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Jock

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Todo lo publicado por Jock

  1. http://i.imgur.com/zbutm.pngSunev, elfo doméstico Tal y como si fuese el dueño del lugar, el elfo personal del patriarca de los Black Lestrange hizo su aparición en el segundo nivel del Soleil Noir. Había recibido la orden directa del animago de recolectar los impuestos mensuales que el negocio generaba para después pasar a las dependencias del banco mágico de Londres y hacer los correspondientes trámites que estaba seguro Sol no realizaría; después de todo, su sociedad consistía en la división de tareas de acuerdo a sus habilidades... Sunev, fiel como era, obedeció sin tardar, pero antes de desaparecer del local, dio un par de vueltas por todos los niveles para chequear que las cosas se estaban haciendo de acuerdo a cómo a Jocker le parecía. —Si fuese por esa mujer, tendría lleno de muggles y sangre sucias este lugar —había comentado el elfo a su amo, en una ocasión.
  2. Jock

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    Nick: Jock ID: 34473 Libro de Hechizos: Libro del Equilibrio Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): aquí Rango Social: Órden de la Cruz Dorada Nivel de Magia: XXVIII Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): 2008, primera generación de la primera versión de AMYH. Link a la Bóveda: http://www.harrylati...boveda-de-jock/ Link a la Ficha: http://www.harrylati...lack-lestrange/
  3. ID: 34473 Nick: Jock Link a la Bóveda Trastero: 105779 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 78194 Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): --- Nivel Mágico: XXV Fecha: 2019-03-23 Nombre del producto: Libro del Equilibrio Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (del libro): 10 Precio: 10000 G Precio total: 10000 G
  4. Jock

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    Ya terminé Metamorfomagia y tengo todavía una última habilidad disponible -hasta que alcance otro nivel que ni siquiera sé cuál es xD-, así que vengo a inscribirme de nuevo Nick: Jock ID: 34473 Habilidad: Videncia Rango Social: Órden de la Cruz Dorada Nivel de Magia: XXV Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): 2008, primera generación de la primera versión de AMYH. Nº de conocimientos que se poseen: 10 Link a la Bóveda: http://www.harrylati...boveda-de-jock/ Link a la Ficha: http://www.harrylati...lack-lestrange/
  5. ID: 34473 Nick: Jock Link a la Bóveda Trastero: 105779 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 78194 Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): --- Nivel Mágico: XXV Fecha: 2019-03-23 Nombre del producto: Libro del Equilibrio Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (del libro): 10 Precio: 10000 G Precio total: 10000 G
  6. Jock

    Astronomía

    —¿Regirnos nosotros por las constelaciones? Jocker no pudo no repetir en forma de pregunta lo que Gabrielle había mencionado. Apenas y pudo contener una risotada que terminó saliendo como una risa burlona que la muchacha no pudo no notar. —Sí, es ridículo —se defendió la muchacha, añadiendo —pero me refiero a que si ¿en alguna tienda de chuches hay algo que nos ayude a comprender mejor lo enigmático del cielo? ¿Es cierto que posiblemente lo que veamos es tan solo la imagen de estrellas muertas? Digo, eso debe estar a miles de años luz, sería un poco lógico que nosotros sigamos viendo eso y por allá, en tiempo real la estrella esté muerta. Jocker se puso a meditar en lo que su compañera había dicho, considerando las distintas opciones de respuesta. De no ser por la aclaración posterior, el patriarca de los Black Lestrange hubiese interrumpido para fundamentar cómo un ser humano podía ser tan iluso, necio y hasta idi*** de confundir las señales en los cielos al punto de creer los mensajes que entregaban los afectaban o regían de alguna forma. Desde tiempo inmemoriales las estrellas mostraban los cambios climáticos y marcaban estaciones, pero el primer egocéntrico en existir decretó que él era el centro del universo y por eso las estrellas debían contar sobre su vida… —A propósito de eso mismo —dijo a la profesora —sabemos que las apariciones y desapariciones rompen la línea espacio-tiempo… ¿eso significa que podemos viajar a la velocidad de la luz e ir de galaxia en galaxia? ¿es posible eso?
  7. Jock

    Astronomía

    Antes que su hija pudiese comentar los aportes que el patriarca de los Black Lestrange había realizado, volvió a hacer una interrupción. —Por cierto… no sé si le pasa a mis compañeras, pero creo que es fascinante adquirir el conocimiento de la astronomía después de haber adquirido adivinación. Las palabras de Jocker quedaron en el aire. Sin saberlo, estaba dando atisbos de las preguntas que Anne se estaba realizando en el interior respecto de la utilidad de aquel conocimiento con el mundo mágico. Aunque, a decir verdad, era sus conocimientos de adivinación los que habían traído a la mente del ojimiel aquellos pensamientos. —El Tehilim, -el libro de cánticos sagrados de los judíos-, dice que los cielos declaran la gloria de Elohim y el firmamento habla de la obra de Sus manos. Jocker se sacó su varita de entre los pliegos de su túnica y con una leve floritura, en medio de las constelaciones que Juv había hecho aparecer, se formaron los versos que él había enunciado en español, pero en su idioma original, el lashon ha-Kodesh. הַשָּׁמַ֗יִם מְֽסַפְּרִ֥ים כְּבֹֽוד־אֵ֑ל וּֽמַעֲשֵׂ֥ה יָ֝דָ֗יו מַגִּ֥יד הָרָקִֽיעַ׃ Mientras Jocker mantenía una sonrisa de satisfacción en los labios, las letras que él había hecho aparecer, se mezclaron con las constelaciones de Juv y dieron paso a nuevas formas, que a simple vista parecían las formas del zodiaco, aunque una de ellas, distaba mucho de aquella forma. —Lo poco que sé, lo he aprendido de algunos libros… y como tú te fuiste de casa antes de poder mostrarte esto, nunca pudimos conversar —comenzó a decir Jocker mientras miraba a su hija —¿Qué diantres es esa figura de ahí? La única opción que se me ocurre es que sea un agujero negro… pero ¿es posible que tenga colores grises y dorado? Jocker había dejado de ver a Juv para enfocar su mirada en la extraña figura que cada ciertos minutos mutaba a una nueva forma, sin dejar la opción de analizarla en su totalidad. —¿Es acaso esa la partícula de Dios que descubrió ese mago loco de Peter Higgs?
  8. Jock

    Astronomía

    Después del saludo un tanto forzado por parte de su hija, Jocker se perdió observando las constelaciones que estaban a su alrededor proyectadas. La belleza del universo le parecían tan sublimes que no podía evitar contemplarla y recordar algunos poemas que había leído un par de veces. Cuando fue consciente de sí mismo y de que estaba en la clase de astronomía, escuchó a Juv hablar sobre instrumentos de exploración y libros especializados, constelaciones varias y distancias varias. —Es curioso cómo algunas personas relacionan el Big Bang con el creacionismo… no solo porque los orígenes de la teoría provienen de las investigaciones de un sacerdote, sino porque el Bereshit –que es primer libro sagrado de los judíos- se dice que En el principio ‘bara’, que en esencia es crear desde la nada… como el Big Bang —expuso Jocker, luego que Juv respondiera a Gabrielle. El patriarca de los Black Lestrange, que había guardado silencio volvía a correr el riesgo de perderse en medio de sus pensamientos, pero estaba prefiriendo verbalizar las ideas que venían a su mente para evitar seguir perdiéndose la interesante clase de su hija. —Otra cosa curiosa es que ni siquiera nosotros, los magos, hemos podido avanzar tanto respecto de la medición exacta del universo… conocemos algunos mundos en dimensiones paralelas y que según los muggle son solo ciencia ficción. Jocker sonrió a su hija. Ella tenía los conocimientos suficientes como para complementar o rebatir la información que él había entregado.
  9. Para cuando Amara hizo aparecer sobre el cuerpo del patriarca de los Black Lestrange un traje de color gris humo, una camisa negra y un par de zapatos, el hechicero ya había adoptado su forma común y natural, dejando atrás la apariencia casi adolescente del joven que había aparecido frente al espejo en el laberinto. —Joven Malfoy, su varita y el anillo que le permitirá estar comunicado conmigo están en aquella cesta tejida, haga favor de tomarlas. Si escuchó las palabras que le dije a su compañera no es necesario que las repita. Cuando se encuentre preparado para enfrentar la prueba final, cruce el portal. Jocker asintió con la cabeza, tomó los objetos que la Arcano señalaba en una cesta y se dispuso a cruzar el portal a paso firme. Tener consigo su varita le daba más seguridad y confianza; y es que tenía a su disposición una muy diversa gama de hechizos, maldiciones e invocaciones que podía usar a su favor en caso de requerirlo. Lo primero con que se encontró tras cruzar el portal fue un túnel que lo recibió en total oscuridad. Bastó con que Jocker realizara una pequeña floritura y siseara la palabra lumus para tener visibilidad del camino. Cuando pasaron varios minutos de caminata, el camino en horizontal terminó y un agujero en el suelo parecía llamarle por su nombre. Como acto casi reflejo, Jocker se llevó la mano al pecho; esperaba encontrarse con el anillo que contenía los accesorios del libro del Aprendiz de Brujo y de la Fortaleza, y es que, combinando el Anillo detector de Enemigos y el Amuleto volador, podía lanzarse de cabeza, si quería, al vacío. Tras lanzarse, pasaron algunas horas hasta que finalmente tocó el suelo. El amuleto volador le había permitido salir ileso de la caída, que después de algunos minutos se volvió un descenso tan tedioso que le habían permitido al animago incluso dormitar. —Bébeme —leyó en voz alta Jocker, que había tomado en sus manos una pequeña botella vacía con una etiqueta escrita con perfecta caligrafía y que se encontraba junto a una galleta mordida. El lugar en donde el animago se encontraba en medio de una circunferencia que medía poco más de 5 metros de radio. Pocas opciones tenía de seguir avanzando si no se las ingeniaba para avanzar en aquella, la última, prueba de metamorfomagia. Podía recurrir a Amara, lo sabía, pero prefirió investigar el lugar primero. Tras unos breves instantes, Jocker notó que una pequeña puerta de 25 centímetros de altura estaba incrustada en un costado. Sonrió al recordar que debía hacer uso de la metamorfomagia durante la prueba, por lo que no tardó en disminuir su estatura para cruzar la puerta que estaba a medio abrir. Al empujar la puerta, una fresca brisa le recibió. Un esplendoroso y exótico bosque con un camino de piedras que parecía cruzarlo le daba la bienvenida. —Ey, oye, tú —escuchó decir de pronto de una voz masculina bastante aguda. Era la 2da vez que alguien le llamaba con un “ey, tú” en aquella prueba. Alzó una ceja a modo de reproche. —¿Sabes dónde se metió esa niña estafadora? Después del juicio por el robo de las tartas desapareció y nadie más supo de ella. Quiero reclamarle por el premio que me dio por ganar la carrera de secarse. ¡Estaba agrio el dulce que nos dio! Si no fuese porque Jocker vio a un ratón de su estatura acercarse para hablarle, seguramente le hubiese llamado la atención por hablarle tan confianzudamente; la sorpresa fue muchísimo mayor cuando un pato, un dodo, un aguilucho y un loro se unieron al ratón para hablar el uno sobre el otro. —Conozco a muchas niñas, pero a ninguna que sea estafadora… quizás, si la describes o me das su nombre puedo ayudarte —respondió Jocker, intentando mantener la calma y su cordura. En su vida, había visto a todo tipo de seres mágicos, pero jamás se había encontrado con animales comunes y corrientes que tuviesen la capacidad de hablar. ¿Estaría en otra dimensión? —Lizz, se llama Lizz —dijo rápido el dodo. —Que se llama Alicia, burro —respondió el pato. —¡¿Me oyes rebuznar?! —gritó quejándose el dodo, mientras aleteaba intentando elevarse por los aires sin resultados. Jocker se alejó cuando vio que era totalmente improductivo esperar respuesta de los animales que comenzaron a discutir y gritarse incoherencias los unos a los otros. Se preguntaba qué era lo que debía hacer en aquel lugar, pues, suponía que el usar su habilidad de la forma en la que lo había hecho hasta ahora no era la totalidad de las cosas que debía hacer. —¿Eres amigo de Alicia? —escuchó decir de pronto —Te pareces mucho a ella. —Lamento decirte que no conozco a ninguna Alicia, sr… ¿Conejo? —Te pareces porque andas en dos patas y tu cuerpo tiene la forma de un humano, tu cabeza no tiene el tamañote que tiene la cabeza de la rei… ¡Oh por Dios! Espero nadie haya escuchado que mencioné que Su Majestad tiene una cabezota del tamaño de una sand… ¡Oh no! Lo he dicho otra vez… Jocker intentó calmar al conejo que comenzó a tirarse de las orejas para pasar a taparse la boca y luego saltar para después enrollarse y repetir sin parar el ciclo. Para lograrlo, usó la metamorfomagia para transformarse en un conejo similar a él. Tras una breve charla, el conejo le contó a Jocker las aventuras y desventuras de una niña llamada Alicia que había llegado hasta El País de las Maravillas –que así se llamaba aquel lugar- y que se había metido en mil y un problemas antes de desaparecer frente a toda corte en un juicio encabezado por la Reina de Corazones. Con toda la información obtenida, Jocker continuó avanzando por el sendero, hasta que se encontró con lo que parecía ser un bosque de setas gigantes. Su mente, para entonces se estaba viendo un tanto afectada por el ambiente que le rodeaba, al punto de no ser del todo consciente de la apariencia que había adoptado después de charlar con el Conejo. —¿Quién eres tú? —escuchó decir a una Oruga. —Ya no lo sé, señor. He cambiado tantas veces que ya no lo sé. —Tampoco yo lo sé. Explícate. —Es que no podría explicarme, señor. Porque yo ya no soy yo. No puedo explicarme con más claridad porque tampoco lo entiendo yo. —¿Pero ‘exacticamente’ qué es lo que te preocupa? —¿‘Exacticamente’? —¿Por qué quieres la metamorfomagia, Jocker Black Lestrange? Jocker se quedó en silencio. Ya le había respondido hace algunos días a Amara que sabía que el don estaba en sus genes cuando ella le había preguntado algo parecido, mas ahora se daba cuenta que no le había respondido la pregunta. —¿Por qué quiero la metamorfomagia? —¿Por qué quieres la metamorfomagia, Jocker? —repitió la pregunta la Oruga, muy pacientemente. Jocker pensaba una y otra vez las posibles respuestas que podía dar, pero ninguna de ellas le satisfacía del todo. Todas le parecían demasiado superficiales y sin sentido, aunque quizás, la influencia del País de las Maravillas le estaba afectando muchísimo más de lo que cualquiera pudiera imaginar. Tardó varios minutos para llegar a la que sería su respuesta. —No es que quiera conseguirla como si fuese un objeto o un accesorio… no quiero tenerla porque no es algo que alguien pueda tener y luego dejar de tener… es algo que se es. Yo soy metamorfomago. La oruga soltó una carcajada que la hizo poner roja al punto de atragantarse de la risa. Jocker la miró con extrañeza. En un estado mental normal, seguramente se hubiese sentido ofendido aquella actitud, pero realmente tenía mucha curiosidad respecto del porqué de la risa de su interlocutor. La risa de la crisálida desapareció de golpe. Y es que estaba a punto de nacer una mariposa que no tardó en extender sus alas frente a Jocker, que alucinaba por las sensaciones que le producían los colores que le parecía oler y saborear. Jocker extendió su mano derecha para alcanzar a la crisálida y dio un par de pasos para acercarse. Sin saber cómo, había atravesado una puerta que lo llevó de vuelta frente a Amara Majlis, que le sonreía.
  10. Jocker no estaba del todo consciente de en qué momento fue que dejó de escuchar las palabras que Sagitas comenzó a decir; para él, no era más que excusas que buscaban quitar de ella la responsabilidad de lo que estaban viviendo aquel grupo de magos y brujas. ¿Qué sentido tenía en ese momento buscar culpables? Mas importante era salir de allí ilesos… y con la clase aprobada. En el intertanto, Crazy se levantó y agradeció la ayuda recibida; causando que sus hijos esbozaran sonrisas de alivio que se desvanecieron pronto, por la urgencia de querer salir de allí. —Pero qué payasa —siseó en un tono despectivo el animago al ver y oír las palabras que la profesora dedicaba al Primer Ministro. Jocker, que miraba atentamente cómo la mujer luchaba consigo misma, alzó una ceja a modo de reproche cuando la sacerdotisa pintorescamente cambiaba la voz, temblaba, se daba media vuelta, levantaba la varita un par de veces y se movía. Dejó escapar un suspiro cuando el portal del haz de la noche fue invocado y se dispuso a comenzar a caminar hacia él, sin embargo, en su altanería no se había percatado que aquellos cambios de voz en la mujer no eran parte de un espectáculo, sino más bien, lo eran de una conversación con un ser que terminó por poseer la mente y cuerpo de la matriarca Potter Blue. Después de escuchar la explicación de Sagitas, o más bien, de aquel que controlaba a Sagitas, Jocker se preocupó, pues se puso a hacer cuentas. A diferencia de los portales del Fulgura Nox que permite dejar pasar a mucha gente por él, el portal del Haz de la Noche permitía que solo 2 personas lo atravesaran. Y es que, los 3 Malfoy podían fácilmente derrotar a Sagitas -eso era evidente (aunque ella les superase en nivel de magia)-, pero derrotarla no le aseguraba al animago que él fuese uno de esos dos que finalmente atravesaran dicho portal. ¿Debía entonces luchar contra su padre o su mediohermana? ¿O debía luchar contra ambos? Jocker no terminaba de pensar todas las posibilidades cuando escuchó que Sagitas con voz segura invocaba un hechizo silenciador; —Maldición —pensó de inmediato, logrando anular la siguiente acción de la matriarca. Aquello le daría más tiempo a él y a todos para analizar con la cabeza más fría la situación. Después de todo, no estaba del todo claro quién había sido afectado con la pérdida temporal de la voz.
  11. —Vamos por la última prueba —sentenció a modo de respuesta el patriarca de los Black Lestrange. Hasta el momento, adquirir la habilidad de la metamorfomagia no había sido para nada complicado; y aunque Jocker sabía que no debía confiarse demasiado, bien se estaba replicando lo que había vivido en la prueba de animagia: primero simple, pero luego… Mientras esperaba que Amara respondiera a las preguntas de Felicity, Jocker no podía parar de pensar qué le esperaría en el interior de la pirámide. A diferencia de su compañera, no le preocupaba tanto estar sin varita sobretodo porque llevaba consigo los amuletos y los anillos de los libros de conocimientos. Se preguntaba también si era necesario pedirle a la Arcano que conjurase una túnica para él o algo de ropa, pero no creía que le fuera a afectar en algo andar solo en ropa interior. Amara le habría mencionado alguna cosa de ser necesario.
  12. —¡Ey, tú! ¡Pelmazo! ¿Se te perdió el desfile de raros? A pesar del ruido de las máquinas trabajando en la construcción de aquella pirámide, las palabras y las risas del obrero regordete llegaron hasta el patriarca de los Black Lestrange, que se limitó a arquear una de sus cejas a modo de reproche. Habían bastado solo unos segundos en aquel lugar para notar que aquello no era el Antiguo Egipto, sino más bien un parque temático en construcción en lo que parecía ser la actual Inglaterra. «Agradece al Estatuto Internacional del Secreto Mágico, asqueroso muggle» pensó el mortífago que aún mantenía el aspecto de un joven de 18 años, tez morena, complexión delgada y cabellos de color negro. Mientras el obrero continuaba gritando sandeces, Jocker se preguntaba a sí mismo cómo es que debía realizar un bien común. Bien sabía la afición que tenía la Arcano de Metamorfomagia por los muggles y aunque Jocker estaba dispuesto a hacer una que otra acción, no estaba dispuesto a gastar su tiempo y energías en ellos. —¡Ey! ¿Por qué andas en solo en calzones? Si eres de esos chicos que buscan hombres para perversiones será mejor que te vayas o te rajo a patadas. Jocker comenzó a caminar para apartarse de aquel lugar. Sabía que no podría aguantar mucho tiempo escuchando las burradas de muggles como aquel que no se molestaba en hacer notar no solo su ignorancia sino también lo más bajo del ser humano. No había terminado de apartarse cuando una mujer de ojos claros y pelo oscuro pasó por su lado, con una carpeta de documentos bajo el brazo; iba en dirección a las pirámides en construcción. El hombre, que no había dejado de gritar cosas al patriarca de los Black Lestrange no tardó en comenzar a gritarle obscenidades a la muchacha que vestía unos jeans y una polera. Para entonces, Jocker había perdido la paciencia y sin importar las consecuencias, desapareció y reapareció a escasos metros del hombre que estaba distraído con sus gritos, sin saber que Jocker había activado el poder del anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos entre ambos. —Basta ya —sentenció Jocker. —Cómo llegaste hasta acá arriba, putito —contestó iracundo el hombre. El regordete se acercó a Jocker con la intensión de golpearlo; el mago se limitó a esbozar una sonrisa de satisfacción que puso aún más furioso al hombre. —Has sido un hombre muy malo, Patricio —sentenció Jocker al tiempo en que distorsionaba sus cuerdas vocales para hacer que su voz sonara como de ultratumba. Jocker comenzó a acercarse al hombre y antes que este le diera un golpe, lo agarró por el cuello. Patricio no solo estaba sorprendido por lo rápido de los movimientos del mago sino también porque este sabía su nombre. Saber esto había sido sencillo para Jocker, pues dominaba el conocimiento de la adivinación. —He venido a darte un último aviso —añadió haciendo gala de sus conocimientos mágicos —He visto cómo tratas a tu esposa y cómo le gritas a cuanta mujer tiene la desdicha de cruzar por tu camino. —S-s-so-soy i-i-inocent- —No te he dado permiso para hablar, muggle —interrumpió Jocker, volviendo sus globos oculares negros por completo, causando aún más terror en el muggle, cuya vejiga estaba a punto de ceder. Antes de continuar hablando, el rostro de Jocker había mutado por completo una vez más: su boca se había vuelto exageramente grande para mostrar enormes dientes y colmillos afilados. —Vuelves a tocar el pelo de tu esposa para obligarla a estar contigo o porque no hace lo que le ordenas o vuelves a hacer algún comentario fuera de lugar y te llevo conmigo al infierno, Patricio. —¡Qué está pasando aquí! —sentenció la voz de otro hombre; al parecer compañero de trabajo de Patricio. —Solo estaba dándole una pequeña lección a tu amigo —dijo Jocker, que al voltear, había recuperado su aspecto inicial. Con una sonrisa en los labios, Jocker desapareció de aquel lugar, dejando a ambos sujetos muertos de miedo. Sin duda alguna, Patricio jamás volvería a violentar verbalmente a nadie más. Al reaparecer, fijó sus ojos primero en Felicity y luego en Amara.
  13. Jocker no se atrevía ni siquiera a esbozar palabra alguna. Hablar transformaría todo aquello que estaba viviendo en una realidad tangible, difícil de afrontar y sobrellevar. Ni en la peor de sus pesadillas se había visto a si mismo sin magia, como un simple y común mortal. Era tanta su perplejidad que parecía que hasta su pensamiento se había desvanecido. No era consciente de lo que estaba pasando a su alrededor ni de las voces que lo llamaban ni de nada. Lo único que no podía ignorar era la fría lluvia que le pegaba directamente y lo dejaba aún más desamparado. De pronto, una mano revolvió sus cabellos empapados. Una sonrisa y unas palabras le trajeron de vuelta del vacío, aunque el vacío ya se había acomodado en su corazón. —¿Estás bien, Jock? ¿Qué te sucede? —dijo Mackenzie, que se apartó cuando Jocker reaccionó y se puso de pie. El mortífago solo movió la cabeza con un gesto de negación para que se apartara, mientras movía su varita y pensaba en algunos hechizos no verbales que conocía y que, por supuesto, no salieron. Agarró su libro por una de las tapas e intentó un “reparo” que tampoco funcionó. «Un momento…» pensó, pero sus ideas se vieron interrumpidas por los gritos de Armand, que sobrevolaba la mansión que lo había visto crecer y transformarse en un adolescente. Las ideas comenzaron a bombardear la cabeza de Jocker de manera abrumadora, aunque con una extraña sensación de claridad que fue creciendo cada vez más hasta que finalmente, todo tuvo sentido. Aquello no era un escenario de realidad virtual ni tampoco una versión distorsionada del futuro. — ¡Maldición! —escuchó decir y no sorprendió del atrevimiento de Sagitas al maldecir nada más ni nada menos que al Ministro de Magia que seguía tirado en el suelo, pues, de alguna u otra forma, ese comportamiento demostraba en parte su teoría. Sagitas se dio media vuelta con la intensión de irse, pero volvió tras sus pasos para hacer algunos comentarios y dar instrucciones. —Déjame intentarlo —exclamó Jocker acercándose hasta su padre con la daga en la mano. Si bien Jocker estaba consciente que era casi un squib en aquel momento, tenía la esperanza que tanto sus anillos, amuletos y daga funcionaran de manera independiente y que pudiese tuviesen efecto aunque él haya perdido la habilidad de hacer magia. —Immolo ad protegendum —pronunció, sin saber a ciencia cierta si Crazy había quedado realmente protegido con aquella acción. —¡Eh! No tendríais mascotas peligrosas en la mansión, ¿verdad? Sólo nos faltaba, para líarla más, que salieran basiliscos o arácnicos gigantescos a lametearos porque os reconocen —añadió Sagitas, profetizando lo que a continuación ocurriría. —¿Cómo hiciste para meternos al interior de un boggart y no darte cuenta que las cosas que temes se vuelven realidad pronto? —gruñó Jocker.
  14. —¿Usted no beberá? Jocker esbozó una leve sonrisa a modo de respuesta, aunque por su mente había cruzado una respuesta sarcástica que prefirió guardar, aunque se reflejó en un destello que cruzó su mirada. Sin dejar de sonreír, el patriarca de los Black Lestrange hizo una floritura con su varita y media docena de bezoar hicieron su aparición sobre el mesón junto con un par de branquialgas en donde todavía reposaban los vasos verde y rojo. Los necesitarían ambos en algún momento de aquella clase. —Hay tres cosas importantes que debes saber respecto de la Adivinación —comenzó a explicar al tiempo en que el poder de su Anillo de Salvaguarda contra oídos indiscretos que le colgaba en el pecho, bajo la túnica —La primera, es que la videncia es mucho mejor para ver las opciones del futuro que la adivinación, pero la adivinación es muchísima mejor herramienta para tomar las decisiones que te llevarán al futuro que puedes ver en tus ¿sueños? ¿visiones? El mortífago agarró uno de los branquialgas y tres bezoar. Se apartó del mesón, esperando que Arya imitase sus movimientos y se acercara con él hasta el borde del río, que sería donde continuaría la clase. —La segunda es que, la mayor parte del tiempo tendrás que saber interpretar señales de todo tipo para poder adivinar: gestos, colores, ubicación espacial, decisiones... Es mucho menos místico de lo que muchos tratan de hacer ver este conocimiento. Lo siento. Jocker se había detenido en el borde del río para decir lo último que había dicho, pero una vez acabado comenzó a ingresar al agua. —Y lo tercero —continuó diciendo mientras caminaba hasta donde el agua le subía hasta cubrirle el abdomen —es que sí hay un elemento místico. Por eso tomaste lo que tomaste hace un rato. Ahora te voy a sumergir bajo el agua y tendrás un encuentro con… esto místico que te digo. El animago no esperó la reacción de su estudiante para darle las siguientes instrucciones. Quería aprovechar todo el tiempo disponible para que la matriarca Macnair pudiese experimentar en carne propia situaciones que despertasen en ella el don de adivinar. Entre las indicaciones que Jocker le había dado se encontraba que debía dejarse llevar por el agua, aunque él la estaría vigilando y sosteniendo, listo para cuando viese que requiriese un bezoar o algún otro auxilio, que se dejara llevar por las visiones y las voces que escucharía, pero que tuviese especial atención con estas últimas puesto que habrían 3 que intentarían darle indicaciones: su propia voz, las voces de las sociedad que tratarían de encuadrarla y que muchas veces adoptaría el mismo tono que su propia voz, y la voz de su consciencia más profunda, aquella que estaba en conexión directa con Aquel que había creado todas las cosas y que había dejado su huella digital para que todo aquel que tuviese intención de buscar, lo encontrase. —Entonces, ¿quieres tener dominio de la adivinación o no? —expuso extendiendo sus brazos para recibirla y luego sumergirla por los minutos que fuesen necesarios. A esas alturas, Arya estaría comenzando a sentir la influencia alucinógena del líquido que había bebido de aquel vaso azul.
  15. Jock

    Astronomía

    El patriarca de los Black Lestrange había pasado la noche en vela observando las mazarot que se proyectaban en el cielo en aquella época del año; algunos las confundían con las constelaciones que armaban el zodiaco, pero era normal, al principio, él también lo hacía. Era realmente fascinante cómo el cielo se movía, aunque era evidente que el sol estaba ad portas de hacer desaparecer toda esa belleza nocturna por su celosa luz incandescente. —Será mejor que me vaya pronto o estaré tarde —dijo Jocker en voz alta, aunque en realidad se habla a sí mismo. No tardó en hacer una aparición en los terrenos del Ateneo. Las indicaciones de su hija habían sido un tanto confusas puesto que, al parecer debían ir rumbo a un universo paralelo. Jocker asumió que aquello que los llevaría hasta allí se encontraría en el salón de clases y no se equivocó. Sin saber cómo, repentinamente se encontró frente a una esfinge que repitió un acertijo. Aunque la bestia tenía un aspecto temible para cualquier ser humano, para Jocker no era más que una criatura como cualquier otra… y es que varias veces se había enfrentado frente a otros como ella y había salido victorioso. —Solo las mías —respondió satisfecho. Al dar la media vuelta, se encontró con Anne. Le sonrió con complicidad. Habían dejado una conversación pendiente y, tal vez, durante aquella clase podrían terminar. —¿No vendrás a saludar a tu padre? —dijo entonces al aire, aunque en realidad le hablaba a Juv que se había apartado, pero que el animago sabía que podía oírle con claridad.
  16. Cuando Jocker y Felicity llegaron hasta el otro lado del río, la mujer se levantó rápido para salir de la barca y volver a su estado original. Al tocar el suelo con sus pies, sin embargo, un enjambre de insectos se reunió y comenzó a molestarla al punto de hacerla correr. Jocker ladeó la cabeza intentando comprender lo que estaba ocurriendo. Había visto cómo Felicity volvía a utilizar la habilidad de la metamorfomagia para, esta vez, transformar su piel en escamas. El ojimiel, que también había vuelto a la normalidad, observaba curioso pues los mosquitos parecían ignorarle por completo. ¿Acaso atacaban solo a aquellos que literalmente ponían sus pies en el suelo? ¿Y si intentaba volar? Jocker se quitó rápido la túnica que traía; una idea había sido sembrada en su cabeza y comprobar su teoría le llenaba de entusiasmo. Al no tener varita, no tenía más opción que quedar en ropa interior (un bóxer corto, completamente de color negro marfil, que contrastaba con su pálida piel) y dejar su túnica en el bote. El único accesorio que portaba era un anillo que llevaba en un colgante y que contenía los anillos y amuletos asociados a los libros del aprendiz de brujo y de la fortaleza, que en ese momento se convertían en su plan B en caso que la plaga de mosquitos lo atacase a él también. Se puso de pie, cerró los ojos e intentó concentrarse. A los segundos, su espalda comenzó a mutar. No solo los músculos cambiaron su disposición normal sino también su estructura ósea se modificó pues un par de alas de ángel nacieron y se expandieron a la izquierda y a la derecha. Sonriendo, se dio un impulso en aquel bote que apenas y podía contenerlo e intentó mover las alas para sostenerse en el aire. Logró hacerlo recién después del cuarto salto. No había dejado de sonreír en ningún momento. Ni siquiera intentó descifrar cuál fue el camino que Felicity tomó. A esas alturas, seguramente estaba bastante lejos, y aunque intentase buscarla sabía que sería inútil pues ambos debían llevar a cabo las pruebas de la habilidad de manera individual. —Vamos a ver… —siseó, mientras sus alas se movían hacia adelante y hacia atrás. Había dejado la nota que Amara les había enviado en la túnica, por lo que debía hacer memoria de los retos para no tener que bajar al bote, aunque era evidente que el laberinto que tenía a unos cuantos metros estaba involucrado. «Río. Laberinto. Espejo. Portal. Bien común» Jocker avanzó sobrevolando el laberinto. Desde las alturas podía observar las diversos retos, trampas y caminos sin salida que lo componían. Le llamaba la inmensidad de aquel laberinto y que Felicity no se veía por ningún lado. De pronto, logro distinguir un espejo del tamaño de una puerta, instalado en el rincón derecho del lugar. El patriarca de los Black Lestrange no tardó en llegar hasta allí y notar que su reflejo en aquel espejo estaba distorsionado. Jocker se veía a sí mismo con la misma ropa interior que llevaba puesta, pero sin alas y con la apariencia de un joven de 18 años, de tez morena clara, de complexión delgada y de cabellos de color negro. Entendió rápido que esa forma era la que debía adoptar, por lo que en un abrir y cerrar de ojos su cuerpo mimetizó e imitó la apariencia que veía. El espejo se trizó en mil pedazos y cayó al piso. Apartó el rostro como acto reflejo, soltando un gesto de reproche. —¿Un fulgura nox? El patriarca de los Black Lestrange se acercó para examinar el portal que se había abierto frente a él. Sin pensarlo mucho, lo atravesó y apareció en medio de una pirámide que estaba en construcción en el antiguo Egipto.
  17. Mi perfil parece que lleva siglos sin actualizarse, así que aprovecho ahora el topic :3 ID del foro: 34473 Número de Comprador Frecuente: #1 Link al perfil en la Web del Magic Mall: aquí
  18. —Shhhh… El patriarca de los Black Lestrange dejó escapar suavemente el aire por entre los dientes, sin hacer vibrar sus cuerdas vocales para hacer que su estudiante se percatase de la importante labor que estaba realizando a sus espaldas. Con un pequeño gesto sobre su hombro, le indicó a Arya que diera le diera la vuelta y se acercara hasta el mesón en donde él se encontraba terminando de mezclar dos esencias incoloras en un vaso de vidrio con forma de bulbo que los muggles conocían como matraz. Aquella maniobra requería concentración total por lo que prefirió guardar silencio hasta terminar de verter las medidas exactas necesarias. Después de todo, ambos beberían el resultado de la mezcla para hacer más profundos y significativos los aprendizajes de aquella clase. —Videncia y adivinación es una combinación poderosa —dijo a modo de saludo el animago, al tiempo en que señalaba un mortero listo y dispuesto para ser utilizado, esperando que la muchacha no solo se explayara al respecto de su comentario sino también colaborara en la producción de aquello que, de momento, solo Jocker sabía qué era —Yo tengo pendiente una visita a Sajag. El patriarca de los Black Lestrange no pudo evitar buscar la reacción de Arya; tenía genuina curiosidad, pues, aunque sabía que la muchacha no dominaba el conocimiento de pociones, sí tenía experticia en herbología y seguramente se daría cuenta rápidamente del poder alucinógeno de lo que le había pedido moler. Jocker se limitó a sonreír de manera misteriosa. Tomó su varita, realizó unas cuantas florituras y la mezcla que había preparado pareció cobrar vida pues comenzó a saltar desde donde estaba y a realizar piruetas en el aire para volver a caer en el vaso y repetir. Mientras aquello ocurría, el animago dispuso de tres nuevos recipientes de vidrio sobre el mesón y le dio la indicación a Arya que se detuviese, pues debía disponer lo molido en tres medidas distintas. —Observa —dijo con fascinación el mortífago al tiempo en que golpeaba con varita suavemente en el costado del vaso que contenía la sustancia con aspecto plasmático. La sustancia dio un último salto que resultó ser más espectacular que todos los anteriores, se dividió en el aire y se dejó caer sobre los recipientes que al instante comenzaron a entrar en ebullición. A los segundos, tras fragancias distintas comenzaron a salir. Jocker sonrió. Sabía que Arya podía usar la videncia por lo que no sería sencillo hacer que la adivinación surgiera como conocimiento independiente de la habilidad. Había decidido, entonces, usar una misma poción muy volátil para que, en caso de que ella usara la videncia, se mareara con el sinfín de imágenes que recibiría. Una nueva floritura de varita hizo que los vidrios tomaran colores distintos: azul, verde y rojo. —Podría darte lecciones teóricas, pero tú y yo nos aburriríamos en demasía —dijo satisfecho —Así que vamos a practicar primero y después, si nos alcanza el tiempo, buscamos en los libros de la Biblioteca de Alejandría algo que nos pueda ayudar. Escoge y bebe. Jocker no dijo nada más. Había omitido información importantísima y lo había hecho a propósito; aunque en su ser más profundo, sabía que debía decirle que en el peor de los casos, escogiendo la mezcla equivocada, podía caer muerta al instante.
  19. El patriarca de los Black Lestrange sonrió con complicidad en cuando Sagitas apartó su mirada. La sacerdotisa se sabía descubierta y el mortífago no terminaba de decidir si dejarse llevar por la verborrea sarcástica que venía a su cabeza o empatizar con ella y, al menos, guardar silencio. No terminaba de decidirse cuando la mujer continuó dando explicaciones e hizo una aseveración que descolocó por completo a Jocker. —¡Dioses! Aquella es... Era la Malfoy, ¿verdad? Mejor volvemos a nuestro tiempo… Si bien había escuchado todo con claridad, su mente no podía dejar de repetir el principio. Sobre todo porque sus ojos se había posado sobre el anuncio en donde el augurey que no hacía muchos instantes había gritado y que rezaba el número de habitantes actuales de aquello que parecía una versión siniestra de Ottery St. Catchpole. —No puede ser. ¿Dónde estamos? ¿Algún teatro nuevo de mágica realidad virtual? ¿Qué clase de broma es ésta? La voz de Mackenzie se oía cargada de enfado. Jocker, por su parte, estaba desconcertado y se limitó a seguir a la Viceministra que comenzó a correr por el campo, rumbo a la ahora abandonada mansión Malfoy para intentar, seguramente, recopilar información sobre lo que estaba pasando pues Sagitas parecía tener tantas o más dudas que ellos. De pronto, el patriarca de los Black Lestrange se detuvo en seco. Un sentimiento de profundo terror le invadió por completo al punto de paralizarlo y hacerlo caer de rodillas al suelo. Tenía la mirada fija y parecía estar siendo víctima de una alucinación. La lluvia no paraba de caer sobre todo el campo y, sin saber cómo ni por qué, Jocker comenzó a empaparse de la lluvia que parecía no daría tregua jamás. —Pero qué… —se le oyó decir, mientras con una mano aplastaba su varita y con la otra, la daga del sacrificio. El libro había caído abierto en el piso y las hojas no estaban absorbiendo el agua que caía sobre él sino también se llenaba del barro que se había formado en el lugar. Jocker observaba incrédulo, no porque había caído al suelo ni porque el libro comenzaba a destruirse –sabía que con un simple hechizo que hasta un niño de 13 años podía realizar, la reparación no tardaría ni 30 segundos en realizarse- sino porque sentía y sabía que toda su magia había salido de su cuerpo. No podía explicar el cómo ni mucho menos el por qué, pero sabía que el álamo de 27 centímetros no era más que una varilla tallada que en su interior guardaba un cabello de unicornio azul y nada más. No se atrevió a mover un centímetro de su cuerpo, esperando sentir que la magia retornaba a él de la misma forma en la que había salido, pero los segundos pasaban y se hacían eternos. De pronto, un grito proveniente de la Mansión Malfoy le hizo levantar la cabeza. —¡¡¡Armand!!!!
  20. —¡Bienvenidos todos a la Clase del Libro de la Sangre! —gritó la bruja que estaba a cargo de guiar al nuevo grupo de estudiantes que se había dispuesto a realizar la vinculación con el Libro de la Sangre en la Universidad Mágica. A juicio del patriarca de los Black Lestrange, la sacerdotisa actuaba realmente de manera extravagante. Aunque teniendo en cuenta que a aquella clase asistirían tanto el Ministro como la Viceministra de Magia no era extraño que las personas consciente o inconscientemente se sintiesen un poco presionadas por mantener la normalidad al punto de violar todo límite de esta, cayendo en los excesos del ultraformalismo o la indiferencia vulgar; el comportamiento de la mujer de grandes ojos marrones, sin embargo, parecía no verse afectado, aunque en realidad estaba ensimismada en sus ideas y en darle inicio a la clase que había olvidado presentarse o incluso mirar si la totalidad de sus estudiantes había llegado. De todos modos, ninguno de los presentes en aquel salón necesitaba presentación. Al menos, no para Jocker que sabía que quien dictaba la clase era Sagitas Potter Blue, hija adoptiva de Antara, madre de Ainé; y quienes tomaban la clase eran nada más ni nada menos que Crazy Malfoy y tres de sus innumerables hijos. El animago observaba con atención a la maestra que continuaba hablando sin parar. Ahora terminaba de dar algunas indicaciones respecto de la forma en la que practicarían hechizos para pasar a abrir un portal gracias al Fulgura Nox que pronunció, para sorpresa de Jocker, sin error. Jocker estaba atento, pero le era imposible no pensar en Ainé. «No. Es imposible que ella sepa algo» pensó, sin dejar de ver a Sagitas que ahora no sabía dónde meterse ni cómo actuar pues no había notado lo evidente de las celebridades que tenía como estudiantes «Antara sabría; sí, estoy seguro» El escarbato que salió de la nada puso en alerta al Black Lestrange. Aplastó con ambas manos la daga que había dejado descuidada sobre el Libro de la Sangre que tenía sobre el pupitre y que le habían solicitado llevar para aquella clase a modo de resguardo. Aquellos animalejos de hocico largo y delgado podían transformarse rápidamente en un gran dolor de cabeza si no se tenía cuidado. Tras maldecir y saltar al interior del portal, Sagitas logró recuperar su daga, mientras que el grupo de estudiantes que se había quedado sentado en sus lugares parecía no darse por aludido hasta que la escucharon gritar desde el otro lado. —¡Vamos! ¿A qué esperáis? No tengo ni idea de cuánto dura abierto un portal cuando estoy de mala leche. Quien no me siga, suspende. Jocker dejó escapar una risa áspera. Definitivamente se iba a divertir en aquella clase, aunque el recuerdo de Ainé, por alguna razón aún desconocida para él, le persiguiera como nunca desde su regreso a Ottery. Tras cruzar el umbral mágico, se sorprendió al no encontrar el lugar tranquilo que esperaba. Y aunque no habían anunciado un lugar paradisiaco para llevar la clase y sabía de la manía que tenían los profesores del Ateneo de Poderes y Magias Guerreras de llevar a sus estudiantes a sitios peligrosos, no esperaba encontrarse con aquel inhóspito lugar. —No quiero presionarte, pero nuestras celebridades no parecían muy contentos con tu pequeño acto allá del otro lado —se burló el animago, sin percatarse aún del letrero que le había cambiado la cara a la sacerdotisa —aunque a mí me ha encantado, eh. ¿Lo tenías planeado? La mujer de pelo violeta no alcanzó a responder ni los demás integrantes de la clase a atravesar el portal cuando un sonido desgarrador se escuchó a la distancia. Daba la impresión que estaban ahorcando a alguien. —Genial —siseó Jocker, sacando la varita para invocar hechizos impermeables sobre su túnica negra con detalles dorados en las costuras del cuello. El grito del augurey anunciaba lo que las oscuras nubes ya predecían: una torrencial lluvia había comenzado a caer y el sonido del agua parecía a ratos, rugidos que no permitían escucharse el uno al otro.
  21. ¡Hola! Tengo una pregunta para Amara o.ó Resulta que ha roleado que nos ha hecho llegar esta pequeña nota con las instrucciones a seguir: He marcado con rojo lo que me enreda un poco y lo explico: Cuando dice "cuando logren ese bien común aparecerán frente a mí" se refiere a que @ y yo tenemos que rolear solos hasta cumplir lo que dice su rol sin esperar que ella postee alguna intervención? O debemos esperar sus posteos para seguir avanzando en las distintas tareas que nos asignó y a eso se refiere a que nos tendrá vigilados? ¡Gracias por la ayuda!
  22. La mañana había llegado y con ella, la responsabilidad del patriarca de los Black Lestrange de realizar la suplencia en la clase de Adivinación que se dictaría en el Ateneo aquel mes. El frío característico de los meses de invierno ya estaba dando más que tregua a la incipiente primavera que se asomaba cada vez con más esplendor principalmente durante las tardes, permitiendo a los ciudadanos de Ottery St. Catchpole escoger prendas más ligeras como la túnica similar a un suriyah que había escogido el animago de cabellos negros y piel blanca. —Espero Arya no tarde en llegar—siseó antes de desaparecer y reaparecer en los terrenos del Ateneo. Cuando le asignaron la clase, Jocker no solo se encargó de preparar el contenido y el material de trabajo, sino también había investigado un poco sobre la matriarca Macnair para no perder tiempo con presentaciones absurdas ni tampoco tratarla como si fuese una niña que de magia no sabía nada. Pocas cosas aborrecía más que el que alguien hiciese de la experiencia del aprendizaje de la magia algo aburrido y sin sentido práctico y él no estaba dispuesto a cometer los errores que acusaba en otros. Al aparecer en los terrenos del Ateneo, recordó las advertencias que había recibido de parte de la dirección de la Universidad y sonrió. Nadie podía estar cien por ciento seguro aquella sonrisa denotaba diversión, ironía o malicia. De hecho, ni siquiera aquel mortífago podía hacerlo. —Será mejor que me apresure —dijo en voz alta al tiempo en el que se ponía en marcha para llegar hasta el lugar en donde realizaría efectivamente la clase. El hechizo anti-desaparición se mantenía activado todavía en todo el resto del campus. Jocker se había encargado de hacer llegar a su estudiante dos lechuzas que llegarían al mismo tiempo, ambas con un mismo pergamino firmado por él, pero que contenían distintas indicaciones. Después de todo, iban a practicar adivinación y qué mejor que el caos y la desinformación para hacer brillar aquel don en las personas. En ambos pergaminos la cita inicial eran los terrenos del ateneo. Luego de eso, el primero de los pergaminos rezaba que debía subir hasta la 4ta torre a la derecha y el segundo, que debía ir hasta el borde del río que colindaba con la residencia de los Arcanos. Ambas misivas terminaban con la siguiente advertencia: Si usas tu varita, quedas inmediatamente reprobada. Al llegar al lugar, el animago se apresuró en hacer aparecer unos cuantos frascos e ingredientes para realizar algunas pociones que no tardarían en estar listas para la llegada de Arya. Jocker sabía que la primera tarea asignada no iba a ser ningún problema para alguien con la habilidad de la videncia, por lo trabajó en silencio hasta que su estudiante llegó.
  23. Jocker había tenido que luchar con sus propios pensamientos e impulsos pues dejar su varita con Amara no había resultado ser tan fácil para él, después de todo. Conocía el protocolo y todos los procedimientos de la Universidad pues había estado cooperando en las fundaciones de ella en su época de Warlock. Afortunadamente, el tiempo de espera entre la visita a la cabaña de la Arcano y la llamada a la prueba había sido muy poca; cosa que no solo calmó al patriarca de los Black Lestrange sino que también lo alegró. —Espero no ocurra lo mismo que ocurrió en animagia —siseó mientras colgaba a su cuello el anillo que contenía los anillos y amuletos que gracias a los libros de hechizos que dominaba. Amara les había hecho llegar una nota con bastante información tanto a Jocker como a Felicity tanto de la ubicación como las pruebas que tendrían que debían enfrentar. El animago llevaba la nota en uno de los bolsillos de su túnica negra, similar a un suriyah. Para cuando el mortífago llegó, su compañera ya estaba en el lugar. Felicity no solo había llegado antes, sino que también había echado un vistazo al lugar. La nota de Amara decía que debíamos cruzar el río y la única forma de hacerlo era usando el pequeño bote que la Malfoy había encontrado. —Diría que tenemos que cruzar en esta barca de madera, pero a juzgar por lo pequeña que es, no podremos hacerlo a la vez a menos que... —dijo la chica antes dejar caer la capa que la cubría y convertir su cuerpo en la de un enano que no tardó en subir al bote. Jocker se limitaba a observar en silencio. Pensaba algunas cosas, pero prefería, como de costumbre, reservarse sus opiniones para cuando tuviesen algo de valor. Hablar por hablar le parecía no solo un desperdicio de saliva, sino también una falta de educación. —Vamos Jocker, tenemos que cruzar —añadió la ahora enana. El mortifago se acercó a la barca y puso un pie en el interior. Mientras tomaba impulso para meterse, su cuerpo cambió por completo. A diferencia de la chica, él prefería no mojarse y aprovechar sus nuevas habilidades al máximo. Para cuando se sentó, Jocker seguía siendo Jocker, pero con algunos cambios significativos. Su estatura no superaba a la de un elfo doméstico y su torno y sus brazos habían agarrado más musculatura. Aquello era necesario para remar y mover el botecillo desde la orilla hasta la otra orilla. A decir verdad, aquel primer desafío no había sido nada complicado. Jocker recordaba que en el caso de Animagia, había pasado igual. La primera tarea, una ganga. Las cosas se ponían difíciles, sin embargo, al interior de la pirámide. — Por cierto, ¿Malfoy hijo de...? aun no conozco mucho a toda la familia, apenas me enteré de que era una Malfoy que emprendí un viaje a Europa —quiso saber Felicity, más que por genuina curiosidad, para romper el silencio. —Crazy y Animaga. Jocker no añadió más información. No le gustaba que le relacionasen con su familia de origen pues se había encargado de construir su propio nombre, libre de influencias y favores. —¿Tú eres hija de quién? Hace siglos que no visito la mansión Malfoy y no recuerdo mucho la composición del árbol —añadió para incrementar el silencio que poco a poco se había vuelto incómodo.
  24. Jock

    Metamorfomagia

    Cuando Jocker y Felicity interrumpieron a la Arcano, que en ese momento se encontraba con Dennis, la mujer a cargo de guiar a los estudiantes que se le acercaran para dominar la habilidad de la metamorfomagia preguntó a la recién llegada si es que conocía al par de mortífagos que había llegado solo unas horas antes que ella. Dennis solo asintió con la cabeza. Jocker hizo un ademán con la cabeza a modo de saludo; se había percatado de su llegada minutos antes, mas estaba tan concentrado en lo que debía hacer, que ignoró por completo a quien había sido su maestra en la vinculación con el libro de la fortaleza. «No hay que hacer muchas cosas para que la gente sepa quién eres» se dijo a sí mismo el mortífago que veía cómo Amara le daba instrucciones a Dennis. El patriarca de los Black Lestrange se preguntó si es que acaso compartirían momentos en la prueba que debían realizar. Después de todo, tenía algunas cosas pendientes que resolver con la Delacour. —Como bien pueden leer, necesito saber si están listos para hacer la prueba de vinculación con el anillo. ¿Lo están? —dijo entonces la Arcano. Jocker sonrió y al instante, su aspecto físico cambió. ¿Qué otra forma más convincente de demostrar que estaba listo que utilizar la habilidad frente a quien estaba haciendo las veces de maestra? Jocker había escogido imitar la apariencia que en aquel momento la Arcano traía, es decir, la de una mujer de unos treinta y tantos años que los había recibido hacia no pocas horas atrás. —Yo creo que sí —dijo Jocker, imitando los gestos y el tono de voz de Amara —¿No crees?
  25. La expedición en el Sahara había terminado y el patriarca de los Black Lestrange había regresado a la mansión, junto con los demás miembros de la familia. Jocker se sentía exhausto después de tantos días, pero antes de lanzarse a descansar, tenía en mente ir hasta el pensadero que había instalado en su oficina y vaciar un evento en particular que le había marcado. Al entrar a su despacho, cerró la puerta tras de sí. Sacó su varita y al tiempo en que con un accio atraía hasta él un frasco vacío, se sentó en un cómodo sillón. Con una simple floritura, el recuerdo salió materializado de su cabeza como una sustancia acuosa que observó con detalles. No estaba seguro cuándo lo usaría para recordar lo vivido, pero quería saber que estaba ahí disponible para cuando lo quisiese. Con otro movimiento de varita, el frasco fue etiquetado con la siguiente inscripción: <<Reto del Esfuerzo. Desierto del Sahara. Febrero 2019>> Jocker lanzó el frasco al aire y este se ubicó junto con los demás frascos que estaban ahí en su despacho. Reto del Esfuerzo. Desierto del Sahara. Febrero 2019: El anillo detector de enemigos del patriarca de los Black Lestrange, volvió a vibrar y quemarle el pecho en señal del inminente peligro en el que se encontraba. —Entregadme el fruto de vuestro esfuerzo —había escuchado antes de descender y de avanzar en medio de las dunas. El desafío estaba siendo bastante explícito hasta el momento pues ¿qué más difícil que sobrevivir en el desierto? Al menos tenía su varita, sus anillos y sus amuletos que le permitían hacer uso de la magia que había en él. Esperaba no tener que enfrentarse a nada sin ellos. «Aunque siempre las pruebas con los Arcanos son sin elementos mágicos» pensó recordando su experiencia con Suluk y con Amara, las Arcanos de animagia y metamorfomagia respectivamente. Jocker intentó acallar su voz interior, para percibir el por qué el anillo continuaba vibrando y quemando. No tenía sentido que le haya avisado tan pronto antes y ahora estuviese tardando tanto en parecer lo que sea que tenga que aparecerse. Alguien estaba controlando o, más bien, limitando la magia en aquel lugar. —Revelio —siseó, apuntando con su varita de álamo a su alrededor. Nada sucedió, por lo que decidió seguir caminando. No había dado ni diez pasos cuando vio a lo lejos la silueta de un niño pequeño que caminaba en su dirección. Jocker no pudo reconocerlo a simple vista. ¿Sería el hijo de alguno de los demás miembros de la expedición? El mortífago no recordaba haber visto niños ni en el barco que los había traído hasta allí ni durante los tiempos de descanso en las tiendas o en el oasis. —Hola —dijo el pequeño con voz cantarina —Mi nombre es William Black Lestrange. Jocker quedó paralizado. El pequeño niño tenía los ojos color miel, como su padre, y unos crespos castaños, como su madre. Tenía la piel tostada por causa del sol, por lo que el patriarca de los Black Lestrange no estaba seguro si había heredado su tono de piel o los exóticos colores de su madre. El que decía ser el más pequeño de los hijos de Jocker vestía un suriyah de tonos claros y unas sandalias de color marrón. «¿Aquello era el fruto del esfuerzo? ¿O el fruto del dolor?» Jocker estaba desconcertado totalmente. El anillo detector de enemigos que llevaba colgado en el pecho, sin embargo, había comenzado a vibrar con mayor velocidad y a quemar con más intensidad. ¿Le perforaría el pecho, acaso? —¿Cuál es su nombre, señor? El muchacho que seguro no pasaba los 11 años miraba con atención al patriarca de los Black Lestrange. Había un dejo de añoranza en su mirada que no dejaba indiferente al mortífago. Después de todo, lo último que él sabía del hijo que había tenido con Thya, era que su desaparecida hija Audrey se lo había llevado consigo a alguna parte del mundo. «¿De verdad había crecido tanto o era un espejismo? Si acaso aquel era el verdadero William ¿Dónde estaba Audrey? ¿Sabría el muchacho que estaba frente a su padre? Era evidente que no, pero si le decía su nombre ¿le reconocería? ¿le habrían hablado de él alguna vez? ¿le guardaría rencor por no buscarlo?» Preguntas y más preguntas comenzaron a bombardear la cabeza de Jocker. Preguntas y más preguntas comenzaron a bombardear la cabeza de Jocker, que seguía atónito por lo que sus ojos estaban viendo. Estaba tan fuera de sí que se llevó la mano izquierda hasta el pecho para tomar el anillo desde el cordón que lo sostenía. Como estaba bajo su túnica, solo pudo apartarlo de su pecho y no quitarlo como tenía la intención. En su diestra, mantenía la varita firme. —Señor ¿se encuentra usted bien? —dijo entonces el muchachito. —Sí, sí… estoy bien. Solo debo descansar un poco. El sol me está afectando un poco la cabeza —respondió el animago, tomando asiento ahí mismo, en la arena —Mi nombre es Jocker, por cierto. Un dolor de cabeza impresionante comenzó a afectar al hombre cuyo semblante de pronto pareció decaer, haciéndolo ver de muchísima más edad. Se sentía pesado. Y su garganta, parecía haberse secado también. —¡Wow! ¡Te llamas como mi papá! —gritó con entusiasmo el muchacho, aunque no pasó un instante cuando bajó la cabeza con pesar —Aunque él está muerto ahora. Murió en el desierto. Estaba buscando la fuente de la buena fortuna cuando se perdió y nadie más supo de él. Mis hermanos y yo estuvimos buscando su cuerpo por meses, pero lo único que encontramos fue su varita que ahora me pertenece, mira. El espectro que decía ser William Black Lestrange sacó de entre sus ropas la varita de 27 centímetros de álamo puro y la puso frente a Jocker que se miró la mano derecha y notó que, en efecto, su arma estaba en manos del que decía ser su hijo. Un escalofrío recorrió su espina dorsal antes de caer inconsciente en medio de la inmensidad del Sahara. La cabeza le dolía, el pecho le ardía y el anillo seguía vibrando, pero de pronto, nada. En algunas historias, cuando el personaje principal se encuentra en dificultades tan grandes producto del agotamiento físico y mental, al desvanecerse o perder la consciencia de sí mismos, lograban alcanzar epifanías que no solo le devolvía la fuerza sino también les ayudaba a resolver conflictos profundos. Gente se les aparecía en sueños y les daban palabras de aliento o directrices de cómo supervivir. En este caso, sin embargo, la oscuridad total se había apoderado de la mente de Jocker Black Lestrange. Cuando finalmente despertó, el mortífago no fue capaz de mover ni un solo músculo del cuerpo. De alguna forma su pecho había anestesiado el ardor que sentía y la sensación se había extendido por todo su cuerpo. Lo único que podía sentir era su boca reseca. —Aguamenti —siseó apenas. La invocación, sin embargo, no dio resultado pues no tenía su varita en la mano. Fue entonces cuando recordó a su hijo William, o a lo que decía ser el hijo que había tenido con Thya Triviani y la historia que le había contado. ¿En serio aquello había sido real y no una alucinación? ¿Pero cómo podía ser aquello posible? Si él estaba vivo… o al menos, eso creía. —¿William? —pronunció, causándose aún más dolor en la garganta —¿Podrías conseguirme un poco de agua? Intenta un aguamenti. Por más que esperó, Jocker no recibió respuesta alguna a su solicitud. Más que preocuparle el agua que no había recibido, le aterraba la idea de haberse quedado sin varita. Si William había sido una alucinación, tampoco importaba demasiado a esas alturas. Al volver a tener movilidad en su cuerpo, sintió caer sobre sí el dolor, el cansancio y la sed como tres golpes de puño que le dieron en la boca, en el estómago y en las piernas. Estuvo a punto de volver a caer inconsciente, pero estaba seguro que esta vez, la arena terminaría por cubrirlo esta vez. Su túnica llena de arena le pesaba. No sabía si era por causa de la arena que había caído dentro de los bolsillos de piel de moke o si era que su cuerpo agotado el que tenía menos resistencia que de costumbre. Tal vez era una mezcla de ambas. Anheló en ese momento la metamorfomagia que aún no podía dominar. La deseaba porque con ella, en un abrir y cerrar de ojos sería capaz de transformar su cuerpo en uno rejuvenecido y con una piel a la que el sol no le hiciera tanto daño, no como a su pálido rostro ya un tanto enrojecido. —Mi varita. Debo encontrar mi varita —dijo moviéndose lentamente. Nunca antes el patriarca de los Black Lestrange se había visto y sentido tan demacrado como en aquel momento. El fruto de su esfuerzo realmente iba a ser intenso para él, aunque seguro aquello se debía a que el fruto de su dolor no le había resultado ser tan complicado como debía. Los muggles le llamarían karma a aquello que estaba viviendo. —Mi varita. Debo encontrar mi varita —había dicho cuando comenzó a caminar sin un rumbo determinado. Sin su varita, Jocker estaba literalmente perdido, pues sin ella, no solo no podría realizar hechizos, sino que tampoco podría activar el medallón mágico que le mostraba la ubicación de los demás miembros de su familia y cómo llegar hasta ellos. Varios minutos pasaron desde que el hechicero había iniciado la búsqueda de su varita en medio de las dunas; de pronto, una voz cantarina se dejó escuchar. Al girar para ver de dónde provenía el sonido, Jocker vio al mismo muchacho que horas antes había estado con él y que se había presentado como William Black Lestrange. —¡Eh, William! —exclamó con la reserva de sus fuerzas, temiendo volver a desvanecerse. El muchacho giró la cabeza, sonriente y comenzó a saltar en dirección a su padre. Mientras saltaba, jugueteaba con la varita de Jocker entre los dedos, lanzándola al aire y atrapándola después de dar una voltereta o aplaudir una melodía que solo sonaba en su cabeza. —La varita —dijo Jocker cuando el pequeño estuvo frente a él —Necesito la varita. William le miró con cara de pocos amigos, aunque había un dejo de tristeza en su mirada. —No puedo prestártela… es el único recuerdo que tengo de mi padre. Jocker no era del todo consciente de en qué momento el anillo que llevaba colgado en el cuello había comenzado a quemar y a vibrar nuevamente. Solo sabía que la paciencia se le había acabado y que era más que necesario volver a reunirse con Mía, Eobard y Aries. —¿Podrías invocar entonces un aguamenti al menos para mí? —quiso saber Jocker —Muero de sed. La expresión de molestia y tristeza del chico se borraron de su rostro para dar paso a una mirada de compasión. Le explicó a Jocker que él no podía hacer magia pues era un squib y que por mucho que quisiera ayudarlo, no podía. El mortífago cerró los ojos con pesadumbre. Había entendido que la única manera que tenía de recuperar su varita era arrebatándosela a aquel ser que decía ser su hijo, pero que no podía serlo por mucho que le recordara a Thya y a él mismo. Era un impostor, lo sabía en lo más profundo de sus entrañas. Analizaba sus opciones pues no solo sabía que aquel muchacho no era su hijo, sino que también tenía clarísimo que no era humano. Se preguntaba qué criatura o ser mágico podía ser, aunque no descartaba del todo que fuese una ilusión. Sin añadir palabras, Jocker adoptó su forma animaga frente a William quien lo vio con fascinación la transformación del hechicero y aplaudió el acto como el niño pequeño que era. El zorro rojo le miró fijamente y se abalanzó contra él, destruyéndole el rostro a mordidas. Las dunas ahogaron los gritos y absorbieron la sangre de la criatura que Jocker no tardó en dejar atrás. Había vuelto a su forma humana y lágrimas caían por su rostro. La criatura ya no tenía la apariencia de su hijo. Las dunas ahogaron los gritos y absorbieron la sangre de la criatura que Jocker no tardó en dejar atrás. Había vuelto a su forma humana y lágrimas caían por su rostro. No entendía cómo o por qué le había afectado tanto el haber realizado aquella macabra acción. Después de todo, no era la primera vez que le había quitado la vida alguien; lo había hecho cientos de veces, incluso. Varita en mano, el patriarca de los Black Lestrange caminó en silencio. Le perturbaba el hecho que el ser aquel ni siquiera había intentado defenderse de su feroz ataque. ¿Lo habría visto venir? Quizás su inocencia era real, pero ¿por qué adoptar precisamente esa apariencia? De haber adoptado otra, seguramente Jocker se habría limitado a usar la fuerza nada más. Jocker se preguntaba qué mente enferma estaba jugando con su mente. No había derramado ni una sola lágrima en el fruto de su dolor y ahora, que debía esforzarse por alcanzar un fruto, estaba tomando los caminos más cortos. Mientras caminaba, el animago fue quitándose la túnica. Podría haberla limpiado con magia en un abrir y cerrar de ojos, es cierto, pero de su mente no saldría el recuerdo de la sangre sobre él tan fácilmente. El sol le quemaba los muslos mientras caminaba. Su pálida piel estaba recibiendo los rayos del sol de forma directa, pero una brisa suave venía a reconfortarle el cuerpo y el espíritu de tanto en tanto. «Hola. Mi nombre es William Black Lestrange» escuchó decir en su mente, con voz cantarina. El rostro del mortífago se endureció. Podía asesinar personas, era cierto, pero no podía asesinar recuerdos. Olvidarlos, sí; con el encantamiento correcto todo era posible, pero prefería no hacerlo. William merecía ser recordado, incluso, cuando un impostor había intentado robar su identidad. —No. Ese no es tu nombre.

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