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Leonardo Myrddin E.

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Todo lo publicado por Leonardo Myrddin E.

  1. -¿Que quién más puede aguantarte? De eso no estoy nada seguro- Respondió, dándole otro sorbo a su vaso, y volviendo a mirarla a los ojos. Sabía que estaba tentando a la misma muerte al hacerlo, pero no le importaba. Estaba ya demasiado acostumbrado a arriesgar la vida. Aquella chica era como una caja de sorpresas. -¿Por qué estoy solo, dices? Pues porque dejé a mi hijo en el castillo, y porque hay veces en las que me gusta andar solo- Dijo, mirando su vaso con aparente interés. La situación se había tornado muy extraña. La chica no había respondido a su segunda pregunta y además estaba actuando demasiado raro, incluso para ser ella. -¿Salir? Pero ¿Por qué hacerlo? La noche es joven pequeña Alexis- Dijo, volviendo a llenar su vaso. -Todo a su tiempo, niña. Todo a su tiempo...- Murmuró distraídamente. -¿Tu actitud extraña es a causa de esos demonios que llevas?- Preguntó, mirándola de nuevo -No eres la única que lleva otros seres dentro.- Si no tenía cuidado, podría acabar verdaderamente muerto
  2. -Lo tendré en cuenta para cuando salga a la calle- Respondió el Myrddin con aquella misma sonrisa ladeada en el rostro. -Cuanto tiempo sin vernos, Alexis...- Dijo, mientras tomaba la botella de vino que había dejado un asustado cantinero, junto con una copa, y lo servía. -Supongo que la vida está llena de muchas casualidades- continuó, mirando fijamente a los fascinantes ojos azules de la mujer, y entregandole la copa. -Hm...supongo que no debería preguntar por aquella caja tan curiosa que llevas allí- dijo sintiendo, gracias a sus habilidades de semivampiro, el ligero pero atrayente aroma de la sangre. Miró fijamente a Alexis por unos minutos. Podía sentirla, su respiración agitada, la forma cómo esta subía y bajaba, y también los latidos de su corazón. Estaba alterada por algo. -Vamos, está bien que me hayas extrañado, pero no es como para que te pongas nerviosa- bromeó riéndose, mientras la volvía a mirar fijamente con aquellos ojos verde esmeralda que él poseía. -Bueno, sólo tengo dos preguntas: ¿Qué es lo que te trae por aquí, y a quién has matado ahora?-
  3. -¿The Cawing Crow?- Se preguntó a si mismo el castaño, luego de detenerse ante el curioso letrero, el cual era negro con letras doradas. Se estaba haciendo de noche. Había pasado las tres últimas horas haciendo una de sus actividades favoritas: perderse en el abarrotado y concurrido lugar que era el Callejón Diagon, y caer en algún local nuevo para él. Por todo el lugar hacía tal frío, que a cualquiera le daría ganas de volver a su casa. Pero eso no le importaba, estaba demasiado acostumbrado a este tipo de climas, además de que su propia temperatura corporal era sobrehumanamente baja. Miró a través de los cristales de la puerta el interior del lugar. Se veía muy confortable. -Quizás no me vendría mal una buena bebida... o dos, quién sabe- murmuró, esbozando aquella sonrisa ladeada que solía hacer en los tiempos en que vivía en Japón asesinando cualquier tipo de criaturas, y entrando. -Interesante...- fue lo primero que dijo, al ver el lugar completo. Avanzó un poco a través de un pasillo doble, hasta dar con el área del bar. Caminó hacia la barra, y se sentó allí, mientras contemplaba su alrededor. Lo que volvía a aquel lugar tan confortable era la baja iluminación, muy bien complementada con la decoración y los muebles. Se giró hacia el cantinero, el cual se había acercado a él, y dijo -Un escocés en las rocas no estaría mal para empezar- mientras hacía que en el equipo de sonido de la sala sonara una de sus canciones favoritas: Hotel California. El Myrddin sonrió de lado al recibir el vaso, y contemplándolo por unos minutos antes de beberlo, se perdió en la maraña de pensamientos que rondaban su cabeza. Sintió una segunda presencia cerca a la barra, y se giró para ver de quién se trataba. -Miren a quién tenemos aquí- murmuró, mientras sus ojos color esmeralda detallaban a la mujer que había llegado, y se dentenían en los ojos ajenos. -Cantinero. uno más para la señorita. Parece que los muertos están regresando- Dijo, bebiendo un sorbo de su trago.
  4. Leonardo Louis Myrddin -¿Por qué te has puesto nerviosa? Creí que solamente a Emilia le gustaban mis ojos, pero ya veo que no es así- Dijo el castaño, riendo al ver la reacción de la Lockhart, y notando las bolsas de compras que ella tenía a su lado. -Oh. ¿Un obsequio?- Preguntó al oír a la chica, mirando el dije que ella llevaba en su cuello, el cual lo hizo pensar en aquél que él mismo le regaló a su pelirroja. -¿Y de quién será?- Preguntó con una sonrisa maliciosa, apuntando con su varita a su cabello, tornándolo brevemente de color verde, y regresándolo a su habitual color castaño en un instante -En serio, me cuesta adivinar quién es- Continuó, mirando por unos momentos la malteada de la chica, deseando una. Cuando ella le ofreció algo de comer no lo pensó dos veces -Si, me gustaría una malteada de choc...- Pero no pudo terminar su pedido, ya que la joven lo había interrumpido, poniéndose de pie, y disculpándose, para dirigirse a otra persona. -En fin, ya se lo pediré después- Dijo, mirando de reojo a las bolsas de Bodrik -Sé que no debería, pero... oh qué demonios- y se lanzó a ver lo que la Lockhart había comprado. -Catalejos, un recibo de una motocicleta, ¿Poción para dormir? ¿Qué es lo que esta chica hace en sus ratos libres?- Murmuró con una ligera risa, imaginándose a su amiga secuestrando personas los fines de semana -Y esto es... ¿Qué rayos?- Se preguntó a sí mismo, cogiendo una poción que se le había hecho familiar -Seducción eterna... esta niña es peligrosa- comentó, algo sorprendido de encontrar una poción así entre las compras de Bo. ¿Para qué querría ella algo así? -Interesante...- susurró, girándose para ver a la chica hablando con el otro visitante. -Me pregunto qué pasará si...- E instantáneamente, echó el contenido de la botella en la malteada de la joven -No debería hacer esto, pero quizás sea divertido ver sus efectos en alguien como Bo- Soltó una breve y discreta risa, y devolvió las compras de Bodrik a su lugar, fingiendo no haber hecho nada. -Y, si mi deducción no me falla, creo que lo tenía pensado usar en cierta persona de la cual ella me habló- Se dijo a sí mismo, fingiendo jugar distraídamente con su varita, y esperando a que la chica regresara, para pedirle su malteada. @Bodrik
  5. Leonardo Louis Myrddin La lluvia arreciaba, mientras una figura caminaba tranquilamente por el Callejón Diagon. No llevaba paraguas como las otras personas que por ahí transitaban, él mismo había aplicado a su ropa, y a la mochila que llevaba, un encantamiento de impermeabilidad. Contrario a la mayoría de personas, él adoraba la lluvia. Le recordaba ciertas cosas de su pasado y la vida que antes llevaba entre las sombras, además de que le agradaba la sensación del viento y las gotas de lluvia en su cara. El rostro del chico exhibía una sonrisa. Era la misma que siempre mostraba para esconder su verdadero yo, pero en este caso, la sonrisa era auténtica. Últimamente se había estado sintiendo muy dichoso. Iba a tener un bebé con la chica a la cual él amaba, y además, parecía que todo a su alrededor encajaba perfectamente. ¿Duraría para siempre? Obviamente no, pero mientras tanto, disfrutaría de su vida tal y como era en aquellos momentos. Se había pasado el día entero dando vueltas en el callejón, comprando cosas para bebé, las cuales llenaban su mochila mágicamente expandida hasta la mitad. Bien pudo haberle pedido a su elfo que hiciera el trabajo por él, pero prefirió ir él mismo a comprar. Además, su reserva privada de chocolates se estaba agotando, y tenía que ir por más provisiones, las cuales llenaban la otra mitad de su mochila. De repente, se detuvo en seco, al leer lo que un llamativo letrero anunciaba. ¿The Arabic Place? Si la memoria no le fallaba, era propiedad de su amiga Bodrik. Su estómago hizo un sonido repentino. Había estado tan ocupado viendo las cosas para su niña que no probó bocado alguno en todo el día. -Me pregunto si a Liesse le gusta el Shawarma- se preguntó a si mismo con una sonrisa, mientras abría la puerta e ingresaba al lugar. Era un bonito y agradable local, con decoración obviamente de temática árabe. Habían varias mesas en fila, y la tenue iluminación de color rojo le recordaron vagamente a un burdel. -Qué lugar tan curioso- murmuró, caminando entre las mesas hasta que, no muy lejos de allí, visualizó a una chica colocándose una especie de collar, para luego de escribir una nota y entregársela a un ave. Se acercó un poco más al ver al ave partir, y se dio con la sorpresa de que se trataba de Bodrik, su amiga de cabello negro a la cual él apreciaba mucho. Se veía feliz. -Discúlpeme señorita, pero se puede saber el motivo de su alegría? O quizás.. ¿Espera a alguien más?- Preguntó con una sonrisa, tomando asiento al lado de ella.
  6. Hola. Quisiera hacer un par de cambios en la ficha, los cuales tenía algo olvidados Primero: Me gustaría solicitar los conocimientos que me corresponden por el TIMO y el EXTASIS, los cuales vendrían a ser Pociones y Artes Oscuras Segundo: También vine a pedir si podrían cambiar el título de la ficha, en la parte que dice Leonardo P. W. por Leonardo Louis Myrddin. Además, quisiera anexar la siguiente imagen (link) al inicio de mi ficha. Sin más qué decir me despido, muchas gracias de antemano.
  7. Leonardo Louis Myrddin En verdad, era una gran sorpresa para él encontrarse a su hijo en aquél lugar, sobretodo porque el niño solo tenía tres años, y era muy raro que él viniera caminando solamente, ya que era demasiado pequeño para aparecerse o usar una escoba, o saber usar un traslador. -¡Hola pequeño! ¿Cómo has venido hasta acá?- Le preguntó, mientras revolvía sus cabellos. -Caminando- Respondió el niño, de forma simple y sin rodeos, sin dejar de mirar a la adolescente que estaba al lado de su padre. Eso era muy raro. Pero bueno, qué se le iba a hacer. El Myrddin miró a su hija por unos momentos. Se veía algo... sorprendida,y feliz a la vez. Eso lo alegraba. -Oh cierto. Ambos no se conocen- Louis sonrió -Anne, él es Eliah, tu medio hermano- Dijo, mostrándole al niño como si fuera un peluche. -Eliah, ella es Anne. Espero se lleven bien- Le sonrió a los dos, mientras Eliah estiraba una mano hacia Anne y reía -Mana... nueva- Dijo el niño De repente, se oyeron las puertas del ascensor detrás de ellos, y un dulce aroma llegó hasta el castaño. Se volteó para ver a quién le pertenecía ese aroma, y lo primero que vio fue una hermosa cabellera roja, para luego sentir el suave roce de unos labios contra los suyos. El Myrddin sonrió y tomó de la cintura a su novia cuando ella hubo terminado de saludar a Eliah y Anne. -¿A qué debo esta sorpresiva visita, señorita Atkins?- Preguntó, devolviéndole el beso que antes había recibido. La sola presencia de aquella pelirroja bastaba para hacerlo olvidar todo lo demás, y llenarlo de una inmensa felicidad. Miró a sus hijos de nuevo. Anne daba vueltas, y Eliah la seguía detrás. Le parecía algo increíble que, luego de todo lo que había pasado, estuviera ahí con la chica que tanto amaba, y que además, el hecho de que ambos estuvieran formando una familia lo llenara de felicidad. Miró una vez más a su chica y colocó una mano en su vientre. -¿Cómo se encuentra?- Preguntó, refiriéndose a la pequeña niña que se estaba formando dentro de Emilia, y que ellos iban a conocer dentro de poco. @@Emilia Malraux @@Anne Aren
  8. Leonardo Louis Myrddin ¿Dónde estaba? Todo era oscuridad. Resonaban gritos en su cabeza. Él llevaba algo en sus brazos. Una figura humana. Más gritos. Todo se ilumina de repente. Cuando baja la vista para ver a quién estaba cargando, se encuentra con el delicado rostro de una chica pelirroja de ojos azules. Su verde mirada la contempló horrorizado. Sentía a alguien cerca a él. -¬¬- ¿Acaso nadie lo iba a dejar dormir? El Myrddin abrió los ojos en el momento en que sintió algo en su cara. Agua. Era agua. Giró la vista, y vio una sombra moviendose rápidamente por los pasillos. -Creo que ya se quién es- Murmuró, mientras se ponia de pie y se iba por una toalla. Le daría un susto. Aquella niña pagaría por haberlo despertado. Se secó la cara y cogió su katana. -No debe estar muy lejos- Comentó distraídamente, mientras dos golpes en el suelo se escuchaban, originados por su pie izquierdo. En un instante, él ya no estaba. Estaba corriendo por los pasillos a velocidad de dios, buscando a la que le había echado el agua en la cara. No tardó mucho. Se acercó silenciosa y rápidamente por detras de ella, cubriéndole los ojos, y pasando la parte sin filo de la katana por su cuello -Sabes que cometiste un error mortal- Susurró en su oido, destapándole los ojos, y guardando la katana -¿Cómo has estado peque?- Preguntó a su hija, llamándola de aquella forma que a ella no le gustaba, sólo por haberle echado el agua en la cara. -¿Has venido tu sola, Anne?- Dijo, mientras ambos caminaban de regreso al lugar donde él estaba, justo al lado de la sala de entrenamiento con armas. Hacía poco que Emilia y él se habían enterado que tenían una hija adolescente, y que habían perdido la memoria, y aunque el ya era padre, y Liesse y él ya esperaban otra niña, la sensación se le hacía muy extraña. Eliah Caesar Myrddin La diminuta figura caminaba por el Callejón Diagon, mirando las tiendas con mucho interés. Ya antes había salido de su casa a pasear solo, pero nunca había ido a un lugar tal como el Callejón Diagon. Todo estaba lleno de cosas fascinantes, y llenas de magia. Sin embargo, él no estaba para eso. -Disculpe- Preguntó, jalando la parte baja de su túnica, a un mago alto -¿A-aliento de Dragón?- El mago, algo extrañado al ver al diminuto ser que le preguntaba eso, señaló hacia donde se encontraba el hotel, y volvió a lo suyo. El castaño miró en la dirección que el mago había señalado, y comenzó a caminar hacia el edificio. Ya antes le había preguntado a dos personas más, y se habia perdido entre tanta gente, pero al fin habia encontrado el dichoso lugar. Vaya que le resultaba difícil movilizarse por un lugar tan lleno de gente, y más difícil se hacia si eras un bebé de 3 años. Luego de unos minutos, llegó al lugar deseado. Era un hotel grande, y de seguro sería difícil encontrar a quien buscaba, pero no imposible. Entró como si mada, y comenzó a deambular por los pasillos, buscando a un castaño muy parecido a él, pero más alto, hasta que, doblando una esquina en el cuarto piso, lo vio, junto a una chica al parecer adolescente. Comenzó a correr, hasta llegar al castaño, el cual al girarse para verlo, sonrió, y lo abrazó -Papá!- Exclamó el pequeño, girandose para mirar con curiosidad a la chica que acompañaba a Leonardo. @@Anne Aren
  9. Ehm, buenas... vengo a solicitar actualizar mi ficha al nuevo formato (si, se que debi haberlo hecho mucho antes u.u) FICHA DE LEONARDO LOUIS MYRDDIN Datos Personales: Nombre del Personaje: Leonardo Louis Myrddin Sexo: Masculino Edad: Joven, 20 años Nacionalidad: Británica Familia(s): * Myrddin * -- Padre(s) Sanguíneo: Lestat Myrddin y Laimi Evans Padre(s) Adoptivos: -- Trabajo: -- Poderes Mágicos: Rango Social: Unicornios de BronceBando: Neutral Rango dentro del Bando: -- Puntos de poder en objetos: 20 Cita Puntos de poder en criaturas: 10 Cita Habilidades Mágicas:* -- Conocimientos Especiales: * -- * -- Medallas: Título Obtenido: E.X.T.A.S.I.S (Exámenes Terribles de Alta Sabiduría e Invocaciones Secretas) - Magia Avanzada 4000 puntosTítulo Obtenido: E.X.T.A.S.I.S (Exámenes Terribles de Alta Sabiduría e Invocaciones Secretas) - Duelo Avanzado 4000 puntos T.I.M.0. (Título Indispensable de Magia Ordinaria): 2000 puntos Total Puntos en Medallas: 10000 puntos Perfil del Personaje: Raza: HumanoAspecto Físico: 1,75 de estatura, cabello castaño, ojos verdes, contextura delgada pero definida. Cualidades Psicológicas: En algunos casos misterioso, su pasado lo ha convertido en un chico con problemas para socializar. No suele confiar mucho en los demás, y oculta su verdadera forma de ser tras una máscara de aparente alegría. A veces puede llegar a ser siniestro Doble personalidad Mekyue: Un carpatiano que se introdujo en su cuerpo, tratando de hacerse fuerte y salir de su cuerpo, llegando a controlarlo en algunas ocasiones, volviendose completamente sombrio y con deseos de matar a todo aquél que se cruze en su camino. Historia: Rayos verdes inundaban la habitación donde él se encontraba parado, oculto entre las sombras con una expresión de horror marcada en el rostro. Las cosas de algún modo se habían salido de control pero bueno era de esperarse, no todos los secretos podían ser eternos y menos cuando compartías tu vida con otra persona. Observo como un rayo impactaba muy cerca de la pelirroja que intentaba defenderse, sintió como su corazón de detenía por breves instantes para luego volver a latir con fuerza mientras sacaba su varita del bolsillo y sin dejar que lo vieran murmuro -Septusempra- el rayo impacto de lleno en la espalda del hombre que poco a poco empezó a desangrarse y saliendo de las sombras pateo lejos la varita que el moribundo tenía en su mano. Se giró con rapidez para mirar a la joven que en ese momento estaba en shock hecha un manojo de nervios, sus dedos apretaban con fuerza su varita mientras su mirada estaba perdida en algún punto donde sus pensamientos de convertían en lágrimas. Trato de acercarse a ella pero por instinto está retrocedió, el rechazo hizo que su corazón doliera y su piel de erizara al notar como esos ojos ámbar que tantas noches lo había llenado de felicidad, en ese momento lo miraban con miedo. Debía sacarla de allí no podía dejar que muriera por su culpa, no podía dejar que por sus errores ella dejara de respirar. -No hay tiempo, debemos irnos- dijo con una repentina urgencia en la voz mientras tomaba la mano de la pelirroja haciendo caso omiso de sus intentos de separarse. Salió corriendo con ella de su mano por las calles, lo seguían podía sentirlos y no estaba dispuesto a dejar que los encontrarán pero... una explosión de hechizos empezó a chocar con los objetos a su lado, maldiciones de muerte eran lanzadas contra ellos mientras corrían como ratones encerrados en un laberinto. No tuvo tiempo de reaccionar cuando sintió como la mano de la chica apretaba la suya, se giró justo en el momento exacto en el que el alma de ella salía de su cuerpo con una última frase dedicada con su último aliento para él -Ka... Ji..- Sus ojos perdieron su brillo cuando su voz fue silenciada para siempre, mientras su pulso se detenía y su cuerpo, un cuerpo que rebosaba de vida hacia unos segundos atrás caía inerte hacia el suelo. La atrapó antes de que cayera pero no pudo retener su alma, no podía evitar que se fuera que lo dejará. Pues ya el alma que había habitado ese cuerpo se había marchado, dejando su propio corazón hecho pedazos. Mientras la observaba con lágrimas en los ojos un flashback llegó a su mente, un recuerdo de todos los hechos que lo habían llevado a ese momento, un momento que habría deseado poder evitar... Pero sabía sería imposible. (Flashback) Terminaba de cerrar su mochila, ese día se iría de viaje y no sabía cuándo regresaría, sólo tenía 15 años y toda una vida por delante para ser explorada. El mundo era un lugar muy grande y él tenía el deseo de explorarlo, aunque en ese momento su principal necesidad era aprender a usar esa arma que había descubierto mientras vagaba por el castillo de su familia. Letal y hermosa descansaba sobre su cama, la observó unos instantes conscientes del sitio al que debía ir. Un excelente maestro sólo podía encontrarse en el lugar de origen de las katanas "Japón " pensó pasando su dedo por el filo del arma creando un leve corte, una gota de sangre rodo por el dorso del mismo mientras el Castaño miraba maravillado el contraste del rojo sobre el brillo plateado del arma y un pensamiento un tanto perturbador transitaba su mente, recreando el momento justo en el que el plateado del arma atravesaba la piel de alguien. Unas semanas después A penas si se había acostumbrado al estilo de vida japonés. Para un chico que había crecido en la comodidad de un castillo le resultaba algo extenuante hacer las cosas al modo Muggle y a decir verdad lo odiaba. Ese día lo paso buscando a un maestro del cual había escuchado hablar por una persona misteriosa que se acercó a él, al notar como la katana descansaba en su cintura. Pero su búsqueda había sido fallida ya que nadie reconocía el nombre del tan misterioso maestro. Al llegar la tarde se encontraba sentado en la azotea del edificio donde vivía cuestionándose a sí mismo. Sentía que había viajado tan lejos para nada, Soltó un profundo suspiro mientras contemplaba el filo de la espada brillar de manera atrayente gracias a los rayos de la tarde, cuando una fuerte ventisca lo hizo perder el equilibrio y caer a lo que podía significar una muerte segura. No podía gritar y mucho menos pensar en sacar su varita, aún era novato en la magia y había olvidado los pocos hechizos que sabía. No quería morir pero al parecer esa vez no podría salir ileso, observó su reflejo en las ventanas del edificio esperando chocar contra el suelo pero como si la vida le diera otra oportunidad unos brazos salieron de una ventana y lo atraparon unos 3 pisos antes de llegar al suelo. Su corazón latía frenético mientras el anciano lo ayudaba a entrar por la ventana, era muy ágil para ser un anciano de al menos 70 años de edad o bueno, eso aparentaba. Podrías explicarme porque buscabas suicidarte hijo Dijo el hombre sentándose en un sofá mientras observaba el fuego que bailaba de forma ondulada en la chimenea De todo corazón Sr, no buscaba suicidarme. Me temo que resbale de la azotea y de no ser por usted ya estaría muerto, muchas gracias- Dijo inclinando levemente la cabeza en señal de agradecimiento mientras observaba cada movimiento que el anciano hacia al estudiar su expresión que según él debía ser un asco. -¿A qué has venido a Japón? Estas muy lejos de casa - Dijo de repente deteniendo su mirada en la suya haciendo que se sintiera desnudo, Los ojos del anciano eran profundos y rebosantes de una sabiduría que con solo mirarle unos segundos ya se notaba. Buscando algo supongo, pero creo que no lo encontrare tan fácil- Dijo mirando por la ventana que lo había salvado. - Déjame adivinar, tiene que ver con esa Arma que descansa ahora en tu cintura- Dijo el anciano que en un segundo estaba reclinado en la pared al lado del Myrddin que se sobresaltó pues no lo había escuchado llegar sí, pero también buscaba a un maestro el cual parece todos desconocen y ven como un mito. La verdad ya no sé qué creer-Dijo un poco desilusionado mientras volvía a fijar su vista en el paisaje. - Quizás yo pueda ayudarte, si prometes mantener silencio- susurro el anciano con un brillo algo extraño en sus ojos que incremento cuando el castaño volvió su cara un tanto sorprendido para mirarle haré lo que sea- murmuró con una repentina emoción en la voz mientras observaba al anciano que en pocos segundos le revelo su identidad y daba inicio a su entrenamiento. (fin del Flashback) Otra vez regresaba a la realidad, sus ojos seguían clavados en los de la bruja que pocos minutos atrás había perdido la vida, y con ella se llevaba la poca vida que aún quedaba en él, sus brazos se aferraban a ella como si pudieran regresarla a la vida. Algo imposible, un gemido desgarrador salió de su pecho mientras escondía su cara en los desordenados y largos cabellos rojos de ella, mientras llorando recordaba cómo había llegado a su vida. Como dentro de ese mundo oscuro al que el pertenecía una luz se había encendido y había brillado con tanta potencia que lograba sacarlo de la oscuridad así fuera en breves instantes. Sus sentidos se nublaron mientras su mente volvía a llevarlo a el momento más feliz de su vida creando en él una sensación segadora de odio y deseo de venganza. (Segundo Flashback) Varios años habían pasado desde que su entrenamiento comenzó, al poco tiempo de iniciar como aprendiz de aquel sabio maestro otro joven se unió al grupo. Un extraño de ojos purpura que con el paso de los días se transformó en su mejor rival, su compañero de armas y su mejor amigo. Ambos habían obtenido conocimientos que nadie más poseía, y aun cuando el Kendo era muy común, su maestro se había encargado de darles un control que los llevaba a ser mejores y más agiles que el resto. pero Una fatídica noche su tan querido maestro fallece Dejándoles solos. Ambos decidieron guardar el luto por su tan querido maestro cuando una nota llego al Apartamento que ambos habían compartido con el anciano. Una nota en cuyo interior se encontraba escrita la invitación a una secta temida, una secta que todos tomaban por leyenda urbana pero que en muchas ocasiones se podía comprobar que no eran solo historias de terror. Una de las peores sectas de asesinos que poblaba Aquel país y cuyo fin era solo uno, Mantener limpia una especie, y prolongar la supervivencia del más fuerte y aun cuando nadie sabía quiénes eran todos sabían que la leyenda no era solo una leyenda. La nota se quemó en sus manos segundos después de leerla mientras ambos recordaban las indicaciones donde habían sido citados a ir para su ceremonia de iniciación. Para el castaño no era más que una aventura con sentido, ya que aun cuando provenía de una familia que se negaba a admitir que la magia no fuera solo para aquellos magos de sangre pura. El jamás había aceptados aquello y a su parecer era algo ridículo ya que no se podía comparar a quien nacía con el don y en sus venas recaían leyendas, con una persona que jugaba a las varitas mágicas y sacar conejos de sombreros como sucedía con los nacidos en familias muggles. ¿Estaba emocionado? No lo sabía pero lo averiguaría cuando saliera el sol. Algunos meses después Asesinar. Se había convertido en el pan de cada día desde que había ingresado en la mafia. Su objetivo, sencillo, Todo a aquel que no fuera puro, y entre criaturas y mestizos se hacia la vida. Al fin había podido sentir que era atravesar a alguien con aquella poderosa espada que desde adolescente no se había separado de él y a decir verdad le gustaba. Ya no era el mismo chico con fantasías en la cabeza, parte de su lado humano se había visto borrado por la sed de sangre que recaía en sus manos cuando portaba en ellas su katana. Ese Mes había regresado de una compleja misión y por ello se le habían otorgado algunos días de descanso en los cuales regreso a su apartamento. Una tarde movido por alguna extraña necesidad de tomar algo decidió salir a las calles terminando sentando en una de las mesas de la que en algún momento había sido su cafetería favorita. Allí no pidió más que un café a la mesera que lo había atendido, pero mientras contemplaba aquella humeante bebida algo lo había atrapado. En su cabeza los ojos de aquella pelirroja seguían vivos, Alzo su mirada solo para contemplarla apoyada en la barra al lado de la caja con una bolsa de azúcar en las manos. Por un momento algo extraño se removió en su interior, una repentina emoción que lleno sus mejillas de sangre contrólate Leonardo, no puedes enamorarte pero sabía que ya era muy tarde. Se había perdido en aquella mujer que solo le había servido una taza de café y aunque breve habían compartido una mirada. Desvió la mirada justo cuando noto que aquella extraña chica lo miraba con curiosidad, termino su café y caminando con calma a la caja se dispuso a pagar cuando unas palabras se cruzaron en su camino. Era ella, Se cuestionó a si mismo si responderle o no pero movido otra vez por aquella extraña sensación correspondió a sus palabras comenzando una conversación que duro horas, llena de risas y parloteos ya que ambos provenían del mismo lugar. Desde ese día iba con más frecuencia a la cafetería donde ella lo esperaba con una sonrisa y un café. El esperaba paciente a que ella terminara su turno y así pudieran compartir charlas amenas hasta que la dejaba en la entrada de su hogar y el regresaba a su oscura realidad. Y así las semanas se volvieron meses y en ella, en esa pelirroja había conseguido un hogar apartado de todo el caos que lo rodeaba. Cuando estaba con ella todo encajaba a la perfección Melisa lograba sacarlos de ese mundo de sangre y muerte que llevaba en secreto, y que por la misma seguridad de la mujer que amaba se veía obligado a esconderla en una fachada de normalidad. Pero aun cuando todo parecía perfecto el destino empezó a obrar en su contra. Una tarde que llego a casa del trabajo se dio cuenta que ella lo había descubierto, el temor en su mirada delataba todo lo que el mas temía, y aun conociendo lo que debía hacer se negó a ello. No podía matarla, la amaba, la amaba más de lo que podía imaginar. Y por alguna extraña lógica del destino ella no lo rechazo aun conociendo toda la verdad. (Fin del flashback) Densas lágrimas de dolor, ira, y sed de venganza volvían a nacer en el mientras corría por los oscuros callejones donde segundos antes los habían estado persiguiendo. Llego a su hogar y como si de una siesta se tratara deposito a su amada en la cama que ambos compartían mientras el salía de nuevo en busca de aquellos que pagarían con su vida la vida que habían borrado de la tierra. Uno a uno acabo con ellos, cada vida que tomaba era un placer para el que otra vez volvía a ser un ser que solo deseaba matar, que oculto de sí mismo cualquier emoción humana que pudiera sentir. Una vez acabada su misión y de haber enterrado a su amor se dio cuenta que ya nada le quedaba en Japón o eso pensaba. 3 años después El tiempo había pasado y con él la mayoría del dolor que cargaba, al regresar a casa de sus padres se dio cuenta que aún seguía manteniendo aquellos ideales no inculcados con los que había crecido, pero algo los reforzaba. No podía ayudar a nadie cuando nadie lo había ayudado a él y más aún cuando la sola palabra de muggle o mestizo lo repugnaban hasta mas no poder. Si antes no los sentía dignos, después de todo lo que había vivido mucho menos podía considerarlos amigos. Harto de las falsas ideas que sus padres seguían, decidió irse de viaje a un lugar muy diferente del cual venía, una cultura completamente diferente y un paraíso completamente nuevo con el que podría despejarse sin necesidad de socializar con nadie más que el mismo y el vampiro que de niño se había incorporado en su cuerpo y vivía en él. La caída de agua más Alta del mundo fue el objetivo escogido por el mago que sin siquiera despedirse de su familia emprendió el largo viaje hasta El salto Angel, Venezuela. Había alquilado un pequeño cuarto en una posada para un par de días, y a pesar que vio que los que en aquel lugar hacían grupos, él no se acercó a ninguno, no era su intención hacerlo. Al día siguiente de su llegada ya tenía planeado que iba a hacer: Escalada. Sentir la adrenalina de subir una cascada, lo hacía sentirse vivo, y por unos momentos olvidaba sus tristezas, sintiéndose feliz. Luego del desayuno, cogió su mochila, su katana y su varita, salió a coger la primera lancha que viera por ahí. Se subió en ella silenciosamente, y se sentó en el suelo, en un rincón donde caía la luz del sol, y donde nadie podía verlo (Debido a las habilidades del ser que tenía encerrado dentro), cerrando los ojos con una sonrisa para sentir el viento golpeando su rostro. De repente, sus instintos reaccionaron. No estaba solo. Había una presencia de más en esa embarcación. Al abrir los ojos para ver de quién se trataba, su mirada se encontró con un extraño brillo azul. Era una chica muy linda. Tenía una piel blanca como la nieve, además de un llamativo cabello de color rojo con unos misteriosos y melancólicos ojos azules Diablos Myrddin, otra vez, no .. no acabo bien la última vez se dijo a si mismo pero por más que lo intentaba no podía desviar su mirada de la de aquella pelirroja que lo miraba con curiosidad. Ambos se miraron por unos momentos, chocando azul y verde en una misma vez. Aquellos ojos lo habían dejado maravillado por unos momentos. Sintió algo cálido en el rostro, y se llevó una mano a la mejilla. Al darse cuenta que estaba extrañamente cálida, se dio cuenta que debia estar completamente colorado. Giró la vista, tratando de olvidar la visión de esa hermosa cabellera roja, y esos fascinantes y atrayentes ojos azules. Pero le era imposible. Si el agua que rodeaba la lancha no era del mismo color que aquellos maravillosos zafiros, el cielo se encargaría de recordárselo Tonto, tonto Se repetía a si mismo obligándose a no volver a mirarla. Al llegar al punto de destino todos empezaron a tomar sus cosas pero para su sorpresa aquella chica se había lanzado de la lancha varios metros antes de llegar a tierra. Nadie más notó que ella al tocar el agua había logrado que los peces se alejaran. Algo muy curioso para una chica con apariencia tan simple como la que ella tenía. Se dijo a si mismo que no le tomaría importancia, en algunas horas ellos jamás se volverían a ver por lo que Cogió su mochila y bajó de la lancha, juntándose por unos momentos con aquel grupo que se encontraba cerca, Al cual se unió aquella misteriosa chica segundos después que el llegara. Se sentó en un tronco, para escuchar por unos momentos lo que decía el guía de aquel grupo, intentando despejar su mente de aquella melancólica mirada azul que tanto rondaba su cabeza, pero le fue imposible. Curiosamente, la chica pelirroja se había sentado a su lado, lo cual sonrojó al Myrddin. Su propio corazón se había acelerado con sólo sentir su presencia al lado "Que rayos te está ocurriendo" pensó, intentando escuchar lo que el guía decía, a pesar que no le interesaba mucho. Solo lo hacía para olvidarse de la figura que estaba sentada a su lado. Luego de varios minutos el guía se dispuso a seguir el recorrido a las paradas que tenían pautadas, pero él no pretendía seguirlos. Caminaría tras ellos y se perdería entre los matorrales rumbo a la caída de agua donde pretendía escalar, se giró para buscar entre la gente a aquella chica cuya mirada lo perseguía como alma en pena, pero para su sorpresa no la vio, aunque tampoco se preocupó mucho en buscarla, no estaba en sus planes enamorarse de nuevo. Siguió su plan y cuando tuvo la oportunidad se encamino hasta el Salto Angel donde al llegar no pudo más que sorprenderse al ver de uno de los lados de la caída de agua a aquella mujer que creía perdida entre la selva, se detuvo a observarla trepar algunos minutos para luego subir al otro lado de la cascada, tratando de ocultarse de ella. Pero, por alguna razón por más que intentaba huirle más cerca de ella terminaba. Un poco más arriba de la mitad de la montaña un grito ahogado se escuchó, No tuvo que bajar la mirada para darse cuenta que era ella, y para su sorpresa caía a gran velocidad. No lo hagas, es solo una humana se decía a sí mismo, pero no pudo ser fuerte no pudo evitar dejarse caer solo para salvarla de lo que sería una muerte segura para ambos si él no lo impedía. Un movimiento rápido de su varita impidió que murieran golpeados en el suelo, pero para su gran sorpresa aquella mujer también había usado otro hechizo que al mismo tiempo los había salvado. Es una bruja se dijo a si mismo mientras observaba como ella intentaba limpiárselas heridas formadas en su piel. Como buen caballero la ayudo a curarse y aunque todo el día había estado ignorándola, terminaron por pasar toda la noche conversando. Al paso de los días ambos se habían hecho amigos y en una noche de copas, bajo la luz de una fogata improvisada, ambos terminaron revelando aquellos secretos que se escondían en el fondo de sí mismos. Aquella chica era tan extraña como atrayente, no parecía temerle cuando le conto sobre su pasado, es más un brillo raro se vio reflejado en sus ojos antes de tomar la palabra solo para hablarle de aquel bando que de niño había escuchado en boca de sus padres y que muy en el fondo apoyaba por sus creencias. No tuvo que pensárselo mucho para saber qué haría al llegar a Otterys y aun cuando iba en contra de lo que sus familiares pudieran decir, él iba a tomar su camino muy diferente al de ellos. Su decisión estaba tomada y más aún cuando contaba con el apoyo de aquella chica, de Emilia o como él le había empezado a decir Liesse. La noche seguía avanzando y con ella aquel extraño sentimiento que empezaba a formarse en su interior, la empezaba a querer pero no podía decírselo, no tenía el valor para hacerlo más cuando un mundo de posibilidades se abrían ante esa chica. Cosas que el mismo se cuestionaba si podría llegar a darle. Bajo la luz de esa fogata que se empezaba a extinguir, observo el rostro de la pelirroja que yacía dormida a su lado, No la iba a perder, la quería tanto como para tolerar ser su amigo y jamás confesarle lo que sentía. Se acomodó a su lado y cerrando los ojos dejo a su mente vagar hasta conciliar el sueño, al día siguiente todo terminaba y muchos cambios en su vida se avecinaban. Tiempo actual El tiempo había pasado volando y los meses marcaban el final de las estaciones cuando logró lo que deseaba. En esos momentos era Aspirante a la Marca Tenebrosa, bando que gracias a Emilia, aquella chica que había salvado lo había impulsado a seguir. Al fin había conseguido un lugar donde pudiera dejar sus creencias ser libres sin temor a que lo señalaran. Su relación con aquella pelirroja se había hecho cada vez más fuerte, hasta que un día sin previo aviso, termino siendo la mujer con la que iba a pasar el resto de su eternidad. Ambos eran el uno para el otro y como si la vida los premiara, se habían vuelto un apoyo en los momentos de tristeza, su historia era tan linda como extraña, pero para ellos era perfecta. Grande fue su alivio al notar como ella y el pequeño Eliah (hijo de aquella relación que hacía años había acabado por infortunios de la vida) se llevaban tan bien. Al fin sentía como poco a poco todo empezaba a cobrar sentido, tanto sus ideales como sus creencias hacia la pureza de la sangre seguían intactas y más para su agrado cuando a su lado tenía a alguien que lo apoyaba en ello. Pertenencias: Objeto Mágico Legendario:-- Objetos Mágicos: Objeto: Varita mágica. Pino y nervios de corazón de dragón, 30.25 cm, flexible.Clasificación:AA Puntos de Poder:20 Pociones Mágicas:-- Objeto:--Clasificación:-- Puntos de Poder:-- Criaturas Mágicas: Criatura:LechuzaCategoría: X y muggles Puntos de Poder: 10 Criaturas en la Reserva: -- Libros de Hechizos: -- Poderes de Criaturas:-- Consumibles en Batallas: -- Elfos:* Elfo 1: Ares * Elfo 2: Kratos Licencias, Tasas y Registros: Licencia de Aparición: -- Licencia de Vuelo de Escoba: -- Registro de lechuza: Registro de Lechuza Personajes Secundarios: * Personaje 1: Kei Shikura, ex-compañero/mejor amigo * Personaje 2 * Personaje 3 * Personaje 4 * Personaje 5 Otros Datos: Otros datos:Le gusta pasar tiempo en el castillo, en su habitacion, leyendo libros. En su cuerpo habita un vampiro carpatiano de nombre Mekyue**. Posee una katana muggle que se encontró en el castillo Myrddin Tiene un hijo producto de su primera relación amorosa, hijo del que nunca supo hasta meses después de morir su madre. Cronología de cargos: -- Premios y reconocimientos: -- Links de Interés Referentes al Personaje: Link al Perfil de Comprador MM: --Link a Bóveda Personal: Bóveda nº 99453 Link a Bóveda Trastero: -- Link a Bóveda de Negocio: Bóveda 100430 Negocio Puntos Cardinales | Bóveda N° 107037 Negocio Aliento de Dragón Link a Bóveda Familiar 1: Boveda Familia Myrddin Link a Bóveda Familiar 2: -- Eso sería todo, muchas gracias
  10. El Myrddin se sobresaltó. ¿Dónde estaba? ¿Qué rayos había pasado? Se había vuelto a dormir, eso era muy raro. Últimamente le estaba ocurriendo con mucha frecuencia, de la nada se desmayaba, y despues de un par de horas regresaba a la vida. Aún no entendía la causa de aquellos repentinos desmayos, y había algo más: Mekyue estaba demasiado callado. El vampiro que habitaba su interior no había soltado ni un comentario sarcástico, o alguna burla, desde hace días, y eso era demasiado extraño. -Supongo que... debe ser porque no tiene muchas fuerzas- Murmuró, mirando a su alrededor. La sala en la que se encontraba estaba vacía, y aún no recordaba qué era lo que exactamente estaba haciendo horas antes, justo cuando se había desmayado. El castaño se puso de pie y suspiró -Supongo que... ya no importa- dijo, y cogiendo su katana, abrió la puerta del comedor y salió. -Creo que pasar la noche con Emilia consume gran parte de mi energía- dijo, mientras caminaba por los pasillos del hotel. Al recordar a su pelirroja, una sonrisa automáticamente apareció en su rostro. Adoraba todo de ella, y los momentos que pasaba a su lado eran los únicos en los que se podia sentir verdaderamente feliz. Al llegar a la cuarta planta, de la cual era encargado, suspiró y entró a su cuarto. Ni ganas tenía de hacer algo con su katana en la zona de entrenamiento. Éste no era él. Usualmente era muy hiperactivo y animoso, pero ahora... estaba tendido en su cama, sin ganas de hacer nada. En ese momento, recordó su promesa al peliverde -Ahora que recuerdo... le prometí a Antoni que lo ayudaría a entrenar... Ya vendrá cuando quiera. Ahora solamente... tengo sueño- Susurró el joven, cerrando los ojos. "Estot muriendo" Una voz resonó en su cabeza. Conocía muy bien esa voz: era Mekyue. ¿A qué se refería? ¿Muriendo? Todo aquello se estaba tornando muy extraño. De momento, solo quería despejar su cabeza... y dormir.
  11. Leonardo Louis Myrddin Evans -O.O- ¿Qué había ocurrido? Hacía unos momentos el Myrddin estaba conversando de lo más alegre con sus amigos, y ahora... se encontraba sentado en una silla, y con la cabeza apoyada en la mesa. -Ok, creo que me desmayé por unos momentos- Murmuró el joven, sacudiendo la cabeza, y mirando a su alrededor. Habían llegado más personas al restaurante, cosa que sorprendió al castaño. Miró a Antoni por unos momentos. Se veía muy alegre. Bueno, después de todo... él era el más entusiasta de todos los dueños del hotel, y el hecho de que se encontrara rodeado de sus amigos lo hacía muy feliz al parecer. Eso hizo que el chico recordara una cosa. Le había prometido al peliverde a ayudarle a entrenar con espadas. No entendía la razón de aquella petición, pero él suponía que aquella respuesta llegaría a su tiempo. Giró su cabeza, y vio a Bodrik, aquella chica que le había enviado una katana (la cual portaba en aquél momento), y otras cosas que le fueron útiles en aquella prueba tan dura como lo fue el Big Fénix. Ella le despertaba cierta curiosidad. -Etto, hola... perdón por haberte abandonado antes, no se que me ocurrió, sinceramente, te pido disculpas- Dijo, inclinándose ligeramente a modo de disculpa, luego de haberse acercado a ella. -Siento que no te agradecí lo suficiente por aquellos objetos que me diste, pero de todas formas, muchas gracias- Dijo, sonriendo, y sentándose en una silla. -Me gustaría conocer un poco más sobre tí. Por ejemplo... ¿Cuántos años tienes? Te ves muy joven- Preguntó el Myrddin, mirando a Bodrik. @Bodrik
  12. Leonardo Louis Myrddin Evans (I´m back!) Se encontró con Aaron, otro de sus compañeros de clase al que no veía mucho tiempo. -Oh Aaron, cuanto tiempo, yo ando bien- Le dijo a su excompañero, al cual sonrió. -Pues creo que este hotel ha salido muy bien- Comentó, recorriendo el vestíbulo con la mirada. Después de unos minutos, el elfo le informó de la situación en el cuarto piso. Estaban peleando por Dios sabe qué, pero no era de mucha importancia según él. Siguió al elfo por varios pasillos, mirando hacia todos lados. Era cierto que él había visto cómo se construía aquél edificio, pero verlo terminado... le daba una sensación inexplicable. Estaba orgulloso de aquello que los 6 habían logrado construir con mucho esfuerzo. Cuando se dio cuenta, el elfo ya no estaba, y Louis se había perdido en uno de los pasillos. -Supongo que tendré que ubicarme yo mismo- Dijo el Myrddin, cuando sintió un repentino rugido en su estómago. Tenía hambre. -¡Tengo que encontrar el comedor!- Exclamó, dando dos golpes al suelo con el pie izquierdo, y desapareciendo al segundo golpe. Al instante, se hallaba corriendo por todos los pasillos del hotel. Después de unos minutos, llegó a la zona que tanto ansiaba encontrar. -Al fin...llegué- Suspiró, acomodando su katana en el cinturón y acercándose a una silla cercana. Para sorpresa suya, allí se encontraban Adam, Aaron, Antoni, el mismo Louis, y alguien a quien no conocía. Era una chica de cabello negro a quien nunca había visto, sin embargo, se le hacía conocida. Una elfina se les acercó y les dijo que podían pedir lo que quisieran. -Uhm, pues... creo que yo pediré el plato que más carne contenga- Dijo a la elfina con una sonrisa. Si había algo que a Leonardo le gustara más que el chocolate, las katanas y su pelirroja, era la carne. -Ah si, para beber me gustaría... no se, lo que me recomiende el chef- Finalizó, y se levantó de su asiento. Aquella chica le producía curiosidad. No sabía por qué, pero se le hacía muy conocida Caminó un poco, y se le acercó. -Ehm, hola. No se por qué, pero me pareces conocida- Le dijo el castaño. -¿Por si acaso tu nombre es Bodrik Lockhart?- @Bodrik
  13. Leonardo Louis Myrddin Evans (Intentando salir del bloqueo >.<) -Waaaaaaaa voy a llegar tarde!!!- El castaño corría por las calles del Callejón Diagon con la velocidad de un rayo. Hacía unos días unos amigos suyos habían inaugurado un negocio, del cual él también era propietario, y él había olvidado completamente la fecha de la inauguración. Ahora, varios día después, estaba corriendo para llegar al hotel "Aliento de Dragón". A él le correspondía la cuarta planta del edificio, el área de adiestramiento de lucha. Él mismo había pedido aquél área del edificio, principalmente porque podía usar su katana a gusto, también porque él mismo había diseñado un cuarto de chocolates para él solo. -A ver...doblando esa esquina debe de estar- El Myrddin giró a la derecha, y se encontró con un majestuoso edificio de cuatro pisos. No se veía espacioso por fuera, pero por dentro era tan grande que podía contener un área como la que estaba a cargo de Louis. -Aqui es- Dijo el chico, al llegar a la puerta de cristal del hotel, y pasar por ella. -Oh, hola. Siento mucho no haber pasado por aquí antes, pero ya estoy aquí: Leonardo Louis Myrddin Evans, encargado de la cuarta planta de adiestramiento de lucha. ¿Podrías por favor decirme por dónde puedo llegar ahi? Es que me he olvidado del camino- Le dijo al elfo que se encontraba en la recepción. Esperaba que hubieran abierto aquél área sin él, también esperaba que no lo ejecutaran por haber llegado tarde.
  14. O.O no puedo creerlo...después de tres años lloraría, pero no lo haré. Oh dios mío, al fin dejaré de usar ese nick tan feo!!!! Saludos, y muchas gracias!! *se va saltando (?)*
  15. ewe Hola(?) Vengo de ilegaloso a meterme sin mas en esta family (uwu espero no me rechazen (?)) Le ficha aqui abajo: *Loading "le ficha"* Nombre: Leonardo Cumpleaños: 25/06/soy tan viejo como la tierra misma (?) Nick del personaje: Leonardo P. W. Link a la Ficha de personaje: Fichosa(?) Link a la Bóveda: Traslador a la bóveda Parentezco con la familia (sanguíneo, adoptivo, visitante): Adoptivo Inclinación de bando (Orden del Fenix/Marca Tenebrosa): Marca teneb...Que digo? Orden del Fénix siempre Relación con la familia (Hij@, sobrin@, ahijad@ de...): Hijo de mi exprofe-vecina-ynosequemas...Bel (no me rechazes porfavor *ojos de gato de shrek* Mascotas/elfos que posea y desee que aparezcan en la lista: ehm Mascotas: Soujiro //Elfos: Ares Actividad que puedes aportarle a la familia (alta, media, etc): Meda Correo electrónico/Skype/Facebook (opcional): Negocio en el Callejón (indicar si se tiene para promocionarlo en 1ra página): ewe no tengo (quiero hacer uno) Sin mas que decir, me retiro Saludos!
  16. Leonardo Louis Myrddin // Kei Shikura -Irina Selene. Interesante...así que otra Myrddin- Dijo, el castaño, al escuchar el nombre de la chica enfrente de él. Tenía razón, su rostro lo había visto antes por el castillo. -¿De quien soy hijo? Pues del mayor de los patriarcas, Lestat. Y...me gustaría un batido de chocolate ¿Y a ti, Kei?- Le preguntó Louis, mirando al pelinegro. Definitivamente, no se esperaba conocer a un pariente en aquél lugar, así que esto le parecía genial. -Ehm, no se...un Mint Julep no estaría mal- Respondió Kei, mirando hacia todos lados como si de un niño curioso se tratase. Todo era tan diferente de Japón. Desde las costumbres hasta la comida. Nadie se había dado cuenta que alguien había entrado al local, hasta que Irina se levantó, y fue a saludar a la recién llegada. Ambas volvieron con el castaño y Shikura -¿Me...Melissa?- Dijeron, completamente sorprendidos, ambos chicos, al escuchar el nombre de la recién llegada, quien era hija de Irina. Definitivamente, esto era una gran coincidencia. No esperaban para nada oír aquél nombre en aquellos momentos. La miraron mejor. También se parecía físicamente a aquella "otra" Melissa. -Ehm...es un gusto, igualmente- Dijeron ambos a la vez. Eso los sorprendió mucho, por lo que comenzaron a reírse. -Bueno, Irina, cuéntame algo sobre ti, ya que esta es la primera vez que nos vemos- Le dijo Leonardo a la Myrddin, mientras un mesero los atendía y tomaba su orden, queriendo conocerla más.
  17. Leonardo Louis Myrddin // Kei Shikura -Vaya lío el de hace rato, no?- Dijo el Myrddin, mirando a su acompañante. -Pues sí, solo espero que no se quede con aquella marca de por vida- Bromeó Shikura, sonriendo. -Jaja, eso espero, no queremos otro Harry Potter. Él es único- Se rió Leonardo, mientras seguían caminando. Hacía unos 5 minutos habían tenido un pequeño altercado en las calles del Callejón Diagon, y el tipo que la inició ahora se encontraba tirado en el suelo, lejos de ellos. "Doyle`s" Ese era el nombre del negocio que se encontraba enfrente del castaño y su amigo. Parecía un bar. Perfecto, nada mejor que tomarse algo para descansar un momento. El castaño dirigió una mirada rápida al pelinegro, y ambos entraron. Un lugar agradable. Ésa fue la impresión que tuvieron ambos cuando llegaron al lugar. Kei miraba hacia todos lados como si fuera un niño, igual como había hecho toda la mañana que habían recorrido el Callejón. Ésta era la primera vez que Shikura venía a Inglaterra, y todo le parecía nuevo. Si pensaba vivir aquí, tenía que conocer la mayor cantidad de lugares posible. Leonardo, por el contrario, sintió eso que siempre sentía cuando un familiar estaba cerca. Era algo...¿Cómo dicen usualmente? Como lo de "La sangre llama". El Myrddin miró a su alrededor, y vió un rostro que se le hacía conocido. No la conocía personalmente, pero había visto fotos de todos los familiares en el castillo, y el de ella estaba ahí. Sería interesante conocer a un pariente desconocido hasta ahora, así que avanzó, seguido por Kei, hasta el lugar donde ella se encontraba. -Hola- Saludó sonriendo -¿Podemos sentarnos? Sé que no me conoces, así que me presentaré. Leonardo Louis Myrddin. Y este es...- -Kei Shikura. Un gusto- Lo interrumpió su amigo, algo nervioso.
  18. Etto...Hola (?) Pues, me paso acá para avisar sobre el posteo de mi ficha de personajes, y además, vengo con una duda: Se puede añadir más personajes al registro de mis personajes? Y eso es todo, he dejado la ficha en el topic correspondiente, supongo que solo queda esperar a que lo aprueben. Saludos!!
  19. http://41.media.tumblr.com/34998445f8b01a01a71fb15f5ad18703/tumblr_nn6llcwJXS1u8rq1xo1_500.jpg Nombre: Kei Shikura Edad: 21 Nacionalidad o procedencia: Japonesa Raza: Vampiro Personajes principales a los que está asociado: Leonardo Louis Myrddin Evans Relación con el personaje principal: Ex compañero// Mejor amigo. Aspecto Físico: Estatura media, 1.73 mts. De complexión atlética. Cabello negro y ojos de color púrpura. Suele levar gafas, y vestir colores oscuros. Cualidades Psicológicas: Es casi tan alegre y extrovertido como Leonardo, pero no tiene las mismas dudas respecto a matar personas. Siempre lo rodea un aura de misterio. Además, es más inteligente que el promedio de personas. Historia: Kei nació en una familia de millonarios muggles, los cuales se sorprendieron al conocer que existía un mundo de magos, el cual ellos ignoraban. Orgullosos de su hijo, dejaron que fuera a estudiar a una escuela de magia, del cual salió a los 14 años, debido a que era considerado un prodigio sin precedentes. Al momento de regresar a su casa, luego de haberse graduado, encontró a su familia muerta, tenían heridas en el cuello. Kei huyó de aquella casa, tratando de encontrar al asesino. Recorrió Japón por mucho tiempo, sin rastro de la persona que él buscaba. Un día, cansado de tanto vagar por ahí, decidió retornar a su antiguo hogar, en Kyoto. Al llegar, se encontró con que la casa estaba habitada por el asesino de sus padres. Se enfrentó a él, pero terminó siendo convertido en vampiro por la persona que más odiaba en el mundo. Malherido, huyó, y se encontró vagando por mucho tiempo, hasta que llegó a la puerta de un sabio maestro de Kendo. Él le dio refugio, y un lugar al cual llamar hogar. Empezó a seguir fielmente al maestro, convirtiéndose en su discípulo junto a un tal Leonardo Myrddin, el cual se convirtió en su rival. Luego de concluído el entrenamiento de ambos, fueron contactados por una organización, a la cual ingresó junto con Leonardo. Al ser asignado como su compañero, poco a poco, ambos se volvieron mejores amigos, llegando a esconder el secreto que tenía Leonardo: Su amigo salía con alguien. Luego de un tiempo, se enteró de que habían descubierto al castaño, y le avisó de que su vida corría peligro. Él decidió huir, no podía contra toda una organización el solo. Volvió a aparecer en la tumba de la novia del Myrddin, viendo a su amigo por última vez, y despidiéndose de él, se decidió a recorrer el mundo, esperando algún día volverlo a ver. Otros datos: A diferencia del castaño, no siente ninguna duda acerca de matar personas. Detesta los chocolates, pero siente una gran adicción por los caramelos de menta. Siente algún tipo de atracción por las rubias. Posee una katana, de nombre Kikuichimonji Norimune Aún sigue buscando al asesino de su familia. A pesar de su condición, detesta un poco el contacto con otros vampiros. Condiciones de utilización: Solamente lo puedo utilizar yo (Leonardo Louis Myrddin)
  20. Etto...hola (?) Pues...vengo a pedir unos cambios en los siguientes campos en mi ficha (debido a que hace tiempo no la actualizo u.u) Nombre del Personaje: Leonardo Louis Myrddin Evans Edad: Joven, 20 años Aspecto Físico: 1.75 mts. de estatura. Cabello un tanto alborotado, color castaño claro y ojos de color verde esmeralda. A pesar de que se la pasa comiendo chocolates, es de complexión delgada. Posee una cicatriz en el hombro izquierdo, a raíz de su pelea con Mekyue**. Suele vestir con abrigos, o con sudaderas de color (preferiblemente) azul o gris. Cualidades Psicológicas: Muy bromista, sabe encontrarle el lado gracioso a casi todo. A veces puede ser siniestro, pero rara vez saca a flote aquél aspecto de su personalidad. Posee un estricto código moral de no matar gente, a raíz de su pasado. Sin embargo, a veces duda respecto a su promesa de no matar. Historia: Nació junto con su hermana gemela, Huntress, un día 25/06/1995, Hijo de Lestat Myrddin y Laimi Evans. Desde niño demostró una gran aptitud para la magia. Un día, cuando tenía cuatro años, casi se cae a un barranco, siendo salvado de morir por un hipogrifo. Desde entonces siente una afinidad con esas criaturas, tanto así que su patronus tiene la forma de un hipogrifo muy similar al que lo salvó. Un día, cuando cumplió 14, decidió tomar su equipaje, e irse a recorrer el mundo, donde terminó en un lugar donde se quedó por mucho tiempo. Japón. Se interesó mucho por el arte del iaido, y el kendo. Aprendió por dos años bajo la tutela de una persona muy sabia, la cual le enseñó todo lo relacionado con estos artes. Luego de un tiempo, habiendo concluido su entrenamiento, fue contactado por un grupo de magos cuyas ideologías atrajeron al joven, quien aceptó trabajar para ellos. A partir de ese momento, sería un asesino bajo sus órdenes, y le fue asignado un compañero, un tal Kei Shikura**, quien se volvería su mejor amigo. Una vez su objetivo era marcado, era imposible que saliera con vida si se encontraba con él. Pero hubo una excepción...una joven, que era capaz de igualarse al Myrddin, y casi lo derrota. Ella fue la única persona que fue capaz de darle pelea al castaño, y sobrevivir. Luego de un tiempo, conoció a una chica en un café. Su nombre era Melissa**. Empezó a salir con ella, llegando a enamorarse por primera vez, y convivir con ella. Su forma de ver el mundo lo cambió, y empezó a pensar si lo que estaba haciendo era lo correcto. Siguió haciendo su trabajo hasta que un día, ella lo descubrió, y lo que hacía. El chico dudó si debía matarla o no. No lo hizo. Y ella, contrario a lo que pensaba Leonardo, no lo dejó, y trató de convencerlo para que dejara aquella vida que llevaba. Al final, lo convenció. El castaño se dirigió hacia uno de los escondites de su grupo, queriendo abandonar todo. Pero cuando iba a entrar, su compañero se le cruzó, y le informó que lo habían descubierto, además, habían mandado a alguien a eliminarla. Nadie debía de saber de su organización. Furioso, Louis ingresó al cuartel, y asesinó a todos los que se encontraban allí, exceptuando a su amigo. Luego de eso, se dirigió al apartamento que ambos compartían, y la encontró en un duelo. Pudo llegar a tiempo, salvarla, y huir con ella. Los demás miembros de la organización estaban siguiéndolos, completamente dispuestos a eliminarlos, los persiguieron por un callejón lanzando maldiciones asesinas por doquier, hasta que una impactó en la chica. El joven, completamente horrorizado, vio cómo la chica a la que amaba caía, completamente muerta. En otro arranque de ira, Leo eliminó, uno por uno, a los restantes miembros de aquella organización que se encontraban ahí. Luego de enterrar a Melissa, juró no volver a matar a nadie, y hasta ahora mantiene ese juramento. Tiempo después, regresó a Ottery, dispuesto a reencontrarse con su familia. Nada más regresar, se encontró con un vampiro de nombre Mekyue. Era el mismo que convirtió a su hermana en un vampiro años atrás, pero ahora buscaba al castaño. Luego de haber peleado con él, Mekyue, al borde de la muerte, consiguió que su alma habitara en el cuerpo del castaño, buscando hacerse fuerte para, algún día, poder volver a tomar una forma corpórea. Todo iba normal en la vida de Leonardo hasta que, tres años desde el día en que perdió a la persona que él amaba, un globo aerostático aterrizó en los jardines del castillo, trayendo consigo a Eliah**, hijo del castaño y de Melissa. Leonardo desconocía de su existencia, pero lo aceptó como hijo, y decidió hacerse cargo de él. Otros Datos: Le gusta pasar tiempo en la mansión, en su habitacion, leyendo libros. En su cuerpo habita un vampiro carpatiano de nombre Mekyue**. Posee una katana que encontro en el castillo Myrddin, llamada Sakabatou Keishi, además de dos kodachis de fuego. Adora comer chocolates. No hay momento del día en que no consuma uno. Siente una especie de fuerte atracción hacia las pelirrojas, probablemente sea por un trauma de su pasado. Ehm, bueno...creo que eso es todo. Muchas gracias de antemano Saludos ^^
  21. Leonardo Louis Myrddin "Al menos no me abofeteó" Pensó el castaño, luego de que Ariadna le dijo que no debería disculparse. Qué rayos le estaba pasando, él no era de sentir esos impulsos, sobre todo en la primera vez que se encontraba con alguien. -Está bien, hay que empezar desde cero... primero dime tu nombre y tu edad- Bromeó Louis, para olvidar aquél momento. Pero le era imposible. No se sintió como otras veces, aquello fue algo sublime, había sentido algo que no había sentido desde... Luego lo recordó. Cuando la besó, sintió como una conexión entre ellos dos. Torturas. Un lugar oscuro. Una risa perturbadora. Un viejo demente. Sufrimiento. Su cabello se iba tornando de otro color, antes era rojo. Una vez más, recuerdos confusos. Pero no eran de él, aquellos recuerdos provenían de la mente de la peliazul que tenía en frente. -Ya veo...- Comentó distraídamente el Myrddin. Ahora podía entender de dónde provenía esa tristeza que había sentido en aquella joven. Simplemente había pasado por cosas horribles, aún más horribles que las que él había pasado. No le mencionaría nada para no hacerla sentir mal. Simplemente se lo callaría -Oh cierto, antes de que me olvide. Ten- Le dijo el castaño, entregándole un papel. -Es la dirección del castillo de mi familia. Estás cordialmente invitada.- -Bueno, creo que ambos ya hemos terminado con el café. Así que... ¿A dónde quieres ir?- Preguntó Leo, con una sonrisa
  22. Leonardo Louis Myrddin -Petrif...- EL castaño no pudo pronunciar bien el hechizo, debido a que su padre lo calló con un silencius. Eso no hizo que el Myrddin cambie su expresión, seguía exhibiendo aquella sonrisa impasible y un tanto perturbadora que mostraba desde el inicio. Luego, su padre procedió a atacarlo, transformando una lata de refresco en una avispa. -Avis- susurró el castaño, generando de esa forma una docena de palomas bronceadas, originarias de Australia. Era bien sabido por el Myrddin que las aves comen insectos, así que -Ataquen al bicho- fue la única orden que les dio el castaño. -Vaya que vas en serio, eh? Bueno, supongo que tampoco podré ser muy amable. Pero por favor, no me lo descuentes de mi mesada- Louis seguía sonriendo -¡¡Sectusempra!!- Gritó, mientras contraatacaba con el mismo rayo que Lestat le había lanzado hace un momento el que, de impactar en el rostro de su padre, haría que éste se desangre hasta la muerte, a menos que ése se cure.
  23. Leonardo Louis Myrddin El chico seguía mirando hacia la ventana cuando, de repente, Ary tomó su mano entre las suyas, y le sonrió. Se veía muy hermosa. "Lo único que debería recordar eran aquellos momentos maravillosos que pasó con aquella pelirroja". Ella tenía razón. El castaño se quedó mirándola por un momento, luego dijo. -Ariadna...yo...- Dijo, pero no pudo completar su frase. Un extraño impulso hizo que el Myrddin se levante y, sorpresivamente, juntó sus labios con los de ella. Los ojos verdes de aquél joven se encontraban cerrados, mientras besaba a Ary. Una extraña corriente recorrió su cuerpo, pero él no se movía, ni siquiera podía pensar con claridad. En ese momento, todo desapareció, el castaño se sentía como en una especie de vacío en el que se encontraban sólo ella y él. Estuvieron así por 5 minutos, hasta que el castaño oyó la puerta de aquél local abrirse, y vio entrar por aquella puerta a la última persona en la tierra que él quería ver en ese momento. Se trataba de su padre, Lestat Myrddin. Leonardo puso una cara de sorpresa, y dejó de besar a la peliazul. Con algo de vergüenza por la aparición de su padre en aquella tienda, el castaño se sentó. Sabía que nadie, ni siquiera su padre, se daría cuenta de su presencia, a menos que él mismo decida revelarse. -Lo siento. No sé que es lo que me ocurrió- Dijo, mirando a Ary a los ojos. Esperaba que ella no le dé una bofetada o algo peor que eso.
  24. Leonardo Louis Myrddin Ary se mostró ansiosa por saber qué había detrás de todo esto, así que Leo se tomó unos minutos para pensar. -Ok, primero empezaré por decirte que, lo que acabo de ver, fue un recuerdo de hace unos años que había olvidado, pero por ciertas circunstancias, mi mente los ha evocado. Todo comienza en Japón- Empezó el chico, sintiéndose algo nervioso por recordar todo.-En aquella época, tenía 16 años, era joven y cometía locuras, como cualquier otro. Me encontraba en Japón para poder aprender kendo (esgrima japonesa), aprendí con un sabio maestro que me enseñó todos los secretos de este arte. Una vez concluido mi entrenamiento, me quedé unos meses a vivir allí. Luego de un tiempo, una grupo de personas entró en contacto conmigo. Eran magos. Habían estado espiándome, y decidieron que yo sería útil para ellos- Leonardo hizo una pausa, tomó su taza, y bebió un poco de café. -Desde ese momento, me dediqué a cometer asesinatos bajo sus órdenes. Era algo así como su asesino a sueldo. Una semana después de eso, conocí a una chica. Era completamente hermosa, alegre, y muy amable. Lo que más me gustaba de ella era su cabello, rojo como el fuego.- Otra vez, el Myrddin se detuvo. El simple recuerdo de aquella chica le nublaba la mente. Aclaró su garganta, y prosiguió.-Con aquella chica, viví los siete meses más felices de mi vida, y yo, que era un asesino sin remordimientos, empecé a sentirlos gracias a ella. Ambos nos amábamos, cada día con ella era el mejor de mi vida. Todo era perfecto, hasta que ella descubrió lo que hacía. Dudé sobre si matarla o no, debido a que era una regla de nuestro grupo, la de matar a todo aquél que nos descubriera, pero no lo hice. La amaba tanto que no la maté. Ella me convenció que dejara de hacer eso. Yo lo único que buscaba era su felicidad, así que simplemente me dirigí hacia uno de sus cuarteles para renunciar a la vida que iba llevando. Ya era muy tarde, me habían descubierto, y me reprocharon el hecho de no haberla exterminado. Me dijeron, además, que ya habían mandado a alguien a matarla, para seguir manteniendo su organización en secreto.- El castaño se sentía algo raro, no entendía de dónde podía recordar todo eso, pero una vez había empezado, continuar le fue más fácil. -Completamente enojado, maté a todos, me dirigí hacia el apartamento que ambos compartíamos. La encontré en un duelo con el mercenario que habían enviado. Aparecí justo a tiempo para salvarla, luego la tomé de la mano, y ambos decidimos huir. Era peligroso estar allí. Mientras huíamos, los demás miembros ya nos habían encontrado, y comenzaron a perseguirnos, lanzando maldiciones asesinas en todas direcciones, y entonces...entonces.- Una vez más, Louis se detuvo, pero no fue como las otras veces. Iba a quebrarse, aquél recuerdo lo destrozaba por dentro, pero trató de seguir. -Uno de los rayos impactó en ella. Yo no pude hacer nada, miré horrorizado cómo caía al suelo.- El Myrddin bebió un poco más de café -Luego, en un acto de ira, asesiné a todos y cada uno de nuestros perseguidores. Aún no recuerdo cómo lo hice, mi mente se puso en blanco en ese momento, lo único que recuerdo fue que la tomé en mis brazos....ella estaba...- Leonardo no podía seguir, una sensación extraña recorrió su cuerpo. -Lo siento, no puedo seguir. Lo único que puedo decirte es que, después de eso, sentí que todo mi mundo se desvanecía. Yo había causado su muerte. La había arrastrado a todo esto, por la estupidez que cometí. Finalmente, juré no volver a asesinar a alguien nuca más, eso era lo que ella hubiera querido...lo que ella hubiera querido- El castaño se quedó, pensando en aquellas palabras, mientras miraba hacia la ventana. Esperaba que Ary le dijera algo.
  25. Leonardo Louis Myrddin Una calle desolada, ése era el lugar en el que, inexplicablemente, se encontraba el Myrddin. Felizmente, gracias a una de las habilidades que le concedió Mekyue, era imperceptible para cualquiera, a menos que él mismo se revele. Estaba sentado en un columpio, balanceándose distraídamente, mientras pensaba en aquellas cosas que últimamente le estaban pasando desde que regresó de aquel sueño. De repente, un ruido lo alertó de la presencia de alguien. El castaño miró en dirección del ruido y vio, con mucha sorpresa, a un castaño muy parecido a él. Su padre, Lestat Myrddin. Leo sabía que ni siquiera su padre podía verlo, así que decidió darle un buen susto. Grave error. Una vez apareció en frente de él, el vampiro no lo reconocia. Al parecer, sí había detectado su presencia, ya que gritó, alzó la varita, y luego procedió a atacar con un Sectusempra. -¡Protego!- Gritó el Myrddin. Un escudo mágico apareció frente a él, evitando así que el rayo impacte en él. -Vaya forma más linda de saludar a tu hijo/ahijado, ¿No crees? Bueno, más te vale que no olvides cuál es mi hechizo favorito- Respondió, con una fría sonrisa. Ésa era la forma en la que Louis combatía, mostrando simplemente una sonrisa impasible, evitando así que alguien detecte sus emociones. Lestat era su padre, pero bueno, el combate ya había sido iniciado, y un caballero como él no podía rechazar un duelo, así que alzó la varita, listo para atacar de nuevo. -¡Petrificus totalus!- Exclamó Leo, a la vez que de su varita salís un rayo que, de impactar en su padre, lo inmovilizaría totalmente, haciendo que le tome un tiempo para recuperarse.

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