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Agatha Andrómeda Abbott

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Todo lo publicado por Agatha Andrómeda Abbott

  1. - No sabía como, pero se había hecho un gran silencio. En medio de este, la tensión abundaba y perfectamente podía separarse con las manos como una pesada cortina. Ni siquiera suspiró. Podía ver claramente como aquel ser le miraba en silencio y no sabía si era ella o era el, pero de alguna forma, la distancia entre ambos disminuía, disminuía y cada vez le veía mas cerca. Podía distinguir los blancos mechones, los ojos de color, la piel ligeramente surcada, casi podía sentir su aliento sobre la piel, pero de alguna manera las cosas cambiaron y se detuvo para tocarle la mejilla. Y solo allí se dio cuenta de que su corazón latía a mil por hora. También se había olvidado respirar. Dio un pequeño respingo, recuperando el sentido de donde estaba, tornándosele las mejillas con un ligero rubor. La princesa de Slytherin, la famosa maga que nunca se inclinaba ni contemplaba a nadie, ahora no podía apartar ni sus ojos ni ella misma del ser que tenía adelante. Le costó mucho salir de ese extraño éxtasis y cuando lo hizo, parpadeó ligeramente antes de sentarse frente a su taza. Miraba el contenido por no mirar otra cosa, su corazón latía acelerado. - ... Supongo que te dieron batalla cuando peleaste... - Buscó cambiar el tema para aligerar el ambiente. -
  2. - Oh... Espera ¿Lo... Dices en serio? - De acuerdo. Las cosas se habían puesto un poco raras. Un halago asi, aunque fuera simple, por algún motivo, sonaba mejor viniendo de su parte, lo que era extraño. En fin. Si el quería verlos, pues se los mostraría. Era justo después de haber visto la forma lobuna del otro. Lo que no entendió fue porqué de repente había tanta tensión en el ambiente. Se podía rasgar con un cuchillo y hasta respirar era un caso. El peliblanco cambió de sitio para estar mas cerca, ella no se movió. - Bien... está bien. - El rojo de sus mejillas había desaparecido hace rato, se había percatado de lo curioso que era ver que un lobo se sonrojara ¡Eso no se veía todos los días! Pero decidió no atrasar mas las cosas y abrió lentamente sus labios, revelando las dos blancas hileras de dientes perfectos. Los labios siguieron alzándose y pronto los dos afilados caninos, que parecían hechos del mas puro y blanco mármol, aparecieron. Y no solo eso, crecieron hasta afilarse un poco mas, porque ella asi lo decidió. Mantuvo su boca abierta un rato y luego tranquilamente la cerró. - Creo que no habías visto a un vampiro tan de cerca ¿Cierto? -
  3. - Está bien. Pero la próxima me dejarás tocar. - Había accedido con un cierto aire resignado. Ella no solo quería ver, también quería saciar su curiosidad. Los únicos lobos que había visto eran su padre y su tio abuelo pero nadie mas. Aún asi dejó la taza en la mesa y se asomó por la ventana. No obstante, mientras miraba, sintió calentársele las mejillas al ver como este literalmente se desnudaba. Que ella recordara, su papa JAMÁS se había quitado la ropa, entonces ¿Porqué el lo hacía? Pero aún asi se decidió a ver, aunque luego tuviese un pequeño trauma. Y fue testigo de un extraordinario cambio de forma. Lamentablemente no pudo quitarse el antojo de tocarle el pelaje y saber si era tan suave como el de su padre, asi que lo observó un largo rato, asintió con una pequeña sonrisa y cuando este volvió, dijo con suavidad. - Eres increíble. Me recuerdas a los lobos de nieve que hay en el mundo muggle. - Sus halagos callaron cuando se percató de la insistente mirada de este hacia sus labios, mas o menos podía adivinar que pensaba con solo mirarle los ojos. - ¿Quieres ver mis... colmillos verdad? - Preguntó casi en un susurró. -
  4. - La astuta inteligencia es una de mis virtudes...- Respondió con cierto placer y malicia, tomando un sorbo de café. - Siempre tengo formas de lograr mis objetivos, soy ambiciosa. - Había cierto tono de coquetería en sus palabras. Sujetaba la taza como si las cosas fuesen diferentes o la charla no la molestara. Por alguna razón sus colmillos picaban, pero no por deseo de comida, sino... Por otra cosa. Una extraña, insinuante y rara sensación desconocida que le hacía confiar de cierta manera en el cachorro, aunque fuera contrario a su naturaleza. Miró las lámparas, las personas que andaban por allí o los diseños de los cuadros en las paredes, buscando enfocar otra cosa. Un poco distraída, apretó suavemente la taza y le dirigió la mirada. - Dime una cosa Mickhail... ¿Puedo ver tu forma de lobo? - Había apoyado los codos en la mesa, sosteniendo la taza en alto para mantenerla cerca de los labios, entibiando asi sus dedos, aunque sus ojos azules tenían un toque curioso. -
  5. - ¿Así que fuiste un Gryffindor? - Sonrió ligeramente divertida. Que curioso era el destino, que conocías a una persona que, en teoría sería tu enemigo y pasaba a ser tu aliado. Bebió otro sorbo tranquilamente y ante la petición, entrecerró lentamente los párpados. - Bueno, cachorro de león, yo pertenecí en alma y corazón a Slytherin, mi casa estudiantil y la casa de mi mas grande ídolo. Me gradué hace tiempo, pero lo llevo impreso en el alma. - Aprovechó el momento para bajar la taza un poco, liberar una mano y llevar los dedos de la diestra al cuello de su blusa, para mostrarle un pequeño pin con el escudo de Slytherin brillante en plata. Se sentía orgullosa. Tenía buenos recuerdos de sus años de estudiante y juraba que solo los magos mas puros y poderosos, podían entrar a esa casa. El cabello cubrió de nuevo aquel pin y ella volvió a su bebida. - Bueno ¿Qué puedo contarte? Hay mucho y poco a la vez, mi familia es poderosa y tengo mis influencias en algunas cosas. Mi fama me precede, asi que no será necesario agregar que soy especialista en venenos y pociones. - Una pequeña sonrisa al recordar. Lo observó con sus grandes ojos azules de dulce brillar. - Parece que algo te preocupa ¿En qué estas pensando Mickhail? -
  6. - Lo hubiese sabido. - Sostenía la taza caliente en sus manos. En aquel ambiente relajado y ameno, charlas como esas venían perfectamente. Le observó sin ninguna mala intención, escuchando su respuesta, notando una nueva y desconocida expresión en el, lo que llamó su atención. - No obstante, tengo por principio no meterme en cabezas ajenas si no es necesario. - Un parpadeo fue la respuesta a aquel coqueteo. Sonrió levemente y bebió delicadamente un sorbo del líquido marrón. - Pero aún no me has dicho a que casa perteneces ¿O no asistió a Hogwarts? - Ya le había entrado bastante curiosidad por conocerle, prefería que fuese el quien hablara y no invadirle la mente de forma incómoda. -
  7. - ¿Tiene algo arreglado de antemano respecto a eso? - Tenía sus propias dudas, asi que investigaba. En su caso, ella estuvo viajando por el mundo muggle únicamente con el propósito de completar las investigaciones sobre esencias, material y posibles venenos a futuro. Sabía lo importante que era mejorar los estudios, pues asi la familia a la que pertenecía, sería invencible. Por otro lado, ciertos aspectos de codicia, los había heredado principalmente de la familia de su padre, por lo que podía manejarse en el ámbito político y hacer negocios con suma facilidad. Tomó un sorbo de café y suspiró al ver las heladas. Después miró discretamente el rostro ajeno y decidió quitarse una deuda. - Dígame la verdad ¿Cuál es su nombre? No soy partidaria de estar hablando con desconocidos, asi sea en negocios. Nombre y casa estudiantil a la que perteneció. Podrá sonar algo ridículo, pero para mi estos detalles me son importantes. -
  8. - Escollo o no, han logrado llegar lejos. - Comentó el rubio, guardando su varita para subirse a lomos del animal. Originalmente hubiese hecho otra cosa, pero esto le ahorraba muchas molestias. Se sujetó del pelaje, aunque le obligó a darse la vuelta un momento. Detuvo la montura pensándolo bien. Sacó de nuevo la varita y apuntó al carruaje. - Incendio. - Una llamarada atacó el objeto y lo dejó quemarse hasta las cenizas. Tras ver su acto, la guardó y emprendió la caminata sobre la montura peluda, alcanzando a su compañero. - He preferido borrar las huellas de antemano. No quiero vestigios. - Esperó hasta estar lejos, para que la apariencia del chico rubio se difuminara lentamente, empequeñeciera, se afinara y terminara apareciendo la doncella de cabellos verdes que llevaba el cabello sujeto en una coleta. Los zarcillos de plata resaltaban en sus pequeñas orejas. A diferencia de lo que se pensase, ella no tenía las orejas en punta, como comúnmente creían los humanos de los vampiros. - Te aconsejo que investigues mejor sobre lo que está pasando. Te han rastreado muy fácilmente Greyback y sin que te dieras cuenta. No dejes cabos sueltos o los altos mandos aprovecharan esos descuidos para encerrarte en Azkabán. - El semblante tranquilo y frío de la dama, expresó un ligero fruncir de cejas, no le gustaba el rumbo que estaban tomando algunas cosas. Por otro lado, tendría que mover algunas conexiones, si quería deshacerse de ciertos problemas. -
  9. - Alzó la ceja nuevamente al escucharle, sonriendo un tanto divertido. - De verdad que me das algo de compasión lobo. Se nota que los de tu raza no tienen mucha creatividad en esa peluda cabecita. - Sus ojos parecieron destellar en tono rojizo, quizá un efecto causado por el cambio de luz en las pupilas. Siguió a la comitiva en silencio. escuchando tanto las órdenes de este hacia sus subordinados, como algunos cambios de plan. El por su parte se ajustó la levita para estar presentable. No era propio de la nobleza andar indiscretamente cubierto de polvo. La vista del carruaje llamó un poco su atención, ignorando los intentos de broma del lycano, se acercó a la portezuela y estudió silenciosamente el patrón. Algo grabado en su superficie no le cuadraba. Volvió a analizarlo detenidamente y sin siquiera verle, ordenó con firmeza. - Baja del carruaje, ahora. - Ya no sonreía. Ni siquiera se le veía ese aire divertido. Discretamente sacó su varita de entre las mangas de su saco y apuntó hacia el vehículo, justo a la parte superior del techo. Uno de los lobos gruñó amenazador, pero ella no dudó en su movimiento. - ¡Finite Incantatem! - Una ondulación salió de la punta de su varita, volando como un suave pájaro hasta la portezuela, que crujió de forma extraña, antes de que un pequeño papel se desprendiera de esta, cayendo al suelo. El rubio lo recogió de inmediato del suelo, analizándolo con atención. - Será mejor que utilicemos otro medio de transporte. - Le extendió el pequeño papel, hechizado con un encanto rastreador. - Conozco los elementos que componen nuestros equipos. Al parecer nos persigue un auror. - Le observó de reojo con seriedad, antes de apuntar con su varita a este, murmurar algo y volver el papel en cenizas. - ¿Qué piensas hacer? Hay ratas entre nosotros. - Su mirada se dirigió al grupo. -
  10. - Tendréis que ser mas creativo si intenta ligar conmigo caballero. Hay mejores halagos que podría emplear ¿No crees? - Le observó tranquilamente, una diminuta curva en sus labios mientras tomaba la taza de nuevo. Ya podía respirar mejor sin tantas personas cerca suyo y por otro lado, escucharle reír, le había ¿Gustado? ¿Satisfecho? No sabría decirlo. Bebió otro sorbo de café. - Por igual la situación del MACUSA sigue afectándonos de ciertas maneras ¿Escondernos del mundo muggle? Inaceptable. En cuanto a vigilarlos, ya es una tarea que lleva tiempo. Tengo mis conexiones en ese lugar, caballero, no se preocupe. - Notó el cambio de postura, parecía un poco mas relajado. Bebió otro sorbo de café tranquilamente, mientras dirigía una discreta mirada a su alrededor. Cruzó las piernas para estar mas cómoda y añadió. - No obstante, si hay una cosa que me ha dejado pensativa estos días ¿Porqué el consulado mágico inglés, no ha intervenido en lo que supone, estaría bajo su jurisdicción? Desde que se publicó el decreto de posesiones, no he escuchado ninguna noticia acerca de ellos, lo que me resulta en parte sospechoso. -
  11. - Guardó silencio alzando una ceja, en serio ¿No tenía una mejor defensa? Sonrió leve ante su intento, mirándolo con pena. - Pobrecito... Pero sigue intentando. - Su réplica causó pequeñas risas entre la bandada. Atento a la propuesta, negó nuevamente tranquilo. - No te apresures. Si empiezas a meter presión en este instante, terminarás perdiendo mas de lo que ganas. No seas impaciente pequeño cachorro. - Se levantó para seguirle el paso, escuchando los murmullos que venían de los chicos, asi como algunos ruidos provenientes del exterior. Revisó ese aparatejo muggle llamado celular, que le era muy útil para ciertas cosas. No obstante, al escuchar las quejas, alzó la vista observando la espalda de Mickhail, parpadeó un par de veces y disimuladamente llevó el puño a los labios, riendo por lo bajo. Su acción fue vista por quienes le acompañaban, guardando silencio algunos. La respuesta no tardó en llegar. - Pero qué delicada es señorita Mickhail... ¿Qué no sabe que parte de la decoración estilo Tudor, es para honrar a los antepasados? Pero si lo desea, puedo mandar que decoren con cortinas del color que prefiera, rosas en los jarrones y perfumen los salones con incienso. Todo para satisfacer sus exigentes gustos "madame". - Las risas estallaron por detrás, mientras el rubio sonreía con una malicia deliciosa,a sabiendas de cuales eran las mejores venganzas por llamarle "rayito de sol". En si, no le molestaba el apodo, a no ser porque fuera relacionado con cierta cosilla que... Pero admitía que disfrutaba mucho haciendo enojar al lycano. - En cuanto a la invitada, madame Micky, no se preocupe, será debidamente atendida a su llegada. - @ taison logan greyback
  12. - El MACUSA solo es un organismo inútil. - Habló con suavidad, observando el líquido oscuro de la taza. Su reflejo se veía claramente en el. Agregó un poco de azúcar para atenuar el sabor amargo de este. - Aunque dicen tener el control de todo, en realidad están mas abiertos a un ataque que los sistemas de magos comunes. Hace poco estuve en una misión de rescate y ni siquiera fueron un enemigo fuerte. Los aurores de ahora ya no son lo mismo que los del pasado. - Agregó dos cubos de azúcar y revolvió tranquilamente con la cuchara. Después puso un poco de crema. Lo hacía todo meticulosamente, con paciencia y al detalle. Adoraba las cosas perfectas o bien hechas como mínimo. Pero, a sabiendas que estaba en la vista de muchos y especialmente de su interlocutor, decidió hacer una pequeña jugada natural. Tomó la taza despacio llevándola a los labios. Había sentido el roce entre sus dedos, clara señal de intento de coqueteo por parte del lobo, asi que, sabiendo un pequeño pasatiempo culposo, decidió hacerlo y jugar un poco asi, con la mente de ese atrevido cuadrúpelo peludo que, al parecer, la pretendía. Tomó un pequeño sorbo, degustando el café en su paladar y soltó un suave pero erótico gemido de gusto que, quien la oyese, bien podría automáticamente pensar otra cosa. Incluso pareció estremecerse en su misma silla. Los varones mas cercanos a la mesa, sintieron una incomodidad instantánea y se excusaron para ir al baño o afuera a tirarse en la helada, intentando disminuir lo que se había despertado, rojos de verguenza. Puede que funcionase o no, pero estaba segura que esa mente atrevida, ya estaría sellada con ese recuerdo un tanto ostentoso como divertido, al haber causado una diminuta escena que se podía malinterpretar. - El café está delicioso... ¿No lo cree usted? -
  13. - Ciertamente. Pero si presionamos a España en estos momentos, solo obtendremos pérdidas. - Hubo un deje gatuno en su sonrisa, aunque solo los mas perspicaces habrían notado la diferencia. Los ojos de un marrón tintado bajo la luz, parecían rojos. - Verás, en este momento la crisis española está por encima de lo necesariamente manejable. Según mis fuentes, el problema existe debido a cierto congresista que no está respetando las reglas. Para ser mas exactos, 400 millones fueron sustraídos de las arcas nacionales sin que se sepa el motivo. Ni siquiera las cámaras de seguridad grabaron algo. Se encontraron, durante la semana, cheques al portador con un valor estimado de 1,000, 000 de dólares canadienses que se sospecha, pudieron servir de coartada para obtener esos sumantes. Debido a la situación de desfalco, el banco internacional está exigiendo el reembolso por la mitad de la deuda, lo que ha causado una crisis a nivel nacional tremenda, pues el Gobierno ha subido los impuestos, provocando el descontento de su gente y la disyuntiva en los servicios mas importantes. Asi que, por ahora, habrá que ser pacientes Mickhail. - Estaba por continuar, hasta que escuchó el pequeño reclamo acerca de su apariencia. Sonrió con cierta malicia y replicó tranquilamente. - Creí que el marrón te gustaba ¿Sería mas apropiado que viniese con un traje azul? ¿O quizá blanco? - La verdad es que, de todos los que rodeaban a ese pequeño lobo, ella era la única capaz de hacerle bromas y salir ilesa. A veces solía burlarse de su cabello blanco. De alguna manera, le había cogido manía a pesar de ser tan fría y lo tenía marcado como la víctima. Eso si, jamás bebería de su sangre, no quería terminar con pelos en la boca. - También podría pintarme el cabello de negro ¿O rojo? Ya que te gustan los colores que te recuerdan un poco a tu nación pues... Y también podría usar lentillas, aunque ahora que lo recuerdo, mi hermoso cabello es joven, por eso no es blanco. - Sonrió como si nada, pero sus palabras causaron el asombro del resto del grupo y pocas contenidas risas entre ellos. La víctima como siempre debía ser atacada. De lo contrario, no se sentiría satisfecha, aunque los demás no le veían como un humor sano debido a las suaves expresiones amables del rubio. Y es que los vampiros podían bromear si, pero eran un tanto sádicos, por esa misma forma, algunas razas se enfadaban, perdiendo muy rápido los estribos. De todas maneras, la ocasión era propicia. Se sentó tranquilamente en una butaca. - Te recuerdo pequeño lobo, las condiciones de nuestro trato. Una de ellas, es que no puedes prohibirme mis propias estrategias ¿Te imaginas que harían esta manada de buitres, si supieran la verdad? Y conociendo lo intensamente conquistadores que son los lobos... - Replicó cerrando los párpados con un aire divertido y resignado en su dirección. - @ taison logan greyback
  14. - El gesto galante no le pasó desapercibido a la vampireza, quien esbozó un pequeño asentimiento. En sus dedos quedó la suave y tibia sensación de los labios ajenos. Se pasó la zurda por el cabello y observó al camarero que los atendía. - Debería dejar de asustar al pobre hombre. Hasta ahorita ha sido el mas fiel en esta taberna, parte de la información que necesito, lo he obtenido directamente de su persona. - Dado que había comido y se encontraba en un ambiente suficientemente tibio, decidió retirarse la pesada parka. En realidad los vampiros jamás sentían frío o calor. Propiamente porque sus pieles estaban hechas del mas hermoso mármol gracias a la taumaturgia que enfrentaban día a día. Pero esto nadie mas que ella lo sabía y asi, al aparente calor del fuego y de las personas, desató la parte frontal y empezó a retirarse la agobiante tela. La esponjada tela se deslizó, dando paso a la vista de una blusa de manga larga color oscuro, en la luz de las lámparas no se sabía si era marrón, azul o negro. Un delgado cuello de cisne, albo como la mas pura nieve asomaba en la parte de arriba. La vista recibía ahora un par de firmes montañas bajo la tela, redondas mas no exageradas. Le seguía una delgada cintura y se pudo ver la curva de las caderas cuando ella se levantó un momento, para colgar la prenda en el respaldo de la silla. Los hombros pequeños, delgados los brazos. Una proporción semejante a la de una estatua tallada por un magnífico artesano. Mas de alguno silbó, dejó caer lo que tenía en la mano o se quedó mudo ante la vista de la estilizada silueta que volvía a sentarse tranquila, ajena a lo que había causado. - Creo que es muy pronto para doblegar voluntades caballero. No obstante, prefiero decir que atraeré miradas y conseguiré mis objetivos. - Sonrió de una forma ligeramente coqueta. Ella, cuya expresión era inamovible, hizo ese gesto y alborotó hormonas masculinas por todos los flancos que lograron captar aquella expresión singular. -
  15. - Si lo que busca es un mejor control de las cosas, no tendrá ningún problema. Aunque me admira su desconfianza. - Las comisuras de su boca se curvaron en una diminuta sonrisa burlona que no tardó en desaparecer, pero conservaba ese aire entre burlesco y enigmático. Le observó de nuevo con calma, retomando el silencio que acompañaba a la tranquilidad de una conversación de negocios. -Los seres como nosotros disfrutamos del buen vivir. Somos ordenados, democráticos y sabermos conducir las relaciones a buen término. Ahora que los de su especie tan solo sean unos salvajes desordenados, no es nuestra culpa. Los verdaderos lycanos de antaño eran sujetos de respeto. Aún recuerdo los agradables términos a los que llegamos en su momento con un grupo de ellos. - Se irguió en su asiento, recuperando su elegante y femenina presencia. Bajo la ropa se adivinaba una delgada cintura y unos pechos esponjados que le daban sintonía a la estilizada silueta. Acomodó sus cabellos. - Si usted es tan amable de aceptar las condiciones, entonces no tendremos ningún problema. Por mi parte, le enviaré todos los informes que asi requiera, tan solo espero sea educado y se comporte como un verdadero caballero. - Y ante esto, extendió su mano sobre la mesa. Mas no para cerrar un trato a la manera vulgar varonil, no. La delicada mano enguantada, llevaba los dedos apenas extendidos. La pequeña mano buscaba en realidad el símbolo por afinidad del saludo en todos los vampiros: el beso correcto a la mano de una dama. - Tenemos un trato. -
  16. - En pocas palabras, necesita un sujeto que pueda ejecutar la mitad de sus planes, mientras usted se encarga de recuperar aquello que ha perdido. Pero, debido a la poca fiabilidad de los de su especie y sobre todo, que corre gran riesgo de traición o de inutilidad por parte de sus subordinados, ha decidido buscarme para apropiarse no solo de mis venenos, sino también de mis habilidades. Por lo tanto, usted me propone un negocio, donde desea establecer mi amistad para obtener lo que desea a un costo mas bajo y aprovechar para sacar sus propias ganancias de la manera mas fácil. Es muy típico de los lycanos. - Se pasó los dedos por el cabello, dejando que las ondas verdes marquen con su fulgor los ojos indiscretos que los espían desde hace un rato. Sacude su cabello con un suave movimiento de cabeza, volviendo sus ojos hasta el, intactos de expresiones, sensuales en su escrutinio, los labios semi rojos, humedeciéndose al contacto de la punta rosácea de la lengua, que sale a sojuzgar por si misma lo que acontece. Deja el vasito de cristal en la mesa. - Independiente de que multiplique el número de las ganancias que obtenga, me refiero concretamente a ciertos beneficios. Acepte entregarme el mando político de las relaciones internacionales que sostiene Rusia y entonces aceptaré su oferta. - En su mirada no había ninguna duda. Puede que lo que pidiese era poco, pero realmente nadie sabía el inmenso poder y facilidades que esto generaba para un país independiente. El verdadero reto no era gobernar un país, sino establecerle una posición por encima de las otras potencias. Específicamente porque un territorio por si solo no tenía valía, a menos que hubiesen otros dispuesto a comprarlo. Entonces las cosas cambiaban. Sin contar que el verdadero poder sobre la política gubernamental radicaba precisamente en ese pequeño lugar. El dinero iba y venía, las relaciones y las ventajas, solo se consideraban exitosas una vez en la vida. -
  17. - Mmm. - El tenedor bajo un momento y la doncella le observó con calma. - ¿Y qué obtengo yo? - Llevó un trozo de pescado salado a su boca, masticando suavemente. Observó de reojo a quien les atendía, cuyo rostro no lucía del todo normal. Una breve mirada al panorama y luego a su interlocutor, le hizo negar con la cabeza. Pensó para si "¡Hombres!" Antes de volver tranquilamente a su comida. Quizá podía dar la apariencia de que comía demasiado. Pero la verdad es que no desperdiciaba nada. La comida humana era un poco curiosa y su sabor variado, sin contar las miles de cosas interesantes que podía encontrar. Asi que no rechazaba nada. Acabó con el contenido de su plato tranquilamente, dejándolo de lado para beber algo de licor. Tomó el pañuelo para limpiar cuidadosamente sus labios, observando ahora a su interlocutor. Poseía la mirada de un depredador junto a esa sonrisa. Los rasgos eran algo bruscos, pero acompañados del blanco cabello, le daban un cierto aire de hombre elegante y mundano. Sin embargo, en todo el trasfondo de la apariencia picarona, se olía perfectamente a lobo. Su mirada recorrió lentamente un poco mas abajo, discretamente examinó la ropa, la tela, los acabados. No obstante, se adivinaba bajó todo ese envoltorio el característico cuerpo musculoso de los lycan. Cerró tranquilamente los párpados y bebió un sorbo de vodka "¡Lycanos!" Pensó para si "Desperdicio de cuerpo en mascotas ¡Lástima!" Apartó el vaso de sus labios. -
  18. - Sigues sin reforzar la seguridad apropiadamente, Mickhail... - La voz provenía de un joven rubio de exquisita apariencia. Pese a vestir un impecable traje marrón, de 1.78 de altura, los cabellos rubios semejantes a los rayos del sol junto a un par de ojos azul profundo y la piel pálida resaltaban bastante en medio de aquel caos. El humo no parecía afectarle la vista. Entró tranquilamente al lugar desde la desvencijada puerta, sonriendo un tanto divertido al ver las reacciones de los allí presentes. Las varitas apuntadas a su presencia le hicieron detenerse. - ¡Alto civil! ¿Por dónde entraste? - ¡Si tu! ¡No te muevas! Una sonrisa cruzó los delgados labios del joven rubio, quien observó a @ taison logan greyback con cierta disimulada diversión. Un par de minutos después, se dirigió hacia uno de los magos que le apuntaban y suavemente tomó su mentón, acercando un poco su rostro de forma sensual. Su sonrisa reflejando deseos prohibidos. El mago parecía temblar bajo sus dedos, mas este le acarició la mejilla lentamente sin despegar la vista de sus ojos. Sus labios se abrieron en un erótico y juguetón siseo. - Tranquilo caballero... No estoy aquí como vuestro enemigo... Aquellos ojos azules, fijos sobre el mago, el ambiente tenso. El silencio pesado en la sala, expectante por parte de los presentes que no sabían exactamente como reaccionar. Los dedos enguantados del rubio acariciaron el borde del mentón ajeno con suavidad. La sonrisa disminuyó un poco y por el contrario, los labios ajenos esta vez sonrieron como a un viejo conocido. La expresión en el rostro del mago embobado, pasó de la tensión a la relajación total. Bajó su varita mientras el doncel rubio asentía, rozaba lentamente su nariz con este y susurraba. - Tenéis la perfección misma en vuestras facciones... Un ángel de Boticcelli... Hermoso... Tan pronto se separó, el mago dejó de estar en guardia y le abrió paso. Parecían viejos amigos. Ya encargado de este, los demás, conducidos por un extraño escalofrío se apartaron. El rubio se dirigió hasta el principal, sonriendo amablemente. En medio del silencio y el asombro de todos, los zapatos crujían sobre los trozos de pared y piso que se habían desprendido. Alzó la diestra enguantada y fingió apartar un poco de humo, deteniéndose frente a la pila de cadáveres. Ladeó lentamente la cabeza divertido al ver la escena y sus ojos, por un instante, cambiaron de un tono metálico azulado a un rojizo profundo. Efecto que apenas duró un minuto. Dejó de sonreír. - He cumplido con lo que has enviado. Los dos candidatos a Ministro, han desaparecido... España se ha negado a participar en las Propuestas, pero has conseguido el apoyo de Alemania. - Sonrió llevando las manos tras la espalda, observándole de perfil. La voz masculina y suave, sin prisas. - Veo que ya tienes otro juguete ¿Qué es lo que planeas? -
  19. ¡Bonjour mes ammies! Es la primera compra que hago, espero hacerla bien :3 En todo caso, son un par de cositas que necesito ¡Os adoro! ID: 121769 Nick: Agatha Andrómeda Abbott. https://www.harrylatino.org/profile/121769-agatha-andrómeda-abbott/ Link a la Bóveda Trastero: - Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 114446, https://www.harrylatino.org/forums/topic/114446-bóveda-de-agatha-andrómeda-abbott/ Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): --- Fecha: 25/06/2021 Objeto: Monedero de Piel de Moke Puntos: 10 Precio: 500 G Objeto: Guantes de Piel de Dragón. Puntos: 10 Precio: 500 G Total de puntos: 20 Total de Galeones: 1000
  20. - Muy bien. Cuénteme detalles. - Le aburría que las personas se fuesen por las ramas. Solía hacer las cosas concisamente, con detalles y sin mayor escrúpulo. Mientras esperaban, su celular sonó. Un aparato muggle bastante útil para esas ocasiones, por lo que terminó sacándolo del bolsillo para revisar un pequeño mensaje de su banco. Lo abrió en silencio. La suma considerable de dólares depositada en su cuenta, junto a un mensaje de agradecimiento de su último cliente. Apagó el celular nuevamente, aprobando otro negocio cerrado. Volvió a observarle. Usualmente no le gustaban esas razas salvajes. Podía tolerar a sus padres por obvias razones, especialmente al ser su descendiente. Pero su familia real distaba mucho de eso y ella no estaría esperándolos a que reencarnasen. Se aburría. Tampoco se mantendría pendiente si sabía que había gente codiciosa buscándola. Un platillo fue puesto delante, pero no era el mismo mesero. Este era otro. Le susurró algo al oído antes de retirarse, por lo que miró en aquella dirección, sonriendo dulcemente. Una sonrisa. Los suspiros y algunos halagos fueron la respuesta. ¿Qué tenía delante? La especialidad de la casa: la mejor carne de caribú cortada en delgadas lonchas, aderezada especialmente y acompañada de pescado seco. Sonrió. Muchas veces había comido aquello, pero tampoco renegaba los obsequios. Probó un poco de pescado, deleitando su lengua con la sal que le acomodaba. -
  21. - Habláis de educación cuando interrumpís tranquilamente mi comida. - Replicó tomando el pequeño vaso y bebiéndolo de un trago. Un leve rubor marcó sus mejillas y desapareció. Escuchó en silencio la propuesta del contrario en silencio, dejando el vasito en la mesa. Un silencio se instaló largamente entre ambos. - ¿Tiene que ver con las resiciliencias ocurridas recientemente en varios países? Según se, Rusia está en este momento en un complot abierto debido a la manipulación de terceros sobre los intereses de Estado y España le ha ofrecido una solución democrática sin éxito. Alemania y Francia pretenden declararle la guerra en abierto si América del Norte se une a sus propuestas, cosa que dudo, porque se pondrían en peligro los espacios abiertos en África. Las colonias impuestas en Guyanas, no están de acuerdo en colaborar usando material que poco disponen. Es muy posible que Brasil o Chile les conminen a retirarse de esta locura para proteger las entradas portuarias. Sin embargo el mundo mágico está metiéndose cada vez mas en esto, asi que dudo mucho que el Estatuto del Secreto de la Magia, siga siendo precisamente un secreto si esto continúa. - El tarro de cerveza se había vaciado hace poco. Tranquilamente se sirvió otro poco de vodka y sujetó el vasito entre sus dedos, agitándolo suavemente para mezclar su contenido. - Yo le vendo mis pociones y venenos solo a los magos y escasamente, a algunos muggles cuya paga valga la pena. Mis conexiones me abren puertas solo a las ventajas y a su vez, yo obtengo el control de lo que quiero. - Su mirada se clavó lentamente en el presente lycano, cuyo aroma a mascota sudada empezaba a serle insoportable. - Dependiendo de lo que ofrezca, consideraré o no tomar sus palabras. - Zanjó.
  22. Oye Dana, no encuentro el botoncito de mensajería @.@ pero te paso a dejar el link donde encuentras la ficha que ya adjunté para la siguiente aventura.

    http://prntscr.com/16rtxqj

    Queda como referencia para cualquier cosa. ¡Saludos!

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    2. Agatha Andrómeda Abbott

      Agatha Andrómeda Abbott

      Oigan, con eso del nick ¿Qué hago? Es que el acento en mi nombre Andrómeda... ¿No afecta ahora el etiquetado? O.O

    3. Sagitas E. Potter Blue

      Sagitas E. Potter Blue

      No afecta para nada en este nuevo foro.

    4. Agatha Andrómeda Abbott

      Agatha Andrómeda Abbott

      Listo. Te adoro por eso :3 ❤️ ahora no me perderé de nada ¡Aaron, que voy por ti! 7u7

  23. - Los suyos siempre con su amable invitación. - Recalcó tranquilamente volviendo a tomar el tarro de cerveza para beber un sorbo. Sencillamente el licor a ella no le afectaba, pero le daba un calor agradable a su cuerpo semi muerto. Tomó un largo sorbo, antes de dejarlo nuevamente y mirarle, pasándose la punta de la lengua discretamente por los húmedos labios, retirando la espuma. - Parece que no me ha comprendido. Me gustaría que fuese claro y conciso. ¿Qué clase de negocio? - Repitió tranquilamente, retomando su comida. No tardó mucho en acabar el plato y hacerle una seña al mesero, quien amablemente retiró sus platos. Ella le agradeció con un asentimiento. Secó sus labios con la servilleta dando pequeños toquecitos y volvió a verle con una expresión suavemente amable. - No obstante Greyback, no entiendo porqué tanto anonimato. ¿A hecho usted algo terrible para ser buscado? - Hizo una pequeña sonrisa entre enigmática y burlona. - Es muy raro verle aquí en Siberia. -
  24. - Detuvo la acción comestible unos minutos, los ojos azul intenso se posaron en los ajenos. Otro largo silencio. Lo observó durante un largo rato de arriba hacia abajo y continuó con su comida. El resto de parroquianos hablaban a voz intermedia, alternando algunas carcajadas. El choque de tarros y algunos gritos, asi como imprecaciones siberianas algo vulgares. Un ambiente rústico pero alegre y no obstante, la seriedad calmada de la doncella no se rompía en medio de una atmósfera misteriosa. El cuchillo cortó otro trozo de carne con suavidad siendo sujetado por los dientes del tenedor. La salsa se derramó por un costado, reflejando el suave brillo de las velas. - Si, soy yo. - El trozo de carne fue llevado delicadamente a la boca y los labios le abrieron paso para degustarlo en silencio. La atmósfera poseía ahora una serenidad extraña. - Dígame ¿Qué negocio desea proponerme? - Los cubiertos fueron dejados sobre el plato un momento. Pasó a tomar la servilleta y se limpió cuidadosamente los labios. Mantuvo los párpados cerrados un momento. Lentamente los abrió en un fino gesto femenino. Llevó las manos una sobre la otra en la mesa, hablando en un tono intermedio, amable y pausado- Como comprenderá, tengo asuntos activos en este momento por lo que mi tiempo es limitado. Mis investigaciones están en proceso y el apoyo social que le brindo a las comunidades Yakutas es fundamental. Le sugiero ser breve y concreto. - El silencio volvió a establecerse. Ella por su parte tomó el tarro para beber un poco de cerveza caliente. Normalmente pediría algo mas, pero esas áreas frías no estaban para finezas, asi que se conformaba. Siendo su naturaleza la que era, había aprendido a mimetizarse con los humanos y acoplar su cuerpo según lo requería. Por supuesto, comer comida humana no mermaba en nada su fortaleza y en cierta manera, la tomaba como un pasatiempo. Por lo tanto, su olfato y sus sentidos, al ser mas finos, le permitían orientarse, defenderse y moverse con mas agilidad, eso sin dejar de lado su segunda naturaleza. Y claramente, en ese ambiente tan extraño, no había pasado por alto los irregulares latidos salvajes de aquel que tenía enfrente, asi como las gruesas venas, muy distintas a la especie muggle. No, esas venas y el aroma a mascota le eran bastante familiares, ya que convivía con ellos, pero no diría nada por el momento. Simplemente, se conformaría con obtener información y entretenerle un poco. -
  25. - Estaba ocupada en su merienda y sus pensamientos personales, cuando alguien le hizo volverse. Ella le observó en silencio. Primero analizó con la mirada a quien le hablaba y después dirigió su vista hacia la persona de la que hablaba. Se encontró con un sujeto cuyo porte le recordaba a un soldado. Una expresión adusta, unos ojos brillosos, una media ¿Sonrisa? de vil bandido y un aura de ego alto. Alzó una ceja en silencio, después soltó un pequeño suspiro. Miró sus platos y fue suficiente el gesto,para que el mesero entendiera. Rápidamente tomó el plato y la bebida y le ayudó a movilizarse a la mesa del sujeto que le buscaba. Todo fue puesto en la mesa y ella se sentó con delicada elegancia en la silla contraria. El joven se retiró de inmediato y ella observó a su interlocutor. Hubo un largo silencio, donde la sonrisa desapareció de los labios femeninos, para dar paso a una expresión serena. Se arregló un mechón de cabello que estorbaba su mirada antes de dar paso al diálogo. - ¿Si caballero? - Tras dar paso a su pregunta, procedió a ocuparse de su pausada comida, alimentando su cuerpo con la carne semi asada, algunos vegetales, todo salpicado de una salsa oscura. Comía con parsimonia, haciendo cortes perfectos, llevándolos a su boca, masticando suavemente, emitiendo su cuerpo un suave aroma a rosas frescas. Algunos jóvenes que los observaban desde una esquina, tenían la atención puesta en la delicada figura abrigada de la dama. -

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