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Sira Loveless Haughton

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Mensajes publicados por Sira Loveless Haughton

  1. @

     

    Mazmorras con Isi

     

    Aquellos cadáveres le parecían demasiado sosos para la mortífaga. Sonrió para sí misma pensando en lo que tenía guardado, siempre pensado en los días más aburridos. Se quedo parada pensando si era la mejor forma de hacerlo o seguir guardándolos cuando Isi apareció de nuevo donde ella estaba:

     

    - Veo que no te perdiste- Carcajeo y le hizo una seña para que la siguiera, ambas con aquel atuendo que mas parecían carniceras que sanadoras. Con un paso lento la llevo hacia una puerta situada al final de la sala. Abrió el pomo con lentitud descubriendo así una sala deprimente. Apenas si estaba iluminaba con una tenue luz de color blanco que permitía ver un estrecho pasillo de paredes mohosas y tuberías fuera de la pared.

     

    Ambas avanzaron por aquel pasillo, solo se escuchaban sus pasos y al final un sollozo. Al final del pasillo, se abría una sala igualmente iluminada, solo que esta era redonda y en el centro una silla. Aquella silla estaba ocupada por el cuerpo de un hombre que estaba cabizbajo, atado de pies y manos y amordazado:

     

    - ¿Qué te parece si practicamos con este?- Pregunto a su hija acercándose al hombre y estirando de su cabeza agarrándolo de sus cabellos. No podía negar que sería una lástima dañar aquel atractivo joven pero…no había otra manera que aprendiera.

  2. Sus ojos iban y venían comenzando y terminando una frase, se encontraba en la biblioteca leyendo un libro, aquel libro que había dejado atrás al ser su atención llamada por el tomo que había conseguido que ella y los guardianes fueran transportados a otro mundo. Durante ese periodo de tiempo, su cuerpo no era suyo, sino que estaba controlada por un ente que gracias a Voldemort sus compañeros lo habían eliminado.

     

    Quitando aquellos pensamientos de su cabeza, centro de nuevo su atención en aquel libro muggle que tenía en sus manos, la historia que este contaba era verdaderamente hermosa. Dos chicos, un accidente y la suplica del chico para que ella volviera a su lado. Aun no sabía cómo iba a terminar aquella relación, pero tan solo el sentimiento de él por ella ya merecía la pena leerlo.

     

    No era el único libro de ese estilo que había caído en sus manos, el ultimo que había leído había calado demasiado en ella, recordaba aquella historia una y otra vez, solo que no podía llegar al triste final, siempre lo dejaba sin leer, con una vez había sido suficiente:

     

    - Señorita, un joven la espera en la puerta- Sin mucho movimiento levanto la vista del libro que cerró en un segundo:- ¿No te han enseñado a llamar Gus Gus?- Preguntó alzando una ceja levantándose del sillón para dejar el libro en su sintió en las estanterías de la biblioteca:

     

    - Perdón señorita- Se excuso agachando la cabeza, a veces su pequeño elfo se tomaba demasiadas confianzas, se acercó a el:- Tranquilo que no pasa nada- Sonrió acariciándole la cabeza, estaba verdaderamente feliz aquel día. Salió de la biblioteca para descender las escaleras y terminar frente la puerta de entrada aun con la duda de quién sería quien la buscaba:

     

     

    - Vladimir cariño- La mortífaga se había quedado apoyada sobre la puerta de entrada que ahora permanecía abierta, desde que aquel ente la había poseído no era ella misma, podía sentir algo extraño en su interior:- Pasa, pasa, ¿Qué te trae por aquí?- Pregunto haciéndole un lado para que pasara.

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  3. El vaso con licor que había pedido pronto lo tuvo frente a ella, el tabernero había accedido a sus deseos y lo puso como a ella le gustaba. Degusto el primer trago sintiendo el licor arder por su cuerpo. No estaba mal, aunque le hacía falta aun algo más de frescor para poder decir que estaba perfecto. Dejo la copa encima de la barra y quedo aun de pie frente a ella, miro a su alrededor de verdad que todo estaba en silencio, completamente vacío.

     

    Del bolsillo de su falda plegada saco un pequeño envoltorio que contenía un cuadrado exquisito de chocolate relleno de praliné. Lo miro por un segundo, estaba recién hecho en su tienda, seguramente era una de las pocas chocolatinas que se había guardado para comerla después. La partió por la mitad para saborear el trozo en su boca, la mezcla de sabores la hizo sonreír, estaba verdaderamente delicioso, tenia buena mano con los dulces, de eso, no cavia duda.

     

    Recordó entonces aquel baile de mascaras en una de sus clases, aquella vez habían sido transportados a Venecia donde había escogido un hermoso vestido verde, pero lo que más le había gustado había sido aquella mascara que lo acompañaba. Aquel baile había terminado en desastre solo que no recordaba nada más después de salir del salón donde disfrutaban. Le habría gustado terminar aquella noche, todos los alumnos lo estaban pasando de maravilla, suspiro.

     

    Sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar la puerta de la taberna abrirse y encontrarse con que ya no estaría sola, pero seguramente sería una pareja de alumnos que vendrían a despejarse de las clases. Tomo de nuevo el vaso para llevarlo a sus suaves labios cuando se sobresalto al escuchar una voz tras de ella. Se giró y su sonrisa se hizo presente dejando la copa de nuevo en su sitio.

     

    - Puede ser, pero cuando no tienes con quien y te apetece- Dijo encogiéndose de hombros clavando sus oscuros ojos en su ex profesor, compañero de trabajo y…dejo de pensar para sonreír:- ¿Y a ti? ¿Qué te trae por aquí?- Le hizo un gesto para que le acompañara en la barra mirando rápidamente si su atuendo estaba, al menos, aceptable.

     

    @Radamantys

  4. Los veía llegar hacia la casa, sabía que el escoger ese cuerpo no había sido un error, no sabía porque aquellos jóvenes se acercaban por aquella bruja que ahora poseía, pero era un buen cebo para los demás. Poco a poco iría reclutando a todos los que fueran viniendo, los pequeños gusanos que llevaba dentro y dejaba penetrar en el cuerpo de los magos, haría que todos ellos quedaran transformados en seres irreconocibles, hambrientos de sangre, peor que los mismísimos vampiros, su sed sería tan grande, que no dudarían en quitársela incluso a sus familiares:

     

    - Venir pequeños venir con mama- Susurraba al verlos ya en el umbral de la puerta. Encontrarían una casa completamente abandonada, con los muebles cubiertos por sabanas. Se dirigió hacia el piano de cola que se encontraba en la sala, una perfecta melodía resonó al dar con sus largos dedos sobre las perladas teclas. Una melodía siniestra que daría la bienvenida a los magos que ahora se encontraban en la entrada:

     

    - No tengáis miedo pequeños- La música resonaba en toda la casa, se exponía, las tenía todas con ella y no iba a permitir que unas varitas pudieran contra ella. Tenía claro su objetivo y aquella mujer que luchaba contra ella la hacia reír:- Vaya, si que eres una fiera- Sacó su libro de detrás del pantalón del cuerpo de la castaña y comenzó a leer:

     

     

    “Los pasos resonaron bajo la fría madera de la casa, haciendo un ruido extraño que permitió que de la nada comenzaran a salir una especie de criaturas, hijos de la dueña de la casa, con ojos ensangrentados, piel blanca y un deseo enorme de sangre”

     

    A la vez que hablaba frente a los recién llegados, aquellos extraños seres aparecieron delante de ellos, caminando lentamente sin dejar de mirarlos deseosos de sus cuellos.

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  5. Hacía tiempo que no paseaba por los pasillos de la Academia, su corto periodo de tiempo había hecho que la extrañara, aquellos días fueron inolvidables, así como las amigas que había encontrado, quedando solo ella de aquella generación, los demás se habían esfumado de Londres siguiendo sus propios caminos. No es que no supiera de Mia y Anna, simplemente que apenas si se encontraban, eso las hacia extrañarlas.

     

    Durante aquel periodo de tiempo, sus preocupaciones eran excusas, solo se preocupaba de dar la clase lo mejor que podía y sacar buenas notas, cosa que creía haber conseguido. Academia…como le encantaría regresar a aquellos tiempo. De nuevo se había ataviado con aquel uniforme de falda plisada azul con camisa blanca, dos botones de esta desabrochados, dejando al descubierto una parte de su pecho. Las calcetas hasta las rodillas y unos zapatos azules oscuros, básicamente parecía otra estudiante mas, no la mortífaga que ahora era.

     

    Duelo, Rol, Bando…pasaba rápido por todas aquellas aulas leyendo parte de las placas que descansaban en ellas, lo extrañaba demasiado. Ahora se dirigía hacia la taberna, donde le gustaría degustar un vaso de ron mientras recordaba sus andanzas que había vivido en aquel lugar:

     

    - Y que solo pueda pasar aquí…- Susurro la Loveless al entrar en la taberna dejándose inundar por aquella olor a alcohol. Estaba bastante solitaria, no podía decirse que estuviera abarrotada por estudiantes, ella si se tomaba sus descansos para ir allí o incluso a la librería del lugar. Momentos inolvidables en cualquiera de los dos lugares:

     

    - Un ron con tres hielos- Pidió al tabernero apoyándose sobre la barra de la taberna, dejando su peso caer para adelante apoyando sus brazos sobre la misma, movía uno de sus pies que no la sujetaba de arriba abajo impaciente. Hacia delante caía aquel relicario que acababa de adquirir. Giro su rostro al ver al único cliente y le sonrió.

  6. Había entrado en aquella casa donde no había sido invitada, tan solo guiada por aquella sensación que la tenia controlada. Sentía como se enfriaba su cuerpo, su sangre iba recorriendo cada vena dejando un reguero de frialdad por donde pasaba. Aquella casa tenía algo que no podía describir pero le hacía sentir bien. Su aliento ya no era grato y templado, sino que ahora era como el propio hielo, gélido y dañino. Paso sus manos por sus cabellos ahora de un color oscuro igual que lo habían sido sus ojos que ahora sí que eran del mismo color que el rubí. Seguía sus pasos hacia la sala de aquella construcción de madera. Haciendo crujir el suelo a cada paso que daba avisando de que estaba dentro:

     

    - ¿No has podido esperar un poco mas y traerlos aquí?- La extraña figura que los miraba desde la sala se había alzado frente a la mortífaga que la miraba con el ceño fruncido:- A mi no me vas a dar órdenes- Respondió echándola a un lado agarrando a aquella mujer del brazo y casi estampándola contra el mueble de caoba:

     

    - Vendrán, claro que vendrán, no por nada elegí el cuerpo de esta mujer- La voz resonaba como el eco, ya no era la dulce voz de la Loveless sino que era profunda, ronca como procedente del inframundo:- ¿Qué tiene ese cuerpo que no tengan los demás?- Preguntó desde el suelo la mujer que comenzaba a levantarse, mirándola con intriga:

     

     

    Era la que más poder interior tenia, además de su curiosidad- Sacó de la espalda de la castaña aquel libro que tiró frente a la mujer sonriendo. Había sido el gancho perfecto para que la curiosa Loveless se acercara hacia aquel mundo de donde ese ente deseaba salir:- Ya me canse de tener a todos estos chupópteros bajo mi yugo, ahora quiero más- Susurro mirando como los demás se acercaban a buscar el cuerpo de la poseída Sira. Aquella especie de ente deseaba tener el poder que un día se le arrebató dejándolo encerrado en aquel mundo donde poco a poco consiguió transformar a todos los habitantes en figuras sin alma y sentimiento, como haría ahora con la castaña.

  7. Mazmorras, haciendo travesuras

     

    Dejo al base en el box, que se fuera cuando quisiera no iba a estar donde la desfachatez y la falta de educación se encontraran. Aun así seguía envenenado, pero poco o nada la importaba si se moría. La puerta se quedo cerrada tras de sí, no sin antes dejarle el alta y las pociones que debería de tomar. Suspiro al salir, después de que lo curaba así era como se lo agradecía, había que ser est****o para hacerlo, pero no le importo, así podría seguir con lo que había dejado a medias.

     

    No sabía por dónde podría andar su hija, pero si todas las mazmorras estaban derruidas, es que aun seguía por ahí. Colocándose mejor el cubre boca, y estirando aquel mandil de plástico lleno de sangre, bajo un piso más abajo, donde se encontraban los sótanos, nadie o casi nadie sabía de su existencia, pero ella en sus muchos paseos los encontró, aquel lugar era un sitio que en cierta manera tenía su encanto. Si querías esconder a alguien era el mejor lugar, si querías matar a alguien sin ser descubierto, ahí podrías ir tranquilamente, y por ultimo si querías abastecerte de cuerpos inertes, las piscinas llenas de formol, así como los cuerpos congelados estaban a la orden de quienes los necesitara.

     

    Aquella planta no estaba reflejada en ningún lugar, seguro que para que no se hicieran allí reuniones clandestinas. Al entrar en aquel lugar un olor fuerte a formol la inundo, estaba segura que a su hija le gustaría ver todo aquello solo que no sabía dónde estaba. Con paso rápido haciendo que el mandil resonara a cada paso que daba:

     

    - No esta tan mal- Se paró en seco en mitad del pasillo apenas iluminado, su mirada se perdía en aquellas paredes oscuras apenas iluminadas. De nuevo el ruido de pisadas se volvió a escuchar y la figura de la mortífaga daba a parar a la sala donde los cadáveres más frescos se encontraban:- Un, dos, tres…- Comenzó a contar en aquel lugar.

     

    Aun permanecían en las camillas tapados con sabanas. Ahí el olor a muerte era penetrante, incluso traspasaba la tela que cubría su medio rostro. Hizo una mueca y paseo por la hilera de camillas para elegir a uno.

  8. Su mirada no dejaba de mirar a su alrededor, de nuevo el silencio le ponía los pelos de punta. No había nada, ni niños jugando, ni siquiera unos patos en el agua que pidieran pan a los niños que jugaban con sus cometas. Frunció el ceño, todo era demasiado idílico. El primero en hablar fue Criss, se ve que las demás aun estaban en el suelo intentando saber que era lo que pasaba:

     

    - No sé donde estamos…pero es raro, ¿verdad?- Preguntó sin dejar de mirar ahora a una de las casas que rodeaban aquel parque. Se llevo instintivamente las manos a la espalda, toco el libro para cerciorarse que se encontraba allí, se relajó al sentirlo cerca, aun aquella sensación la tenía en su interior no se reconocía ni ella misma.

     

    Dejo de mirar a los demás para centrarse en aquella casa y ver como unas cortinas se movían. Había alguien allá dentro. Sin evitarlo de nuevo sus ojos se quedaron inyectados como en sangre, su rostro se desfiguro aun conservando su belleza, su demonio se combinaba con ella creando uno solo, las dos mentes se habían dejado unir y avanzo hacia la casa.

     

    - No es educado esconderse tras las cortinas- Susurró con una sonrisa de medio lado acercándose a aquella casa. Seguía con la mirada puesta en aquella casa, de madera pintada en tonos marrones claros rodeada con una valla de madera pero pintada de blanco, todas las casas eran de igual manera, como si las hubieran pintado en un lienzo y las colocaran allí.

     

     

    Avanzaba hasta llegar al porche de la casa, una simple puerta la separaba de aquel personaje que los miraba. Agarro el libro y sin mirar atrás desapareció tras la puerta.

  9. Mostraba el libro a Ian cuando un joven del que tenía un vago recuerdo los recibía. Arrugo la nariz pues no tenía idea de que aquel joven estuviera viviendo en el castillo:- Gracias por el recibimiento- Lo miro sin soltar aun el libro de sus manos aun al lado de Ian. Felicity en ese momento, se había dado cuenta de lo que el libro provocaba en las mortifagas que eran sus compañeras de guardia, la castaña seguía con en las manos. La varita de la mortífaga estaba por lanzar una llamarada cuando el suelo comenzó a temblar bajo ellos:

     

    - ¿Qué has hecho?- Preguntó sintiendo como todo a su alrededores tambaleaba, el suelo cedía a sus pies, la caída era inminente. No sabía dónde estaban los demás, pero ella no dejaba que el libro cayera de su mano mientras con la otra instintivamente agarraba a Ian:- Parece que esto será divertido- Soltó mirando al castaño con una sonrisa lasciva en su rostro.

     

    Aquel pozo que parecía no tener fondo llego a su fin, dejando a todos sobre un paisaje que más que bonito parecía idílico. Se levanto del suelo como si nada hubiera pasado poniendo el libro en su espalda, sujetándolo con su pantalón y cubriéndolo con su blusa roja. Rodeo con la mirada donde habían ido a parar, la verdad que era extraño lo que había pasado. Comprobó que sus compañeros estuvieran bien o al menos, enteros:- ¿Caísteis todos de pie?- Pregunto alzando la voz mirando uno por uno a los que la acompañaban.

     

    Avanzo por aquel extraño paisaje aun algo aturdida por lo que había sucedido. Estaban en una especie de parque, todo estaba en silencio, apenas si se escuchaba el cantar de algunos pájaros así como el murmullo del agua del estanque que centraba el sitio. Alrededor de él, un barrio idílico de casas de maderas blancas y marrones se alienaban. Jardines perfectos, todo limpio y demasiado…silencio:

     

    - Esto es tu culpa Amapola, tu lanzaste esa bola- Sentenció la demonio clavando sus ojos negros en ella.

  10. Mazmorras con Spec

     

    El cuerpo del mortifago reacciono a la poción que ella le había dado. No se había levantado de la camilla y ella frunció el ceño a su actitud, si se creía que allí podía hacer lo que quisiera se había equivocado del lugar:

     

    - Tengo el derecho que me da ser sanadora de las mazmorras, sino te gusta, te vas y te curas a otro lado- Sentenció dándole la espalda para tomar otras dos pociones que él debía de tomar. Las tenía en el bolsillo mientras comenzaba a firmar el alta con rapidez, comenzaba a sentir ganar de volverlo a matar:

     

    - Te irás cuando yo decida que te vas- Volvió a decir poniendo a su lado las pociones:- Tómatelas- En ese momento vio una actitud tan descarada que apretó los puños conteniéndose para pegarle:- ¿Quién te has creído para fumar y beber aquí?- Lo miro enojada, con los ojos inyectados en ira. Tomo su varita y la movió convirtiendo aquella botella de ron en un alacrán que inyecto su veneno a través de su cola sobre su labio dejándolo inmovilizado y seguramente pronto muerto.

     

     

    Su muñeca volvió a moverse esta vez apuntando a la pipa que comenzaba a dejar el box lleno de humo, esta vez la pipa con el mismo hechizo Morphos, la transformo en una viuda negra, consiguiendo que su mano también quedara marcada con su picadura. Los venenos de ambos insectos eran mortales, simplemente necesitaría un bezoar y quedaría completamente curado, ya que no tenia varita para poder crearse uno, y el único que quedaba lo llevaba ella en el bolsillo:

     

    - Estas envenenado- Decía ahora firmando el alta:- Solo hay una forma de curarte y no sé si hacerlo o dejarte que te mueras nada más salir- Se encogió de hombros sin mirarlo:- Aquí no vas a hacer lo que te venga en gana, ¿me escuchaste?- Dejó el alta y las pociones encima de la cama.

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  11. Mazmorras, atenciendo a Spec, primer rol

     

    Seguía con su hija por aquellos pasillos del hospital que ya no eran los limpios y pulcros, sino que ya se había encargado ella de que pareciera un autentico hospital abandonado. Su atuendo se había cambiado, ahora su cuerpo estaba recubierto por un mandil blanco manchado de sangre y su boca tapada con otro cubre boca como el de su hija. Se dirigía hacia la sala donde los cadáveres reposaban junto con su pequeña, cuando en el silencio del hospital, un ruido sordo, seguramente sobre una camilla, llamo su atención:

     

    - Ya vengo hijosa, metete ahí y elige el cadáver que más te guste- Mientras dejaba a su hija, la castaña con paso raudo se dirigió hacia uno de los bóxers que había dejado atrás completamente destrozado. Aun con la varita en la mano alumbrando el lugar, en la primera sala que encontró, la camilla estaba puesta en pie, y sobre ella, un cuerpo quemado oliendo a chamusquina:- Menos mal que llevo la boca y la nariz cubierta- Se dijo para sí entrando en el descompuesto box tomando unos guantes de látex que mas que guantes eran trozos de goma quemados y se acerco al cuerpo.

     

    Como primera acción, retiro con la varita la máscara que cubría el rostro del mortifago, para su sorpresa quien se encontraba frente a ella era el ojilila. Lo conocía de ser familiar de su amiga la desaparecida Anna sonrió:- Vaya, vaya- Se dirigió hacia las destrozadas estanterías, ella con un movimiento de varita lo arreglo, aquel destrozo que había provocado:- Cuando mejor me lo paso apareces- Se dijo para sí aun portando ese delantal lleno de sangre. Tomo las gasas para impregnarlas de aquella poción para quemaduras, una poción que más parecía una crema, creando así unas cataplasmas.

     

    Las deposito sobre un cuenco de metal y se dirigió de nuevo a la camilla. De nuevo la varita la utilizo para desprenderlo de las ropas que cubrían su pecho y espalda y lo rodeo con todos aquellos apósitos. Olía la carne ser curada así como las heridas cerrarse. Mientras aquello hacia efecto se dirigió al estante de las pociones. Negó con la cabeza al comprobar que todo estaba roto y tirado por el suelo:- Esto sí que no lo había pensado…- Pero era su travesura. Se agacho para tomar de abajo unas pociones que siempre tenía para emergencias y volvió al cuerpo del mortifago:- Vamos bebe, corre, despierta- Introdujo aquella poción en su boca:- Tengo que ir a descuartizar cadáveres- Rio para sí esperando la reacción del pelimorado.

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  12. Su hija paso tras el elfo hasta llegar donde todas se encontraban, la castaña seguía deseando tener el libro entre las manos y así se lo hacía ver a Cissy que no paraba de “revolotear” a su lado. Se ponía tras sus hombros, lo intentaba coger pero parecía que tenia que se cedido para poder tenerlo. Su deseo se hizo realidad cuando ella le dio el tomo y lo cogió entre sus manos mirándola con aquellos ojos tintados en rojo que la miraban con una sonrisa medio de lado:

     

    - ¿Morder? No aun no- Carcajeo y se llevo el libro lejos de Cissy mientras lo limpiaba con la el bajo de su camiseta roja de pico igual que sus ojos:- Lo encontré en la librería- Fueron las únicas explicaciones que le dio, no hacía falta dar más y sus manos seguían limpiando el tomo cuando las manos de Cissy querían volver a tocarlo:- Espera tu turno- Le quito de la vista el tomo sintiendo las miradas de las demás sobre ella, pero no podía evitar el sentirse así con el libro:- Si, andemos mientras leemos-

     

    Ahora que tenía en sus manos el libro de nuevo la Haughton volvía a ser como siempre, unos jeans y una camiseta roja, bastante cómoda para lo que estaba acostumbrada pues incluso llevaba unos tenis del mismo color que la camiseta. Aun así la belleza de la joven se irradiaba por todo el castillo:- Seguro que encontramos algo interesante en el-

     

    Aquellas letras seguían fascinando a la castaña, iba avanzando hasta los jardines cuando unos ojos azules la sacaron de su ensimismamiento, acompañados de una voz perfectamente reconocible para ella. Se encontraba frente a ellas, tan esbelto y hermoso que hizo que el libro se le cayera de las manos, nerviosa lo volvió a recoger de nuevo sujetándose el cabello con una mano:- Somos las guardianas de este mes- Se aventuro a decir mientras él se acercaba y una a una les besaba las manos como todo el caballero que era.

     

    Al terminar, su mirada se fue directa a la de ella, por unos segundos sus miradas se encontraron dejando una descarga en el cuerpo de la castaña. No sabía que estaba en el castillo, o posiblemente si pero no podía saberlo, no podían de momento…algo que ella ansiaba y deseaba, y ahora lo tenía en frente, sintiéndolo cerca, controlándose por no salir corriendo a sus brazos:- Encontramos este libro- Se acerco a él con el libro entre las manos para enseñárselo, si alguien sabia de magia oscura ese era él.

     

    La Loveless despedía un suave olor a vainilla que el podía apreciar al encontrarse cerca de ella mientras le enseñaba el libro y las extrañas palabras en relieve.

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  13. Mazmorras, haciendo travesuras con Isi, por fin acompaña,

    Simplemente seguía su camino parándose frente a la puerta donde las ropas que utilizaban en las operaciones. Nunca las había tenido que utilizar, no le gustaban para nada aquellos monos verdes de papel que tenían que utilizar eran una lata por no decir aquellos horribles gorros del mismo color. Frunció el ceño cuando abrió y simplemente cogió un tapaboca algo más grande de los que acostumbraba a utilizar:

     

    - Podría servir- Las voces que había creado de niños correteando, camillas en movimiento, seguían en aumento, todo resonaba como en un eco. A la vez ella tarareaba una canción desquiciante, que se metía en la mente de cualquiera y no desaparecía:- Dominique, nique, nique s'en allait tout simplement, Routier, pauvre et chantant En tous chemins, en tous lieux.

     

    Aquella canción aunque no decía nada fuera de lo normal, tenía un tono estridente, demasiado fácil de recordar. Aun con la carita en la mano y cambiando la letra por un tarareo, empezó a dar saltitos cambiando de pierna y avanzando sin dejar de cambiar toda la planta de las mazmorras. Se paro cuando escucho unos pasos. Era imposible que nadie estuviera allí, pero aun así se giro para ver a la que era su hija:

     

    - SI yo te contara hija mía- Se acercó a darle un beso en la frente y le puso el cubre bocas sorprendida de que le siguiera la travesura:- Me encanta que los planes salgan bien- Carcajeo haciendo referencia a aquella serie televisiva muggle, donde siempre la decían:- Había pensado… ¿te parece que busquemos unos cadáveres y los hagamos trizas?, podemos esparcirlos- Dijo emocionada, su hija no tenía ni idea de hasta donde podía llegar, ya una vez había explotado el laboratorio. Si Ian la viera...

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  14. Lucie después de permanecer en su mundo de osos amorosos, seguramente llamando al arcoíris y unicornios rosas, hablo dirigiéndose a todas las presentes, ya solo quedaba su hija Isi para estar aquel grupo de hermosas mortifagas. Sira caminaba de un lado a otro nerviosa, quería tener aquel libro en sus manos, pero de momento era Cissy quien lo sostenía, habían pasado escaso minutos desde que lo soltó y ya lo necesitaba. Una extraña atracción le hacía desearlo más. Miro a la mortífaga alzando una ceja para después desviar la mirada a aquel tomo que le parecía cada vez más hermoso y resplandeciente:

     

    - Cissy…- Se acercó a ella con una voz melosa, no parecía completamente ella, sino que aquella atracción la hacía comportarse de aquella manera y así se hacía ver no solo en su voz y comportamiento, sino en sus ojos que habían pasado a ser de un tono más rojizo:- ¿Por qué no me das el libro?- Como si ronroneara al lado de la Macnair, pedía casi en suplica aquel libro extendiendo su mano para volver a tocarlo y sobre todo leerlo:

     

    - Señorita, hay una joven en la puerta…- La voz de Gus Gus hizo que aquella mirada rojiza se desviara a la criatura, pero no solo su mirada estaba cambiada ahora, sino su rostro se había vuelto más frio y estirado, con el ceño fruncido miro a la criatura:- Pues ve a abrir so vago- Vociferó la castaña sintiendo su cabello caer sobre su cara, necesitaba aquel tomo en sus manos:- Si señorita- Una reverencia y el elfo tembloroso llego a la puerta para recibir a la joven que esperaba:

     

     

    - Señorita pase, pase- Tanto su voz como su mano temblaron al invitarla pasar.

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  15. Rol de Guardianes

    Sintió a Cissy nerviosa a su saludo, la miró con las cejas alzadas, no entendía porque el nerviosismo, seguramente no esperaba que le abriera ella y no un elfo:- Hola Cissy, cuánto tiempo sin verte- La puerta quedo cerrada tras de ellas cuando entraron en el castillo, sabía que aun quedaban mas compañeras para llegar, pero no le gustaba dejar las puertas abiertas, se podría ver desde fuera lo que en la mansión se hacía y no era bueno que se viera:

     

    - No sé si sea una historia de amor- Dijo sinceramente, la verdad que le gustaría alguna buena historia de amor, aunque ella ya estaba viviendo la suya propia con el ojiazul. De nuevo volvía a sonreír como aquellos días en Rusia en los que había pasado sus mejores días de su vida junto a Ian, de nuevo se sentía completa gracias a el:- Mientras buscamos algo podemos leer- Carraspeo y abrió para comenzar a leer las primeras palabras que acariciaba sintiendo su relieve:

     

    “En un mundo, muy, muy lejano, donde todo parecía estar en perfecta armonía, donde el sol resplandecía en lo más alto, las risas de los niños se escuchaban por doquier…”

     

    Dejo de leer cuando la puerta nuevamente resonó. Le dejo el libro a Cissy para que lo sostuviera por un rato mientras la castaña se disponía a abrir la puerta con paso firme sintiendo por un momento un extraña brisa sobre ella que había desaparecido al ceder el libro:

     

     

    - ¿Quién es?- Pregunto inocentemente:- Amapola- Pego un pequeño grito de felicidad al encontrársela frente a ella. La rubia era una de las mejores amigas de la castaña aunque se vieran poco, no había secreto de ella que no supiera:- Llegaste, a ver, arréglate el pelo antes de que te vean- Carcajeo haciendo ver que venía de tener un momento romántico con su chico:- Pasa, pasa, mira que encontré- La hizo pasar hasta llegar donde Cissy y Lucia se reunían para ver el libro.

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  16. No hacía falta que ella llegara, simplemente esperaría a que sus compañeras llegaran al castillo. Salía de la biblioteca con un libro en la mano, un libro que le había resultado extraño desde el momento que lo había encontrado allí. Sería un buen artilugio para compartir con sus compañeras de guardias mientras inspeccionaban su hogar. Seguramente podría hojearlo con Ian cuando volviera.

     

    Bajaba las escaleras sin percatarse de nada mas, simplemente de aquellas letras en color escarlata que contaban una historia. Paso sus dedos por la primera hoja del libro, el relieve de las mismas describía cada palabra sobre las yemas de sus dedos. “En un país muy muy lejano”, describía aquella frase. En un país lejano, a ella le vino entonces el recuerdo del castaño y todo lo que habían pasado juntos. Sonreía sin dejar de bajar las escaleras, había escuchado voces fuera.

     

    Sus pies dieron en el suelo del pasillo que la conduciría a la entrada. Le resultaba verdaderamente extraño que ningún elfo las hubiera recibido, seguramente estaban de vagos en algún lugar, tendría una buena conversación con todos. Dama seguramente seguía con Demian en su habitación procurando que no hiciera ninguna de las suyas. Suspiró extrañándolo sintiendo aquel dije colgando de su cuello y con aquel libro en sus manos abrió las puertas del castillo:

     

    - Chicas, Que gusto verlas. Pasen, pasen, las esperaba, he encontrado algo fascinante- Les dijo a Cissy y Lucia, las guardianas que acababan de llegar y le acompañarían durante la misma:- Miren, seguro nos entretendrá durante el paseo- Le enseño la extraña tapa del libro, tenia relieve que formaba una palabra, “Paraíso”, bajo unas líneas negras sobre fondo rojo, el mismo de las palabras:

     

    - Seguro describe las historias de amor y pasión más fascinantes- Les comentó emocionada abriendo el libro mientras las invitaba a pasar.

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  17. Mazmorras, haciendo travesuras XD

     

    Los box estaban limpios, su prima terminaba de curar al último cuerpo que había llegado mientras ella se había quedado en su mundo ideal cantando una canción que la ayudaba a relajarse, de verdad que lo necesitaba. Pronto volvió en si rodando sus ojos por los pasillos blancos de aquel lugar.

     

    Por un momento decidió hacer una que otra travesura. Saco su varita y aquello que había imaginado hacía rato lo comenzó a crear. Aquellos impolutos pasillos silenciosos, se convirtieron en sucios y derrumbados. Eran más oscuros si se podía, las baldosas así como los azulejos de las paredes estaban rotos, levantados y esparcidos por el suelo, así a cada paso que daba la castaña resonaba bajo sus bambas blancas que llevaba. Con cuidado iba andando sobre el suelo derrumbado, intentando no apoyarse en las paredes que dejaban ver su interior almacenando escombros en el suelo.

     

    El olor a cloaca y agua estancada así como a muerte estaban en el ambiente, las telarañas vagaban de un lado a otro creando sus telas como si tal cosa, tenias que andar con cuidado si no querías caer en las zarpas de alguno de esos minúsculos insectos. De fondo ruidos chirriantes, gotas que caían así como bisagras sin engrasar, se escuchaban por aquellos pasillos.

     

    Siguió avanzando con la varita en alto, sin dejar de cambiar aquel escenario. Los bóxers vacios estaban abiertos, era el turno de ellos. No dudo en desmontar todo lo que estaba en ellos, las camillas estaban esparcidas por el suelo, rajadas dejando ver el interior mullido. Los muebles los dejo con las puertas abiertas y torcidas, dejando ver su interior cubierto de polvo, los suelos y las paredes eran un reflejo de lo que se podía ver por los pasillos.

     

    Procedente de allí era de donde se escuchaban los goteos que podrían volverte loco si pasabas mucho tiempo escuchando. Verdaderamente lo estaba convirtiendo todo en un lugar lúgubre y lo suficientemente sucio como para que pareciera abandonado. Medicamentos, así como gasas y vendajes estaban inservibles, le gustaría ver a sus compañeros apañándoselas en ese estado.

     

    Alzo la varita y unos gritos de niños gritando resonaron en el lugar, mientras la castaña se dirigía a su despacho.

  18. Su mente era un mar de dudas que no dejaban de acecharle y no tenían respuesta. Llevaba días pensando en todo aquello, en su aparición y el saberlo tan cerca de nuevo. Sus recuerdos al verlo habían vuelto. Cada momento pasado juntos ardía en la piel de la mortífaga, las noches en el castillo, el momento que se enteraron de aquella vida que crecía en su interior… toda clase de recuerdos habían vuelto, incluso los más dolorosos.

     

    Aquellos padres que intentaron separarlos al saber de su relación, esos mismos padres que les habían robado a su hijo y después… después llego el momento que murió en sus brazos por salvarla, aquel momento en el que una parte de ella se había ido junto con él en aquella noche. Nunca la había olvidado pero la mantenía oculta para ella, solo aquel día en la mansión Riddle todo quedo desvelado.

     

    Lo sorprendente de todo aquello era su aparición, semanas atrás un castaño de penetrantes ojos azules había aparecido en Londres dispuesto a ocupar el puesto de su madre. La Ángel Caído había salido y él estaba en su lugar. Su encuentro no había sido el más cordial del mundo, la sorpresa de ella de ver a su hermano en un cuerpo de un joven de veinte años habían trastocado a la Haughton. Durante días ambos demonios se habían pasado como niños tirándose de los pelos, hasta que de nuevo aquellos recuerdos habían invadido la mente de ambos.

     

    Su presencia la hacía temblar aun conseguía ese efecto en ella tan solo con estar a su lado. Pero lo disimulaba delante de él, comportándose como aquella niña que siempre había visto en ella. Ahora lo sentía cerca, estaba en el castillo, ella no hacía mucho mas que se encontraba en su cuarto. Se miró en el espejo, no sabía exactamente que iba hacer, pero si sabía que aquel era el momento adecuado para verlo a solas. Una falda oscura en forma de tubo, una camisa blanca don un par de botones desabrochados con su cabello suelto salió del cuarto.

     

    No le hacía falta buscarlo, se dejaba llevar por aquella atracción no solo por ser gemelos. Su aroma se encontraba en el ambiente dio unos pasos nerviosos delante de la puerta, no sabía si querría recibirla, no estaba segura de nada, si su madre la viera allí la mataría, estaba segura, pero no iba a dejarlo escapar, de nuevo otra vez no, toco tres veces la puerta y espero.

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  19. He seguido mandando a los inscritos nuevos y pues bueno aun no tengo respuesta de nadie y a los que ya envie nadie o solo un par han leido el mp asi es la cosa hasta ahora, sigo intentando poder hablar con ellos a ver si me dicen algo y cuando lo sepa pues traere el informe, *deja chocos*

  20. Mazmorras, viendo a Lucie sanar

     

    Vio como ella la obedecia, estar allí con su madre se le parecía muchas veces un sueño, tenerla a su lado la llenaba de alegría y asi lo demostraba con aquella enorme sonrisa. Sabia que aquellas pociones junto con el caramelo no le hacían mucha gracia, pero ella misma lo habia pedido pues necesitaba al parecer algo duro, rio ahora mas animada de verla aceptar el alta:

     

    - Si mama, ire a buscarte cuando termine de aquí- No entendía aquella cuestión pendiente, pero se podia hacer una idea, simplemente sonrio al verla marchar aun maldiciendo por aquel caramelo. Suponía que cuando el Nigromante se sintiera mejor se marcharia del lugar:- Rada, debo seguir atendiendo a los pacientes, venga para arriba y o ponte a sanar o a matar- Carcajeo y salio de aquel box.

     

    En la lista que la enfermera, un nombre le llamo la atención, lo que hizo que se pusiera nerviosa. Su esposo era el siguiente en ser curado, no lo habia visto tras la ruptura, habia querido ir a buscarlo pero tenia miedo al rechazo, pero ahora lo tenia ahí, podría tener un momento a solas donde curarlo y hablar con el, pero todo se vino a bajo cuando su prima Luci se adelanto y entro a curarle.

     

    Estaba por pasar del box de largo y dejarla trabajar, cuando cambio de idea, se giro sobre sus talones y abrió la puerta de la sala de curas sin hacer ruido. Allí, en las sombras, veía trabajar a su prima sobre el cuerpo de su esposo.

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  21. *se va bajo las faldas de su madre*ahora si que si puedo llamar totalmente oficial Mami a mi mami XD, *se ata a ella* no me vas a dejar mami XD.

     

    Gracias por aceptarme *-*

     

    Y Bueno vengo tambien a aceptar a mi pequeño Vladimir, sera mi hijo querido junto con Iro *les da chocos a los dos* y bueno Moni cuando puedas editar los demas hijos ni se les ve el pelo, por si los puedes eliminar ya si regresan...en fin pues eso es todo *desaparece con su mami*

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  22. Mazmorras con Juve y Rada, pociones y alta

     

     

    La reacción del nigromante no se hizo esperar, de reojo vio que miraba las pociones y eso le hizo reír:- Si maldición por todo lo que tienes que tomar- Le dijo señalando las tres botellas que tenia al lado de su cama. Mientras esperaba la reacción de su madre aun con los ojos vidriosos, se acercó con el alta en la mano de Radamantys, el cual le daba las gracias con un beso en la mejilla:- No me cuesta nada hacerlo, son mis superiores y es un honor- Su mirada no se apartaba de su madre la cual aun estaba sanando:

     

    - Mejor será que te quedes un rato en la camilla y termina las pociones- Le sugirió al Nigromante al ver su pequeño desfallecimiento:- Estáis acostumbrados a curaros e iros, y no, debéis reposar, tu alta señor de la muerte, espero volver a ver su varita arrancando plumas- Dio el papel con el alta al castaño y volvió con su madre que despertaba:

     

    - Está curado mami- Dijo señalando las cortinas donde el nigromante se encontraba recobrándose del mareo que acababa de tener:- Ha tenido un pequeño mareo, debe de recuperarse y terminar sus pociones- Dijo en voz algo más alta para que el demonio la escuchara. La vio ponerse un traje de baño y sonrió al tiempo que sus lagrimas eran secadas por su madre sintiendo con ello un gran cariño por su parte, lo que la hizo sonreír mas hacia la rubia que estaba sentada y sin ningún rastro de las quemaduras:

     

     

    - Si, Ian me ayuda- Sonrió a su madre sabía el pacto de los dos hermanos, dándole las pociones que sabia se tenía que tomar:- Tómalas delante de mi mami- Le dijo extendiéndoselas a la vez que el alta, solo que hasta que los dos no se las bebieran no iban a salir de ese box:- Se que lo harás y no te regañare no podría- Veo que te encuentras mejor, eso alegrara a Ian- Le extendió también un caramelo algo que extrañamente anhelaba:

     

    - No sé qué pinta aquí un dulce pero…- Le dio un caramelo redondo, con un sabor a cítricos refrescante:- Bueno antes de distraerme las pociones o les quito el alta a ambos- Se quedo al lado de su madre sintiendo su calor. Un calor que le hacia falta.

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  23. Mazmorras, viendo salir a Poppy y Helike (ya curadas)

    Curando a Juve y Rada

     

    - Parece que están del todo curadas- Les dijo a ambas mortifagas al ver como ambas discutían de una manera graciosa:- Poppy no se te olvide tu saco de abono, si yo también creo que tengo que alimentar a mis bebes- Carcajeo al verlas tomar sus pociones y su alta, ambas estaban curadas y listas para salir, simplemente las dejaría reírse la una de la otra mientras ella se iba al siguiente box.

     

    En el box tres, dos cuerpos inertes, de nuevo uno quemado el otro…bueno el otro solo parecía estar golpeado. Tiro los guantes y se los cambio de nuevo, cerro las cortinas que separaban ambas camillas, aun sin mirar quien se encontraba muerto delante de ella. Al bajar la mirada, su cuerpo dio un vuelco que poco más y la hace tambalearse a quitar la máscara de la mujer, no se acostumbraba a encontrarse allí a su madre, por mucho que le gustara ir tras los emplumados, ahora la tenia repleta de quemaduras en aquel cuerpo con sus cabellos rubios medio negros:

     

    - Cuando esté preparada daré mi vida por ti- Refunfuño acercándose al mueble para preparar las gasas con aquella crema para quemaduras. Las cataplasmas que pondría por su cuerpo estaban preparadas. Retiro con su varita las ropas ajadas, cubriéndolo con las vendas y por encima paso una sabana cubriéndola.

     

    Se acerco rápido a tomar una gasa, esta vez mojada que paso por su rostro y cabello dejándolo limpio y bello como siempre. Saco de su bolsillo aquella poción que la devolvería a la vida, la introdujo con cuidado en su boca:- Mami, mami:- Le dio un beso en la frente, un beso húmedo por las lagrimas que estaba derramando de verla así, sabía que era fuerte, era la mujer más fuerte que conocía, pero aun así…no podía dejar de sentir aquello al verla tendida en la camilla:- Ya regreso- Le susurro para dirigirse al segundo cuerpo:

     

    - Vaya, vaya, el señor panda- Su cuerpo se encontraba con contusiones por todos lados, los vendajes impregnados con aquella crema antiinflamatoria que lo cubrió. No sabía si tendría algún hueso roto, pero no dudo en tomar la poción crece huesos y dejarla a su lado. Primero introdujo la poción que lo traería a la vida:- Venga arriba Londres esta silencioso sin ti matando pollos- Susurro viéndolo vendado, seguramente se sorprendería al ver aquella poción crece huesos a su lado.

     

    Tomo las carpetas de ambos mortifagos, se sentía orgullosa de tener a dos altos rangos allí, para traerlos a la vida:- Mami…- Corrió a su lado.

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  24. Mazmorras, dando de alta a Poppy y Helike

     

    La primera en despertar fue Heliké, la cual al parecía que sus heridas no eran tan profundas como las de Poppy que aun veía como sus quemaduras curaban de lo mejor:- No tienes por qué darlas hermosa- Le dijo acercándose hacia su camilla para extenderle una bata de hospital, al menos podría ponerse algo sobre su cuerpo. Extendió a la joven mortífaga aquellas dos pociones que tan buen sabor tenían:

     

    - Heli, lo siento, es lo que toca- Mientras veía que las heridas habían sanado bien, dio unos cuantos puntos sobre el alta y tras firmarla con la pluma que colgaba de aquellas carpetas la dejo sobre su camilla:- Bébete las pociones, una te reabastecerá de sangre, la otra te hará recobrar las fuerzas, sino las bebes te quedas aquí- Le dijo mirándola de reojo escuchando a Poppy regresar:

     

    - Mejor decirte flor que doña cenizas- Le dijo acercándose de nuevo a Poppy cambiándose los guantes de nuevo por otros limpios retirando poco a poco aquellas cataplasmas que habían curado a la perfección el cuerpo de la mortífaga que ahora se cubría:- Bien, podrías coger un resfriado, ten- Extendió las pociones a Poppy, las mismas que le había dado a Helike hacia unos segundos:- Tómalas las dos, aunque son quemaduras, también perdiste sangre, de un trago, sin rechistar- Firmaba también el alta de la peligris mientras alzaba una ceja a sus palabras:

     

     

    - Cuanto aprecio me tenéis todos, que sepáis que me iba a dormir- Les dijo a ambas, esperando su marcha para ir a por otro de los cuerpos que había llegado.

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