Fokker

El Fantasma llegaba tarde a la reunión como siempre. Una vez, uno de sus contactos bromeó diciendo que debería llamarse "El Tardón" por sus continuas tardanzas en los trabajos. Si no fuera por su eficacia para evadir a las autoridades y pasar desapercibido, muchos de sus socios lo habrían abandonado hace mucho tiempo. En todo caso, uno de sus compinches estaba encargado de la reunión por lo que su presencia no era necesaria. Sin embargo, cuando escucho que la Reunión seria con una atractiva joven de piernas hermosas(?, se decidió a asistir y porque no, conquistarla con su atractiva personalidad (?. (Momento, piensa en Idylla, si se entera de esto te mata) Las posibilidades de que Idylla se enterara de esto eran nulas. Una dama como ella no se metería en el bajo mundo. Pero, ¿y si no estaba bromeando respecto a sus actividades cuando se las mencionó en la cita que tuvieron hace algún tiempo? —¡Nahh! Exclamó ante la mirada de algunos transeúntes que lo observaban con recelo. Todas las personas, en realidad, miraban con desconfianza a cualquier personaje nuevo que aparecía por el lugar, pero él, que nunca se molestó en ocultar su rostro, era visto como una figura natural conocida por sus transacciones y que parecía no tener miedo a nada. Volvió a sus pensamientos, visualizando a la joven en su mente y preguntándose dónde estaría en ese momento. —Ahora debe estar en alguna aburrida actividad del ministerio —se respondió a sí mismo —Me pregunto cuándo aceptará mi invitación para volver a salir— Luego de esa grandiosa primera cita no perdieron el contacto. Se mandaban lechuzas a menudo hablando de lo bien que les había ido, conociéndose más pero sin oportunidad de pactar un nuevo encuentro por temas "laborales". Sin darse cuenta, llegó al lugar de la reunión. Se detuvo a una buena distancia para observar, pero no prestó atención a la operación, sino a la joven. No le habían mentido en nada respecto a su aspecto, hasta el punto que estaba babeando por conocerla mas. Le encantaba el look de agente secreto que ella tenía, lo que la hacía ver más intrigante y curiosa. Así que se acercó sigilosamente sin perderla de vista, sin presentarse y aparentando no darse por enterado de nada le respondió. —La información le costará un extra— dijo con seriedad, observando a su compinche que se alejaba, entendiendo que esto ya no era de su incumbencia. Volvió los ojos hacia ella, que lo miraba perpleja, sin entender nada, el siguió con su plan. —Si me acompaña a picar algo (comer), le daré la información que requiere. Así podríamos conocernos un poco más, y yo sabría a quién le entregaré esta valiosa información. La jugada estaba echa, solo esperaba que ella cayera en su red (?.

Cygnus se quedó mirando a Idylla con una sonrisa. Parecía que hubieran sido hechos el uno para el otro. Todo fluía tan bien hasta ahora que le daba temor que el encuentro fuera a terminar. Pero aún así, la noche era joven, y como alguna vez dijo, este no era el final, solo el comienzo de algo más grande y emocionante entre ellos. —Yo también estoy feliz de compartir esta noche contigo, Idylla...—respondió, sus ojos reflejando el brillo de la noche. Pero no iba a dejar que esto terminara aún. Ante el último comentario de ella, se paró y le extendió la mano para que lo siguiera, al mismo tiempo que decía: —La noche es joven, así que aún tenemos mucho por conocer, siempre que no nos perdamos antes—esto último acompañado de una carcajada. Comenzaron a caminar por la calle iluminada, sin importarles a dónde los llevaría, concentrados en el momento y dispuestos a descubrir la ciudad juntos. Puede que el fin del día marcara el final de la cita, pero Cygnus sabía que esta era solo una de muchas aventuras que les esperaban juntos.

<<If you're lost, you can look and you will find me, Time after time ♫>> Se detuvieron cerca de un callejón iluminado, pero extrañamente vacío en comparación con la bulliciosa calle donde estaban. De repente, una suave canción resonó en el aire, captando la atención de Cygnus, quien se perdió en sus pensamientos. Para su sorpresa, esta vez fue Idylla quien tomó la iniciativa. El pelinegro la miró directamente a los ojos y, con un gesto instintivo, tomó su mano para luego rodearla por la cintura, elevándola ligeramente sobre la punta de sus pies y acercando sus labios en un apasionado beso. El beso los dejó sin aliento, Cygnus sentía una oleada de calor recorrer su cuerpo mientras mantenía a Idylla cerca de él, sintiendo su cercanía como un ancla en medio de la efervescencia del momento. El tiempo se detuvo, la gente alrededor de ellos parecían estar a mas de mil años luz. Era apresurado, lo sabia; pero mantenerla cerca de él, sentir su presencia, era reconfortante, como si hubiera encontrado algo que había estado buscando sin siquiera saberlo. En sus ojos, vio reflejada una chispa de complicidad y emoción compartida, y en ese instante supo que este encuentro había marcado el comienzo de algo especial. Después de aquel momento eterno, el pelinegro volvió a escuchar el bullicio festivo de la calle y decidió romper la tensión con un comentario fuera de contexto, algo que solía hacer para relajar el ambiente. —¿Sabes? nunca pensé en la magia como algo real. No me malinterpretes, sé que existen los hechizos y demás, pero no los veo tan mágicos ahora que entiendo cómo funcionan —volvió a mirarla a los ojos— Pero estar contigo, Idylla, es verdaderamente mágico. La melodía distante resonaba en el aire, y sin darse cuenta, Cygnus comenzó a tararearla suavemente mientras tomaba suavemente la mano de Idylla. Movido por la música invisible, Cygnus le sonreía mientras la guiaba a través del desierto pasaje iluminado solo por las estrellas. << Time after time ♫ >> Cygnus se dejó llevar por el ritmo de la música invisible, moviendo a Idylla con gracia y confianza, atrapándola en sus brazos con ternura cuando su paso era incierto. El baile se convirtió en un intercambio de miradas cómplices y sonrisas juguetonas, dejando que la magia fluya, donde el tiempo parecía detenerse y solo existía la música y el calor de su compañía.

Estuvo de acuerdo con la joven; las personas que los rodeaban habían recibido un espectáculo gratuito y ya era hora de terminar con eso. Bebió de un trago el contenido restante de su vaso, dejó unos galeones sobre la mesa, suficientes para pagar su consumo, y se dejó llevar por ella, siguiendo sus pasos hasta la puerta. Allí, sintió esa extraña sensación de desaparición, recordando que la primera vez que lo hizo casi termina en dos. Cygnus observó a su alrededor, sumergiéndose en la atmósfera bulliciosa y llena de energía de la calle. La música resonaba en el aire, mezclada con risas y conversaciones animadas. Al darse cuenta del ambiente festivo, una sonrisa se dibujó en su rostro. —Estamos en..., — no podía saberlo, no recordaba un lugar así en sus visitas, el hecho de que no fuera un viajero frecuente limitaba sus opciones, seguirían en Londres, intento ganar tiempo — …una calle, con personas —bromeo viendo como ella lo miraba con tono de desaprobación, así que probo de nuevo —…¿Nueva Orleans? —lo dijo porque recordaba la ensoñación de ella al hablar de aquel lugar. De todas formas el ambiente efervescente era suficiente para sentirse emocionado por lo que la noche les deparaba. Cygnus decidió explorar un poco, dando unos pasos en medio del gentío y el murmullo de la noche, temiendo perderla entre la gente, el pelinegro tomó la mano de Idylla con suavidad, entrelazando sus dedos con los suyos. Con cada paso, la cercanía entre ellos parecía intensificarse, como si el universo estuviera conspirando para unir sus destinos. Se detuvo de pronto, dándose cuenta que no sabia a donde ir amenos que ese fuera el plan, en todo caso se volvió hacia ella, para preguntar con una sonrisa —Dime, exactamente a donde vamos, porque la verdad si sigo caminando me voy a perder— la miro a los ojos y le acaricio el rostro suavemente para agregar —aunque, no me importaría perderme contigo por toda la eternidad.

Las palabras de Idylla sobre sus viajes se convirtieron en un fascinante recorrido por el mundo mágico. El pelinegro la escuchaba con atención, sintiendo la emoción de cada experiencia vivida por la joven. Lastima que no viera zombies, pero los inferís, eso no muertos no se quedaban atrás. —Suena como una vida llena de aventuras, te envidio de cierta forma—tomo otro sorbo de su copa, recordando que en sus viajes la aventura siempre estaba presente, tratando de matarlo. Regreso con ella. —¿Islandia y New Orleans? Suena como una combinación única. Nunca visite esos lugares, ¿Qué te atraen de esos lugares?— Cygnus podía ser emotivo y noto la preocupación de la joven al casi publicitar su profesión entre un publico que parecía ya tomar nota de cada uno de sus actos. Pero sabia que que en esos momentos no existía ley que los detenga por el largo letargo de las autoridades dominadas por el bando mortifago ante una casi inexistente orden del fénix. El beso lo tomo por sorpresa, sin previa declaración observó cómo la cercanía desafiante de Idylla invadía su espacio, experimentando un sutil estremecimiento de placer que disfrutó plenamente. Decidido a que ella asumiera las consecuencias de su osadía, la tomó del brazo y, con una ágil pirueta, la hizo sentarse en sus piernas, rodeándola con sus brazos y manteniendo un contacto visual intenso. —Ahora señorita tendrá que pagar el costo por tu travesura—pronunció con un tono juguetón antes de robarle otro beso, consolidando la escena en el centro de atención del "auditorio" presente en el local. —Espero que esto confirme tus dudas— añadió, referenciando la anterior charla sobre ser su persona favorita. Tomó un sorbo de su copa, sin soltarla, y continuó la conversación como si nada, sin preguntarle si estaba cómoda. —Déjame recordar... — Hizo una pausa —… un restaurante y una discoteca, supongo que entra en ese rubro Hacía tiempo que no se aparecía por allí, confiaba en el encargado, un cantinero fisgón, y su fiel elfina; quienes se encargaban de que todo fuera sobre ruedas, enviándole los dividendos respectivos puntualmente cada fin de mes. —Si deseas puedes visitarlos un día de estos, te aseguro que serás muy bien recibida—exclamó guiñándole un ojo y permitiéndole finalmente regresar a su silla, si es que ella así lo deseaba. La velada prometía emociones y secretos compartidos..

—Parece que hemos convertido la cena en todo un acontecimiento— Se notaba que todos los veían de reojo o susurraban a sus espaldas, incluso los mozos no eran ajenos a la situación. Uno se acerco con evidente curiosidad e interrumpió su conversación. Algo de comer, era evidente que se comía con los ojos a la joven; pero volviendo a la realidad, el pelinegro reflexiono un momento y pidió. —Algo de pasta para picar, lasaña quizás— Ni recordaba si estaba en el menú o si lo iba a comer, solo en pensaba en deshacerse del sujeto. El mesero capto la indirecta Escucho la respuesta de la chica respecto a sus intereses con atención —¡Viajar eh!, que interesante y divertido, ¿alguna aventura que hayas vivido en tus viajes? encontraste algún zombie en tu camino — el recordaba alguno de sus viajes mas que todo a Francia, pero mas hechos por negocios que por placer, añadió —¿Hay algún lugar que sitio especial que hayas deseado visitar? —¿¡Contrabandista!?— comentó sorprendido, entre incredulidad y fascinación en su expresión. Un destello fugaz de preocupación cruzó su mente, preguntándose si alguna vez había escuchado el nombre de Idylla en los rincones sombríos donde él se aventuraba para negociar objetos peligrosos. En todo caso decidió seguirle el juego. —¿Dime?...— bajo la voz antes de continuar —¿Qué es lo mas peligroso que hayas vendido? Y respondiendo a su pregunta sobre el —¿Trabajar?...bien, tengo algunos negocios aquí en el callejón que me ayudan a sobrevivir— sin contar que paraba esquilmando la herencia no recibida de su padre, pero eso no lo iba a decir —y pues en este momento, mi persona favorita es...— demoro un poco creando el suspenso antes de decirlo, con un destello en los ojos —…tú.

Cygnus sintió como una eternidad mientras esperaba la respuesta de la joven, no debió seguir sus impulsos, sin embargo eso paso a segundo plano cuando ella le correspondió. La atmósfera se cargó de electricidad cuando los labios de Idylla rozaron suavemente los de el, un cosquilleo recorrió su cuerpo al sentir la calidez de sus labios mientras el reloj se detenía. Finalmente, se separaron y el tiempo volvió a avanzar, bebió un corto trago más de su copa esbozando una sonrisa cómplice, la invitación estaba clara. —No sé qué está más delicioso, si el vino o la compañía— comentó si perder el contacto visual Y volviendo al juego de los espías, noto que había llamado la atención de los encargados del local y algunos clientes que estaban cerca, así que bromeo. —¿Te diste cuenta de cómo todos quisieron ser discretos pero terminaron espiando nuestro "contacto secreto"? Y ahora que se cualquier tensión previa definitivamente se disipó, Cygnus, con mirada curiosa se enfoco en la tarea de conocer a la joven, conocer su vida y sus pasiones. deseaba sumergirse en los detalles de su vida y su familia. —Idylla, me encantaría conocer más sobre ti. ¿Cuáles son tus pasiones? ¿Qué es lo que te interesa, cuales son tus aficiones?

Sonrió al ver como ella miraba de reojo por si alguien los observaba, aprovecho para bromear un poco con ello. —Me siento en una película de espías, crees que llegue nuestro contacto— bromeo un poco, aunque si conociera su historia tenia tras su espalda un par de personajes que iban tras el, y no con buenas intenciones, por lo que aprovecho para ver si no estaban por ahí. Se mostro interesado por el significado de su nombre. Perfecta era la palabra que mejor la describía, se sentía embelesado, hipnotizado por su mirada, sus ojos y su sonrisa —Ahora lo entiendo...— pronuncio al escuchar la referencia a Afrodita—...porque me siento embriagado por tu mirada— Por un momento quedo en silencio para responder por por su nombre. —Cygnus, puede representar la elegancia, aunque supongo que tiene alguna referencia respecto a la constelación del hemisferio norte— y bromeando un poco añadió —… porque no creo que me lo hayan puesto por referencia al ave— junto a una sonora carcajada. Ella no rechazo su mano, así que sostuvo su mano por un instante, creando un momento sutil de conexión. —Me agrada eso —Uhmm...— pensó sin saber cual elegir, le llamo atención un nombre "Merlot" y su instinto le dijo que era el indicado, el mesero sirvió el par de copas y dejo la botella a un lado. Volvió la vista a su acompañante y tomando su copa lo acerco al de ella para brindar. —Por el placer de descubrir a alguien tan especial como tú Sonrió y de pronto sintió un pequeño impulso, esperando que no sea muy apresurado, pero sentía que si no lo hacia en ese momento, no se atrevería a hacerlo en el resto de la velada. —Idylla, hay algo en el aire esta noche que me hace querer acercarme un poco más— Se acerca hacia ella —¿Te importaría si intento algo? Sin apresurarse, acerca sus labios hacia los de ella. Sin embargo, se detiene ligeramente. —No quiero apresurarte ni hacer que te sientas incómoda. Si prefieres que detenga esto, lo entenderé completamente.

—Así...— replicó al escuchar que estaba en el negocio de una de sus amigas — ósea que estoy jugando en campo visitante — agrego en modo de broma haciendo una alegoría al futbol, deporte del cual era muy conocido fan. Era sencillo entablar una conversación con ella, parecían una reunión de amigos que no se habían visto en mucho tiempo, regresó de sus cavilaciones para responder a sus comentarios. —No todos los días tengo la suerte de conocer a alguien tan interesante. Por cierto, ¿hay alguna historia detrás de tu nombre, Idylla Macnair Triviani? — era evidente que deseaba conocer un poco mas de ella, respecto a su vida. Mientras Idylla exploraba la carta, el aprovecho para observarla con atención, pero no tanto a lo físico, se sentía intrigado intrigado por su actitud y curioso por descubrir más sobre ella. Cuando le preguntó sobre sus preferencias de vino, el pelinegro contesto rápidamente sin detenerse a analizar las señales. —Espera...— dijo mientras trataba de recordar toda la lista que dijo — ¿existe un vino salado?— preguntó pero luego observo sus ojos y comprendió. Así que volvió a repetirse la pregunta en su mente para responder. —Dulces... fuertes pero suaves al momento de disfrutarlos— concluyó mirándola directo a los ojos, al mismo tiempo que rozo la mano de ella con sus dedos al pronunciar la palabra suave, esperando que dejara atrapar su mano. —Dime Idylla..., ¿Cuál prefieres?— inquirió él, entregando la carta al mozo, sin perder contacto visual.

Y al ver la reacción de la joven ante su movimiento casi demencial sobre ella, comprendió el porque había recibido tantos golpes debido a su comportamiento, así que se separó de inmediato dando espacio vital a la joven. Su respuesta ante su primer comentario le agradó tanto que dejó de lado su tic nervioso y le respondió con una sonrisa cómplice. Al confirmar que ella era su cita, se sintió aliviado por no haberla cancelado. Se apresuró en sostener sus mano y contestar el saludo con un clásico beso en ella. Al contrario de él ella demostraba tener los modales de una joven de buena casa. Claro el también lo era, perooo era mas que obvio que los modales no iban con el a pesar de los intentos de su madre por hacerle aprender los mismos. Se podría decir que Fokker estaba forzando sus recuerdos para poder realizar su siguiente movimiento y no caer en lo rústico. —La verdad no espere mucho— mintió, pero no tenia porque saber que llego con una hora de anticipación y menos conocer lo que le paso antes de su arribo. —Perfecto— respondió a la la invitación de sentarse y agregó —dicen que el vino de aquí es de muy buena calidad— la invito a pasar a una de las mesas mas apartadas, porque deseaba no ser interrumpido. Pensó en su nombre y se dejo llevar pronunciando sus pensamientos en voz alta. —Idylla, lindo nombre al igual que tú, se te ve hermosa— dijo con una sonrisa y una mirada sincera. Al llegar le ayudo con la silla, y se sentó llamando al encargado, aunque en este caso de vinos no sabia mas que el nombre por lo que esperaba que le sugerirían una buena cosecha para empezar. Entretanto continuo. —Espero no haberte decepcionado, y disculpa por haberte asustado al principio. Creo que ya notaste que estoy algo nervioso o mejor dicho perdí el toque, si es que alguna vez lo tuve— dijo con una suave carcajada. Se notaba que los primeros nervios se había esfumado y esperaba que la velada siguiera ese rumbo.

El demonio sostenía una copa de vino del cual poco había bebido y mas estaba balanceándolo de un lado a otro de forma imperceptible para las personas que estaban a su alrededor, pero que a el le parecía un tic difícil de controlar. ¿Nervioso? puede que si, esto debido a que en muchos años no tuvo o no quiso entablar una nueva relaciona, ya sea de amistad o de algo mas. Las ideas fluían y el trataba de controlarlas observado las pinturas que orlaban las paredes del lugar. Como siempre llevaba su habitual atuendo de camisa azul y jeans y zapatos negros, tenia el cabello algo crecido, debido a que no tuvo mucho tiempo para cortarlo a su gusto. Entre la espera notó que no sabia como reconocería a la joven con quien tendría la cita, debido a que solo le dijeron el lugar pero no el santo y seña. En todo caso eso era lo que menos le preocupaba. Finalmente vio el reloj digital que funcionaba con magia, uno de los tantos logros que muchos magos tradicionales observaban espantados pero que a el lo tenían sin cuidado. La hora indicaba que su cita estaba por llegar, así que presto atención a la puerta a la espera de acertar y reconocer a la primera a la joven y no cometer algún error. Luego de sendos errores y cachetadas de por medio al fallar en reconocer a su cita, observó la llegada de una joven con un llamativo vestido verde. Bueno si ya llego hasta aquí un golpe mas no importaba, así que saludo y se presento esperando que la suerte le sonriera. — ¡Que tal bella dama! — saludo seguido de una sonrisa fugaz y aun sosteniendo la copa de vino —Me preguntaba si usted es la chica de mis sueños — era evidente que el pelinegro estaba improvisando y recordando sus épocas de galán en Hogwarts, esto porque no se le ocurría otra forma de tratar a las chicas. En fin concluyo diciendo su nombre —Cygnus Crowley, es mi nombre...— añadió esperando que la joven le dijera su nombre para confirmar que ella era la indicada, y con cierto reparo para esquivar un posible golpe por si volvía a fallar.

Buenas, ya que la inscripción es gratis (? paso a inscribirme. Espero pasarla bien y aprovechar para recordar como se rolea xD. Espero poder participar en algún juego que realicen. Saludos

ID: 81371 Nick : Fokker Link a la Boveda Trastero: #107528 Link a la Boveda de la cual se descontara: #94684 Fecha: 29/10/2022 Link a la Compra: Ver pedido Producto: Radio conmemorativa Puntos: 20 P Precio: 0 G Producto: Pocion Vigorizante Puntos: 40 P Precio: 2000 G Total de puntos: 60 P Total de galeones: 2000 G

Buenas, paso a solicitar una cuenta, nunca esta demás xD. Gracias!

Y despertó. Estaba en la habitación del magnifico Castillo, la luz del sol ingresaba por la ventana. Fokker tardo en darse cuenta donde estaba, aun pensaba en lo que acababa de vivir. Fue todo realmente un sueño, pero fue tan creíble. Se puso de pie y camino en dirección al baño, se vio en el espejo y luego de unos momentos cayo en la cuenta que sus ojos perdieron la tonalidad roja. Aun mantenía la cicatriz en su mejilla, pero sentía que no era el mismo. Miro su brazo derecho, y pudo observar algunos rastros de una gran herida, por lo demás todo parecía estar bien. Pero sentía que algo le faltaba. Pronto se vistió y fue al escritorio para buscar algo que le indicara que estaba realmente despierto, que realmente estaba vivo. Imágenes confusas vinieron a su mente, muchas donde se veía cayendo al vacío, mientras libraba una lucha interna. El profeta indicaba una fecha sorprendente, —vaya seis meses— exclamó con sorpresa. Una voz le hablo de pronto, <<ve a buscarla>> —¿A quién?— se preguntó por instinto. Pero solo tuvo que ver el anillo que portaba, la snitch grabada en el resaltaba a simple vista, y sonrió. Garabateo en un pergamino un corto mensaje para sus hijas. Sus pasos lo guiaron al jardín, directo a la moto de color oscuro con líneas rojas estacionada bajo un gran árbol. Se subió al artilugio muggle, miró por ultima vez la fachada del castillo, sin saber si vería de nuevo, no seria la primera vez que se perdiera en un largo viaje. Paso la mano por su cabello mientras en su rostro se dibujaba la misma sonrisa de siempre, la del chico soñador, despistado que es. Encendió la moto. Cruzo la verja lentamente y pronto el sonido del motor de aquel artefacto se dejo de escuchar. Empezaba una nueva aventura, siempre buscándola a ella, a Helen, y aunque no estaba seguro de encontrarla, no importaba. Como el siempre decía: que es la vida sin un poco de emoción...

Luego de su visita al Castillo Crowley, donde encontraron al fin los datos para resolver aquel enigma que los acechaba; decidieron pasar una tarde juntos antes de planear cual seria su siguiente movimiento. Pasar ese tiempo de sosiego entre tanta turbulencia es lo que necesitaban. El suave atardecer fue perfecto para revivir momentos del pasado, en donde solo se sentaban a pasarla bien a orillas del lago, sin mas preocupaciones que los exámenes. Solo que el pelinegro aprovecho el tiempo para sopesar los riesgos que a partir de ese momento enfrentarían y decidió ponerse al fin serio. La dejarla a ella fuera de esto, a fin de cuentas este era su problema. Sin embargo, visualizó un nuevo problema, por mucho que tratara de convencerla que lo dejara enfrentar solo lo que se auguraba, encontraría una negativa de parte de ella. Así simplemente decidió jugar con las mismas cartas y cobrarle una vieja deuda de aquella noche lejana cuando desapareció de su vida así sin mas. <<Me la debías>> pensó, mientras escribía una nota rápida y se la dejaba junto a la snitch que ocasionó que se conocieran. Sabia que ella no lo buscaría, y si así lo hacia solo seria para matarlo por hacerle esto. Él se puso la capa de viaje y salió sigilosamente, imaginando la sorpresa que ella se llevaría al despertar y el avada kedavra que saldría de su varita directo a alguna almohada inocente. ***** No pudo evitar soltar una carcajada ante las palabras escritas velozmente en aquel pergamino, aquello era tan... él; casi podía escucharlo reír... sus hijas ya eran grandes, en cualquier caso él asumió que siempre me tendrían a mí. Y yo.... Fui yo la que le dijo que se iría, ¿no? . ¿Ir a verlo? No... para qué, si él había decidido irse en aquella estú.pida moto, yo no iría a buscarlo, estaba segura que él sabría eso, es más, sabía que esperaba eso. Ver su cuerpo...o lo que quedaba de él.... no, ni él ni yo queríamos eso. ¿Por qué sentía esto? Casi por instinto, sin pensarlo demasiado me dirigí hacía el jardín, tomé la escoba y pegué una fuerte patada al suelo, casi no podía ver.... Dejaría de pensar en ello. Era mejor volar....después de todo, desde arriba las cosas siempre se ven mejor...

Dos figuras aparecieron de improviso en el castillo Crowley, exactamente en la biblioteca del mismo, buscaban cierta información, la cual podía estar en los libros prohibidos y de artes oscuras del castillo. Pero no estaba seguro si una fenixiana seria bien recibida en el castillo de su padre. —Jamás pensé que entrarías a este lugar así— la miró muy divertido, ella llevaba un traje negro para confundirse entre las sombras para pasar desapercibida, de todas maneras para él, esto era más una aventura de niños. No le daba la importancia y solemnidad al momento que la joven si le daba. La mirada de ella le hizo entrar en razón, —ok, ok la misión, su importancia ya lo sé,... peeeero si cambias de opinión, mi habitación esta a unos pasos— La mirada de ella lo dijo todo ¬¬ —Ya ya, esta bien a lo que vinimos— finalizó con una sonrisa. Siempre le fue difícil mantener la seriedad junto a ella, callado tal vez. Caminaron por el pasillo principal, donde los grandes tomos de libros sobresalían, todos libros simples, comunes que no tenían nada en especial, los que buscaban estaban ocultos en una habitación que solo los miembros importantes de la familia conocían. —Lo que vas a ver no debes decirlo nunca— le advirtió, sabiendo que su rostro incicaba otra cosa. Con falsa solemnidad el pelinegro se acercó a un gran cuadro, apunto con la varita realizando una floritura al mismo tiempo que hablaba en parsel. Se abrió una gran puerta. Volteo a ver a la Evans que lo miraba con cara de espanto —¿Qué pasó?— pregunto asustado, pensando al mismo tiempo <<espera le dijiste que sabes hablar parsel>> Recordo que no porque siempre fue y sera un despistado, asi que se apresuró en aclarar su accionar. —No es lo que crees, solo me se unas palabras, ya seria mucho que supiera hablar eso, demonio, mortifago, vago, esto mas seria muy grave— Soltó la carcajada. Llamas verdes iluminaban la entrada, y ambos cruzaron la entrada, un gran pasillo se abría frente a ellos, literatura prohibida para los ojos de los magos del bien, pero muy útil en casos tan graves como el suyo. —Bienvenida a la más grande biblioteca de Artes oscuras, veamos si podemos deshacernos de Dimitriv— exclamó con una sonrisa. Helen dudo, pero mantuvo su convicción. Peores riesgos habían vivido, una mas no importaba.

No se si alcance stock xD, pero solo me interesa obtener el baby hipogrifo si por a o b no llega a alcanzar el stock de hipogrifos, pues no me interesa otra criatura de las que hay xD. Aprovecho y agradezco a la gente del foro por todo este esfuerzo para llevar a cabo las actividades o/ Saludos

Estaba ahí frente al local que le traía viejos recuerdos, debatiendo internamente si entraba o no. Toda la mañana estuvo atareado con la documentación de uno de sus negocios, revisando licencias, facturas, salarios que no cayo en cuenta lo tarde que era cuando sintió el instinto innato del hambre y miró instintivamente el reloj colgado en una de las paredes. —¡Wow, tan tarde es!— Exclamó al ver que eran casi las cuatro de la tarde, se justificaba el tener hambre. Si hubiera estado en Doyle's hubiera picado algo y seguido con su trabajo, pero en el bar no había nada listo hasta la noche. Por lo que tomo los pergaminos que le faltaba revisar los amontono a una costado y se puso la casaca negra para salir al callejón a ver que encontraba por ahí. El ambiente navideño le hizo añorar muchas cosas de su pasado, las vacaciones del colegio, los regalos en casa, una buena cena. Y parece que sus recuerdos lo llevaron al local, al que luego de un largo rato decidió entrar. Todo estaba tal cual como lo recordaba, el calor del lugar hizo que se abriera la casaca que combinaba con la camisa gris, pantalón y zapatos negros que portaba, lo habitual. Por el momento nadie salió a atenderlo, supuso que los empleados estaban atareados como en todos los locales por las fiestas, cuando los magos buscaban dejar a sus mascotas en algún lugar para su cuidado, mientras ellos se iban de vacaciones huyendo del clima invernal de Londres. Estuvo tentado de subir a la planta superior en busca de alguien, pero al voltear a la derecha observó las mesas donde algunas personas tomaban chocolate caliente, así que simplemente giro sobre sus talones y tomo asiento en la primera mesa disponible, dispuesto a engañar el hambre con una bebida caliente. @ Sherlyn Stark