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Sajag

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Mensajes publicados por Sajag

  1. Sabía lo duro que le estaba resultando la Visión pero no por ello innecesario. Sería mucho más duro adelante, mucho más adelante, cuando ya hubiera pasado las pruebas y se hubiera vinculado. El Anillo la haría más precisa, más certera... El Anillo le mostraría cosas peores todavía... ¿Estaría preparada para ese final que les esperaba a todos los verdaderos videntes? Cuando supiera la respuesta, la dejaría avanzar.

     

    De todas maneras, era un buen comienzo. Su respuesta, corta, fue precisa y concreta, sin titubeos, a pesar del dolor que encerraba. Sajag era considerado el Arcano más tranquilo de todo. Los magos de aquel pueblo habían fallado, poniendo adjetivos con los que definir al grupo de Arcanos que habían llegado al Ateneo hacía unos años. Él no era tranquilo, ni Báleyr era cruel, como tampoco Rosália era apacible y Lawan un huraño... Todos eran eso y eran más. Todos eran crueles al retorcer la mente del pupilo para sacar lo mejor de ellos. Sin eso, no llegarían nunca a superar la Prueba final.

     

    Por ello, Sajag siguió preguntando, a pesar de que la angustia de la mujer rebotaba contra toda la habitación y amenazaba romperla. La incertidumbre presente, la atrocidad del futuro, lo imposible del pasado... Todo bailaba ahora en aquella zona pequeña, plagada de libros que, lo notaba, empezaban a temblar en sus estanterías. El Arcano hizo un esfuerzo mental por poner todo en su sitio y que la mujer no notara que sus simples palabras habían comenzado un hilo temporal que la mantendría atada hasta que sucediera, un hilo que sería su salvación y su perdición a la vez.

     

    - Lo que es observado cambia al ser observado - musitó, aún haciendo el esfuerzo de controlar la situación. No había sido buena idea destapar el espejo. Los gritos que oía eran desgarradores y le obligaban a fatigarse más en reducirlos a un susurro.

     

    "Todos morirán, morirán por ti"

    - ¿Pretende cambiar su futuro, Señorita Macnair? ¿Por eso quiere aprender a usar la Videncia? Hablemos de las consecuencias morales de ser una Vidente... A lo largo de mi prolongada vida, pocos he conocido que no quisieran ser Videntes para un uso altruista. La mayoría son timadores baratos, defraudadores de esperanzas, ladrones, chantajistas, truhanes a quienes no les importan hacer daño con sus timos... Otros sólo se aprovechan de los rasgos de su habilidad para arañar las visiones y decir sólo lo que quieren oír. Pocos son sinceros y cobran por contar lo apabullante que puede resultar una Visión, sea la que sea. Algunos viven a costa de manipular las visiones, otros...

     

    Por primera vez la miró a los ojos. Con una velocidad inusual en una persona regordeta y entrada en años, agarró la muñeca de la mujer y puso su mano encima de la de ella. Observó las líneas de su mano, largas, marcadas...

     

    - ¿Qué clase de Vidente quiere ser, Señorita Macnair? ¿Quiere vivir de su habilidad, hacerse rica en dinero o rica en atenciones o rica en pretensiones sociales...? ¿O quiere vivir la maldición de ser una Vidente? Porque, téngalo por seguro, vincularse al Anillo es la peor de las maldiciones que puede sufrir un ser vivo. No hay bondad en esta Habilidad.

     

    El Arcano aprisionó aún más la palma abierta en la suya. Una vela voló a la mano y permaneció allá, ardiendo, sobre ambas, dejando gotas de cera caliente en ambas por un igual. Los dos sufrían el daño que pudiera causar aquel fuego que ardía sobre ellas, resbalando la cera mientras el fuego ardía y el aroma de la esencia que tenía se esparcía bajo sus narices, literalmente.

     

    - Aspire y dígame... ¿Quienes mueren? ¿Por qué mueren? Si quiere ser Vidente, sufra y VEA... ¿Merece la pena conocer todos estos hechos?

  2. El Arcano sabía que parecería un grosero por no mirar a la muchacha ni contestarle cuando se había presentado y le había dicho su nombre. Él mantenía aún la mirada fija en la escena que veía en el espejo, intentando VER más allá, desvelar el acto que le había llevado hasta allá. Pasado y futuro visibles en aquel espejo... Movió la mano y, por un momento, pudo parecer que le iba a dar la mano a la Señorita Macnair pero no fue así; un tapete de terciopelo granate bailó por el aire y se depositó de forma elegante sobre el espejo, tapando la visión. La voz, sin embargo, siguió sonando en los oídos de Sajag.

     

    Se acercó a ella, ahora sí con una sonrisa bonachona en la cara. Le ofreció asiento junto a una sencilla mesa con dos taburetes bajos y puso hojas de té en dos tazas de porcelana . El agua de un puchero empezó a silbar casi al instante. Vertió el líquido en ellas y se sentó delante de la chica.

     

    - Me interesa lo que usted llama cristales naturales... ¿Sabe que fueron uno de los primeros métodos de Visión en las especies inteligentes del planeta? Desde muy antiguo, se miraban los cielos, las nubes, las corrientes de aire, el vuelo de las aves... Todo era muy premonitorio. Dígame, señorita... ¿Usted ha tenido visiones premonitorias?

     

    El Arcano sólo preguntaba por cortesía puesto que sabía la respuesta pero era una buen forma de empezar la relación con la que iba a ser su pupila durante unos días. Movió con parsimonia el líquido de la taza, que empezaba a tomar el color de la hoja que se había macerado durante unos minutos. Aún tardaría unos minutos más para beberlo pero le producía cierta paz mirarla antes que penetrar en los ojos de aquella mujer, mejor dicho, la demonio que se sentaba enfrente de él.

     

    - Me gustaría saber si se cree capaz de interpretar el mensaje oculto en la taza de su té y decirme quiénes van a morir por usted...

     

    Era duro saber y tener que verlo una y otra vez. Era duro saber lo que iba a contestar y tener que preguntarlo igualmente. Aquella mujer debía recordar que era Vidente desde hacía mucho tiempo... Muchísimo tiempo, mucho antes de que ella hubiera tomado consciencia de ello. Aquellos magos del pueblo de Ottery estaban siendo gente muy interesante para el Arcano.

  3. El Arcano no levantó la cabeza cuando sintió la llegada de la que sería su pupila. Ella llamó a la puerta y con cada golpe, una energía invisible irradiaba de su mano, atravesaba la puerta de la casita y se esparcía por la habitación. Sajag sabía que eso estropearía las plantas que se secaban en la zona del invernadero, junto al espacio de la cocina. La casa no tenía muros, no era grande y todo se distribuía en el mismo lugar, sólo las paredes exteriores delimitaban del dentro y el fuera.

     

    Al menos de aquella realidad.

     

    El Arcano de Videncia sabía que el Dentro y el Fuera sólo era una concepción espacial muy limitada entre aquellos que tenían ideas fijas y marcadas, sin amplitud de miras. De todas maneras, si ahora no abría la puerta era porque lo que tenía delante, en la zona de la biblioteca que ocupaba toda una pared de arriba a abajo, reflejaba algo que no se había esperado. La Videncia usa puertas inapropiadas, a veces. Hacía tanto tiempo que ese espejo descansaba en aquella esquina que ni recordaba bien para qué lo tenía. Sajag era un extranjero que había sido criado en escuelas mayores de Londres pero no quedaban nada de aquellas normas sociales que había conocido en su juventud. El hindú rechoncho no vestía con lujos ni se agasajaba. El espejo no era un ornamento en la sencillez de su habitácul0. Era un elemento más de la Videncia que él conocía en todas sus formas y variantes.

     

    Sajag había Visto unas sombras que habían parado su lectura de un libro mántrico. Aún lo tenía en las manos cuando miró la superficie plateada del espejo y levantó la ceja, sorprendido, al ver imágenes poco definidas de una Visión que no era suya.

     

    La alumna llamaba a la puerta y en el espejo se veía una demonio de pelo rojizo que hacía el movimiento que acompañaba al sonido. Sajag supo enseguida que aquella visión era de ella. Había hielo, iba descalza... El Arcano sabía que ella no sería así ni vestiría de la misma manera. Sólo era una Visión. Chasqueó los dedos sin moverse de la otra punta de la habitación. La puerta se abrió y pudo verla, por fin, tal como era en la realidad.

     

    Señaló el espejo de forma impaciente. Una voz inexistente murmuraba una y otra vez: "Todos morirán, morirán por ti"

     

    - Los antiguos creían que un espejo era una puerta hacia otro mundo, a una realidad paralela. Ha generado tanto miedo que hubo un tiempo en la época victoriana que se tapaban para no dejar escapar criaturas malignas. ¿Sabe cómo se llama la mancia que usa el espejo para adivinar el futuro, señorita...?

  4. El Vidente permaneció en silencio todo el tiempo, observando. Sabía que su furor cedería enseguida y que volvería a ser paciente y amable pero también sabía que eso implicaba volver a dar una oportunidad a la mujer de entrar en el laberinto. Allá estaba el gran problema que no había sabido solucionar ninguna de las otras veces y siempre que Veía, estaba extendida en el suelo, sin sangre en el rostro, blanca.... Muerta... Sajag mantuvo la mirada en el techo, hacia el anaquel de libros, sin poder centrar la vista en ellos. La veía... La Veía...

     

    No quería darle esa oportunidad de nuevo, de salir ahí fuera, de cruzar el lago y la muralla arbórea, de llegar al laberinto y de iniciar las clases en aquel punto de la bola como si no hubiera sucedido. Se puso de espaldas en cuanto Mei levantó la vista de la bola, negando con la cabeza. No podía dejarla ir de nuevo, aunque esta vez... Tal vez...

     

    - ¿La reconoció, Señorita Delacour? ¿Esta vez ha visto lo sucedido...? ¿Lo que sucedió? ¿Lo que sucederá...?

     

    Sajag no quería pasar de nuevo por esto. No quería sufrir de nuevo el verla allá. Esta vez, si fallaba, la mandaría lejos, fuera del pueblo, con una modificación en su mente para que nunca más despertara su Ojo Interior. El Arcano sabía que no sería del todo posible porque el Ojo, cuando despierta, no se puede acallar. Pero... La importancia de esta mujer en el futuro no se podía poner en riesgo por una prueba de Habilidad. ¿Qué era más importante, que se vinculara al Anillo o que siguiera viva...?

     

    Se giró, al fin, hacia ella.

     

    - Al final, siempre es su elección. Ser o no ser... Salvar o no salvar... Llegar a ser lo que será o seguir siendo lo que es ahora... Mientras no sea capaz de resolver esta Visión, señorita Delacour, no será capaz de pasar la tercera fase de la ante-prueba: el Laberinto siempre se le resiste.

     

    Le había dicho, de esta manera, que las dos primeras parte de las tres, las pasaba. No importaba, el spoiler a estas alturas de la situación ya no tenía importancia.

     

    - Su Ojo está activo. No me hace falta profundizar en otras ramas de la Videncia porque usted siempre las ha resuelto con facilidad. Si quiere, podemos volver a ver el uso de las velas, de los posos del té, observar el movimiento del aire o el vuelo de las aves. Incluso podemos probar sacrificar gallos para ver sus vísceras y predecir el futuro, algo a lo que siempre se ha negado, por cierto... Pero siempre supera todo... Excepto la última fase, el laberinto es su tumba, señorita Delacour. Así que, al final, la elección es suya.

     

    Se sentó y se agarró las dos manos en un gesto cansado.

     

    - Yo la veo morir siempre y no me siento con ánimos de que lo pruebe de nuevo. Puede irse y no volver. Le borraré mi memoria... O puede intentarlo. Lo que usted decida estará bien... Yo... Creo que me siento desanimado... Me vendría bien una tisana de raíz de Jengibre...

     

    Esperaría la decisión de la mujer, examinar de nuevo los otros elementos de Videncia o desarrollar la prueba. Él no quería soñar de nuevo con ella.

  5. Sajag aguantó las palabras de la señorita Delacour con la mayor parsimonia posible, aunque sentía que su espíritu no quedaba representado en la calma que reflejada. Sólo sus ojos brillaban con la intensidad suficiente para iluminar la ligera penumbra de la habitación. Su espíritu luchaba de forma interna por actuar de una forma tan humillante que consideró impropio dejarlo salir del control con el que le contenía.

     

    - Mujer... Sé que no estás preparada, todo el discurso que acabas de lanzarme confirma lo que ya sé. Sólo quería darte una oportunidad de demostrar que, al menos, tú crees en ti. He tenido muchos alumnos que no estaban preparados del todo pero cruzar las tres pruebas antes de enfrentarse al portal les hizo desarrollar el Ojo Interior de forma que lo consiguieron. A veces, algunos necesitan ese empujoncito pero veo que contigo no sirve porque tú misma no lo tienes claro.

     

    Sajag intentaba mantenerse firme en tener su genio controlado. Notaba que últimamente lo dejaba salir con demasiada facilidad, sus dos últimos pupilos habían visto un lado suyo que no solía mostrar y quería forjar el destino de otra manera al que ya había visto... Sabiendo su futuro, sabía que era una lucha dura que podría definir su final de una manera más o menos dolorosa. Pero ahí estaba así que respiró de forma pausada y recitó un mantra que había aprendido en su etapa de novicio en aquel monasterio en el que se refugió tras su caótica vida juvenil. Cuando se sintió capaz de mantener una clase, continuó con ella.

     

    - Ya he vivido esta conversación. Yo te digo que tienes prejuicios en tu mente heredados como una memoria social, tú me dices que yo soy quien los tengo, yo te expulso de mi clase y tú me denuncias ante los Directores del Äteneo por... En fin... La he vivido muchas veces, cada veo que la veo tiene una particularidad diferente pero en todas acabo haciendo algo que no me gusta. Así que me parece inútil seguir. Sé que, al final, haces la prueba y feneces. Estoy cansado de tener que pedir ayuda a Báleyr por ti.

     

    La voz de Sajag sonó cansada. Ahora en nada se parecía a ese Arcano bonachón que acogía a sus pupilos con ansias renovadas. Hoy, la fuerza de la Videncia era algo que le gustaría abandonar, visitar a su amigo Lawan y pasarse la tarde pescando, junto a sus ofidios, guardando el silencio y escuchando la fuerza de la naturaleza desatada a su alrededor.

     

    Pero la mujer seguía allá, en su morada, inquisitiva...

     

    - Está bien. No estás preparada. Lo sé y no voy a inventar ni una sola excusa más sobre tu desaparición. Sólo voy a calmar mi conciencia futura sobre que hice todo lo que pude por ti. A partir de ahora, te lo pondré difícil y no aceptaré titubeos. Cierra los ojos, enfréntate a la Visión y analiza bien, sin ideas predeterminadas. Si te es difícil la lectura, no importa, sólo ve y Ve, las dos cosas no son lo mismo, las dos cosas son variables, las dos cosas pueden ser certeras. No interpretes, sólo observa. ¿Qué ves ahora en la bola?

     

    En el aire, el sándalo seguía dejando un olor picante que empezaba a escocer en los ojos. Tal vez esa fuera la razón por la que Sajag lloraba de espaldas a su pupila, para que no le viera. No le dejaría contestar la gran pregunta hasta que él supiera verdaderamente que, ésta vez, sí podría pasar la prueba.

  6. La forma animal de Suluk permanecía en silencio. A Sajag eso no le molestaba. Sabía que la gran Arcana controlaba casi mejor la situación en esa forma que en la humana. Siempre había dicho que se sentía más a gusto de esa manera. El Arcano, sin embargo, apenas usaba ese tipo de forma. La Visión se desdibujaba cuando se convertía en ese animalito y disfrutaba más con las cosas mundanas que ocurrían bajo sus cuatro patas que en hacer investigaciones que su yo-humano le dictaba.

     

    Sajag siempre había sido un rebelde, hasta en su forma animada. Pocas veces la usaba, además, porque causaba mucha gracia en su congénere Arcano de la Animagia. Pero, ahora mismo, le aturdía su silencio. Que Sauda tuviera el mismo problema que él no ayudaba. Pocos podrían detener sus visiones y pocos podrían frenar a la Arcano de la Oclumancia. Frunció el ceño y se esforzó de nuevo. El resultado fue un avistamiento de algo rojo, peligro, oscuridad, miedo, explosión...

     

    La presión en su cabeza le hizo abrir los ojos que no se había dado cuenta que había entrecerrado. Se la sujetó con fuerza y gimió. ¿Desde cuándo no le dolía así?

     

    - Desde que me enfrenté a mi maestro, el anterior Arcano, para conseguir mi anillo rosa - respondió a nadie. Estaba seguro, sin embargo, que le habrían entendido. Todos. Negó levemente para no acuciar el malestar. - No, Sauda, no sé qué sucede pero intuyo que...

     

    Olió el aire.

     

    La sangre goteaba desde un brazo sesgado. Su dueño caía al suelo, blanco por la pérdida de la sangre.

    Un compañero le sujetaba y tiraba de él un instante hasta que algo/alguien tomó su mente y le obligó a levantarse,

    a ignorar su muerte y a sacar códices sagrados de la cueva donde se escondían.

    Ese algo o alguien no podía tocarlos con sus propio ser. Sólo podía hacer desaparecer al muerto y a obligar al otro a obedecerle,

    a sacar todo dónde él pudiera tocarlo.

     

    - Aún no puede - murmuró el Arcano.

     

    Algo falló.

    Las defensas reaccionaron y acabaron con quien no debe estar,

    llamaron a los Arcanos

    y atraparon al ladrón.

     

     

     

    Olió el aire... El Arcano notó que tenía una Visión y se aferró a ella.

     

    - Está atrapado como... A un nivel paralelo y...

     

     

     

     

    Sajag olió el aire y supo que... Una sensación extrañamente conocida de "déjà vu" le hizo tener naúseas.

     

    - ¿Estoy no lo he vivido antes? ¿He dicho algo?

  7. El Arcano soltó una leve sonrisa y le costó, mucho, que no se convirtiera en una risotada. La explicación de la mujer le hacía ver que daba vueltas y que no la escuchaba, que no estaba preparada para seguir en aquella línea. Él que había pensado que la mujer tendría una mente más abierta al flujo de líneas mentales inconmesurables que le iba a dar la Videncia y le soltaba una frase que comenzaba por "se relaciona con..."

     

    - En verdad le digo, señorita Delacour, que si sigue por esta línea se va a dar media vuelta y volver a sus aposentos familiares hasta que recapacite sus palabras antes de soltarlas sin ton ni son.

     

    A pesar de la sonrisa, el rostro de Sajag demostraba enfado.

     

    - Si ha de estar aquí valorando visiones con una pauta determinada por una presión de grupo social, nunca será Vidente, sólo Visionaria. Y de ellos, ya tenemos el mundo lleno. Mida sus palabras. "Se suele relacionar a los gatos con la traición." ¿Quién lo dice? ¿Usted? ¿El grupo que le acompaña cuando bebe un whiskie de fuego? ¿Algún libro de un filósofo rebosante de incienso y otras hierbas que plasmó unas palabras que, por estar escritas, son irrefutablemente ciertas? ¿Sólo porque digan que los gatos son traidores... lo son? ¿O sus reacciones son reflejo de quien mira?

     

    Era curioso ver que el rostro bonachón del Arcano no había cambiado a pesar del enojo del tono de su voz. Tal vez le faltaba la fisonomía cruel del tuerto Báleyr o no llegaba a la bondad intrínseca que despertaba Rosália; tal vez los alumnos se engañaban con la dicción mansa que denotaba un origen extranjero pero un Sajag airado era un Arcano imponente y atemorizador.

     

    Sajag odiaba los prejuicios que arruinaban el entendimiento de una visión.

     

    - Si no está libre de ellos, si su mente no está hueca de supercherías ajenas, no pasará el portal, señorita Delacour. Puede llegar a la isla, puede pasar el laberinto, valor no le falta. Sólo le falta entendimiento. Si un gato arisco y rebelde se cruza en su camino, no le castigue con su ignorancia y espere traición. Escuche lo que tenga que decirle, seguramente es más sabio que usted.

     

    ¿Todo este enfado por un gato? Y eso que aún no había llegado al lagarto. Sagaj hizo un movimiento imperceptible con la mano derecha que prendió el sándalo que, al instante, impregnó de un aroma calmante el ambiente y apagó cualquier otro olor de la habitación, haciéndola cargante en ese fluido gaseoso que se arremolinaba en líneas circulares ascendentes.

     

    - Aspire con fuerza, mujer. - El tono de enfado del Arcano aún era evidente, aunque había bajado un poco. - Sienta como el sándalo le ayuda a revitalizarse, a levantar el ánimo y a relajar su cuerpo. Tal vez le dé sueño, algo que sería excelente para que entrara por fin en una espiritualidad que parece no conseguir del todo. A ver si así desliga la parte de Conciencia humana de siglos de convicciones erradas que arrastra en ella y le deja VER con claridad que el gato y el lagarto le están mostrando su futuro. Son dos animales alejados, disconformes, alguien diría incluso que enemigos pero destinados a trabajar unidos como la borra imposible de salirse de la taza que sujeta entre las manos. De su Visión depende el saber el futuro que le depara y la relación con la mujer de la varita. Le diré que, lo que yo veo, esa mujer es esquiva y puede que llegue a ser traidora porque todos esperan de ella que sea una traidora. Es como ese gato que ve usted que intuye es traidor porque todos dicen que es traidor. Y usted puede que sea ese lagarto esquivo.... ¿Está viendo el futuro de alguien más en ese lagarto? Dígamelo usted. "Todo está conectado con todo lo demás. Al igual que estoy conectado con mi amigo también estoy conectado con mi enemigo." Recapacite en eso, vuelva a mirar al gato y al lagarto, vuelva a mirar a la mujer con la varita en la bola de cristal, intente VER como se unen en el tiempo y en el espacio y después...

     

    El Arcano guardó silencio dramático un instante, el justo para mirarle a los ojos y observar la respuesta que se reflejaba en ellos aún antes de hacerle la pregunta. Se sintió algo abatido pero, aún así, la formuló con claridad, intentando darle el tono de rigurosidad y reflexión que necesitaría para contestarla:

     

    - Después dígase a usted misma si se cree capacitada para vincularse a la Videncia, pasar el portal y enfrentarse a sí misma en lo que va a ver, sentir, oler, apreciar en ese interior desconocido. Se sincera y dígase si cree que puede pasar la prueba sin morir en el intento. Yo no la creo capaz, Señorita Delacour, pero no la voy a detener si lo intenta. Si falla, el mismo Portal la dejará encerrada en su interior y nunca más la volveremos a ver. Ese será el precio de una mala interpretación de la visión de la taza. Decida... ¿Nos vemos mañana en el lago para su próxima aventura o prefiere esconderse en terrenos de confort más amigos?

  8. -- ¿Si le hubiese sido posible salvarla... ? Puede que sí... Es probable que sí... Es más. Si estuviera aquí el Arcano de la Nigromancia le contestaría que sí, que claro que es posible salvarla. Creo que usted también... hum... es nigromante. Sabrá que habría podido salvarla. Ahora bien... El cambiar una visión... La Visión es única, la interpretación no. Si hay alguna posibilidad que cambie el futuro de alguna manera, verá diferentes visiones de lo mismo pero... ¿En qué momento podrá decir que son erróneas? Todas serán verdad, todo lo verdad que puede ser algo que puede o no suceder en algún momento o que puede o no puede haber pasado... Esta habilidad, por suerte, no es tan certera como para poder poseer la verdad absoluta.

    El Arcano tomó una taza y vertió la tisana en ella, con tranquilidad y parsimonia, manteniendo el silencio deliciosamente acompañante durante el tiempo que tardó en moverlo y acercárselo a la mujer. No olvidó en ningún momento su sonrisa. Sajag era un hombre bonachón y pocas veces perdía ese semblante que hacía agradable su compañía.

    -- Tome, beba despacio y medite en lo que le digo: Si no es certera, ¿por qué es una Habilidad reconocida como un Poder de Arcano? ¿No ha de ser certera para haberse convertido en Habilidad? No le dé muchas vueltas: la verdad se resume en esa certera frase de

    Todo depende del Cristal...:

     

    Muy sabia y profunda reflexión que se debe al escritor y pensador español Ramón de Campoamor y Campoosorio (1817-1901). La cuarteta completa dice: “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. No obstante, Campoamor no se lleva toda la gloria, pues tomó algunos fragmentos de otros ilustres literatos, como Jorge Manrique (h. 1440-1479), William Sahkespeare (1564-1616) y Pedro Calderón de la Barca (1600-1681). La frase apunta a desarticular cualquier posición religiosa, filosófica, política, económica… en definitiva, puede decirse, ideológica que tenga pretensiones de verdad universal. Todos lo seres humanos estamos irreversiblemente maniatados por la mentada subjetividad y esta circunstancia nos hace falibles en cualquier observación. Todo criterio, toda conclusión, todo veredicto siempre está teñido por esa subjetividad con la que vivimos, con la que observamos, con la que pensamos. Todas nuestras ideas y todos nuestros juicios están filtrados, condicionados por nuestra particular perspectiva, por el color del cristal con el que miramos.

     

     

    -- Si no olvida eso, hará grande su nombre cuando use la Videncia, señorita. Ahora dejaremos la parte pesada y filosófica de la Habilidad y pasaremos a una parte más práctica. No presuponga, sólo VEA... Y dígame... ¿qué ve en los posos de té que se está bebiendo...? No se preocupe del significado real que viene en los libros que hablan de la Taseomancia... Lo que a usted le parecerá una mariposa, a mí me puede parecer una herradura... Entonces... Libere su mente de influencias externas y haga la pregunta en voz baja. Después, deje que su Ojo explore y le cuente lo que suceda. E intente explicarlo sin florituras de charlatán ignorante. Usted no quiere sacar los galeones de nadie ni hacerse rico con el dinero de pobres incautos. Usted quiere conocer la historia de la chica que se gira con la varita. Inténtelo cuando se crea capaz...

  9. El Arcano había cruzado las manos sobre su barriga oronda, esperando pacientemente a que la muchacha hablara, negando con la cabeza un poco a medida que lo hacía.

     

    - No, señorita Black Delacour. No lo ha entendido bien. Las visiones no cambian. Es la interpretación lo que cambia. Una interpretación depende de la predisposición del Vidente. Recuerde que una visión es como un sueño, cuyas imágenes dependen exactamente de la vivencia de la persona. En la historia del libro que ha leído, ¿cree que el hombre podía ver que su mujer iba a morir por un impacto de meteorito? No entra dentro de las imágenes requeridas. Le es más fácil ver una bala en la cabeza porque era la familiaridad con la inseguridad en la que vivía. Es por eso que interpretó que su mujer moría de un balazo. Entonces... ¿Qué Vio realmente? ¿Qué Vemos realmente?

     

    El Arcano esperó un segundo para dejar que la mujer reflexionara sobre ello, algo que parecía hacer a menudo, pues permanecía callada y ensimismada demasiado tiempo, como si le costara soltar las palabras. Como a él.

     

    - Las Visiones son acumulaciones de sensaciones auditivas, olfativas, táctiles, que explotan en su mente y que se redireccionan de una forma que sea conocida. ¿Cree realmente que los antiguos veían el futuro en el vuelo de una paloma? ¿O en las tripas de un gallo? ¿O en los posos del té...? Interpretan... Todos interpretamos... Hay que aprender a interpretar de la forma más imparcial posible y, me temo, usted va a tener dificultad para hacer eso, señorita Black Delacour.

     

    Dejó que volviera la vista hacia la bola y reflexionara. Su vida parecía (no, lo era; él veía lo que le pasaba, había pasado, pasaría) ser una constante amenaza. Y sí, sabía que lucharía por salvar vidas inocentes aún a costa de la suya propia, algo que era loable. Pero infructuoso muchas veces...

     

    - Es importante que deje lo superfluo de lado y que se centre en lo importante de la Visión, en lo que realmente Ve y no en la forma en que su mente envuelve la visión para que la entienda. Cuanto más interprete, menos fiabilidad tendrá. En el caso de su lectura, el Vidente debería haberse quedado con que su mujer moriría el día de la lluvia de estrellas de San Lorenzo, no en la forma que iba a morir. Interpretó que él no podría sobrevivir a ese hecho y se vio cayendo en un círculo vicioso que le llevaría a perder a todo aquel que le quería, como había perdido a su esposa. ¿Qué sucedió tras la muerte real? Que pudo sobrevivir a la situación y rompió con la interpretación personal de fracaso con la que había soñado. La Muerte era la Visión, la forma en que él iba a reaccionar a ello, era el adorno personal que su mente le dio a ese hecho. Así, fue real que muriera su mujer y él a los doce años del suceso; el resto, no lo fue... Esa, Señorita Mei, es la cuestión en la que pensar.

     

    La bola presentaba una imagen femenina que se giraba y enarbolaba en la varita era muy clara, ahora que ella había visto y él había visto lo que ella veía. Era lo difícil de ser el Arcano de la Videncia, el Ver a través de los ojos del otro... La aceptación con la que decía que siempre habría alguien que querría matarla, le sorprendió. Era una mujer delicada bajo la fortaleza que mostraba.

     

    - Debe huir del sentimiento de culpabilidad que le arrastrará a un torbellino de emociones. Eso no le conviene porque cuanta más emoción intervenga, más disfrazará su visión y menos visión será. Veamos... ¿Esta mujer es la misma que la anterior...? ¿Ve que esta mujer ataca a alguien o lo interpreta? ¿Atacaba o se defendía...? Intente centrarse en la Visión, no en la interpretación de la misma y dígame exactamente qué Vio. Y le ruego que se dé prisa; odio tomar el té frío.

  10. El Arcano esperó al muchacho durante horas pero... La luz de las estrellas brillaron sin que él apareciera. No se extrañó aunque le embargó la tristeza. Sabía tanto de Videncia que no se le escapaba lo que puede originar un pequeño matiz en una decisión, un leve momento de indecisión al hacer algo que provocaba un cambio aberrante en el final que se buscaba. Seguro que el Sr. Hank habría perecido en el intento de encontrar el vaso y el agua correcta e incluso de pasar por las rosas malévolas y asesinas...

     

    Sajag bajó la cabeza y sopló sobre sus dedos. Una corriente de aire recorrió la instancia y apagó todas las velas que aún permanecían mágicamente encendidas. Era el momento de regresar a casa y pensar detenidamente en lo que había sucedido. Había puesto la esperanza en el muchacho y... había fracasado. No. En realidad el fracasado era él por creer que podría ayudarle a despertar el Ojo Interior cuando, en realidad, era obvio que había fracasado en su cometido. Salió de la pirámide y oteó el horizonte muy oscuro. Ahora descansaría.

     

    Mañana hablaría con los Directores para comunicarle el fracaso en la primera fase de la prueba y una petición informal de la búsqueda del cuerpo por la entrada del laberinto. ¡Quién sabe! Tal vez aún llegaran a tiempo de sacarle con vida...

  11. El Arcano pareció sorprenderse ante la afirmación de la mujer sobre su desconocimiento del principio básico de la habilidad. Era la primera vez que alguien reconocía sus propias limitaciones ante la clase. Le gustaba. La humildad de conocerse ignorante es una habilidad por sí misma y ayuda mucho en la relación con quien quieres aprender a utilizarla. Así, sonrió levemente a la mujer y se adentró más en la habitación. En una situación en la que estuviera a solas, se hubiera quitado de encima aquellos ropajes y se hubiera puesto cómodo. Sin embargo, ya que tenía visitas, aguantaría aquellas sandalias y aquella túnica un poco más.

     

    Le señaló el asiento al lado de la mesa y él mismo se sentó al lado. Las tazas vibraron un poco, como si estuvieran ansiosas por posarse en ella pero Sajag negó levemente. La bola se posó, con cuidado, entre ellos dos.

     

    - El Futuro siempre cambia, constantemente, es lo más variable que existe. Así que... ¿Para qué cree que sirve la Videncia si el futuro es movible y cambia a cada paso? Que usted lo conozca le da poder sobre él pero... ¿seguro que ese poder existe en realidad? ¿Cree que saber que un edificio caerá un día y hora concreto por algún motivo es inexorable o podrá impedirlo para que no caiga sobre esa madre y ese carrito de bebé? Dígame, Srta. Black Delacour, ¿intentaría salvarlos impidiendo el derrumbe? ¿Lo dejaría pasar? ¿Sirve la Videncia para cambiar el Futuro? ¿En qué momento podría cambiarlo para garantizar que se produce el cambio?

     

    Demasiada labia, al Arcano no le gustaba hablar y, sin embargo, siempre se excedía en presencia de los pupilos que se acercaban a su humilde habitación. Chasqueó los dedos y un libro se acercó, volando, literalmente con las dos tapas haciendo de alas, hacia sus manos. El Arcano lo dejó en la mesa, al lado de la bola, en dirección a la mujer, para que ella leyera.

     

    -- Es un capítulo largo pero dígame, ¿qué opina usted sobre esta lectura?

     

     

    4hVJSZz.jpg?1Una noche tuve una Visión sobre mí mismo. Mi mujer murió el 12 de agosto en un atraco a un banco, de una bala en la frente, y yo abandoné toda esperanza de seguir viviendo sin ella. Me di a la bebida y a las drogas y, al final, lo conseguí, doce años más tarde, muriendo de una enfermedad hepática autoinmune. Dejé atrás una familia que no me lloró por lo mal que se lo hice pasar en ese tiempo y mi cuerpo descansó en una fosa común para indigentes, alejado de mi dulce Teresa.

    Cuando desperté, me propuse que ese futuro nunca se cumpliría. Traía dinero físico a casa para que no tuviera que entrar en ningún banco y su destino no se cumpliera. El 12 de agosto se acababa y mi mujer seguía viva. Salimos al balcón, agarrados de la mano, felices de contemplar las lluvias de estrellas de San Lorenzo. Una sonrisa surcaba mi rostro, feliz; había burlado el futuro, tendríamos hijos, seríamos felices... Su mano me soltó y la vi desplomarse en el suelo, como una muñeca de trapo, sin vida. La autopsia reveló que un meteorito le había alcanzado en el mismo lugar que le había dado la bala en mi Visión. Una posibilidad entre mil millones de que pasara...

    Así que yo me pregunto si Ver sirve de algo. El Futuro se empeña en cumplir su objetivo aunque tú quieras evitarlo... Lo único que evité fue la forma de reaccionar y rehíce mi vida, muriendo sí, doce años más tarde pero rodeado de amigos y familiares que me demostraron su amor y su pena.

    - Cuando acabe, quiero que mire la Bola de Adivinación e intente ver algo. Me interesa lo que usted interpreta que ve para saber si, realmente, es capaz de separar la emoción de sus Visiones. No se preocupe, el ambiente de este lugar hará que su Ojo Interior le hable, aunque usted crea que no puede ver nada.

  12. Los Arcanos presentes no parecieron temer la presencia de la gaviota ártica que se posó en el hombro de Sauda. Sajag sonrió con tristeza y le dirigió un breve saludo.

     

    - Namasté, querida Suluk. Hacía tiempo que no nos brindabas el honor de tu presencia.

     

    Era apenas una queja. En realidad, todos tenían la culpa, incluido él mismo, de no compartir conocimientos más a menudo. Se habían habituado a vivir en su propia área de confort y salían poco de visitas sociales. Era culpa de todos los Arcanos el no encontrar tiempo para ellos. Al fin y al cabo, eran los Grandes Magos obligados a permanecer en aquel Ateneo, ¿por qué no buscaban el contacto para soportar mejor aquel aislamiento?

     

    "La mente humana discurre en caminos inescrutables", pensó, sabiendo que era un pensamiento que se transmitiría entre todos los presentes. "Y algunos, ni somos humanos".

     

    Sajag se palpó la barriga en un gesto automático mientras escudriñaba las neblinas del pasado y del futuro. No le gustó lo que vio. No le gustó lo que no vio. Contestó a la Arcana de Oclumancia y notó su voz demasiado abatida, más de lo que quería que se notara:

     

    - No, querida Sauda... No veo nada... Es decir, sí lo veo pero algo... Alguien... Está tapando mi Visión. Y eso me asusta porque es la primera vez que ocurre. Ha de ser una magia muy poderosa para impedirme Ver lo que Veo. Algo o alguien está bloqueando mi Habilidad aquí dentro. Sé que códices eran, lo tengo en la punta del Ojo Interior pero... alguien obstaculiza las imágenes de los títulos. Es como si... no estuvieran pero estando en mi mente...

     

    Parpadeó para concentrarse en el Presente, en el Ahora.

     

    - ¿Dónde está Rosália? Seguro que la Arcana de Legilimancia podría descubrir que está poniendo escudos delante de nuestros ojos.

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  13. El Arcano suspiró, algo desanimado ante lo que había sucedido en la primera prueba.

     

    - El Muchacho tiene el Don, no hay duda - dijo en voz alta, como si alguien pudiera escucharle. Y sí le escuchaban pues siempre hay alguien o algo que escucha pero en este caso concreto, el Arcano hablaba consigo mismo. - Pero aún no lo usa. Intuye, actúa con corazón y con cabeza, sabe usar el raciocinio y la intuición pero... La Videncia no se intuye. Se aplica.

     

    No sabía bien como avisar al muchacho. No sólo tenía que ver sino también tenía que saber lo que veía. En aquella batalla acuática, había ganado sólo porque su raciocinio y la observación le había llevado a aplicar la lógica de los regalos pero... Debería haber visto el contenido de los regalos y ver qué esos eran los correctos por su contenido. Había parado de Ver en el momento que su Visión le enseñaba los regalos correctos, había abandonado justo cuando le iba a mostrar el contenido. Para un Vidente no existía la Sorpresa sino el Conocimientos. Y el señor Dayne se había sorprendido con lo que había encontrado tras sacar los envoltorios.

     

    - Deja demasiado al azar... No sobreviviría a la segunda prueba con eso... Si no sabe lo que necesita, verlo no le servirá de nada.

     

    Pero Sajag sonrió al aire que movía su melena castaña. Al fin y al cabo... ¿No era el Azar el motor de la Adivinación? Esa fina línea entre Suerte y Certeza es lo que marcaría la posibilidad de vincularse con el anillo o fracasar el mero intento de llegar a la Pirámide. A ver qué tal se le daban las siguientes pruebas antes de tomar la decisión de presentarlo ante el Portal.

  14. La habitación de Sajag era muy sencilla y la mujer que esperaba en la puerta pudo ver su interior en cuanto se abrió. Todo un anaquel de libros al fondo, que empezaba en el suelo y acababa en el techo de la misma. Un gran ventanal con unas cortinas oscuras corridas, por el que, en aquel momento, entraba un tímido rayo de luz que reflejaba una atmósfera mística y nebulosa en el humo tenue que salía de una tetera que hervía en un fuego mágico. Un par de tazas reposaban, boca abajo, sobre la única mesa que había en el lugar, si exceptuamos una casi inexistente mesa ratonera al lado del camastro, en un lateral junto a un sencillo banco de madera sobre el que descansaba un instrumento musical hindú muy antiguo. En el tapete rojo también descansaba una antigua baraja de tarot con figuras que denotaban un gusto pictórico de hacía siglos. Seguro que un anticuario disfrutaría con ellas si algún día el Arcano las pusiera a la venta.

     

    A la derecha, junto a un muestrario de hierbas que colgaban en el aire, secándose, un par de sillas bajas que, seguro, serían incómodas para quien las usara. Encima de una de ellas, una bola de adivinación que giraba lentamente, casi con pereza. En aquel momento, la cara de una muchacha se reflejaba, demostrando una gran rabia y enarvolando una varita hacia alguien que debía estar frente a ella.

     

    El Arcano carraspeó a la espalda de la mujer que acababa de transformarse para llamar a la puerta. Al estar delante, él no podía pasar. Sonrió. Sajag es un hombre bochachón al que pocos verían alguna vez exaltado y a los que muchos nunca quisieran ver enfadado.

     

    - Señorita Black Delacour... Pensé que llegaría a tiempo pero veo que me ha adelantado el camino. Entre... Nos espera un té con menta que seguro que encontrará interesante. Al menos sus posos...

     

    Sajag movió levemente la mano y la bola abandonó la silla para flotar hasta su mano. Contempló, pensativo, la Visión asesina y volvió la vista a su nueva pupila.

     

    - Parece que alguien quiere asesinarla, señorita Black Delacour. Parece ser en el Ministerio, esas aguas son de la Fuente del Atrio... ¿Cree que la Videncia puede ayudarle para sobrevivir en este pueblo? - La sonrisa de Sajag se hizo un poco más aguda, como si cuestionara lo que veía de ella. - ¿Para qué usará esta Habilidad, suponiendo que consiga pasar la prueba para vincularse a ella?

  15. El Augurey lloraba en el exterior. Sajag abrió los ojos y vio que la luz era mortecina. No era de noche; una tormenta de verano sacudía los terrenos colindantes y la luz no abundaba. Aunque el Arcano de Videncia sabía que en breve luciría el sol, le dio pereza levantarse del camastro que había en su cuarto y giró sobre su cuerpo para quedar situado hacia el ventanal, contemplando aquel paisaje grisáceo tan típico de aquella ciudad. Por muchos años que llevara en aquel Ateneo, el Arcano de Videncia extrañaba la luz de su India Natal, los colores vivos, brillantes, la vida que rezumaba en todas partes... Londres era una ciudad apática.

     

    El Augurey lloraba. El Arcano frunció el ceño. Al poner los pies en el suelo para levantarse, tuvo una visión de las estanterías vacías. Ni un sólo libro quedaba en ellas. Las serpientes rondaban en el lugar que había valiosos códices no como avariciosos ladrones sino como buscadores de la verdad, tan sorprendidas como él de la ausencia del Saber que se encerraban en aquel protegido lugar. Una anciana de piel oscura temblaba, no por los ofidios sino por el robo.

     

    Sajag parpadeó y la visión desapareció. Sus libros estaban donde siempre, en la pared que iba de arriba a abajo. Si faltaba alguno sería porque él los había movido la noche anterior para alguna consulta tardía. El Arcano sabía a quienes había visto: a los compañeros Arcanos que habían descubierto el origen del desasosiego que les había invadido, a todos y a cada uno, desde que el día había florecido. El Arcano se vistió con paciencia, con un traje amarillo azafrán de ribetes rojizos y unas sandalias sencillas. A pesar de la fina lluvia que aún quedaba, no duraría mucho y el calor volvería al lugar.

     

    No tardó en llegar ante la zona que el Guardián del Lago protegía con su mirada. Le vio en el suelo, destruido, el agua manando rojiza y esparciéndose por el suelo, ahora que no tenían fuente que la recogiera; los árboles frutales aparecían desgajados, falleciendo con sus raíces al aire. Sajag respiró con fuerza para intentar controlarse. Si algo odiaba era que destrozaran los árboles, los espíritus de la vida que proporcionaban el aire para los seres no sobrevivirían sin ellos. Al parpadear, todo volvió a su lugar y el Arcano frunció el ceño. ¿Era una visión de antes o de después de aquella reunión que iba a sobrevenir?

     

    Caminó despacio para no asustar a los dos compañeros que estaban al final, dentro de aquellos pasillos del laberinto interior, sabiendo que habría ruina en algún momento de su vida. Era duro ser el Arcano de la Videncia.

     

    - Sauda... Lawan... - dijo, a modo de saludo. Sabía que no iba a importunarles porque todos se reconocían en el lugar sagrado donde se encontraban. - Vi que nos reuníamos aquí y la preocupación que sentíamos así que vine.

     

    El Ver no era un problema para él. Lo grave era lo que no veía en aquel momento. Lo que se escondía de su Visión era lo preocupante.

  16. - Buenos días, Señor Dayne.

     

    La voz del Arcano apenas resonó en la tranquilidad del lago. El día, apacible, era magnífico para empezar aquella prueba de Videncia. El rostro impasible no miró al pupilo que se acercaba sino que siguió oteando el paisaje, como si las líneas de energía le estuvieran dando señales, como si estuviera viendo algo en el aire. Y, seguramente, era así sólo que nadie podría ver lo que él percibía.


    - Su misión va a ser complicada y la finalidad de la misma es que llegue vivo al interior de la Pirámide para poder cruzar el Portal y adquirir su vinculación con la Habilidad de la Videncia. No estoy seguro aún que esté preparado pero confío en usted para que lleve el desarrollo del cometido a buen término. Estoy seguro que lo intentará con todas sus fuerzas.

     

    Aún de espaldas al muchacho, le señaló una mochila que había en el suelo, a sus pies.

     

    - Dese cuenta que aquí hay muchos ojos que le observan, amigos o enemigos, que le ayudarán o entorpecerán en su cometido. Nos rodean... Nos vigilan... Criaturas, humanos, seres... Cualquier cosa que imagine puede estar ahí, esperando el momento para cazarle. No se descuide... Es usted una presa apetecible. Si quiere ser Vidente oficial va a tener que demostrar algo más que su Visión, ha de utilizar el ingenio junto a su Ojo.

     

    La mochila levitó y se puso a su altura, para que la cogiera.


    - Estas son las únicas instrucciones que recibirá, preste atención:

    • En el interior encontrará múltiples regalos. Le ayudarán a pasar las pruebas. Contienen todo tipo de objetos, comida o animales (algunos en letargo, otros en sus huevos todavía) que necesitará en algún momento de la prueba. Podrá usar uno o varios en cada uno de los obstácul0s, eso depende de usted. Es su elección decidir si los usa o no y el número empleado; el que use, no podrá volver a ser utilizado jamás.
    • Los regalos están protegidos mágicamente para evitar cualquier intrusión. Sus lazos y papeles de envoltorio son irrompibles y no se puede penetrar en ellos más que con el Ojo Interior. Adivine cuál es el más correcto en cada una de las tres ocasiones que los necesitará. Entonces sólo tiene que decir: "Este uso ahora" y se abrirá en su mano.
    • tiene que sortear tres obstáculos:
    • la barquichuela ha desaparecido, hundida en el fondo del lago que rodea; algo o alguien del entorno puede ayudarle y la solución la tiene en la mochila. Cuando la consiga, cruzará el agua y llegará a la orilla.
    • la flora que da acceso al laberinto ha desaparecido en una fornida maleza de rosas maléficas. Rozar los tallos supone sufrir un horrendo dolor y un efecto parecido a sus Embrujos Punzante; ciego y herido, sólo deseará la muerte. No hay manera de atravesar ese muro, ni por aire ni por tierra. Sólo podrá usar la varita una vez, para hacer un Accio y conseguir el agua salvadora que se encuentra en la puerta de entrada al Laberinto que usted no verá aún. Allá hay un vaso en el medio de dos grandes recipientes de agua, uno a su derecha y otro a su izquierda. El antídoto lo lleva usted encima. Decida de cuál tinaja bebe porque su Ojo Interior le mostrará el agua que es correcta para mezclarlo en la dosis necesaria; una contiene la poción de esencia de la vida y sólo le falta el ingrediente que usted lleva escondido en uno de los regalos; la otra sólo es agua y, por mucho que añada cualquier elemento, no servirá para salvarle. Vaya con cuidado, en cuanto beba, deberá cruzar por el estrecho sendero de un palmo que se abrirá hasta usted y sólo tiene cinco minutos para atravesar el laberinto, pues ambas puertas están conectadas. Si no sale a tiempo, se quedará encerrado de por vida y sus huesos servirán como recuerdo de su fracaso
    • la tercera prueba se le dificultará por el tiempo. Tiene cinco minutos para cruzar el laberinto. Encontrará tres jaulas con tres animales dentro. Sólo uno de ellos emitirá el sonido que le permitirá llegar a la pirámide, así que decida si tendrá tiempo de llevarse al animal elegido o si llegará usted solo antes de que no tenga salida. Recuerde que, a veces, es mejor un fracaso y seguir vivo que un acierto que le lleve a la Muerte. La Pirámide flotará ante sus ojos y sólo el animal conseguirá que la plataforma escalonada aparezca, para ascender hacia el interior de la misma.

    El Arcano se negó a tener ningún contacto visual con el muchacho. Se giró poco a poco y, cuando sus rostros se cruzaban, desapareció de su vista. A lo lejos, su voz llegó de nuevo. Se encontraba allá, en la otra orilla y, ahora sí, se atrevía a mirarle, en la distancia.

     

    - Por supuesto, no puede usar la magia más que en el momento que le he anunciado. En el resto de la prueba, espero que su destreza con la Videncia le permita llegar vivo hasta mí y que me traiga a mi animal preferido. He puesto a mi mascota en sus manos y agradeceré su gesto cambiándosela por el anillo. Le veré, o no, en el interior de la Pirámide, en la sala del Ouroboros. Namasté!

    El Arcano Sajag de la Videncia desapareció de su vista.

  17. - No. No volvemos... -- contestó al final de toda aquella conversación que aún tendrían.

    La mirada de Sajag estaba perdida bien lejos de aquel lugar, observando la vida de muchos de los que se habían cruzado con él en aquel viaje, incluido su pupilo. Su mente reseguía los sucesos que habían aún que devenir y que él había causado con aquel presente. Perseguía las consecuencias de lo sucedido hoy y veía el futuro de unos niños a los que, en algún momento, aquel desgraciado timador vería e influiría en su futuro y que, a su vez, provocaría una cadena de favores que haría que, dentro de unos cien años, llegara a Primer Ministro una mujer que aún no había nacido ahora ni, siquiera, gestado su propia madre. Esa mujer tendría un papel importante en la creación de una serie de Congresos para la aprobación como seres racionales a la raza que ahora se consideraba criaturas, a los...

    - ¿Qué... ? Perdona... Estaba abstraído.

    Aunque su voz sonó algo derrotada, sabía que había hecho lo correcto.

    - Nuestras acciones siempre tienen un objeto y unas consecuencias. Muchas veces creemos en el libre albedrío cuando, en realidad, todo está parcialmente escrito y cuando no le hacemos caso, el Destino se encarga de enderezar nuestras torpezas... Y, sin embargo, tampoco es totalmente así...

    El Arcano bajó la mirada hacia su taza y sonrió:

    - Su alma vive dentro de una noche estrellada...

    Acarició la sencillez de la loza y después contempló a su pupilo, quien le contaba lo que él había visto sobre el pobre hombre huido. Cuando acabó de hablar, guardó silencio, saboreando el olor que transportaba el aire, el movimiento de aquel toldo azul, los susurros en que se habían convertido las voces de los que caminaban por aquel lugar... Era agradable. Diferente al mundo en que se había movido durante tantos años en la Universidad mágica pero agradable al fin y al cabo.

    - ¿Usted sería capaz de ver el futuro de algo más grande que la vida misma y sacrificarse para que funcionara? Le contaré una historia, la del mejor Vidente que he conocido jamás. Era un hombre sencillo que había aprendido desde niño a que el futuro no estaba escrito, que podía cambiarse. Creía en la libertad de acción de todos lo hombres y en que cada uno se creaba su propia historia. No creía en el Destino escrito sino en los libros de páginas en blanco. Enseñaba a sus pupilos a Ver e interpretar con sabiduría para que éstos ayudaran a abrir el ojo de otros. Soñaba en el día en que todos los seres vivos vieran con normalidad, desde pequeños, sin ninguna traba. Un día...

    Sajag volvió la vista a su taza. El té se estaba enfriando. Sus ojos se perdieron en el líquido ambarino, viendo los posos moverse con pereza en el fondo.

    - Un día mi Maestro vio un futuro en el que yo enseñaba a un pupilo a abrir su ojo interior de manera que se convirtió en un Vidente de referencia mundial. En su momento, él se convertiría en la ayuda de una gran líder y sus logros llegarían lejos en la lucha por la mejora de la sociedad en que vivían. Ese Vidente sería su mano derecha y conseguiría ayudarla de manera que llegaría a una gran victoria. Pero... - la voz del Arcano se volvió más floja y pensativa - vio mi muerte mucho antes de que llegara a ayudar al joven a darse cuenta del potencial que tenía. Una muerte desagradable, por cierto... Él vio el dónde, el cómo y el cuándo y... Estaba allá cuando debía suceder. Y sucedió aunque fue él quien falleció. Dígame, sr. Dayne... ¿Sería usted capaz de sacrificarse por el Bien Común de esa manera?

    El Arcano dejó la taza sin beber sobre la mesa y se incorporó.

    - Piense en ello porque deberá pasar por ello durante su prueba.

    Negó con la cabeza.

    - No. No volvemos. Volveré yo solo. Como ha adivinado con su lectura, creo que usted tiene una gran fuerza que le convertirá en el Gran Vidente que este pueblo necesita pero... no le será fácil. Y usted lo sabe. Lo ha visto. No sabe lo que hay allá dentro, de la séptima puerta... ¿Quiere saberlo? Pues sea sincero conmigo y con usted mismo: ¿está seguro que quiere pasar la terrible prueba que le espera y vincularse al Anillo de Videncia? Como ha podido comprobar con ese pobre infeliz, ser Vidente es un verdadero castigo del que usted puede librarse. Sencillamente diga no y váyase. No se preocupe, no iré tras usted ni le... tiraré un cuervo disecado a la cabeza. Váyase y no vuelva al Ateneo a buscarme. Sin embargo...

     

    Sajag caminó un par de pasos para salir de aquel lugar, listo para desaparecer y volver a su casa. La añoraba. No se había dado cuenta de lo que la añoraba hasta ahora, que se notaba cansado.

     

    - Sin embargo, si realmente quiere intentarlo, venga a verme. Dentro de dos días. En el lago del Ateneo, le enseñaré la isla, el laberinto, la pirámide, las puertas... Me odiará por eso, esté bien seguro... Es su decisión. Ahora he de despedirme, la señorita Mei me espera y usted sabe que no hay que hacer esperar a las damas.

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  18. El Arcano permaneció con el rostro bobalicón de quien anhela escuchar emociones, atento a las palabras de aquel autovidente proclamado. No perdió, sin embargo, ni una sola interpretación que hizo su pupilo (por fin admitía que le estaba evaluando) y asintió varias veces al hombre embaucador, como si afirmara sus palabras aunque, en realidad, asentía al muchacho.

     

    - ¡Oh, oh! ¿Todo eso dice el Mago? ¿Entonces, la Torre no significa la muerte directa si te caes de ella? ¡Oh, mira, sobrino...! El Carro... Se avecinan buenas noticias. ¿Usted cree que cobraremos la herencia de la Tía Maude? Por favor, por favor, ¿eso nos lo puede asegurar, señor? Vuelva a tirar las cartas, por favor, por favor... ¡Pooor faaaa...vooooor!

     

    El brillo en los ojos de aquel hombre haraposo se acentuó y volvió a barajar. Sajag alzó la mano y una carta voló del mazo y se posó encima del terciopelo ajado.

     

    - ¡Oh, la Rueda de la Fortuna! Maravillosa carta, señor, ¿verdad qué sí? ¿Y está? El Mundooooo, ohhh, ¿significa que tendremos el mundo a nuestros pies, que seremos ricos? Y esta tercera es la Muerte... Uhhhh, ¿la muerte de la tía Maude tal vez? ¿Quiere decir que hemos hecho bien en asesinar a la tía y que podremos cobrar su fortuna, señor?

     

    El hombre pareció ponerse nervioso. Tal vez fuera al ver que las cartas volaban por el aire y se iban poniendo, una encima de la otra, sobre la mesa, enseñando sus imágenes sin que nadie las moviera. O tal vez fuera por la confesión del crimen de aquellos dos clientes a quien pretendía timar hasta su última moneda. Sajag sonrió de forma afable y se dirigió hacia su acompañante.

     

    - ¿Crees lo mismo, sobrino? ¿Las cartas estarán diciendo que vamos a ser ricos? Porque usted no conocía a la tía Maude; si la conociera... seguro que sabría que somos ricos con su ausencia. Era una mala bruja. Espere, se lo enseñaré...

     

    Movió la mano y dejo los dedos hacia arriba, haciendo girar el índice hacia el horrible bicho disecado. Aleteó. El cadáver del cuervo graznó antes de soltarse del techo y bajar hasta el hombro del Arcano, donde quedó allá, con los ojos rojizos cual espectro oscuro que anunciaba algo al tramposo. Graznó de nuevo y el sonido resonó por toda la tienda, despertando ecos extraños. Si el hombre había intentado dar una sensación mística en aquel lugar para cazar a incautos, ahora parecía un lugar inundado de una atmósfera tétrica. Una neblina grisácea, como la de smug con la que solía amanecer la ciudad de Londres a la orilla del Tamesis, cubría ahora el interior y se filtraba por debajo de los muebles. Éstos empezaron a saltar solos, acompañados por los gritos asustados del hombre. Cada vez que la lengua de niebla encontraba alguna artimaña con la que el tramposo engañaba a los pobres ingenuos que atraía allá dentro, se volcaba y quedaba allá, patas arriba, mostrando las entrañas mecánicas con las que el hombre "predecía" el Futuro.

     

    El rostro de Sajag se iba haciendo cada vez más oscuro e incierto, en las tinieblas de la tienda.

     

    - La Rueda de la Fortuna - musitó - le indica que va a cambiar de oficio, la suerte está fuera de su control y no volverá a usar tretas para predecir nada.

     

    Otro mueble dio media vuelta, esta vez la mesa en la que estaban las cartas. Debajo de ella, un cable enlazaba con otro mueble en el que descansaba la bola de Adivinación. El rostro del Arcano se vio reflejada en ella mientras levitaba en el aire y se acercaba, rodeaba por las cartas del tarot que la rodeaban como si fueran su anillo.

     

    - El Mundo predice que necesita un cambio de aires. Urgente. Y la Muerte... Rece para que lo que pierda de valor no sea su vida. Señor. ¿Cómo se atreve a timar a los necesitados, timoratos que sólo desean algo de paz en sus palabras. Yo... ¡Le condeno!

     

    Sajag chasqueó los dedos y se levantó, tan rápido, que el hombre sólo pudo chillar cuando sintió el ardor de sus dedos en la frente.

     

    - Le condeno a Ver de verdad. Su Ojo Interior despertará y verá siempre, sin poder evitarlo, en la cola del pan, en el autobús, en el médico, en los parques, en las playas. A cualquier sitio que vaya, verá y no podrá sobrevivir al dolor que le cause saber lo que va a suceder, a sus amigos, a usted mismo, a la gente desconocida que roce por casualidad en el metro o en cualquier lugar. Sufrirá con lo que vea. Le condeno y le maldigo a tener Videncia incontrolada.

     

    Separó los dedos de la frente del desdichado, quien gimió y gateó en el suelo, bajo la bola de cristal levitadora.

     

    - Vagará por el mundo sin poder evitarla. Use esta maldición para Bien y ayude, con ella. Nada de dinero ni para usted ni para nadie que le rodee. No cobrará nunca, ni nadie cobrará por usted. Aunque sólo sea una humilde manzana, se pudrirá antes de que la coma. No sobrevivirá con este Don, tendrá que trabajar para poder comer. Y sólo de viejo, muy viejo, si ha acumulado suficientes hechos buenos con su Habilidad, podrá librarse de esta agonía que es la Videncia.

     

    La ira del Arcano era tal que se volvió, iracundo, hacia su pupilo.

     

    - ¿Entiende mi maldición, Sr. Hank? ¿Puede entender lo duro que ha sido mi castigo por abusar de la Habilidad?

     

    Le costó recuperar el suficiente ánimo para no enfrentarse al muchacho quien, de momento, no había demostrado querer acabar como aquel desdichado que había tenido la desgracia de cruzarse con el Arcano. Contempló lo que le rodeaba, con una sensación de asco en la cara.

     

    - Sr. Dayne, ya que estamos aquí... ¿Quiere probar suerte en la Bola de Adivinación? Deje que su mente fluya y vea... Si yo le digo una palabra, dígame que ve, interprete si es futuro, pasado, presente, si ocurrirá o sólo es una visión sin consecuencias.

     

    El humo se arremolinó dentro de la bola de adivinación y, de repente, la imagen de una mujer de pelo castaño, largo, ojos de color marrón, delgada, de apenas metro cincuenta... Caminaba hacia una puerta y la golpeaba con una mano pequeña. El Arcano arqueó una ceja, sorprendido. Reconocía bien aquel edificio en el que estaba y sabía de quién se trataba.

     

    - Vaya... No me esperaba esto... ¿La reconoce, Sr. Dayne? - El Arcano sonreía, por primera vez en todo el día. Sabía la respuesta. - ¿Qué ve en la bola sobre ella, muchacho? Creo que tendremos que abandonar el lugar. Empieza a oler a quemado...

     

    Y a saber cómo había sucedido, el fuego empezaba a propagarse por las telas de la tienda. El dueño huía. Les tocaba salir a los dos ahora.

     

    - Venga, busquemos un lugar donde leer los posos del té, me interesa saber lo que lee en ellos.

  19. El Arcano viajaba con cierta comodidad por aquellas calles mal asfaltadas, algunas con adoquines levantados. Se habían aparecido en aquel barrio y el hedor a pescado estropeado y a aguas retenidas golpeó con furia a los dos magos. Sajag había vivido en barrios parecidos en su juventud, cuando perdió el apoyo familiar por sus excesos y sus malogrados negocios ruinosos le lanzaron a los bajos de todo. Para él, estar allá, era un recuerdo vívido de lo que sucede cuando cometes libertinajes que te llevan a tocar fondo. Sajag tenía una historia interesante tras la fachada de un sabio mago entre los más sabios.

     

    Y no sentía miedo. Sentía furia, algo que quería acallar hoy.

     

    No tardaron en ser increpados a entrar en una tienda. El rostro airado de Sajag desapareció en un plácido rostro de persona ingenua y algo ilusa que se apoyaba en el brazo del muchacho. Como buen Gentil Prohombre, el hombre dominaba también el resto de habilidades, requisito necesario para llegar a ser un Arcano. Su faz se había suavizado y daba el pego de alguien crédulo que iba a aceptar aquella proposición al instante.

     

    - ¿Grave peligro? ¡Oh, por favor, sí, dígame...! ¿Por qué corremos peligro? Por favor, ayúdenos...

     

    Siguieron al hombre. Sajag lanzó una mirada leve a su alumno. "El gran peligro que corremos está dentro de su misma carpa, donde intentarán sacarnos todo el dinero que llevemos encima", le susurró.

     

    - ¿Esta es su tienda? - fingió éxtasis al ver aquella decoración. En la mesa central, una bola de adivinación sobre una peana de madera, en una mesa barata cubierta por un tapiz de terciopelo rojo sangre, ajado en algunas esquinas. Aros, velas, aromas penetrantes en los que adivinó algo de pimiento y mucho de embaucadores opiáceos que aletargaban los sentidos... El suyo no, por supuesto; sabía luchar con esos efluvios después de tantos años usando sándalo y otros inciensos pero... ¿El Sr. Dayne sobreviviría a tales estimulantes olfativos?

     

    Cartas de tarot usadas, tazas de té sucias y amontonadas en un fregadero sucio, allá en la parte más alejada. El hombre no tardó en correr una cortina de cuentas que borró aquella imagen de la escena. Apenas había luz. Un cuervo mal disecado mostraba un ala rota que colgaba, inquieta al menor leve aire que entrara por la puerta de tela. Su sombra, alargada, extendía la sensación de estar en un lugar inquieto. ¿O querrían darle un mal conseguido aire místico?

     

    - ¿Sabe leer las cartas? ¿Nos dirá con ellas a mi sobrino y a mí lo que nos depara el futuro? No tengo mucho dinero encima, señor pero... - El tono de Sajag sonaba demasiado preocupado y quejumbroso, parecía realmente que necesitaba aquella sesión con aquel hombre. - Pero él tiene seguro con qué pagarle por un servicio. ¿Es usted Vidente? ¿Sabe ver el futuro? ¿Nos puede ayudar, compañero?

     

    En un leve movimiento a su "sobrino" para que se sentara a su lado, le avisó que "leyera" las cartas y le contara lo que él realmente veía. El Arcano le estaba examinando a su vez. De aquella visita dependía que cambiara de opinión e hiciera una excepción con él, que le dejara pasar la gran Prueba en el Portal.

  20. Sagaj le vio irse y le vio volver. El Arcano no hizo ni un sólo movimiento cuando la explosión rompió aquella particular zona natural que separaba los dominios propios de los Arcanos del resto de los estudiantes del Ateneo. Contempló al muchacho que montaba una bicicleta y siguió su camino hasta que desapareció de su vista.

     

    - Yo, de usted, arreglaría eso antes de que el Guardián del Lago decida que es usted persona non-grata en este lugar, muchacho.

     

    Recapacitó en lo que decía y, ahora sí, frunció el ceño.

     

    - ¿Qué puede aprender de lo que ha visto, Sr. Dayne? Yo puede decirle lo que he visto, la actitud de un chico imprudente que cree que puede interactuar con sus Visiones.

     

    El Arcano se miró las manos, algo desolado. Las venas de las misma resaltaban en ellas. No eran ya las manos fuertes que tuvo un día. No iba a durar mucho en aquel puesto. No podía perder el tiempo con más pupilos. Debía encontrar un Vidente sustituto, ya formado y con capacidad de dedicación total y sin ataduras para acender en el estudio de todos los portales...

     

    - No, Sr. Dayne. La Videncia no es un portal al pasado o al futuro; sólo se lo muestra, a través de un objeto sólido o líquido, incluso gaseoso si sabe leer el movimiento del aire. Esa es una técnica muy antigua que apenas ha sobrevivido en el tiempo... Pero nunca podrá interactuar en él porque no tiene ese poder. Los Uzza lo tienen. Uno de sus malditos libros le dejará hacerlo pero aún no puede.

     

    Miró hacia la rampa que había surgido tras el intento vano del joven de ayudar a su familia.

     

    - Aún no puede, Sr. Dayne. Esta usted aún en una fase muy precaria de la Videncia. Ve pero no sabe qué ve ni cómo interpretar lo que ve. Hay mucho trabajo que hacer. Venga, sígame... Le enseñaré a interpretar de forma correcta lo que ve. Pero de momento, reflexione: ¿usted cree que hubiera sido sensato, de haber podido, haber ayudado a las señoritas?

     

    El Arcano salió de aquella zona y caminó hacia la salida del Ateneo. Iban a visitar Londres. A pesar de la edad que tenía, se movía con agilidad y pronto llegaron a la salida del centro.

     

    - Veremos embaucadores y les retaremos en su propio terreno. Si me acompaña... Nos apareceremos en Kensington and Chelsea Town, un barrio marginal mediocre, donde veremos a muchos de ellos. No guarde su varita. La necesitará...

  21. El Arcano procuraba no mirar a los ojos del muchacho. Seguía sintiendo una furia ciega en su interior que no quería que desapareciera del todo. Necesitaba tener esa fuerza interna que le empujaba al exterior, fuera del cómodo ámbito diario en el que vivía refugiado. Escuchó sus palabras y la atención fue in crescendo a medida que el propio Dayne se fue sincerando de una forma cada vez más personal. Procuró no reflejar satisfacción en su rostro. Tal vez... Sólo tal vez... Este no fuera como los otros...

     

    Tal vez mereciera la pena perder su valioso tiempo en él y ayudarle a Ver sin trabas. Sin embargo, denegó con la cabeza y se sentó en el borde rocoso de un saliente, contemplando el agua que salía del jarrón del Gigante de piedra. No llevaría más lejos al pupilo. No tenía derecho a ver más allá. No de momento... El mismo Guardián seguía sus pasos, presto a barrar el paso si seguían avanzando. Sajag conocía bien las normas. Había sido uno de los que habían contribuido a la gestación de aquel lugar de asueto para los Arcanos.

     

    - Muchos me han dicho lo mismo que usted, Sr. Dayne. Muchos prometieron ser mejores con la Habilidad. No pocos juraron lealtad a la Hermandad de Videntes al quedar vinculados al anillo. El Portal juzga si tienes la capacidad y el valor de vincularte pero no puede juzgar si cumplirás tu palabra en el futuro... Eso me deja a mí como el único capaz de separar la paja barata de los frutos dorados de la semilla productiva.

     

    Volvió a negar con la cabeza. Aún no quería comprometerse. Del todo al menos... ¿Qué podría perder si lo intentaba...? Su tiempo, el de los dos...

     

    - No serías mediocre, si fallas. Si no pasas el Portal, yo mismo me encargaré que tu mente olvidé por completo que una vez quisiste Ver más allá de tus posibilidades. Yo mismo, tenlo por seguro, castraré tu Ojo Interior Maltrecho para que nunca sepas que existió... No serás mediocre. Serás nada.

     

    Era una amenaza muy seria que él había oído muchas veces de su Maestro y que él prometió no pronunciar nunca. Ahora entendía a aquellos monjes que le habían acogido para su enseñanza, a pesar de los ataques extranjeros que les habían sitiado en aquel lugar perdido, a pesar de las traiciones de sus propios compañeros que les habían abandonado y dejado de lado para que murieran en él... Sajag entendía, ahora, lo duro que es sentirse engañado cuando depositas la confianza en alguien.

     

    - Dime si ves algo. Dime lo que ves. No mientas. Te veo... Si no ves nada, vete, retrocede, sal de los terrenos del Ateneo y piérdete lejos de mi ira. No soporto a los que me mienten o se aprovechan de otros sólo por motivos poco éticos.

     

    El Arcano señaló el agua que reposaba, relativamente en calma, tras salir del jarrón del Guardián y recorrer un trecho a gran velocidad y juntarse en aquel tranquilo remanso, a los pies de la mole de piedra.

  22. Sajag no podía evitarlo: sentí un especial cariño por aquella pupila. Entre todo los magos y brujas que habían pasado por su humilde morada, ella estaba en el grupito de tres o cuatro personas como mucho que habían llegado a emocionarle, a valorar su afán por ser una gran Vidente por encima de sus necesidades particulares. Eran el grupo del que saldría, en un futuro incierto, la próxima figura de Arcano cuando él fallara.

     

    Por eso, contempló con dudas a la mujer que entraba en el Portal. Se iba a enfrentar... ¿Con ella misma?

     

    Esa siempre era la fase más dura de todas, el Portal era sabio y sabía qué prueba debía mostrar o no. Enfrentarse a su misma imagen era de las peores pesadillas con las que tenía que pasar un ser humano. Pero si la superaba, sería más sabia al salir. Espero con impaciencia por primera vez desde hacía mucho tiempo. Aunque él no tenía acceso al portal ni podía ver lo que sucedía en el interior, compartía un mínimo contacto con ella mediante el anillo aún no vinculado que le había proporcionado antes de entrar. Con él, sin llegar a VER podía sentir un poco lo que ella vivía.

     

    Y no era bueno.

     

    Sufría.

     

    Pero era un sufrimiento de dolor interno, no había dolor físico en él. Aunque este dolor era mucho peor, mucho más profundo... Sajag aguantó el golpe que recibió con cierta estoicidad. Su cargo de Arcano de la Habilidad de la Videncia le había dado cierta resistencia a los males ajenos, por su propio bien. Pero hoy lo sentía, había interactuado con ella y se había implicado en su despertar. Sajag estaba preocupado por ella.

     

    Le esperó y contempló su rostro al salir. No hizo falta más. Sus miradas interaccionaron más que cualquier palabra que hubieran pronunciado; el anillo de Videncia se había vinculado con la prueba y, ahora, estaban unidos en la habilidad que ahora compartían. Asintió y se acercó a ella. Veía lo que pensaba y lo que iba a hacer, en cuanto saliera de la pirámide.

     

    - Está bien, Verónika. Hazlo. Cuando estés ahí fuera y hayas asumido lo que eres, recuérdame. Estaré esperando tu visita. Tal vez podamos hablar de tiempos mejores. Recupérate.

     

    No se atrevió a más.

     

    Al fin y al cabo, sólo era un viejo arcano a quien le empezaban a pesar los años.

  23. ¡Lo había conseguido! No tenía ningún motivo para dudar y, sin embargo, allá había estado, "observando" sin respirar apenas hasta que la vio llegar a la pirámide. Bajó a buscarla. Era la primera vez que lo hacía. Como Arcano que ve entrar y salir a tantos buenos videntes y a los que fracasan en su prueba, nunca se había involucrado tanto con una aspirante. Creía que era la última de los que iban a pasar el Portal antes de su desaparición, por lo que se sentía tentado a protegerla mientras pudiera.

     

    - ¡Namasté, Viktoria! Estás a salvo, de momento...

     

    De momento... Pronto tendría que pasar por una prueba tan especial y dura que todo lo sucedido hasta ahora le iba a saber a miel y caramelo comparado con lo que iba a suceder. Pero eso no podría decírselo. Le ayudó a subir los escalones, sin apurar el paso, para que ella fuera adaptándose a la subida a su propio ritmo. Podría parecer gordo pero era activo y sabía cargar pesos si era necesario. Sajag se mostró muy amable con ella hasta llegar a la gran sala del Ourobous.

     

    - Descanse mientras busco su anillo...

     

    El Arcano estaba tan seguro de ella que no hubiera dudado de darle el Anillo vinculante. El Portal, sin embargo, había sido erigido para evitar posibles errores parciales de los mismos y, por ello, debería cruzarlo. No importaba. Sajag sabía que sería duro, demoledor, incluso triste, pero que lo pasaría. Tomó una vela que estaba iluminada delante de los portales y lo llevó, con cuidado, a la mano de la rusa.

     

    - Tome, aún está caliente. Di en voz alta que quieres pasar la prueba.

     

    De forma mágica, aquella vela se había amoldado en las manos del arcano y se había convertido en un aro de cera que, cuando Leah lo tocara, sería su anillo de novicia.

     

    - Entre, convenza al portal y sal. La estaré esperando.

  24. El Arcano ni se inmuto ante el muchacho que estaba delante de la puerta. En realidad, sabía que acabaría acompañándole así que, ¿para qué poner cara de sorpresa? El tener el Don de la Videncia hacía que el mundo fuera monótono.

     

    - Sueños diurnos... Una forma muy precaria de mencionar los diferentes episodios vividos de experiencia con la Videncia , muchacho... - El Arcano protestó mientras caminaba hacia el exterior de la morada.

     

    La luz solar era fuerte aquella mañana, algo extraño en Londres. Había bastante gente caminando por los terrenos del Ateneo. El Arcano no se esperaba ver a tantas personas, tal vez era un solitario empedernido que no solía tratar con la gente y por eso se sorprendía de su presencia. Se paró a respirar el aire fresco y llenó sus pulmones de la esencia humana a la que no estaba acostumbrado por su propia decisión de ser un anacoreta.

     

    - No se comienza, Sr... - El chico no se había presentado pero vio una imagen de su mano firmando un documento secreto que no debía de ser visto por los ojos de nadie excepto para quien iba dirigido. Una mano de dedos largos y una mano curtida asía una pluma que plasmaba su nombre en él: Jank Dayne...

     

    Sajag enarcó una ceja y, por primera vez, se paró a contemplar el muchacho, con curiosidad. Conocía aquel apellido. ¿Cómo era posible que la furia le hubiera privado del placer de adivinar quien era su pupilo? El último Dayne que había visto había sido en otra lugar... Otro país en realidad... Frío... Un país frío... Retomó su monólogo donde lo había dejado tras una pausa, volviendo a caminar, ahora más despacio. Sin darse cuenta, había considerado al muchacho como su pupilo. Sonrió levemente.

     

    - No se comienza, Sr. Dayne. Debería usar vocablos más acertados. No comenzamos... La Videncia está en nosotros, ahí, latente, en su pecho, en su cabeza, en sus sentimientos... Usarla es tan fácil como caminar o pararse a oler una flor.

     

    El Arcano se había parado delante de un parterre verde que resaltaba sobre el suelo color arena. Aspiró con fuerza. No había flores pero sí había mil olores que desataban destellos en sus sentidos.

     

    - Esta habilidad es muy compleja, demasiado, no se puede aprender. Es ambigua, es imprecisa, no es certera porque la Videncia nos enseña un futuro que es igual, ambiguo, impreciso, poco certero... ¿Cómo pretenden "ver" el futuro cuando éste es impredecible? Sin embargo, la Videncia se tiene, se expande, se visibiliza con la práctica. Cuanto más la use, más precisas serán sus visiones. Se empieza con... esos "sueños diurnos" que pueden ser meras sensaciones de peligro o visiones detalladas de un suceso futuro. Pero...

     

    Se puso las manos detrás, a la espalda, golpeando levemente el dedo índice de una mano en la palma de la otra. La furia que le había hecho salir de la comodidad de su habitación, huir de la compañía de sus libros y dejar la tranquilidad de sus hierbas aromáticas, había cedido a una calma tensa controlada. Es lo que sucede cuando hablas con alguien de un tema que te gusta y notas que atienden tus palabras.

     

    - Todos poseemos el Ojo Interior. Soy de la opinión que éste está ahí, siempre, desde que se nace, envuelto en capas y membranas acuosas que lo protegen. Un bebé es un ser frágil, ¿sabe? Sin embargo, he sabido de grandes profetisas que, siendo niñas, lloraban cuando algo malo iba a pasar en la familia. Después crecemos y permanece ahí, aletargado, esperando despertar. Algunos lo consiguen pero, aún así, no son aptos para vincularse. Esos son los peores embaucadores que viven de la pobreza espiritual que les queda tras su fracaso...

     

    El arcano se sentó en uno de los muchos bancos de piedra que bordeaban el lago y llevaban a la zona de la gran estatua del Guardián del Lago. Hacía mucho tiempo que no había acercado sus pasos a aquel lugar.

     

    - Nadie nace con el control sobre la Visión. Se aprende a controlarlo con el paso del tiempo y, aquí, en esta maldita ciudad, pocos parecen tener tiempo para dedicarle a la habilidad. Llegan aquí y pretenden ser Videntes en un mes, ¡en una semana! Claro que pasan la prueba, muchos de ellos consiguen vincularse porque el "ojo interior" existe pero... Después leo estas cosas en panfletos y me pregunto...¿Por qué...? ¿Para qué...? - El Arcano aún guardó unos instantes de silencio, valorando el silencio del lugar, apenas roto por los chillidos de los últimos estudiantes que quedaban antes de empezar el verano. - Muchos confunden Adivinación con Videncia. Uno es un conocimiento que cualquier profano puede desarrollar sin muchos conocimientos previos. Sin embargo... La Videncia...

     

    Otra vez se fijó en el muchacho: pecoso, pelo color paja, reflejos del pasado en sus dos mechas blancas...

     

    - ¿Qué cree que es la Videncia y por qué cree que usted puede vincularse a ella? ¿Qué cree que le hace diferente a eso embusteros y timadores que nos rodean? ¿Se convertirá en uno de ellos si fracasara en la Gran Prueba?

  25. - ¡Paparruchas! ¡No pienso enseñar a nadie más esta Habilidad! ¡Romperé el contrato con esta escuela e iré, muy lejos, donde la Videncia es un Don para algunos, no una excusa para ganar dinero y usarla en su beneficio propio! ¡Infames! ¡Estafadores!

     

    El Arcano estaba muy enfadado y tiró un panfleto en el suelo. Lo había traído un vendedor de incienso que venía una vez al mes a reponer sus existencias. Había pretendido que le leyera la mano gratis porque él no tenía "pá pagá" a esas videntes, que eran muy caras. Sajag era un Arcano que había vivido en la más alta penuria y en la más encumbrada gloria con el dinero de sus padres. Eran agua pasada aquellas bendiciones. Aprendió de ambas y tanto el exceso de dinero como la falta le ayudaron a ver el mundo con los ojos necesarios para entender su propia habilidad.

     

    Los Videntes de hoy en día no habían aprendido a juzgar la suerte y la responsabilidad de saber manejar la Videncia y lo usaban en beneficio propio. Y ese era un fallo suyo, no había logrado enseñarles a los pupilos la necesidad de "entender" la Videncia como un apoyo a los que le rodeaban, a los que necesitaban, a los que sufrían... No enseñaría nunca más a nadie. Se cerraban las clases de Videncia.

     

    El saludo le pilló de sorpresa. Tan embravecido, no había esperado la presencia de nadie en su puerta, de nuevo. Sus ojos marrones parpadearon levemente al observar al muchacho que ocupaba el vano de la puerta.

     

    - La Videncia no se aprende. - Tal vez estaba siendo brusco con aquel muchacho. Hoy no estaba de humor y no pensaba ser amable, sin embargo. - La Videncia se tiene. La Videncia se vive. La Videncia... convive con su esencia interna y usted la deja fluir junto con sus propias vivencias. La Videncia no da dinero, la Videncia no enriquece el bolsillo. La Videncia no le hará rico. ¿Qué pretende usted conseguir, vinculándose a tan noble habilidad?

     

    Con un gesto mágico que seguro que pasaría desapercibido, el Arcano apareció ante él con su túnica amarilla azafrán de ribetes marrones y verdes, alegorías de las raíces de los árboles y de sus hojas. El Arcano era un hindú que no pasaba desapercibido.

     

    - Hoy no voy a enseñar a nadie a ser Vidente. Hoy no voy a dar clases de Videncia. Hoy voy a destapar a fraudulentos videntes que ensucian mi nombre y mi innata Habilidad. Si quiere acompañarme... Es lo único que le voy a ofrecer en su visita.

     

    Con un gesto imperioso le invitó a dejar libre la puerta para poder salir. Si le acompañaba o no, sería decisión suya.

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