De pie frente aquella pintura se sintio abstraida a un paisaje similar, en el lugar, la hierba estaba alta y como había hecho dias antes, miraba la lejania pensando en el porque de su vida tan austera, cuando había gente como la que moraba en ese castillo y donde se veía que llevaban una vida más llevadera, comida suculenta de diario, vestidos lindos para salir...no podía evitar sentir envidia. Se levanto de aquella roca, enfadada camino, se iba creando en la mente una forma de vida diferente, aunque pobres sus padres la amaban y se quitaban el bocado de la boca para darselo a ella. Metio su mano al bolsillo de su delantal, tenia un panecillo suave, su tesoro de ese dia, pero estaba tan enfada por las diferencias entre aquella gente "rica" del castillo y su propia miseria.
Guardo el panecillo y continuo caminando, su madre le decia que no había porque amargarse la vida, que existian personas aún más desgraciadas, ella no podía creerlo: que podía ser peor que tener una casucha, sin siquiera un camastro y tener tan poco dinero que los harapos que le cubrian, eran su pijama, su ropa de diario y hasta sus "galas" para algunas celebraciones del pueblo?
Esos pensamientos cruzaban por su mente cuando descubrio entre la alta maleza a un chico que estaba recostado boca abajo, se agitaba, penso en que estuviese durmiendo pero luego capto unos sollozos, se paro de pronto, era ese chico raro de cabello verde, le habia visto vagar por las calles y también había visto cuando jovenes del pueblo le golpeaban. Tal vez y por eso estaba llorando, quizás de nuevo le alcanzaron y lo lastimaron. Según decian no tenía padres, vivia con una mujer de mala nota, sus padres decian que esa mujer condenaba su alma al vender su cuerpo por unas monedas.
Solo de pronto un día vieron aquel chico, como se acerco tanto a una de las casas, los perros habían ladrado furiosos, eso alerto a los vecinos de la presencia del niño.
Un niño de cabello verde, muchos decian que no era un niño, sino un demonio, tenían tanto miedo de él que le echaban a sus perros y le corrian de todas partes.
Dudo en acercarse, nunca escucho que los demonios lloraran, era triste verle. Con pasos vacilantes se acerco y con voz temerosa le dijo:
--tienes hambre?
Repentinamente el niño se levanto, sus ojos estaban llorosos pero le gustaron por su color miel, le sonrio y saco el panecillo suave que tenía y lo ofrecio al chico.
Aquel niño se quedo mirando, aún más de lo que ella imagino, pudo ver en esa mirada miedo, recelo y deseo.
Ella mantuvo su brazo extendido y espero, vio como los labios delgados del chico formaban una extraña línea de sorpresa.
Después de un largo tiempo, el chico estiro su brazo para tomar el panecillo, unas marcas sangrantes estaban en su muñeca, me estremeci de solo pensar el como llego a estar herido y aunque tenía mil preguntas solo lo mire con una sonrisa que me costo mucho esbozar. Ahora si que pense que mis padres hablaban con verdad, existian personas aún más desafortunadas.
Como cuando despierta de un pesado sueño, la castaña regreso a la realidad, era increible que con solo mirar aquel cuadro se vio transportada a ese ayer tan lejano y triste, aunque su actitud ante la vida había cambiado desde ese día.
Siguió observando los otros cuadros, eran bellos, en un tramo no había ningún cuadro, seguramente fueron comprados y quedo ese espacio vacio, lo que le extraño porque recordaba haber visto ocupado ese muro, pero dejo de preocuparse y siguió la contemplación.