Defensa Contra las Artes Oscuras

[Goderic Slithering]

Su habitación era un desorden. En su boca llevaba una rebanada de pan que no tenía tiempo de comer. Realmente no se había retrasado demasiado, de hecho era muy probable que llegara a la hora correcta, pero por alguna razón sentía que si no se apresuraba llegaría atrasado. Se colocó su capa, revisó a la ligera si llevaba cada uno de los artilugios que siempre llevaba consigo y, aún con el pan entre sus dientes, giró sobre su propio eje y desapareció rumbo a la Universidad Mágica.

Sus pasos eran rápidos y algo torpes, más tenía la confianza de que no caería incluso si algún transeúnte apareciera frente a él sorpresivamente. Suspiró fuertemente cuando abrió la puerta y descubrió que ningún alumno había llegado todavía. Sin embargo, su alivio duró poco cuando recordó cada una de las largas preparaciones que debía hacer para que la clase se desarrollara sin ningún imprevisto.

— ¿Por qué no me dejas dar a mí la clase?

La voz que provenía de su espalda hizo que girara abruptamente levantando su varita listo para atacar a aquel visitante inesperado. Había reconocido su voz pero no por eso su cerebro había logrado contener a sus instintos defensivos. El vampiro lo miraba con una sonrisa de satisfacción por el susto causado aunque al segundo se colocó serio y agregó un: <<Me lo debes>>.

James tenía razón y el Dumbledore poco podía debatir. Solo habían excusas éticas de la profesión pero sabía que el mago sabía tanto o más que él de Defensa contra las Artes Oscuras aunque debía asumir que no confiaba demasiado en sus métodos y a sus tendencia a dejar que las cosas salgan de control. Cuando James notó la duda Goderic simplemente se acercó y robó un cabello rubio y lo introdujo en un recipiente que escondía bajo su capa.

Bebió rápido la poción y su rostro fue modificándose de una extraña forma. Su rostro desconfigurado comenzó lentamente a tomar forma, su cabello oscuro se aclaraba hasta quedar en un rubio que comenzaba a colocarse cano. Sus ojos comenzaban a cambiar de color aunque la transición no fue fácil de distinguir puesto que el deformado rostro ocultaba a ratos sus ojos.

— ¡Ugh! ¡Sabe a lobo! — al notar la mirada curiosa de Goderic agregó.— No preguntes.

El mago real no tuvo tiempo para negarse por dos razones: no sabía qué razones convincentes darle a su impostor y, además, escuchaba pasos acercándose, probablemente, de su primer alumno en llegar. Bajo la presión simplemente desapareció de ahí girando sobre sus talones. Una sonrisa evidente se formó en los labios de James que se encontraba excitado por iniciar la clase lo más pronto posible.

Impaciente jugaba con su varita. James esperaba que no hubiera nadie cercano al Dumbledore como alumno u oyente o podrían reconocer el cambio de varita pero confiaba en su discreción en caso de notarlo o alguna excusa barata y vaga tendría que dar, después de todo él era el profesor y no deberían cuestionarlo ¿no?. Esperó los minutos suficientes, según él, para esperar que alguien más apareciese en el lugar. No tenía ni la lista de alumnos aunque sí tenía preparada una aventura interesante. Cuando iba a empezar con la clase un ruido sordo lo interrumpió, suspiró porque lo reconoció inmediatamente: Dobcher, el elfo de Goderic.

— Tome... <<amo>> — dijo a regañadientes mientras le entregaba un papel, definitivamente sabía que él era James.

— Jaja Gracias Dobcher pero ya preparé algo nuevo... puedes irte.— en el papel iba escrita la lista de alumnos y un par de instrucciones de cómo se realizaría la clase.

A pesar de la orden directa el elfo no se movió de su posición y lo miraba con una mirada desafiante. Definitivamente había recibido la orden de vigilar al mago para que no cometiera una tontería en su nombre. James lo esperaba de cierta manera, de hecho era mejor de lo que había ideado. Un elfo supervisor no era una penalización demasiada alta para dar una clase y acercarse a la Universidad.

— Bueno, como sea mejor quédate.— dijo con una sonrisa algo irritada.—¿Y bien? ¿Quién será el primero en presentarse y explicar por qué tomar este conocimiento y no otro?

[Pik Macnair]

Isaac Macnair.

—Taurogirl y Leah.

Saboreé ambos nombres como si se tratara del mejor postre que había probado, añorando tanto su aroma y sabor. También sus calidas piel y la vipera lengua de la peliazul, como no olvidar lo que era capaz de hacer con ella. En mis momento de creatividad la Ivashkov frecuentaba siempre mi mente, era un motivo para alegrarme y disfrutar de los placeres fáciles y sencillos de la vida. Lo que podía lograr el poder de la imaginación.

Una lastima que su boda sucedió, ¿como no invitarme a ser el esposo de ambas mujeres? Leah y Taurogirl, las dos mujeres más exquisitas que había probado se casaban y no conmigo. Imposible olvidar la pasión de ellas, casi podía ver con claridad lo que sucedía en su luna de miel, era una imagen que frecuentaba mis pensamientos con regularidad.

El rumor de que una de ellas vería la clase de Defensas Contras las Artes Oscuras me había llegado... para ser sinceros, simplemente amenacé a un duende de Gringotts para que me revelara los gastos que ambas mortífagas. Así me había enterado y tan rápido como lo supe me inscribí en la clase.

Fui el primer en llegar, vestido con un traje azul oscuro y encima de todo eso una capa larga verde del mismo tono de mis ojos. Saludé al profesor con un gesto para no interrumpir su charla con el elfo, por lo visto la criatura tenía más carácter que el tutor. Solo tuve que esperar un par de minutos sentado en una silla para encontrarme con la mirada de Taurogirl tras cruzar la puerta. Su rostro fue de sorpresa, el mío solo una amplia sonrisa repleta de alegría.

—Taurogirl —se sentía bien decir su nombre, sin saber que pensamientos ocultaba— tanto tiempo, casi había olvidado las bellas facciones de tu rostro —solté una risita y callé por un instante, escuchando lo que decía el profesor—. Mi nombre es Isaac Macnair y el motivo por el cual me encuentro acá —es para ver a Taurogirl, quedaría tan bien decirlo— es para aprender los conocimientos de las Defensas contra las Artes Oscuras y, como no, para intentar ser un mago más reconocido en este pueblo. Todo se trata de gastar galeones, ¿no?

[Undefined]

Llego a la universidad después de tanto tiempo, había cambiado tanto desde la vez que se había graduado de ella, ahora se llamaba universidad, como si fuera algo más grandioso e imponente, y no lo era. Los rumores que habían llegado a sus oídos desde que se convirtió en Warlock es que su calidad había bajado más en los últimos años, graduando a estudiantes poco talentosos.

 

Sin problemas encontró el aula de Defensa contra las Artes Oscuras donde su compañero de bando Goderic se encontraba parado esperando a sus alumnos. Ya había alguien allí, alguien que al parecer confundió a Stephanus con Taurogirl. El mago extrañado, frunció el entrecejo.

 

- No soy Taurogirl, pero me halaga que pienses eso de mi rostro - respondió, fingiendo est****amente ruborizarse como posiblemente lo haría esa tal Taurogirl.

 

Se sentó en su asiento alejado un poco de Isaac que acaba de presentarse y comentar sus expectativas de la clase. Stephanus supuso que era su turno de hacerlo, ya que hasta el momento sólo estaban ellos dos en la sala.

 

- Mi nombre es Stephanus - Comenzó lentamente - Las artes oscuras están en todas partes en este momento, hay que aprender a defenderse de ellas.

 

No era mentira, además como miembro de la orden del fénix debía adquirir el conocimiento.Esperó entonces que la supuesta Taurogirl hiciera acto de presencia para que se presentara y tal vez continuar con la clase. Así Isaac calmaba sus hormonas ante tanta necesidades

[Tauro M.]

— Realmente no tengo ganas de ir. ¿Y si falto y...? —la expresión severa de su novia no la dejó terminar su discurso para convencerla, aunque sabía que si le daba unos cinco minutos más terminaría por hacerlo y su día en la cama probablemente no terminaría por una semana. Sonrió —. Tienes razón, no debo desaprovechar ahora que puedo cursar el conocimiento en vista del cambio de profesor —Finalmente Tauro salió de la cama y en menos de media hora ya estaba lista para emprender su viaje hacia la Universidad.

 

Por más que escudriñaba en su cerebro para descubrir algo de información sobre el nuevo profesor, no la encontraba, por lo que asumió que era la primera vez que lo oía. Sus experiencia en clases anteriores resultaron ser un desastre a excepción de las dos últimas y sus expectativas habían aumentado nuevamente luego de dudar que algún profesor de la Universidad estuviera debidamente preparado para dar clases a brujas y magos tan expertos como ellos. Suspiró, el camino hacia la Universidad siempre la hacía sentir nostálgica cuando recordaba a la vieja Academia. «No puede ser, voy tarde» pensó malhumorada, apretando el paso.

 

Le tomó algo de tiempo dar con el salón de clases y cuando finalmente lo hizo descubrió que habían tres personas allí y entre esos estaba... «¡Isaac!» palideció, congelándose en la entrada por al menos un par de minutos antes de que su cuerpo volviera a reaccionar, llevándola al interior del salón. «¿Qué hacía él aquí?» Tauro evitó mirarlo directamente a los ojos pues sabía que si lo hacía el mago se regodearía. No dudaba que Isaac se hubiese enterado de su boda, por lo que permanecer cerca a él resultaba excesivamente peligroso. Miró al profesor excusándose por la demora y tomó lugar al lado del otro mago en el cual no reparó demasiado.

 

— Yo soy Taurogirl —se presentó. La presencia de Isaac la seguía inquietando, casi que podía sentir que su lengua le recorría el cuello, el cual automáticamente acarició con la mano —y he venido aquí para entrenarme y ser capaz de enfrentarme a cualquier tipo de magia oscura —aquello era una verdad a medias, porque a pesar de ser ella una de las principales practicantes de magia oscura, le interesaba ver el modo en cómo los demás se defendían de esta.

[Goderic Slithering]

No pudo evitar una leve sonrisa. Se encontraba frente a un trío bastante poco convencional, por decirlo de alguna forma, y aquello le agradaba. No le molestaba la notoria fricción en el aire que ocasionaba la extraña relación entre Isaac y Taurogirl. Tampoco le causaba algún tipo de desazón el mal trío que hacía Stephanus, el cual sólo arruinaba el incómodo, psicópata y algo perturbador ambiente romántico. Sin duda, James no podría soportar alumnos aburridos o convencionales. Eran aquellas pequeñas pinceladas de locura el cual le daba diversión a la vida y, en esta ocasión, a la clase.

— Bien, veo que algunos ya se conocen...— se tomó unos segundos para reflexionar y agregó.— Aunque no sé si sea para bien pero bueno, ya ustedes están grandes como para saber comportarse ¿no?.

Lanzó una mirada dura a cada uno de sus alumnos pero no fue demasiado duradera. Tampoco era tan estricto pero no quería un crimen pasional en su clase o algo por el estilo, por él no le importaría que se arrancaran el corazón pero seguramente Goderic no dejaría de sermonearlo al respecto. Suspiró. El solo imaginar aquella escena causaba que su cuerpo se sintiera más pesado y que un interminable escalofrío recorriera su cuerpo. El elfo supervisor que seguía mirandolo desconfiadamente no ayudaba para confortarlo.

— La clase no se desarrollará en este salón mal acondicionado.— señaló mirando un poco a su al rededor.

Definitivamente la Universidad tenía el dinero para hacer algo mejor. ¿Malversación de fondos? era algo que siempre rondaba en su cabeza. Sería interesante que El Profeta realizara una investigación para ver qué se hacía con el dinero que entraba. Los sueldos de los profesores no justificaba un precio por conocimiento tan alto. La verdad es que a James no le afectaba ya que por unos trámites legales no le habían dejado tomar un conocimiento todavía pero ver al mundo arder de vez en cuando era agradable.

— Aunque antes de irnos supongo que debemos introducir un poco al tema. Ya luego el resto lo veremos en la práctica. Bien, uhm... La Defensa Contra las Artes Oscuras es algo interesante, se podría decir que es ‹‹Aprendiz de todo, maestro de nada››. Para poder defenderse de magia oscura se necesitan diversos conocimientos como Criaturas Mágicas, Maldiciones, Primeros Auxilios, Pociones, Encantamientos y un largo etcétera. Sin embargo, no se saca nada con tener mucha teoría si no se tiene práctica. Los reflejos, buena intuición, cuidado por los detalles, entre otras son habilidades necesarias para poder defendernos correctamente.

Tomó una pausa de unos segundos para recobrar aire. Buscó un objeto con la mirada, se había olvidado donde lo había dejado. Costó pero logró encontrar un libro que se encontraba al lado suyo, sobre la mesa en la que él se apoyaba.

— Por lo mismo y viendo que parecen ser grandes magos... nos enfocaremos más en la práctica que en los conocimientos. Si quieren saber más en profundidad de algo pueden preguntar o algo parecido. Bueno, nos iremos de aquí así que tomen el libro que se encuentra a mi lado a la cuenta de tres.

‹‹1...2...¡3!››

Los cuatro magos y un elfo desaparecieron de la sala rumbo al Castillo de Moosham, Australia.

[Tauro M.]

«Como se nota que no tiene ni la más mínima idea de con quién está tratando» pensó divertida, a pesar de insistir en mantener una distancia prudencial entre ella y el Macnair, que seguramente no sabía lo que era comportarse bien o diferente a como estaba acostumbrado a hacerlo. Lo miró por varios segundos sin darse cuenta y pretendió que estaba mirando hacia un punto ''x'' en la pared.

 

— Excelente, no soy muy fan de mantenerme encerrada en estas aulas tan pequeñas —comentó sin poder ocultar su emoción. Tauro hizo ademán de ponerse en pie, pero el profesor la detuvo cuando indicó que aun tenían cosas por aprender antes de emprender el viaje. La Mortífaga no se molestó en volver a tomar asiento, así que terminó de escucharlo estando de pie.

 

Mentalmente repasó cada uno de los conocimientos mencionados por Goderic, sintiendo una enorme satisfacción al darse cuenta de que los poseía todos, pero también era cierto que de nada servía tanta teoría y palabrería sino se tenía la práctica y a juzgar por la forma en cómo hacía énfasis a esa última parte, algo le decía que de eso iban a tener mucho ese día.

 

— ¡Pensé que nunca lo diría! —exclamó acercándose al libro, siendo ella la primera en tocarlo.

 

«1... 2... ¡3!»

 

Contó también mentalmente, sintiendo como sus pies eran despegados del suelo por una fuerza mágica difícil de controlar y se preparó para esa sensación desagradable que siempre le dejaban los trasladores. Detestaba aquel medio de transporte aunque fuese el más rápido y eficaz, pero tampoco se veía a sí misma volando en una escoba «¿Por qué hacerlo cuando tienes un ''Thestrals''?». Esperó a que todas las ganas de vomitar y el mareo no le ganaran y ansió con todas sus fuerzas que aquello terminaba. Cuando por fin tocó nuevamente el suelo y todo volvió a quedarse quieto y tomar forma, abrió los ojos.

 

Se aparecieron en toda la entrada de un imponente castillo en Australia. A pesar de lo hermoso que lucía por fuera y de lo magnífico que seguramente sería por dentro, lo que más le llamó la atención a Tauro fueron los alrededores. Era amante de la naturaleza, pocos lo sabían, por eso la necesidad de perderse en el bosque era enorme y esperaba que al menos dieran por ahí un paseo y si no era durante la clase, lo haría después de que se acabara.

 

— Al menos tiene buen gusto —admitió. Había algo en el profesor que no le provocaba rechazo, lo cual no se aplicaba al que se hacía llamar Stephanus que seguía al lado de Isaac — Pregunta tonta, pero me gustaría saber si entraremos o nos quedaremos por los alrededores. ¿Por qué aquí? ¿Alguien nos espera? —le fascinaba hacer preguntas, no lo podía evitar. Mientras los demás se recomponían, Tauro dio un breve paseo a pocos pasos de la entrada del castillo y aspiró el delicioso aroma que le llegaba del bosque. Si alguna vez volvía a formar su propia familia, lo haría allí.

[Pik Macnair]

La emoción por ver a la Crouchs era tanta que hasta una ilusión de ella tuve entrando al salón, para mi decepción eran solo un mago con complejos travestis. Le sonreí, amistoso, seguro estaba entre las primeras dos personas que le decían algún halago como ese.

—Deberías cuidártelo un poco más, quizás así te llegaran mas halagos como este.

Y por fin ahí estaba. Sus pasos me anunciaron su llegada y la sensación de cuando venía un mesero con la comida que tanto deseaba me invadió. Noté como evadía mi mirada, pero no se la quité de encima ante tal magnificencia corporal. Su voz fue como melodía para mis oídos, aunque el brillo que producía el anillo en su mano me hizo sentir incomodo y envidioso. Una sana envidia, para ser claro.

El profesor hablaba e indicaba lo que haríamos en la clase, aunque mis pensamientos se encontraban en otra parte. Llegué a escuchar lo único que me servia, que el salón era aburrido y una insinuación de nuestro comportamiento. Alcé una ceja y lo mire, reprobando su comentario. Obviamente el me podía reprobar la clase y debía de tener cuidado, no sabía con quien se estaba metiendo. Me levanté tras Taurogirl y me acerqué el libro, rozando su mano con la mía intencionalmente.

—Seguro será una aventura.

Desaparecimos los cuatros, dejando el salón vacío. Desconocía el lugar donde nos encontrábamos, su belleza y la gran estructura era algo nuevo para mi. Había leído libros sobre fantasmas, maldiciones y afines, lo más seguro es que el castillo poseyera algo a la cual nos estaríamos por enfrentar.

—Seguramente alguien o algo nos espera, Taurogirl —al fin mi mirada se cruzó con la de ella, produciendo en la Crounchs cierta incomodidad en su lenguaje corporal—. La cosa es que piense que posiblemente seamos unos humanos curiosos sin ninguna habilidad, seguramente nuestro profesor intentará aprovecharse de nuestros poderes para que cumpla un trabajo externo a la Universidad y le paguen doble.

[Tauro M.]

— Últimamente es como si los profesores los hubiesen contratado para limpiar la Universidad y usan sus clases para hacer que los alumnos lo hagan en su lugar —dijo molesta — Pero este no es el caso —agregó, esperando que de verdad Goderic no los pusiera a hacer labores de elfo doméstico. Utilizar un lenguaje sarcástico siempre le había funcionado con Isaac cuando veía que estaba a punto de propasarse y en su presencia poco le importaba salpicar a los demás con el mismo trato.

 

Tauro lanzó un largo y profundo suspiro exasperada por la espera. Se acercó de nuevo al trío sorprendiendo al Macnair cuando sonrió al pasar por su lado, rozando de manera inevitable su brazo al acercar su mano al pomo de la puerta.

 

— Soy una mujer cuya principal virtud no es la paciencia —comentó empujando a Isaac de tal manera que terminara tropezando con Stephanus y este a su vez con Goderic. Giró la perilla y entró, apenas colocando un pie en el interior del castillo.

 

— ¿Hola? —nadie respondió, así que se volvió hacia Goderic.

 

— ¿Permiso para explorar el castillo? —aquella sería la oportunidad perfecta para conocer mejor la residencia y decidir si quería mudarse o no ahí. «¿Quién será el propietario?» En realidad no importaba, si deseaba algo lo tomaba del modo que fuera y ya. Sabía que la sugerencia era peligrosa para ella misma, pues no dudaba que Isaac decidiera acompañarla, creando la ocasión perfecta para dar pie a una conversación que Tauro se rehusaba a retomar. ¿En qué había estado pensando cuando decidió entregarse de ese modo a ese hombre? Esa sí que era una pregunta muy est****a, ya que sabía perfectamente lo que en ese entonces había pasado por su cabeza.

 

— ¿Y? ¿Podemos o no?

[Undefined]

Escuchó las palabras de Goderic. No esperaba una clase aburrida y básica donde sólo habría cosas teóricas algunas preguntas sobre lo que estaba bien y lo que estaba mal, esperaba lo que tenía planeado el profesor, alguna aventura en un sitio particular y defenderse de las artes oscuras que habitaban en este mundo. Irían al Castillo de Moosham.

 

Los cuatros tomaron una parte del libro a la cuenta de tres para desaparecer del aula. Stephanus sintió como si un gancho lo agarrar por el ombligo, jalandolo con fuerza, haciéndolo dar vueltas varias en incontables ocasiones alrededor del libro que todavía tenía sostenido con la mano, recordó que debía soltarlo y así lo hizo. Cayendo lentamente en el amplio jardín verdoso del Castillo, no había pasado ni un minuto y ya estaban ahí. La magia de la magia.

 

En el lugar se respiraba un aire puro, fresco y lleno de energía, como el aroma del cafe por la mañana. El castillo magnánimo e imponente, de un color beige y con centenares de pequeñas ventanas, a su mente vino el recuerdo de Hogwarts pero en una escala más pequeña, más o menos tenía el mismo estilo y parecía tener también esa aura mágica, aunque esta era un poco más pesada y oscura que la de su escuela. Por lo menos, eso era lo que presentía.

 

Taurogirl preguntaba incansablemente sobre entrar al castillo, como una niña malcriada cuando quería algo. Esperó la respuesta de Goderic, seguramente iban a entrar.

 

- Este castillo está abandonado debe haber nundus dentro - Comentó impertérrito tratando de asustar al resto.

 

Tal vez era muy exagerado pensar que hubiese nundus allí, pero no se sorprendería al ver algún tipo de criatura con todo el terreno que tenía para andar sin ser molestado y toda la oscuridad que el castillo le otorgaba como refugio por las noches, cualquier tipo de animal era posible allí dentro, incluso tal vez inferís.

[Goderic Slithering]

James sonrió al encontrarse frente al castillo. Solo había estado una vez anteriormente así que era natural sentirse encantado por la fachada del castillo y sus alrededores. Todavía sentía un poco le sensación de mareo por el traslador pero estaban demasiado lejos para utilizar otra clase de medio de transportes. Siguió mirando en silencio a un punto aleatorio y sin importancia de la fortaleza y esperó a regularizar su estado.

Su única alumna en aquella clase parecía emocionada, lo cual le cansaba un poco. No tenía demasiada paciencia lo cual era raro pues llevaba tiempo cuidado a los hijos de Goderic. Suspiró tratando de mantener la compostura, podía sentir una mirada punzante a sus espaldas. Sabía que el elfo doméstico no lo dejaría tranquilo si cometía alguna "falla". Se deshizo de Stephanus que había tropezado con él ante el ímpetu algo infantil de la bruja.

— Nadie te contestará, no hay nadie adentro— respondió al fin.—Si entraremos pero yo iré al frente y el elfo en la retaguardia, no quiero que se roben nada.

Estaban fuera del país y tener problemas internacionales porque un par de alumnos se roban objetos de un castillo podía ser algo perjudicial. Era mucho mejor tener un poco de cuidado, hasta él lo reconocía. Además era un buen uso para el elfo doméstico que Goderic había obligado a mantener dentro de la clase. Confiaba en su valentía, para ser un elfo resultaba bastante eficiente así que no parecía mala idea utilizarlo para aquella labor.

— El castillo se supone que está embrujado, o al menos eso es lo que los muggles dicen. A pesar de lo supersticiosos y pocos ahmm ¿diligentes? muggles suelen ser esta vez tienen algo de razón. El castillo posee en su interior un par de bestias mágicas, algunas bastantes inofensivas y otras más peligrosas.— hizo una pausa para mirar a Stephanus y agregó.— No un Nundú, por supuesto.

Sería grandioso encontrarse con una bestia como aquella pero eran difíciles de encontrar, además de que probablemente terminarían muertos. Aquellas criaturas con aquella clasificación implicaba tener una gran cantidad y calidad de magos para poder reducirla. Calidad, quizás lo podrían tener pero no cantidad.

— Además hay repartidas por todo el lugar objetos malditos, fantasmas y maldiciones. Claro, también hay un par de trucos muggles para asustar a los visitantes. Así que sólo nos encargaremos de arruinarles la diversión y convertirlo en un Castillo normal y aburrido. Para los que preguntaron... no, no me pagan por esto.

Le causaba gracia lo absurdo era que las personas no mágicas utilizaran sus inventos para asustar a su misma gente. Habían sectores que funcionaban con luz eléctrica y otras solo con luz natural o fuego, los sectores con electricidad contaban con sensores programados para cortar la corriente al cabo de unos segundos. No podía creer que fueran tan ingenuos como para embrujar artificialmente un sitio ya embrujado.

— Solo para aclarar me gustaría traer un mortífago o mago tenebroso a la clase, pero o desaparecieron o se ocultan bastante bien y dudo que la Universidad apruebe traer a propósito a un mago con intenciones de matarlos... Así que este es el mayor nivel de práctica que podemos alcanzar. Así que entremos y tratemos de no separarnos.

O eso era lo oficial. Había escogido ese castillo en particular porque se rumoreaba que seguía en uso. Muggles habían testificado ver a una persona rondar por el castillo, y eso iban a investigar. Claro, no podía decirlo a viva voz, muchos podrían oponerse a una idea tan peligrosa como llevar alumnos al posible refugio de un Mago oscuro. Sobretodo ya que ahí había un Warlock, si se enteraba de sus planes estaría en problemas.