Jump to content

Cillian Haughton

Magos Expertos
  • Mensajes

    3.208
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    19

Todo lo publicado por Cillian Haughton

  1. - ¿Cómo llegaremos hasta ahí? Cillian seguía enfrascado en sus pensamientos, sabía lo que quería lograr en su clase pero bien podía decirse que era algo imposible. Si bien no es que se tomara el tiempo necesario para hacer investigaciones, tampoco sabía de nadie que las hubiera hecho. Bajó las escaleras mientras trataba de imaginar como sería el no ser, ¿qué aspecto tendría? Podría ser cualquier cosa o no ser nada, simplemente hacer honor a su nombre. Y también podía existir la posibilidad de que si existía de verdad no estuviera siquiera en el planeta que habitaban. - Su madre a llegado, señor... -un pequeño elfo apareció de la nada. ¿Pero si había llegado ya por que esperaba fuera? Ella tenia permiso de aparecer en cualquier parte de la mansión, no cómo los demás que tendrían que aparecer diez metros más allá de los límites de la puerta principal. Le dedicó una sonrisa al elfo y le indicó que él se encargaría desde ahí. Podría decirse que Cillian estaba listo ya para cualquier aventura, ya que tenia en su bolsillo lo único que necesitaba; su varita. Se dirigió hasta la puerta y al cruzarla se encontró con su madre, no la había visto desde hacia semanas así que su primer instinto fue abrazarla. - Me alegro de que hayas llegado -comentó con una sonrisa en el rostro-, estoy seguro que los demás no deben de tardar... Haremos algo interesante, ya lo verás.
  2. - Más que míos son de todos. Podría decirse que un poco más del cincuenta por ciento de las criaturas que residían en la Reserva Mágica pertenecían a algún mago de Londres, algunos cuantos a extranjeros y el resto estaban ahí simplemente por que necesitaban un hogar. - Y yo tampoco -añadió al comentario de Sagitas, era Aleister quién se encargaba de cualquier detalle que tuviera que ver con los Dragones-. Y en cuanto al caballo, esperemos que no sea más que eso. Era bastante obvio que Sagitas estaba de su parte, pero el no querer herir a las criaturas no quería decir que no había que detenerlas. ¿Pero cómo? La respuesta no tardo demasiado, pero antes de eso Cillian aprendió un par de cosas sobre las que no tenia ni idea; los magia siempre estaba relacionada a todo por más muggle que fuera el caso. Tomó el arma que la profesora le otorgaba u se dirigió a una de las ventanas, no estaba del todo seguro de si dispararía a las criaturas o no, la verdad era que aunque fueran simples pelotas de plástico o algo más, no quería herirlas de ninguna forma. - Es una lástima que no cuente con algunas... Sin duda los tranquilizantes hubieran sido una buena opción, pero no quedaba de otra. Comenzó a disparar, errando todos los tiros intencionalmente. - Creo que la puntería no es lo mío -murmuró, intentaba excusarse-. Y en cuanto a la red, no creo que sea algo factible mientras el dragón se encuentre en los aires. Un disparo errado más. - Viví un par de meses entre los muggles, conozco sus transportes; los autobuses, los aviones, los barcos... Bien podía decirse que Cillian no necesitaba de la clase, por lo menos no en detalles actuales ya que había pretendido ser un muggle por mucho tiempo y conocía muy bien su cultura, pero había datos que no conocía y Sagitas parecía saber bastantes cosas más que una persona promedio. - ¿Nos vamos a quedar todo el tiempo aquí? Creo que seremos más útiles abajo -opinó.
  3. - Pero que al final del día quieres convertirlos en tus esclavos -añadió Cillian sin pensarlo. No sabía bien el qué, pero había algo en aquel hombre que no le terminaba de gustar. Nunca había escuchado su nombre y dado que el mismo aseguraba haber hecho importantes aportes a la Magizoología, aquello era bastante extraño. - Increíble -¿acaso ese tipo de respuestas se tenían que dar para pasar la clase? Cillian nunca había sido tan rebuscado, pero tampoco tenia tantos años a sus espaldas para serlo-. Lo bueno es que no tenemos una bomba atómica aquí. O eso pensaba él, quizá la bruja frente a ellos guardaba más secretos de los que cualquiera pudiera pensar. Pero de ser así, ¿qué tan grande seria una bomba de esas como para lograr ser escondida? Si bien contaban con encantamientos de expansión, la misma debería tener por lo menos el tamaño de una casa. Negó, ni pensarlo. - ¿Qué me dicen de esos tranquilizantes muggles? Por lo que sé son algo así como pociones o algo por el estilo,podría ser mejor opción que una bomba atómica, quizá.
  4. ¿Cómo se llegaba hasta aquella torre? Genial, llegaría tarde... Pero, ¿qué era en realidad tarde en aquella situación? Estaba casi seguro de que Sagitas lo había visto desde la ventana y si no, pues ya se lo diría el mismo. Tomó un poco de aire e interceptó al primer elfo que se cruzó en su camino. — Eh, tú —fue más tosco de lo que le hubiera gustado—, ¿sabes dónde encontrar el despacho de la Profesora Sagitas? El elfo solamente asintió y le indicó que lo siguiera, no supo exactamente en qué momento pero un chico más se unió a ellos en el camino. ¿Quién sería? Daba igual, no tenía intención de socializar justo en aquel momento aunque seguro que lo tenía que hacer de un momento a otro así que se presentó. — Soy Cillian Ryddleturn —le dejó saber al desconocido, pero no logró preguntar su nombre ya que justo en aquel momento habían llegado hasta la puerta del despacho. El elfo llamó a la puerta y de un momento a otro estaban dentro. ¿Qué? ¿Un Warlock? Cillian tenía recuerdos aún de aquel disturbio que había creado en el Atrio un par de meses atrás, seguro que no era mucho de su agrado pero que más daba, ya lo había hecho. Se dedicó más a escuchar que a hablar en un primer momento... Al parecer tenía como un compañero a un mago con aire se superioridad o algo así, pero por suerte Sagitas estaba completamente del otro lado. — Ehm, yo podría mencionar algunas... —murmuró un poco indeciso—. Pero la verdad es que la mayoría son verdaderamente dañinas y preferiría no utilizarlas, por lo menos no en ellas —señaló a la ventana—. Estoy seguro de que todo esto no es culpa de ellas, si no... ¿Cómo se explica usted que han llegado aquí desde la isla? ¿Es que se han tomado un barco o un avión? Sí, las criaturas aladas podrían llegar sin dificultades, pero no son las únicas aquí, las terrestres la superan en número. El Ryddleturn de verdad no quería que las criaturas resultaran heridas, mucho menos sabiendo que algunas tenían un dueño esperando que pronto pudieran ir con ellos a casa. Suspiró. ¿Qué podrían utilizar para detenerlas? Sin duda las armas de fuego o cualquier otro tipo de arma no era para nada una opción, pero al parecer Sagitas tenía un plan de armas alternativas. — Y bueno, cómo no considero las armas una opción voy a decir que no tengo respuesta para usted —terminó.
  5. En camino a Estudios Muggles. — Demonios, demonios, demonios. ¿Ahora qué? Su clase de Estudios Muggles estaba a punto de comenzar y justo también tenía que hacerse cargo de ese problema que tenían frente a sus narices. Cillian por su parte quería terminar con todo aquello de la forma más pacifica posible, sin lastimar a las Criaturas que seguro no tenían ninguna culpa, otra vez. Estaban siendo controladas por algún tercero, eso era algo casi seguro, pero ¿quién? ¿cómo? Suspiró al escuchar a Kutsy detrás de él, necesitaba a uno de sus chicos ahí. No era que pensará que su clase era más importante, pero sabía que de un momento a otro volvería a estar apoyando a los demás. Sólo necesitaba que alguien lo cubriera un par de minutos en lo que se presentaba ante Sagitas y averiguaba que harían con la clase en aquella situación. Le dedicó una sonrisa a su hermana porque sí, seguía siendo su hermana aunque no de sangre. — ¡Has llegado! Perfecto, perfecto... Necesito que me cubras un par de minutos, debo hacer algo antes de volver aquí —le informó—. Estoy seguro de que tendrás más ayuda de la necesaria, sólo intenta que no dañen a las criaturas, ¿vale? —Comenzó a caminar hacia el interior del edificio, tenía que alcanzar a la Potter Blue dentro de la torre, cuando escuchó a Cissy—. No tengo idea, pero lo averiguaremos. Vuelvo en un par de minutos, cualquier cosa Kutsy estará aquí. Señaló a su hermana y desapareció entre los alumnos que trataban de huir del lugar.
  6. ¿Dónde es que iban a parar todos esos objetos que los magos desaparecían una y otra vez? Esa era la pregunta que más hacía ruido en la mente de Cillian, actual profesor de Transformaciones, durante aquella calurosa noche de Junio. Se había retrasado un par de días con la clase por problemas externos a él, pero aquella noche mandaría una lechuza a cada uno de sus alumnos para informarles que la clase sí sería llevada a cabo. Pero, ¿qué intentaría enseñarles esta vez? La última clase había sido un mezcla de fracaso y éxito, por lo menos desde su opinión, en aquella extraña lucha que habían llevado a cabo en Francia. Y la Academia, ni siquiera se había pasado por ahí después del incidente con las Criaturas, había preferido manejar cualquier cosa desde casa. Comenzó a escribir las cartas poco a poco, los citaría en su mansión... No estaba seguro de si a su madre le molestaría o no, pero esperaba que fuera la segunda opción. Al final de todo, sólo sería el punto de partida; tenía que ocupar a sus alumnos en algo y seguro que tomar el té de la tarde no era algo tan divertido. Suspiró, la pregunta volvió a pasar por su mente. ¿Qué sería ese lugar que llamaban "el no ser"? ¿Dónde quedaría exactamente? Tenía que existir, las cosas no podían simplemente desaparecer, ya lo decía una extraña Ley Fundamental de las ciencias naturales muggles, quizá y era que tenían un poco de razón. Mordió un poco la pluma, tenía un tema. El resultado de las cartas fue algo así: Siento la demora, intentaré reponerles el tiempo perdido. La cita para el comienzo de su clase de Transformaciones será en la Mansión Ryddleturn en el bosque Sherwood , espero su presencia ahí mañana a medio día, saludos. Cada una tenía un saludo personalizado para las siguientes personas: Lyra Katara Ryddleturn Galedra Azhebel Myrddin Mia Black Lestrange Juv Malfoy Croft
  7. ¡Buenas! Espero no llegar tarde para venir a inscribirme aquí, la estuve pensando demasiado, pero bueno. Nick: Cillian ID: 30860 Conocimiento: Estudios muggles. Nivel de Magia: 7 Link a la Bóveda: 101616 Link a la Ficha: 79095 ¡Saludos!
  8. Una vez más la Reserva Mágica parecía ser un blanco fácil, Cillian no sabía como es que aquel grupo de activistas había logrado burlar las nuevas medidas de seguridad pero el caso es que lo habían hecho, una vez más. La noticia le había llegado, temprano por la mañana, justo antes de despertar. — ¿Qué es lo que tiene la Reserva que es tan vulnerable? —Cillian había pasado noches enteras sin dormir para crear aquella nueva red de seguridad junto a los chicos de Seguridad Mágica. Pero al parecer nada era tan fuerte como resistir a un ataque en conjunto, o algo así, la verdad era que no tenia ni idea. Le costó demasiado levantarse de la cama y mucho más aún el vestirse, terminó con un conjunto bastante ridículo, lo primero que se le había cruzado por la vista. — Y de nuevo han llegado hasta Londres —negó, entendía que las Criaturas voladoras lo lograran pero las terrestres... ¿Acaso tenían magia que no habían mostrado al resto del mundo? Se apresuró a salir de casa, el vociferador que lo había despertado había dejado bien en claro cual era el nuevo objetivo de aquellas criaturas; la Universidad. Perfecto, no en realidad no era nada perfecto... ¿qué le hacían a esas criaturas que apenas salir de la Reserva se volvían en algo peligroso? No lo entendía, dentro todas eran verdaderamente tranquilas y algunas que se decía eran peligrosas hasta solían ser medianamente amistosas. Desapareció de la Mansión Ryddleturn para aparecer a las afueras de la Universidad, el caos ya había comenzado. Divisó a un par de compañeras y a un chico bastante especial en su día a día justo en el momento que una llamarada de fuego cruzó el jardín. Perfecto, perfecto, perfecto... Otra cosa que se había vuelto su día a día era el lidiar con dragones, tanto imaginarios como reales o simplemente chicos que eran tan mágicos que podían convertirse en uno. Necesitaría a su equipo, sin duda. — No deben dañarlos... —Cillian también se había valido de un Sonorus—. Ellos no tienen la culpa, no entiendo que pasa pero creo que con su ayuda lo descubriremos. Claro está, Cillian se refería al cambio de ánimos de las criaturas al abandonar la reserva. Tomó su varita, que guardaba en uno de sus bolsillos y apuntó a un par de piedras frente a él, que rodeaban de alguna manera a las arañas, después de un segundo se transformaron en una prisión para uno de los problemas, las acromántulas... Pero no eran el único había más aún.
  9. — Es hora de volver a casa —informó a los chicos. El problema había quedado medianamente resuelto, no habían atrapado al Chico Dragón pero tenían a dos de sus compiches así que el Ministerio Francés bien podía agradecerles. El problema con la policía muggle se había resuelto gracias al esfuerzo conjunto y al final habían descubierto que sí, en realidad estaban bajo los efectos de los extraños chicos. Cillian y su clase ya no tenían nada que hacer en aquel parque, las autoridades mágicas de aquel lugar se encargarían de ese momento en adelante; borrarían los recuerdos de los muggles sobre esa noche y arreglarían cualquier destrozo que existiera sobre el parque para que así, a la primera hora de la mañana, pareciera que no había pasado nada. — Creo que todos han aprobado... O por lo menos eso parece, aunque no estoy seguro, pronto recibirán noticias —comentó poco antes de que todos comenzaran a irse—. Les agradezco lo poco o mucho que me han ayudado. Bien, sí, era hora de partir. Se despidió de todos con un gesto de mano y le dedicó una pequeña sonrisa a Amya que aún seguía con esa cola de cerdita, pero no por mucho. Más valía desaparecerla, así que Cillian le apuntó con su varita y después de un susurró casi imperceptible, la cola desapareció. — Ahora sí, es hora, nos vemos pronto —sus últimas palabras antes de partir. Seguro que con algunos sería las últimas en mucho tiempo, pero no estaba del todo seguro con respecto a la Directora de la Universidad.
  10. ¿Qué demonios? Todo había pasado en un par de minutos, ese par de minutos en los que el se había quedado pasmado en forma de gato. Todas las personas en el parque estaban recobrando su forma original mientras un par más aparecía de la nada; policías muggles que se habían percatado de todo aquel desastre. ¿Cómo era que habían llegado hasta ahí? La niña que lo había engañado seguía ahí, completamente inmóvil, y el chico con alas de dragón había desaparecido por completo. Genial, genial, genial... El verdadero culpable de todo ya no estaba y después de él, Cillian era el único que había prometido responder por cualquier problema. Suspiró. ¿Qué le dejará la cola? ¿Qué evaluara su trabajo? Bueno, eso último lo haría, pero sería mejor ir paso a paso. Los funcionarios del Ministerio francés comenzaron a acercarse al pequeño grupo de la clase, mientras los muggles afectados trataban de escapar de todo aquello. Un disparo resaltó entre el par de voces. — Nosotros no somos los culpables —murmuró y apuntó con su varitas al grupo de policías que se acercaba rápidamente hacia ellos. Las atracciones también estaban volviendo a su forma original, al parecer lo que sea que Vladimir hubiera hecho había funcionado a la perfección. El problema en general estaba resuelto, pero aún debían atrapar al culpable y arreglar el problema inmediato. Lo primero bien podía quedar ya en manos de los franceses así como el encargarse de los muggles implicados. ¿Podría ser que los policías estuvieran bajo el poder del chico dragón? Un joven de no más de veinticinco se acercó al Ryddleturn y le murmuró algo al oído, era un funcionario del Ministerio Francés del departamento de Aurores, sabían algo sobre el chico dragón y sobre sus acompañantes. Al parecer no eran simples niños si no que eran mucho más mayores de lo que pudiéramos imaginar. — Siempre han sido un problema para nosotros, creímos que esta vez lo teníamos en nuestras manos —terminó. — Por lo menos ésta vez se han capturado a dos de sus amigos —le respondió Cillian, señalando a la pequeña y su amigo un par de metros más allá. Los policías seguían acercándose sin más, como poseídos. — Apunten a sus armas... —gritó, esperando que todos a su alrededor lo hicieran—. Un ligero movimiento en circular y un Xilos bastará para deshacernos de sus armas, las transformara en plumas —explicó y acto seguido hizo lo suyo. El primer hechizo dio de lleno en el policía más cercano y su arma desapareció dejando en su lugar la pluma que el Ryddleturn esperaba. Pero los demás no esperaron más para atacar, al mismo tiempo que la pistola desaparecía los demás comenzaron a disparar.
  11. ¿Qué demonios? El extraño chico aún sobrevolaba el lugar, pero no era lo único que estaba sobre ellos. Un extraño cerdo rosa sobrevolaba a su alrededor ¿de dónde había salido? Cillian ya no entendía nada. ¿Amya? ¿Aquel cerdo volador era Amya? Negó, al parecer estaban perdiendo o quizá habían conseguido una oportunidad. — Amya... Amya, ¿puedes escucharme? —Gritó esperando que la chica "no tan chica" lo entendiera—. ¿Puedes acercarte a él? Al chico con alas de dragón. Desde aquella posición y ante todo aquel caos el chico parecía verdaderamente poderoso y malvado, pero quizá no lo fuera tanto. Cillian depositó al chico petrificado en el suelo y terminó con el encantamiento. — ¿Quienes son ustedes? ¿Cómo han logrado crear todo esto? —El chico parecía asustado, pero en realidad era sólo una fachada. Apenas el Ryddleturn se relajó un poco, el chico se convirtió en un ave extraña y escapó. Ni una sola respuesta, esos niños parecían mantener sus secreto costara lo que les costara. — Entonces, ¿qué han decidido? —Inquirió nuevamente el chico de las alas de dragón—. Ese pequeño cerdito que quieres mandar contra mía no lograra nada. Cillian sonrió, al parecer aquel chico no conocía a los funcionarios de accidentes. Y después de esa sonrisa sintió una extraña sacudida y su piel comenzó a cambiar de tono, el también estaba sufriendo una transformación. ¿Cómo lo hacían? Al parecer Juve tenía algo de razón. — Ahora creo que lo del drag... miau —no terminó de hablar, lo que sea que hubiera convertido a la otra chica lo había alcanzado a él también.
  12. Perfecto, más problemas. El hechizo del Ryddleturn había ido a parar a quién sabe donde y no sólo eso, si no que la atención de los demás había pasado a lo que parecía ser un objetivo más importante. Y sí que lo era, habían descubierto a los verdaderos culpables y aquello, aquello logró que Cillian se sintiera bastante torpe... Había sido engañado por un par de niños. Mientras nadie observaba uno de ellos había escapado, el pequeño que Sagitas había de vuelto a su forma real, y el dragón también había hecho lo suyo; ahora volaba sobre sus cabezas. Cillian pensó por un segundo en que sería mejor retirarse de todo aquello una vez que ese problema se viera resuelto, pero sería mejor que no. Amya había desaparecido para crear esa barrera anti-muggles o algo así, pero al parecer aquello no serviría de nada ahora que la Directora había lanzando algo más de información, los funcionarios del Ministerio Francés estaban justo ahí, atrapados en todo ese caos. — ¿Cómo han logrado todo esto? —Inquirió a la pequeña que había creído inocente. Ella no contestó, ahora que sabían la verdad sobre ella no cooperaría tan a la ligera. Pero, ¿cómo era que un par de niños habían conseguido tanto poder? Cillian no paraba de darle vueltas al asunto, pero sabía que en sus pensamientos no encontraría las respuestas. Las cosas comenzaron a moverse de un segundo a otro, uno de los alumnos estaba en problemas y Sagitas parecía determinada a salvarla, cosa que hubiera hecho de no ser por la llamarada que apareció de la nada (claro, de la nada) y casi termina con la vida de todos; Cillian por suerte estaba bastante alejado del lugar donde la misma había impactado. — Transformaciones y supervivencia, chica... —informó a la recién llegada, pero no alcanzo a decir más por que justo en ese momento otra llamarada los atacaba. Comenzó a correr hasta llegar justo dónde Matt se encontraba. Matt y otro pequeño, otro más; el pequeño le lanzó una sonrisa malvada a Cillian y quiso escapar, pero no lo logró, Cillian logró atraparlo antes de que huyera, petrificandolo—. No creo que sea cosa de ella, Matt, pero más vale que corras si quieres vivir. La llamarada estaba apunto de alcanzarlos así que el Ryddleturn tomó al pequeño en brazos y esperó a que Matt lo siguiera. — Podemos buscar todos los rastros que quieras, querida —comentó al pasar por un lado de Juve—, pero creo que justo en este momento el problema más importante es descubrir como deshacernos de ese Dragón y salvar nuestras vidas, corre —habían escapado de dos llamaradas ya, pero la criatura parecía empeñada en matarles. Y aunque salvar sus vidas era algo importante, también existía otra cosa que tenían que descubrir: ¿Cómo habían conseguido aquellos pequeños tal poder? Ninguno de los que habían destranformado, o eso creían, parecía tener más de diez años así que no habían comenzado con sus estudios aún ni mucho menos tenían permitido tener una varita en sí. Y entonces, algo que nadie esperaba, el dragón comenzó a transformarse pasando de ser esa temible criatura a un ser un niño con alas de dragón. ¿Eso era mágicamente posible? No que Cillian supiera, no existía ni un sólo registro sobre aquel tipo de transformaciones en el Departamento de Criaturas. — Ustedes son más interesantes que sus compañeros franceses —comenzó—, con ellos no tardamos ni un par de minutos. Al principio era divertido, sí... Pero ya me estoy cansado así que, ¿cómo quieren morir? Mis amigos están por todo el parque, cualquiera de ellos puede cumplir su deseo... O tienen otra opción, unirse a nosotros y transformar este mundo aburrido en algo más divertido.
  13. — Lyra esta bien —afirmó, aunque la verdad era que no podía hacerlo con todas la de la ley ya que últimamente no la veía tanto como quisiera—. Y estoy seguro de que le encantaría verte por casa... Podríamos organizar algo, si quieres. Sólo es cuestión de que nos pongamos de acuerdo. Cillian prestaba atención a todo a su alrededor, al parecer Kirara también lo hacia. Caminaron en silencio un por un momento y después la chica comenzó a explicar un poco sobre su negocio. Así que, tenían tres hábitats diferentes, genial- A Cillian le encantaba esa idea y visitarlos los tres era la única opción. — Uhm, comenzamos por el acuario, ¿vale? —Cillian ya se dirigía a las escaleras antes de que su amiga le indicara si podían o no—. ¿Tienes alguna criatura interesante a tu cuidado ahora mismo? No sabía él si su amiga estaba al día con los movimientos del lugar, pero seguro que lo estaba, porque si él fuera el dueño lo estaría. Sonrió y comenzó a subir. Un gusamoco limpio, era casi un chiste, pero estaba seguro de que Kirara no estaba bromeando. Aquella chica era bastante especial.
  14. — Espero que de verdad no quisiera —murmuró en un tono que todos podían escuchar pero que en realidad era un comentario más para si mismo que otra cosa—. Y sí, necesitamos devolverlo a su lugar... ¿Se imagina que pensarían los muggles si un edificio así en un parque tan importante desapareciera de la noche a la mañana, Directora? —No hacía falta que lo hiciera, lo sabía perfectamente. Los magos habían mantenido siempre sus actos en secreto y lo mejor era no violar las leyes que eso bien podía acarrearles un par de problemas. Cillian suspiró y se limpió un poco de chocolate que tenía en la mejila, el único resto del chorro que no había logrado esquivar; la niña estaba completamente limpia. — ¿Por qué no lo haríamos? —En serio, los magos necesitaban re-ordenar sus pensamientos de acuerdo a ese tema—. La niña nos ha dado información bastante valiosa —No prestó demasiada atención a las primeras palabras de Sagitas, pero a las últimas sí—. Pues sí no quiere que levante injurias sobre su departamento, usted tampoco las levante sobre mí, que usted a comenzado. Cillian no había tratado nunca con la directora de accidentes, pero... ¿Era siempre así? La verdad era que no le importaba. — ¿De verdad la van a detener una serie de permisos? No tenemos tiempo de llamar a nadie más —sentenció—, tenemos que arreglar este problema antes de que amanezca. Si no quiere ayudarnos, bien puede quedarse aquí o seguirnos el paso como un espectador. La niña se apretó a sus piernas, temerosa ahora de algo más. Se alejó un poco del grupo, ya sabía que no la tendría nada fácil, había escuchado un par de comentarios por los pasillos. ¿Magia antigua? ¿Limitada? No, aquello no iba tan allá, Cillian no había visto algo que de verdad pareciera tan complicado. — Disculpe, Directora... ¿Cómo se ha enterado usted de todo esto? ¿Quién ha hablado con usted? —Quizá ella pudiera aclarar un poco sobre el porque el Ministerio de aquel lugar no había actuado todavía sobre aquel desastre—. Y Juve, ¿en serio crees que esto se deba algo tan complicado? Si bien tienen un alto nivel de conocimiento en el arte de la transformación, no lo sé, en realidad no han dañado a nada ni a nadie. Cillian no sólo había escuchado los hechizos de Juve, pero no había visto exactamente en que lo había utilizado. Estaba concentrado en lo que los otros decían; otra de las compañeras de Sagitas pareció despertar por fin de su sueño y comenzó a hablar. — ¿Acaso siempre tienes ideas así? —Inquirió con una sonrisa, el primer problema estaba resuelto de no ser por los nuevo comentarios de Sagitas—. Sí, sí, sí... Yo me haré responsable de cualquier cosa que pase. Mientras Cillian aceptaba la idea de Amya, Vladimir había logrado su primera misión. Había logrado destransformar a un cachorro más, uno que no les daría muy buenas noticias que digamos. ¿Un dragón? ¿Cómo es que había llegado un dragón hasta allá sin que el lo supiera? ¿Sería una transformación más? — No lo podemos saber con exactitud, Sagitas. Sabemos que el hechizo sobre las instalaciones es cambiante así que ¿quién nos asegura que este no sea temporal? —Otro sonido extraño y ya sin el castillo que lo protegiera, Cillian supo exactamente de que se trataba—. ¿Quieres jugar con un pequeño amigo? —Inquirió a Sagitas—. Por cierto, si necesita de un hechizo para todo... Entonces, Homorphus —se aseguró de que su tono de voz fuera el indicado para que todos le escucharan— es el que necesita para des-transfigurar. Vladimir, cuida los niños... Los demás, siganme. Acercó la niña a Vladimir, extrañamente era él en quién más confiaba en aquel momento, y después salió corriendo hacia la entrada del castillo. En el centro de aquel lugar vacío ahora, se fue levantando poco a poco una criatura de gran tamaño y color negro, el dragón. — Bien, no sabemos si es un dragón de verdad o simplemente han transformado algo... Si es así, no sabemos que apariencia tenía antes así que esto necesitará de bastante ayuda, deben concentrarse lo más que puedan ¿listos? —Apuntó con su varita hacia el Dragón y gritó el hechizo, esperando que los demás hicieran lo mismo.
  15. — Será mejor que su amigo no se coma a ninguno de los presentes... —La pequeña se removió un poco entre las piernas del Ryddleturn, al parecer la criatura sobre los hombros de Mistify la asustaba un poco—. No podemos permitirnos perder ni una sola vida, todas son importantes. Cillian nunca entendería esa postura de los suyos, los muggles no eran menos que ellos. Trató de sonreír pero no logró si quiera conseguir una mueca. ¿Todos tomarían esa misma actitud? Esperaba que no, estaban ahí para resolver un problema, no para causar otro. Aunque no podía reprochar nada ya que esa actitud era algo normal entre los magos, más en los pertenecientes a su anterior bando. — No deben tardar en llegar, aún les queda un par de minutos —respondió mientras le daba un vistazo al reloj muggle que portaba en su muñeca izquierda—. Y sí, creo que ellos podrían ayudarnos, estaban aquí cuando todo esto comenzó... Sus palabras se vieron interrumpidas por la llega de un nuevo estudiante o más bien tres aunque dos de ellos no hubieran soltado palabra alguna todavía. Un torrente de preguntas aparecieron en menos de un momento así que era hora de dar un par de respuestas. ¿Dónde estarían metidos los demás? Un par de pasos podían escucharse a lo lejos, quizá en un segundo o dos apareciera alguien más, justo para escucharle. — Sí, es la clase de Transformaciones —primero lo primero—. Y no, yo no he convertido a todos en animales —¿acaso pretendía desprestigiarlo?—. Nunca haría algo así, más bien sé de quienes sí. Su departamento, ¿no? Más que resolver problemas, crea uno tras otro. Pero bueno, eso no es lo que nos ha traído aquí y no es un tema que este en discusión. Lo que sí que esta en discusión es el porqué alguien haría algo así. » ¿Es que los animales les han llenado la vista? No sólo se han metido con los muggles si no con toda la infraestructura del parque, si no resolvemos antes del amanecer... Y eso responde su pregunta, Directora, por lo menos yo espero que antes de que un nuevo día comience, estemos todos descansado en nuestros hogares —realizó una pequeña pausa y volvió al tema—. Esto podría causar más y más problemas. Sí, Cillian sabía que quizá aquello no era un tema que estuviera dentro de su incumbencia ni la de sus alumnos, aquello bien podría tratarse desde una perspectiva Ministerial, pero ya no había vuelta atrás. Él había decidido enfrentarlo y si los demás querían seguirlo, serían bien recibidos. Ya que tratar de desenmarañar aquel misterio, podría aportarles un poco más de conocimiento, por que si de algo estaba seguro el chico era de que quién estuviera detrás de todo aquello conocía demasiado sobre transformaciones. Mientras Cillian hablaba, otro estruendo resonó por todo el lugar y no se debía a que aquella tormenta que había atrapado a los chicos de la alfombra en algún punto de su viaje estuviera acercándose, si no por que el castillo estaba cambiando de nuevo de forma. Sí, frente a sus ojos, el castillo pasaba de ser un extraño conjunto de aparatos electrónicos y plantas a estar completamente construido de caramelos. — Creo que alguien se esta burlando de nosotros —susurró para sí mismo y después volvió a subir su tono de voz para que todos pudieran escucharlo de nuevo—. Bueno, un poco más de prisa. Sí, lo recuerdan, Sagitas... Y sí, necesitamos desmemorizadores, pero creo que tú y tus acompañantes podrían cubrir esa parte, ¿no? Después de aquello, Cillian intentó que la niña hablara, estaba casi seguro de que ella sabía algo que podría ayudarlos de alguna forma. — ¿Sabes sí hay alguien más aparte de nosotros en este lugar? —Inquirió. La niña asintió y después añadió: — Sí, yo los vi. Los vi antes de que su rayo de luz... —por un momento parecía haber enmudecido, pero por suerte no fue así— Eso. Eran tres chicos muy divertidos, sabían un par de trucos, ¿sabes? Uno podía cambiar el aspecto de su rostro —por eso había elegido a un niño y no un adulto, al final eran más útiles y menos llorones— y los otros dos se convertían en animales. Yo, yo les dije que quería ser como ellos y... y —Suspiró y al final se puso a llorar. — ¿Eso responde a su pregunta, Directora? Por eso necesitamos la ayuda de un par de chiquillos. Justo cuando terminó de hablar, uno de los acompañantes de Sagitas pareció volver a la vida. — Y sí, es algo bastante arriesgado... ¿Matt? —Era el otro chico de su clase, no podía errar—. Así que, ¿alguno sabe como destransformar? Parece complicado, pero como ya se lo he dicho a Valdimir sólo es cuestión de concentrarse y nada más.
  16. La pequeña no alcanzó a articular palabra alguna en el breve lapso de silencio entre las palabras del Ryddleturn y la aparición de Valdimir, el primer alumno. Perfecto, el primer alumno. Susurró un par de palabras al oído de la chica y ella entendió que no debía separarse del mago por ningún motivo, alguien seguía ahí y sus intenciones no estaban claras del todo. — Cillian Ryddleturn —sintió como la pequeña se abrazaba a su pierna y Cillian no pudo más que dejar escapar un pequeño suspiro—. ¿Eres uno de los chicos de la clase, cierto? —Claro que lo era, ¿cómo sino iba a estar ahí? Algunas veces podía ser bastante torpe al elegir las preguntas que debía realizar—. Bueno, no importa... Necesitamos toda la ayuda que se presente. ¿Dónde está tu varita? Vladimir debía tenerla guardada en alguna parte de su atuendo, hasta el momento Cillian no conocía a ni un solo mago que saliera de casa sin ella. Sacudió el cabello de la pequeña mientras esperaba una respuesta del chico. La noche comenzaba a volverse más oscura al tiempo que la noche iba ganando más y más terreno; el castillo lucía ya algo tétrico. — Creo que no la tendrás bastante difícil para elegir a uno, más bien ya te han elegido... ¿Qué edad crees que tenga? —Inquirió al chico sin darle explicación alguna y no fue hasta unos segundo más tarde que captó su error—. Eh, hablo del perro, debemos asegurarnos que sean niños; tienen más capacidad que los adultos de recordar y ver cosas que no deberían estar ahí. » Debes tener cuidado, concentrarte en lo que quieres lograr o será todo un desastre. Sólo debes apuntar al cachorro y decir el hechizo de destransformación... —Justo cuando el Ryddleturn hablaba un ruidoso estruendo silencio sus palabras, logrando que sólo Vladimir y la pequeña lo escucharan—... Y eso sería todo, lo habrás devuelto a su verdadera identidad. Seguro que estaba confundiendo bastante al chico con tanta cháchara y poca explicación, pero ya lo entendería cuando todos estuvieran ahí. Un par de pasos comenzaban a acercarse a ellos y una voz femenina no tardo en escucharse. — Eh, Directora, un gusto tenerla aquí —La observó por un segundo a ella y a su pájaro, ella lo sabía—. Creo que no es necesario que le explique por que estamos aquí, ¿cierto? Las noticias viajan más rápido de lo que esperaba. Debemos devolver este lugar a su forma real y encontrar al responsable. Esperó para saber si la Malfoy tenía algo que añadir, y un momento después continuó. — Mí idea es tener un par de pequeños aliados —pidió a la pequeña que se mostrara—, ya me dirá usted si es algo que podamos llevar acabo o no. Estoy seguro de que ellos nos ayudaran más que cualquier adulto muggle o mago.
  17. — Si no fuera por las personas convertidas en animales, creo que el parque sería mucho más divertido así. Apenas aparecer en las inmediaciones del parque un pequeño grupo de animales rodeó al Ryddleturn y si este no hubiera estado enterado ya de la situación en el lugar, le hubiera parecido algo ligeramente raro pero normal al final de cuentas. Dejó escapar un ligero suspiró y llevó su mano derecha hasta el bolsillo de su gabardina para tomar a Leah, su varita. — ¿Cómo era? —Dudó por un segundo, no conocía todos a la perfección, nadie era perfecto—. Oh sí, ya, ya... No podría ocuparse de todos a la vez así que hasta los demás no comenzaran a aparecer no podía hacer demasiado. Apuntó a un pequeño perro, no conocía la raza con exactitud, pero esperaba no equivocarse y haber elegido a un niño o una una niña ya que los pequeños eran más fáciles de manejar en el campo de la magia. Murmuró una sola palabra y un segundo después el cachorro comenzó a volver a su forma original; una pequeña de rostro delgado y risos rubios, perfecto, no debía tener más de diez años. Cilian se acercó hasta ella a la sombra del majestuoso castillo del parque, ahora convertido en un extraño conjunto de aparatos electrónicos y plantas. ¿Cómo habían logrado realizar aquello? Cillian no tenía ni idea, pero lo descubriría. Los hechizo de Transformación podían ser extraordinarios, pero en las manos equivocadas también podían ser un completo desastre y un peligro para todos. — ¡Hola! Mi nombre es Cillian... —Utilizó un tono bastante alegre y confiado—. ¿Cuál es el tuyo? — ¿Dónde están mis padres? —La pequeña estaba apunto de comenzar a llorar, estaba asustada. — Los encontraremos, te lo prometo —quizá estaban justo ahí, pero no podía revertir el hechizo en todos en aquel momento—. Pero primero debes ayudarme en algo, a mí y a unos amigos que no deben tardar en llegar, ¿vale? La pequeña asintió al tiempo que un perro más se acercaba hasta ella, parecía ser de la misma raza y también parecía ser un adulto. Al parecer los habían convertido en animales, pero seguían estando conscientes de su vida.
  18. — Y yo estoy bastante feliz de haber encontrar un momento para visitarte —correspondió. La verdad era que no tenía una razón certera por la cual estar ahí, simplemente le apetecía visitar a algún amigo y Kirara le había parecido la opción respuesta así que no sabía exactamente como responder a la pregunta que la chica acababa de de hacerle. Se separó un poco de ella y dio otro vistazo a la tienda. — La verdad es que no tengo una razón, simplemente me apetecía visitarte —respuesta simple—. Y un año, creo que es bastante tiempo, nunca he tenido un negocio que dure tanto tiempo. Bueno, está Isla Atlantida, pero es más un lugar familair y fue mi madre quien lo mantuvo a flote durante tanto tiempo, yo llevo relativamente poco con él. Sonrió, otra vez. Ya no sabía si seguía siendo ese ser sin sentimientos, por que las sonrisas salían tan naturalmente que parecían verdaderas... Pero aunque no lo fueran, la verdad era que sí que le daba gusto estar ahí. Señaló una puerta tras de él. — ¿Puedes mostrarme el lugar? Creo que es un negocio excelente.
  19. — Eh, sí... —No había reconocido la voz de la chica—. Busco a la señorta Rosier —comentó mientras se daba media vuelta—, aunque creo que no será necesario buscar más —finalizó al ver quién estaba detrás de él. No recordaba su voz, pero su imagen sí que la recordaba a la perfección. En su rostro apareció una sonrisa rápida y dio un pasó hacia al frente, pero se detuvo, quizá la chica no sentía aún la misma confianza que él sentía con ella. Suspiró y mantuvo su mirada firme en ella. — ¿No te molestaría si te abrazara, cierto? —En su voz podía notarse cierto grado de nerviosismo, mismo que no tenía una razón de existir—. Aunque bueno, no es que sea algo así como un acto terrorista para que no lo quieras. Continuó con sus pasos hasta que estuvo frente a ella y la rodeó en un abrazo rápido, después abría tiempo para más. Tenía que ganar un poco más de confianza en aquel lugar, apenas y la conocía así que se sentía torpe en aquella situación. — Bonito lugar... ¿Hace cuánto que abriste?
  20. — Los han convertido a todos en animales... —Susurró Carlos al oído del Ryddleturn—. Y las atracciones, todo el parque ha sufrido alteraciones, algunas simplemente han desaparecido. ¿Cómo era que nadie se había dado cuenta? Aquel parque era sin duda un lugar grande y bastante llamativo, era bastante raro que nadie más que Carlos se hubiera percatado de todo aquello. Cillian abandonó su asiento para situarse frente a su chico. — ¿Y por qué has venido aquí, Carlos? ¿Por qué no has acudido al Ministerio? Sabes bien que yo no puedo hacer nada en esas circunstancias, soy un simple profesor —la verdad era que estaba cansado de los problemas, últimamente no paraba de salir de uno para entrar en otro por culpa del Ministerio. El rubio suspiró, no tenía una respuesta para eso, a decir verdad parecía un poco desconcertado con todo aquello. Parpadeó y trató de buscar en sus pensamientos un par de palabras para poder responder, pero le era imposible. Había visto el problema, aquel problema que nadie parecía notar y no había pensado en nada más que en acudir a Cillian, eso era todo. — ¿Sabes qué? No me respondas —sabía que no recibiría una respuesta concreta, hacía tiempo que había dejado de intentar llegar al final—, el caso es que estás aquí y que al parecer has llegado al lugar indicado... Aunque no sea el Ministerio, tenemos la necesario para solucionar esto. Acarició el rostro del chico al que tanto le debía y después de un beso rápido, le pidió que se retirara. Ya lo buscaría después si ocupaba de su ayuda en aquella ocasión. Carlos sonrió, con aquella sonrisa suya que podía volver loco a Cillian, y se retiró sin más. Suspiró, más problemas... Más misterios y desastres, pero por suerte tendría un par de manos importantes para solucionar aquello. Se acercó hasta y repasó la lista de alumnos que se suponía lo acompañarían en aquella ocasión. Mia Zoeh Mistify Malfoy Felicity Malfoy Sagitas E. Potter Blue Juve Malfoy Croft Vladimir Alexae Amya_An Matt Blackner Perfecto, más que perfecto. Sacó su varita del bolsillo y con su ayuda transcribió el nombre de los nueve en pergaminos diferentes a los que añadió un par de coordenadas y la hora en que los esperaba ahí. Disneyland Resort 33°48′40″N 117°55′08″O 01/05/2015 11:30 P. M. No lleguen tarde.
  21. Suspiró. — No, no es necesario, ni siquiera creo que sea un tipo de transformación necesaria tampoco —confesó, entendía cómo de alguna u otra forma las demás ramas de las Transformaciones tenían una razón de ser, pero aquella no—. Sólo quería que quedará en claro que no existen los limites. Sabes que puedes hacerlo... Pero, ¿para que gastar energía en algo que no servirá de nada? Entiendo tu punto. Así era, no servía de nada convertir un ave en una copa o cualquier otro ser vivo en algo que no tenía más uso que el de algo cotidiano. Se acercó un poco hasta Tauro, en aquel momento era el Ryddleturn quién estaba aprendiendo un par de cosas de ella aunque aquello lo dejará de alguna forma en un mal plano. No importaba, ya buscaría la forma de mejorar. — No todas las transformaciones son importantes, no... —murmuraba. Su primera clase y había hecho el ridículo, había elegido un camino que lo había llevado a convertirse en el alumno—. Creo que sabes más sobre esto que yo, querida. Por mi parte has aprobado, pero no por terminar con la clase creas que tus días de cruzarte conmigo han terminado, nos volveremos a ver —prometió. Se alejó un poco y dio media vuelta. — Yo tampoco había estado antes en un oficina de Criaturas Mágicas, creo que la Universidad se esta reinventando o algo así —comentó a manera de despedida y salió de ahí, dejando a la que fuera su líder en el pasado sola.
  22. — Es una suerte que no vayas a hacer eso de convertir mi ropa en tiernos animalitos —nunca hubiera pensado que la líder mortífaga tuviera afición por los animales pequeños y adorables—, por que justamente hoy decidí que sería divertido no llevar ropa interior —su tono era de broma, pero había algo más allí. Cillian deseaba que la chica no quisiera llevar esa idea a cabo o terminaría haciendo un ridículo al completo si alguien más que ella lo veía; no había elegido una ropa interior apropiada para aquel día. Trató de simular una sonrisa y la siguió fuera del aula vacía. — Supongo que eso que acabas decirme es un no a mi pregunta, ¿qué es exactamente lo que se te dificulta? —Inquirió mientras caminaban por un pasillo completamente desconocido para él—. Creo que es algo bastante fácil, lo has visto apenas hace unos momentos cuando convertí ese chico en rata —pensó un poco—. Sólo tienes que concentrarte lo suficiente o harás un desastre. Observó a su alrededor y encontró el lugar perfecto para la práctica, la oficina de la profesora de Criaturas Mágicas. Cillian la conocía y seguro encontrarían ahí alguna criatura pequeña que les sirviera de conejillo de indias. Giró el picaporte y por suerte estaba abierto. — Vamos, Tauro... Vas a practicar un poco, sí puedes aparecer una serpiente de la nada, ¿qué te imposibilita el transformar un ser vivo en algo más? Abrió la puerta y un sin fin de jaulas aparecieron frente a ellos. — Ese de ahí —señaló un par de hamster, que seguro pertenecían a Kirara más que ser un instrumento de clase—. Transformalos —pidió.
  23. — ¿Pero qué es lo que haces? —Inquirió un momento después, apartando al escarabajo que buscaba algún lugar por donde meterse a sus pantalones. Sonrió, tontamente, sabía que Taurogirl tenía razón. No había pagado mil galeones para obtener una clase aburrida, pero al final quizá aquella razón fuera lo de menos. Suspiró y arrojó lejos el escarabajo, el cual seguía removiéndose hacia él. — ¿Un recorrido? ¿Estás loca? Conocía la Academia, pero este lugar es un mundo total... —Apenas y sabía donde estaba el anfiteatro donde debía impartir sus clases—. Pero bueno, siempre podemos ir todo recto, ¿no? Creo que por aquí esta el comedor o algo así —apuntó a la pared frente a él y murmuró un imperceptible Evanesco logrando que la misma desapareciera, por lo menos en teoría. Se adelantó y pidió a la recién renovada Tauro que lo siguiera. Sí quería un recorrido por el lugar, lo tendría y a su paso irían practicando un par de transformaciones. Bien, bien... A ver a dónde terminaba llevándoles todo aquello. Para comenzar, se había equivocado, detrás de la pared no había un comedor si no un aula vacía. — ¿Controlas alguna habilidad relacionada a las Transformaciones? —Inquirió en el momento en que ambos estaban dentro del aula, la pared había sido repuesta y se disponía a desaparecer la siguiente.
  24. — Sería divertido —murmuró mientras observaba como la serpiente comenzaba a perseguir al chico rata—, pero lo has vuelto peligroso y esto puede costarme mi puesto dentro de la Universidad ¿no crees? —apuntó al pequeño punto negro que se alejaba y después de un pequeño movimiento de varita, este volvió a ser el chico de hacia apenas un momento. ¿Qué intentaba enseñarle? No lo sabía, era su primera clase en aquella posición y las reformas habían cambiado tantas las cosas que aún no lograba encontrar el punto necesario para que aquella clase funcionara. Desvió la mirada hasta una de las ventanas y pensó en silencio durante un par de segundos, sabiendo aquello quizá irritaría a la líder de su antiguo bando. — ¿Qué es lo que quieres aprender, Tauro? —No era una respuesta, más bien una evasión del todo. El tampoco esperaba una respuesta, sabía que tenía que encontrar el punto de aquella clase y aunque le costara, intentaría lograrlo. Pero, ¿cómo podrían las transformaciones aplicarse a la vida más allá de las cosas simples? Negó, quizá sería mejor si obtener esa respuesta. — Voy a confesarte algo, Tauro, por la enemistad que nos une —quería hacer una broma, pero no fue nada buena al final—. No sé como llevar esta clase, estoy estancado. ¿Perseguir alumnos y profesores para hacer bromas? ¿En qué tontería estaba pensando? Se alejó un poco hacia atrás, sería mejor que se retirara antes de que obtuviera un grupo más grande. No... No, tenía que intentarlo. Por lo menos eso. — Verás, definitivamente no voy a enseñarte ningún tipo de teoría sobre esto, es aburrida y quizá ya lo sepas todo y poco más. Lo que estoy intentando aquí es encontrar situaciones verdaderamente útiles para las transformaciones... Sí, son de mucha ayuda en algunas situaciones, pero la mayoría de los magos y brujas lo siguen tomando como una simple atracción o algo así. Suspiró. — Sin duda has elegido el peor mes para anotarte a este conocimiento —aceptó—, pero bueno ¿quieres hacer algo más?
  25. — ¿Deberíamos regular estos lugares también? Quizá y sí, pero aquella tarde no estaba en aquel negocio para ese tipo de negocios. Ni siquiera estaba ahí por negocios a decir verdad, estaba ahí para visitar a una vieja amiga. Sacudió la cabeza y se quitó cualquier pensamiento sobre el Ministerio de Magia que tuviera en ella, debía alejarse un poco; en los últimos días no hacia otra cosa que no estuviera relacionado con su trabajo, ni siquiera una plática común y corriente. Esperó un segundo antes de entrar... ¿Encontraría a Kirara ahí? No le había avisado sobre su visita así que no podía estar completamente seguro, la chica también tenía algunas obligaciones a su cargo. Aunque sabía bien que había dejado su puesto en el Ministerio; y ahí estaba otra vez, pensamientos sobre aquel lugar. Quizá en aquel momento ya no era Cillian si no el Director del Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas; un puesto y no una persona. — Tonto —murmuró, claro que no lo era. Echó un vistazo a la primera planta, parecía vacía a primera instancia. Pero seguro que había algún elfo o persona por ahí, realizando las labores de cada día. Buscó un lugar donde sentarse, encontró un par de sillas junto a una ventana. Esperaría hasta que alguien diera señales de vida. Si tenía suerte, quizá la misma Kirara atravesara una de las puerta o simplemente apareciera a su lado.

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.