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Thanatos L. Lestrange

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Mensajes publicados por Thanatos L. Lestrange

  1. Sluha - Elfo de Agatone

     

    El elfo apareció inmediatamente con las raciones de COMIDA y AGUA que acababa de comprar, a pedido de su amo. Se acercó hacia el joven rubio que tanto se parecía y, por un momento, se quedó quieto en su lugar, contemplando lo que aquellos juegos le habían hecho a los Lestrange. La dama había muerto en batalla, en un funesto accidente con lava. Mientras tanto, afuera, su amo Agatone había perdido el don de la pulcritud, esa constante pureza en su cuerpo. Sus cabellos siempre estaban peinados a la perfección, pero ahora parecían nada más que una maraña de pelos mezclados y dejados. Sus ojos, con ojeras, lo denotaban preocupado por la situación del hermano que aún vivía, pero que tenía tan pocas chances de vivir que le era indiferente el sabor de la gloria cercana.

     

    Ahora sus ojos se posaron en el tercero, Lysander. Llevaba el pelo largo, como siempre, aunque enredado, desgastado y sucio. Sus ropajes estaban destrozados y su cuerpo mostraba innumerables cortes y rasguños. Una barba de días crecía en su cara y lo hacía notar más sucio que de costumbre. Sus ojos parecían no querer más. Había visto morir a su hermana... No... había sido partícipe del origen de dicha muerte. El dolor en los orbes se mostraba a flor de piel, a pesar de que una capa de frialdad y dureza, como una armadura, cubriera su cuerpo para asegurarse el respeto de sus contrincantes... No debía mostrarse débil.

     

    El elfo se acercó con calma y le hizo entrega de los paquetes de comida y bebida que su hermano le mandaba. Por un momento, el rostro del licántropo se iluminó y una fugaz sonrisa se hizo notar. Parecía que iba a largarse a llorar, pero levantó la vista y, mirándolo a los ojos, lo tomó de la mano.

     

    - Dile que le agradezco por todo. - comenzó - Que me perdone por todo lo que hice y lo que no pude hacer... - su voz se quebró - Dile que yo también hubiese dado mi vida con tal de salvarla.

     

    El elfo enmudeció y con un gesto silencioso, se giró y desapareció.

     


     

    Lysander Lestrange

     

    Sus manos se cerraron sobre ese último regalo. Sabía que, de alguna forma, su hermano seguía confiando en que podía ganar esos juegos. No entendía por qué, ni cómo. El círculo que se encontraba a pocos metros de donde el elfo había aparecido, mostraba a magos y brujas mucho más calificados y preparados que él, para hacerse con la victoria.

     

    Tomó un trozo de pan, la tristeza no le había cerrado el apetito. Cubrió con un poco de queso y se dispuso a comer una de las que creía, podía ser su última COMIDA. Tragó con dificultad, ya que el nudo en la garganta lo oprimía y lanzó un gemido, como de un animal sufriendo. Estaba cansado de estar allí. Quería terminar con eso e irse a casa, o morir. De cualquiera de las dos formas, uno de sus hermanos lo aguardaba para compartir con él... De cualquiera de las formas, en algún momento volverían a juntarse los tres.

     

    Tomó un poco de AGUA, se levantó y volvió a acercarse al círculo. Pasó por alto la presencia de un tributo que no había visto minutos antes y se sentó a examinar sus pertenencias.

  2. Sluha - Elfo de Agatone

     

    Por primera vez, el elfo doméstico había sido elegido para realizar una de las tareas más importantes que le había asignado su amo hasta la fecha. Debía ir a adquirir ciertos menesteres que ayudarían al mellizo del amo a salir con vida de la loca competencia donde había osado meterse. Sluha intentaba mantenerse serena y ayudar lo más posible a Agatone cuando lo notaba sumamente preocupado por la vida de su hermano. Al parecer la trágica defunción de la chica estaba volviendo loco al vampiro, y sus actitudes se tornaban ermitañas y solitarias.

     

    Se acercó con prudencia al recinto donde le habían indicado, y comenzó a caminar a trompicones por el lugar, intentando vislumbrar entre las personas que tapaban los mostradores, lo que andaba buscando. Al final logró capturar una bandeja de comida y una botella de refrescante agua, con las cuales se limitó a irse, no sin antes dejar el dinero en donde correspondía.

     

    Nick con el enlace a tu inventario: Lysander Lestrange

    Elemento a comprar o vender: Agua

    Cantidad: 1

    Monedas de Oro totales: 250

     

     

    Nick con el enlace a tu inventario: Lysander Lestrange

    Elemento a comprar o vender: Comida

    Cantidad: 1

    Monedas de Oro totales: 250

  3. No logró asimilar el cambio repentino que había sufrido la clase. Aún no se aseguraba si su profesor había mutado o simplemente se habían cambiado roles con otro, ya que al parecer mientras se divertía pateando al atado puma, la clase había avanzado un poco más. Observó con atención a su nuevo profesor, que se presentó y luego comenzó una especie de demostración de duelos con su colega.

     

    Su sangre hervía de emoción al observar los hechizos cruzándose entre sí y las florituras de las varitas moviéndose constantemente. Deseaba empezar cuanto antes con las prácticas; estaba seguro de que no tendría problemas en demostrar su habilidad en hechizos de ataque y defensa. Pero tendría que aguardar unos momentos antes, ya que les habían aclarado que deberían indicar los errores.

     

    - Esto se torna cada vez mejor - comentó a uno de sus compañeros, golpeándole el costado con el codo. Recordaba a ese muchacho, al parecer habían hecho juntos la clase de Generales. - Ya quiero empezar...

     


     

    OFF: PM Enviado. Saludos!

  4. Hola a todos, vengo con una consulta para los organizadores, o mejor dicho una "corrección".

     

    Como verán, en mi Inventario, aparece lo siguiente:

     

    • Agua (10) 2/30
    • Comida (9) -2/27

     

    Ahora bien, como podrán observar en el mismo inventario, las adquisiciones son las siguientes:

     

    • Compra de 1700 [Adquiero Agua (2) y Comida (2)]
    • Agua (1) y Comida (1) regalo de El Capitolio
    • Comida (4) y Agua (5) conseguidos en la Primera Prueba.
    • Compra e 1000 [Adquiero Agua (2) y Comida (3)]

     

    Como podrán ver, en mi Inventario debería figurar:

     

    • Agua (10) 2/30
    • Comida (10) 1/30

     

    Las cuales, luego de mi toma de hoy, quedarían con uno menos y me obligarían a comprar para la siguiente toma.

     

    Espero haberme explicado :P

     

    Saludos.-

  5. El muchacho comenzó a notar los ojos de los demás clavados en él. Quizás el hecho de haberse mantenido mudo en la conversación no le era del todo favorable en aquellas circunstancias. ¿Acaso le convenía aliarse con toda esa gente? Estaba claro que en otro tiempo hubiesen sido personas dignas de confianza. Pero actualmente estaban todos en las mismas condiciones: matar o morir.

     

    Observó los ojos de cada uno, desviando la mirada con velocidad, como si temiera que los suyos revelaran sus pensamientos. Finalmente comprendió que era la única forma de mantenerse con vida el mayor tiempo posible.

     

    - Estoy de acuerdo, lo mejor será aliarnos mientras contemos con las posibilidades - la sensación de inseguridad disminuía al tiempo que rectificaba su alianza - cuando no podamos sostenerla, nos separaremos antes de romper la alianza. No podemos masacrarnos en un aquí y ahora.

     

    Aceptó el ofrecimiento de Oliver y se sentó, procurando mantener un círculo en el que pudiera vigilar a todos constantemente, no quería perderlos de vista.

     

    Sacó de una de sus mochilas un paquete de comida y una botella de agua y se dispuso a disfrutar de su almuerzo, a medida que pasaba el mediodía.

  6. El sofocante calor que cubría la torre norte del castillo Snape, no era lo único que molestaba al joven Lestrange. Los trillizos habían discutido durante toda la tarde sobre donde dormirían durante su estadía en la antiquísima morada. Agatone, a regañadientes, había decidido terminar su disputa por una de las mejores habitaciones del lugar y había optado por las mazmorras, que eran más tranquilas y apegadas a su condición de vampiro, por la falta de luz solar que tanto le desagradaba.

     

    Tara y Lysander, sin embargo, eran un tanto más tercos y no se dejarían aplastar el uno por el otro. Estaban decididos a tomar la torre sur, que tenía los aposentos de Arcanus, un antiguo patriarca de la familia. La rubia, finalmente y por cansancio, se quedó con esta y su hermano fue a parar a la norte, que si bien no le faltaba ningún lujo, contenía una historia acerca de la extraña desaparición de Illidan, su anterior dueño, también patriarca de los Snape.

     

    La torre norte mantenía el calor que el sol le proveía durante toda la tarde, hasta el final de sus horas, por lo que entre la transpiración y la frustración de haber perdido la disputa con Tara, le fomentaba una cólera que pocas veces le asomaba a flor de piel. No eran ganas de matar, ya que esas eran más fáciles de explotar dentro suyo: era un odio hacia sí mismo, hacia su debilidad, que no tenía sentido contrarrestar con desgaste.

     

    Se levantó y se metió en el baño, para darse una ducha fría que le bajara la temperatura corporal. Más tarde tomó una bermuda de jean y una musculosa. Se calzó unas zapatillas de lona y comenzó a bajar las escaleras con rapidez. Miró su reloj de oro, regalo de Agatone por su decimoséptimo cumpleaños y notó que se le hacía tarde para la clase.

     

    - ¡Alpha! - Un pequeño elfo alzó los ojos delante suyo, al materializarse con un sonoro estallido. El rubio dio un respingo y tuvo que sostenerse en la baranda de la escalera para no caer rodando - Creo que nunca comprenderé el motivo de tanto estruendo a la hora de que aparezca una criatura tan pequeña. - Sonrió amablemente a la elfina - Necesito que me lleves a la Academia, o llegaré tarde a la clase. Según se aclara en la carta, debo llegar al traslador...

     

    Con mucha educación, la pequeña criatura se inclinó en una extravagante reverencia con la que luego estiró una mano hacia adelante. El muchacho la tomó y sintió como su cuerpo se volvía polvo por unos segundos.

     

    Cerró los ojos.

     

    Al abrirlos, contemplaba una hermosa explanada de suave hierba, con una docena de fuentes que flanqueaban un camino que llevaba a la entrada al castillo. El joven mago agradeció a Alpha, que desapareció al instante. Comenzó a bordear las fuentes y su destino estaba un poco más a la izquierda, donde un cúmulo de alumnos rodeaban algo que no alcanzaba a distinguir. Se acercó con paso decidido y mientras lo hacía, observó el brillo azulado que desprendía una botella de cristal en el centro del tumulto. Comenzó a correr y, en el último segundo, colocó su dedo sobre la tapa de la botella y todo comenzó a dar vueltas...

     

    Sus pies se despegaron del piso con suma facilidad, obligados por una especie de gancho invisible que lo había atenazado de un lugar cercano a su ombligo, tirándolo hacia arriba y adelante con una ligereza sorprendente. Sentía los codos de sus compañeros chocar con los de él, y a veces aparecía algún hombro que lo desestabilizaba con simpleza. Cuando sentía que no iba a poder mantener el contacto con el traslador, se detuvo en seco y cayó de bruces al suelo.

     

    La húmeda hierba y el colchón de hojas que había amortiguado su caía, eran claras señales de que se encontraba en lo profundo de un bosque. Sus ojos bicolores se abrieron de par en par ante la visión que tenía adelante: Un puma lo observaba desde unos metros adelante. Llevaba unas garras afiladísimas y unos dientes que denotaban fiereza. El gesto fue instantáneo: el joven sacó su varita en el mismo instante en que la bestia corría hacia él. No tuvo mucho tiempo de reacción para consultar sus posibilidades a su mente, así que actuó por instinto:

     

    - Incárcerus - Tres gruesas cuerdas de tres metros se materializaron velozmente, en dirección al puma. Una de ellas se cerró sobre la mandíbula del animal, armándo como un bozal rodeando su boca. Las otras dos ataron las patas delanteras y traseras del ser, que cayó hacia un lado y se agitó un poco hasta quedar tendido, resignado a safarse de las fuertes ataduras.

     

    El joven Lestrange se levantó del suelo con gracilidad y se acercó al grupo que ya lo aguardaba rodeando a los profesores. Oyó atentamente la presentación de sus maestros y luego de cada uno de sus compañeros. Esperó su turno y, cuando llegó el momento, elevó la voz para que lo escucharan todos:

     

    - Mi nombre es Lysander Lestrange, mi única familia son mis mellizos, Tara y Agatone, aunque estamos siendo amablemente hospedados por la familia Snape. - Hizo una pausa - Con respecto a los duelos, no tengo ni idea, pero espero ser bueno.

     

    Miró a ambos lados, observando si faltaba aún alguien que faltara presentarse...

     


     

    Bueno, hola a todos, soy Gonzalo y, como vi que por ahí hay un par, yo también soy de Argentina. De Buenos Aires, para ser más específico. Tengo 21 años y 3 de esos en el foro xD. Es mi segunda vez cursando la Academia, ya que con mi anterior personaje ya pasé por casi todas las situaciones posibles, y ahora con el cambio de pj sigo siendo patriarca de la familia Snape, lo que es algo extraño de encajar, por el cambio rotundo de historia.

     

    Ehm, no sé qué más. Tengo un poco de idea en duelos, aunque entre lo oxidado que estoy y que nunca fui muy bueno, esto no suma. Así que espero que la pasemos bien un rato :P

     

    Saludos!

  7. El muchacho estaba aburrido y cansado ya de estar aguardando la muerte. Su cuerpo no tenía demasiadas heridas y aún tenía unas cuantas cosas, pero decidió que mejor sería enumerarlas antes de continuar... Llevaba consigo tres sacos de dormir, dos mochilas, una linterna, un cuchillo, siete raciones de agua y tres de comida, un giratiempos, un caldero, una poción de felix felicis, una toma de escencia de díctamo y otra de poción herbovitalizante, dos zumos de mandrágora y un remedio para quemaduras.

     

    Sacó una de las raciones de comida y una de agua y se puso a disfrutar de su almuerzo...

  8. - Eran seis hermanos Gerlo cuando Paco se murió. Y quedaron cinco... de esos, cuando Paco se murió. Paco, no me acuerdo el apellido, Paco se murió. Y quedaron cinco, con su mismo apellido, cuando Paco se murió.

     

    El hombre cantaba una monótona melodía que no hacía más que inundarlo en el aburrimiento que lo abrumaba hacía días. Su cuerpo descansado le pedía un poco de comida y bebida, por lo que tomó un trozo de carne y una botella de agua y se puso a tomar su almuerzo en aquel lugar que aún no lograba describir con claridad, ni entender su forma.

  9. - Algo de vos llega hasta mi, cae la lluvia sobre parís. Pero me escapé hacia otra ciudad, y no sirvió de nada porque todo el tiempo estabas en un mismo lugar, y bajo una misma piel y en la misma ceremonia. Yo te pido un favor que no me dejes caer en las tumbas de la glooriaaa - La clara voz del Lestrange entonando una de las canciones que más le gustaban era, sin lugar a dudas, algo inesperado en el certamen.

     

    Todos parecían haberse buscado un lugar en el "nuevo mundo", pero él ya estaba decidido a salir de allí, así que aguardó con calma. Sacó un poco de Comida y Bebida y disfrutó de un almuerzo sin presedentes. Se relajó en el borde de un extraño lugar que no lograba definir y se sentó, aguardando...

  10. La visión del lugar lo había tomado por sorpresa, pero antes de ponerse a pensar en que la comida era lo mejor, se le ocurrió decir, como si nada:

     

    - Creo que me equivoqué de playa paradisíaca para vacacionar. - suspiró - A fin de cuentas esto no parece más que la película de ese muggle con máscara y una motosierra...

     

    Sacó uno de los potes de comida y retiró una jugosa porción de ensalada con pollo, que deglutió sin esperar un segundo. Sacó la botellita de la otra mochila y tomó un largo y refrescante trago de agua, que atravesó su garganta, relajándola como a cada uno de sus músculos.

  11. La niebla volvió a cernirse sobre el lugar. Algo extraño había pasado pero las paredes de cristal ya no estaban, los dragones se habían esfumado y lo único que podía observar ahora era a otros cinco tributos a su alrededor. Corrió hacia el roñoso sombrero y lo rodeó con sus mochilas para que pasara inadvertido... Por alguna razón, había alguien de más allí.

     

    Su vista se posó en uno de los bultos de la mochila de su derecha. Sacó una lata de estofado de cordero frío y se puso a disfrutar de esa comida como si nunca antes hubiese probado bocado en su vida. Al parecer, la visión de que todavía su corazón latía y su sangre se mantenía dentro de su cuerpo, le había dado renovadas energías.

     

    Todavía sostenía su varita con fuerza, mientras destapaba la botella de agua y le daba un sorbo largo. No se sentía del todo seguro, aunque podía ver el desgaste y el cansancio en la cara de los otros tributos. Sabía que no atacarían.

     

    Tomó el sombrero inmediatamente cuando un destello azulado comenzó a apoderarse del traslador. Pasó ambas mochilas por sobre sus hombros y el saco de dormir bajo el brazo libre. Como si un gancho lo tomara de abajo del ombligo, se elevó en el aire y comenzó a girar en un remolino de colores.

     

    Sus pies cayeron sobre algo que no logró discernir y entonces abrió los ojos y lo vio...

  12. Oliver,

     

    Tu reclamo ya fue revisado varias veces y, por cuestiones organizativas, se decidió que Warju fuese el ganador del encuentro. Lamentamos el retraso pero realmente tanto Juli como yo estamos algo atareados con cosas muggles y lo poco que nos conectamos lo estuvimos utilizando para Los Juegos que ya están llegando a su fin. Te pido disculpas por la falta de información.

     

    Se decidió esto como falta de gran parte de información que se desconoce. Sé que nos diste información acerca de los momentos y demás, pero no se puede llegar a un acuerdo en las opiniones del momento y, por dicha razón, hemos decidido darle la derecha al árbitro del partido.

     

    Espero, al menos, haber resuelto tu duda.

     

     

    Ishaya,

     

    Primero que nada aclararte lo siguiente:

    El partido Montpellier Manticores vs Hong Kong Hippogriffs no fue reacomodado por falta de equipo, sino por falta de árbitro y, a la vez, por la falta de uno de los equipos.

    Al no estar tomado el partido, un arbitraje de emergencia sólo puede ser hecho si los dos equipos están, ya que, si no hay árbitro no se puede. Como indica el Protocolo de Arbitraje explícitamente: "No se puede arbitrar de emergencia si un equipo no está".

     

    Por lo tanto, comparar tu partido con el anterior mencionado no tiene ninguna relación, ya que el suyo estaba tomado por Zabini Blaise desde hacía 4 días -por lo menos-. El partido ya se jugó y, como verás, a pesar de haber mandado un MP pidiéndote el cambio, Serpiente se presentó a jugar ya que no le contestaste. De esa forma, ya no hay nada que se pueda hacer: los Bucharest Basilisks pasan a la siguiente ronda.

     

    ···

     

    Espero haber resuelto sus dudas.

     

    Saludos.-

  13. El joven mago no tenía tiempo que perder. Debía correr hacia el traslador si no quería llegar demasiado tarde. Tomó un trozo de carne y lo comió deliberadamente. Era su primera comida en días.

     

    Suspiró y tragó un poco más tranquilo. Se acercó a la botellita de agua y tomó un largo trago del refrescante líquido.

     

    - Ahhh... mucho mejor - confirmó el muchacho.

  14. Por alguna extraña razón, la noche parecía tornarse más y más oscura, acorde avanzaba el duelo. El muchacho rubio todavía sostenía su varita en alto al momento que un fuerte destello luminoso hería sus ojos, obligándolo a cerrarlos con fuerza. Le ardían bastante y sus pupilas dilatadas amenazaban con no volver a su tamaño original.

     

    Su reacción fue inmediata, no podía esperar a que su contrincante fuese más certero a la hora de atacar nuevamente. Una fresca brisa, que parecía sacada de contexto comparada con el estado en el que estaba el joven Lestrange, rozó suavemente las filosas facciones del joven mago e hizo flamear por un instante sus áureos cabellos.

     

    Parecía que eso había sido todo lo que estaba esperando para centrarse por un segundo en la batalla que tenía en frente. Por fin comprendió lo que realmente tenía que hacer si quería mantenerse con vida y, según el resultado, lo que significaría para el hombre que tenía a pocos pasos. La vida era algo que siempre había valorado por sobre todas las cosas del destrozado mundo. Suspiró ante la expectativa y sostuvo con fuerza la varita. Una floritura le dio vida a la varita del chico, que con sólo exclamar las palabras mágicas supo que tendría éxito:

     

    - Séneca - El desconocido comenzó a carraspear y confirmó el logro de su hechizo. Una, dos, quizás tres veces fueron las que parpadeó, hasta comprobar que algo no iba bien con su visión. Sus ojos, ni el anaranjado ni el plateado parecían lograr su cometido - Es... estoy ciego... - el dolor y la ira poco disimulada de su voz hubiesen sido lo suficiente como para acobardar al más valeroso de los hombres.

     

    Al parecer, estaba frente a alguien inmune a los sentimientos. La frialdad y dureza que denotó al pronunciar su siguiente ataque, fueron sorprendentes. "Morphos"... El desgastado tono de su voz daba a entender que sería el último hechizo que podría pronunciar. Pronto su garganta se secaría por completo hasta que sus roncas cuerdas vocales no le permitieran articular palabra.

     

    Al tiempo que su enemigo se disponía a lanzar el hechizo, un chirrido lo sacó de su ensimismamiento. Comprendió entonces que su oso-armario había recuperado su movilidad, la que había sido arrebatada por el strellatus. Las órdenes eran claras:

     

    - Atácalo y muérdelo hasta que su cuerpo quede hecho pedazos... - Los alaridos del misterioso rival no tardaron en llegar a sus oídos, con lo que sonrió con gracia. El oso, que había estado a tan sólo un metro de su objetivo, comenzó a desgarrar los músculos del mago, que no se había movido de su lugar durante el duelo.

     

    Por primera vez comprendió lo importante de su sentido auditivo. Mientras indicaba las instrucciones hacia su híbrido, escuchó los suaves y veloces pasos de un animal. Eran casi inaudibles en la penetrante negrura que invadía su perspectiva. Con toda su concentración colocada en dirección a sus oídos, logró identificar con suma rapidez al animal, antes de que se acercara lo suficiente para atacarlo.

     

    - Oppugno - Se había girado y su varita había logrado captar la atención del guepardo, para luego hacerse de su lealtad. Ahora el animal respondería a sus órdenes. Comenzó a correr en dirección contraria, hacia el mago que, en aquellos momentos, estaba siendo gravemente lastimado por la bestia que había creado mediante el Vitae.

     

    De un momento a otro, primero fue una luz, luego otra y finalmente la noche volvió a tener vida para el joven Lestrange, que disfrutó con nostalgia de su renovada visión. La imagen no era muy agradable: un armario que, con garras y dientes (regalo del rubio), arrancaba la carne de la cara, el cuello y toda extremidad que pudiese alcanzar del extraño mago que había retado al tributo.

     

    A su vez, un guepardo, ágil y poderoso, acortaba distancias de forma alarmante entre su posición inicial y su nueva presa. Ya estaba a solo dos metros y parecía decidido a hacerse con el trozo de cuerpo que el oso no había atacado aún. Ambos se harían con la carne del desgraciado hombre... No, no era para nada agradable...

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  15. El aire pareció congelarse durante unos segundos, y todo lo que el Lestrange vio fue demasiado para su mente: en tan sólo un instante, una capa de densa niebla se hizo presente en el campo de batalla. Por alguna extraña razón, al desaparecer la bruma, un sorpresivo cambio de última hora lo descolocó de su enfoque.

     

    En el lugar que, hasta hacía un momento se encontraba una de las tributos, ahora había un corpulento hombre de unos treinta años. Su piel curtida demostraba la dura vida que había llevado. Su torso desnudo dejaba a la vista una musculatura descomunal y su mirada fría daba por entendido que sería el reemplazante de la joven que acababa de desaparecer.

     

    Con gesto cansino, casi con aburrimiento, cortó el aire con su varita y detuvo el rayo esmeralda que, antes del repentino cambio, había lanzado el joven Lestrange hacia su contrincante. No parecía para nada preocupado ante el joven rubio que tenía en frente. Incluso daba la sensación de que deseaba terminar con él lo más rápido posible.

     

    La cabeza de Lysander daba vueltas y vueltas tratando de recopilar la información de los sucesos recientes. Su mente fue cerrando de a poco una idea en común y comprendió que debería asesinar al desconocido si no quería que él lo hiciera primero. Su corazón se aceleró con alarmante facilidad y sus pensamientos se aclararon en un abrir y cerrar de ojos.

     

    Sus ojos bicolores se entrecerraron, decidiendo cuál sería el mejor hechizo para reiniciar sus ataques, antes de que el extraño lograra decidir qué hacer. La varita surcó el aire, cortándolo como una afilada navaja, y apuntando hacia un enorme armario a unos metros de él, exclamó:

     

    - ¡Vitae! - De la fina madera, rústicamente tallada, se desprendieron fuertes patas culminadas en filosas garras que simulaban las de un enorme oso negro. En el centro del mismo, surgió un hueco con una poderosa dentadura, capaz de desgarrar la más dura de las carnes. Su misión era clara: embestir contra el enemigo, asegurándose de defender a Lysander de cualquier ataque directo.

     

    El oso-armario corrió con fiereza y se paró, cortando el paso entre el rubio y su misterioso rival. ¡Qué acertada decisión! Sin duda se lo había esperado en su interior, pero al menos parecía que la suerte sí estaba de su parte, al menos esa noche. La bestia estaba a un metro de aquel extraño mago cuando un destello verde hizo a Lysander dar un respingo.

     

    Al parecer, el grito del "Sectusempra" de su enemigo había quedado opacado por los rugidos que producía el híbrido. El rayo verde, probablemente dirigido al joven Lestrange, había impactado de lleno en el cuerpo del armario, que parecía haber quedado algo golpeado, aunque no había recibido tanto daño como para desmoronarse. Seguía en pie.

     

    Su brazo volvió a agitarse con furia, apuntando a la mano con la que su rival sostenía la varita:

     

    - ¡Expelliarmus! – El rayo escarlata surcó el aire como una flecha, decidido a arrebatar la varita del mago desconocido. El hechizo se encontró con la mano y el extraño soltó la ramita como si le quemara. La varita giró, volando hacia atrás y cayó a los pies de la estatua que se encontraba a cinco metros detrás del misterioso hombre.

     

    Al mismo tiempo, la feroz bestia se recuperaba del shock y sus instrucciones de ataque quedaron grabadas en seguida: comenzó a acercarse al mago con claras intenciones de rasgarle el cuerpo con garras y dientes, asegurándose de dejarlo malherido.

     

    Lysander desvió su mirada hacia el cielo, observando atentamente a los dragones que sobrevolaban el escenario. Parecían dispuestos a atacar en cualquier instante. Los gritos resonaban de todas las esquinas, de los otros tributos que peleaban a muerte en sus respectivas jaulas. Destellos de colores se reflejaban en el cielo cada vez que uno de ellos lanzaba un hechizo. Faltaba poco... Bajó la mirada y sonrió con satisfacción.

     

    - No has dicho tu nombre, aunque supongo que conoces el mío - su sonrisa se amplió -. Me aseguraré de que nadie lo olvide en siglos, aunque probablemente el tuyo no pase de esta noche...

  16. -... La última cena...

     

    Esas eran las últimas palabras que había oído el joven Lestrange antes de correr. Tomó firmemente un paquete de comida y lo abrió con cuidado. Sacó uno de los tantos trozos y se lo metió en la boca, engullendo velozmente. Era, probablemente, la última cosa que probaría si moría esa misma noche...

     

    Debería estar hidratado para no caer en medio del posible duelo, por lo que se aproximó a la segunda mochila y extrajo una botella de agua. Tomó un largo sorbo y sus músculos, tensos, se relajaron de a poco.

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