Finnick Oddair

Boa tarde familia Tonks, bueno venía para pedir asilo, na mentira, venía a pasarme a formar parte de los rodeadores de la hacienda, creo que quedaría como otros parientes, ya que tengo dos familias en la ficha, la Ryddleturn y la Lockhart, y en la última soy hijo de Cye e Ishaya, así que no se ¿puedo unirme como otro pariente?, tengo muchas ganas de rolear por todo Ottery, XD. Prometo actividad.

- ¿Eres miembro o aspirante? Si eres miembro, dinos el rango: Aspirante

- Nick: Finnick Oddair

- Nombre Muggle: Javier

- Edad: 17 años

- Pais: Uruguay

- Fecha de Cumpleaños: 01/10

Hola gente de la orden aqui dejo el formulario para unirme a la madriguera.

Me observaba desde la orilla del lago de la Academia de Magia y Hechicería, ir o no ir, ese era mi dilema. Los ojos que me miraban desde la limpia superficie del agua, uno azul y el otro verde y tan llenos de vida, en esos momentos solo trasmitían indecisión. Tenía en una mano mi fiel varita mágica y en la otra una carta por parte de los miembros de la Orden del Fénix, de ambos grupos que conocí en el Reino Unido, este era el que más me atraía, pero no estaba al 100% convencido de ello.

Al final no perdía nada con conocer, es más ganaba, sabría de que se trataba aquel grupo. Tenía razón, no perdía nada, por lo cual caminé de regreso hacia mi sala común. Cuando llegue hasta mi habitación que se encontraba vacía, comencé a buscar entre mi ropa un conjunto deportivo. Al final me vestía con la camiseta verde amarela, y un pantalón con los colores de Brasil, para que supieran que era extranjero y aún no estaba muy al tanto de los grupos del Reino Unido, en Brasil no había nada de eso. Y por último agarré una capa de color blanco y la guardé en una mochila. Solo faltaba llegar hasta el traslador.

El viaje en traslador siempre me gustó, era una de las tantas cosas de la magia que me fascinaban y como todavía no tenía permiso para aparecerme por mis 16 años, también me resultaban muy útiles.

Aparecí cerca de la orilla de un río, el suelo estaba muy resbaladizo, por lo que casi me caí en el agua, estuve apunto de soltar un insulto, pero me controle al recordar en que lugar me encontraba y cual había sido el motivo de mi visita.

Muchos compañeros de la academia se aparecieron y corrieron la misma suerte que yo. Pronto los miembros de la Orden nos mandaron a que los siguiéramos. Comencé la caminata guardando mucho silencio, mientras más caminábamos mas nos adentrábamos en un bosque, que cada vez se volvía más cerrado y oscuro, muchos magos encendieron sus varitas.

Al final nos detuvimos y nos dijeron que nos colocáramos las capas, obedecí al instante, abrí mi mochila me coloque la capa blanca y volví a colocarme la mochila, luego un miembro de los Odefos pronunció un encantamiento secreto el muro que impedía nuestro avance se abrió.

Entramos en una especie de cueva, en la cual nacía un río, y en el medio de la laguna había unas llamas. Nos ordenaron formar un círculo y lo cumplimos. Peo mientras esperábamos que la sesión comenzara algo sucedió afuera. No entendía que sucedía, esperaba que alguien me dijese algo. Pero mientras buscaba con la mirada, encontré a Kirara, compañera mí de clase y de casa, la saludé con un gesto de cabeza.

- Voy a regresa, de eso no hay duda alguna, jamás voy a alejarme de mi tierra, forma parte de mí y yo me he formado en base de ella – tenía razón, todos actuábamos según en lugar donde naciéramos, a pesar de que mi familia era británica, yo tenia sangre latina.

Las chicas estaban tardándose mucho, típico pensé y se lo expuse a mi tío – típico de las mujeres, dos horas para ponerse un traje de baño – bufé irónicamente. – Claro – le dije ante el ofrecimiento de acompañarlo a buscar algo para picar y música, una fiesta no era una fiesta sin música ni picada.

Seguí a mi tío hacia la sala común de los Aethonans de Salem, pero no estaba vacía como podríamos haber imaginado. Había un chico en la sala, leyendo un libro, ¿leyendo un libro?, ¿Qué hacía leyendo un libro en un día como este?, era un día para salir afuera y disfrutar no para leer.

- Hola – lo saludé – venga, te estas perdiendo una fiesta en la piscina – le dije al chico.

Al poco tiempo las chicas se fueron a cambiarse y me quedé con tío esperándolas en la piscina. Tenía muchas ganas de meterme de una ve, pero decidí que sería mejor esperar a las chicas y después meterme, cuando estuviéramos todos. Mientras tanto mataba el tiempo caminando por el borde la piscina y observando el agua, hasta que la voz de mi tío me sacó de mis pensamientos.

- Si lo supuse, también mi madre me contaba mucho de ustedes, pero yo no quería saber nada con venirme para Inglaterra, estaba muy acostumbrado a mi país, mi cultura, mis amigos, rechacé Hogwarts y decidí estudiar en la escuela de magia de Brasil – era cierto, todavía recordaba el día que mi madre llegó con una carta de Hogwarts, la rechacé enseguida, no quería irme a Europa, y mi madre aunque le dolí que estuviera tanto tiempo alejado de mi familia, lo acepto – antes de venir para aquí, solo conocía a mi madre y a mi hermana mayor obviamente y también a mi abuela que venía una vez cada tanto a visitare-

- Ahora creó que me vine, porque estoy mas maduro, solo eso, además tenía muchas ganas de conocer a toda mi familia – le contesté a mi tío. – Aunque hay todavía muchas cosas que no me acostumbro, entre mi país y este, hay demasiadas diferencias – y eso era muy cierto.

Por fin estaba todo listo, la bruja que lo atendió le indicó que en esta ocasión el formulario estaba con todo lo que necesitaba. Observé a la mujer, comenzaba legalizar mi papel de inmigrante y como por último le agregaba el sello oficial, ahora ya no era más ilegal en aquel país.

La bruja me preguntó sin necesitaba algo más a lo que le respondí – No gracias, que tengua un buen día – y sin más salí de aquel departamento.

El barman me entregó el trago – Gracias – le dije al hombre, mientras Helen se iba a no entendí muy bien que, peor mientras ella volvía me digne a probar aquel trago, estaba muy buena, el barman había hecho un trabajo excelente.

Mientras bebía, comencé a recorrer la primer planta, observando a todos y a todo, el lugar tenía estilo, había que admitirlo, no había hecho ninguna mala elección del lugar, quizás viniera más seguido a aquel lugar.

En eso volví Helen y comenzó a hablar con el barman que al parecer se llamaba Sylfer, y escuchando la conversación fue lo que le pregunté - ¿así que hace poco que trabajas aquí? – y esperé la respuesta de Helen.

La bruja a la cual le entregué el formulario lo leyó rápidamente y me lo devolvió, lo más probable era que me haya equivocado en algo pensé, y tenía razón, según ella no había especificado donde estudiaba, tomé una pluma que había en el escritorio la mjóe en tinta negra y comencé a arreglar mi error.

- Espero que ahora si este todo en orden – le dije a la mujer, mientras le tendía el formulario corregido.

Ministerio de Magia

Departamento de Cooperación Mágica Internacional

Confederación Internacional de Magos, Sede Británica

 

 

Ficha de registro de Brujas y Magos inmigrantes

 

 

Nombre: Finnick Oddair Ryddleturn Lockhart

Ficha: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=101367

Nacionalidad: brasileña

Motivo de inmigración: Motivos familiares y de estudio

Situación actual en Gran Bretaña: Estudio en la Academia de Magia y Hechiceria y trabajo en el Departamento de Juegos y Deportes Mágicos

Hoy tenía que realizar un trámite muy importante, paro no quedar como un inmigrante ilegal, tenía que llenar la ficha de inmigraciones que había en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional, por esa misma razón, me encontraba a tan tempranas horas de la mañana ascendiendo en un ascensor dorado vacío rumbo a la quinta planta.

El aparato se detuvo y la tan clásica voz femenina me indico que había llegado al Departamento de Cooperación Mágica Internacional, mi destino. Me bajé y comencé a recorrerlo, era un departamento muy elegante, y también tenía que serlo, si era uno de los primeros departamentos que veían los extranjeros al llegar al Reino Unido.

Saludé a una bruja que se encontraba en su escritorio, era la recepcionista, pero yo ya sabía adónde tenía que ir. Tomé hacia la izquierda y entré en Confederación Internacional de Magos, Sede Británica, donde tomé el formulario que me interesaba, lo llené y me acerque a un trabajador de allí para que me diera la aprobación.

- Buenos días, espero que este todo en orden – eché un último vistazo a mi formulario, con mis ojos, uno verde y el otro azul.

Ministerio de Magia

Departamento de Cooperación Mágica Internacional

Confederación Internacional de Magos, Sede Británica

 

 

Ficha de registro de Brujas y Magos inmigrantes

 

 

Nombre: Finnick Oddair Ryddleturn Lockhart

Ficha: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=101367

Nacionalidad: brasileña

Motivo de inmigración: Motivos familiares y de estudio

Situación actual en Gran Bretaña: Estudio y trabajo en el Departamento de Juegos y Deportes Mágicos

OFF: a la ficha le falta una actualización, ya que no soy mas Malfoy ni soy australiano, pero los cambios no los puedo realizar hasta que se cumpla un mes de los últimos que hice.

Fui a mi habitación, la que compartía con Cillian y busqué entre mi baúl, el traje de baño, rebusque entre toda aquella maraña de ropa, tenía que admitirlo era muy desorganizado, saqué calcetines, camperas, pantalones, túnicas de gala, sombreros, lentes de sol, hasta que encontré una bermuda.

Me cambié en cuestión de segundos, me coloqué una simple camiseta verde de manga corta y unos lentes de sol, ya esta listo. Bajé hasta la habitación de la piscina, donde se encontraban mis compañeros, estaba apunto de decir algo, cuando llegó mi tío Cillian – estábamos hablando de donde veníamos, no la pregunta filosófica, sino el lugar que dice nuestra acta de nacimiento – bromeé, odiaba la filosofía, suerte que aquella asignatura era optativa. - ¿les gusta mi bermuda? - les pregunte sonriendo, el diseño era muy gracioso.

OFF: Ya se que cambie todo, pero cambié a mi personaje, jaja, ya no es mas australiano, pero tranquilos no cambié al personalidad ni el físico solo la historia, XD.

ON:

Bajamos todos por el camino que nos indicó Helen, iríamos a la piscina, tenía muchas ganas de bajar y conocer un poco todo, además tenía muchas ganas de darme un chapuzón en agua helada y fresca, adoraba nadar, se me daba tan bien como volar (en escoba, claro).

Helen le hizo un pregunte, pero también le generó curiosidad - Eu sou do Brasil, O maior país do mundo – bromeé con aquella frase tan conocida - ¿y tu de donde vienes?, ¿vienes de tan lejos? – le pregunte a la prefecta.

Mientras esperaba la respuesta y el trago del barman, una voz me saludo, era voz de una mujer y me resultaba conocida, cuando me volví, me encontré con Helen, compañera de la casa de los Aethonans de Salem, le sonreí a la chica.

- Helen, no esperaba encontrarte aquí – y era cierto, el lugar que meno esperaba encontrarme con ella era aquel bar – ¿Así que trabajas aquí? – le preguntó a su compañera, por lo menos podía que charlase con alguien aquella noche.

Apenas terminé de desayunar otros de mis compañeros también lo hicieron, Arya y Helen fueron las primeras en hacerlo y se pusieron manos en la obra de inmediato, así le gustaba que fueran sus prefectas, personas muy activas y que amaran las fiestas, no las clásicas imágines que normalmente tenían los prefectos de aburrido y come libros.

- Una fiesta en torno a una piscina sería genial – le dije a Helen, mientras la escuchaba al parecer mientras pensaba en voz alta. – con este día hay que aprovecharlo, además hace calor y enserio, no ese calor que le llaman ustedes a los 20º grados, - los británicos no sabían lo que era el calor, al igual que yo no sabía lo que era el verdadero frío, todavía no quería ni imagina el frío que sentiría cuando el invierno llegase.

Nuevamente con la llegada de mi compañera Kirara aquellas dos fantasmas reaparecieron y nos volvieron a llenar de serpentinas, cada vez me caían bien aquellos dos espíritus. Leah nuestra jefe nos dios permiso para organizar la fiesta, algo que me gusto mucho, ya teníamos permiso para hacer lo que quisieras, bueno no para tanto, pero soñar no estaba prohibido.

Kirara nos acompañó a la mesa y yo volví a atacar a una suculenta naranja, mientras la devoraba, Kirara me preguntó si conocía el resto de la sala, era cierto, pero no era lo que tenía mas ganas de hacer y menos con la perspectiva de una fiesta por delante, más adelante ya habría mas tiempo para conocer el lugar.

- No de hecho no – le conteste a mi compañera de Generales – un placer Helen – me presenté a la otra prefecta de la casa – estarían geniales tener un poco de fuegos artificiales – la idea le resultaba genial, me terminé mi vaso de jugo de calabaza fresco y ya estaba listo para comenzar con la organización de la fiesta de bienvenida.

No tarde en ser atendido por el barman, el hombre que tenía un acento que denotaba que era de Francia, me ofreció un Gin Tonic, bueno nunca lo había probado y no perdía nada con hacerlo, además me lo recomendaron.

- Bien déme un Gin Tonic – le dije al barman, mientras este preparaba el trago le pregunte - ¿este es un local muy concurrido? – tenía que ir conociendo un poco de todo. Parecía también un lugar nuevo, de hecho por lo que había oído en el Callejón Diagon, era un lugar en pleno crecimiento, cada día aparecían nuevos bares, bailes, restaurantes y hoteles.

Bueno era nuevo en el país, así menos de un mes que estaba en el Reino Unido y todavía no había salido a ningún lado, algo que aún no me lo perdonaba, trataba de no regañarme a mi mismo ocultado esa falta de salida con excusas, como recién llegaba, tenía que presentar el papeleo, asentarme, organizarme, estudiar, y miles de excusas absurdas, ja.

Pero aquella noche tuve tiempo libre y me decidí por recorrer el famoso callejón Diagon, todos los británicos hablaban de que era el mejor lugar para salir y realizar las compras, era hora de comprobar si estaban en lo cierto.

Recorrí el callejón buscando un lugar, pero el problema residía en que ni yo sabía que tipo de lugar estaba buscando, al final de detuve frete a un local de dos plantas, mis ojos, uno azul y el otro verde enfocaron el nombre del mismo, Doyle´s, parecía ser un bar restaurante. M encogí de hombre y entré.

La primer planta me gusto, había una pista de baile, pero en aquel momento pocas personas se movían por ella, por ahora no tenía ganas de bailar, quizás más tarde, ahora lo que me apetecía era un trago, por lo tanto me acerqué a la barra.

- Buenas noches, ¿Qué me recomienda?, quiero el mejor trago británico que tengan – le dije al barman que se encontraba allí, el australiano esperó la respuesta de este.

- Hola tío – saludé alegremente a mi pariente y a partir de ese momento mi compañero de cuarto – Por suerte todo bien ¿y tu?, ¿Cómo va ese Rol Básico? – sabía que mi tío estaba una clase por arriba de la mía.

Después de saludar a todo y de recibir todo tipo de bienvenida, cosa que demostró que en esa casa la iba a pasar muy bien, me senté con Arya y mi tío en una mesa para continuar con el desayuno. Hoy era un día cálido, nada que ver con el verano australiano, pero tenía que admitir que un poco de calor hacía.

Hoy tenía ganas de comer algo ligero, pero atibórrame de cosas frescas, por lo que tome una simple tostada y comencé a comerla – si hay que organizar una fiesta me ofrezco para ayudar y más si es por mí, ja – me reí – me merezco algo importante – bromeé, así era la forma que normalmente rompía el hielo, no era de aquellas personas que esperaran a que las invitara o dieran pie para la conversación, generalmente era yo el que las iniciaba, precisamente socializar no era mi problema.

Iba a contar un chiste cuando sentí que alguien llegaba, era una chica, me di vuelta en el asiento para verla mejor y reconocí de quien se trataba y de en los problemas en que se hallaba, era Kirara mi compañera de clases, la única que junto conmigo fuimos a parar a los Aethonans de Salem, y sabía también que era muy tímida y no se sentía muy cómoda en aquel momento, por lo tanto por ser amigo, fui a ayudarla.

- Kirara, ¿Cómo estas? – la saludé, mientras me levantaba, caminé hacia ella y le comuniqué a los que compartían la mesa conmigo de quien se trataba – Ella es Kirara, mi compañera de Generales, y también una nueva Aethonans, y es algo tímida – agregue, sonriéndole a la chica.

Sonreí frente al recibimiento que me dieron, fue más del que esperaba pero me encanto. Las dos fantasmas que trataron de besarme y las responsables de llenar toda la sala de confeti, se fueron llevándose mis cosas a mi habitación.

- Un gusto Leah,- saludé a la bruja que era jefa de mi casa]– si creo que mi compañera no tardará en venir – dije pensando en Kirara – Bien, es mi tío – agregue cuando me informó quien sería mi compañero de cuarto.

Me saque un poco del confeti de los hombre y me volví hacía Arya la chica que me recibió en primer lugar, que escuchando la conversación que mantuvo esta con Leah, resultó ser mi prefecta. – Soy de Sydney, del sureste de Australia – la contesté a la pregunta que me hizo antes del recibimiento por parte de las fantasma y de la jefa del casa.

- Bueno habrá que cambiar un poco eso – dije entre un sonrisa, después de sentarme en una mesa y alcanzarme un vaso con jugo fresco de calabaza. – un poco de música, alguna que otra fiestas y bromas, modificarían eso – agregue volviéndome a reír.

- Por las bromas no se preocupen, tengo dos bolsas repletas de artículos de Zonko que compré en la case de Generales, si se que eso suena extraño – bebí un sorbo de jugo frío de calabaza – soy nuevo en le país, soy de Australia – decidí decir, sería mejor ir conociéndome poco a poco con mis compañeros de casa.

No tardé en ser atendido, una joven se me acercó apenas dije que era nuevo. Por lo menos era mucho mas sociables que mis compañeros de Generales cuando recién empezó la clase, todavía recordaba que recién nos unimos cuando tan solo quedábamos cuatro y la clase había terminado.

La chica que tendría mas o menos mi edad, era castaña y tenía ojos de un igual color, contesté rápido para no parecer algo lento – Gracias, un placer Arya, me llamo Finnick – dije saludando a la chica – creo que este lugar si me resultara como un hogar, es hermoso – agregué admirando la sala común – claro que me gustaría desayunar con ustedes, de hecho tengo un poco de hambre – le contesté a la chica cuando me lo ofreció.

La casa del aire, si había un elemento que me gustaba era el aire, puro y poderoso, yo era un jugador de Qudditch y sentir el viento en la cara me fascinaba, me sentía como parte de ese viento, parte del cielo mientras volaba sobre una escoba.

Caminé hasta llegar al oriente de la Academia, donde se alzaba la torre mas alta, la torre que era el hogar de la casa de los Aethonans de Salem, casa a la que prometí dejar bien arriba, casa que en ese momento se había convertido en mi hogar.

Alcé mi vista hacia la sima de la torre, no distinguí nada estaba muy alta, no sentía vértigo por suerte, así que me sentiría cómodo en aquel lugar. Conocía como llegar hasta aquel lugar, tenía dos opciones, pero una me resultaba mucho más atrayente. Así que miré entorne de mí hasta que encontré un caballo alada de mármol, aquella estatua me llevaría hasta la cima de la torre.

Me subí con facilidad al mismo e inmediatamente la estatua comenzó a tomar vida y en cuestión de segundos me encontraba ascendiendo hacia el cielo con una velocidad increíble. En cuestión de segundos el viaje había acabado, lo que lamenté, porque hubiera querido que durara un poco más. Mientras la estatua volví a su lugar, me volví hacia la nueva estatua de un aethonans, sabía que para entrar debí de decir la contraseña la cual ya la sabía.

La estatua me dejó entrar y me encontré en la sala común de mi casa, tenía un poco lloroso los ojos por las ráfagas de viento durante el ascenso, así que me los refregué, al final ya podía ver mejor, y con mis dos ojos uno azul y el otro verde, ambos de un color brillante, comencé a recorrer la estancia.

- Nuevo presentándose – dije a modo de broma a las personas que se encontraban allí.

Pido mi baja de la familia, motivos, soy nuevo en foro recién comienzo y todavía no logro asentarme bien, tengo que ver y probar muchas cosas para decidirme por algo indefinidamente. No quiero quedar mal con nadie y espero no haber hecho enojar a nadie, lo lamento padre Spectum al que nunca pude conocer, pero quedense tranquilos que no me voy porque me volvere odefo, no tengo intenciones de formar parte de la Orden del Fenix, jajajaj

Hubo un momento de pausa general en la conversación en el compartimiento de Generales 94. Cada uno absorto en sus pensamientos, mientras las chicas pensaban en sus cosas, desvíe mi atención hacia la ventana del tren. Ya era de noche, los últimos rayos de sol desaparecieron junto a él, y ahora en su lugar estaba la luna, tiñendo de plata los paisajes que nos devolvía la ventana.

Había sido un día espectacular, no podía creer todo lo que había hecho, le piropeé a una camarera, estuve dentro de una película de terror, camine por un calle británica con la bandera de Australia en la espalda, bebí te en un salón para parejas solo, entre a la mejor tienda de dulces de Gran Bretaña, me pelee con un mago bajito, fui rapero, pésimo, pero lo fui, y salí con los bolsillos llenos de caramelos gratis, luego me abastecí de artículos para bromas, volé en un carruaje tirado por aethonan y ahora estaba en un tren rumbo a Londres.

- Creo que si, estamos terminando – le contesté a Kirara, la primera en romper aquel silencio que había tenido lugar hasta tan solo unos segundo atrás. – Los cuatro finalistas de esta aventura, ¿eh?, jaja, y yo soy el último chico, no tenía ni idea de que las escuelas británicas fueran así de entretenidas, sino cuando cumplí los 11 años me hubiera venido a estudiar aquí, ja – agregue mientras volvía a repetir los hechos de aquel día.

Esperé a que algunas de mis compañeras retomaran la palabra o algo así, pero mientras eso pasaba, me fijé en los dragones de papel que volaban por el lugar, siempre me gustaron los dragones, eran de mis seres favoritos. – Me encantan los dragones – dije sin que nadie me lo preguntaran, señalando a un que volaba cerca de la ventana – me gustaría terminar en la casa de los Dragones de Lancashire, si pudiera elegir claro esta – concluí.

Solicito los siguientes cambios.

Aspecto Físico:Su cabello es rubio y corto y sus ojos son muy diferentes, uno es azul y el otro es de un color verde, a él le encantan sus ojos. Es alto y de complexión atlética. Viste normalmente ropa deportiva y moderna, las capas y túnicas solo las usa cuando son requeridas.

Historia:

Nació un 27 de febrero, en Sydney, Australia. Hijo de Anna T. Ryddleturn y de padre que aún no conoce. A pesar de que su madre era británica, Finnick se crió en Australia y tuvo la vida normal que puede tener cualquier niño mago. Estudio en la academia de magia de Australia, donde fue un muy buen estudiante, capitán de Quidditch de su colegio y prefecto. Es un excelente jugador de Quidditch, sueña un día jugar por Australia en un campeonato mundial.

Ahora vive en el Reino Unido donde cursa la academia de magia y hechiceria y vive en la casa de su familia el Castillo de la Familia Ryddleturn.

- Me llamó Finnick – me presenté a la chica que se me acercó para saludarme primero – Finnick Ryddleturn – concluí luego de estrechar mi mano con la suya, y luego entre en el abarrotado compartimiento, no de personas éramos tan solo cuatro, pero si de cosas, y como si las que ya habían no fueran suficientes, vacíe mis bolsillos de los dulces de Honeydukes y deposité mis dos bolsas con artículos de Zonko en un asiento vacío contigua al que elegí para sentarme.

Me desperecé a mis anchas me sentía muy cómodo, y mientras me frotaba los ojos con una mano con la otra mano me alcancé una rana de chocolate. Luego abrí los ojos y me dediqué a ver los movimientos de mis compañeras. Afuera los últimos rayos del sol morían y la negrura de la noche poco a poco iba ganando el terreno.

- Se podría decir que gane la lotería – le dije entre risas a Nerissa mientras le asestaba el primer mordisco a mi rana de chocolate – chicas, comida, solo falta alcohol y música y estoy hecho – agregué antes de terminar mi rana.

Volví a reírme con Nerissa, esa chica si que era simpática, pensé todo lo contrario de ella la primera vez que la vi – Créeme Kirara que a mi no me incomodaría – continúe riéndome. – Valla Nerissa pensé que serías aburrida, siempre pasabas entre libros cada vez que teníamos tiempo libre – le confesé.

¿Strip póker?, ja, desde la aventura que tuve en Tokyo dos semanas atrás que no jugaba a ese juego, pero antes de contestar a la chica, observé a Patricia y a Kirara, no creía que ninguna de las dos fuera del tipo de personas que jugaba strip póker con desconocidos – Por mi no hay problema, pero no quiero presionar a Kirara y a Patricia, además ¿Dónde dejaste el pudor? – le pregunté bromeando a Nerissa.