sabor amargo en la boca. Tenía un mal presentimiento.

- ¿Que son ustedes? -preguntó Thor justo en el momento en el que yo volvía a la realidad y dejaba mis pensamientos de lado.

Y la conversación siguió. Ahora el ya sabía que éramos brujas, pero buenas. Mi cara cambió se intranquilidad a sorpresa al escuchar que quería recuperar el Mjolnir, con el deseo de tener su poder de vuelta supuse que nos daba la confirmación de que contábamos con su ayuda, y hasta hacía segundos atrás, yo lo veía imposible. El problema ahora se limitaba a encontrarlo. Era muy necesario, ya que los poderes de Thor estaban limitados sin él.

Una de mis compañeras, no pude distinguir quien, le preguntó al rubio sobre Mjolnir, si lo sentía cerca. Grato fue obtener un sí como respuesta. Luego de eso, la mayoría de mis preocupaciones se alejaron. Ahora, solo restaba emprender el camino de la búsqueda. Inmediatamente, todos se encaminaron en una dirección, contraria a cualquiera que hubiésemos tomado con anterioridad. En un principio no los seguí, creo que aún seguía aturdida. Los vi alejarse, pero aún así no me importó. Me tomé unos segundos para reflexionar. Até mi cabello bucleado con un pequeño lazo azul que llevaba conmigo y acomodé mi varita en mis ropas. Luego, corrí detrás del grupo.

Los minutos, largos, pasaron sin novedades. Cuando más avanzaba el tiempo, más desconfiaba de Thor, e incluso de mis propias compañeras. Por alguna extraña razón, la única persona que me inspiraba confianza completa era Ángel, por lo que decidí quedarme cerca suyo. No se exactamente cuanto tiempo después fue, pero de reojo vi como la cara de Chloe se iluminaba. Miré al frente y los vi, el otro grupo con los guerreros. No pude evitar sonreír, por fin, esto era un poco de luz en el medio de esta complicada misión.

- ¡Cuidado! -escuché gritar a alguien y mi sonrisa se esfumó. A lo lejos, los gigantes de hielo se acercaban.

No teníamos mucho tiempo para pensar, se acercaban con gran velocidad y dispuestos a atacarnos de forma cruel, a aniquilarnos. Escuché como Chloe hablaba, negándose creo que a entregarles a Thor, pero no pude entender ya que el alboroto me ensordecía. Segundos mas tarde, ya los teníamos encima, listos para la batalla. Corrí escapando del ataque de uno de ellos, logré dar la vuelta y quedar bien posicionada. No fue hasta asegurarme de no ver a nadie en el medio que no apunté con mi varita.

- ¡Desmaius! -conjuré, apuntando al gigante que acababa de esquivar, esperando que tuviese efecto- Petrificus Totalus -pronuncié a continuación, girando y apuntando a otro que venía por mis espaldas.

El lugar era un descontrol total. Gigantes, Dios, guerreros, la clase, todos corríamos de un lado a otro, intentando evitar que nos mataran. En un costado vi a dos gigantes, supuse que estaban solos, aturdidos o algo semejante, pero luego vi a Ángel. No se que usaron, no se que pasó, pero la vi caer. No podíamos darnos el lujo de perder a nadie. Junté fuerzas y corrí al lugar.

- Inmobilus -pronuncié, a la vez que veía como otro gigante venía hacia mi.

Off:

Ok no se que tal estará, pero me divertí pensando :3 un gusto haber tenido esta clase.

Comenzamos a caminar. No sabíamos bien a donde, pero íbamos a donde nos pareciera. No logramos hacer mucho cuando escuchamos que alguien nos gritaba. Al girarnos, vimos a una de nuestra profesoras, Chloe, corriendo hacia nosotras. Mientras se acercaba, me moví para ver a los demás, la otra profesora ya no estaba. Extraño. Una vez que nos alcanzó, nos informó que vendría con nosotras.

Chloe tomó su varita y la hizo girar, mientras se concentraba. Logramos obtener una dirección: debíamos ir al sur. Sonreí satisfecha. Comenzamos a caminar nuevamente, pero esta vez hacia la nueva dirección. Pasaron unos cuantos minutos en silencio, nada indicaba si íbamos bien o mal, la realidad es que no sabíamos nada de nada. Estaba cansada, y solo se me cruzaba por la cabeza el querer encontrar a Thor lo más rápido posible.

- Supongo que querrán saber algo mas del hombre que buscamos… -escuché que la profesora nos decía, así que me giré a mirarla- Thor es el dios del trueno en la mitología nórdica y germánica. Su papel es complejo ya que tenía influencia en áreas muy diferentes, tales como el clima, las cosechas, la protección, la consagración, la justicia, las Lidias, los viajes y las batallas. Era el dios más venerado de las tribus germánicas al menos desde los primeros registros escritos hasta los últimos bastiones del paganismo germánico en la época vikinga tardía. La mayoría de los mitos germánicos lo mencionan o se centran en sus hazañas y cumple el papel de protector del Midgard, el mundo de los hombres. Por ello confío en que podrá ayudarnos…

La pequeña, o mejor dicho resumida, historia sobre aquel Dios desconocido para nosotras no hizo más que ponernos los pelos de punta. Ahora, los nervios y la adrenalina que corrían por nuestro cuerpo eran infinitamente mayores. Las palabras de aliento que siguieron a continuación ayudaron un poco. Por lo menos a mí me dejaba más tranquila el saber que estábamos todas en igualdad de condiciones en cuanto a lo que sentíamos.

Me distraje unos dos segundos, y cuando me quise dar cuenta, el grupo ya no estaba. Me giré y las vi corriendo hacia una dirección desconocida, por lo que sin pensarlo corrí tras ellas. A lo lejos, vi un destello raro, que no había visto hasta ese momento. Detrás de un grupo de arbustos lo vimos, era él.

Corpulento, cabellos rubios, y esa vestimenta claramente delataba su procedencia. Parecía dormido, o más bien, muerto. Chloe se acercó con cautela para comprobar su respiración y pulso. Por su cara de alivio, supuse que todavía seguía con vida. La felicidad solo duró unos segundos, porque el hombre se levantó como si nada y la tomó por el cuello, estrangulándola. La reacción de todas fue la misma: sorpresa y miedo. Cuando pude reaccionar, no hice más que gritar:

- ¡Estamos aquí para pedirte ayuda, no para atacarte. Sueltala! -luego me acerqué y tomé sus manos, intentando liberar a Chloe del agarre.

OFF:

Gracias por la corrección, y si, tenes razón, mi último rol fue a las apuradas porque casi ni estoy en la pc, demasiados exámenes. Espero que este este mejor y compense el anterior. Este ya fue a conciencia.

Luego de las presentaciones correspondientes, llegó el momento de seguir con la clase. Se turnaron entre las dos profesoras para aclararnos e informarnos acerca de la tarea, y ya se habían encargado de dividirnos en grupos. Angel e Irina estaban conmigo. Me parecían agradables, así que agradecí al cielo por ello. Terminamos de escuchar las indicaciones. Nos tocaba ir en busca de Thor.

La misión sonaba aterradora, pero extrañamente me parecía fascinante y me entusiasmaba. Miré alrededor, mis compañeros poseían expresiones de asombro, mezclado con miedo y emoción. No pude evitar sonreír, aunque traté de hacerlo lo más disimuladamente posible, quedaría grosero el reírme de ellos. Cuando terminamos con las aclaraciones, me acerqué a mis compañeras. Lo primero que escuché fue una pregunta que hizo Angel, ante la cual, no pude evitar volver a sonreír, pero esta vez dejé escapar una risita.

- ¡Claro que es un hombre! -contesté intentando apaciguar mi risa- Creo que tenemos mucho que aprender.

Le sonreí amablemente, después de todo, mi pequeña contestación en broma podía sonar grosera. Tomé mis cosas y me aseguré de tener todo. Luego mire a las chicas, todavia estaban alistándose. Hice un repaso mental de cosas importantes que podían servirnos para iniciar la búsqueda y anoté en un pequeño papel algunas palabras como clave.

- Creo tener una idea sobre donde empezar, vamos.

A la vez que dije eso con seguridad, una ola de intranquilidad recorrió mi espalda. No supe bien que era, supongo que nervios por la primer y tan importante tarea. Tomé aire, inhalé y exhalé un par de veces para calmar la fea sensación anterior y seguí caminando.

OFF:

Espero que esto haya mejorado un poco, aunque no es tan largo Ni bien aclare una duda del cuestionario lo mando.