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Agnes Lynn

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Todo lo publicado por Agnes Lynn

  1. ¡Buen día! ID: 121148 Nick: Scavenger Weatherwax Link a la Bóveda Trastero: (en caso de poseerla) Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 110428 Fecha: 2018-01-06 Poción: Filtro de la Paz Puntos: 10 Precio: 500 G Poción: Esencia de Díctamo Puntos: 40 Precio: 2000 G Total de puntos: 50 Total de Galeones: 2500 G
  2. Scavenger se había quedado un poco pensativa mientras bebía su chocolate caliente. Aunque levantarse temprano no le molestaba, era el estar rodeada de gente lo que le resultaba novedoso. Sacudió la cabeza un poco y se enfocó en lo que Cye estaba diciendo acerca de las celebraciones navideñas. Después del brindis, la morena se acercó para darle un abrazo a su madre y a sus hermanos y sobrinos. Con las bufandas y los disfraces todos se veían felices y listos para empezar la fiesta. Vio a @@Noah Lockhart acercarse a la puerta de la casa, ¿quién podría ser a estas horas? Si bien @ había mencionado que eran libres de invitar a amigos y personas ajenas a la familia, no se imaginaba que alguien hubiese tenido tiempo aún de invitar a alguien. Grata fue su sorpresa cuando encontró a una chica conocida del otro lado de la puerta. Ya la había visto antes en la bótica, en compañía de alguien de la familia. — Hola — le dijo, caminando hacia la puerta para recibirla. — Creo que no nos han presentado, me llamo Scavenger. Pasa, pasa. No te quedes afuera, que hace frío. — Con un gesto le señaló la casa. — Todavía queda chocolate caliente en la cocina, creo. Estamos a punto de empezar con la celebración. — añadió, sin querer presionar a la chica. Caminó hacia la cocina de nuevo, para terminarse el chocolate. Su madre había mencionado algo acerca de un árbol que tenían que buscar y ella estaba muy emocionada por empezar la búsqueda, los terrenos de la casa eran enormes y en ellos había árboles al por mayor. Todavía andaba descalza, así que antes de salir tendría que correr a ponerse un par de zapatos y ropa decente que pudiera soportar el frío. — Bueno — empezó — ¿vamos a empezar con la búsqueda del árbol? Esperó a que alguien le respondiera, con una sonrisa. @@Bodrik @@Rachel Ravenclaw @@Ezra Lockhart @@Ezequiel granger
  3. La emoción en la voz de Sagitas era evidente, la manera en que miraba a las sacerdotisas que tenían a lado, el cómo hablaba de los griegos, era claro que adoraba este periodo de la historia. Scavenger no pudo evitar sonreír, le encantaba cuando la gente se dejaba llevar por los temas que le interesaban, ella misma lo hacía, le hacía pensar que algún día podría ser ella explicándole a la gente lo que la magia significaba para ellos. Lo que había significado también para todos los que vivieron antes de nosotros. Camino por la sala, igual que en las veces anteriores, la magia en el cuarto se había encargado de adecuar su vestimenta a la época en que se encontraban. Una tela blanca, suave pero gruesa colgaba de su hombro, cubriéndole el torso y las piernas al puro estilo clásico. — Sabía de la influencia de los griegos en la cultura muggle. Todo se puede rastrear hasta ellos: su política, su filosofía, su arte. No tenía idea de que habían hecho tanto por nosotros también. >> Me preguntó que habrá sido vivir aquí, sin tener que esconderse. Imagínate poder usar nuestra magia para ayudar a los que no la tienen. — continuó. El entusiasmo de Sagitas se le estaba pegando. Sin embargo, no pudo evitar recordar lo que su tutora le había dicho en la sala de los egipcios. “Esta es la historia que se repite una y otra vez en todas partes”. Por más genial que fuera el hecho de que la magia era libre en los antiguos días, no cambiaba el hecho de que no lo era ahora. Claro, los magos vivían tan libres como podían, algunos ni siquiera tenían noción del mundo muggle o su funcionamiento. Pero aún así estaban separados. — ¿Qué fue lo que pasó? — preguntó, aunque intuía la respuesta. A fin de cuentas, en la historia que los muggles conocían, Grecia también había sido derrocada. Gracias a sus vestimentas, pasaban desapercibidas entre la multitud de gente que se reunía en el templo, toda la atención se concentraba en las sacerdotisas al centro de la sala. El humo salía de su hoguera, espeso y con un olor que ella no podía adivinar bien, pero suponía que era una especie de poción, igual que la habían utilizado en el neolítico. Las sacerdotisas se encontraban susurrando algo que ella no podía entender -aunque la sala las camuflajeaba cambiándoles la ropa, no podía hacerlas entender los lenguajes antiguos. Miró al oráculo, no podía determinar su edad, pero era claro que había dedicado su vida a entender la magia. Con los ojos cerrados y las manos en el aire, el ritual que llevaba a cabo desprendía una cantidad de poder considerable. Scavenger podía sentir la magia en el cuarto. Cuando al fin la sibila habló, la multitud soltó un grito de sorpresa. — No deben ser noticias tan buenas — le dijo a Sagitas, la gente no parecía feliz y no dudaban en demostrarlo. Esquivando a un par de personas, Scavenger se acercó a la sibila. La magia en el cuarto no le permitía interactuar directamente con los escenarios que pisaban, pero eso no le quitaba la curiosidad. Los griegos fueron la civilización más importante para la cultura occidental, y de todos modos muchas de sus enseñanzas habían terminado perdidas. — Me pregunto qué tanto habremos perdido nosotros en la biblioteca de Alejandría — comentó en voz alta. — Ellos tenían un entendimiento de la magia que nosotros no podemos ni empezar a comprender. Sabía que era momento de pasar a otra habitación, pero tenía muchas ganas de quedarse ahí un momento más, escuchando a Sagitas hablar de esta gran civilización.
  4. Scavenger guardó silencio mientras Sagitas hablaba, la exposición era en sí impresionante, pero no sería nada sin los comentarios y la guía que su compañera de bando le ofrecía, ella quería tomar cada palabra y nunca olvidarla. No le pasó por alto la manera en la que Sagitas había evitado hablar del sacerdote y el ritual con el espejo, pero decidió no cuestionarlo. Puede que estuviera en un lugar donde la magia no funcionaba como ella estaba acostumbrada, pero eso no evitaba el escalofrío que le recorría la piel cuando se topaba con algo malo, algo oscuro. Con un suspiro, se alejó del sacerdote. El mal existía en conjunto con el hombre, era ingenuo de su parte el pensar que en algún momento de la historia pudo haber sido diferente. La pelivioleta le hizo un gesto con la mano, para indicarle que podía entrar a ver las otras salas en esta parte de la exhibición y sin perder tiempo alguno, Scavenger se encaminó hacia ellas. Las culturas antiguas tenían características muy propias de cada región, pero las personas que las conformaban no eran muy diferentes las unas de las otras, eso hacía que, aunque fueran culturas diferentes, todas tuvieran similitudes en su historia. Cuando se adentró a la habitación mesopotámica se encontró con un escenario muy similar. La gente plasmaba sus ideas en rocas, lo más resistente que conocían en aquel entonces, pero sólo un grupo muy reducido de personas tenían acceso a esos registros. Los hechizos en sí no eran muy diferentes, la mayoría centrados en la protección de sus cosechas, de sus hogares y de sus seres queridos. Scavenger sonrió, miles de años y las prioridades de la gente no habían cambiado mucho. Caminó bajo el sol de la antigua Persia y observó a los aprendices (o ayudantes, o sacerdotes, o niños, en su mayoría) intentar entender la magia que los rodeaba y plasmarla en concreto para que las generaciones futuras pudieran entenderlo. Con un poco de culpa, pensó en los muggles que caminaban por el museo al mismo tiempo que ella, y en como lo único que ellos tenían que ver eran rocas incompletas y pinturas gastadas. El tiempo no es gentil con nada, pero era una pena que no tuvieran acceso a sus memorias de la misma manera en que ellos podían tenerlo. En cierto modo es la misma historia, se recordó a sí misma. Lo importante es que no fuera olvidada, ese era su trabajo ahí. Aprender y recordar tanto como fuese posible. Intentar descifrar el cómo funciona la magia implicaba esa otra parte, de la que a nadie le gustaba hablar. Sin ningún tipo de experiencia, la única manera era la prueba y error. En cada una de las civilizaciones había vestigios de grandeza, pero si uno miraba lo suficiente, si uno miraba con atención podía ver los intentos fallidos, las practicas inhumanas que algunos magos o brujas habían llevado en práctica. La piel se le hacía de gallina cada vez que se topaba con alguno de esos rituales, pero en realidad no estaba sorprendida. Por más que intentara ver siempre lo mejor de las personas, sabía que este tipo de cosas existían. Negarse a reconocerlas era irresponsable de su parte, no sólo como miembro de la Orden, sino como Auror. Le hubiese gustado quedarse en el lugar más tiempo, y aunque Sagitas no la estaba apresurando para nada, sabía que había más lecciones que aprender, más lugares que visitar. Se dirigió hacia donde su tutora se encontraba sentada. — Es muy sorprendente, que aunque estas culturas estaban separadas por cientos de kilómetros, tuvieron tantas cosas en común en su desempeño. ¿Crees que la magia tuviera algo que ver con eso? — le preguntó a su profesora. — Si me preguntas a mí, creo que sí. Creo que al existir en todo, la magia dictamina de una manera muy sutil nuestras acciones. Nos lleva a ciertos lugares, aunque nosotros no lo sepamos. Nosotros lo sabemos ahora y por eso podemos seguirla, la magia, o moldearla. Pero ellos no lo sabían — señaló el cuarto de donde acaba de salir — por eso fueron más o menos por el mismo camino. Hasta que aprendieron más y más a dominarla. A lo mejor eran ideas suyas, pero era la mejor explicación que se le ocurría. A lo mejor lo entendería mejor en cuanto más avanzara con la clase. Siguió a Sagitas hasta la sala donde hablaban de los antiguos griegos, lista para el siguiente paso en su exploración.
  5. Viendo a todas las mujeres a su alrededor sonreír y aplaudir, no pudo evitar hacer lo mismo. Era difícil para ella, ver un mundo donde la magia no fuera tan común como lo es ahora, pero la gente parecía feliz, eso tendría que ser suficiente. Con un gesto, Sagitas le indicó que era hora de continuar con su viaje. Scavenger lanzó una última mirada al grupo de personas todavía sentadas en el suelo y sonrió un poco al escuchar el comentario de la pelivioleta. La historia era importante, sí. Pero no por eso tenía que ser totalmente seria. — La piedra Rosetta, sí. —Respondió a la pregunta de Sagitas antes de llegar al siguiente paso de la exhibición. — Lo leí alguna vez en un libro de Historia, uhm, muggle. Es uno de los escritos más antiguos de los que se tiene registro. Es a Egipto lo que el Código de Hammurabi es a Mesopotamia. Escuchó a la grabación presentar el siguiente módulo, y un detalle en particular llamó su atención. — ¿Atlántida? ¿Es real? — Como la mayoría de las personas, la bruja era familiar con la historia del continente perdido. Al menos con la versión muggle del relato, la idea de que pudiese haber más acerca del mítico lugar le enchinaba la piel. Todo a su tiempo, pensó al caminar directo hacia la imagen. Su abrigo y bufanda desaparecieron de nuevo y en su lugar vestía una especie de túnica blanca, la escena frente a sus ojos era impresionante. Se encontraba en un cuarto mediano, no podía distinguir la hora porque la única fuente de luz eran un par de antorchas pegadas a la pared. Sentados en el piso, había un grupo de jóvenes -todos hombres- mirando fijamente hacia el muro frente a ellos. Si sus sentidos no la engañaban, la Lockhart estaba convencida de se encontraban en Egipto, y a juzgar por los símbolos en las paredes y la atención con la cuál los jóvenes los miraban, de vez en cuando repitiendo algo en voz baja que ella no podía entender, se encontraban frente a un tipo de hechizo escrito. Le externó sus pensamientos a Sagitas. — Uso la palabra hechizo muy a la ligera, por supuesto. Cuando dices que la escritura permitió que la magia se propagase, me imagino que fue porque permitía que la gente tuviera un registro de lo que estaba pasando, o de las cosas que hacía. >> No sé a dónde voy con esto, sólo me da curiosidad. Egipto siempre ha sido un lugar lleno de mitos y supersticiones para los muggles, el pensar que la magia tuvo mucho que ver con su desarrollo es… interesante, a falta de una mejor palabra. Tampoco quería atosigar a la pobre de Sagitas con preguntas, su compañera no tenía la culpa de que ella fuese curiosa. Mordiéndose el labio inferior para evitar seguir hablando, miró hacia las paredes que las rodeaban, todas llenas de símbolos. Gracias a la magia del museo, ninguno de los ocupantes de la habitación donde se encontraban las notaban, Scavenger aprovechó para acercarse a la pared y pasar los dedos encima de los jeroglíficos en las paredes, como si así fuese a absorber su significado, de pronto. Así, con los dedos rozando la escritura, esperó a que Sagitas le hablara.
  6. La idea de un museo dentro de otro museo le parecía muy divertida. Siguió a Sagitas por el museo, mirando de vez en cuando las obras en los pasillos. Tenía que asegurarse de volver otro día, para poder admirar el museo como era debido, en estos momentos, no podía perder tiempo en el resto del lugar. La zona mágica del museo -escondida a los ojos de los muggles- no tenía obras en las paredes, o esculturas a la vista, los cuartos mostraban gente en movimiento, sin percatarse de que estaban siendo observados. Apenas entraron al pasillo, su profesora y compañera de bando se encaminó hacía una habitación a su derecha. Scavenger reflexionó ante la pregunta de la peli violeta. — La magia existe en todos lados, incluso ahora, ¿no? La gente de antes no tenía la destreza que tenemos nosotros ahora, pero el instinto debía de haber estado ahí. La intención. Miró las pinturas en las paredes con atención. En su mayoría eran cuadros de caza, animales grandes contra las manos y herramientas rústicas de los humanos, — Imagina nada más el esfuerzo que todos pusieron en hacer esos dibujos, y durante todo ese tiempo, todos pensaban exactamente lo mismo, que los cazadores tengan éxito. Es su única misión. Al final, eso es lo que es la magia, ¿no? Acción con una intención. Se sentó a lado de su profesora al tiempo que las mujeres a su alrededor -que parecían no notarlas, y si lo hacían, no les daban mucha atención- compartían una bebida, la morena vio a Sagitas beber del vaso sin ningún problema y pasárselo a ella. Después de olfatearlo rápidamente, le dio un ligero sorbo. No sabía nada mal. De su ropa mejor ni hablaban, la magia del museo parecía acoplar la ropa al escenario donde se encontrasen para que ellas no se sintieran fuera de lugar. Era todo muy impresionante. La persona de pie en la cueva hablaba en un idioma que ella no podía entender y sostenía un bastón entre sus manos. De vez en cuando señalaba la pintura a sus espaldas, la que mostraba a los hombres cazando y musitaba algo hacia los que estaban sentados en el piso. Scavenger se percató de que varias mujeres llevaban consigo varias cosas, algunas sostenían pedazos de tela, otras llevaban pulseras -muy improvisadas, eso sí. Y todas se aferraban a ellas con pasión. Después de que todas tomaran del líquido, el chamán dijo otra cosa que ella no pudo entender pero que pareció avivar la atención de todos los presentes. — Creo que esa bebida que nos dieron me está haciendo algo — le dijo a su acompañante. Y en efecto, a su alrededor pudo sentir un cambio en el ambiente, casi como si la concentración de todos los presentes se estuviese enfocando en un sólo lugar: la pintura rupestre en las paredes de la cueva. Parecía una oración, con todos haciendo pequeños ruiditos y aferrándose a los objetos que traían consigo. Scavenger entendió entonces, que los objetos pertenecían probablemente a los cazadores. La electricidad parecía llenar el aire, y durante un par de segundos, era como si la bruja pudiera ver toda esa energía concentrarse en un solo lugar de la sala. Fue ahí cuando el chamán a cargo tomó el bastón y lo dirigió hacia la pintura. — Claro — dijo Scavenger en voz baja— toda esa energía no es nada si no se dirige a un lugar en específico. Que impresionante. Se quedó callada contemplando lo que sucedía a su alrededor. Llena de asombro.
  7. Iba de prisa por un callejoncito de Londres, en parte porque ya se le hacía tarde y en parte porque el movimiento le ayudaba a que sus músculos no se engarrotaran por el frío. Llevaba un abrigo grueso y una bufanda que le cubría la nariz y el pecho, pero aun así temblaba cada vez que el viento arreciaba contra ella. Había recibido la lechuza un día antes indicándole que su clase de Historia de la Magia se llevaría a cabo en el British Museum y estaba muy emocionada por ello, había planeado su día de modo en que pudiera pasar un par de horas recorriendo los lugares cercanos al museo antes de su clase; Londres estaba plagada de historia en cada casa, en cada calle, Scavenger sentía a veces que se podía perder dentro de la ciudad y su pasado. Y en efecto, entre tanto caminar terminó perdiéndose entre las calles. — Disculpe, para llegar al museo es por esta calle, ¿verdad? — le preguntó, por segunda ocasión, a una señora que caminaba por la calle en contra sentido de ella. La mujer asintió y apuntó hacía su derecha sin muchas ganas. Scavenger apresuró el paso, esperando que no fuera muy tarde. Eso te pasa por querer turistear antes de clases, se reprochó a sí misma. Lo cierto es que, aunque ya llevaba un par de meses en la ciudad, sentía que aún le faltaba mucho por conocer. Hizo una nota mental de regresar a esa parte de la ciudad un día que no tuviera nada más que hacer. Al dar la vuelta en la calle indicada, la morena pudo ver el edificio que conformaba el Museo en todo su esplendor, las largas columnas de concreto que marcaban la entrada al lugar eran impresionantes, y en la plaza de la entrada se podía ver a mucha gente admirando el edificio, o simplemente preparándose para iniciar su recorrido por el lugar. Le hubiese gustado mirar un poco más, pero tenía que reunirse con su profesora ya, así que se dirigió hacia las escaleras principales, donde su carta le había indicado que se encontrarían. No le tomó mucho tiempo encontrar a @, el cabello violeta era inconfundible, la vio decirle algo a lo que parecían ser una madre y a su hijo no muy lejos de ella y cerrar lo que tenía en las manos. Se acercó a ella, emocionada por empezar el recorrido. — Hola, perdón si llegue un poco tarde. Todavía no estoy acostumbrada a viajar por esta ciudad. ¿Tienes mucho tiempo esperando? — Le preguntó a su profesora, esperando que no llevara mucho tiempo ahí, no quería empezar la clase haciendo esperar a su maestra. — Soy Scavenger — agregó, siempre se le olvidaba presentarse antes de empezarle a hablar a la gente.
  8. Iba caminado por el pasillo cuando un fuerte jo, jo, jo resonó por toda la casa. Scavenger miró a su alrededor, buscando el origen del sonido, pero no podía ver nada. Lo que sí escuchaba, era el familiar sonido de voces y risas provenir de la cocina. Al llegar las escaleras pudo ver copos de nieve cayendo desde el techo, obviamente era un truco de magia ya que el lugar se sentía igual de cálido que siempre. Con una sonrisa, bajó corriendo las escaleras. Era obvio que la navidad en su familia era muy importante, y siendo la primera navidad que pasaría con ellos, quería que fuese lo más memorable que se pudiera. A veces se le olvidaba, pero todavía había gente a la que no conocía del todo bien dentro de su misma casa, tenía que remediar eso lo más pronto posible. En su camino hacia el comedor se percató de que a parte de la nieve, el fogón de la chimenea estaba encendido. La cocina olía a comida y cosas dulces, Scavenger sospechaba que en Navidad habría chocolate en abundancia, ya que su madre lo adoraba. Ahí dentro se encontraban ya algunos de sus hermanos y un par de personas a las que todavía no tenía el placer de conocer, todos llevaban con ellos una bufanda igual que la de ella -algunos verdes y otros rojas- lo cuál confirmó su sospecha de que algo se estaba tramando para navidad. Con una sonrisa, saludó a los presentes. — Buenos días, familia, ¿cómo están? — habló al tiempo que se servía un poco de café, para terminar de despertar. Todos en la cocina se veían felices, algunas con la pijama puesta todavía. Para ser la primera navidad que pasaba en familia, no pintaba nada mal. Con un gesto, señaló las bufandas que todos llevaban encima. — ¿Todos tenemos una, eh? Disculpen la pregunta, pero, ¿qué se hace en estas fechas? Como familia, digo. ¿Tienen alguna tradición? La morena esperaba no atosigarlos con preguntas, pero entre la emoción y la curiosidad que sentía, no se pudo contener. @@Bodrik @@Alexander Fox @@Mikaela Fox
  9. Había sido una noche larga. Scavenger se había quedado -como ya era su costumbre- dormida en un rincón de la Biblioteca del Castillo, con un libro acerca de historia en su regazo. En su defensa, la biblioteca estaba llena de sillones suaves y cómodos, y para ella era tan fácil perderse entre los libros por horas y horas. Giró la cabeza, estirándose y sintió un ligero dolor en la base de la cabeza; por más cómodos que estos sillones fueren, no podían reemplazar a una buena cama. La bruja hizo una nota mental de dormir en su propia habitación pronto. El peso del libro que leía la distrajo de sus pensamientos, y grata fue su sorpresa al mirar a su regazo y ver un pedazo de tela roja. Al tacto, el material era suave y cálido. ¿Quién podría haber dejado eso ahí? Pensó mientras se levantaba del sillón. La luz del sol se filtraba por la ventana, y mirando hacia afuera, Scavenger se percató de dos cosas. La primera, es que el invierno en Londres era algo que ella nunca había visto. La nieve lo pintaba todo de blanco, y el sol -todavía rojizo por el amanecer- le daba un brillo especial a todo. La segunda, que no tenía ni idea de cómo eran las celebraciones de Invierno en familia, los Lockhart eran amorosos y leales, sabían disfrutar de una buena fiesta, así que se imaginaba que una Navidad con ellos sería muy entretenida. Con una sonrisa, se dispuso a bajar al comedor, a ver qué había de comer. Tomó la bufanda roja y se la enroscó en el cuello, sintiendo de inmediato el calor concentrarse en su cuerpo. Iría a buscar a su madre o algún otro miembro de la familia, para preguntarle exactamente cómo se celebraban las fiestas allí.
  10. El lugar no era muy grande, pero había espacio suficiente para toda la gente que se acomodaba en él, @@Junnyco Wright y ella se encontraban en una mesita en una de las esquinas del lugar, lo que les permitía ver a todos los que rodeaban el lugar sin tener que participar necesariamente en otras conversaciones. Le hubiese gustado que su hermano se quedara con ellas un momento más, desde los sucesos en Halloween -y aquí Scavenger tuvo que contener un escalofrío- se sentía muy cercana a esos dos. Y a Kassandra, pero con ella no tenía el placer de coincidir tan seguido. — Estoy segura que Patri aparecerà en algún momento, — comentó, si bien no conocía a su hermana tanto como quisiera, sabía que le gustaba desaparecer de vez en cuando. Ella entendía, a veces también le daban ganas de alejarse un poco de todos por un par de horas, para relajarse. Al menos la compañía de la Wright frente a ella le resultaba familiar, fácil. La voz de la joven la sacó de sus pensamientos, lentamente tomó la taza de té que tenía frente a sí. La temperatura del líquido era lo suficiente para calentar sus dedos fríos, y Scavenger sostenía la taza como si fuese una pequeña bola de fuego. Con delicadeza, le dio un sorbo al té, sonriéndo al distinguir el sabor tan particular que su hermano ponía en sus infusiones. — Apliqué para el cuartel de Aurores hace un par de semanas, — le confesó a la bruja después de un momento. Sabía que Junny también era Aurora, su decisión había sido tomada en parte por eso. No conocía a mucha gente en Londres y la oportunidad de trabajar con alguien conocido era muy tentadora. — Ahora sólo me queda esperar que me acepten. Ya tendrás que guiarme por los altos y bajos del trabajo, — agregó al final, en broma. Junny seguía lanzando miradas furtivas hacia el mostrador del local, donde un grupo de gente se reunía, entre ellos una figura alta y rubia que Scavenger conocía muy bien. Sonrió ligeramente, por supuesto que había notado algo extraño entre esos dos, pero eran adultos y ella no tenía que meterse en asuntos ajenos. Decidió no decir nada al respecto, más para evitar que su acompañante terminara más nerviosa de lo que ya estaban. — ¿Y tú? ¿Qué haces cuando no estás trabajando? He visto muchos lugares donde la gente puede reunirse por aquí, pero la verdad es que nunca he entrado a alguno que no sea de mi familia. — Eso último era cierto. Aunque pasaba mucho tiempo en el callejón, la mayor parte del tiempo se dividía entre la mansión y algún local familiar. En algún momento tendría que empezar a socializar más con la gente, pero nada más no podía juntar las ganas para hacerlo. Mientras esperaba a que la chica le respondiera, Scavenger se tomó la oportunidad de contemplar a su alrededor.
  11. Buenos días, paso a dejar mi inscripción Nick: Scavenger Weatherwax ID: 121148 Conocimiento: Historia de la Magia Nivel de Magia: II Link a la Bóveda: Bóveda Link a la Ficha: Ficha
  12. Para cambios de nick Cambios de subnick Y por último, la llave Muchas gracias, de antemano
  13. Scavenger sonrió al escuchar las palabras de su hermano. Si lo recordaba bien, Noah preparaba excelentes tes, y ella no dejaría pasar la oportunidad de saborear uno. — Muchas gracias, corazón. Y muchas felicidades por la apertura, es todo muy hermoso y lleno. — aprovechó la oportunidad para felicitar a su hermano -ya después lo haría con la demás familia, pues aunque era la primera vez que llegaba al local no podía negar que el lugar tenía una vibra muy cálida y familiar, como todas las cosas que los miembros de su familia tenían. Comenzando a avanzar hacia le mesa que @@Noah Lockhart le había señalado, se percató de que Junny seguía sin moverse de donde estaba. Scavenger se rió un poquito, la chica era una amiga de la familia y aún no se acostumbraba a lo ruidosos que podían ser. — Oye, @, ¿quieres ir a sentarte? Parece que necesitas un descanso.— Se dirigió hacia un rincón del local, dándole espacio a su amiga por si prefería ir a algún lado. En la mesa, había dos tazas rústicas con un líquido color rojizo, la morena sonrió al tomar una entre sus manos, respirando la escencia del te y los frutos roos que la adornaban. —Mmm, muy rico,— musitó, antes de llevarse la taza a la boca y empezar a beber.
  14. Si no hubiese estado cerca de la puerta probablemente no la hubiera visto. Scavenger estaba mirando unas plantas para preparar una poción cuando vio de reojo moverse a alguien; entre todo el movimiento, era bueno encontrar a alguien que estuviera sola. Grata fue su sorpresa cuando la duela de esa cabellera castaña resulto ser @JunnyCo, la chica miraba intensamente el menú de una pared. Muy intensamente, de hecho, como si tratara de no mirar algo más. Se acercó a ella para saludarla. — Um, ¿Junny? — dijo la morena suavemente, no queriendo asustar a la chica — Hola, ¿qué te trae por aquí? Era bueno poder encontrar a alguien con quien hablar, y el olor del lugar le decía que había suficiente te como para tomar con ella, sólo había que localizar a Noah para que le dijera de dónde sacarlo o algo así. Junny la miró con un poco de nerviosismo, y Scavenger recordó que aunque la chica era amiga de algunos de sus hermanos, no estaba tan acostumbrada a lo confianzudos que podían ser los Lockhart de vez en cuando. Usando su mejor sonrisa, le preguntó. — Oye, ya que estás aquí, ¿No quieres tomarte una taza de te conmigo? Te ves un poco nerviosa, ya ves como el té va a hacerte sentir mejor, no te preocupes. Sólo tenemos que buscar a Noah para que nos ayude a servirnos. Dicho eso, se giró hacia el local y empezó a buscar entre la gente a la rubia cabellera de su hermano, o de alguien más que pudiera atenderlas.
  15. Pareciera que siempre terminaba en los mismos lugares; el callejón ofrecía un sin fin de actividades y pasatiempos, pero por alguna razón u otra, ella siempre terminaba en algún negocio familiar. La sangre llama a la sangre, pensó cuando entro al local y vio un par de caras muy familiares. Le dio gusto ver que había gente en el local, porque significaba que el negocio estaba funcionando y el ver a su familia tener éxito la alegraba. Scavenger era muy hábil en la cocina -y un poco de esa habilidad se transfería a las pociones, la bruja se distrajo fácilmente contemplando los muchos estantes llenos de plantas y semillas, algunas de ellas no nativas de Europa y muy difíciles de conseguir. Lo único malo de la gente que llenaba el lugar era que, como buenos anfitriones, sus hermanos, madre y sobrina estaban ocupados atendiendo a los diferentes clientes que había en el lugar, la morena vio pasar a Noah con una taza de té en las manos -y aunque el lugar no mencionaba nada de tes- no pudo evitar sonreír, ya que su hermano haría lo que fuera para satisfacer a sus clientes. Sin querer estorbar, la bruja se movió hacia el mostrador examinando cada planta detalladamente. Los Lockhart eran buenísimos cuando se trataba de cuidar cosas, así que estaba segura que estas plantas no sólo estarían en perfecta condición, sino que serían muy útiles para cualquier hechizo. Se hizo una nota mental de regresar al lugar si alguna vez tenía que hacer una poción. — Tanta gente aquí y yo no quiero interrumpir, — musita, consciente de que a distancia probablemente parecería que le hablaba a las plantas, su costumbre de hablar sola siempre delatándola. — ¿A ver, a cuánta gente de aquí conozco? La morena se dispuso a recorrer el locar y buscar plantas bonitas, en espera de que alguien se desocupara lo suficiente como para saludarlos.
  16. ID: 121148 Nick (con link a la ficha): scavenger Link a la Bóveda Trastero: (en caso de poseerla) Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 110428 Fecha: 2017-10-26 Objeto: Nimbus 3000 Puntos: 20 P Precio: 1000 G Total de puntos: 20 P Total de Galeones: 1000 G
  17. Había oído acerca de la casa de los gritos antes, conocía la fama que tenía el lugar y por esa razón nunca se había planteado el ir a visitarla. Por eso cuando una invitación apareció de repente en su cama no se entusiasmó mucho. Una fiesta de Halloween, pensó mientras sostenía el sobre entre sus manos. Las fiestas en sí no me agradaban mucho, la gente y el sonido solían estar al tope y su tolerancia era muy baja, pero la verdad es que no había hecho planes para esa noche y la idea de quedarse en la casa en la noche más mágica del año tampoco le gustaba mucho. Sin hacer mucho desastre, la Lockhart se puso su mejor capa -morada- y emprendió el viaje hacia Hogwarts. Había visto el viejo sauce boxeador muchas veces durante su estadía ahí y siempre le había generado una curiosidad muy grande, el hecho de que fuera la entrada a una especie de pasadizo hacia otro lugar no hacía más que aumentar su interés. Una vez que puso un pie en Hogwarts se dirigió hacia el sauce boxeador. La noche cubría al castillo y la morena empezó a preguntarse si no había sido mala idea haber acudido a la cita sola. Si bien la invitación prometía una fiesta, ella había presenciado lo suficiente acerca de Londres como para saber que a veces incluso las fiestas más amigables podían terminar en situaciones escalofriantes. Una vez en las afueras del castillo, la morena sacó su varita del abrigo y la sostuvo a la altura de su cara. — Lumos, — susurró, y una luz se extendió a su alrededor iluminándole el camino hacia el árbol. Grata fue su sorpresa al encontrarse a su madre, @ ahí, mirando hacia ella con curiosidad. La morena corrió a saludarla. — Que bueno que te encuentro, no sé por qué pensé que venir sola hasta acá era una buena idea. Al menos ahora estamos las dos acá, ¿estás esperando a alguien? — le preguntó a la rubia, que de vez en cuando miraba hacia los árboles, como esperando ver a alguien más llegar. — Lo bueno es que la invitación nos dio instrucciones para entrar, porque sin el hechizo inmovilizador no tengo idea de cómo le habría hecho para poder llegar al tronco de ese Sauce. — comentó la bruja al tiempo que le mostraba la invitación a su madre. Mirando a su alrededor, la luna brillaba en el cielo, dándole a la noche el toque mágico que le faltaba. Con un suspiro, pensó que era prudente esperar a ver si alguien más llegaba a unirse a ellas.
  18. Hola, buenas tardes. Vengo a solicitar mi segundo conocimiento, debido a que ya aprobé el EXTASIS, va a ser "Encantamientos" Gracias
  19. ¡Buenas noches a todos! Según mis calculos, @@Apolo Granger, me faltaban cinco imágenes para llegar a las 20. Paso a dejarlas, para que no se me quede la espinita de que me faltó algo: 16. 17. 18. 19. 20. Pues ahí están. Que tengan un buen día todos
  20. Hola, buenas noches a quien lo lea Paso a pedir que se añada a mi ficha el conocimiento de Defensa Contra las Artes Oscuras, como indicado en el post anterior, ya que me he aprobado el TIMO. Gracias, de antemano!
  21. ¡Buenos días a todos! (o tardes, dependiendo de donde se encuentren en estos momentos) Vengo a dejar el siguiente grupo de imágenes para mi tarea, y lo que falta lo tendré que postear hasta mañana, ya que el trabajo me acosa y me roba de mi precioso tiempo. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. Espero que estén bien. Buen día
  22. Saludos! Paso a dejar el inicio de mi tarea 1) porque no tengo casi nada de imágenes guardadas en esta computadora así que sólo he podido sacar estas cinco y 2) para asegurarme que voy por el camino correcto. 1. 2. 3. 4. 5. Pues ahí están. Corro ahora a descargarme más imágenes, de Tumblr o de donde sea que saca la juventud de estos días imagenes cool y así. Buenas tardes
  23. Muy buena explicación, todo paso por paso. Vengo a dejar la tarea. TAREA 1 TAREA 2 Imagen 1 Imagen 2 Imagen 3 ¿PSD o TIFF? Debo admitir que es la primera vez que veo el formato .TIFF, así que no sé mucho cómo funciona. Siempre acostumbro ser bien específica con el nombre a la hora de guardar mis archivos, para que no se me vaya a perder uno, pero puedo ir intentado el .TIFF de poco a poco a ver si me convence. ¡Saludos a todos!
  24. Yo he tenido instalado el Photoshop desde hace un buen, pero nunca me había dignado a usarlo como se debe. Me encantaría formar parte de la clase. No nos conocemos, pero que manera más interesante de empezar a hacer amigos. Ya tengo todas las herramientas, así que nada más estoy al pendiente de si soy aceptada y a empezar a hacer tareas

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