Salí de mi oficina, para dar una vuelta, la verdad disfrutaba mucho mis momentos en el lugar, el ambiente hermoso siempre me relajaba, el cantar del agua, el murmullo del viento en los jardines era mágico y relajante, suspire encaminándome a los elevadores con una sonrisa dibujada en mis finos labios, apreté aquel peculiar botón, siempre había sido amante de la tecnología muggle y mucho mas de aquella que facilitaba la vida, este era justo uno de esos casos.
Una suave campanilla sonó avisándome la llegad del elevador, las puertas se abrieron y entre en aquella caja rodeada de espejos, mi reflejo me devolvió una adorable sonrisa, y le guiñe un ojo de forma juguetona, las puestas se cerraron tras de mi y paso apenas un par de minutos hasta que la campanilla sonó nuevamente dejándome en el vestíbulo, lista para disfrutar de mi propia obra maestra.
Camine con aquel andar peculiar y elegante que me caracterizaba mientras mis tacones repiqueteaban ritmicamente en aquel suelo brillante y perfecto, a lo lejos una figura femenina llamo mi atención, así como la de un joven que estaba parado frente al mostrador, mi sonrisa creció y avance hacia ellos con alegría.
--Ginny cariño...-- dije llamando su atención-- pero que milagro verte por aquí...-- un pequeño dejo de reproche se dejo escuchar en mi dulce voz-- Antoni, bienvenido me alegra verte...-- admití mientras daba un abrazo a la bruja y al chico en señal de bienvenida.
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@@Ginny G Rambaldi