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Angel.Of.Ice

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Mensajes publicados por Angel.Of.Ice

  1. Quinta Planta, con Aleera, Nathan, Paprika, etc.

    Liza Myrddin Rambaldi

     

    En unos minutos un sanador, o aprendiz (la verdad yo no tenía mucha idea)desmayó a Lili con un simple movimiento de varita. Torcí la boca hacia un lado, ¿todo este lío para acabarlo tan fácil como un Desmaius? Momentos después, otra chica (Paprika) cayó desmayada también. Cuando estaba agachándome para levantar a Lili, una fugaz Aleera pasó a mi lado y la ayudó antes que yo. Luego de realizarle un diagnóstico rápido, se acercó a nosotros. Y con nosotros me refiero a Nathan, a Paprika (que estaba sobre una camilla cercana) y a mí. Aunque la sanadora parecía no verme en absoluto. "Oh, que bien. Ya empieza a sentirse como mi vida. Ignorada completamente", pensé.

     

    -Hola, creo que no nos presentaron, soy Aleera –la sanadora extendió una mano-, jefa de la planta. Te aseguro que normalmente no es tan grande la locura. Hector está llevando a Lili a la sala 5, creo que ambas comieron lo mismo, podríamos ponerlas juntas. Mi sugerencia es administrarles poción sedante, no quiero que corran riesgos, pero tampoco las dejen solas. ¿sabes dónde está Jessie?

     

    -Fué a la segunda planta, a ver a Hades. No me preguntes porqué -me apresuré a responder-. Por cierto, soy Liza. Acabo de llegar, seré una de tus am... ¿aprendices? -sonreí, nerviosa, al tiempo que apuntaba a la camilla de Paprika- ¿Sala 5, entonces? Las podremos vigilar más fácil si están juntas.

  2. Quinta Planta – Heridos y Resurrección de Neutrales.

    Liza Myrddin Rambaldi

    Con Nathan, Jessie, Aleera, Lili, Ania y etcétera.

     

    Algunas cosas sucedían muy rápido por aquí y cuándo entendí lo que sucedía y a iba medio pasillo afuera con un chico arrastrándome del brazo. Me solté y vi como varias sanadoras intentaban contener a Lili, que parecía tener un desquicio pirómano. Aleera tampoco estaba muy bien aunque estaba recobrando la compostura. Por su parte, otra sanadora nos había dejado a cargo (sí, a los pobres e inexpertos aprendices) de toda la planta mientras ella bajaba a la Segunda Planta a examinar unos dulces que, supuestamente, eran los causantes de tanto alboroto.

     

    De improviso, Lili marchó hacia la puerta de salida, no sin antes dedicarnos una despedida mientras observaba al chico a mi lado con una expresión curiosa. Me dio miedo que se le diese antojo de cocinarnos vivos a todos. Pero él era más veloz, y en cuanto unas llamas (ni idea de dónde salieron) amenazaron con incendiar la habitación, movió su varita y creó una lluvia instantánea que apago el fuego.

     

    -Ay, no. –susurré y me apoyé las manos en el cabello, luego me arrepentí. ¿Qué rayos estaba haciendo? Eran los riesgos de este trabajo, no podía permitirme lucir guapa todo el tiempo. Unos cuantos rulos desordenados no me harían daño. Bufé y rebusqué en mi túnica. – Mi varita… mi varita. Aquí está. –comenté alegremente, sacando mi poderosa ramita.

     

    -¿Qué pasa Nathan? –oí que preguntaban a mis espaldas. Me volteé y me encontré con una joven castaña (“Jessie”, me recordé) observaba al chamuscado joven que yo tenía al lado-. ¿Por qué estás con hollín?

     

    -Jessie, ¿qué diablos le sucede a Lili? –pregunté, al tiempo que caminaba hacia la puerta, donde dos confundidos guardias cuchicheaban.

     

    *OFF*

     

    Aloha chicos, perdón que me demoré :rolleyes: Pero avanzan muy rápido.

  3. Liza Myrddin Rambaldi

    Quinta Planta - En busca de Aleera.

     

    Hacía ya un mes que había conseguido este empleo, "Aprendiz en la Quinta Planta de San Mungo",recité en mi cabeza. Se oía bien. Ese lugar no se parecía en absoluto a lo que yo recordaba, todo estaba más tranquilo para mí. Sí, había heridos pero estas personas no significaban tanto como él. Haría todo lo posible por ellas, pero no por mí, sino porque no permitiría que nadie sintiera el dolor y la impotencia que te daba ver a un ser querido en mal estado. Me quité la capa roja al tiempo que barría la habitación con la mirada, en búsqueda de la Jefa de Sanadores. La recordaba claramente, grabada a fuego en mi mente.

     

    -¿Aleera? -me pregunté a mí misma. Sí, ese era su nombre.

     

    Me acerqué entonces a la recepción y pregunté por ella, rápidamente la muchacha salió en busca de la Sanadora para traerla conmigo. Tendría que darle las gracias a Aleera. Además, si recordaba bien, ahora ella sería mi jefa. Tendría que preguntarle por donde empezar, qué debería hacer.

    -"Te consigues un trabajo del cual no sabes nada, bien hecho" -me regañó una vocecita desde el fondo de mi conciencia.

    -"Ay, cállate" -repliqué.

     

    *OFF*

     

    Hola Aleera, sé que debería haber empezado a trabajar en diciembre pero no estaba :wacko:

    Ayúdame un poquitín.

    Beso. :P

  4. Liza Myrddin Rambaldi

     

    Fijé mis ojos azules en el espectáculo que estaba ante mis ojos, maravillada. No había visitado un lugar cómo ese hacía ya mucho tiempo. Las verde azuladas aguas lo llenaban todo ante mi, por encima se abría un cielo rosa, un atardecer en todo su esplendor, y mis pies estaban apoyados sobre una gran superficie de madera maciza y fuerte. También había barcos, anclados en las aguas del profundo mar, a ambos lados del muelle -porque eso era-. Lo primero que sentí fue el golpe de la suave brisa en mi rostro -lo que obligaba a entrecerrar los ojos- y en mi cabello, el cual movía en suaves ondas.

     

    Moví mi capa de color rojo amarronado, como el de la sangre coagulada, hacia un costado y saqué mi varita. Aquel pedazo de ramita (eso era lo que había pensado cuando la vi por primera vez) era especialmente cómodo y tibio en mi mano. Además cuando sostenía mi varita me sentía fuerte, como si nada pudiese derrotarme, aunque sabía que estaba equivocada.

     

    Era tan fácil como chasquear los dedos. Nunca se me había dado esto de la lucha, ni cuerpo a cuerpo, ni con varitas, ni con rifles de largo alcance... Simplemente, no servía para pelear. Aún a sabiendas de ello, apunté al suelo bajo mi contrincante -a las maderas del muelle- con mi varita y solo se me ocurrió un hechizo.

     

    - Deprimo -el rayo salió despedido de mi varita y, si mi oponente no conseguía evitarlo, el suelo bajo sus pies desaparecería para hacerlo caer al agua.

  5. ¡Hola! ¿Qué tal? Me paso por aquí porque León me avisó que todas mis dudas y/o avisos tenían que hacerse en este post.

    Primero que nada espero poder hacer varios roles. El problema es que estoy medio peleada con mis padres muggles... así que dudo poder pasar Rol Avanzado :cry:

    Lo segundo, es que no sé si puedo hacer varios roles por semana. Por favor, agradezco si me responden.

    Saludos.

  6. Liza Myrddin Rambaldi

     

    Me mordí el interior de la mejilla izquierda, ¿por qué él tenía que estar en otra casa? Bueno, ya no importaba, tenía novia. Le sonreí a mi madre y, sin oír lo que conversaban, me dirigí a los enromes ventanales que nos separaban del exterior. "Agua", pensé. Sí, mucha agua. Aún esperaba una señal de aquel joven, el tritón que había conocido en mi clase de Generales, el príncipe de Atlantis. Un suspiro escapo de mis labios, mientras apoyaba mi delgada y pálida mano contra el vidrio.

     

    Al rato, decidí volver a la realidad. Me volteé para ver a los demás en la habitación, ¿era cierto aquello que mis dulces ojos azules veían?

     

    -¡Xion, Ariadne! -grité. ¡Mis compañeras de la academia! Alguien más estaba aquí, no estaba sola. Me sentía feliz.

  7. Liza Myrddin Rambaldi

     

    Esa mañana era más nubosa de lo natural y la luz apenas entraba en mi habitación. No estaba de buen humor pero tenía que presentarme en clase de cualquier manera. Ya había abandonado Duelo Básico antes y no pensaba hacerlo de nuevo, me negaba a rendirme, por más difícil que pareciera. Apoyé mis codos sobre la ventana y miré hacia el horizonte, un suspiro escapó de mis labios y una lágrima de mis ojos azules. Extrañaba la paz de mi vida muggle. No había magia incomprensible, no había mortífagos que quisieran matarme, no había aurores que no hiciesen nada al respecto… Y, él no existía. Rocé mi mejilla con el dorso de mi mano izquierda, limpiándome los surcos acuosos.

     

    -Bien, aquí vamos. –me dije a mi misma, animándome a un nuevo día. Agradecí que Vrael se hubiese llevado mi espada, era un elemento peligroso para mi depresión. Llamé entonces, a mi pequeño elfo doméstico, el que apareció al instante. – Vrael, ¿podrías prepararme el desayuno? Algo ligero, como siempre.

     

    -Si ama, como usted diga. –afirmó el elfo y estaba a punto de retirarse cuando me miro con sus enormes ojos saltones. -¿Se encuentra bien?

     

    No contesté y él lo entendió. Sin más preámbulos despareció y yo puse manos a la obra, tenía que llegar en hora y no me quedaba mucho tiempo.

     

    *-*-*

     

    Mis botas de cuero negro tocaron el repugnante barro del pantano. ¿Por qué, diantres, habían elegido un lugar tan desagradable? Estaba por vomitar. Odiaba el barro y la humedad. Era la chica de fuego, ¡por dios!. Pisé un poco de musgo mientras mi cara se transformaba en una mueca desagradable. “¡Sáquenme de aquí”, gritaba en mi cabeza. Luego, recordé que mi profesora sería Taurogirl Crouchs, mi ex profesora de “RB”. Sonreí, la mujer era simpática y estaba un poco loca. De seguro estaba jugándonos una mala pasada. Seguí con mi marcha lenta pero segura, sobre las rocas cubiertas de resbaladizo pasto.

     

    -¡Ay, no! –grité, ya que casi me caía. Las est****as botas no se agarraban con firmeza al suelo. Refunfuñando, me agaché un poco. Por lo visto había elegido el camino más difícil y asqueroso para ir al punto de encuentro de mi clase.

     

    ***

     

    Minutos después, ya caminando con más tranquilidad entre los árboles. Y, tras una buena lavada de manos. Sentí un ruido a mis espaldas. Me volteé, un poco sobresaltada.

     

    -¿Qué diab…? –empecé, pero no pude terminar de hablar, ya que ante mi se abría paso una enorme pantera. Los ojos amarillos del animal deseaban mi sangre y sus ronroneos se me hacían peligrosos. - ¡Claro! ¡Deja de jugar Tauro, no estoy de humor! –grité y luego de sacar mi varitas con rapidez, dije en voz pausada. – Avis. -una bandada de pájaros salió de mi varita y atacó al furioso animal en los ojos. - No bromees conmigo.

     

    Seguí mi camino, mientras la pantera se entretenía defendiendo su propia piel. Unos metros delante se hallaba un gran muro de agua, el cual penetre sin ningún problema. Dentro del mismo, se hallaban mis nuevas profesoras y algunos de mis compañeros.

     

    -Hola, mi nombre es Liza.–comenté y me acerqué a Tauro, a la cuál salude con un simple ademán. Miré a los demás... "Un momento, ¿ese es Percy?", pensé al ver a mi familiar entre los alumnos.

     

    *OFF*

     

    ¡Hola chicos y chicas!

    Mi nombre es Paula y, al igual que mi personaje, soy muy simpática. Solo tienen que conocerme bien :P Espero que esta sea una buena clase ^_^

    Cualquier cosilla que necesiten me envían un MP por aquí, o me agregan al msn.

     

    pauli_baccino97@hotmail.com

     

    Aviso que necesito que me avisen que son ustedes o no los aceptaré.

    Saludirijijillos +.+

  8. ¡Buenas y santas! ¿Cómo están? :) Yo estoy muy feliz, porque como dijo Xion, ya estamos por graduarnos :) No sé que haré con todo el tiempo que le he dedicado a la Academia :cry: Quizá sea profesora.

     

    Está bien, me presento, aunque ya todos mis compañeros me conocen ._.

    Mi nombre es Paula, tengo 15 años (y tengo esas similitudes con la profesora :unsure: ), soy Uruguaya y me gustan los arco-iris :blush: Soy medio rubia, igual que mi PJ, y uso anteojos. Amo mis ojos :3 Ya los conocerán :perv: (?) Por otra parte, quiero un unicornio :sad: Me gusta el chocolate, amo el chocolate, más les vale que me regalen chocolate >:( (?).

    Bueno creo que eso es todo sobre mi increíble persona (?).

    Mi PJ se llama Liza y pertenece a las familias Myrddin & Rambaldi :blush: Le gusta montar a caballo, dibujar y bailar (super mega diferente a mi :huh: ). Es rubia, de ojos azules/verdes, piel blanca nieve y cabello ondulado. Y, aunque suele ser medio tímida, también es divertida.

     

    Les dejo la fichita :3

     

    -Nombre del Personaje: Leona Rivière

     

    -Características físicas: Es rellenita, alta, piel dorada, ojos azules y, cabello dorado y lacio que cae hasta sus caderas.

     

    -Características psicológicas: Es una mujer muy astuta, habla siempre con completa sinceridad, por esa característica es que la mayoría de las personas la ven como maleducada. Capaz de encontrarle una salida a cualquier situación y con una gran tendencia a manipular a las personas cuando lo necesita. Algo cobarde, a veces. Le cuesta creer en las personas y aún más quererlas. Le gustan los gatos pero odia su trabajo, en realidad le gustaría ser arquitecta (tiene muchos conocimientos sobre el arte en las construcciones.)

     

    -Profesión u Ocupación: Enfermera.

     

    -Breve historia del personaje: Leona nació en Australia, tiene dos hermanos menores (Luca e Ítalo, de 15 y 19 años, respectivamente), vive con su padre en el norte de Rusia, nunca conoció a su madre ya que la misma desapareció cuando ella era muy pequeña. La madre de sus dos hermanos se divorció de su padre cuando Luca tenía siete años. Su padre es albañil y sus hermanos aún estudian. Ella, se graduó en Enfermería, porque no tenía el dinero suficiente para ser Arquitecta.

    Hace dos meses, su padre consigue un nuevo empleo y como resultado, compra cuatro boletos de viaje para un enorme crucero. Leona, completamente feliz con la idea de descubrir la construcción del vehículo flotante, acepta inmediatamente ir con su familia en ese tranquilo viaje a traves del mar.

     

    La mañana del día en que el barco debería zarpar los hermanos de Leona, que habían viajado con ella hasta el puerto, deciden no ir. Su padre, con gran pesar renuncia su empleo ya que no puede dejar a los jóvenes solos, regala los tres boletos restantes a los que pasaban por allí y deja a Leona con los sentimientos a flor de piel.

    Aún así, la joven se sube al barco. Las ansías de descubrir el arte internacional pueden más que su amor a su familia y su tierra.

     

     

    Pues, aquí les dejo una foto de como debería verse este personaje. http://3.bp.blogspot.com/-Ag0Nkvtq4J4/TY-01W0H_PI/AAAAAAAABUg/VDdn0X6xpWU/s1600/Modelo+Mosa%25C3%25AFque.jpg

     

     

    Está bien, eso es todo. Espero que este correcto. ¡Saludos!

  9. Liza Myrddin Rambaldi con Galedra & Zamira

     

    -¿Registro de elfos? Con gusto la ayudo, tiene que llenar este formulario.-dijo, la secretaria. O al menos eso me parecía que era, mientras me entregaba el pergamino. Una mujer se acerco, preguntando por otra clase registro. Le miré con el ceño ligeramente fruncido... la conocía de alguna parte. Luego de escuchar todas las indicaciones de la secretaria, me retiré de nuevo a las sillas para llenar mi formulario.

     

    "Esto aquí, esto allá...",pensé mientras escribía. La identidad de la muchacha pelirroja era como una pequeña espina que punzaba en mi cabeza. ¿Quién es? La había visto antes. Y entonces, mientras me rebanaba los sesos, la respuesta apareció. "¡Oh, claro! ¡Está en la Orden!",grité en mi cabeza con un tono triunfante, "Y además... -me recordé- es la madre de Seth". Eso último era imposible olvidarlo, no había nada sobre el joven vampiro que yo no supiese. O al menos eso quería creer yo.

     

    Me mordí el labio y volví a concentrarme en el formulario. Había un pequeño punto que aún estaba pendiente con respecto al mismo pero, lo solucioné enseguida. Me paré y con pasos danzarines le alcancé el pergamino a la secretaria.

     

    -Aquí tienes. Espero que todo esté en orden. -dije. Acto seguido, miré hacia el otro lado del mostrador ¡Tenía revistas muggles! Eso logró sacarme una sonrisa. Hacía tanto tiempo que no leía una...

     

     

     

    Ficha para el Registro de elfos.

     

    • Nombre del elfo: Vrael

    Indicar si sirve a un mago/bruja, familia o negocio: Bruja.

     

    • En caso de servir a un mago/bruja

    Nombre del mago/bruja: Liza Myrddin Rambaldi (Angel.Of.Ice)

    Tiempo en el que lleva sirviendo al anterior: Pues, aún ninguno.

    Nombre de quien lo registra: Liza Myrddin Rambaldi (Angel.Of.Ice)

     

    • En caso de servir a una familia o negocio.

    Apellido de la familia/nombre del negocio:

    Tiempo que lleva sirviendo a la misma: (indicar tiempo en años y meses)

    Nombre de quien lo registra:

     

    • Link de la ficha de personaje, registro de negocio o registro de la familia para la que sirve el elfo: Ficha de Liza M. Rambaldi

     

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  10. Liza Myrddin Rambaldi

     

    Bostecé. Me había levantado temprano, demasiado para mi gusto. Y bueno, es que si quería llegar con tiempo para llenar mis papeles y, no tener que soportar la cruel muchedumbre que se juntaba en el cuarto piso del Ministerio de Magia, había que arriesgarse. Me acomodé un mechón de cabello detrás de la oreja, mi cabello estaba muy rebelde en los últimos días. Apuré el paso y me subí en el ascensor. "Un piso, dos pisos, tres pisos...", conté para mis adentros. En cuanto las puertas se abrieron en el piso cuatro, salí del aparatejo que nos movía de un lado a otro. Extrañaba los avanzados ascensores muggles.

     

    Nunca antes había visitado la cuarta planta, por lo que miraba a todos lados con mucha curiosidad. Luego de inspeccionar a mi alrededor, me decepcioné un poco. No sé que esperaba ver pero, aquí no había nada de fantástico. Me mordí el labio inferior y, empecé a golpear suavemente el suelo con mi pie derecho. Los tacones resonaban en aquel lugar. Busqué alguna silla o algo por el estilo y, cuando la hallé, me senté con total confianza. Tras esperar unos minutos, me levanté y me acerqué a algunas brujas que conversaban cerca.

     

    -Disculpen. -dije, con una amable sonrisa- Vengo a registrar un elfo y... no sé cómo debo hacerlo. ¿Podrían ayudarme?

     

     

     

    *OFF*

    ¡Hola! Es la primera vez que vengo por aquí :unsure:

     

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  11. QUINTA PLANTA - Con Seth (no desesperen, ya nos vamos xD)

     

    Sentí la mano del joven vampiro sobre la mía. Era hermoso estar allí con él, pese a la razón por la cuál nos hallabamos en el hospital. Fruncí el ceño. De seguro Seth tenía hambre, y no era mi intención ser su presa. Volví a sonreir. ¿Que más daba? Él no me haría daño, ya encontraría una manera de alimentarle.

     

    Con la mano que tenía libre acaricié su cabello. Odiaba la nueva tendencia mortífaga, ¿por qué mataban neutrales? Eso no estaba bien. Y a todo eso... ¿Dónde estaban los aurores?

     

    - Seth... -susurré.- No quiero que te enfades conmigo y lo siento si te molesta lo que diré pero, ¿Dónde está Gabrielle? - pregunté, con mi marcado acento franco-italiano.

  12. QUINTA PLANTA – En la sala uno con Seth Nicholas Weasley & Aleera Evanik Malfoy

     

    Liza M. Rambaldi

     

    Me detuve en seco al ver que, tras mi inocente pregunta, la sanadora se había acercado a mí. Ella sacó su varita y apunto directo a mí pecho. Escuche su amenaza con una tranquilidad inusual. No me importaría pasar un tiempo en Azkaban si para ello tenía que acercarme a ver a Seth. Dirigí mis orbes azules hacia la mujer. Era bonita. La recorrí con la mirada, deteniéndome unos segundos en el pequeño cartel que decía su nombre.

     

    -Sanadora Evanik Malfoy. Jefa. Quinta Planta… -leí, en voz baja. Creo que no me oyó. Me tomo por los brazos y me sentó en una esquina de la habitación. Su mirada, segura, me hacía olvidarme de mis problemas. Si ella estaba aquí, con Seth, no tenía nada que temer.

     

    -Se pondrá bien. –anunció la Sanadora Evanik Malfoy. – Necesita reponer un poco de sangre, energía y alejarse de los problemas. –la mujer le entrego a Seth una copa. –Bébelo todo mientras corroboro el alta.

     

    Asentí lentamente luego de que Evanik me explicara el estado del joven vampiro. Sin apartar mis ojos del mismo, que yacía en la camilla, obligué a mis labios a formar una penosa sonrisa. Las pociones que la sanadora le había proporcionado, surtían efecto. El chico empezaba a tomar “color”, su tez pálida volvía a ser la de siempre.

    Moví mi cabeza hasta que la sanadora Malfoy entró en mi campo visual, vi como ella movía los labios pero, por alguna razón desconocida, no la oía.

     

    -No te escucho… -dije, en voz alta. O eso creo, ya que no sentía, ni siquiera, lo que yo decía. La vibración en mi garganta era lo único que me dejaba saber lo que estaba diciendo.

     

    Entrecerré los ojos. ¿Qué diablos me sucedía? Me levanté rápidamente pero, mis piernas cedieron y caí al suelo, al tiempo que todo lo que tenía alrededor comenzaba a girar. Temblé. Ese movimiento involuntario me asustó. No podía controlarme, todo la tensión que había acumulado en esas pocas horas, salí ahora de mí sin que pudiese hacer nada al respecto. Bueno, quizá eso era lo mejor, nunca había sentido tanto dolor y desesperación como en aquel momento. Me hice un ovillo en el duro y frío suelo del hospital. Temblaba, gemía, lloraba… Todas mis emociones se estaban liberando.

     

    Repentinamente, me quedé quieta, sentía como el peso que había oprimido a mi corazón se alejaba. Mis ojos, que aún no recobraban su brillo natural, solo veían el techo de la habitación. Suspiré. Volvía a oír. Podía moverme. Apoyé una palma en el suelo, luego, la otra. Utilicé el suelo como punto de apoyo y me incorporé. Sonreí con una renovada soltura, ante la mirada de la sanadora. Caminé hasta Seth y fijé mis ojos en los de él un momento. Después, le recorrí de pies a cabeza. Una fina sábana cubría su cuerpo, la ropa que aún llevaba puesta estaba hecha jirones. Fruncí el ceño, ¿Qué le había pasado? ¿Quién le había ocasionado esas heridas, esa muerte horrorosa?

     

    Sabía esas respuestas. Claro que sí. Pero ahora no podía permitirme volver a mi estado anterior. No, ahora tenía que enfrentar lo que fuera que viniese adelante. Ellos no se rendirían. Acabarían con él mil veces más si eso lograba que, pasado un tiempo, el chico se fuera de Londres para siempre.

     

    Acerqué mi mano cuidadosamente hacía el vampiro, si él llegaba a rechazarme, creo que no me quedaría nada más. Deslicé el dorso de mi mano izquierda por su mejilla.

     

     

    *OFF*

     

    Gracias Aleera! Si, hagamos dramón

    :D

  13. QUINTA PLANTA – En busca de Seth.

    Liza M. Rambaldi con Seth Weasley y Aleera L. Evanik Malfoy

     

    Corrí por el pasillo que me separaba de la recepción. Tenía. Debía encontrarlo. Mi respiración se había vuelto agitada, mis ojos estaban sin vida, mi cabeza poseía un único pensamiento. Trastabillé al llegar al mostrador y sostuve de la firme madera. Recorrí la habitación. Muchas personas me parecían conocidas pero, pasé por ellos como si fueran parte de las pálidas paredes del hospital San Mungo. No le vi. Estaba aterrada. Sobre todo después del comentario que había añadido la anciana elfina de los Myrddin, tras darme la noticia.

     

    *FLASHBACK ON*

     

    Me miré en el espejo. Las calzas rosadas se ajustaban a mis piernas, la remera negra –que me llegaba casi hasta las rodillas- me dejaba mover los brazos con total libertad, las ballerinas de ese mismo color eran cómodas. Sí, ahora podía entrenar. Desenvaine la espada, esta se hallaba sobre mi escritorio. La utilidad de mis accesorios para el diseño de moda, había cambiado. Los maniquíes eran, ahora, mis víctimas.

     

    Di un paso delante y me posicioné en modo ataque. Me lancé hacia el primer maniquí y en cuestión de segundos, su cabeza rodaba por el suelo. Respiré profundo y me regañé a mí misma. Había demorado demasiado. Volví a posicionarme y fue cuando me lance contra el segundo que me detuve en seco. El aire vibraba frente a mí. Bajé la espada cuidadosamente.

     

    -¡PLAF!-

     

    Una elfina, la cual creí que debería ser anciana, me miraba, vacilante, con sus desagradables ojos saltones. Ella tenía los labios entreabiertos, como si quisiera decirme algo pero, no se animara. Bajó los ojos hasta la mortífera arma que yo llevaba y chasqueó los dedos, haciéndola desaparecer.

     

    -¿Qué diablos…? –empecé a decir.

     

    -Cállate. –me corto ella. Fruncí el ceño. Los elfos no debían comportarse así con sus amos. Bueno, quizá les había dado demasiada confianza. Me apoyé las manos en las caderas.

     

    -Ya. Suéltalo. ¿Qué viniste a decir? –le espeté, al tiempo que la fulminaba con la mirada.

     

    -Los elfos de la mansión Weasley han venido… -dijo. Y luego realizó una larga pausa.

     

    -¿Y? –pregunté, temiendo la respuesta.

     

    -El joven Seth… Ellos han limpiado su sangre de las afueras de la mansión. No han hallado su cuerpo –bajó la cabeza y añadió, en voz baja. - O, lo que quede de él. –tras un nuevo ¡PLAF!, desapareció.

     

    *FLASHBACK OFF*

     

    Enderecé la espalda, aún con las manos en el mostrador de la recepción. "¿Dónde estás?", pensé. Estaba segura de que él había muerto. Pero, eso no importaba, allí podían revivirlo. Solo quería saber en qué estado se hallaba. Caminé por el corredor que llevaba a cada sala. Enfermos, familias, amigos, sanadores… Ni rastro de Seth. Entonces, un olor putrefacto llegó a mi nariz. Ni siquiera intenté cubrirme. Arrastré los pies hasta la camilla de la cual provenía el olor. Aún no sé para qué lo hice.

     

    Los pedazos del cuerpo del chico se hallaban desperdigados encima de la fina colcha. La sangre se escurría hasta el piso. Las moscas volaban a su alrededor.

    Solo recuerdo las múltiples manchas negras que cubrieron mi visión, las suaves manos que tomaron mi cabeza antes de que esta llegara al suelo. Luego, no sé qué sucedió.

     

    ----

     

    Entreabrí los ojos. Alguien me había apoyado en la pared. Varias personas se encontraban cerca de mí y, con algunas revistas y diarios, intentaban que el aire fuese en mi dirección. Intenté levantarme, pero los mareos pudieron conmigo y mis piernas amenazaron con dejarme caer. Unas delicadas manos me sostuvieron. Agradecí y, tras abrirme paso entre la gente. Busqué al joven vampiro. Ya no estaba allí. Me volteé, la desesperación se marcaba en mis ojos.

     

    -En sala uno, pequeña. –me informó una voz de mujer. No tengo idea de quién fue.

     

    Arrastre mis pies y me deslicé hasta el lugar indicado. Sosteniéndome de la pared, miré por la puerta de la habitación. Sí señor. Allí estaba Seth y, una joven bruja se inclinaba sobre él, mientras hacía algunos hechizos. Suspiré de alivio, estaba en buenas manos. Aún sabiendo eso, no pude contenerme y entreabrí la puerta de la sala. Asomé mi cabeza adentro.

     

    -Lo siento… ¿Está todo bien? ¿Puedo pasar? –inquirí, en voz baja. Me pasé el dorso de mi mano izquierda por las mejillas, limpiándome las lagrimas. Esperé que me respondiera.

  14. Liza Myrddin Rambaldi

     

    Tomé un pequeño dije de madera entre mis dedos. Un lobo de río, pequeño y marrón, me observaba con sus ojos inmóviles. Me gustaba mucho ese diseño. Pese a ser capaz de controlar el fuego y, de tener una aversión muy personal hacia la humedad y los mares, esos animales me parecían interesantes. Tras pagarle a la vendedora con un par de monedas de época, me volví sobre mis pasos, en busca de mis compañeros. Llegué la plaza y me reí al ver el torpe intento que hacían los chicos y chicas de mi grupo -el de los plebeyos- por entrar al castillo.

     

    ¿Acaso creían que los dejarían entrar por la puerta delantera? Yo también quería ingresar pero, tenía una mejor idea. Busqué a alguien con la mirada pero, al no hallarlo, me di por vencida y salí, al trote, hacia la puerta trasera del Castillo.

     

    Para mi fortuna, algunos sirvientes del Rey Arturo iban a paso cansino por el camino que dirigía las cocinas del Castillo. Me uní a ellos, al final de la caravana. Tomé dos bolsas con víveres e intente imitarlos. Agaché la cabeza, curve mi espalda y empecé a caminar lentamente, arrastrando los pies. La vida de aquellas personas debería ser horrenda para que se movieran así. Resistí la tentación de erguirme y levantar la barbilla, se suponía que ahora ya no tenía ninguna comodidad. Menos, si era sirvienta del Rey.

     

    En una marcha acompasada, me dirigí hacia el hogar de los Caballeros, de los fieles al trono. Pasé la puerta con cautela. Estaba aterrada, ¿y qué sucedería si me descubrían? ¿Y, si se iban sin mí? ¿Si el portal se cerraba? Deje toda mi confianza en las manos de dos mujeres que no conocía.

     

    -¿Qué esperas, chica? –me gruño un guardia. No me había dado cuenta de que no me movía.

     

    -Nada. –respondí, con un hilillo de luz. Miré al hombre de reojo. Regordete y bajito, me acosaba con la mirada, con una sonrisa perversa me acarició el cabello. Apreté los labios. “No te quejes, Liza. Cálmate”, pensé. Apresuré mi paso.

     

    Llegué a un punto en que no supe que hacer. Las personas entraban a las cocinas pero, yo no quería ir allí. Deje mis bolsas en el suelo y saqué mi varita. Con un suave movimiento de esta, me hice invisible a los ojos de los demás. Oí, con satisfacción, como varias mujeres que pasaban por mi lado soltaban exclamaciones de sorpresa. Y, se decían cosas como: ¿La viste? ¿Dónde está? ¡Te juro que estaba allí!

     

    En silencio, camine por el pasillo. Tenía que encontrar, rápidamente, la sala del trono o, a alguno de mis compañeros que estuviese dentro del Castillo. Entonces lo recordé. Aleisha y Koa estaban en el grupo de Athena y, ellos iban a saludar al Rey Arturo. Me apoyé contra la pared de piedra y cerré los ojos. “Concéntrate. Siéntelos. Búscalos”, dije para mis adentros. Mi abuela me había enseñado a controlar mi flujo de pensamientos y a descubrir las esencias de los demás.

     

    Rebusqué en todo el Castillo. Mentes oscuras, superficiales, alegres, tímidas, perversas… Todas pasaron por mi “ojo interior”. No había ni rastro de alguien conocido. Me propuse seguir buscando pero, eso conllevaría demasiado tiempo. Me mordí el interior de mi mejilla izquierda, haciéndome varias heridas sangrantes. Guarde mi varita entre los pliegues de mí, invisible, vestido. Recomencé mi caminata y, de vez en cuando, volvía a mi búsqueda de mentes.

     

    Repentinamente me paré en seco. Ya había recorrido tantos pasillos que no llevaba la cuenta y -¡por fin!- encontraba un flujo de pensamientos que si me era conocido. Corrí un tramo de algunos metros hasta que llegué a una enorme puerta negra. La empujé. No se abrió. El metal estaba completamente helado.

     

    Apoyé mi oreja contra la puerta. Al otro lado se oían varios pares de pasos y una voz femenina que, creía haber escuchado antes. Esa mente de mujer –porque de eso estaba segura- se me hacía relativamente conocida. Volví al pasado próximo, ¿Qué mente era tan fuerte como esa? Una corta lista de nombres pasó por mi cabeza. Finalmente, me detuve en el más seguro.

     

    -Lili… -susurré, suponiendo que su gran oído vampírico estaría atento. “Estoy aquí, ábreme”, pensé.

  15. Liza Myrddin Rambaldi

     

    Me acerqué con pasos temerosos al grupo de Taurogirl Crouch, aunque Athena tenía una cara más amigable, había aprendido a no confiar en mis profesores. En generales, la experiencia no había sido muy alentadora. Me paré justamente detrás de Seth Weasley, que parecía emocionado con las clases, cómo cada vez que le veía. Eso, me hizo sonreír.

     

    Con un simple movimiento de varita, ambas profesoras hicieron su magia. Un gran circulo, que se veía tembloroso, como el aire en los días de veranos en los que hace mucho calor, apareció bajo nuestros pies. Y, la pared se abrió, dejando ver una suave luz blanca que esperaba por nosotros. Ambos grupos se tomaron fuertemente de las manos, petición de Athena, que había dejado muy claro que no podíamos soltarnos. Yo había torcido la boca de una manera un poco desagradable. No me gustaba que nos pusieran en riesgo... ¿quién iba a pagar los ataúdes?.

     

    Caminé lentamente, al ritmo que todos llevaban, para cruzar el umbral que separaba nuestro mundo de aquel lugar, aún misterioso, al que llegaríamos. Los nervios me comían, sentí que el estomago se me encogía y, por un momento, pensé en salir corriendo de aquella clase. Pisé el umbral, donde se hallaba aquella luz tan brillante y pasé al otro lado. Se sintió como un baño de agua helada, seguido de un golpe de suave calor, cómo cuando te tapas con una colcha de algodón fino, que me hizo ponerme contenta. De cualquier manera, lo que más feliz me hizo fue ver lo que nos estaba esperando.

     

    Se escuchaban gritos, aquí y allá, cantos y risas, niños jugando, trompetas que emitían notas remontadas a los ejércitos antiguos. Note como todos mis compañeros soltaban diversas exclamaciones, algunas de felicidad y asombro otras, de decepción. Reí animadamente al oír el comentario de Seth acerca de sus ropas. Me miré a mi misma, yo también había cambiado. Mi vestido era agradable al tacto y, me sentía cómoda. Era una campesina, sí. Pero estaba feliz de serlo.

     

     

    http://4.bp.blogspot.com/-yX_MUuhSMKs/TatdwwtTMNI/AAAAAAAAAFA/daf6hsIeeQQ/s1600/vestidos-estilo-imperio-razo.jpg

     

     

    Solté mis manos de las personas a las que estaba agarrada y me moví alegremente hasta un puesto de collares. Había de madera y de diversos metales. Quería llevarme uno a casa así que los miré un buen rato. O eso creía yo, ahora que lo pienso, tenía una distracción... Aunque no podía permitírmelo, era cómo una luz y yo, un girasol.

     

    *OFF*

     

    Gracias por las correciones Tauro ^_^ Espero, este te guste también. Aquí os dejo mi ficha

    Lamento lo corto que es, lo hice en el momento.

  16. Liza Myrddin Rambaldi

     

    Esa mañana me había levantado temprano, mi cara de depresión al ver por la ventana era épica. El cielo estaba gris y unas nubes negras que se acercaban por el este amenazaban con traer una gran tormenta. Bostecé y llamé con un grito simple y directo a un elfo doméstico. Mientras tanto, me quite el pijama y me vestí con un par de jeans oxford azul marino, una camisa blanca y plataformas de madera y beige.

     

    Cuando el elfo tocó a la puerta de mi habitación yo ya estaba vestida y peinada y, llevaba mi bolso colgado de mi antebrazo.

     

    -¿Que desea, señorita Liza? -dijo, amablemente, el elfo.

     

    -Pues, dos cosas. Primera; haz un pequeño desayuno. Segunda; si llegan a preguntar por mi diles que salí a la Academia. -contesté, saliendo de mi habitación y cerrando la puerta.

     

    El elfo, uno de los más jóvenes en la casa, despareció con un chasquido de sus dedos. Baje rápidamente las escaleras, hoy empezaba mi clase de rol básico y no quería llegar tarde. Estaba feliz de saber que la mayoría de mis ex-compañeros de Generales asistirían también a esa clase. Al terminar de bajar las escaleras me congele durante un momento, pensando en que estaba haciendo allí. Luego lo recordé, le había pedido el desayuno al elfo. Me dirigí a la cocina y sonreí al ver un vaso con jugo y unas tostadas con mermelada encima de la mesa. Tomé asiento y mordí la esquina de una tostada como respuesta a los gruñidos de mi estómago.

     

    Me cepille los dientes en uno de los baños de la casa y, tras una inspección profunda de mi aspecto físico, salí del Castillo Myrddin. Tenía tiempo suficiente para haberme quedado un buen rato allí pero, no quería quedarme dormida de manera que, me puse en acción y me dispuse a llegar temprano a la Academia de Magia y Hechicería.

     

    Demoré un poco menos de media hora en llegar. “Tengo que sacar la libreta de aparición o de vuelo en escoba”, pensé. Era terrible perder tanto tiempo en ir de un lugar a otro.

    El instituto seguía pareciéndome enorme y maléfico, y no sabía porqué. Al entrar al mismo las altas paredes de piedra me daban la sensación de claustrofobia. Ese sentimiento aminoraba al pasar unos minutos conversando con algunos personajes, procedentes de los diferentes cuadros, que lograban hacerme reír.

     

    Miré mi reloj, me quedaban solo cinco minutos para que empezase mi primer clase de RB así que, me despedí del adorable señor Homero, un anciano que parecía saber mucho sobre música y baile, con el cual había tenido una linda plática. Me alejé de su cuadro y caminando por los pasillos, busqué el salón.

     

    Lo encontré justo sobre la hora. Entré y me lleve la buena sorpresa de que nuestros nombres estaban escritos en la pizarra, agudicé la vista y empecé a leer. Me halle a mi, claro. Y también encontré a muchas otras personas conocidas, mis compañeros de Generales, amigas de mi madre y hasta algún personaje curioso de mi familia. Con una sonrisa en los labios, me senté en un pupitre vacío, cerca de las ventanas y saqué un pergamino y una pluma.

     

    Al finalizar de escribir, vi que mis nuevos compañeros estaban presentándose. Miré por el vidrio y no me asombre al descubrir que la lluvia ya había empezado. Volteé mi cabeza hasta que pude abarcar a la mayoría de mis compañeros en mi ángulo visual, mientras me mordía nerviosamente el labio inferior, causándome algunas heridas pequeñas.

    Cuando el silencio cayó sobre el aula comencé con mi presentación.

     

    -Hola, mi nombre es Liza y tengo 17 años. -dije, y luego añadí- Pertenezco a las familias Myrddin y Rambaldi. Ya conozco a algunas personas aquí pero, me gustaría saber de todos y que terminemos siendo un grupo muy unido. -estiré mis labios hasta convertirlos en una fina linea que simulaba una sonrisa. Pese a mi intención por ser simpática, la verdad era que no me interesaba demasiado conocer a los demás, sobretodo después de darme cuenta que ni siquiera mi familia se interesaba por mí.

     

     

    *OFF*

     

    ¡Hola queridos jedáis! ¿Cómo están?

    Me toca la presentación de mugglelandia :unsure: Mi nombre es Paula y tengo 15 años, me gusta cantar (de hecho es lo que más hago) y pues, escribir también... y creo que nada más. No creo que me gusten muchas cosas, enserio.

    Adoro los arco-iris por lo que puedo decir que no tengo un color favorito. Mis sagas favoritas son: “Legado” de Christopher Paolini, “Cazadores de Sombras” de Cassandra Clare, “Los Juegos del Hambre” (que de hecho es trilogía) y OBVIAMENTE me gusta Harry Potter.

    Ahora haré algo que pocos hacen :B ahí les va la descripción física xD

    Mido 1.68 de altura, peso 56 kilos, mi piel es blanca (ENSERIO), mi cabello es rubio dorado oscuro y mis ojos son azules/verdes, es decir que cambian de color según la luz.

     

    Personaje: Bueno, Liza Myrddin Rambaldi tiene 17 años, vivió casi toda su vida hasta el momento con sus abuelos muggles. Encontró hace un mes a su madre, la cual creía muerta. Es hija de un tritón traidor a su raza (OSHI) que nunca llego a conocer. Como producto de la traición de su padre ella posee el poder de controlar y crear el fuego. Físicamente, se parece mucho a mí en mugglelandia.

    Mentalmente es muy débil y lo que mas la asusta es quedarse sola. Teme a la completa oscuridad y a los lugares húmedos por lo que no le gustan mucho los bosques o pantanos. Nunca tuvo una amiga verdadera y jamás a tenido un enamorado o algo que se le pareciera, no ha dado su primer beso. Y no se parece a mi en absoluto xDD

     

    Creo que acabe, ¡espero que nos llevemos bien!

    Besitos de ranitas chocolatosas.

  17. Liza Myrddin Rambaldi

     

    -Ay, por dios. ¡Cállate! -grité y tiré mi despertador de la mesita de noche.

     

    Una tenue luz sombría, procedente de la ventana, cruzaba mi habitación. Me estiré en la cama, sin ganas de levantarme pero, junté valor y lo hice. Me congelé de pies a cabeza. El otoño estaba siendo cruel y el frío era increíble. Rápidamente me dirigí al baño y, luego de una corta ducha, me forre de ropas. Un jean recto, una remera, un buzo de escote en V y un par de fuertes botas de cuero, esas eran mis prendas del día. Me até el cabello en una coleta y sonreí al notar un par de rulos rubios que se habían salido de lugar y caían desordenadamente alrededor de mi rostro.

     

    Tenia un aspecto sencillo aquel día, y estaba vestida completamente a blanco y negro. Conforme con el mismo salí del baño y me dispuse a hallar mi varita. Busqué como loca por toda la habitación, no encontré rastro alguno de ella. Fruncí el ceño, ¿dónde estaba?. Mordiéndome la parte inferior de la mejilla izquierda por dentro, haciéndome un poco de daño, intenté recordar donde la había dejado el día anterior. Rebusque en los bolsillos de mi vestido azul y reí, triunfante. Allí estaba, junto a mi prendedor de la Orden del Fénix, la tome entre mis manos y, luego de admirarla un momento, la guardé en el bolsillo derecho de mi capa, la cual me puse inmediatamente.

     

    Ahora todo se reducía a tomar mi desayuno y listo, a la Academia.

     

    ****

     

    El lugar en el que el nuevo profesor nos había citado, me inspiraba miedo. Era oscuro y terriblemente húmedo, dos cosas que yo temía demasiado. Me abrí paso entre sus paredes de piedra negra hasta entrar al aula. Repentinamente me di cuenta de que lloraba y que mi respiración estaba muy agitada, apoyé mis manos contra un pupitre y conté hasta diez muchas veces. Tenía que calmarme o sino, no me iría muy bien en mi clase de duelo. Mis compañeros estaban viendo mis debilidades y eso no podía permitirlo.

     

    Levantando mi cabeza, camine con elegancia hasta el frente de la clase y salude al profesor con un breve asentimiento de cabeza. Leí la lista de alumnos y encontré a muchas personas que conocía, eso me resultaba agradable y desagradable a la vez por razones que no comprendía. Esperé pacientemente a que los chicos que estaban terminando de presentarse lo hicieran, cuando finalizaron me tocó a mi.

     

    -Bueno, para comenzar: Hola. Es un placer para mi compartir esta clase con ustedes. -dije, esbozando una pequeña sonrisa.- Mi nombre es Liza Myrddin Rambaldi y tengo diecisiete años.

     

    *OFF*

     

    ¡Holaa pequeñines! -Aquí les habla la adulta (?)- Me llamo Paula y tengo 15 años. Estoy en el foro hace aproximadamente un mes. No se nada de hechizos D: (cosa no muy favorable).

    Soy hija adoptiva de Lisa Weasley Rambaldi (cualquier parecido entre su nombre y el de mi pj es pura coincidencia xDD) e hija sanguínea de angelcullen --> Ángel Myrddin Marshbone Loriryen (Memi para los pibes del barrio :3).

     

    Bueno, temo que tendré que informarles que para saber más mi deberán ser buenos amigos y amigas. Lo sé, es estresante (?). Ok no .-.

    Ya. Ya termino. Ya se aburrieron de leer, si es que lo están haciendo. Un gusto estar con ustedes en el foro.

     

    ¡Besitos de ranitas chocolatosas!

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  18. Liza Myrddin Rambaldi

     

    Miré el cielo azul con suaves tonos rosas del atardecer mientras con mis manos rozaba el pasto. Llevaba horas acostada en el suelo pero, no estaba aburrida, pensaba en todo, desde los problemas de la humanidad hasta sobre la vida de una simple hormiga. Me pasé las manos por el suave y ondulado cabello de color dorado y cerré los ojos.

     

    *Flashback*

     

    Rodé por la cama, el corazón me latía a una velocidad increíble, odiaba tener pesadillas. Desde que había decidido unirme a la Orden del Fenix mis sueños se había vuelto horrorosos. Estos siempre trataban de algunas peleas en las que terminaba herida o... aunque me duela decirlo, que veía morir a alguna de mis dos madres, tanto a Lisa como a Ángel.

     

    Me asomé a la puerta y llamé a Khalan, en veinte minutos ya me hallaba corriendo escaleras abajo, ya que la elfina (aunque era muy eficiente) se había olvidado de uno de mis panecillos con mermelada. Fui hasta la cocina, lo tomé y me lo devoré. Cuando me volteé y salí al hall me encontré con mamá.

     

    -¡Bienvenida a la casa de los Tritones! -dijo, con una hermosa sonrisa en su rostro y luego, me abrazó.

     

    *Fin flashback*

     

     

    Un sonido a mi lado, como el de mis botas de goma al chocar contra un charco de agua, me hizo volver a la realidad. El sol casi terminaba de ocultarse. Me giré a ver cual era el origen de dicho sonido y me encontré con un elegante patronus que me invitaba a la sala común de los Tritones del río Wye. Sonreí, reconocería ese patronus en cualquier parte.

     

    Pensé durante un momento en entrar a la Mansión y cambiarme pero, deseché esa idea, solo perdería tiempo. Asi que, me fui rápidamente a la Academia, al llegar a la puerta me acomodé mi simple ropa y entre con pasos seguros abriendome paso entre algunos libros. Entonces las ví, cómodamente sentada sobre uno de los sillones.

     

    -¡Madre! -grité y abracé a Lisa. -¿Para qué nos has citado?

     

    *OFF*

     

    ¡Hola a todos! Soy su nueva compañera de casa ^_^

    Mi nombre en mugglelandia es Paula :rolleyes: y solo quiero decir que espero que todos nos llevemos super bien :blush:

    ¡Besitos de ranitas chocolatosas! :P

  19. Holaa :rolleyes:

    Vengo a traerle buenas noticias a mamá Ángel: me voy a poner de aspirante a la Orden ^_^

    Bueno, les dejo el formulario y espero que me acepten :blush:

     

    - ¿Eres miembro o aspirante? Si eres miembro, dinos el rango: Aspirante.

    - Nick: Angel.Of.Ice (Liza Myrddin Rambaldi)

    - Nombre Muggle: Paula

    - Edad: 15

    - Pais: Uruguay

    - Fecha de Cumpleaños: 21 de Marzo.

     

    Besitos de ranitas chocolatosas :P

  20. Repentinamente me encontré parada en medio de ese gran salón, petrificada al ver como un delicado riachuelo de espesa sangre caía desde el altar hasta chocarse con mis tacones. Di un pequeño salto hacia atrás y sentí como alguien me tomaba de los hombros y me arrastraba hacía donde se iba el resto del grupo. Entramos en un bosque y esas manos me soltaron, me volteé a ver, sin sorprenderme, que era ese mismo muchacho.

     

    Con el ceño fruncido me di media vuelta y me dirigí hacia aquella especie de iglesia. Él se paro frente a mí, pero le empuje y seguí mi camino. Al llegar a mi destino me di cuenta de que en realidad no había nadie y no quedaba ni rastro de aquella sangre que había visto. Me miré los zapatos. Estaban perfectamente limpios.

     

    -Pero… -empecé a decir, completamente desconcertada.- Ella estaba allí, y la sangre y el grito… y tú… -volteé a verlo pero, lo único que pude ver fue aire. Bajé la mirada y encontré, a mis pies, una hoja doblada por la mitad. La tome y la abrí.

     

    Decía:

     

    Tú madre estuvo aquí antes, tú padre fue uno de los nuestros pero nos traiciono. Por eso posees el poder del fuego, niña. Lo que has visto no fue real o quizá si lo fue. Solo te pido, en nombre de todo Atlantis, que no vuelvas.

     

    Cerré los ojos, por eso mamá jamás me había hablado de mi padre, sería muy difícil explicarme que él era un tritón malvado o algo así. Mis ojos volvieron a la carta.

     

    Saludos, y realmente espero verte pronto en la superficie.

    Lokiryan, Príncipe de Atlantis.

    PD: Creo que se escribe así, nunca hice esto. Ten cuidado con tu profesor, no parece que le importen demasiado sus vidas.

     

    Suspiré de alivio, al menos, no me había imaginado todo. Él si existía. Cerré los ojos e hice que la carta se consumiera en el fuego de mis manos hasta convertirse en cenizas. Nadie sabría de esto, nunca. Me giré, apoyando el peso de mi cuerpo sobre mi pierna izquierda y sentí que los latidos de mi corazón se paraban.

     

    Varios animales atacaban a mis compañeros, dirigí mi mirada hacía los profesores. Chloe, parecía no estar segura de si lo que estaba sucediendo era bueno o malo, pero Pik lo estaba disfrutando. En ese instante tuve que controlarme para no quemarle a él también, respiré profundo varias veces y me concentre solo en encontrar al peligro, al animal que seguramente venia por mí.

    De pronto oí su respiración, y volteé hacia el lugar de donde provenía el sonido. Un hermoso pero aterrador cocodrilo verdoso me mostraba sus enormes colmillos. Sentí como el miedo se apoderaba de mí sin que pudiese evitarlo. Caminé lentamente para atrás, no quería que me atacara. No aún.

     

    -Hola, amigo... -susurré.-No piensas hacerme daño, ¿verdad?

     

    El cocodrilo abrió sus fauces en modo de respuesta y mi piel se erizo por completo. No quería matarlo, aunque era eso lo que probablemente tendríamos que hacer. Mi amor hacia ellos era indescriptible, vagaban solos por el mundo, ellos y su agonía, igual que yo. No pude controlarme y de mi garganta salió un alarido desgarrador que quemó como si hubiese tomado una gran infusión de té hirviendo.

     

    De tanto caminar hacia atrás sin mirar perdí el sentido de orientación y tropecé con un escalón, cayendo bruscamente sobre una escalera. Pestañé pero, lo único que veía eran unas manchas rojas y todo temblaba a mi alrededor. Sentí unas firmes patas apoyándose en mi cuerpo, y cuando logré ver bien, me topé con el aliento del cocodrilo contra mi nariz. Arrugué la misma e hice lo único que se me ocurrió, obligué a mi cuerpo a prenderse fuego y rodeé al animal con mis brazos, quemándole vivo.

     

    Cuando el peso dejo de molestarme me levanté. Solo atiné a maldecir, me había olvidado de que cada vez que estallaba en llamas mi ropa se quemaba. Apagué el fuego antes de derretir cualquier otra cosa y arranqué una tela que servía de cortina para una de las enormes ventanas del salón, me enredé en ella y sellé la tela con un suave calor. Ahora, portaba un delicado vestido straples de color turquesa.

     

    Me dirigí nuevamente al bosque y la tranquilidad me invadió al ver que todos estaban a salvo. Con el suave tacto de mis pies al rozar el pasto, me dirigí hacia los trasladores. Vi, sorprendida como una de las chicas, creo que su nombre era Karla, besaba al profesor, el cual no parecía estar molesto por ello. Y como mi medio hermana Koa, aparecía mi lado para tomar su traslador luego de vencer a su animal. Sonreí ante su mirada de preocupación hacia mí. “Debió de oír los gritos”, pensé. Toqué su mano.

     

    -Todo está bien, Koa. –suspiré- Todo va a estar bien.

     

    Tenía muchas cosas en las que pensar, sobretodo tenía que estar preparada para el momento en que volviese a encontrar con el Príncipe pero, por el momento solo quería volver a casa.

     

    *OFF*

    Hola! (: Amé esta clase! Espero que Rol Básico tenga profesores tan geniales como ustedes! :love:

    Chloe gracias por los consejos y por ser una profe tan tierna y genial. ^^

    Y, Pik, te adoramos en tu propia tenacidad. :lol: Además, las alumnas como Karla te ayudan a mantener tu ego.

    Besos.

  21. Después de bajar del vehic*** en el que nos habían al centro de Atlantis y de que el mismísimo Rey nos recibiera, nos hicieron pasar a una especie de sala de ceremonias, el profesor Pik no explico porqué ningún muggle había encontrado este reino aún y el Rey nos hablo de unos collares. Los cuales yo no sabía que eran porque aun no me había entregado ninguno ya que estaba en la ultima fila.

     

    Miré hacia atrás; los conductores que nos habían traído hasta aquí se habían retirado, todos menos uno, el de mí vehic***. No entendía bien porqué pero no me quitaba los ojos de encima, estaba parado juntos a dos guardias que le tenían un extraño respeto. Tomé el collar que una hermosa muchacha me estaba dando, y miré asombrada como el mío, a diferencia de los de los demás, se tornaba de un color rojizo, en vez de blanco o azul. Fruncí el ceño, el collar debería de estar mal. Volví a mirar al chico y aunque él intentaba disimular, percibí su mirada de preocupación.

    De pronto el Rey comenzó a hablar de nuevo y tuve que prestarle atención.

     

    Debajo de toda la clase se abrió la entrada a una cueva, y una chica, que resultó ser la princesa de Atlantis, nos invitaba a entrar.

    Esperé a que los demás se adentraran en la cueva y me metí tras ellos. Las paredes de la misma tendrían como 3 metros de altura y eran de una material blanco y aunque parecía frió, cuando pasé la mano por el resultó tibio y sólido. Las paredes se unían encima, formando un techo abovedado.

    Llevaríamos caminando ya diez minutos cuando la Princesa tocó la pared que tenía más cerca y abriendo una puerta se separó de nosotros. Los guardias, que nos habían seguido, hicieron lo mismo y la única persona de Atlantis que se quedo con nosotros, o más bien diría conmigo, fue el extraño muchacho que acercándose a mi dijo, con una voz que resulto ser aterciopelada y muy dulce:

     

    -No tengo una buena premonición sobre esto.

     

    Le miré, con los ojos como platos.

    -No creí que hablaras. –comenté- ¿Crees que esto sea algo malo?

     

    -Mira, la ultima vez que un grupo entró aquí no salieron todos los que habían entrado.-respondió bajando la voz hasta convertirla en un susurro- Ten cuidado.

     

    Asentí brevemente mientras sentía como una gota de transpiración me bajaba por la espalda haciéndome estremecer. Seguí caminando, mirando hacia todos lados con nerviosismo, hasta que nos abrimos paso a una nueva sala que parecía ser alguna clase de Iglesia o algo por el estilo.

    Sorpresivamente a ambos lados del altar que se hallaba al final de la enorme sala se abrieron unas puertas y de las mismas salieron varios hombres ataviados con largas togas y con tridentes en las manos. Mientras ellos se acomodaban en las primeras filas de asientos que miraban hacia el altar, también salieron de las puertas un grupo de cuatro jóvenes que llevaban a una chica humana en brazos que lloraba desconsoladamente.

    Encogiéndome de miedo ante la escena, miré al chico que tenia a mi lado en busca de una explicación. El mismo, tomándome de los hombros, me arrastro hasta detrás de una columna.

     

    -Tápate los oídos. –dijo, y apoyo sus brazos a mis costados para que no pudiera escapar- Obedece.

     

    -¿Por qué? ¿Qué está pasando? ¿Qué le van a hacer? –le miré a los ojos, que eran blancos hasta de pupila, solo tenían un iris de color celeste y me devolvían la mirada con insistencia.

     

    -Tápate los oídos. Ahora. –volvió a repetir, sin responder a mis preguntas.

     

    Levanté las manos, si le hacia caso quizá respondiese a mis preguntas mas tarde. Pero lo hice demasiado tarde ya que en ese mismo momento escuche el grito desgarrador de una chica seguido de los gemidos angustiosos que emitían mis compañeros de clase.

     

    *OFF*

    Holaa (: Volví.

    Creí que no iba a poder entregarlo :cry:

    Ahorita mismo les envío la tarea ^^

    Chao!

  22. Hola, creo que ya pasó un mes :unsure: Si no paso igual espero :lol:

     

    FICHA DE

    Liza Hall

     

    http://24.media.tumblr.com/tumblr_m94tjavSs91rppfppo1_1280.jpg

    Datos Personales:

     

    Nombre del Personaje: Liza Myrddin Rambaldi

     

    Sexo: Femenino

     

    Edad: 17 años.

     

    Nacionalidad: Estadounidense, vive en Londres desde que empezó el colegio a los once años.

     

    Familia(s):

    Adoptiva - Rambaldi

    Sanguínea - Myrddin

     

    Padre(s) Sanguíneo: angelcullen

     

    Padre(s) Adoptivos: Lisa Weasley Rambaldi

     

    Raza: Humano.

     

    Aspecto Físico:

     

    Estatura alta para ser mujer, 1.70 exactamente. Peso 60 kilos. Piel blanca, suave, sin imperfecciones. Cabello rubio, con reflejos blancos, largo hasta el final de la espalda y con suaves ondas. Ojos azules, pestañas extensas. Labios color rosa pálido. Dientes puntiagudos y hermosamente blancos.

    Cuanto se prende fuego es simplemente su forma física hecha del mismo.

     

    Cualidades Psicológicas:

     

    Suele ser tranquila, simpática, con tendencia a callar sus pensamientos y no demostrar lo que siente. Más allá de eso, es terca, vengativa y muy explosiva cuando se enoja.

     

    Historia:

     

    Nacida en Atlanta en 1995, perdió a su madre a los cuatro años y su padre la abandonó al descubrir la carta de Hogwarts. Vivió con su abuela en Italia hasta abril del año en que entraba al colegio, cuando su abuela fallece decide tomar la vida por delante ella sola y se va a vivir a Londres.

    Un mes después de su llegad a Londres recibe una cara de un anónimo que la cita para poder darle un hogar, ese extraño resulta ser Lisa Weasley Rambaldi la cual decide adoptar a Liza como su hija. En el viaje hacia la mansión de los Rambaldi descubre que su madre no estaba muerta, solo se había ocultado para que Liza no descubriera que ella también era bruja. Encuentra a su madre (angelcullen) y reparte su vida entre la Mansión Rambaldi y el Castillo Myrddin.

     

    Bóveda Familiar 1: Myrddin

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  23. Liza Myrddin Rambaldi

     

    Me quedé mirando cómo el resto de los chicos y chicas de la clase, además de los profesores miraban a su alrededor con admiración, odiaba este lugar, no me gustaba la humedad y mucho menos el agua, simplemente no iba conmigo. Teniendo en cuenta que mi único poder sobrenatural era controlar el fuego me molestaba muchísimo estar rodeada de agua, me hacía sentir indefensa.

     

    Con el ceño fruncido miré a Chloe mientras nos explicaba que iríamos más allá en Atlantis y esbocé una media sonrisa cuando Pik aclaró que deberíamos comportarnos con cierta altivez ya que el mismísimo rey seria el que nos recibiría. Pik no me caía muy bien, nos miraba con determinación y parecía estar juzgando cada uno de nuestros movimientos, no creía que le hubiese gustado que algunos de nosotros habláramos con timidez cuando nos presentamos. Así que, intente mantenerme lo más lejos posible de él sin llegar al término de parecer antipática.

     

    Casi al momento en que terminaron de hablar unas extrañas naves llegaron a llevarnos al interior de este acuático mundo. Tenían forma de pez y las personas que estaban en ellas, aunque tenían rasgos humanos, no eran precisamente normales. Miré con temor como los profesores y alumnos se subían decididamente a los vehic**** acuáticos que tenían delante. Me quedé regazada junto a un par de personas más, mientras los conductores de nuestros vehic**** nos miraban, como si fuésemos esculturas en un museo, esperando a que nos decidiéramos a ir o no a las profundidades de su reino.

    Junté valor y luego de inspirar con fuerza caminé hasta el vehíc*** que tenía enfrente e intenté subir, no me salió muy bien. Sentí como el todo el mundo giraba a mi alrededor y caí al suelo, llenando mi remera blanca y mi rubio cabello de suciedad. Me había llevado un pequeño golpe en la parte baja de la espalda y retuve una lágrima que amenazaba con salir, no quedaría como una niña tonta delante de toda la clase, me alcanzaba ya con el temor que todos habían visto en mí.

     

    -Gracias... -le dije a uno de esos seres que se había bajado a ayudarme y me miraba con cara de preocupación, le sonreí – Estoy bien. -me levanté apoyándome en una de sus firmes manos y al final logré subir a aquel extraño vehículo con la ayuda, claro, de aquel chico.

     

    El interior era espacioso, todo en diferentes tonos de azul, algunos muy oscuros y otros muy claros.

    El chico que me había ayudado a subir, se sentó delante y espero a que los demás vehic**** empezaran a recorrer el camino para luego, salir tras ellos dirigiéndonos a conocer más de este mágico lugar (aunque a mí no me gustara demasiado). Igual, podría decir que luego de haber visto de cerca la apariencia de los varones de aquel lugar, me estaba gustando un poco más. Con una sonrisa en el rostro me acomodé sobre mi asiento y dediqué a mirar el paisaje que me rodeaba además de mirar de reojo de vez en cuando, a mi conductor.

     

    En pocos minutos llegamos a nuestro destino, una hermosa ciudad se alzaba frente a nosotros. Levanté la cabeza, estaba completamente asombrada y sentía otra cosa, (siempre tenía un sentimiento sobre el diseño de cada cosa que veía) era como estar feliz y al mismo tiempo triste, no lo entendía del todo, pero ese lugar era increíblemente majestuoso. Me distraje tanto mirando ese lugar, que no me di cuenta que el Rey nos daba la bienvenida y me quede mirando como pasmada al ese hombre que tenía su gran corona dorada sobre la cabeza. Solo atiné a asentir levemente con la cabeza en modo de saludo y el aviso de Pik sobre nuestros modales resonó en mi mente.

     

    Esbocé una sonrisa y me preparé, tendría que fingir que tenía buenos modales.

     

    *OFF*

     

    Hola de nuevo!!! ¿Cómo han estado? *se come las galletas que le da Pik* Gracias por las galletas Pik! Gracias por el consejo Chloe (intentaré seguirlos lo mas que pueda)! La verdad es que esto si se está quedando en familia :lol: Ahora que termine el rol me pondré a hacer la tarea :rolleyes:

    Besitos a todos! A seguir estudiando!

  24. Liza Myrddin Rambaldi.

     

    Me desperté.

    Tenía mucho sueño y no mejoraba mi humor el saber que hoy tendría mi primera clase en la academia pero, ¿qué más daba?, debía ir igual.

    Me estiré en la cama y rodeé por la misma hasta caer, con un sonoro golpe al suelo. Sobe mi cabeza, me llevado un golpe bastante fuerte. Bufé, me dirigí al baño y fruncí el ceño al mirarme en el espejo. Tenía unas enormes ojeras bajo mis ojos azules y mi cabello rubio, casi blanco, había quedado varios centímetros más corto ya que estaba muy enredado. "Sinceramente, hoy no es mi mejor día.", pensé.

    Decidí tomar una ducha, me serviría para relajarme. Realmente me sentí mucho mejor luego de la misma, vestía una camisa blanca, unos pantalones Oxford de color Jean oscuro y unas delicadas sandalias negras. Me maquillé, me peiné y me retiré del Castillo Myrddin con pasos rápidos y silenciosos.

     

    "Ahora, ¡a desayunar!”, me dije, contestándole al gruñido feroz de mi estomago, mientras recorría las calles de Ottery a toda velocidad para llegar a la Mansión Rambaldi.

    Al llegar, sonreí, pues vi que un elfo me esperaba. Lo reconocí al instante, era Dobby, el elfo de mi madre adoptiva.

     

    -Dobby sabía y vino a esperarla, señorita Liza. -dijo el elfo con su vocecita chillona abriéndome la puerta y dejando que pasara.

    -Gracias, Dobby. Am, ¿podrías hacerme un desayuno? -contesté, subiendo las escaleras de dos en dos, hacía mi habitación.

    -Sí. Claro que puedo. -respondió. El elfo desapareció con un chasquido de dedos.

     

    Corrí por los pasillos hacía el ala este de la mansión donde se encontraba mi habitación. Todo estaba en silencio, todos estaban dormidos.

    Entré a mi cuarto, cogí mi bolso, un par de hojas y un bolígrafo muggle, y bajé en silenció a la cocina a tomar mi desayuno. Estaba listo, tal y como solo los elfos podían hacerlo a esa velocidad.

     

    De pronto me encontré caminando a una velocidad increíble por las calles del pueblo, se me hacía tarde, muy tarde.

    No sé cómo, pero logré llegar a la clase con un minuto exacto de anticipación.

    Abrí la puerta, estaba muy excitada por la idea de mi primera clase.

    El olor a humedad amenazó con hacerme estornudar, y apreté los labios al darme cuenta de que me estaba mojando los pies. Levanté mi varita para iluminar un poco lo estaba a mi alrededor, solo llegaba a ver alguna que otra luz un poco más lejos y caras detrás de estas. Supuse, que serían otros alumnos.

    -Lumos! –dije y mi varita encendió una pequeña lucecilla.

    Entrecerré los ojos para poder ver a los profesores, aquí, no tenía muy buena vista, así que camine hacia adelante para poder verles mejor. Frené de golpe al ver que unos animalillos, alguna clase de peces se movían a mí alrededor; respiré profundo reprimiendo el impulso de alejarlos a manotazos.

    Sonreí al oír sus nombres; no tenía mucha idea de quién era Pik Malfoy Mcnair pero si había oído sobre Chloe.

    "Bueno, espero que no sean muy exigentes.", pensé.

     

    -Hola, soy Liza Myrddin Rambaldi, es mi primera clase… - suspiré, “Creo que todos saben eso, tonta”, pensé.- y estoy muy entusiasmada. Tengo diecisiete años y bueno, ya, estoy encantada de conocerlos a todos. –terminé de hablar con un hilo de voz y bajé la cabeza avergonzada.

     

    Tragué saliva y me enderecé, sintiendo el golpe de mi, ahora húmedo, cabello en la parte baja de mi espalda.

    No pude reprimir un suspiro desesperado al ver la tarea, era nueva en este mundo, no sabía nada de nada. Saqué mis hojas y el bolígrafo, y me dedique a anotar todo lo que los profesores dijeran...

     

     

    *OFF*

     

    Holaa! Soy Paula, tengo quince años y vivo en Uruguay. Espero, queridos profes (?) que no sean muy exigentes, porque apenitas estudio para el secundario muggle así que, no esperen demasiado de mí. :lol: Por otro lado, soy nueva en el foro, hija adoptiva de Lisa Weasley Rambaldi e hija sanguínea de angelcullen de la familia Myrddin. Si me necesitan solo llamen, que andaré por ahí.

    Besitos de ranitas chocolatosas ^^

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