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Fengari M.

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Mensajes publicados por Fengari M.

  1. Hola que tal?? Que democrático todo esto. Recuerdo que estaba perdida muchos meses, no quiero decir que por la pandemia, aunque en realidad fue más la flojerita que adopté con tanto tiempo libre (? En fin, como decía, qué bonito que estén haciendo toda ésta actividad.

     

     

    Me parece muy sabio y emocionante dejar que elijamos a los nominados para que sea el Ministro de magia, y como tal, también me siento representada por los nombres que escribiré aquí, ya que son amigos y han demostrado tener cualidades que creo son necesarias para el cargo. Además de que somos de la misma familia, la marca tenebrosa. En mi opinión son más que dignos para ocupar tal lugar.

     

     

    Nomino a:

     

    1. Jeranne Triviani

     

    2. Candela Triviani

     

    3. Anthony Ryvak

     

     

    Un fuerte abrazo a cada uno! Suerte!!!!

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  2.  

    Las cicatrices del guerrero fueron lo que más atrajeron la atención de la hechicera, incluso más que su personalidad descomplicada o su poca paciencia. La Munter estaba cautivada por la forma en la que algunas marcas se cruzaban y ramifican en pequeños montículos, "distintivos de batallas" pensó siguiendo cada extensión hasta caer en la mirada del uzza. Fengari siempre demostró curiosidad por las cosas poco comunes, encontrando belleza donde otros hallaban desagrado. Hasta el momento había estudiado un par de libros y con ellos, conocido a sus mentores, unos hechiceros guerreros denominados Uzzas, cada uno con sus peculiaridades, pero siempre con la guerra tatuada en sus cuerpos.

     

    Entonces se concentró en la muralla detrás del guerrero cuándo éste hizo mención. El muro de sólida roca se alzaba imperiosa cerca de ellos, con una única puerta que parecía abrirse con el pasar del tiempo, cómo el mítico encantamiento de las sirenas, tentándonos a acercarnos ignorantes del peligro que representaban. Fengari inspiró hondamente, la fobia a los espacios cerrados, heredada por sus ancestros vampiros, empezaba a manifestarse en su cuerpo, tensando sus músculos y cambiando el color de sus orbes a un tono fucsia.

     

    --Entonces entraremos ahí? --susurró con una voz que evocaba firmeza encubriendo el asco.

     

    Cerró sus ojos por unos momentos para escuchar las últimas indicaciones de su mentor, esperando que éste no les dieran limitaciones. Encerrar a una vampira con claustrofobia en un laberinto no parecía buena idea. Cruzó los brazos casi furiosa, resoplando sobre unos mechones de plateados cabellos, distrayendo su atención en sus compañeros, quiénes asentían o rebuscaban en sus mochilas las herramientas que el guerrero mencionaba. La vampira traía consigo una bolsa táctica militar para la pierna, que aseguraba a su muslo con una correa, y a su cintura con otra; en su interior se encontraba un surtido de piedras y amuletos que no cargaba en su cuello, un único libro y su varita, la cual tomó con agilidad concentrándose en la aventura para no pensar en el laberinto como si mismo.

     

    Varita entre los labios, se anudó el cabello en una alta cólera, moviendo la cabeza en gesto afirmativo a la pregunta del guerrero--. El libro del equilibrio es uno de los más complejos, entre sus conocimientos de destaca el uso de flores y otros ingredientes para venenos, como por ejemplo, los Pétalos de Pensamiento o el Cinadae.

  3. @ Iba a venir en plan "hola... Necesito una firma porfis" pero en realidad estoy asi: SOS!! NECESITO UNA FIRMA NUEVA! :cry: ya no se a donde más ir :cry:

     

     

    -A mi gusto-

     

    Diseño [Firma | Banner | Deco]: FIRMA

     

    ¿Avatar? No

    Render o imagen: https://i.imgur.com/rKqalvu.jpg

    Tamaño: según tu diseño =)

    Texto: Fengari Lòrien

    Otras especificaciones [Forma | Colores | Fonts]: no...

     

     

    Gracias de antemano

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  4. En la orilla de lo que parecía una isla, observaba como la barcaza regresaba mágicamente a su punto de partida, ágil pero sutil, no era más grande que una lancha de pescador, y había servido bien a la hechicera acercándola a su meta, "al igual que a los otros magos que llegaron antes que tú". Fengari recordó ese detalle y rodó las orbes lentamente hasta que su mirada se perdió en ningún punto, pretendía ignorar esa minucia, por lo que levantó su complicado espíritu y caminó a través de un suave terreno, contrario a lo que sucedía sobre su cabeza, donde el cielo libraba su propia batalla.

     

    Horas atrás, habia recibido con satisfacción su carta de aceptación al curso del libro del equilibrio, por lo que estaba más que entusiasmada en aprender todo lo posible sobre del mismo, más por sus hechizos que por querer escuchar la parafernalia del equilibrio y el poder "es un chiste para alguien como yo" pensó mirando su reflejo en el agua, su cabello largo de color plateado casi blanco, y la totalidad de su aspecto eran el epítome de que el equilibrio no existía, mitad vampira mitad veela, era un depredador con piel de gacela.

     

    Los nubarrones se extendían como un manto sobre la tranquila isla, dándole un toque de gris y sepia al paisaje, ante sus ojos un enorme muro se alzaba. A los pies del agua, varios pasos a su derecha, un grupo de magos se reunían y cerca de ellos, un poderoso guerrero se mantenía en pie a varios metros de la orilla. Fengari sintió la mirada del uzza sobre ella, pero la mujer, altiva e imperturbable, correspondió el gesto sin darle cabida a los nervios, acortando la distancia hasta llegar al lugar donde el resto aguardaba. Sus ojos celestes como los lagos de invierno, pasaron rápidamente por cada uno de los hombres a la distancia.

     

    Se acercó primero al que sacudía las manos, aquel gesto le pareció tan muggle, que la vampira sonrió-- ¿Acabas de llegar Dick?-- lo reconoció de estudios anteriores--. será mejor que nos reunamos con los otros.

     

    La hechicera caminó por la orilla, sus botas salpicando el agua en cada paso hasta acercarse al otro mago-- Señor Crouch --sonrió al descubrir que sus sentidos habían acertado, quedándose a lado del mago hasta que uzza se presentara.

  5. El movimiento que había elegido utilizando el hechizo de la daga, empezaba a producir una serie de efectos en mi cuerpo al igual que en el de mi hermana, a excepción de sin detalle en particular, la cantidad de sangre que emanaba del mío era menor que al de Nicole, quizás por la diferencia de razas. La sangre era más espesa en mi herida, como una sustancia densa que resbalaba lentamente en mi estómago, una situación que requería un hechizo para evitar mayores dificultades, pero mi mente estaba centrada en otra cosa... Observé a mi hermana, atenta a cada detalle, rehusándome a caer en la distracción, es por ello que cuando empezó a mover los labios, pensé en formular un encantamiento.

     

    Morphos pensé hacia la camisa blanca de Nicole, la cual se convirtió en una avispa marina, apegándose a su pecho para depositar sus toxinas en la bruja. El veneno de la avispa produciría severos problemas en la salud de la Crowley si no lograba curarse a tiempo. A causa de la misma, el rayo de la varita de Nicole se desvió impactando a dos metros a mi derecha.

     

    Inmediatamente después pensé «curación» remediando la herida de mi cuerpo ocasionada por la daga.

     

    Con agilidad, elegí mi siguiente hechizo previniendo un movimiento más agresivo por parte de mi hermana, encantándola con «zancadilla» logrando que la hechicera cayera de bruces a causa de un lazo mágico que le ataba los tobillos. De esta forma tenía posibilidades de evitar el rayo que se desprendía de la varita de la Crowley, y podría condicionarle su puntería en los futuros movimientos si no finalizaba el hechizo.

  6. Me encontraba en el interior de la pirámide, en una cámara imponente; más por el huésped que por la decoración, que por cierto era extrañamente escueta 《probablemente a propósito para el duelo》 . Las paredes de granito y el techo plano, se alzaban sobre una base rectangular de tierra compacta, sin rocas, ni ningún artilugio que pudiera ayudarnos en el duelo, a excepción del sarcófago del faraón que descansaba en aquella cámara 《Qué bonito, no hay cajas ni rocas, pero sí una momia para usar a nuestro antojo en el duelo... o deberíamos respetar su descanso eterno?》 pensé relajándome.

     

    Caminé hasta la ubicación que me señalaron para el duelo, observando de reojo al uzza; quién vigilaba cada uno de nuestros pasos a poco de empezar el duelo. Até mi cabello con una alta coleta, cada mecha plateada apartada de mi rostro, jeans y botines, y una camiseta sin mangas complementaba mi atuendo. Entonces, sin perder más tiempo, abrí la palma de mi surda para materializar mi daga del sacrificio, un puñal perfecto plateado, pequeño y sin adornos a excepción de una piedra lila. Tenia intención de usar aquella herramienta y para practicar los conocimientos adquiridos en dicha clase.

     

    -- Immolo oppugnare --clamé rápidamente haciéndome un corte transversal en el estómago con la daga, la sangre brotó al igual que en mi hermana, como efecto del hechizo, hiriéndola con la misma intensidad que a mi cuerpo.

     

    --Empecemos hermana.

  7. --apoyo la idea de Sebas. Deberíamos golpearlos --dije convencida de que aquello sería mucho más práctico que lidiar con un par de gemelos cuyas intenciones no parecían honestas. Y es que mi instinto me decía que no debía fiarme de ellos, además de los rumores sobre aquellos personajes, ésta versión se veía más traviesa...--No sé que esperamos, un par de hechizos rápidos podrían dejarlos indefensos o mejor aún, algo de "motivación" podría alentarlos a ayudarnos a encontrar el camino correcto o mejor aún, la pieza que estamos buscamos.

     

    Entonces los hechiceros eligieron una forma menos agresiva para lidiar con los gemelos, por lo que solo me limité a esquivar la mirada hacia un extremo y cruzarme de brazos observando la situación. Observe mi alrededor nuevamente, buscando algún indicio que sea de ayuda, pero no halle nada, torcí los labios y me centre nuevamente en el grupo de magos. En ese momento un extraño presente llegó a manos de la pelirroja del grupo, de parte de uno de los gemelos, un movimiento demasiado gentil para un par de criaturas demasiado turbias y traviesas. Miré con recelo a la bruja y cómo titubeaba a continuación, cuando finalmente decidió aceptar el regalo, una extraña magia la envolvió bloqueandole el habla.

     

    --que cosa tan inusual... Estás bien?? --cuestioné sintiéndome tonta al notar que la hechicera obviamente no estaba bien, en ese momento, cuando empezaba a considerar hechizar al gemelo malvado, Darla vociferó algo que me tomó tiempo descifrar, y cuando por fin lo logré, Tauro se me había adelantado ayudando a la bruja a recobrar su voz.

     

    Observé cuidadosamente a los gemelos con el ceño fruncido, como un gato observando cuidadosamente a su presa. Estaba segura de que aquel par revolcándose de risa, se encontraban en el momento propicio para que nosotros aprovecharamos su distracción y emboscarlos. Levante la varita dispuesta a mandarles un hechizo para atarlos, cuando unos pasos llamaron la atención de todos los que nos reuníamos ahí.-- y ahora quién es?

  8. Aquel lugar era una locura, por lo que al dejar la casa de la liebre, la tranquilidad volvió a mi. Un rato después, habíamos caminado hasta encontrarnos al frente de un paisaje particular; el bosque era una masa de árboles que se dividía en dos caminos misteriosos... No había elección correcta, y no estaba del todo segura de ser quién tomara esa desición, traté de guiarme con el instinto, cerrando unos segundos los ojos, oliendo la naturaleza a mi alrededor, escuchando algún sonido que me invitara a confiar en el camino que debiera tomar, pero aún tras varios intentos, no tuve elección.

     

    --esto tomará tiempo... --susurre para mí suspirando, las desiciones no eran mi fuerte, más en un lugar tan extravagante como el que estábamos.

     

    Poco después, uno de los magos tomó el camino que tomaríamos, y agradecí mentalmente que tomara la desición. Continuamos hasta llegar a un punto no tan diferente, similar a todo el camino pero con detalles que podían pasar desapercibidos; observé con atención el suelo, y me vi encima de un loseta, aquel detalle no llamaba la atención, sin embargo, cuando observé la totalidad de la trama, reconocí el tablero en el que nos ubicamos, una plancha de ajedrez a gran escala, donde cada uno se ubicaba en un recuadro y nuestro enemigo supuesto, se materializaban: los gemelos.

     

    Mientras los observaba, me distraje con la voz de Darla cantando armoniosamente, aquel gesto fue perfecto para relajar la situación, aunque no estaba segura si los demás se encontraban tensos como yo. Entonces escuché a Tauro preguntar por alguna moneda, descifrando rápidamente para qué la necesitaba, metí la mano en el bolsillo de mi vestido y la llamé lanzándole la moneda muggle que guardaba de la suerte.

     

    --Tengo una moneda, atrápala.-- Me quedé quieta observando lo que haría a continuación, aprovechando la ocasión para quitarme los tacones y arrojarlos contra la maleza, con todo el trajín estaba ignorando incluso la incomodidad de esos zapatos.

  9.  

    Llevábamos buen rato caminando por aquellos senderos, a veces un bosque, a veces solo una planicie, no estaba segura de la extensión del lugar ni de la ubicación exacta en el globo terráqueo. No tenía la certeza de nada y aunque las brújulas ya no se usaban en esa era, deseaba tener una a la mano para orientarme mejor. Pasó poco tiempo para que empezarán a conversar todos, comentarios graciosos y otros más cercanos, otros preocupados pero todo en buena onda, y en sentí tan cómoda entre ellos.

     

    Entonces habló Tauro sin perder el rumbo, Y sonreí ante sus palabras, y es que habían pasado semanas, quizás meses desde nuestro conversación, y la distancia y el silencio me habían llevado a considerar que nuestra relación había perdido la fuerza que antes tenía, pensé también que la familia tenía algo que ver con eso, pensé en Anne en ese instante y la sonrisa se desdibujó de mis rostro.

     

    --tienes mucho que enseñarme Tauro, estoy impaciente por volver al vivero y conocer tu laboratorio. --aunque cabizbaja, decía la verdad, tenía muchas ganas de pasar más tiempo con la bruja, y aprender de ella sobre pociones y criaturas. El vivero de la mansión Munter era impresionante, sus plantas preciosas y aunque algunas eran tóxicas, le daban un encanto superior.

     

    Entonces guardé silencio repensando todo lo anterior, solo seguía al grupo, hasta que llegamos a un lugar interesante. Al ingresar a lo que parecía una casita, La casa de la Liebre, y observé a las criaturas que se encontraban allí. Escuché lo que estaban diciendo y me quedé tan sorprendida que solo pude parpadear para asimilar lo que sucedía ahí. Me crucé de brazos y traté de mantenerme al margen, pero al curiosidad era tal que no pude evitar caminar alrededor de los peculiares personajes, en su peculiar casita dónde hacían cosas tan extravagantes como sus personalidades, observé al detalle unos cuadros raros, que colgaban sobre una sillas misteriosas, y rebusque con la mirada si entre el desorden se encontraba el reloj del conejo... Pero no lo halle, no aún.

  10. Hola ! No estoy segura si es el lugar indicado, pero es necesario...

     

    Mi clase del libro de la sangre lleva inactiva más de diez días, y me preocupa quedarme a medias con el curso y reprobar. Tal vez el uzza khufu tiene problemas para conectarse... O no sé que sucedió, hay forma de darle una solución dónde mis compañeros y yo podamos terminar el curso satisfactoriamente?

     

    Gracias.

  11.  

     

    Sintiéndome curiosa, me obligué a guardar las manos cuando empezaba a palpar el tacto de una flor de color estridente, en sigilo revisé con la mirada mi alrededor; el lugar era tenebroso pero el aire ahí tenía una particularidad, se sentía dulce, extraño pero cómodo, sonreí pensando que a ciertas personitas les encantaría aquel detalle, y así también me pregunté que otras cosas interesantes encontraría allí. Así también me percaté que a cierta distancia de nosotros, habían otras respiraciones, cortas, pequeñas, probablemente de criaturas del bosque observandonos curiosos o tal vez algo más amenazante, cualquiera que fuese el motivo de los pequeños acechadores, me mantuve en sigilo.

     

     

    Entonces volví mi mirada hacia mis acompañantes, Tau iba delante de nosotros, siempre presta a las aventuras, y a mi costados se encontraba Antoni, más callado y muy amable, era una brujo misterioso, tímido pero gentil. Lo observé con atención especial, sin importarme incomodarlo, estaba intrigada sobre sus pensamientos, pero el hechicero se mantenía en un particular sigilo que bloqueaba mi mente. Sonreí y me giré hacia la Munter. Había pasado poco tiempo desde que comprendimos que éramos parientes, y desde entonces no habíamos tenido la oportunidad de conversar al respecto, no hubo ocasión, y quizás tampoco hubieron ganas... Suspiré un segundo y me distraje con nada en particular a mi derecha.

     

    Este lugar es una locura... Ese conejo es un bribón susurré. Entonces Tauro se giró rompiendo el sigilo para interpelar.

     

     

    no se me ocurre nada, confieso que estoy incluso algo desconcertada con todo esto y lo estaba, no tenía ni una bendita idea de cómo encontrar la salida ni de dónde estaba el conejo exactamente. Cruce los brazos sobre mi pecho y me quedé en sigilo, pero entonces el claro sonido de unas pisadas, rítmicas como una marcha, me indicaron que teníamos problemas. Se acerca una pequeña tropa, una guarnición de una decena de guardias si mis oídos no me fallan. no deben vernos... podrían detenernos o peor. Se me ocurre... intentar hacernos más pequeños para no ser detectados.

  12.  

     

    Habían ocasiones en las que la vampiresa solía aceptar ciertos retos de sus compañeros, beber alguna bebida inmortal con efectos sospechosos, fastidiar a ciertos muggles importantes, cosas así, por lo que supuso que cuando la retaron a tomar el traslador y volver con la botella de vino, pensó que solo se trataría de un robo sencillo. Fengari no estaba segura de cuánto tiempo llevaba dando vueltas por el alocado lugar, sin embargo, apenas escuchó unas voces se apresuró en reunirse con los supuestos magos, entre los tonos, había descubierto algunas voces familiares.

     

    Mientras sorteaba las enormes raíces del suelo, en la oscuridad, pudo vislumbrar la presencia de muchos seres a su alrededor, acechándola o mirándola con curiosidad, y la vampira esperaba que no fueran peligrosos, pues tenía como prioridad salir de ese lugar lleno de demencia y magia extrema «¿Dónde estoy?» pensó al no reconocer su alrededor. Entonces, sin aviso previo, sintió un fuerte golpe en su espalda que la impulsó hacia la nada, cayendo gravemente en un áspero suelo, con el extraño dolor en las costillas y la sensación de no estar sola. Trato de ponerse en pie apoyándose en las cavidades de lo que parecía una cueva, y reconociendo en la oscuridad la figura de su querida amiga, sonrió ampliamente. ¡Tau!

     

    La Munter sacó rápidamente su varita para iluminar el lugar, parecía la casita de alguien, lejos a la descripción mental que tenía la vampireza cuando tocó el suelo, y reconociendo también la presencia de otros humanos ¿qué es este lugar? Anthony, tanto tiempo Ah sí soy Fengari, un placer. Oh! Eres tú, Darla! Y sebas!saludó reconociendo también a la pareja, esperando no verse como un fantasma bajo esos niveles de luminosidad, donde su pálida piel y su cabello casi blanco le daban una apariencia fantasmagórica, bonita pero aterradora.

     

    Llevo un rato dando vueltas por aquí, al parecer me hicieron una broma y ahora estoy perdida en ese sitio no sé qué diablos me golpeó pero me tiraron hacia aquí. La bruja se dio la vuelta fingiendo observar los detalles de la madriguera. Aprovechó el tiempo para revisar que su varita no estuviera quebrada por el golpe, ni ninguno de sus amuletos, pues supuso que estaba a punto de iniciar una aventura peligrosa, y agradeció tener la referencia de cambiarse de ropa, los blue jeans y la cazadora de piel parecían más acorde que el vestido de coctel que llevaba en la reunión con sus compañeros del museo.

  13. Fengari no estaba segura de cuánto tiempo llevaba dando vueltas por el alocado lugar, sin embargo, apenas escuchó unas voces se apresuró en reunirse con los supuestos magos, entre los tonos, había descubierto algunas voces familiares. Mientras sorteaba las enormes raíces del suelo, en la oscuridad, pudo vislumbrar la presencia de muchos seres a su alrededor, acechándola o mirándola con curiosidad, y la vampira esperaba que no fueran peligrosos, pues tenía como prioridad salir de ese lugar lleno de demencia y magia extrema «¿Dónde estoy?» pensó al no reconocer su alrededor.

     

    Entonces, sin aviso previo, sintió un fuerte golpe en su espalda que la impulsó hacia la nada, cayendo gravemente en un áspero suelo, con el extraño dolor en las costillas y la sensación de no estar sola. Trato de ponerse en pie apoyándose en las cavidades de lo que parecía una cueva, y reconociendo en la oscuridad la figura de su querida amiga, sonrió ampliamente.— ¡Tau!

     

    La Munter sacó rápidamente su varita para iluminar el lugar, parecía la casita de alguien, lejos a la descripción mental que tenía la vampireza cuando tocó el suelo, y reconociendo también la presencia de otros humanos— ¿qué es este lugar? Anthony, tanto tiempo… Ah sí… soy Fengari, un placer —saludó a los demás batiendo sus pestañas, esperando no verse como un fantasma bajo esos niveles de luminosidad, donde su pálida piel y su cabello casi blanco le daban una apariencia fantasmagórica, bonita pero aterradora—. Tau, llevo un rato dando vueltas por aquí, al parecer nos hicieron una broma y ahora estoy perdida en ese sitio… pero escuché sus voces y los seguí, no sé qué diablos me golpeó pero me tiraron hacia aquí.

     

    La plateada bruja se dio cuenta que había hablado más que en otras ocasiones, por lo que se sintió avergonzada y se dio la vuelta fingiendo observar los detalles de la madriguera. Aprovecho el tiempo para revisar que su varita no estuviera quebrada por el golpe, ni ninguno de sus amuletos, pues supuso que estaba a punto de iniciar una aventura peligrosa, y agradeció tener la referencia de cambiarse de ropa, los blue jeans y la cazadora de piel parecían más acorde que el vestido de coctel que llevaba en la reunión con sus compañeros del museo «idi***s, los despediría a todos» pensó recordando la apuesta que ahora le olía a broma.

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  16. ID: 117776
    Nick (con link a la ficha) Fengari Naberrie Black
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    Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): ---
    Fecha: 2020-19-02

    Objeto/Poción: Poción bebeme.
    Puntos por unidad: 40
    Precio: 2.000 G.
    Objeto/Poción: Relicario "Tú y Yo"
    Puntos por unidad: 80
    Precio: 4.000 G
    Precio Total: 6.000 G.
    Total de puntos: 120
    perdón por el doble post. mi conexión es una locura :cry:

  17. ID: 117776
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  18. La platinada bruja se acercó al grupo con rapidez y mientras lo hacía consideraba lo estimulante que sería ahondar en los conocimientos del libro de la sangre. Quería saberlo todo, sus hechizos, sus secretos y las formas de evitarlos. Aunque se veía como una seria, misteriosa e imponente hechicera, padecía de un mal ordinario "la impuntualidad". Se había quedado dormida horas atrás, y cuando despertó, la notificación sobre su clase estaba levitando frente a su rostro, la arrancó del aire y con la costosa chaqueta de piel de color palo rosa, se teletransportó al lugar pactado, Egipto.

     

    La larga cabellera de la bruja ondeaba sobre su espalda, de un color similar a la luna, sobre su pálida piel y sus enormes ojos verdes claros, como el fondo de un suave río. La hechicera una mujer de unos veintitantos años, mitad vampira y mitad veela, de gran poder físico aunque de apariencia elegante y frágil. A su paso, descubrió a dos magos reunidos cerca de una fuente de agua, arena en sus pies y el aire tratando de refrescar la calurosa temperatura de Egipto; sus atentos ojos se dirigen al mago que la acompañaría en la clase, "Tú de nuevo" pensó dibujando una pequeña sonrisa al reconocer a su viejo compañero.

     

    --Sean -- Fengari se sentó cerca de él, después de hacer una reverencia rápida al que sería su maestro, un uzza de avanzada edad --la daga de sacrificio siempre es un misterio-- le confesó al Holmes con voz baja, sin quitar sus ojos del uzza.

     

    --he escuchado que los encantamientos de la daga de sangre son muy fuertes, manipuladores, me gustaría saber ¿cómo evitarlos? -- dijo la hechicera poniendo atención al maestro, aquella duda fue la que más le preocupaba, pues quería evitar a como dé lugar ser hechizada con la marca de sangre.

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  19. La tensión aumentaba en la oficina, cuyas paredes parecían reducirse conforme pasaban los minutos, y la Munter observaba a su herido compañero arremeter contra el demonio, al inicio con placer pero luego con una sensación confusa que la hizo considerar el acto, relamió sus labios bajando su mirada, buscando nada en particular, hasta encontrarse con los bordes del vampiro "aún no estás curado del todo" pensó moviendo su varita para utilizar un Episkey y un encantamiento revitalizador, sin que éste se moviera, y retrocedió unos segundos observando desde otro ángulo la situación.

     

    Fengari se apegó a la pared sintiéndose est****amente confusa, los segundos se alargaban más de lo que usual, y en medio de debatirse lo mucho que odiaba a Jeremy, lo mucho que le importaba Ice, y muy en el fondo, que sentía ambas cosas también hacia ambos; la Munter empujó todos esos pensamientos absurdos, asqueada por ponerse sensible, mirando fijamente al Triviani, hasta que otro olor atrapó su atención.

     

    "Vampira" la reconoció con desagrado, siguiendo el hilo a su estómago expuesto, "que te hicieron" pensó moviéndose hacia ella, apenas sus dedos la tocaron escuchó las palabras de la hechicera y sus esfuerzos por llamar la atención de Jeremy. La mitad vella sonrió ampliamente, observando ese acto de complicidad entre los magos, "nuevamente Jeremías al rescate" se relamió los labios sin borrarse la sonrisa, complacida a la vez, torció sus cejas y cerró los ojos al igual que su mente, desviando una traviesa mirada hacia el novio de su madre. A la pálida bruja le gustaba coleccionar las situaciones en las que el brujo la decepcionaba, aunque eso también dolía.

     

    --Vamos Ice, Jeremías necesita auxiliar a su amiga... --dijo la Munter con sarcasmo poniendo suavemente su mano en el hombro del McTavish-- Vámonos por favor-- susurró cerca de su cuello.

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