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Halloween Town


Hayame Snape Potter Black
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Sentía que había elegido el lugar perfecto

Por supuesto que le había costado mas que toda su completa magnificencia y poderío de bruja poderosa, tan poderosa que la tienen lejos de las miradas de los mortales y pecadores porque es demasiado maravillosa como para corromperse ante cualquier signo de reconocimiento ajeno...

La bruja suspiró con un pequeño sonrojo y sonriendo, colocándose ambas manos en las mejillas para comenzar a mecerse hacia un lado y a otro en el mismo lugar

Si, la humildad era una de sus grandes virtudes

Aparte de las gemelas

En todo caso, tomando en cuenta que se encontraban en fechas donde los muertos y los fantasmas, que para ella eran cosas diferentes, pululaban como cobradores de impuestos por cada esquina y rendija de los hogares, a punto de saltar sobre sus victimas que si es que se daban cuenta, a lo mucho pensaban que eran una brisita de aire... regresando al hilo de su pensamiento, se había decantado por tomarse un lugar "muggle" para llevar a cabo tan honorable y caballerezca batalla

Primero había creido que sería divertido abrir un hueco hacia el universo de su juego muggle favorito, Ragnarok Online y que diese directamente a Niffelheim (la ciudad de los muertos nordicos) o a alguno de los dungeons de la ciudad mágica de Geffen, donde se hacían los magos y brujas en el juego

Pero luego...

Si, solo su hermana sería capaz de seguirla a través de un hueco para llegar a la ciudad de una de sus peliculas favoritas para ver en esas fechas

El problema era que...

-No... destruyan mucho el pueblo =.=

EL obre Jack Skellington no había podido negarse so riesgo de que sus huesitos fuesen regalados a la mascota tigresa de la pelirroja, que no había tenido peros en darle con tan encantadora amenaza, sobre todo después de haberse presentado con las brujas del lugar que la apoyaron en su deseo de duelo como si se tratase de una campaña politica por votacion

La pelirroja se había trepado al borde de la fuente, aún moviendose con su imaginación de lo magnifica que era y dejando salir miles de estrellitas y brillos alrededor antes de parpadear y voltear, levantando totalmente un brazo como si de una niña pequeña se tratase

-Bueno, no creo que haya problema

Rió antes de carraspear y mover su varita distraídamente hacia una Calabaza gigante cercana que caminaba con sus tentaculos por ahi

-Incárcerus...

La pobre fruta?? vegetal? cosa que salía de las flores de calabaza emitió un chillido digno de un gato al que le han apachurrado las patas, por lo que salió rodando y lloriqueando hasta que desapareció bajando a botes por una escalera, siendo seguido cada alarido y bote por un encogimiento por parte del esqueleto trajeado y la vampiro que cerraban un ojo como reflejo del dolor de aquella cosa comestible... o rellenable con velas... o todas las anteriores

-Ehm... si, mejor diles a todos que no salgan de sus casas si no quieres victimas secundarias a esto XD

-Claro, claro... supongo que no hay opcion... pero ustedes van a pagar los arreglos en los hogares de todos

Dijo resignado el lider de aquel lugar antes de componer un gesto enojado y retirarse meciendo sus largos brazos

-Debí de haber guardado al Boggy para que se comiera este tipo de pestes... o traer un Slenderman =.=UUU

Hayame giró rapidamente la varita entre sus dedos antes de colocarse ambas manos por detrás y comenzar a caminar lentamente por todo el borde de la fuente, alzando exageradamente cada pie a la vez que daba un paso

Seguramente pronto su adorable hermana encontraría su invitación a aquel sitio, cuando descubriese el mensaje en verde fosforescente sobre su vestido de fiesta favorito

(El de gala para el evento de Halloween xD)


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Gala de Jalogüín... Ay, qué recuerdos... Otras galas aún podría ser que las dejara pasar pero la Gala de Jalogüín nunca, para mí era un momento especial con Jack, único momento en el que su cuerpo fantasmal se hacía corpóreo. Por eso no iba a desaprovecharlo. Dejé en la cama la ropa lista, para vestirme en cuando saliera del baño. El agua caliente golpeó mi piel desnuda, levantando nubes de vapor que pronto difuminaron la figura de mi cuerpo de la vista de cualquiera que entrara. La lástima es que también impedía que yo viera si alguien rastrero y con mala fe entraba en él.

 

Como así sucedió.

 

En cuanto salí del baño, canturreando y frotando mi pelo violeta con una toalla, lo olí. No sólo era el olor característico de la piraña que había entrado a escondidas mientras yo no la veía. Mis fosas nasales, aún impregnadas por el jabón de coco con el que había frotado mi piel, detectaron enseguida aquel cambio, entre dulce y agrio, de su perfume.

 

Sí. Supe aún antes de ver el vestido, que Hayame había estado allá. Aunque cuando vi los destrozos en la tela, olvidé por completo el olor de mi hermana y respiré el olor de la rabia y la frustración que yo misma emanaba.

 

-- Esto es un maldito déjà vu -- dije en voz baja, mientras pasaba la mano por mi estropeado vestido. --No puede haberse atrevido de nuevo a... Pero lo hizo... Este color verde fosforescente sólo puede ser suyo...

 

Un Déjà Vu que deriva de hace seis años:

 

Sagitas versus Hayame Chang -Oct 22 2008: http://www.fotolog.com/amantedepuzles/79945460/

 

HAYAME:

 

La joven se encontraba sentada en el borde de una torrecilla negra, con la varita en mano, haciendola rodar entre sus dedos, mientras sus pensamientos pasaban veloces como las nubes negras que flotaban sobre su cabeza; una de estas, dejo un claro y la luna llena ilumino al fin, aquella figura, revelando una larga cabellera roja como la sangre, que flotaba al aire, unos ojos rojos del mismo tono del cabello y la blanca piel, que con cada rayo de aquel astro parecia que soltaba un brillo nacarado a su alrededor.

La larga capa de forro interior rojo, parecia aumentar su tamaño con cada brisa que pasaba, ondeando cual bandera en su mastil; la joven detuvo el movimiento de la varita entre sus dedos, mientras repasaba mentalmente que era lo que esperaba y una ligera llovizna, comenzaba a correr por su bella piel.

Su hermana Sagitas tenia un vestido... un hermoso vestido para la fiesta de Halloween, que guardaba celosamente en un armario; no se había podido resistir y se había asomado a verlo, pero desgraciadamente, llevaba en sus manos, uno de sus experimentos de pociones y este, por algun motivo habia reaccionado y habia estallado, dejando el bello vestido, cubierto de una sustancia extraña y pegajosa.

No sabia porque, pero se imaginaba el rostro furioso de su hermana que querria tomar revancha; salio corriendo de la habitación y dejo una nota para su madre, indicandole que estaria ausente un muy buen rato. Y ahi se encontraba, en el techo de una torre de un castillo abandonado, esperando pacientemente a que su hermana llegara; estaba segura que de una forma u otra, sabría que seria ella y hasta detectaria donde se encontraba. Y no estaba equivocada.

Pudo sentir los pasos vibrar por aquellas piedras antiguas, gracias a su condicion vampirica y lentamente se puso de pie, antes de girarse para quedar enfrente de su hermana.

-Y...?- pregunto a modo de reto sonriendole mientras de nuevo las nubes cubrian la luna

 

SAGITAS

 

Entré saltando de alegría en la Mansión. Saludé a todos los presentes y fui repartiendo besos y abrazos entre ellos, todos cayeron en mis brazos. Katara, Luisitha, Tini y hasta Ekalion, los cuatro recibieron mi alegría.

-- ¡Hija linda! – me dijo Katara. -- ¿Por qué estás tan contenta?

-- Porque queda una semana para el baile de Halloween y ya tengo mi vestido aquí.

Me puse a bailar por el salón de forma imaginaria, dando vueltas y vueltas.

-- Nunca he ido a una fiesta de Halloween. Será mi primera vez. Mi vestido es precioso y mis zapatos lindísimos. Seré la chica más guapa de la fiesta y me ligaré al más apuesto de los mortis que allá por allí.

Seguí bailando mientras mi madre hacía aparecer una sartén peligrosamente cerca cuando hacía piruetas.

--Me haré un recogido en el pelo, una hermosa coleta de rizos violetas.

Luisitha me miró con sus ojos curiosos preguntándose a qué vendría tanto alboroto por una fiesta.

-- Yo armo alboroto en todo momento. No recuerdo si en el hospital en el que estoy recluida me han llevado a alguna fiesta. Mami, ¿yo he ido a alguna fiesta en mi vida? – Luisitha parecía confundida.

Paré de bailar y me acerqué de nuevo a ella y le di un abrazo.

-- Yo te llevo al baile conmigo. Iré sola y necesito pareja. Vamos a comprar un vestido como el mío. Ya verás, me lo pongo y os lo enseño a todos.

Salí corriendo hacia las escaleras y no oí el comentario de alguien por allá dentro.

-- Esta chica… ¿está loca, verdad?

Me quité deprisa y corriendo la sudadera y abrí el armario y me puse deprisa el vestido. Metí el brazo por el hueco y no pude ponérmelo, se había trabado en algo. Estiré un poco extrañada y me quedé con un trozo de tela en la mano.

-- ¿Pero será posible? – dije enfadada con la modista porque el vestido no me hubiera durado ni para la fiesta.

Me miré al espejo. Una Sagitas completamente aturdida se reflejaba en él. Había dos sietes en el corpiño que casi se enlazaban en la zona de la cintura. De allí había salido el trocito que sujetaba aún en mi mano.

Un grito de furia asomó en la muchacha de pelo violeta que observaba desde el espejo: diversos colores pegajosos habían derretido la tela que lucía brillante y arrugada.

-- ¡Ahhhhhh!

La mirada no podía escaparse de aquel desastre y la muchacha miraba al espejo y a sí misma alternativamente. Después un susurro sibilante se oyó en la casa. Abajo en la sala Katara y los invitados alzaron la cabeza ante la rabia contenida en aquel rugido en un tono tan grave que apenas se oía.

-- ¡Hayameeeee!

Bajé las escaleras descalza y entré con una cara enloquecida y con la varita en alto.

-- ¿Dónde está Hayame, mami?

Katara no supo que contestar al ver aquel rostro desfigurado por la rabia. El vestido que llevaba puesto era la prueba de que alguien iba a sufrir por los desperfectos.

Pero claro que se había atrevido. Hayame era una bruja que se creía chistosa y, supongo, eso de volver a hacer algo que en el pasado nos había enfrentado, le parecía un reto.

 

Y yo no soy quien no acepta un reto si merece la pena. Y aquello lo merecía; mi hermana pretendía que fuera a vaqueros a la gala porque así no luciera más bella que ella, con aquel, ahora maltrecho, vestido de importación. Bufé, claro que sí, por el disgusto pero a la vez por cierto placer que cruzaba mi cara ante la venganza que se me ocurría gozar sobre ella. Se iba a enterar... Como me llamo Sagitas que ella se iba a enterar...

 

Me vestí, dejando de lado mi hermoso vestido ahora desgarrado, y me puse un pantalón vaquero de azul intenso, con dos bolsillos por delante que podrían contener un mundo, pues eran de piel de moke por dentro. Llevaba una correa pequeña, casi inexistente de lo fina que era, de color rojizo. Me prometí que la usaría contra mi hermana de forma demasiado muggle para el gusto de nuestra comunidad, pero el placer de hacerla servir me hizo adquirir un tono rojizo en mis mejillas, con lo cual, no necesitaba de maquillaje. Para arriba, un sencillo jersey de lana hecho a mano por nuestra querida madre, con unos dibujos de "eses" haciendo un dibujo de arriba a abajo. Era un ropaje sencillo, pero no necesitaba más para cometer un fratricidio. Y las bambas violeta y cordones amarillos, con puntera de goma blanca, servirían para darle unos cuantos puntapiés en el trasero.

 

Era el problema era saber dónde se encontraba. Esta mujer tenía el don de desaparecer tras sus travesuras, cruzando puertas paralelas que no debieran cruzarse, aperturas espaciotemporales que sólo ella conocía y tras las que se escondía siempre esperando que pasara la tormenta.

 

Pero no contaba con un gran dato: habían pasado seis años entre el primer vestido destrozado y el segundo. Y en ese tiempo, yo había adquirido unos conocimientos mágicos superiores al que poseía por aquel entonces. Más conocimientos, más habilidades y, sobre todo, más hechizos de mi propio rango en la Orden Sacerdotisal que me había hecho ser una de las tantas Sumas Sacerdotisas de Avalon.

 

Tal vez ella no se esperara esa ventaja... Así que no me iba a ser difícil. Cerré los ojos, con la varita en la mano, e intenté vislumbrar donde detectaba su aura. Seguramente en su cuarto o en la biblioteca. Desde que era matriarca de la Snape, que se la veía mucho por allá, inculcándose de los libros del anterior dueño.

 

Sin embargo, me sorprendió notarla apenas, distante, alejada...

 

-- Vamos, vamos, Haya... ¿Dónde te has metido?

 

Tuve que rondar la casa hasta encontrar el lugar donde su aura era mucho más fuerte, aunque si no me daba prisa, era probable que ésta desapareciera. Extendí las manos. Era allá, seguro, los pelos de los brazos se habían erizado y parecía ahora un puercoespín con el vello y el cabello estirado como si algo los atrajese hacia fuera de mi.

 

-- ¿Qué demonios....? -- me dije, en voz baja, al sentir el tirón. Porque allá había algo que tiraba de mí hacia un lugar desconocido. De todos era sabido que Haya era un caso raro, ¿para qué usar trasladores si podía usar portales interdimensionales? Grité un "Te odioooooo...." mientras mi cuerpo desaparecía, se estiraba, se encogía y aterrizaba contra un suelo duro. Mi varita rodó de mi mano sorprendida y mordí el polvo, literalmente.

 

Me levanté, escupiendo alguna piedrecilla que se había quedado pegada a mis labios, y enarqué una ceja.

 

-- ¿Qué demonios...? -- esta segunda vez, mi expresión fue escuchada por varias personas. La más estrafalaria, tal vez, que siguió uno por uno mis movimientos de llegada y alzamiento sobre mis pies, era el hombre esqueleto, tan delgado que parecía un palillo a medio hacer, murmurando un "ya está aquí". Se le notaba nervioso y mi mente iba a cien antes de ver claro donde se había refugiado la malvada de mi hermana. -- ¿Pesadilla antes de Navidad? ¿En serio....?

 

Y tanto que iba en serio, sentí unos ladridos divertidos y un perro fantasma se acercó a mí, con la varita en la boca, depositándola a mis pies y poniendo la cola huesuda en posición de alerta, con la lengua fuera, lanzando leves gruñidos de satisfacción. No conozco el lenguaje perruno, pero cierta experiencia tengo con el ovejil, y supe identificar todos aquellos gestos como un "lanza, lanza, lanza bien lejos".

 

Tomé la varita y un palo algo más grueso del suelo. Por un momento temí que fuera el hueso de alguien, de alguno de los habitantes de aquel pobladucho, pero no consideré oportuno preguntarle a Jack Esqueleton si era suyo. Me pareció digamos... poco apropiado, ya que ni nos habíamos presentado y no quería que se llevara un mal concepto de mí.

 

-- Hey, Zero... Busca, busca... -- Y lancé bien lejos aquel palopresuntamentehuesodealguien. Después me presenté, limpiando sus babas de mi varita sin ningún disimulo en el pliegue del antebrazo izquierdo de mi jersey. De la punta salieron pequeñas lucecitas doradas. Al menos funcionaba. Había temido que se hubiera roto en el traslado y, entonces, ¿cómo iba a matar a mi hermana?

 

Un gemido lejano, muy lejano, de un gato maltratado (o tal vez sólo era una calabaza que rodaba fuera del alcance de Hayame), me hizo fijarme en el entorno. Y fue cuando fruncí el ceño.

 

Un fuente. Una bruja despreocupada que pateaba en el el borde, levantando gotitas de agua turbia (porque allá todo era en blanco y negro menos nuestros ropajes, tampoco muy coloridos, por lo que notaba) que se diseminaban por el suelo. Apreté más el ceño todavía.

 

-- ¡Túuuuu! Maldita bruja de un aquellarre endemoniado. ¿Cómo te atreves a hacerme dos veces lo mismo? ¿Qué te había hecho el vestido? ¿eh? ¿Sabes lo que me costó que me lo hicieran a medida en La Maison Colette de París y que lo tuvieran a tiempo para la Gala de Ottery?

 

La señalé con la varita, pero en realidad lo que quería hacer era señalarle con el dedo de forma muy irrespetuosa.

 

-- Me pagarás uno nuevo. Tuviste suerte la primera vez y saliste con vida, pero esta vez no, ¡lo juro!

 

Su actitud despreocupada y casi prepotente, cómica, con la que desdeñaba mi presencia, colmó mi paciencia. Con la varita señalando el borde de la fuente, murmuré un Glisseo hacia ella, provocando que el escaloncillo de altura media que seguramente muchos de los habitantes del pueblo usarían para sentarse y sentir el ruido del agua ( si es que los muertos en general hacen eso), se inclinara en diagonal y se convirtiera en una trampa resbaladiza para mi hermana.

 

Reconozco que, sin embargo, no llegué a ver si se inclinaba hacia fuera o hacia dentro, pues Zero volvió corriendo y dejó algo en mis pies, distrayéndome. Si se inclinaba hacia dentro, Hayame tendría una hermosa mojadura en un agua de la que yo no me fiaría ni un pelo. Y si lo hacía hacia fuera, besaría el suelo como yo hacía un momento. Una de las dos acciones era inevitable. Pero yo no estaba atenta a ella en ese momento.

 

-- ¡Glups! -- exclamé al agacharme a recoger aquello. No era el palo que yo le había lanzado, estaba segura. Era un hueso, un fémur para ser exactos. Y por el grosor del hueso que enlazaba con la rodilla, algún gordito del pueblo estaría ahora cojeando.

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La vampiro de largos cabellos rojos le había dado la espalda a su hermana, girando la varita super mega recontra poderosa con tres de sus cabellos propios como núcleo mágico y lo cuál la hacía la varita mas maravillosa y poderosisima de todo lo poderoso habido por haber en pasado y futuro

 

Había reido por lo que planeaba hacer en respuesta en cuanto su adorable hermana le arrojase el primer hechizo

Se giraría y lo detendría antes de devolverle el regalito, quedando totalmente increíble e impresionaría a todos los que estuvieran alrededor; igual y hasta conseguiría que le regalasen con pastelillos de calabaza y dulces por evitar que se siguiese destruyendo su amada ciudad, pueblo, fiesta de vecindad o kermes si es que tenían...

 

Pero menos había tardado en imaginarse todo que en irse de espaldas, terminando por ver sus propios pies por encima de su cabeza al tiempo que abría grandemente los ojos

 

-Hija... DE MORTIA!!

Soltó con enojo antes de que un relampagazo apareciese por encima de su cabeza haciendola sentar muy derechita con expresión inocente y de chiquilla bien portada

 

-Era broma mama, todos sabemos que no hay mejor madre que tu ñ_ñ

 

Murmuró al cielo a pesar de que se supone que Antara sigue viva y en algún lugar (??? quizas eran sus super poderes sacerdotales que reaccionaban ante el mal comportamiento de sus hijas o solo era un tarupido relampago); sacudió la cabeza con rapidez tratando de quitarse de encima el aturdimiento por haber regalado con su bella cabellera las rocas del piso que componían parte del camino de aquel lugar tan macabro antes de gruñir

 

-Ahora si te la ganaste... te vas a ir desnuda a las fiestas, pedazo de lana desovijada!!

 

Se hizo tronar el cuello y movió la varita con fuerza apuntandola hacia la ropa que tenía. Buena suerte que parte de ella era de lana porque entonces la bendita sensación iba a ser todavía mas molesta si se podía

 

-BAULEO!!

 

Varias espinas caídas a los alrededores y sobre las ramas de una zarza salieron disparadas cuál pequeñas púas hacia la de cabellera violeta, remetiéndose en su ropa; era una lástima que no hubiese una plantita de chile cerca o una de cadillos porque entonces se hubiera hecho todavía mas dificil arrancarse tanto mugrerito de entre los pelitos de lo que llevaba encima

 

-A ver si puedes apuntarte mejor los hechizos mientras te da, pedacito de hermanita!! por cierto... te gustó el obsequio que te deje? seguramente atraerás a las masas!

Se rió con desparpajo sin percibir las miradas de algunos habitantes que ya parecían aparecer por entre ventanas y rendijas, ganándoles mas la curiosidad que el peligro al que se exponían

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Mamá me pidió que preguntara a la Tía Sagis si llevaría a Ithilion a la Gala de Navidad. Yo esperaba que su respuesta fuera afirmativa, me apetecía muchísimo llevar también a Akira, pero él solito se iba a aburrir. Podría haber enviado a Taga, o tal vez una lechuza, pero preferí ir yo hasta su mansión.

Harpo abrió la puerta y se mostró muy amable conmigo. No sabía si Ithilion estaba invitado, indicó que la tía Sagis estaba arriba, poniéndose su vestido nuevo. Era mejor preguntárselo a ella.

Pero no estaba en su cuarto. Algo había pasado. Era como si Ithilion hubiera estado jugando a pociones con un lindo vestido que había en el suelo, estropeado. ¿Era aquel el vestido que iba a llevar la tía Sagis? Porque necesitaba urgentemente una modista para solucionar los desperfectos.

Sentí pasos rápidos por el corredor. Salí a tiempo de ver una sombra de pelo violeta y pantalones tejanos que giraba por un pasillo. La seguí, pero cuando llegué ya no estaba.

- ¿Tía Sagis?

Allá no había nadie. Pero no era posible. La había visto.

- ¿Sagis?

Noté una pequeña vibración, una corriente de aire de sabor metálico, una energía que parecía ceder en un punto concreto de la pared. ¿Para qué la tocaría? Creo que había un hechizo Levicorpus o algo similar, pues acabé, sin saber como, en el aire, suspendida boca abajo, con la cara cubierta por la falda de volantitos de color rosa que me había puesto para la gala. Y si mi rostro estaba cubierto, ¿qué era lo que enseñaba?

Duró poco, enseguida choqué contra el suelo. El mamporro fue estruendoso. Alguien me ayudó a levantarme, mientras usaba unas palabras muy amables, volviendo la falda a la posición correcta para dejar de enseñar interioridades.

- Muchas gracias, señorita....

- Soy Sally
- su voz sonó algo preocupada. - ¿Se encuentra bien? Normalmente no tenemos visitantes, menos que aparezcan de la Nada. ¿Viene con ellas?

Aquella mujer era... ¡de trapo!, toda cosida y re-cosida. No tenía palabras para contestarla hasta que me di cuenta que era un tanto desconsiderada por mirarla tan fijamente.

- Sí, señorita Sally. Soy Xell Vladimir y esas dos son mis tías. ¿Qué les pasa? ¿Por qué están peleando?

Hayame y Sagitas estaban perdiendo los estribos, ¡con la varita!

- ¡Tía Sagitas! ¡Tía Hayame! ¿Qué hacéis? Recordar el uso indebido de la magia delante de los muggles. Está penalizado por el... Minis... nisterio...

Ahora que pensaba ... ¿La ley de la Restricción del Uso de la Magia tendría vigencia con las muñecas de trapo y los esqueletos con smoking? Tomé un mechón rubio de mi larga cabellera y empecé a peinarlo con los dedos, sin saber la respuesta, algo preocupada.

 

- ¿Tíaaaaas? ¿Por qué estáis peleando?

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Sus pasos resonaban por el amplio pasillo casi desierto, a excepción de unos elfos que apurados y con las manos llenas de sábanas blancas, se aprestaban a entrar en las habitaciones cercanas, indiferentes de la esbelta silueta tras ellos.

Estaba vagando sin rumbo fijo después de haber dejado a Max a encargo de Pallas, por lo que distraída, término por perderse dentro de aquellos pasillos.

 

- ¡Bravo, Lily! – susurro sardónicamente. Aquello era el colmo y lo sabía, sobre todo porque eso denotaba el mal conocimiento de su casa, familia… - De todo – susurro parando frente a un ancho espejo, cuyo reflejo dejo entrever a una chica pálida cuyos ojos se encontraban velados por la tristeza.

 

Sin embargo, y antes de que sus pensamientos se volvieran más lúgubres, el sonido de pisadas apresuradas así como una posterior succión (?) le atrajeron, encaminándose a un pasillo que a su vez se conectaba a otro bifurcado.

Un destello rubio cegó por un momento su visión antes de poder alcanzar a percibir la figura de su prima Xell siendo absorbida por algo para después desaparecer como por arte de magia.

 

- ¡Por Morgana! – susurro acercándose al punto clave, dejando de lado su seguridad en favor de satisfacer su curiosidad, lo que termino resultando en una experiencia por demás desagradable. Cerró los ojos justo en el momento en que algo le jalaba de las caderas para después sentir todas aquellas desagradables sensaciones de la desaparición, lo último que sintió fue aterrizar sobre su trasero en tierra firme, aturdida y mareada.

 

Tambaleante, se hinco sobre sus rodillas mientras sacudía con su mano derecha un poco los pliegues de la falda azul marino que llevaba, la izquierda buscaba entre su escote el puño de Evenstar, asiéndola al instante.

 

Lo que vio enseguida le dejo sin habla. Halos de hechizos volaban frente de sí. La matriarca de la Potter Black peleaba con aquella chica a la cual reconocía de la sala de la chimenea pero no estaba segura de haber sido presentada del todo correctamente. Asimismo al voltear hacia su derecha, se percató de la presencia de Xell quien se encontraba acompañada de una especie de muñeca de trapo.

 

Aquello era por demás bizarro e irreal, pero aun con la varita en ristre se fue acercando hacia la rubia.

 

- ¿Pero qué está pasando aquí? – cuestionó con la mirada ya fija en las combatientes. Estaba segura de que obtendría una buena explicación, o al menos eso esperaba.

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Deje a Penerela durmiendo....aun entre las sabanas se veia hermosa...claro dejabo se veia mejor.......en fin basta de divagar...que este Romeo tenia que poner pie en polvorosa y salir antes de que fuese visto y perder de una..la vida...y el trabajo..en el fatidico caso de que terminasede fantasma...Me vesti lentamente y deje un beso suave en los delicioso labios de Penerela....dejandole una nota agradable para cuando despertase..despues de la sesion de ejercicios fisicos que habiamos tenido....

 

-Bien..ahora me colgare por el balcon...y saldre a los jardines...despues de ahi.....pues directo al trabajo -dije maquinando el plan de mi fuga....cuando para variar los gritos de Sagitas me sacaron de concentracion..ese Te Odio!!!! sono demasiado alto y con demasiado odio..ni a mi me habia regalado uno de esos...Ahora me debatia entre la curiosidad de saber que pasaba....y salir pitando del lugar....pese a que todo indicaba que deberia ser la segunda opcion....pues decidi arriesgar el pellejo...en la primera...rapidamente deje la habitacion mientras Penerela rezongaba a su madre...a parecer asi se despertaban aqui....y me lance hacia donde habia oido el grito..entre haciendo gala de mis habilidades y.....que era...eso.....un portal...

 

Mire y vi al otro lado...a Sagitas..y a....era Hayame...saque la varita...a fin de cuentas nunca se han de tocar cosas desconocidas con la mano y....mala idea...segundos despues estaba haciendole publico al duelo....y para colmo no era el suyo....alli ya veia a dos personas...a la calida Xell...mejor que no preguntase de donde venia....y otra chica....de hecho el estar rodeado de chicas no me incomodaba en los mas minimo...

 

-Este....fue un accidente-dije a los presentes mientras buscaba la cercania de los demas observadores siempre lejos del duelo...que uno nunca sabe como terminaria un duelo cuando eran dos las brujas dementes que combatian....me gire a Xell....y a la otra chica -Apuestan????

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¡Ni qué "glups" ni que narices torcidas! Esa bruja acaba de insultar a mi madre. ¡A nuestra madre!

 

-- Ni se te ocurra mencionar a Antara, hechicera de tres al cuarto. Madre no tiene nada que ver con ésto. Es más, seguro que si estuviera aquí te sacaría los ojos por lo que has hecho.

 

Hija de mortia... ¡Sí! ¿Qué pasa? Mi madre era mortia, ¿y qué? Como lo siguiera proclamando a los cuatro vientos con esa voz de tormento, tendría que matar a todos los presentes para que ninguno corriera la voz de que mi madre era mortífaga. Pero verla estirada en el suelo con su pelo sucio de tierra me hizo olvidar, de momento, el insulto (no del todo inmerecido) hacia Antara. Me puse a reír. Así debería haberme visto yo cuando ingresé en aquel espacio de peli, seguro que no tan cómica como Hayame se veía. Pero a ella no le pareció tan divertido porque intentó insultarme llamándome algo de lanuda. ¿Es que no sabía que había conocido a la mascota de la mansión Adler y amaba a aquella ovejuna lanuda?

 

-- ¿Te atreves a amenazarme, mojigata gallina? No eres capaz de aguantar el equilibrio sobre la fuente, ¿crees que me das miedo?

 

Y solté tres risotadas enormes para demostrarle que no me lo daba. Sin embargo, la situación se hizo algo extraña (más extraña, sabiendo que estábamos dentro de una película de terror muggle) cuando una voz conocida me saltó con algo del secreto de la Magia ante muggles. Dejé de vigilar a Hayame para mirar por encima de mi hombro.

 

Eso fue un error. Ya sabía que Xell estaba allá, la había identificado al instante. Lo que no esperaba es que ella estuviera junto a una muñeca de trapo que, salvando las distancias, era idéntica a ella. Quiero decir que parecían las dos hermanas, una de carne y hueso y la otra de trapo, pero hermanas igualmente. Enarqué la ceja derecha y me giré un poco hacia ella; hacia ellas.

 

-- Señorita Vladimir... -- Huy, ese tono irónico con el que comenzaba la frase debería indicar que iba a tener problemas. -- ¿Serías capaz de decir en voz alta el contenido de la Ley que citas? ¡Pero vamos...! -- Ahí saltaba el enojo. -- ¿Tú crees que esto tiene algo que ver con el mundo muggle? Espero un repaso de toda la materia del susodicho Estatuto Internacional del Secreto de 1689. Hablaré con tu jefa para que te haga un examen concienzudo sobre su conocimiento.

 

Mi grito fue acompañado por un aspaviento de los brazos, separándolos de mi torso y golpeando después las piernas. Estaba en todo el derecho a estar enojada. Como Directora del Departamento de Accidentes no podía permitir que ninguno de mis empleados dudara sobre el Estatuto del Secreto de los Magos y su aplicación. Pero aquí no era Directora de nada en este lugar, sólo era una hermana enfadada.

 

Y había olvidado a mi hermana, quien había sufrido mi primer hechizo. La conocía, sabía que ahora tocaba su venganza. ¿Y yo haciéndome la listilla sobre mi papel de Directora MM y mis conocimientos Muggles que me permitían ser la Profesora de la Academia? Craso error. Sentí su Bauleo y una sonrisa afloró a mis labios. ¿Se iba de viaje y quería guardar su ropa en su maleta?

 

Otro craso error. No hay maletas en Pesadilla antes de Navidad. ¿Para qué demonios usaba ese efecto...?

 

-- ¡Demonios! ¡Avis!

 

Nadie sabrá nunca si mi invocación hubiera podido contrarrestar o no su efecto. Lo que es seguro es que mi mente, a veces, me juega malas pasadas. O, tal vez, viendo el resultado, no tanto. No hay nada como ser sacerdotisa y amar por encima de todo a la Naturaleza.

 

Ocho hermosos y agresivos pajarillos, conocidos como estorninos negros (¿Por qué no palomas? Nunca he sido capaz de invocar palomitas dulces y blanquitas) no hicieron caso a mis gritos al sentir que aquellas púas de zarzas se clavaban en mi pelo, ni tampoco obedecieron a mi idea de meterse en medio de la lluvia vegetal para proteger el cabello. Los estorninos, sencillamente, se sintieron muy felices y se pusieron a trinar a mi alrededor, hasta que se pusieron sobre mi cabeza, sobre mis hombros y espaldas, picoteándome.

 

-- ¡Seres endemoniados, os dije a ella, no a mí! Leñe, soy peor que Amya...

 

Pero no, no lo era, o al menos en este momento. Aquellos pajaritos a saber de donde venían y empezaron a picotear las espinas de las zarzas, con una felicidad entendible: seguro que estaban criando. ¡Oh, eran pajaritaaaas! ¡Qué lindoooo! Y estaban felices porque tenían un montón de maderitas para llevarse para sus nidos. Mi espíritu de Sacerdotisa se creció en la escena y estuve unos segundos muy quieta. Pero llegaba más gente. Por muy amante de la Naturaleza que fuera, no podía dejar que mi imagen de mujer con mala leche se perdiera en aquella tan linda de pajaritos llevándose los palitos de mi cabeza. Hasta uno de esos bichos se atrevió a juguetear con mi oreja, lo que me hizo sonreír.

 

Dejé de sonreír. Yo allá había ido a matar a alguien.

 

-- ¡Sean, no te atrevas a malmeter a las chicas en juegos indebidos! Son demasiado ingenuas para que las metas en líos. -- Me refería a Lillian y a Xell, no a la tal Sally, que no sabía si las mujeres de trapo podían apostar. -- Yo apuesto 1000 galeones a que Hayame se pega un guarrazo ahora mismo con una piedra. Reducto.

 

Y señalé con un brusco movimiento de mi brazo, el que llevaba la varita, el trozo de fuente que estaba al lado de mi hermana. Los pájaros se enfadaron y se elevaron un momento, no mucho, pues aunque no tuvieran orden de defenderme porque se me había olvidado decírselo, no querían alejarse de aquel montón de hierbajos, ramitas y zarzas que tenían a mano sin necesidad de pincharse. Sacudí la otra mano para sacudirlos, pero nada, que volvían a posarse en mis hombros y a picotearme en el pelo. En cierta manera estaba bien, me estaban haciendo un lifting gratis en el cabello. Pero no me dejaban ver si la fuente había explotado. Hacían tanto ruido graznando en mis oídos que por un momento pensé que alguien me había lanzado un Muffliato.

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La vampiro de cabellos rojos ahora no podía parar de reir ante el hecho de que su hermana había tratado de atacarla a base de un Avis... sin embargo terminando por verse como la gárgola de la película del Jorobado de Notredame, toda llena de pajaros que no parecían muy dispuestos a dejar el sitio cómodo donde habían terminado por acomodarse haciendo ruiditos que no hacían mas que tirarle gasolina a las risas de Hayame

 

-Pareces un arbolito!!!

Decía señalandola con un dedo mientras que con la otra mano se aferraba el vientre tratando de recuperar el aire

No esperaba que aquella reacción fuese a ser tan graciosa pero entonces levantó la cabeza al ver a los demás chicos llegar a través del portal que ella había creado para el ingreso de su hermana; por supuesto no había esperado que el resto de la familia también fuese succionado cual bebida por un popote hacia aquel universo pero ni hablar, si había publico...

 

Al menos hasta que vió al último en llegar

 

-Fantastico, el pervertido del pueblo ¬¬

Gruñó de mal humor antes de abrir grandemente los ojos y comenzar a correr en circulos al sentir todas las pedradas producto de la figura... o ex figura de roca en la fuente que había estallado dandole por todas partes y haciendola emitir un chillido de espanto, después de todo, con tantos años había ciertas cosas que no se olvidaban por muy muggles que fueran

 

-LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL! QUE NOS ATACAN LOS ALEMANES!!

 

Chilló colocandose los brazos sobre la cabeza antes de frenarse al oir la voz de su hermana y terminar por estallar

Que varitas ni que sonseras!! Aquello ya era personal!!

Movió la varita para hacer flotar las rocas a su alrededor para acto seguido pasarse cualquier hechizo existente por entre las patas y simplemente agarrar las rocas y emprenderla a pedradas contra la bruja de cabellos violeta

 

-AHORA SI TE LA GANASTE PEDAZO DE BORREGA MAL ENLANADA!!!

 

Chilló tratando de atinarle de buenas a primeras en la cabeza aunque les terminara dando a los pajaros

 

-TE VOY A MATAAAAAAAAAAAAAAR!!! COMO OSAS ESPANTARME ASÍ!!?

Gritó antes de enarbolar bien su varita y darle un latigazo apuntando a las aves

-SERPENSORTIA!!!

Esos pajarillos iban a ser una excelente comida para tu viborilla mientras ella continuaba dandole a las piedras para corretear a su adorable hermana mayor por todo el pueblo, dandole igual si el resto de la familia terminaba corriendo a guarecerse de la lluvia de guijarros sobre ellos

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Una voz femenina se acercó por detrás. Sally la miró con prudencia, con miedo casi. Creo que la muñeca de trapo no estaba acostumbrada a ver tantos humanos en aquella colina, o en el mismo pueblo, pues pareció encogerse un poquito mientras mi prima Lillian se acercaba a mí, preguntando en voz alta sobre la pelea.

- ¡Sssshhhh, Lily! No hables en voz alta, creo que corremos peligro.

Mis palabras lograron que Sally se encogiera un poco más y que una de las puntadas del brazo cedieran al apretar el mío.

- No te preocupes, Sally, sólo es mi prima. ¡Oh! Y un compañero de trabajo. Se llama Sean. No le dejes mirar bajo tu falda o te verá todas las costuras interna. Ten mucho cuidado con él.

Ahora me encogí yo con las palabras de la tía Sagitas. ¿En verdad me iba a castigar a revisar aquel libraco? ¡Si Amya lo usaba para igualar las patas de una mesa de la oficina de Reversiones! Tenía que hacer algo, no podía dejar que Amya supiera mi castigo.

Tal vez debiéramos tener cuidado de las dos combatientes, pues una explosión hizo saltar piedras por los aires. Reflexionando sobre las apuestas que había dicho Sean y que la Tía Sagitas no nos dejaba, me perdí lo que sucedía entre ellas.

- ¡Pajaritos! - grité fuerte porque aquel esqueleto con frac dirigió su calavera hacia mi cara. Sus dos agujeros que debían ser los ojos parecían preocupados. Sally, a lo contrario, pareció feliz y dejó de presionarme el brazo. - ¿Te gustan los pájaros que anidan en el pelo de mi tía?

No era lo más raro que le había visto hacer a mi tía, siendo sincera, pero era una forma original de invocar un Avis. Le di un par de golpecitos al hombro de Sean.

- Oye, ¿la tía ganó la apuesta? Se ha caído al suelo, aunque creo que fue ella quien se tiró. ¿Eso sirve? ¿Y qué puedo apostar yo, sin que se entere la tía Sagis?

Me tapé los oídos con las dos manos porque la Tía Hayame daba unos gritos que daban miedo. Hasta Sally se tapó sus orejas de trapo. Pero después grité yo.

- ¡Noooo! ¡Los pajaritos no tienen la culpaaaa! No seas mala tía, a los pajaritos nooooo...

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El duelo estaba interesante....y bueno que decir..cada cual tenia sus salidas ingeniosas de los problemas en que se metian....o las hacia incurrir el rival....pero bueno ahra a mi lado tenia dos chicas....y pues el duelo pasaba a un segundo plano...aunque a dacir verdad creo que Xell exageraba un poco....aunque fuese dirigida sus palabras aua muñeca de trapo..estaba yo al tanto de ese fantastico invento muggle de las muñecas inflables...

 

-Eahh Xell...que tampoco es para tanto.....-sin embargo lo que si me fastidio...fue que la pelirroja Hayame se metiera conmigo....aunque lo que dijese fuese verdad.....pues tampoco era para gritarlo a los cuatro vientos...evidentemente exageraba..pero no importaba....- Tu...mata de pelo oxidado...y malos dientes...no te metas conmigo-

 

Sin mas me gire hacia Xell y le sonrei....cuando senti la explosion de la fuente...haciendo que el polvillo de dicho suceso...llegase hacia nosotros...rapidamente me gire y vi como Hayame...comenzaba a lanzarle piedras a Sagitas....con la mano...hacia rato que no veia una actuacion tan muggle como esa..

 

-Xell..diez galeones por la mal punteria de Hayame..a que no acierta a darle una pedrada a Sagitas...-dije mientras sacaba una bolsita que tintineaba con monedas en su interior...esperaba que Xell no supiese que los galeones dentro eran de esos falsos que habia desperdigado mi gremio por todo Londres.

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