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Artheón Dumbledore

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Mensajes publicados por Artheón Dumbledore

  1. Sentía nostalgia por los tiempos pasados. Por la mente de Artheón pasaron imágenes de la antigua triada mortífaga: Fernando Black, Crazy Malfoy, Nox. Recordaba lo mucho que los admiraba. Recordaba compañeros como Glenin Black. Y también recordaba su labor como Director de la Academia. Pero ahora todo eso estaba en el olvido.

     

    -¿¡Qué dices!? ¿Cómo que ahora también se persigue a los miembros de la Orden del Fénix? Eso sí es nuevo, cuéntame más, se escucha muy interesante.

     

    Artheón le dio un largo sorbo a su bebida. Gracias a su sangre vampírica, el alcohol no tenía mucho efecto en él.

     

    -¿Qué son los inquisidores?... Y la verdad es que con mi paso por Hogwarts, puedo ver por qué ya no les pagan a los profesores. Es una verdadera lástima cómo terminó la Academia. Y sí, si se trata de quemar cosas, cuenta conmigo.

  2. – También regresé por lo mismo, extraño esa adrenalina... Aunque ahora es solo cosa del pasado. La orden se encuentra desaparecida, tiene el año que no se sabe de ella, invadimos sus mansiones, saqueamos sus castillos y nada. Estamos planeando un golpe mas fuerte.

     

    -¡Cobardes! Siempre lo han sido. Aunque me sorprende que no hagan nada al respecto. ¿Qué pasó con sus líderes? ¿Antara Black? Supongo que ahora serán historia... ¿Sally Sigel? Si algo tenían es que protegían sus territorios.

     

    Artheón tomó la bebida que el tabernero les había llevado. Se la llevó a la boca y le dió un buen sorbo. Estaba de buen humor. Tenía muchas ganas de regresar a la vida mágica de Inglaterra.

     

    -Vaya, no estoy seguro que secuestrar a un par de mocosos vaya a hacer una diferencia. Pero si puedo ayudar en algo, me encantaría- Dijo el descendiente de Dumbledore sonriendo y enseñando un par de colmillos blancos como la nieve.

     

    Cuando Gabrielle pasó al tema del trabajo, Artheón cambió de expresión. No le hacía gracia trabajar pero si quería involucrarse más en la vida mágica londinense, tenía que hacerlo.

     

    -No, no tengo trabajo. ¿Será que me puedas ayudar a conseguir uno?

  3. -No, con sólo ver la tarjeta supuse que se trataba de ti- Le dijo Artheón a @@Gabrielle Delacour mientras le enseñaba el dibujo del conejo a la mortífaga.

    -Sí, he vuelto y me gustaría volver a la Marca. Sé que ha pasado mucho tiempo pero añoro las viejas matanzas...- Se rió mientras se terminaba su bebida de un solo trago.

     

    Se descubrió el brazo izquierdo y en seguida su Marca Tenebrosa se volvió más definida que antes. El tabernero lo vio e hizo un ademán indicándole que se la cubriera. Si bien la taberna era hogar de muchos magos tenebrosos, la Orden del Fénix podía estar ahí entrometiéndose donde no les llaman.

     

    -Dime, ¿qué cosas tienes para mí? He oído que el mundo mágico es un caos por ahora. Dicen que los aurores brillan por su ausencia y que el Ministerio de Magia está lleno de mortífagos.- Lamió sus labios mientras decía esto último.

     

    -Don Mulpepper, tráigame un par de tragos más. Esta noche será interesante...

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  4. Después de la última clase que había tenido, la cual había sido terrible, Artheón tenía muy pocas ganas de estar en Hogwarts. Sin embargo, lo habían invitado a una fiesta intergeneracional en uno de los salones. Aceptó ir. Conocía a pocas personas actualmente así que le vendría bien un poco de socialización.

     

    Llegó al lugar de la fiesta. Dentro había mucha gente. Sonrió. Llevaba unos pantalones bombachos color arena con una playera negra. También llevaba su capa negra con bordes plateados y rojos. Esta vez iba bastante presentable a diferencia de otras ocasiones.

     

    Se sentó en una de las mesas que estaban vacías. Un elfo doméstico se acercó para preguntarle qué bebería. Pidió un whiskey de malta y además ordenó pescado. Sacó una baraja de naipes explosivos y comenzó a hacer construcciones con ellos.

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  5. Era de noche, no había luna, y además hacía frío. Un mago se apareció en el callejón Knockturn; iba encapuchado y caminaba con su varita al aire. Todo el mundo sabía que a ese callejón acudían los magos tenebrosos, aquellos que creían en la supremacía de la magia y la sangre limpia. Algunos locales comenzaban a cerrar mientras otros prendían las luces y recorrían las cortinas de las ventanas. Definitivamente no era lugar para un mago noble, sino para la mala calaña.

     

     

    Artheón Dumbledore llegó a la cantina de Mulppeper. Por fuera se veía vieja y descuidada sin embargo, cuando entró, la situación era diferente. Varios magos se encontraban en las mesas y en la barra mientras el cantinero servía las bebidas. La chimenea estaba encendida. Nuestro personaje fue directo a un lugar vacío en la barra y se sentó.

    -Un whiskey de malta- Dijo mientras sacaba del bolsillo derecho una carta. Un conejo blanco estaba en uno de los lados. El mago olió la carta y sonrío levemente.

     

     

    Aquél lugar le traía recuerdos agradables. Siempre había disfrutado ser mortífago: secuestrar, extorsionar, manipular, matar. Se le daban muy bien todas esas cosas. Gracias a la Marca Tenebrosa, él podía hacer todo aquello. Pero también había sido director de la Academia de Magia, cosa que también había disfrutado. El tiempo había pasado y ahora él se encontraba distinto. Ya no era aquél mago oscuro de emociones descarriadas...

     

     

    Cuando su bebida llegó, se la llevó a la boca. Esperaría a @@Gabrielle Delacour.

  6. Artheón se encontraba en su cuarto, cerca de la ventana. Estaba en postura de meditación y al parecer se hallaba sumergido en su propia mente. Su cuerpo estaba con la espalda erguida y las manos en su regazo. Su tórax se movía de manera armónica con su respiración. La luz de la luna le pegaba en medio rostro, dejando ver una cicatriz en su mejilla. Estaba vestido con una túnica color ambar. De pronto, una lechuza pequeña entró por la chimenea que había en su cuarto y dejó caer un sobre que caía lentamente dando vueltas, hasta que quedó en las manos del mago. En aquél instante, Artheón abrió sus ojos color gris y lentamente inspeccionó el sobré. Lo abrió y sacó una carta. De un lado estaba totalmente oscura mientras que del otro tenía un conejo blanco.

     

    -Ella. ¿Qué quer...- Fue jalado bruscamente por el ombligo y dio vueltas en su mismo eje. Súbitamente apareció en un cuarto blanco totalmente con grafittis en las paredes. Sacó su varita y se colocó su capucha. En el cuarto había una silla que tenía amarras a los costados. La luz blanca tintineaba. El lugar estaba maloliente. Por alguna extraña razón, Artheón disfrutaba aquello.

     

    -Gabrielle... - Susurró mientras con un movimiento de su varita destruía el foco neón. Ahora estaba sumergido en una oscuridad total.

     

    ¿Volvería a ser mortífago? ¿Lo recibirían después de haberse ido por tanto tiempo? Las preguntas le inundaban la mente. Salió del cuarto y caminó por un largo pasillo. Llegó hasta un gran salón donde lo estaban esperando.

  7. -¿Cómo que se va a disolver la familia?

     

    Con un movimiento de mi varita hice aparecer una capa encima de mis hombros. Era de una tela gruesa y tenía un grabado rúnico por las orillas. También tenía un botón plateado con el escudo de la familia Dumbledore.

     

    Unos elfos me ofrecieron una copa llena de rojo vino. A decir verdad, parecía más sangre que vino. Le di un sorbo grande y sonreí; era una buena cosecha, seguramente de la reserva especial.

     

    -Aparicio, Adrián, Arya. ¿Qué tal les va? ¿Felices en su vida mágica? ¿A dónde fue el retrato de nuestro ancestro Albus? ¡Siempre hace lo mismo! Llega, dice algo dramático y luego se va... Tal vez lo que quiere es que recuperemos alguna reliquia familiar.

     

    Con mi varita, acerqué uno de los sillones que estaban por ahí. Seguí bebiendo del vino que estaba en mi copa.

  8. Artheón se levantó de donde estaba. El sol le acariciaba el rostro. Al parecer había llegado un mago al Castillo. Artheón levantó su mochila y avanzó hasta la puerta del hogar Dumbledore. Con su varita plateada, tocó una de las manijas que tenía el umbral. La puerta se abrió y entonces entró al vestíbulo.

     

    -Al menos aún recuerda mi varita.

    De los múltiples encantamientos que tenía el castillo, uno de ellos era reconocer la varita de los familiares y así darles entrada. A decir verdad, Artheón amaba aquél castillo lleno de magia, tradición y misterio.

     

    -Hola. Buen día- Dijo el mago mientras hacía un gesto con la cabeza. -Me llamo Artheón Dumbledore, soy hijo de Xavier Dumbledore y Alexia Black.

     

    Por supuesto que no pretendía un trato especial, sino evitar asustar a los presentes, @Oscurus y @Adrian Wild.

    -He estado de viaje pero después de un largo periodo, acá estoy de nuevo.

  9. Caminaba con pasos lentos, una figura encapuchada. Sus ropas color oscuro ondeaban con el andar de dicho personaje. En su mano derecha había una luz plateada con la que alumbraba su camino. El césped verde oscuro le rozaba las piernas. Era de noche y el majestuoso castillo Dumbledore se alzaba contra el cielo lleno de estrellas. El mago se detuvo y la luz que salía de su varita se apagó. La negrura espesa lo envolvió completamente mientras un silencio lleno de calma y paz se ceñía en la escena.

     

    -Sí, es como lo recuerdo.

     

    Sin más, el mago se dejó caer hacia atrás contra el pasto. Había algo infantil en sus acciones. Parecía que disfrutaba mucho lo que estaba pasando. Rodó sobre su propio eje y se quitó la capucha dejándola caer hacia sus hombros. Una luz tenue le alumbraba el rostro. Era un rostro adulto que poseía cicatrices. Tenía los ojos grises y el pelo negro azabache.

     

    -Me pregunto si ella estará en casa.

     

    La figura se sentó y cruzó sus piernas apoyándose en uno de los grandes árboles del castillo. Colocó sus manos en su regazo y cerró los ojos concentrándose en su respiración. Sereno, Artheón Dumbledore se quedó en esa postura por una hora. Los grillos daban una sinfonía dulce mientras una lechuza cantaba su canción melodiosa.

     

    Aquél hombre comenzó a moverse de nuevo. Alargó su brazo para alcanzar una mochila de viaje. La abrió y sacó una pequeña caja color marrón; era un ajedrez con piezas de cristal. Comenzó a jugar una partida.

     

    Después de un rato. Con un movimiento de su varita arregló las piezas que habían sido destruídas y guardó todo de nuevo en su caja. El hombre volvió a ver dentro de su mochila y sacó una manzana roja. Se la llevó a la boca y poco a poco se la comió.

     

    Artheón Dumbledore Black era un viejo mago que se había ido de la comunidad mágica para buscar magia antigua con monjes tibetanos. Su viaje había durado unos cuantos años. Cuando estaba activo dentro de la comunidad, había sido un gran mortífago y director de la escuela de magia. Por supuesto, todo eso había quedado en el pasado, y ahora tocaba iniciar una nueva historia. Él había regresado.

     

     

     

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    Off rol: Pues eso. Soy un viejo lobo de mar que ya no sabe cómo rolear pero que su vida muggle aburre y por eso ha regresado. Me llamo Alan, tengo 27 años y soy de México.

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