Finnick Oddair

Takeshi y Akamaru

Observó como todo a su alrededor se dejaban llevar por aquellas raíces, ¿eran buenas?. El vampiro estaba sorprendido por aquel descubrimiento y frustrado por quedar como el único que no se percató de ello, - No volveré a quedar detrás de nadie – se dijo con ira mientras de arrodillaba sobre la tierra de laberinto y estiraba una mano hacia la base de los setos.

No se veía nada estaba muy oscuro pero podía sentir con el taco las raíces de los arbustos. Eran como serpientes se retorcían cada vez que las manos del japonés las rozaban, intentaba provocarlas para que volvieran a tomarlo. – Akamaru, mete las patas debajo de los arbustos, incita a las raíces, esta vez tenemos que dejarnos arrastrar - le dijo al can.

Obediente su amigo comenzó a meter sus patas delanteras por debajo de los arbustos que conformaba la pared izquierda del callejón en el cual se encontraban. Lo que estaban intentando comenzó a funcionar, Takeshi sintió como las raíces se envolvían alrededor de sus manos y como lentamente comenzaban a trepar por sus brazos.

Desvió su atención hacia Akamaru, las plantas también comenzaba a tomar el cuerpo del animal – Déjate llevar – le recomendó al perro mientras volvía su atención nuevamente a él. El mago se terminó por acostar sobre el suelo mientras las plantas con una inmensa fuerza de la que parecían incapaces lo introducían hacia su interior.

El mundo se volvió oscuro, lleno de ramas, tierra húmeda y hojas, sentía también el arrastre de otro cuerpo unos metros hacia su izquierda que debía de ser Akamaru. Al final comenzó a ver un poco de luz plateada a unos metros de distancia y a los pocos segundos se encontraba del otro lado.

El japonés se incorporó y lo primero que hizo fue asegurarse si su amigo había llegado, allí estaba Akamaru moviéndole la cola – Bien hecho amigo – lo felicitó mientras acariciaba al can. Al final se volteó hacia el resto de la clase – Disculpen el retraso – se burló de si mismo. - ¿Qué tipo de trampa es esta? – les preguntó mientras observaba la especie de corredor acuático que tenían delante.

Observó los botes, tenían que cruzar en ellos si o si, pero no estaba tan seguro de que fuera tan fácil – No creo que crucemos esto tan fácil, sino no nos hubieran dejados unos botes – trató de explicarse – dejarnos un obstáculo tan fácil no parece lo típico de esta maldita cosa – dijo haciendo referencia al laberinto, algo debía de haber en el agua, algo capaz de complicar su travesía.

OFF: Profesoras si este rol les complica las correcciones, tómenlo para las próximas correcciones.

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Takeshi Ryddleturn y Akamaru

Oficina del Cuerpo de Seguridad

- Vaya, vaya – susurró el vampiro mientras una sonrisa, leve, pero sonrisa al fin se manifestaba en su duro rostro. – ¿Ves lo que veo yo, Akamaru? – murmuró el mago hacia su mascota. El can mantenía la vista fija en la mujer que acaba de salir de la zona de los ascensores.

- Al parecer sí – murmuró con aprobación su amo. El Ryddleturn miró con inmensa satisfacción a la joven, no la dejaría ir y menos después de haber atacado a su familia, la seguirá a todos lados de ser necesaria, hasta atraparla, lamentablemente no tenía el permiso para detenerla en ese instante.

El japonés asintió hacia su perro y el animal entendió todo, ambos amo y mascota se sumergieron entre la multitud tras la bruja, en caso de que apareciera el otro sospechoso, ambos se separaría, uno seguirá a un sospechoso.

Si tan solo soltara aquellos papeles, así tendrían algo para ubicarla mejor, el olfato del vampiro era su mejor y más desarrollado sentido y por su puesto el de Akamaru también era muy bueno, si tan solo lo soltaran y pudieran captar su olor, jamás la perderían.

Takeshi Ryddleturn

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Estadio Escopa de Shizouka, Shizouka, Japón

El vampiro apareció de la nada sosteniendo en sus manos una vieja bota mohosa, se dedicó unos segundos a observar el lugar en el cual se encontraba y una sonrisa se formó en su rostro, estaba en el lugar que quería estar. Esta vez jugaría de local. El silencio era extremo en aquel lugar, observó el cielo, limpio, negro la luna y las estrella, ni una sola nube.

Recorrió las gradas con la mirada, miles de asientos vacíos esperando por llenarse, las luces del estadio estaban encendidas por lo cual se podía ver todo con mucho detalle, el césped esta muy bien cuidado, todo esta muy bien cuidado.

Caminó hasta posicionarse en el centro de la cancha preparándose para dar comienzo al show, porque a pesar de ser un duelo, tarea de clase, planeaba divertirse y pasarla bien en todo momento. Extrajo su varita y con un movimiento de la misma desapareció la bota que le había servido de traslador.

Volvió a guardarse la varita y aplaudió una sola vez, el eco del aplauso resonó por todo el estadio silencioso e inmediatamente todas las gradas de llenaron de miles de aficionados todos con los colores de Japón, miles de banderas japonesas se agitaban, gritos, expectación mucha emoción.

Claro que todo era una ilusión, pero parecía muy real y su contrincante no lo notaría. Todo el estadio estaba de su parte, el nombre Takeshi se escuchaba muy seguido. Por segunda vez volví a extraer mi varita, observé todo, los arcos de futbol a cada lado del campo, los carteles con propagandas, las luces, todo.

Su contrincante apareció, el japonés sonrió de una manera macabra – Bienvenida, bienvenida a mi país, bienvenida a Shizouka, soy Takeshi Rydlleturn – se presentó mientras practicaba una leve reverencia ante su rival.

- Espero no resultarte demasiado rudo, - bueno era una chica, tenía que ser caballero ante todo, pero también tenía verdadera ganas de ganar esta cosa, vería como se desarrollaría el duelo y si su contrincante no tenía piedad contra él el la dejaría de tenerla contra ella a pesar de que fuera una chica.

La gente explotaba querían que el espectáculo comenzara, el vampiro apuntó a su rival con la varita desde una distancia prudencial de 5 metros y exclamó alto y claro por encima de todo el ruido de la hinchada

- ¡Incárcerus! –

Tres cuerdas salieron de su varita en caso de impactar sobre la joven una de ellas le ataría las manos al torso impidiéndole así el uso de la varita, la otra la ataría las piernas haciéndola perder el equilibrio y por lo tanto hacerla caer al suelo y la última la amordazaría.

Hola Gryffindor vengo a bajarme como miembro oficial de la familia Gryffindor, pero me gustaría quedar como amigo, no se podría ser amigo de Kirara somos compañeros de clase, lo hago porque con otra familia que conozco desde antes y por un tema de comodidad tengo que dejarla como la adoptiva, ¿no habrá problemas con ello?.Era solo para eso que venía, solo una pequeña molestia, xD.

Bueno Gryffindor nos vemos roleando por Ottery,

Takeshi y Akamaru

Su primera misión como parte de la Oficina del Cuerpo de Seguridad había comenzado, por una parte le hacía recordar un poco a las misiones mientras servía como shinobi para su aldea, pero ahora se había dado un descanso de la vida de Ninja, pero volvería, un shinobi nunca abandona a su aldea y el daría su vida antes de traicionar a Konoha.

El vampiro se encontraba apoyado contra la fuente de los Hermanos Mágicos, unos lentes de sol le cubrían los ojos al japonés, llevaba una camisa blanca y unos jeans negros. A su lado sin apartar la vista ni su olfato de los cientos de magos y brujas trabajadores se encontraba Akamaru.

El shinobi tampoco perdía vista de la idas y venidas de todos y cada uno de los magos en el Atrio, tenía en sus retinas las imágenes de los sospechosos de atacar a la familia Ryddleturn grabadas, no dejaría que se le escaparan, no tenía el permiso de detener, solo de ubicarlos y seguirlos.

Su entrenamiento le aseguraba no dejar escapar ni un solo detalle de la escena, cualquier movimiento extraño y lo notaría al instante. El sonido del agua cayendo a la fuente era el único sonido que interrumpía su atmosfera.

¿Dónde estaban?, no los veía por allí, pero no se les escaparían, algo sucedería, sino Bel no lo habría enviado al Atrio, y estaba más que listo para atenerse a lo que fuera a suceder.

Takeshi

El vampiro se dirigía hacia la Graduación 49 a pesar que todavía no llegaba a graduarse tenía conocidos que si lo serían y además lo nombraría prefecto de la mejor casa de todas. Vestía bastante elegante para su gusto, llevaba un camisa negra y unos pantalones de igual color y formales, no era su estilo aquella corbata azul que también llevaba pero en una ocasión como esa no podía presentarse como quisiera.

El lugar estaba lleno de personas era demasiadas, ¿se encontraría con las personas que quería?. Aplaudió con ganas a medida que subían los graduados a recibir su diploma y sintió un poco de ansias para que algún día fuera su momento.

Aplaudió y sintió orgullo al momento de que la directora nombrara a los prefectos, aún se sorprendía de haber obtenido aquel titulo, era mucho, pero estaba seguro de que estaba realizando un excelente trabajo.

Poco a poco las personas comenzaron a acercársele para felicitarlo. Su sobrina Bodrik fue una de las primeras – Gracias, si creo que tendré que esforzarme – le contestó el japonés.

Saludó a sus jefes de casa Leah y Jank y luego recibió el saludo de su segunda madre en el Reino Unido, Anna, después de saludarla – Perdón, me quedé algo distraído – se disculpó el mago mientras se volteaba para saludar a Cillian un gran amigo que había formado en los Aethonans de Salem – Felicidades, ¿ya graduado? – le sonrió.

OFF: Si me cambié de nombre, xD

¿Le temes a las Oscuridad?

Finnick y Akamaru

El vampiro esperó alguna respuesta después de su historia, creía que había contando algo bueno por lo tanto dejo que sus ojos vagaran por los pálidos rostros de sus compañeros. Estaba a tan solo un segundo de formular la pregunta: ¿y bien?, Cuando un espeluznante sonido quebró la oscura atmósfera que los envolvía.

Milésimas de segundos antes de que sonido espectral, todas y cada una de la luces de la sala se apagaron, ya no se podía ver nada. ¿Qué estaba pasando?,¿ porque no reconocía aquel sonido¿ ¿y por que el mismo lo paralizaba?. No podía moverse, temblaba de frío, un sudor helado recorría su espalda y todo sonido que quisiera producir moría en su garganta.

Una figura espectral emergió de suelo, era una mujer, bueno lucia como una mujer y n estaba sola, las dos fantasmas de la torre Artemis y Zoë colgaban de una manera extraña, algo les había sucedido. El espíritu o demonio se les presento, provenía del Tártaro, peor lugar que el mismo infierno.

Al final el vampiro pudo salir de aquella especie de parálisis y se enfrentó al espíritu - ¿Qué les has hecho a Artemis y a Zoë? ¿y que quieres de nosotros? – dejó escapar el pelinegro.

Finnick y Akamaru

Escuchó con atención lo que la bruja les dijo, ¿así que habían atacado a la familia Ryddleturn?, quizás este caso lo envolvería más de lo que pensaba. El vampiro le tenía n gran aprecio a esa familia, fueros las primeras personas que lo recibieron cuando llegó al Reino Unido, y eran para él parte de su familia.

Ahora tenía muchas ganas de ayudar en la captura de aquellos criminales, pero lo iba a ser con calma, los sentimientos no iban a influir en sus acciones porque eso podría ser lo peor que sucediera.

- Entendido, ahora nos vamos para el Atrio – le informó a la bruja antes de marcharse con Akamaru rumbo al lugar mas concurrido del Ministerio de la Magia. Por fin otra misión, era lo que estaba esperando desde que llegó a Inglaterra.

Takeshi y Akamaru



Luego de la clásica ronda de presentaciones la clase en sí dio comienzo. El vampiro observó como las mujeres encabezaban la comitiva hacia el gran laberinto y se volteó hacia sus compañeros (Atria y Santos). – Bueno hay que moverse, ¿no? – les dedicó una pequeña sonrisa y comenzó a seguir los pasos de las brujas.

Ya había caído la noche y extendía su manto aterciopelado y oscuro sobre todos los terrenos de la Academia, el aire olía a verano, la temperatura era alta y todo resultaba extremadamente pacífico. Pero algo en el interior del vampiro le decía que todo aquello era una fachada, una vez dentro de aquel laberinto todo cambiaría, no sería fácil eso lo tenía en claro, muchas cosas se ocultaban en aquellos encrucijados caminos.

Akamaru estaba nervioso lo notaba – Tranquilo amigo, esta solo será una prueba más – le sonrió al cachorro el pelinegro para darle animo, mientras pasaba una mano por su hocico para tranquilizarlo. No estaban seguros en aquel laberinto, lo sentía se percibía en el aire por lo tanto el vampiro extrajo su varita y la sostuvo con la zurda, preparado para usarla en el momento justo.

Al final llegó el momento de dividirse, teníamos que elegir a cual profesora deberíamos seguir, no le importaba a cual seguir mientras siguiera con su equipo. A pesar de que eran una clase se llevaba mejor con Atria y con Santos, y tenían una especie se sub- alianza. Por otro lado para enfrentarse con los peligros que de seguro habría en aquel laberinto no podían ser mejor equipo.

Atria era muy inteligente de seguro la mejor alumna de la clase, por otro lado la había visto en acción y derrotó ella solo a dos magos adultos. Santos era muy bueno con la varita, había derrotado al vampiro en un duelo de una manera muy rápida. Y Takeshi se consideraba que era en si un arma para eso lo habían entrenado, ser mortal en cada característica de su ser.

Además también estaba Akamaru su mejor amigo, y juntos el vampiro y el perro tenían varios trucos ocultos que resultarían muy útiles cuando se prestara la ocasión. – Vamos tras Aimé – les dijo a sus compañeros mientras se encaminaba tras la odefa.

Mientras más avanzaban por aquel intrínseco laberinto mas aumenta la oscuridad que los rodeaba, la plateada luna alumbraba con fuerza sobre ellos pero su luz no era suficiente, era como si una especie de magia impidiera que la luz color plata del satélite hiciera su trabajo. El pelinegro no se sentía del todo cómodo en aquella situación pero trataba de que no se le notara, no le gustaba parecer débil frente a los demás no era su estilo.

El silencio era aplastante el vampiro podía sentir los latidos de sus acompañantes por eso cuando sintió la voz de la profesora quebrar aquella atmósfera se sobresaltó. ¿Qué no tocáramos las bayas?, el vampiro giró un poco la cabeza hacia una de las pared de césped que tenían a un costado, había notado las bayas desde que entraron pero no le habían atraído para nada, al parecer la mujer las había reconocido y habrían de ser venenosas.

- Ya la oíste Akamaru, lejos de las bayas – le indicó a su perro algo preocupado. Hasta esas simples bayas era una trampa, aquel laberinto se volvía más y más peligroso.



- Creo que estamos caminando en círculos – le comunicó por lo bajo a sus compañeros para que la profesora no lo oyera – Habría que dejar una especie de marca para darnos cuenta de que camino ya recorrimos, a este ritmo pasará la noche y no habremos encontrado salida – al parecer la profesora pensó algo parecido. El pelinegro la escuchó, ¿presentarnos?, ¿de nuevo?, ¿no sería mejor seguir avanzando?, quedándonos quietos y hablando podríamos darle nuestro paradero a cualquier ser indeseable de este maldito lugar, pensó con furia el asiático.

- Creo que dije mas que suficiente de mí en la presentación, no quiero aburrirlos – acotó el japonés con un tono de ironía en sus palabras. – Lo único que quiero es terminar este laberinto antes que despunte el alba – agregó el vampiro mientras acariciaba distraídamente a su perro mientras mantenía sus ojos clavados en al bruja.

Akamaru ladró y unos tentáculos comenzaron a enroscarse en sus piernas, ¿pero que demonios…?, se preguntaba el extranjero mientras perdí el equilibro y caía al suelo, no eran tentáculos lo que lo rodeaban sino las raíces de los setos. Y no era él único que había caído en aquella trampa todo el grupo se encontraba en la misma situación.

Akamaru forcejeaba como un loco contra aquellas plantas que lo abrazaban con furia. El asiático pensó primero en su amigo y le dijo con la voz mas calmada que tenía – Tranquilo amigo, no luches, encontraré la forma de sacarnos de esta – el cachorro se quedo quieto. Ahora ya podía pensar en él, las raíces ya le llegaban hasta las rodillas, no iba a luchar con desesperación, estaba seguro que aquello acentuaría la situación.

No podía llegar a sus herramientas ninjas pues su portador ya estaba cubierto por las raíces, el shinobi apuntó con su varita a las raíces y realizó un encantamiento guadaña, inmediatamente las raíces comenzaron a sufrir cortadas y poco a poco fueron cediendo el control de su piernas. Ya estaba libre, se incorporó del suelo extrajo una kunai y se dirigió hasta Akamaru – Ya te sacó – le dijo al perro mientras comenzaba a producir profundos cortes en las raíces que al sentir aquel daño se alejaron del cachorro.

- No podemos volver a quedarnos quietos, otro ataque como este y estaremos fritos – lanzó al grupo. Aún no entendía como no notó aquello, toda la vida lo habían entrenado para prestar atención al ambiente que lo rodeaba y aquella noche falló.

Finnick y Akamaru

La interminable rueda de presentaciones dio por finalizada y su jefa de oficina lo invito a retirarse, por fin comenzaría la acción. El vampiro se levantó de la silla que ocupaba inclinó un poco la cabeza a modo de despedida de los presentes y abandono la sala tras Bel y su compañero Santos.

Akamaru se levanto y siguió a su amigo también fura de la sala. Comenzaron una caminata algo silenciosa que se vio interrumpida por una mujer del Departamento de Criaturas. Bel se entretuvo con ella y Finnick se volteó y se acercó a su compañero Santos.

- ¿Qué grupo no? – preguntó con ironía haciendo referencia al variado tipo de personas que formaban el Escuadrón.

Finnick y Akamaru

Había aprobado la primer prueba mucho mejor que la vez anterior esta vez no solo logró someter al animal sino que también lo aniquiló. – Finnick Lockhart 16 años – largó una escueta presentación, no hacía falta que hablara más además nadie lo pidió. El vampiro continuó pasando una mano distraídamente sobre su compañero Akamaru, aguardando que la próxima tarea diera inició.

Verían un duelo. Al shinobi siempre le gustó ver duelear, era algo que le interesaba, es más el vampiro había dueleado con anterioridad y uno de sus contrincantes ahora era compañero de clase. Increíblemente cuando el duelo dio comienzo el pequeño arroyo que cruzaba la zona en la que se encontraban comenzó a crecer.

Pronto el seco suelo en el cual se encontraban parados comenzó a anegarse. No le molestaba el lodo, pero tampoco tenía ganas de quedarse parado tomando nota mientras los profesores comenzaban el duelo. Por lo cual eligió una roca que había en el terreno y se sentó en ella. Materializó un pergamino, pluma y tinta con su varita y se preparó para tomar nota de lo que sucedería.

El duelo dio inicio y el vampiro comprendió cual era el fin de la tarea, estaban allí para notar los errores que a propósito tenían los profesores en el duelo. Finnick comenzó a tomar nota casi de inmediato, anotando cada uno de los errores que notaba.

Cuando el duelo dio por finalizo el vampiro se paró de su lugar caminó hacia los profesores y les tendió el pergamino con las anotaciones – La tarea – les dijo antes de volver sobre sus pasos y juntarse con sus compañeros.

Finnick y Akamaru

La criatura no se tardo en traerle todo lo que necesitaba, para ser pequeño tenía más fuerza de la que aparentaba, pudo con todos eso libros. Mientras el elfo fue a por los ingredientes y los calderos, Finnick le echó una ojeada a los libros que le habían traído.

Detestaba los deberes, le gustaba la magia y aprender, pero odiaba las tareas escolares al igual que los exámenes, eran una pérdida de tiempo, sacar la máxima nota en un examen no significaba que uno iba a estar completamente preparado para la vida externa a la academia.

Después de obtener los ingredientes, le mostraron los calderos – Me quedo con el de petrel, creo que sería el más apropiado para mí – le contestó al elfo - ¿Cuánto sería todo esto? – le preguntó el vampiro.

Finnick y Akamaru

Todo sucedió muy rápido, en segundos apareció de la nada el jefe del local, y lo conocía, claro que lo conocía, trabajaban juntos en el mismo Departamento Ministerial, pero en distinta oficina. El vampiro cerró un poco los ojos antes las palabras del mago, “cálmate” se repetía internamente, un shinobi jamás pierda la calma, al final eso pareció funcionar porque formó una sonrisa irónica.

Trató de no reírse ante los ataques que se lanzaban entre ellos, tarea difícil pero no imposible. Por otro lado Akamaru se dio cuenta de lo que pasaba y se sentó junto a las piernas del extranjero, esperando que este le indicara algo, pero el vampiro no dijo nada.

Recibió en sus brazos los libros que le sustrajo May – Gracias – alcanzó a decirle para luego voltearse hacia el mago – He visto cada sangre….. – se contuvo antes de decir sucia – persona con deplorable procedencia comprando en este lugar, Akamaru tiene mas limpia la sangre y más altos orígenes que “aquellos” – sentenció fríamente el mago.

¿Cartel?, no había ningún cartel en la entrada cuando llegó, pero ahora al parecer si había uno, nunca me perdí detalle alguno, algo andaba mal, su entrenamiento lo obligaba siempre a observar bien el lugar donde se encontraba.

- Comprendido…. ¿Kurt no? – le contestó al sumo inquisidor cuando esto hizo referencia a que lo perdonaba por esta vez – No sea duro con la señorita, tiene una empleada muy inteligente y muy linda, no todos tienen tanta suerte de tener alguien así para trabajar – le dijo al mago y a la piropeando a la bruja.

OFF: No te preocupes Kurt, todos sabes que esto es un juego, XD

Finnick y Akamaru

- Tienes razón no me he especificado lo suficiente, me interesaría libros sobre el aparato circulatorio humano – pensó un momento que planeaba hacer y luego le agregó – si alguno de ellos también contenga el sistema inmune me gustaría tenerlo – el vampiro se volteó a mirar las grande estanterías.

En un lugar como este tendría todo lo que necesitaba, ya sabría donde acudir cuando tuviera alguna duda. – Y con respecto a los venenos, los de efecto rápido son los que quiero ahora – aclaro el shinobi antes de moverse hacia la próxima sección.

La tormenta seguía cayendo con fuerza en el exterior, pero allí adentro se estaba cómodo, nada le gustaba más que estar adentro un día de lluvia y sentir las gotas golpear el techo y oír el lejano retumbar de algún trueno.

Bueno maravillosos mortífagos vengo a dar aviso que vuelvo a activarme en el perfil mortífago, y esta vez traigo un ancla conmigo, *se la ata en el cuello y la arroja al suelo* no me moveré más de aquí, y si algúna vez muestro alguna desorientación me darán muchos zapes para que reaccione, entendido?, usaran cruciautus, imperius y todo, jajaja.

Bueno no dejo la ficha de aceptación porque todavía sigo anotado como aspirante, la luz no me volverá a cegar, jajaja, lo prometo.

Además aquí tengo a mas personas que conozco, XD.

Yo también estoy de acuerdo con varios puntos de lo que se hablaron. Principalmente apoyo el de Kurt, digo yo tengo un nombre terriblemente mal elegido. No sabía que había un usuario que se llamaba Finnick Odair, cuando me registre escribe mal en nombre directamente con dos “d”, por eso no me salto nada de que ese nombre ya estaba en uso, porque si me abría saltado, elegiría otro nada que ver. Y este nick ya causo confusiones, por ejemplo cuando pusieron mi nueva trabajo la pusieron en la del Finnick Odair original y bien escrito, XD

Digo también que los usuarios nuevos cuando nos graduemos podamos cambiar de nick, yo odio el mío y no dice nada de mis familias u otra cosa, pero también apoyo que todos una vez por año, puedan cambiarse si lo desean el nick, es una opinión.

Finnick y Akamaru

El vampiro se quedó pensativo mientras observaba el suelo de aquella planta, repasando mentalmente a donde tendría que ir luego de salir de aquel local. Había muchas que comprar lo normal cuando comenzaban las clases, detestaba la clases, bueno en realidad no, solo odiaba las tareas y los exámenes, eran muy aburridos.

Akmaru comenzó a pasear por el lugar olfateando todo lo que su hocico tenía al alcancé, Finnick no se preocupo, el perro no rompería nada, era muy cuidadoso, además que actuara un poco como perro no era nada malo.

Suspiró y miró el techo, ¿adónde se habría ido aquella elfina?,.

- Akamaru no te alejes mucho – susurró el japonés en dirección a su perro.

Finnick y Akamaru

Un gesto extraño, mas bien lo definiría como un movimiento anormal, eso fue lo que me hizo apartar la vista de mi acompañante y ponerla en aquella mesa, aquel tipo había hecho un movimiento extraño hacia nosotros pero no había visto bien de que se trataba, mantuve un mirada gélida en aquella dirección, al final suspire y volví mi atención hacia Bel.

Miré de reojo a Akamaru, el cachorro tenía la mirada fija en aquella mesa, el también lo había notado, quizás sabría que fue lo que sucedió, después se lo preguntaría, no lo molestaría que siguiera vigilando.

- Si, prefiero actuar con la mente en frío, no soy una persona que se guíe por los sentimientos, me guío por la razón y el instinto, lo sentimientos son algo que lo reservo para la familia, en algunas ocasiones…. Pero en el trabajo o en misiones no me ayudaban de mucho, nublan el juicio y en ocasiones quitan tu objetivo y eso es algo que un shinobi no puede permitir – le expliqué a mi nueva jefa.

Mientras conversaba de vez en cuando movía un poco los ojos hacia la otra mesa, pero aquellas personas no parecían tener interés alguno en nosotros – Si, creo que es normal que muchas personas se molesten, pero es parte del trabajo no?, hay que lidiar y saber como resolver distinto tipos de problemas y situaciones – acoté.

Apenas noté cuando me trajeron mi pedido – No llames la atención, pero ¿conoces a aquellas personas? – le pregunté en un susurro a Bel apenas moviendo los labios, asiento un mínimo gesto con la cabeza en aquella dirección.

Finnick y Akamaru

Escuché con atención las historias que mis compañeros iban relatando, siempre me gusto este tipo de cosas, jugar con el miedo era emocionante. Repasé cada uno de los rostros de los magos y brujas presentes en la oscura sala, algunos como yo parecían divertidos con la situación otros especialmente las chicas lucían asustadas.

Después de que Helen y Kirara terminaran sus historias me llegó el momento. Me levanté rápidamente del cojín y sublevé a Kirara en la silla de madera. – Bueno, esta historia la conozco desde que era un niño – realice una pequeña pausa y continué – La historia trata sobre dos brujas pequeñas no tendería más de 10 años, ambas eran hermanas. Todos los veranos sus padres las llevaban junto con ellos a pasar las vacaciones en una gran casa en la mitad del campo, era un momento que amaban las niñas. Jugar hasta bien entrada la noche en los bosques, correr por la pradera nadar por el fresco río, eran momentos inolvidables –

- Esta historia comienza con el comienzo de un verano, la familia se dirigía a la casa en un espléndido día de verano. Las niñas no podían esperar más para disfrutar del campo pero aún tenían que desempacar, en ese ajetreó los padres se dieron cuenta de que los víveres que tenían eran pocos y que tendría que ir al pueblo más cercano a comprarlos, dicho pueblo quedaba a una distancia de varios kilómetros –

- Las niñas rechazaron la invitación de sus padres a que los acompañaran al pueblo, por lo tanto al mediodía se quedaron solas. Jugaron un buen rato hasta que unas gruesas nubes negras comenzaron a tomar el cielo. Una tormenta de verano se aproximaba, las niñas volvieron a la casa y la tormenta estalló. Lluvia, viento, rayos, truenos, una tormenta como ninguna. Y sus padres se estaban retrasando, -“quizás papa y mama no podrán llegar por la tormenta-“ aventuró la hermana mayor.

Cada vez el cielo se volvía más oscuro a medida que se acercaba la noche y la casa lo hacía de igual manera. Los ruidos de la tormenta asustaban a las niñas, cada crujido de rama parecía ser un mortal enemigo, el golpeteo de la lluvia, una mano en la ventana. Al final las niñas decidieron irse a dormir. Compartían la habitación, sus camas estaban enfrentadas, cada una apoyada contra una pared y un espacio en el medio. La mayor colocó una vela en el centro para iluminarlas y ambas trataban de conciliar el sueño antes de que la vela muriera. –

- Poco a poco la luz iba mermando, pero su sueño no llegaba, al final la luz se acabo y el cuarto se cubrió de la más espesa oscuridad. La hermana pequeña comenzó a sollozar, la más grande le propuso una idea, que se tomaran de las manos y permanecieran la noche así, sabiendo la una que la otra estaba junto a ella. –

- Así lo hicieron, ambas estiraron sus manos y sus dedos se entrelazaron, se sentían seguras, sabían que no estaban solas, los ruidos de la casa ya no les producían miedo, y al final lograron conciliar el sueño. – miré a todos - El otro día llego, la tormenta se había ido y el sol entraba a raudales en la habitación, las niñas despertaron y se miraron la una a la otra y se rieron, habían actuado como unas tontas y para seguir jugando con aquello intentaron nuevamente tomarse de la manos, pero…. Por más que intentara, por más que se estiraran no podía tomarse de la mano, entonces iguales muecas de terror se materializaron en sus rostros –

- Lo comprendieron, algo o alguien aquella noche en la oscuridad de la habitación había estado allí y no solo eso, había tomado sus manos y había permanecido sujetándolas por largas horas de la noche – así concluí mi historia.

- ¿les gusto?, yo que ustedes tendría cuidado esta noche cuando me vaya a dormir – bromeé.

Finnick y Akamaru

Comencé a seguir a Maylis en cuanto este me lo pidió, la tienda era enorme, la mujer debía de tener una gran memoria para conocer dónde era que se encontraba cada libro del lugar, por su puesto que la tenía, ¿no había sido capaz de distinguirle el rostro y el nombre en cuanto entró?.

- Si me lo imaginó, deben ser emocionante cuando uno no sabe que es lo que va a encontrar dentro de alguno de ellos - agregué mientras la seguía por la cientos de estanterías del lugar. Era increíble que allí hubiera más de 10 millones de volúmenes de libros de todo tipo, debía de ser uno de los lugares con más conocimientos acumulados del Reino Unido, un lugar así tendría que ser considerado Patrimonio pensé para mis adentros.

- Si es otra cultura, de hecho es mi tercera cultura, pasé toda mi vida entre Brasil y Japón los cuales eran muy distintos y ahora llegó al Reino Unido que no tiene nada que ver con los anteriores, aunque Londres es una metrópoli multicultural, es increíble la cantidad de magos y brujas extranjeros que aportan sus conocimientos y modos de vida a los ya existentes aquí, es como un mosaico – deduje rápidamente.

Finnick y Akamaru

- Soy Shinobi, desde los 7 años no he parado de entrenar duro, ahora lo hago solo pero antes tenía un tutor - le comuniqué a mi jefa – Eh probado el Kendo, de hecho me especialicé en las técnicas japonesas, shinobis, samuráis y las muchas variantes de artes marciales que existen – le expliqué normalmente no contaba mucho sobre mí, pero ahora no veía inconveniente.

- Un entrenamiento físico y mental al 100%, Tarutobi mi sensei me enseñó la variante paladín de Japón y creo que de todas es las más completa, no solo te enseñan a manejar una espada y pelear, sino también el sigilo, mantener los sentimientos al margen, la resistencia, aprovechar tu entorno al favor, conocer cada músculo del cuerpo humano y saber utilizarlo a tu favor controlando la cantidad de energía vital que envías en un momento para potenciarlo y obviamente para conocer los puntos débiles de todos los humanos, un poco de venenos y un poco de primeros auxilios, si fueron años duros, pero creo que me sacaron bueno – agregué sonriendo.

- Soy un shinobi, creo que tengo un buen curriculum para la Oficina no? – le dije bromeando a Bel, ya me sentía más cómodo en aquella especie de reunión.

- Claro Bel – le dije a la bruja luego que me autorizará a hacerlo – Yo pediré un café normal y plato con agua para Akamaru – ordené. – Igual durante los entrenamientos en Brasil y Japón, no estaba solo, Akamaru siempre me acompañó y es más entrenó conmigo y tenemos algunos trucos especiales para ocasiones especiales – me moría de ganas de probarlo en los primeros malhechores que se cruzaran durante mis guardias - ¿Qué es lo que enseñabas aquí? – le pregunté a Bel recordando sus palabras.

Finnick y Akamaru

Una voz me hizo girarme sobre mis talones y me llevé una gran sorpresa al ver de quien se trataba, era Bel Evans, la jefa de la oficina en la cual acaba de entrar, ¿Qué hacia en los terrenos de la Academia?, no estaba al tanto de que fuera jefa de alguna casa, tampoco la había visto enseñando, ¿entonces cual era el motivo de su visita?.

- Hola…. – no sabía que decirle, jefa sonaría est****o, pero tampoco me animaba a decirle por su nombre de pila, y decir todo su nombre sería algo muy exagerado, por suerte su siguiente pregunta me sacó de aquel dilema

- No, no es tarea, solo buscaba algo para leer más tarde, pero al parecer no hay nadie – dijo observando nuevamente toda la habitación. – Bueno sería una buena opción para esperar mientras llega alguien – le contesté ante su invitación de tomar el té.

Seguí a la bruja hacia la parte cafetería del lugar y tomé asiento en una mesa, me revolví algo incómodo, a pesar de que Bel era una buena persona todavía seguía siendo mi jefa y eso tenía siempre peso. Al parecer Akamaru notó eso porque apoyó su hocico sobre mis rodillas para tranquilizarme, lo acaricié, siempre nos ayudábamos, esta vez le tocó a él ayudarme a mí – Después saldremos a entrenar un poco – le dije al perro y luego me volví hacia la bruja - ¿Qué la trae por la Academia? – le pregunté educadamente.

Finnick y Akamaru

- Tengo ganas de llevarme algún libro, después saldremos a jugar a un rato – le comuniqué a Akamaru mientras caminábamos aquel día soleado rumbo a la Libería Café “Hojas de Café”. Akamaru ladró molesto – Ya te lo dije, serán solos unos minutos, no leeré nada ahora solo elegiré algún libro y me lo llevaré para leerlo más tarde – le conteste mientra abría la puerta y lo hacía pasar primero.

Como me esperaba del lugar estaba muy tranquilo, no veía o olía nadie, miré a Akamaru – Parece que esta vacío el lugar – le comenté mientras me acercaba al lugar donde supuestamente debería de encontrarse la bibliotecaria.

Toqué una pequeña campanilla dorada y su agudo sonido resonó por el local desierto - ¿Por qué dejaría abierto ni no hay nadie para atender? – me pregunté, mientras que con una mano me rascaba la cabeza, cosa que hacía cada vez que estaba desconcertado.

Finnick y Akamaru

Una nueva mujer entró a la sala de reuniones, incliné un poco mi cabeza a manera de saludo desde mi asiento y guardé silencio al ver comenzaría a hablar. La mujer, Bel Evans McGonagall era nuestra jefa y contestó la pregunta que habíamos formulado Santos y yo: ¿En que se encontraba la Oficina?.

Escuché con total atención todo lo que la bruja nos contó. ¿Torneo de Duelos?, no se había enterado de que un evento como es tomaría lugar pronto, tenía muchas ganas de participar para quizás en esta ocasión lo disfrutaría desde el lado laboral y no como participante.

Otro tema que me llamó la atención fue lo de las patrullas, realmente cuando me anoté a esta oficina la idea de patrullar y mantener el orden de Ottery fue uno de los motivos principales. No tenía ninguna duda, solo muchas ganas de comenzar a trabajar. Le rasqué distraídamente las orejas a Akamaru y cuando la mujer pregunto si había dudas contesté.

- Solo una, ¿Cuándo comenzamos? -

Finnick y Akamaru

Una bruja se me acercó para atenderme y su rostro me resultó familiar, ya conocía aquella chica, pero de dónde y al parecer ella también lo reconocía y es más sabía su nombre, claro en el Ministerio, en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional – Tu eres la mujer que me atendió en el Departamento de Cooperación cuando me registré como mago extranjero, un gusto – le dije a la bruja mientras le tendía la mano – Por cierto nunca supe tu nombre – le sonreí a la mujer.

Akamaru se sentó junto a mis piernas y levanto el hocico mirándonos a los dos – Espero no haberte interrumpido, buscaba unos libros de anatomía y fisiología humana y ¿me recomendaría algún libro sobre venenos? – le pedí a la mujer.

- ¿Uno no se aburre aquí nunca no? – traté de entablar conversación haciendo referencia a la cantidad de libros de todos los temas que se encontraban en el recinto.