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Nathaniel Malfoy

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Mensajes publicados por Nathaniel Malfoy

  1. Hola!!
    No está la cosa muy activa entonces sólo puedo traer dos reportes (a no ser que queráis que haga spam :unsure: xDDDD)
    Visita realizada por: Nathaniel Malfoy
    Lugar Visitado: Mansión Riddle
    Nombre 09/04/2017
    Indicar quien recibió al Guardián: Maidis :perv:
    Visita realizada por: Nathaniel Malfoy
    Lugar Visitado: El Caldero Envenenado
    Nombre 11/04/2017
    Indicar quien recibió al Guardián: Maidis :love:

     

    Eso es todo amigos *-*

     

    *deja chocolates*

    • Me gusta 1
  2. Para su sorpresa volvía a verse un tanto aventajado en función de cómo habían ido las cosas en el desarrollo del segundo duelo contra su hermana Avril. Sin embargo, nunca podría bajar la guardia al estar enfrentándose a un mortífago y muchísimo menos en el caso particular de la Malfoy, una talentosa muchacha que había logrado la gloria en tiempos pasados dentro del bastión.

     

    Y así fue. Para cuando se dio cuenta Nath, la joven que compartía sus genes se sacó un inesperado truco, lo que era comúnmente conocido como un as de la manga. El rayo que pretendía abrir grandes y profundas heridas sangrantes en el pecho de Avril pasó de largo, penetrándola como si de un ser intangible se tratase. Por si fuera poco, había curado aquella muñeca que previamente fue rota por el efecto del británico. ¿Cómo podía en apenas segundos volver a equilibrar el choque? Era hora de actuar.

     

    - ¡Sectusempra! - insistió gimiendo. No tardó ni dos segundos en cuanto vio a su hermana curarse con un efecto su muñeca, lanzó el rayo hacia ella, siendo de nuevo una clonación del anterior grito y movimiento de varita. Al mismo tiempo, su hermana hizo aparecer una lluvia de cuchillas en forma de media luna, que brillaron y de nuevo emitieron algún reflejo en las inmediaciones del lugar donde se celebraba la épica batalla de ambos magos tenebrosos. ¿Intercambio de daños? Por supuesto. Tanto la invocación Seccionatus de Avril, como el rayo del londinense impactaron en sus objetivos. Sintió doce punzadas, cada una casi más dolorosa que la anterior. Cerró los ojos momentáneamente e inspiró. A pesar de que estaba sufriendo, cuando logró vislumbrar a su hermana, ella también estaba emanando sangre a borbotones, lo que tiñó el suelo que la sostenía. Con la mano libre y menos hábil, la zurda, el ex-Nigromante arrancó una a una las cuchillas, pero al mismo tiempo...

     

    - ¡Expelliarmus! - gritó terminando de sacarse la última cuchilla y tirándola al suelo. Emitían un sonido como de dos vasos golpeando entre sí según éstas tocaban tierra. El haz de luz escarlata partió de la punta de la varita de avellano del ex-Nigromante, con la intención más que certera de no hacer nada para impedirlo, de hacer volar la varita a unos cinco metros de la muchacha.

     

    Ella necesitaba curarse de unas heridas más graves que las de él. Y estaba vomitando babosas incesantemente. Y un rayo para desarmarla viajaba rápidamente hacia su varita. - ¡Pago yo! Prometido, no te enfades, sólo bromeaba... - bramó mirándola. Al fin y al cabo compartían sangre y bando. Y le tenía cariño. Por lo que fueron.

     

    Por lo que eran y podrían ser.

     

    ---

     

    @@Avril Malfoy

  3. La situación era un cuanto turbia. Habían sucedido numerosos eventos en cuestión de segundos: tras haberse protegido del rayo inicial de su hermana con un escudo blanquecino, Nathaniel había estado rápido conjurando un efecto que produjo al instante un sonoro crack en las inmediaciones de las torres donde los dos mortífagos se batían en duelo. Aunque era algo puramente de práctica en donde perfeccionar sus habilidades y volverse más poderosos conforme el tiempo pasase, no podían negar que ambos eran ambiciosos -- una cualidad innata del bando oscuro -- y querían ganar al otro fuese como fuese.

     

    Incluso con violencia.

     

    Precisamente cuando se hubo escuchado aquel estallido de la muñeca de su hermana, la cual sostenía su varita, el Tempestad recibió una mudez inmediata. ¡Con lo que a él le gustaba hablar e interactuar en las batallas para así sacar de quicio a sus oponentes! Menuda tragedia. Tuvo que actuar rápido, mostrando sus dotes y aquellas cualidades de duelista que otrora lo llevaron a los altos rangos del bando por el que daría su vida e incluso más.

     

    - Babosas. - pensó siendo rápido en la anticipación de movimientos. El londinense era una persona que en cuanto a los duelos trataba de castigar el error del rival en lugar de ser él el que trataba de arriesgar. El mejor ataque era una buena defensa. El rayo emanó de la punta de su varita en la diestra y, al mismo tiempo, de la varita de Avril salió otro rayo exactamente idéntico al inicial con el que abrió la pelea. Sin embargo, la balanza volvía a inclinarse hacia el lado del británico: los dos rayos salieron, sí; mas el suyo impactó en su hermana, una maldición no-verbal que provocaba en su contra problemas intestinales con babosas, mientras que el de ella ni siquiera despeinó al ex-Nigromante. Así sabría lo que se sentía al estar callado durante un buen rato, de no tomar cartas en el asunto para finalizar los vómitos de babosas. La distancia que los separaba era ahora de unos diez metros, recorrido que sirvió para ver cómo al mismo tiempo que ella recibía el impacto del Babosas de Nathaniel, su haz de luz identificable como un Sectusempra se perdía en la inmensa noche, iluminando momentáneamente el lugar, mimetizando la tormenta que azotaba a New York.

     

    - ¿Has perdido la puntería? - masculló fanfarrón. - Échame una mano con esto... ¡Oh wait! Que la tienes rota... - continuó gritando, tratando de sacar de sus casillas a Avril. Ahora él contaba con ventaja: Avril tenía la muñeca de la mano más hábil fracturada y no paraba de llenar el suelo de Babosas, repugnantes y vivas. - ¡Qué aproveche, cariño! - añadió al segundo, tratando de concentrarse y no estallar en carcajadas ante la imagen que se le presentaba.

     

    - ¡Sectusempra! - gritó, sintiéndose enérgico. El haz de luz ya usado dos veces por la muchacha, partió con velocidad hacia su hermana. Estaba un tanto indefensa en aquel momento, pero siempre se esperaba grandes cosas de sus rivales cuando se trataban de mortífagos. Aguardó, con todos sus sentidos volcados en aquella pelea.

     

     

    ---

     

    @@Avril Malfoy

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  4. Tardígrado.

     

     

     

     

    Así era Nathaniel Malfoy. Una persona impuntual y que, para colmo, se movía con lentitud. No le gustaba caminar rápido, era lento cual tortuga. Además, por si fuera poco, le encantaba darse aires de superioridad. Era una persona que, de haber pertenecido a alguna clase social en concreto, pertenecería a la realeza.

     

    Y le encantaban las mujeres. Eso era una perdición para él. Le daba igual cualquier tipo de mujer siempre y cuando le entrase por el ojo; incluso de haber sido miembro de la estirpe real, no le importaría contraer un matrimonio morganático con una mujer que no pertenece a este rango y cuya descendencia no podría tener derecho a la corona. Pero... ¿a quién le importaba la descendencia? A nadie. Nada. A él le importaba absolutamente nada. Lo único que quería era tener una persona a su lado con la que intentar tener gemelos. Practicar antes. Practicar mucho. Practicar a tener gemelos hasta que saliese número impar. Ese era el suculento y pantagruélico manjar para él: el placer.

     

    Se vistió con celeridad y dio su auto-aprobación al sonreírse en el espejo. Se veía bien vestido, con aquella camisa de lino y unos pantalones vaqueros azul cielo. Iba bastante informal, pero el tiempo que hacía fuera invitaba a vestir sin abrigo y disfrutar de los rayos de sol. De fondo se escuchaba la radio sonando, un programa que hablaba de antiguas emisiones televisivas muggles. Hablaban de "Los Chiripitifláuticos", al parecer un programa infantil. Apagó la radio sin prestar mayor atención y lanzó sus pies en dirección a la puerta de su habitación en la mansión Malfoy, dispuesto a irse, mas al caminar se dio cuenta de que tenía que frenar en seco. Hacía unos días había sufrido una irritación en la piel, en la zona del perineo, lugar incómodo de mostrar y más incómodo todavía de confesar. Aún siendo así, se dignó a visitar a un médico muggle en su estadía en Galicia, unas mini-vacaciones que se había permitido en el noroeste de la península ibérica española. Todo lo que sospechaba días antes se vio confirmado en el momento de la visita al doctor: tenía un eccema, una inflamación aguda de la piel en aquella zona considerada tierra de nadie.

     

    Afortunadamente no era crónico y podría tratarse con una pomada que no era de precio desorbitado y eso le dio un alivio al corazón. Ahora que había asentado cabeza y ya no cortejaría al 99% de las mujeres de Ottery y alrededores, tendría que aprovechar para estar completamente listo ante el estreno se.xual con Maida Yaxley, su novia. Giró sobre sus talones y buscó con ansia el tubo de pomada que necesitaba para aliviar la zona inflamada anteriormente descrita y que a éste narrador no le gustaría tener que repetir. La encontró detrás del libro de Filosofía de Heidegger -- y encima de unos apuntes hechos a mano -- que trataba sobre lo óntico: es decir, lo referente al ente o lo relacionado con él, un ejemplar que venía leyendo desde hacía varias semanas. Había encontrado muchas cosas útiles aplicables a su día a día, pero en especial había remarcado una zona con un marcapáginas donde un renglón del autor le parecía realmente interesante.

     

    Tomó el botecito de pomada y sin querer observó los papeles sobre los que éste residía; trataban sobre los paralelepípedos, poliedros de seis caras. Hizo caso omiso a los escritos del hexaedro y sus cálculos de ecuaciones de volumen y fue directamente al epicentro de la cuestión: sanar su problema. Tomó una cantidad ínfima del ungüento -- pues ya era viscoso de por sí y se extendía con facilidad -- y aplicó sobre la zona infectada. Volvió a subirse los pantalones y a abrochar el cinturón.

     

    - Menudo alivio, por Voldy. - masculló entre dientes.

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  5. - Ya, ya, ya está... - musitó el ex-Nigromante escuchando las palabras de la joven Yaxley. No le importaba nada puesto que más o menos ya se había olido la tostada con anterioridad. Se notaba que era novata y no sólo en aquellas facetas de conocimiento... No. Al parecer, tras aquellas declaraciones, se estaba confirmando lo de que Maida era inexperta en todos los temas vinculados al amor.

     

    - Y yo preocupado en enseñarle... - pensó.

     

    La situación podría ser un tanto incómoda teniendo en cuenta la falta de confianza que residía entre ambos. Los lazos iban forjándose poco a poco y, en su caso, estaban dando pasos de gigante aún sin hacer nada como intimar. En otros tiempos, en otra época más joven e inexperta, le hubiese molestado e incluso se habría replanteado el motivo por el cual había decidido comenzar algo con alguien que no estaba dispuesto a tomar decisiones como aquella por él. Pero ya era un hombre, lo suficientemente maduro como para saber lo difícil que eran aquellos temas para las primeras veces. Él estaría al pie del cañón porque ella se lo merecía, porque era alguien que suponía más que una noche de pasión. En apenas unas semanas había descubierto una persona inocente, sincera, simpática y con un montón de cosas positivas que mejorarían al Malfoy en su integridad. Había recuperado la ilusión en el amor y no podía negar que hasta le hacía ilusión empezar de cero con ella e ir lento.

     

    - Maida, estoy muy ilusionado con esto que estamos teniendo y es realmente lo que menos importancia tiene ahora mismo. Así que no le des más vueltas, descansemos, mañana será un día largo y hay que estar con energías. - murmuró mientras la abrazaba en cama.

     

    Y ambos acurrucados. ¿Qué más importaba? Ya podía estallar la tierra en aquel mismo momento que al joven británico le hubiese dado exactamente igual. Estaba con ella y eso era lo único que le importaba.

     

    - Buenas noches, bebé... - logró decir entre dientes cuando hubo cerrado los ojos y se fusionaba con Morfeo en un baile de unas cuantas horas. Sería un alivio descansar como es debido para tratar de ayudar a su primo al día siguiente.

     

     

    ---

     

    @

  6. - But I don't mind!! As long as there's a bed beneath the stars that shine... - la voz de Mile resonaba en su apartamento en Sutton. La habitación era, como cabía esperar, diminuta para una superficie total del inmueble de unos treinta metros cuadrados. Acababa de salir de la ducha y los buffles musicales no dejaban de resonar a todo volumen con una canción de Oasis, The Importance of Being Idle. Los agudos del joven británico eran mejores que los de Noel Gallagher. Nada inesperado, llevaba ya años cantando y Noel tampoco es que fuese la crèmme dela crèmme.

     

    Su escuálido cuerpo aún permanecía desnudo y goteando de haberse secado mal. Siempre a las prisas, siempre impaciente. Se sentó sobre el borde de la cama y cerró los ojos, sintiendo las idas y venidas de la canción hasta que ésta llegó a su fin y el programa que utilizaba para poner música, aprovechaba para colar una cuña publicitaria.

     

    - God f*cking hell...

     

    No había cosa que más le enfadase, al menos en la vida diaria que llevaba como lobo solitario, que las cuñas publicitarias. Paró la música y apagó los altavoces, malhumorado. Miró por la ventana de la cuadrada habitación y observó el día fuera, que no era nada ni excesivamente caluroso, ni excesivamente frío. Tomó por lo tanto una camiseta blanca básica -- dado que tampoco era su afán aquello de vestir de etiqueta anunciando productos que no eran los suyos propios -- y unos jeans de color azul eléctrico. Para salvaguardar sus brazos del frío que pudiese hacer conforme avanzase el día y la noche comenzase a brillar, tomó la chaqueta de cuero negra que llevaba prácticamente 360 de 365 días del año. Unas deportivas blancas que, contradiciéndose, anunciaban una marca que estaba bastante a la moda, cubrieron sus pies. Estaban sucias, gastadas, maltratadas. Poco le importaba. Lanzó una mirada en el espejo del baño a su look, tras haber limpiado el vapor de agua que se instauró con anterioridad por la ducha prolongada en agua caliente y sonrió. Estaba... hecho un f*cker.

     

    Pasó la mano por sus cabellos también semimojados para acomodarlos en lo que pretendía ser un tupé y no llegaba a amago del mismo. Sobre aquello se puso un sombrero de canotier, que eran los que tenían un acabado en paja de color amarillenta/beige y con una cinta antes de llegar la parte más ancha, de color negro. Lo colocó sin prestar mucha atención a lo que hacía, ni si se despeinaba. Le daba igual y era ya más un movimiento mecánico que otra cosa.

     

    Antes de salir de casa, comprobó que llevaba consigo las llaves y algo de dinero. También cogió una cajetilla de cigarrillos y algún papel de liar y filtros. Cuando estaba a punto de cerrar, volvió a tener que entrar de nuevo a por las llaves del coche. Todo se había vuelto un conjunto de improperios ante la repentina falta de memoria. Finalmente logró salir de su casa y, cargando la guitarra en la funda a su espalda, se marchó de Sutton en su Austin WestMinster MKII del '63.

     

    Tras conducir alrededor de 170km -- que era la distancia entre Sutton y Bristol -- en su Austin negro, logró llegar a la Rave Factory. Era un lugar que había estado promocionado los últimos meses, pero no una promoción de las que cabía esperar de radio, televisión... No. Las mejores promociones eran las que se pasaban de boca en boca y, últimamente, el joven Mile no lograba escuchar otra cosa que no fuese eso en sus conciertos en pubs británicos. Porque sí, en aquel año sabático que había decidido tomar, se había volcado con la música: que si piano, que si acústica, que si cualquier instrumento era válido para irse a los míticos pubs ingleses en los que a cambio de tocar dos o tres horas, bebías consumiciones gratis. Y eso era precisamente lo que él quería, beber gratis y hacer algo que le gustaba mientras un puñado de jóvenes como él lo coreaban y vitoreaban una vez terminada la actuación. Gracias a aquella afición lograba llevarse a una chica diferente cada fin de semana a su apartamento minimalista.

     

    Aparcó en las inmediaciones de la fábrica donde tenía lugar la fiesta y se adentró como pudo tras haber chocado con decenas de muchachos y muchachas que iban y venían de un lado a otro cargados con alcohol y otras sustancias estupefacientes. Por el camino había decidido liarse un cannabis virgen, sólo de Marihuana, y casi se le cae todo al suelo tras chocar con un par de jóvenes que no sabían lo que hacían.

     

    - Hey, c'mon you c*nt! Move yourself properly or I'll punch you in the d*ck with a cactus!

     

    Y así era él. Agresivo, con poca paciencia. Sin embargo era un buenazo con sus más allegados, siempre y cuando no hubiese motivos para enfadarse estaría ahí al pie del cañón dándolo todo por los suyos. ¡Qué mal lo había pasado cuando se quedó huérfano! Un tipo tan familiar que vio mermado su núcleo más íntimo y, por consiguiente, todo su carácter y forma de ser se vieron tornados a algo más áspero a lo que venía acostumbrado. Cuando hubo logrado obtener un jäggerbomb en vaso ancho y gratis -- por aquello de que iba a tocar alguna canción -- se fue a colocar a un lugar que venía siendo más alto que el nivel del suelo. Una especie de altillo. Sacó la guitarra y comenzó a afinar de oído. Sí, de oído. Con todo aquel tumulto de gente gritando y la música sonando. No le importaba la audiencia que tuviese, ni siquiera si a alguien le interesaba su música. Consiguió una silla la cual posó en el altillo y se sentó sobre ella. Cruzó las piernas y tras beber un trago largo de Jägger y negar con la cabeza debido a lo cargado que estaba, pegó un par de caladas a su p**** y comenzó a cantar.

     

    - I need to be myself... - la monótona y pegadiza melodía de Supersonic, tema clave de Oasis, comenzó a sonar. Iba cambiando con parsimonia los dedos en el mástil de su guitarra y sonaba... realmente bien. Ya estaba tan acostumbrado a tocar y cantar que iba dando caladas entre acorde y acorde al pitillo.

     

    - Cause my friend said he'd take you home!! He sits in a corner all alone. He lives under a waterfaaaaall... - el estribillo había sido modificado del normal cantado por Liam Gallagher, su ídolo, y había hecho unas quintas por arriba en diferentes partes del tema. Menudas covers se marcaba Ittledick. Para su asombro, un grupito de jóvenes se había acurrucado a escuchar Oasis, a quienes sonrió con complicidad sin dejar de cantar.

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  7. Holisssssssss!


    Vengo a dejar cositas *deja primero una caja de bombones y luego una nota con muchos(?) reportes*


    Let's go:


    Visita realizada por: Nathaniel Malfoy

    Lugar Visitado: Mansión Riddle

    Nombre 02/04/2017


    Indicar quien recibió al Guardián: Orión Yaxley



    Visita realizada por: Nathaniel Malfoy


    Lugar Visitado: Mansión Riddle

    Nombre 05/04/2017


    Indicar quien recibió al Guardián: nadie aún :unsure:


    Y aunque sé que no me fue asignado el Caldero, no sé si tendrá validez o no, pero me apetecía rolear por allí (tengo una trama con Maida por el Diagon, entonces escogí el Caldero :love: si no cuenta pues ignorenme T_T)



    Visita realizada por: Nathaniel Malfoy


    Lugar Visitado: El Caldero Envenenado

    Nombre 06/04/2017


    Indicar quien recibió al Guardián: nadie aún, espero que Maidis :love:



    Y eso es todo por ahora :ninja:


    *deja besos y abrazos y se va*


    :love:



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  8. - Maldita sea, llego tarde de nuevo. - el ex-Nigromante estaba con gesto apresurado y abría las puertas del armario de par en par, recorriendo con sus orbes azules todas las prendas que allí se le presentaban. Finalmente termino por decantarse por un conjunto medianamente informal y de abrigo, ante la tormenta que se avecinaba: un sobretodo marrón clarito con unos vaqueros gruesos, de invierno, y unas botas de similar pero diferente tonalidad que el sobretodo.

     

    Lanzó una mirada de aprobación ante el espejo y no dudó en ponerse la capucha para proteger sus cabellos naranjas aún mojados de la ducha, los cuales desprendían un aroma a coco del gel recientemente comprado en las inmediaciones del callejón Diagon.

     

    Tras haber hecho lo propio para desaparecerse, unos segundos más tarde logró conectar con Nueva York. No era la primera vez que visitaba los Estados Unidos, todo lo contrario. Era un lugar que le fascinaba, además de que en territorio muggle era interesante la fiesta y los exóticos lugares que visitar, en cuanto a magia era el territorio que había guardado durante años el MACUSA, organización mágica inspirada en el Congreso de Magia Británico, el predecesor del actual Ministerio de Magia.

     

    Un freak, eso era el Malfoy. Se había documentado mucho sobre Historia de la Magia a lo largo de su vida porque era de los conocimientos que más le atraían y todo esto fue en aumento cuando se enteró de la vacante en la Universidad. Ahí sí que había puesto los codos y no sobre la barra para beber la tan amada Ginebra que le causaba jaquecas al día siguiente.

     

    Se apresuró a ascender de manera ortodoxa por las escaleras que llevarían a la azotea de las torres gemelas. Tenía información de dónde le esperaría Avril, su hermana, así que sólo le quedaba la opción de subirse a la torre de enfrente y, como llegaba tarde, recibir el ataque de lleno contra él. Seguramente algo contundente; estaría molesta por haber perdido el primer enfrentamiento.

     

    Así fue. Cuando se hubo posicionado, un rayo viajó hacia él con celeridad.

     

    - Protego. - masculló. Un escudo blanquecino lo envolvió y con sonido futurista, se tragó la ofensiva de su hermana que recientemente le había dado la bienvenida. - Veo que empiezas fuerte eh... El que pierda paga una cena, ¿te parece? - propuso la apuesta y sin más apuntó hacia ella.

     

    - Absorvere... - susurró. Un sonoro crack dejó entrever que la muñeca de la mano que sostenía la varita de Avril estalló, haciéndole imposible sostenerla con propiedad para mantener el duelo. Así comenzaría la batalla con algo de ventaja de no hacer nada ella por remediarlo.

     

    Expectante, adoptó una posición cómoda y aguardó otra ofensiva.

     

     

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    @@Avril Malfoy

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  9. Finalmente parecía que el escándalo provocado por la madre de su novia Maida se había solucionado y ésta había accedido a creer las palabras que el ex-Nigromante le había dedicado. Sin embargo, toda aquella euforia que le había llevado a cerrar la puerta con llave y magia, dado que estaban a punto de pasar su primera noche solos, se esfumó al escuchar lo que la Yaxley decía.

     

    ¿Cómo que iban a dormir uno en un sofá y la otra en la cama? ¿Cómo que iba a coser las sábanas? ¿En qué lío se había metido el Malfoy con ésta jovencita? Negó con la cabeza sin borrar la sonrisa de su rostro. Aclaró la garganta y elevó su diestra hacia la cabellera de Maida, acariciándola con cariño y lentitud.

     

    - Veamos, mi reina. No hay manera de que cosas las sábanas, ni de que yo duerma en el diván. - comenzó diciendo sin dejar de reír. - Por mucho que te resistas eres mía, ¡sólo mía! - con sus ambas manos había descendido hacia un poco antes de las caderas, haciéndole cosquillas por el abdomen. - Me niego a dormir en otro lado que no sea en cama contigo, además de que... ¿No crees que hace demasiado calor para dormir vestidos? - su cara había sido de perversión total y una carcajada finalizó aquella pregunta indiscreta. Era hora de comenzar a avanzar juntos si de verdad iban en serio. Aunque ciertamente, ella era un tanto reservada con él en especial en aquellos temas. ¿Es que acaso tenía algo que ocultarle al británico que aún no le comunicase por falta de confianza en él? Ojalá que no fuese así, puesto que nada le molestaría de ella, salvo la vergüenza a hacer cosas con él o comunicarle hechos importantes tal y como él había comunicado hacía unos minutos.

     

    - Venga, no hay más que hablar. ¿Quién es el mayor de los dos? ¿Quién es el que tiene que aportar la cordura? ¡Yo! - dijo divertido. La tomó en los brazos como si de dos novios en la noche de bodas se tratase y la tiró sobre la cama con cuidado. Previamente había iluminado la sala con su varita y al lanzarla sobre la cama que pronto les serviría de descanso ante las aventuras que se les avecinaban, observó cómo el polvo propio de los años de desuso se esparcía por los aires.

     

    - ¿No crees que sería mejor darle uso a esta cama tan... apetecible? - musitó tirándose sobre ella y a escasos centímetros de su boca.

     

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    @

    • Me gusta 1
  10. Un montón de cosas habían sucedido en apenas unos minutos: una persona se había presentado allí, siendo el primero en hablar, para tratar de asistir a las clases sin estar siquiera en la lista. El ex-Nigromante, pensativo, lo miró a los ojos y volvió la vista hacia uno de los papeles que había depositado con anterioridad en la mesa. Verificó que su nombre no estaba allí apuntado así que no tardó en tomar una pluma y entregársela al recién llegado.

     

    - Toma, apúntame tu nombre aquí. Claro que puedes estar de oyente sin problema ninguno. Cualquier duda que tengas puedes preguntármela y considérate un alumno más. - indicó con una sonrisa cordial en sus finos y blanquecinos labios. Al poco rato de que éste se sentase y agilizase aquel mero hecho burocrático de anotar un nombre para llevar constancia de la asistencia a clase, el británico cambió su sonrisa por un gesto de sorpresa. ¿Es que Orión realmente iba a asistir a las clases de su primo? No pudo evitar bufar con un falso enfado. En el fondo le encantaba tenerlo allí pero no lo admitiría puesto que había que guardar las formas.

     

    Para cuando hubo asimilado todos estos hechos y sus alumnos, incluyendo al recién incorporado, estuvieron asentados, las respuestas a las preguntas comenzaron a llegar a sus oídos, a viva voz. Asentía atentamente a todo lo que decían tanto Orión como Sagitas, a quien recordaba de su antigua etapa en el mundo mágico, hacía alrededor de siete u ocho años. Ambos alumnos se habían dejado hechos importantes por el medio, mas no podía evitar sorprenderse de aquellas contestaciones que iban más que bien encaminadas. Como era de esperar, Orión había dejado un par de matices de sus conocimientos e ideologías humanistas; nada que le sorprendiese de él. Lo conocía suficiente. Le gustaba saber, sin embargo, que su primera clase podría ser fructífera y ver que había gente que aún en la actualidad guardaba algo de aprecio por las historias de los antepasados mágicos de Ottery y alrededores, así como de otras partes del mundo. ¿Cómo podría ser capaz alguien de rechazar e incluso infravalorar el trabajo y avances realizados por magos antiguos que habían dado pie a nuestra evolución presente?

     

    - Pues, la verdad, no puedo estar más contento. - comenzó a hablar cuando ellos hubieron terminado. - No me cabe duda de que ésta clase será una mezcla de productividad y diversión, o eso espero yo también. - continuó diciendo. Con su diestra accionó la varita y borró todas las preguntas del encerado. Poco a poco fueron escribiéndose nuevas letras con la misma caligrafía que la inicial -- que era la suya propia -- formulando una especie de apuntes que estaban siendo copiados del ejemplar del libro de Bathilda Bagshot. Aquellas líneas iban formándose y hablaban precisamente del MACUSA.

     

    - Bien, como podéis leer aquí mismo, el MACUSA es el nombre que se le da como acrónimo al Mágico Congreso de USA, creado en 1693. Sé que las fechas siempre son tediosas y aburridas de aprender, pero durante este curso de Historia de la Magia no aprenderemos muchas, aunque sí querría que os quedaseis con las que yo considero más importantes. Esta es una de ellas en vista de cómo orientaré la enseñanza. Apuntadla. - su voz sonaba clara. Había avanzado unos pasos hacia el borde de la mesa y así mismo el borde del altillo del profesor y dejó caer su trasero sobre la mesa de roble. Informal, pero cómodo y cercano a sus alumnos. Tragó saliva para hidratar su garganta y continuar hablando. - Podéis usar vuelaplumas, pero id apuntando éstas cosas que os voy diciendo y a la vez resumiendo en el encerado. - indicó mientras a sus espaldas las letras no cesaban en su empeño por formar frases y a su vez, oraciones. - Vale, pues el MACUSA se forma tras la introducción del Estatuto Internacional del Secreto y, por ello, podemos afirmar que el MACUSA nació siendo algo clandestino, una organización con administración propia que tenía como objetivo la felicidad de los magos y brujas de todo el mundo. - iba tomando pausas para respirar y aclarar la garganta. Así también no se hacía todo tan pesado y los pupilos eran capaces de copiar o de asimilar lo que estaban escuchando.

     

    - El MACUSA estaba inspirado en el consejo de Magos de Gran Bretaña, que si no lo sabéis es... - movió sus manos en el sentido de las agujas del reloj. - ¡Bingo! El antepasado de nuestro conocido Ministerio de Magia del que hoy gozamos. ¿Comprendéis ahora la importancia de la Historia? - inquirió satisfecho. Conforme las letras iban llegando a la parte inferior del encerado, automáticamente las de la parte superior y por ende más antiguas, se iban borrando. Era un ciclo. Tomó la palabra de nuevo.

     

    - Ahora que ya hemos introducido lo del MACUSA y tenemos un poco más claro ésto, quiero que toméis ésto en vuestras manos. - con un nuevo ademán de varita había hecho que tres giratiempos se posasen sobre las mesas de sus alumnos; uno para Orión, otro para Sagitas y otro para Antoni. - Sí, son giratiempos. Os estaréis cuestionando porqué e incluso que qué loco estoy por hacer esto y usar éste tipo de cosas. Como ya sabréis no podemos alterar el pasado, pero... ¿qué mejor forma de conocer la historia pasada? Seamos observadores de ella y tomemos notas. Tenéis que darle seis vueltas y media. Ni una más, ni una menos. - advirtió. Las consecuencias de darle más vueltas sería algo devastador, puesto que alguno de ellos se aparecería en otro lugar y época completamente diferentes y tendría que lidiar con todo lo que surgiese solo.

     

    - El plan consiste en lo siguiente: obviamente no podemos ser vistos. Con éste numero de vueltas viajaremos a Norteamérica, a la época del primer presidente del MACUSA, el señor Josiah Jackson. La prioridad de éste muchacho es la de proteger al mundo y en especial a los Estados Unidos de los magos más oscuros y por ende, más peligrosos. Nos apareceremos de inmediato cuando demos las vueltas que os he dicho, en la entrada del edificio en el que se reunían, justo al lado de un enorme contenedor de basura. Allí tendremos que ver cómo se viste la gente de la época, que espero que no sea demasiado diferente a la nuestra, y colarnos en la reunión que el señor Jackson mantendrá con los primeros doce voluntarios en ayudarle a dar caza a los magos tenebrosos. Mantendrán una reunión, si mal no recuerdo, a las doce de la mañana. Nosotros apareceremos a las diez en el contenedor, así tenemos dos horas de margen para conseguir ropa diferente si fuese necesario, burlar a los guardias de seguridad que están vigilando que nadie se cuele y conseguir entrar en el despacho donde se reunirán las trece personas, es decir, los doce voluntarios y el presidente Josiah. ¿Entendido? - preguntó con ojos ilusionados. Esperaba que todo saliese bien y que sus alumnos se mostrasen participativos y al menos la mitad de motivados que él. Era sin duda una aventura que al Malfoy le seducía. Carraspeó de nuevo y lanzó una mirada expectante.

     

    - Cuando estéis listos, tomad todo lo que necesitéis y partamos a Norteamérica, Canadá, Toronto. Repito, el plan es pasar desapercibidos, quizá tengamos que aplicar algún hechizo aturdidor o algo para poder colarnos en la reunión, pero una vez lleguemos a la puerta del despacho de Josiah, el 90% del plan estará hecho. Dentro de su despacho hay una puerta que lleva a un habitáculo de unos siete metros cuadrados aproximadamente en donde no hay nada más que utensilios de limpieza y algún libro. Es ahí donde nos meteremos cuanto antes para presenciar la reunión y saber de qué hablan, así como identificar quiénes fueron los primeros doce aurores que combatieron el mal. - sus palabras salían con ilusión de la garganta. Hacía tiempo que no ejercía de maestro y qué mejor forma que yendo al pasado con sus alumnos para retomar viejas costumbres.

     

    - Cuando queráis, nos vamos. - finalizó.

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  11. http://i63.tinypic.com/2e6bqe8.png


    «Todos los alumnos de Hogwarts estaban de acuerdo en que Historia de la Magia era la asignatura más aburrida que jamás había existido en el mundo de los magos. El profesor Binns, su profesor fantasma, tenía una voz jadeante y monótona que casi garantizaba una terrible somnolencia al cabo de diez minutos (cinco si hacía calor).»

    Harry Potter y la Orden del Fénix




    http://i65.tinypic.com/2myyw5u.png




    - Rápido, Chávez. Tienes que estar más rápido en ocasiones como éstas, sino no daré llegado a las clases y es el primer día. - la voz del ex-Nigromante lucía de mejor humor que otras veces. ¿Cuál era el motivo? A decir verdad, era debido a múltiples factores que se habían dado recientemente: su estabilidad sentimental, su trabajo en el bastión tenebroso, las reuniones familiares y, por último, aquella lechuza que recibió unos días atrás donde se le informaba de la concesión del trabajo de profesor de Historia de la Magia. Quizás para otras personas fuese una asignatura aburrida, que carecía de acción y que se remontaba a leer y releer libros de los cuales no se sacaría nada en limpio.


    Pero no. El británico estaba más que convencido que cualquier docencia se vería con buenos ojos si la persona que la impartía transmitía su pasión a los pupilos. Daba igual que fuese aritmética, Encantamientos, Historia, Leyes o Pociones. Cualquier cosa dependería del maestro. Y principalmente eso era lo que activó, en aquella mañana soleada, al londinense. Finalmente el elfo logró planchar su americana gris oscura a tiempo y dejándola impoluta, casi nueva y con una perfección más que destacable.


    - Buen trabajo, pequeñín. - las palabras cariñosas sonaron extremadamente mal en la boca del Malfoy. ¿Qué le estaba pasando? ¿Dónde estaba aquella faceta escondida? Se encogió de hombros, siendo consciente de que incluso Chávez estaría atónito de recibir tales muestras de afecto. Dio los dos últimos mordiscos al plátano y tiró la monda a la basura. Giró sobre sus tacones y se desapareció en un santiamén.




    ***********************



    Tras dejar la mansión, sus pasos se extendieron con celeridad por la Universidad Mágica. Allí había citado a sus dos primeros alumnos, quienes iniciarían una nueva etapa y abrirían la veda de enseñanza de Nathaniel Malfoy. Respiró fuertemente por la nariz, cerrando los ojos y dejando que sus pulmones se llenasen al máximo. Olía a nuevo; probablemente debido a sus nuevos zapatos de charol. Un uniforme elegante pero sutil: la americana gris planchada por su elfo salvaguardaba a una camisa de seda italiana blanca, con algún detalle en gris perla que bordaba los bolsillos y puños. Los pantalones exactamente idénticos en tonalidad a la chaqueta y por último, dejando entrever sus desnudos tobillos en los que los calcetines no aparecían por ningún lado, unos zapatos de charol negros con los cordones alineados a la perfección. La noche anterior se había conjurado a sí mismo un encantamiento para que no se le rozase el material sintético de su calzado con los talones y demás partes del pie, puesto que sino iban a ser bastantes los días sintiendo molestias a la hora de caminar sin calcetines. Malditas modas muggles y maldita la hora en la que decidió encandilarse por ellas.


    Sus pasos se fueron sucediendo el uno tras el otro recorriendo las instalaciones de la Universidad. La lechuza previamente enviada a las dos personas inscritas a Historia de la Magia deberían de haber llegado ya, indicándoles como era de esperar, la localización del aula de Historia de la Magia dentro de la Universidad. El joven pelinaranja llegaba con tiempo de sobras y decidió darse un paseo por el lugar para así irse familiarizando con la que sería una de sus "segundas casas" donde ganar unos galeones para ir tirando a fin de mes.


    E incluso había llegado a tal punto de ilusión por retomar las docencias en organismos regulados del mundo mágico, que se había hecho con un mapa que detallaba a la perfección dónde estaba cada sitio localizado, incluyendo así las aulas, cafeterías y demás rincones de esperar. Desplegó el pergamino para observar el sistema de organización del primer piso y localizó su destino: Aula 4F. Tomó el camino más corto y tras dedicarle un par de segundos a su reloj de mano, se puso manos a la obra.


    No tardó en llegar, mas el haber ido andando por las escaleras hizo que jadease levemente. Accionó la manilla dorada y fría de la puerta y se adentró en el lugar. No era extremadamente lujoso, tampoco era sofisticado: era lo que se podría esperar de un aula convencional y así se había encargado de hacérselo llegar a sus superiores. No necesitaba nada que no fuesen libros, espacio necesario y un entorno iluminado. Un habitáculo ancho, con capacidad para alrededor de treinta alumnos que se sentarían en mesas apiladas en dos hileras, con un pasillo en el medio de éstas tandas. Es decir, visto desde arriba, constituirían tres líneas definidas por una hilera de mesas a la izquierda, un pasillo ancho por el medio y la otra hilera de mesas y sillas. Al fondo o, mejor dicho, a la cabecera de todo ésto estaba su zona que se identificaba por tener una mesa en el centro del pasillo, de roble macizo, con un encerado tras de sí de dimensiones gigantescas. Las paredes del lugar no existían; habían sido cubiertas por estanterías repletas de libros que tenían que ver con la historia de los antepasados mágicos, bien fuesen libros de corte biográfico, histórico en su totalidad, o más hacia ejes fantásticos.


    Los únicos lugares de la pared que no eran estantería llena de volúmenes literarios eran las anchas cristaleras, ventanales que filtraban la luz del día mediante unas cortinas de lino morado. Caminó hacia su mesa, que también poseía en el hueco esperado de colocación una silla de aspecto cómodo y tacto mullido. Por el camino disfrutó del olor a incienso. No quiso sentarse, tomó su varita en la mano derecha y con una floritura uno de los libros comenzó a vibrar en la esquina inferior izquierda de la sala. Sonaba de fondo un hilo musical instrumental de pianos y violines, con el volumen perfecto para no prestarle demasiada atención y disfrutar de él a la vez.


    - Accio "A History of Magic" - musitó completando su movimiento de muñeca. Éste fue volando hacia él de manera controlada hasta descansar en la mesa contigua al encerado. Abrió con su diestra el ejemplar de Bathilda Bagshot como si se lo conociese de memoria, en la página que a él le interesaba. Lo dejó allí descansando y retomó la varita en su mano más hábil, para así comenzar a escribir en el encerado. Se dio la vuelta completamente, girando su atención total hacia la pizarra y allí formuló sus preguntas: "¿Qué es la Historia de la Magia para vosotros?", "¿Podrías nombrar un hecho puntual de nuestra Historia?" y, por último, "¿Conoces a algún presidente/a del MACUSA? Si es así, nómbralo". Cada una de las preguntas en una perfecta caligrafía y similar orden precedido de un guión que indicaba una nueva tesitura. Escuchó pasos tras de sí. Los alumnos habían llegado.


    - Buenos días, chicos. Bienvenidos. Soy Nathaniel Malfoy, nuevo profesor de Historia de la Magia. Será un placer para mí que compartamos éstas clases y me gustaría que nos pudiésemos tutear y que os sentéis cerca de mi mesa. - dijo mientras giraba sobre sus talones para mirarlos de frente. - Me gustaría que os presentaseis y que me contestaseis a éstas preguntas con brevedad, para hacer así una rápida evaluación de conocimientos con los que ya contamos de antemano. - continuó diciendo. Carraspeó y sonrió, expectante.

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  12. A decir verdad se había salido la situación de sus pilares de lógica. Cuando Luisitha hubo ingresado en la misma sala en la que Nathaniel se encontraba con Maida, hija de ésta, el contacto visual se formó. Bien era cierto que en el pasado había mantenido un par de encuentros fugaces y furtivos en terrenos mortífagos y también de Ottery con la joven Black, mas también era veraz que no había pasado nada más. Por azar o por intención propia, el ex-Nigromante no había llegado a entablar algo más serio con ella y el amor una vez más no floreció en su vida. Pero...

     

    Aquello no era lo correcto.

     

    Si bien no eran dos segundos los que habían pasado desde el primer contacto visual con Luisitha, ésta se acercó al Malfoy con pasos decididos y tras exhalar un suspiro y separar a su hija, pasó lo inesperado. El dedo índice de ella se introdujo en la boca del pelinaranja que, atónito, no supo hacer nada más que ser rehén de las prácticas increíblemente improvisadas de la Black. Sacó el dedo de su boca, ella se estremeció, lo introdujo en su propia boca...

     

    Producto de una escena de película para adultos.

     

    Enarcó una ceja. Siempre había pensado que la cordura era algo necesario en las personas, así como el respeto. No le estaba gustando la actitud de la veela ante el licántropo. ¿Por qué hacía eso? Independientemente de que en un supuesto caso de idilio con ella, tampoco le habría gustado tener esas muestras pasionales en público. No era su estilo, ya había pasado la adolescencia y tal y como los trapos sucios se lavaban en casa, las muestras subidas de tono de cariño y demás arrumacos también se podían llevar en la intimidad. - ¿Qué se supone que haces? ¿Estás bebida? - logró articular palabra tras unos segundos de dilación en los que ordenó sus pensamientos.

     

    - Antes que nada necesito tu ayuda. - dijo la muchacha mientras, ignorando todo lo que el Malfoy estaba diciendo, se lo llevaba hacia la salida. El británico paró en seco, girando sobre sus talones. Carraspeó y chasqueó la lengua.

     

    - Luisitha, a mí estos numeritos no me van. Aunque hubiese pasado lo que pasó entre nosotros, no veo normal que te pongas con estas chiquilladas de adolescente en público. Y mucho menos delante de Maida, que aunque tú no lo sepas, pues... Estamos... medio juntos. Juntos. Novios. Eso... - explicó tratando de ser claro y con tono serio. Tomó aire de nuevo. - Así que si me disculpas, tengo que subir a arreglar lo que tú misma has generado. Luego ya veremos si puedo ayudarte o no. - declaró finalmente completando el giro de pies y yéndose sobre sus pasos andados. Aumentó la velocidad una vez encaminado hacia los dormitorios -- o al menos a donde creía que estaban situados -- puesto que quedaba una noche bastante corta por delante y al día siguiente él sería uno de los coordinadores de los muchachos para poder solucionar aquellos problemas que se habían generado alrededor de su primo Orión.

     

    Tras numeros intentos fallidos de encontrar a su ex-alumna, en los que abrió puertas de habitaciones vacias, logró entrar en una que se encontraba a oscuras pero que las pocas luces que se proyectaban desde la ventana, revelaban la silueta ya conocida por el Malfoy. Ella yacía sentada en el suelo. Pasó y giró el pomo de nuevo tras de sí, cerrando. Se aseguró de usar su varita con una floritura rápida para cerrar con magia. No era normal lo que venía sucediendo y era muchísimo mejor ser precavido.

     

    - Ehm... Ni tú ni yo hallaremos explicación a lo que ha ocurrido ahí abajo... - comenzó a hablar mientras se ponía de cuclillas para estar a la altura de la joven, cabizbaja. - Pero que sepas que... Bueno, en un pasado no muy lejano tampoco, un día en el Caldero de la Marca... Tu madre y yo estábamos borrachos y bueno, pasó lo que pasó. Pero sin más, no ha ido a mayores y no hemos quedado más. Yo desde aquella no he tenido nada más con nadie y a día de hoy guardo interés por ti, por seguir conociéndote. No me gustaría que cosas como estas ensuciasen lo que venimos moldeando éstas semanas. - explicó. La verdad estaba ahí. Se había confesado incluso de lo que ocurrió con Luisitha; cosa que era pasada y que no tenía nada que ver con su presente como pareja. Pero quería dejar todos los cabos atados debido a la ilusión que tenía en lo que Maida y él tenían.

     

    - Mira... Tú a mí me gustas. Y voy en serio contigo. Ya le he dicho a tu madre. Si tú quieres seguir adelante, pues me gustaría seguir esto que empezamos. - finalizó.

  13. - Cariño, tienes algo en la boquita... - musitó Nathaniel en la oreja de Maida. Al parecer, ella había estado comiendo algo antes de que la cena comenzase y en la comisura de sus labios se había posado algo que el ex-Nigromante se encargó de quitar cariñosamente con su dedo pulgar. Sonrió. No podía evitar girar la cabeza para mirar todo el tiempo a los que iban llegando a la cita en el Manor. Una de ellas era May, su hermana. Se levantó de forma abrupta y apartó a Maida para ir corriendo junto a ella.

     

    - ¡Hermanitaaaaaaaa! - gritó efusivamente mientras la abrazaba y besaba en la mejilla. - ¡Perdón por no poder quedarme más tiempo el otro día en el Callejón Diagon, pero me surgió un imprevisto en el bastión... ya sabes. - bajó la voz mientras señalaba el antebrazo izquierdo. Había tenido que atender a unos compromisos y no fue capaz de quedarse a charlar más tiempo con su hermana preferida. - Pero prometo compensártelo. ¿Por qué no nos vamos a cenar estos días? ¿Qué te parece? - retomó la conversación con ella inquiriendo con un gesto feliz y acariciando su hombro. - Bueno, vamos hablando, supongo que tienes que aclimatarte poco a poco... Todos, y especialmente yo, estábamos esperando tu vuelta. - finalizó volviendo a caminar sobre los pasos que lo habían llevado junto a ella.

     

    Tomó asiento de nuevo con Maida en las rodillas. Había estado notando miradas incómodas desde el principio de la juntanza por parte de Gatiux y de Orión. ¿Qué pasaba? ¿No podía tener uno libertad a la hora de escoger con quien compartir los días? Él ni siquiera se había pronunciado acerca de que su primo se fuese con su ex, cosa que le parecía normal y respetaba. De hecho la relación de Nathaniel con Gatiux era más que cordial y la había ayudado cuando casi se muere por unos problemas de Metamorfomagia en la Malfoy.

     

    Las tripas le avisaron de que iba siendo hora de ingerir alimento.

     

    - Bueno... ¿esa cena qué? Los fideos deben de ser de goma, ¡porque llevan como tres horas al fuego! - dijo riendo. Ciertamente tenía un hambre sobrehumana y su presa más cercana -- y apetecible -- era Maida.

     

    - ¿Y tú y yo? A mí me está dando el sueño... - bostezó.

     

     

    -----

    @@May Malfoy

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  14. Hoooooola!!

     

    En referencia a lo de Maida en la Riddle, no tengo problema por mi parte!! De hecho no sé si los lugares asignados son individuales pero si yo puedo coincidir con Maida en algún sitio me encantaría también para ir avanzando en nuestra trama :3

     

    De todos modos, no tengo problema por el sitio que me asignes Darlis, no te preocupes <3 Cuando lo hagas empiezo a trabajarrrrrrrr que tengo ganas :love:

     

    *deja chocolates*

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  15. Nick: Mayjuicy Phussy

     

    Exhibicionista. Le encanta vestirse demasiado llamativa, con bufandas de plumas de pájaros exóticos y de colores vivos. Medias de rejilla negras, que dejan entrever pelos en sus piernas y en la totalidad de su cuerpo como si de un primitivo erizo se tratase. Labios pintados de rojo pasión y sobrepeso. Lleva un body en el cuerpo que es más bien un sacrilegio para quienes la ven, que otra cosa.

     

    Solo quiere pasarlo bien y conocer muchachos atractivos y manejar varitas (?)

     

     

    xDDDDDDDDDDDDDDD

     

    Cuándo

    diablos

    empezamos

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  16. Ehm...

     

    No sé si vais en serio porque realmente esto se parece al plagio de las Banshees (cueva de los Banshoos) que una vez llevé a cabo y sonaba a chiste :unsure: xDDDDDDD

     

    Pero estáis locas chicas y eso me gusta... :perv:

     

    I'M

    TOTALLY

    FREAKING

    IN

     

    (vamos que me apuntéis)

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  17. Holisssss *0*

     

    Genial entonces, gracias Leah por aclararnos las dudas :love: la única cosa que quería apuntar sobre la regla de intercalar rayo/invo a un efecto, ya sé que tiene margen para defenderse, de hecho...

     

    - Fuego Maldito. - su voz fue clara. Concisa como la orden. El ex-Nigromante, desde el suelo y a la distancia que los separaba de unos siete u ocho metros, invocó un caballo de fuego que con una previa animación propia de una película taquillera de Hollywood, partió con celeridad hacia Avril con el objetivo de causar quemaduras graves en su piel. Había hablado acerca del pacto de no-agresión, de hecho lo había pensado el día anterior y en el mismo momento en el que recibió la notificación de Leah para iniciar el duelo.

     

     

     

    Ya ni lo definí en el rol, la cosa es que estando bajo el efecto del séneca y sin necros no podría defenderse a tiempo, entonces es como que ya no quedaban muchas maniobras, ¿me equivoco? :unsure:

     

    Muchas gracias de nuevo por guiarnos y espero mis próximas tutos con ansia :rolleyes:

     

    <33

  18. Mmmmmmmmmmmmm

     

    No sé si puedo spammear hablando por aquí con Carlis, pero como también considero duda lo que yo voy a poner, contestando a lo que dijo @@Avril Malfoy pues... hubiese sido bueno hacer esto?

     

    N: Séneca

    A: Séneca

    A: Necrohands

     

    Yo abrí el duelo y lancé séneca. Viendo que ella ya recibe el impacto de mi séneca lo más efectivo hubiese sido aplicarme el mismo efecto a mí para que la cosa se igualase y crear un no-verbal de segundo hechizo para defenderme de su más que probable intercalación, no?

     

    Bueno, eso, ideas? .*0*

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  19. Hooooooooooooli *0*

     

    Vengo a dejar constancia de que hemos terminado el duelo mi sepsie hermana @@Avril Malfoy y un servidor aka Nathie :love:

     

    Ehm solicitamos corrección de errores y demás (?) no sé, cualquier consejo que nos pueda ayudar a mejorar es más que bienvenido :3

     

    Un beeeeeeeeeeesi *deja chocolates*

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  20. Realmente, Nathaniel era una persona entregada a sus aficiones, trabajos y demás quéhaceres de la vida cotidiana. Era alguien cuidadoso, meticuloso y que si empezaba algo, trataba de dar el cien por cien para desarrollarlo con éxito y finalizarlo. Pero por mucha inteligencia que tuviese para algunas cosas, acababa de mostrar que la pasión le jugó una mala pasada a la hora de salir vencedor del duelo contra Avril.

     

    Al conjurar los Fuegos Malditos sobre ella, que estaba indefensa, no pensó en las consecuencias. Las consecuencias implicaban la rapidez del fuego para propagarse en una jaima prevista de paja. Y afuera, era jaima al lado de jaima, al lado de jaima... El incendio se agrandaría en menos de lo que ellos dos se diesen cuenta, con lo cual el tiempo sería oro en aquella crítica situación. No dudó en, cuando Avril se hubo curado, interactuar con ella.

     

    - Episkey... - susurró, apuntando a las heridas. Aunque ella se había curado, nunca estaba de más volver a reincidir en aquellas heridas de magia oscura tan potente. - Episkey... - repitió, con prisa. Tras haberse erguido con ella sobre los brazos, pues estaba algo cansada y había inhalado humo por la rápida expansión del mismo al impactar en su lado de la jaima, salió por la cremallera que ejercía de puerta improvisada.

     

    Afuera los muggles estaban gritando ante el incendio que se había generado sin motivo alguno para ellos. Alguno se acercaba apresurado, tratando de ofrecerles ayuda. Otros corrían de lado a lado como pollos sin cabeza, presos del nerviosismo. Por último, algunos más sensatos, habían llamado a los bomberos, que se acercaban con celeridad a lo lejos provistos de sirenas y demás artilugios con los que ganar tiempo para llegar cuanto antes.

     

    Nathaniel no dejó de caminar e incluso con su zurda aplicó un par de hechizos a muggles demasiado curiosos que no deberían de recordar lo que estaban viendo al día siguiente. Tras haber tratado de pasar desapercibido entre la muchedumbre y aturdir a las personas que más les interesaba saber lo que había ocurrido, se escondió tras unos vertederos, todavía con Avril entre sus manos.

     

    - Tranquila, hermana. La familia es lo primero, nunca te hubiese dejado allí. - musitó mirándola a los ojos. - Esto sólo es una batalla, uno a cero, tú pagas la siguiente ronda... - añadió sonriente. Obviamente aquella era una manera de volver a entablar relación y retomar los lazos sanguíneos que los unían.

     

    Y desaparecieron por el giro de talones del ex-Nigromante. En su lugar sólo quedaban dos volutas de humo gris y una historia para los periódicos muggles del día siguiente sobre un incendio de desconocida causa.

     

     

     

    ----

     

    @@Avril Malfoy

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  21. http://68.media.tumblr.com/76dae929b6fe6f3e7127d19ce13d67df/tumblr_mme4fhNE0L1rjq5n1o1_400.gif

    SORPRESAAAAAAAAAAAAAAAAA

     

    El mejor escuadrón (pésele a quien le pese) HA VUELTO!!!!! Obviamente no podemos estar tan activos como los demás, a veces caemos en el infierno de la segunda página, pero es un precio que tiene que pagarse por semejantes braimstormings que nos pegamos y diseños humorísticos, satíricos y llenos de swag!

     

     

     

    http://i.imgur.com/S25sWoS.gif

    Yyyyyyyyyyyyy...

     

    ¿QUÉ NOS TRAES NATHANIEL AKA CHENTE AKA DIOS BENDITO KHÉ BUENO ESTÁS?

     

    Pues... Abrid bien los ojos, traigo varias, quiero opiniones y que posteéis o spammeéis likes ññññ que a todos nos gusta feedback y ver cómo colgáis las banderas en sitios poshos

     

     

    INSTAGRAM ORDEN DEL FÉNIX

     

     

    http://i65.tinypic.com/2i24glf.jpg

     

    No olvidéis hacer follow a la nueva red social de la Orden del Fénix, siempre a la última con sus fans!!! #megustapormegusta

     

     

    CALENDARIO ODEFO 2017

    Introduccimos esta nueva sección con ímpetu... PRESENTAMOS EL CALENDARIO!! No dudéis en adquirirlo y pegarlo por castillos y mansiones de Ottery!

    http://i66.tinypic.com/mbr87k.png

    CALENDARIO ODEFO DE ABRIL DE 2017

    http://i64.tinypic.com/bgqtl3.png

    Para entrar en Abril con buen pie, ¿qué mejor que decorar nuestras casas con este sexy calendario?

    CALENDARIO ODEFO DE MAYO DE 2017

    http://i63.tinypic.com/5wmntu.png

    Lo mismo ocurre con Mayo!!! No íbamos a perdernos ninguna fecha importante con este sexy calendario...

     

     

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    Fin de la retransmisión! Esperamos que os guste en nombre de todo el escuadrón (:

     

    Nathie os observa :ninja: :perv: , os quiere y os proporciona cosas :love:

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  22. Hola! :love:

     

    Vengo a dejar unos reportes antes de que acabe el mes para que veáis que quiero hacer algo de provecho con este cuerpo del delito (?) xDDDDDDDDDDDDDDD

     

    Sin más, dejo las fichas :3

     

     

    Visita realizada por: Nathaniel Malfoy

    Lugar Visitado: Mansión Riddle
    Nombre 29/03/2017
    Indicar quien recibió al Guardián: Maida & Gatiux.
    Visita realizada por: Nathaniel Malfoy
    Lugar Visitado: Centinela
    Nombre 24/03/2017
    Indicar quien recibió al Guardián: Orión, Mahia, Jessie, Darla.
    Visita realizada por: Nathaniel Malfoy
    Lugar Visitado: Centinela
    Nombre 29/03/2017
    Indicar quien recibió al Guardián: Orión, Mahia, Jessie, Darla.

     

    os quiero!! :love:
    • Me gusta 1
  23. El bullicio externo a la jaima que salvaguardaba el duelo entre los dos Malfoy era el único sonido que podría percibirse. De vez en cuando Nathaniel había optado por intercambiar alguna palabra sin éxito de ser respondido: eran las consecuencias de usar hechizos enmudecedores en sus oponentes. Una vez hubo anulado el hechizo a su hermana, recibió un ataque con el que no contaba. Cayó estrepitosamente al suelo, atado por un invisible lazo mágico que identificó rápidamente como un Zancadilla, hechizo no-verbal que acostumbraban a usar antiguamente. Sonrió.

     

    - Fuego Maldito. - su voz fue clara. Concisa como la orden. El ex-Nigromante, desde el suelo y a la distancia que los separaba de unos siete u ocho metros, invocó un caballo de fuego que con una previa animación propia de una película taquillera de Hollywood, partió con celeridad hacia Avril con el objetivo de causar quemaduras graves en su piel. Había hablado acerca del pacto de no-agresión, de hecho lo había pensado el día anterior y en el mismo momento en el que recibió la notificación de Leah para iniciar el duelo. Pero las cosas habían cambiado y la misma situación en la que se encontraba tornaba todo el meollo. ¿Cómo ser pacífico con una oponente que ni siquiera había dicho algo bueno acerca de él? Un castigo severo y a tiempo haría que hasta el más corrupto de los mandatarios se doblegase y, finalmente, se retractase. Eso mismo buscaba el británico con la terapia de ataques de magia oscura.

     

    Ni siquiera se dignó en levantarse. La balanza había sido inclinada hacia su favor en el momento en el que supo jugar sus cartas: Avril estaba muda, indefensa ante la falta de hechizos verbales y con su única baza efectiva como no-verbal, anulada. Era ese conjunto de razones las que sopesó ante la idea de erguirse pero, viendo su ventaja y lo cómodo que estaba en el suelo sobre la paja, decidió quedarse boca abajo mirando hacia ella. Indudablemente su varita seguía alerta.

     

    Y recibió una vibración en sus tobillos. Otra vez un Zancadilla, otro no-verbal con el que su hermana pretendía anticiparse a sus movimientos. Afortunadamente se había quedado en el suelo y no había hecho nada más que emitirle un cosquilleo en los tobillos, aunque el objetivo principal de volver a hacerle caer de bruces se vio totalmente anulado.

     

    - ¿Repetimos? - inquirió enarcando una ceja ante la repetición de hechizo por parte de la contrincante. - Vale, repetimos. ¡Fuego Maldito! - exclamó finalmente repitiendo él también los movimientos de muñeca y varita, de manera idéntica a su anterior ofensiva. Y de nuevo el caballo, otro más, se lanzó como fiera que era hacia Avril. La segunda bola de fuego provocaría que sus quemaduras se agravasen y sin duda alguna, nuevas quemaduras surgiesen. Tendría que ser muy rápida para defenderse de ambas invocaciones que, aún siendo ataques más lentos que los efectos defensivos que ella pudiese conjurar, serían más letales si lograban impactar. Se preguntaba a sí mismo si ella sería capaz de sorprenderlo con una buena defensa ante las impedimentas que le había formulado durante los inicios del duelo. De seguro que le sorprendía, Avril había sido líder, una increíble mortífaga en duelos y cualquier cosa sería poca para acabar vencedor si se enfrentaban a ella. Ojalá hubiese fortuna esta vez.

     

    Aunque Avril dedicó una reverencia al ex-Nigromante, el daño estaba hecho ya. Y ahora sólo quedaba esperar a que ella actuase, manteniéndose siempre alerta independientemente de estar combatiendo desde el suelo.

     

     

     

     

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    @@Avril Malfoy

  24. Tras la llegada de su hermana las cosas comenzaron a torcerse. Era bien sabido que las reuniones de familia que llevaba mucho tiempo sin verse acarrearían algún que otro enfrentamiento, discusión, problema. Como las Navidades muggles. Sin embargo, Nathaniel había estado repasando en su despacho todos los poderes que le habían sido otorgados momentáneamente para el duelo que se llevaría a cabo en aquel preciso instante y estaba todo tan extremadamente mecanizado que ya ni tenía que pensar.

     

    El efecto en su hermana estaría enmudeciéndola con rapidez y fue precisamente al recibirlo cuando ella aprovechó para crear una llamarada con forma de caballo que intentaría herirlo de gravedad. No había tiempo alguno que perder.

     

    - Detritus. - musitó intercalando con celeridad. La fina capa gaseosa de color blanquecino desde el exterior y transparente desde el interior, rodeó la totalidad del ex-Nigromante. Ese efecto instantáneo fue más que suficiente para superar la embestida del ataque de Avril que, desafortunadamente para ella, no fue capaz de lograr herir al pelinaranja. Sonrió a su hermana, que se había quejado no hacía mucho de la falta de modales entre familia.

     

    - Bueno, ninguno de los dos se ha interesado por el otro durante todo este tiempo... No puedes pretender que ahora me importes. ¿Hipocresía? No... Quiéreme y te querré. - cada palabra salía disparada hacia ella como dardos. Los trapos sucios eran lavados en la intimidad y, ¿qué mejor sitio para hacerlo que en el mundo muggle donde nadie los estaba viendo? No le importaría en absoluto recuperar los lazos sanguíneos que unían a ambos mortífagos, de veras que era una persona a la que le guardaba cariño más allá de ser su hermana. La pelota estaba en el tejado de la joven de cabellos chamuscados probablemente por fuego.

     

    De nuevo, Avril atacaba. Ésta vez se había permitido el lujo de lanzar un no-verbal que hacía que Nathaniel tuviese que activar todos sus sentidos para así poder llevarse la ventaja a su terreno. No obstante, aquellas llamas de color púrpura también se vieron mermadas por la capa gaseosa anteriormente lanzada por el joven británico. Fuegos apagados. Tocaba seguir. Vio como su hermana no podía mediar palabra por los efectos de su primera embestida como Mago Oscuro... Qué silencio más hermoso.

     

    - ¿No tienes nada que decirme? Bueno... - susurró, negando con la cabeza. Levantó rápidamente la mirada y con la misma prisa agitó su varita en dirección a la muchacha, al mismo tiempo que retrocedía aumentando la distancia que los separaba a unos siete metros.

     

    - Anular Necrohand. - sus palabras conjuraron un efecto que prohibía durante el resto del duelo el uso de una magia útil tanto para atacar como para defender. No le importaba la manera de alzarse con la victoria, puesto lo único que le interesaba era hacerlo. No iba a hacerle daño mientras pudiese evitarlo. ¿Principios familiares? Quién sabía... Pero eso estaba claro que Avril no lo respetaba con aquel inicio tan agresivo. No había amor por su parte.

  25. - You got it if you want it, got it if you want it...! - la voz del londinense resaltaba por encima del agua cayendo incesantemente contra las paredes de la cristalera de la ducha. Sin duda alguna, de haber sido muggle, le hubiese gustado convertirse en cantante. Acompasando aquella melodía estaba un equipo de música que hacía retumbar las paredes en cada secuencia de graves que se proyectaban desde la habitación contigua.


    El ex-Nigromante no tardó mucho en abrir y salir encaminado al espejo para lavarse los dientes y secarse con celeridad. No malgastaría demasiado tiempo secándose con tesón, le gustaba dejar secar el pelo al aire tanto en la cabeza como en la barba. Una vez hubo terminado de acicalarse, lanzó sus pasos al armario de la habitación en la que tantas noches había estado durmiendo. ¿Cuántos eran los años que había pasado sin cambiar de habitación? Poco le importó la pregunta puesto que su outfit era lo más preocupante cada mañana al despertarse. Maldito ególatra...


    Sus manos recorrieron con impaciencia las puertas del mueble de castaño. Con su mirada recorría cada pieza de ropa que se presentaba ante él y, al mismo tiempo, en su cabeza diseñaba combinaciones que podrían resultar llamativas y bien hechas. Finalmente se decantó por una camisa de color verde, con cuadrados marrones claros y beige. La llevaría abierta, como si de una chaqueta se tratase, pues por debajo de esta llevaba una camiseta blanca de algodón. Básica. Sin ningún dibujo ni decoración. En sus piernas unos vaqueros, los míticos jeans que siempre servían como comodín en situaciones de indecisión y que, afortunadamente, casaban con todo. En sus tobillos había hecho un par de vueltas con sus níveas manos, dejando que se entreviesen unos centímetros de sus tobillos. Para terminar, las deportivas blancas de moda en el mundo muggle, Stan Smith, rezaba la lengua. Eran blancas y con algún que otro detalle en verde también.


    Tras haber emitido una sonrisa de aprobación en el espejo de la derecha, salió. Cerró tras de sí y ya en el pasillo decidió desaparecerse sin siquiera desayunar.




    *****************************




    Sus tripas, como era normal, se quejaron. Sumándole la falta de alimentos en su interior al viaje que había decidido dar desapareciéndose, era más que comprensible que su intestino decidiese protestar notablemente. Poco le importó también. El sol brillaba con fuerza y hacía que las pupilas del británico se resintiesen de tal claridad.


    La mañana, aunque ya casi más medio día que mañana, parecía comenzar bien. La localización que le daba la bienvenida era conocida para él. Era una de las plazas más concurridas de A Coruña, Galicia, España. De haber sido forastero, hubiese echado un vistazo a aquellos carteles laterales que rezaban la denominación del lugar: Plaza Pontevedra. Aquel sitio muggle había servido de residencia para el Tempestad durante su exilio y desconexión del mundo mágico al que, finalmente, había regresado con más fuerza que nunca. Ambición. Ganas de recuperar lo que algún día fue suyo en el bando más exitoso, los mortífagos. En su diestra bailaba su varita de diecinueve centímetros, jugueteando con los dedos largos y fríos del muchacho, que estaba sonriente ante la cita que le esperaba. Avril Malfoy, una mortífaga también veterana como él lo había sido -- o incluso más -- sería la que lo tuviese que encontrar en la plaza. Ya que él era el primero en llegar, se había permitido el lujo de escoger dónde llevar a cabo aquel duelo que se debían y que un día habían propuesto.


    Dadas las festividades que se celebraban en aquella época del año, había una fiesta del queso y la decoración era la esperada. Muchas banderas con quesos dibujados, paja por cada rincón que se pisase, stands de información y en los que probar pedazos del suculento manjar de procedencia láctea y un sinfín de jaimas de tela blanca con más muggles en su interior ofreciendo sus productos y tratando de vender como nunca antes. Casi acosaban a cualquier visitante con el propósito de ganar unos cuantos euros para llegar a fin de mes. Así era la vida del feriante, dura pero satisfactoria siempre y cuando lograsen alcanzar un número determinado de clientela. Bien era eso sabido por el Malfoy puesto que, aunque nadie lo sabía, durante aquellos cinco años alejado de Ottery había tenido que trabajar de feriante para poder pagarse sus caprichos y salidas por Galicia.


    Casualmente en su paseo ensimismado, Nathaniel encontró por fortuna una de esas jaimas abiertas y sin nada ni nadie en su interior. No dudó en adentrarse en ella y cerrar la improvisada puerta de tela con una cremallera de metal rudimentaria en su totalidad. No había nada, ningún objeto, salvo paja en el suelo que servía de decoración medieval creando una atmósfera propia de la festividad. Ya había sido capaz de seleccionar el lugar para batirse en duelo, había logrado también esconderse de los ojos de cualquier muggle y en aquel momento sólo quedaba esperar a que su oponente llegase.


    Y en medio de todo aquel festín de pensamientos, un ruido lo sacó de su ensimismamiento. La cremallera comenzó a ceder y no podía ser otra que Avril la que entrase allí. Apuntó con su varita hacia la figura femenina que fue dibujándose conforme la puerta se abría...


    - ¡Séneca! - susurró. El efecto tan conocido por Nath, como anhelado durante aquel tiempo sin usarlo. Por fin se le otorgaban poderes que un día habían sido suyos. La garganta de la muchacha comenzaría a secarse progresivamente, haciendo que sus poderes se viesen mermados en un futuro más próximo que lejano.


    - Bienvenida, baby. Qué bueno estar de vuelta... - masculló dedicándole una cálida sonrisa.

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