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• Borgin & Burke • (MM B: 93568)


Mentita
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-Hace un momento, mencionaste algo sobre un cambio. -susurró Black Lestrange en plena penumbra, acompañando a la Yaxley en aquel cautiverio. -Dime que no tenías esto en mente.

 

Tuvo que bajar los brazos, para evitar tocar el muro de cristal con la varita o los codos. Llegados a ese punto, la cosa podría simplemente incapacitarlos hasta que llegara la dueña, o quizá el contacto implicaría un destino más fatal. A oscuras, y con un sistema de seguridad basado en fuego, no tenían muchas opciones.

 

Mentalmente, le dio la indicación a las Necrohands, cuya última orden consistió en que se ofuscaran durante unos minutos, para que aparecieran dentro de la trampa para ladrones. La que sostenía la vela, se quedó levitando sobre sus cabezas, con la intención de iluminar sus alrededores para encontrar algo útil.

 

Pero, como bien dijo Evedhiel, todo hechizo conjurado ahí dentro, tenía su consecuencia.

 

-¡Maldición! -profirió un quejido de dolor, al notar que un par de flamas azuladas emanaron de la vela que sostenía la mano fantasmal.

 

Parecían como gotas de cera, pero conforme se dirigieron al castaño, adquirieron la forma de bolas de fuego. Utilizó sus propias manos para cubrirse la cabeza. No precisamente lo más ingenioso, pero de algo sirvió; el ataque cesó, pero dejó chamuscada la mano izquierda de Eobard.

 

-Ambidiestra, mujer independiente, ¿qué otros secretos guarda, señorita?

 

Inquirió con diversión, intentando romper el hielo ante la precaria situación en la que se encontraban. También él era ambidiestro, aunque no lo consideraba un dato relevante a comentar, sobre todo porque sus posibles enemigos podrían tomar ventaja de ello. Sobre todo porque, como la iluminación no era muy buena, no se habían percatado de dónde había aparecido la otra Necrohand. Siempre respetando la limitación de un metro de separación, claro.

 

En un intento por hacer trampa, le había ordenado a su creación, que apareciera dentro de la esfera para poder llevarse una miniatura. Ésta tuvo éxito. O casi, pues media mano se había quedado dentro del contenedor, como si hubiese elegido mal las coordenadas de aparición.

 

La extremidad comenzó a convulsionarse, y parte tenía que ver con que el chico, al no ostentar el rango de Mago Oscuro, dependía del hechizo de distorsión de la realidad, que también tenía sus límites. Aquella liberación de magia oscura, si bien podría ser su salida, también podría resultar en un intento suicida.

 

-Creo que tengo nuestro boleto de escape. -señaló la esfera con la cabeza, que ya comenzaba a crujir. -Vamos a tener que cubrirnos con algo para no morir calcinados.

 

Las opciones, eran pocas; casi no había suficientes objetos para formar una buena barrera, y si recurrían del todo a la magia, el resultado sería aún peor. Fuera de la balaustrada, había un pequeño mostrador, que posiblemente cubriría a ambos en mediana proporción.

 

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  • 2 semanas más tarde...

La habilidad del Black Lestrange los había iluminado. O casi. Una de sus manos iluminaba la habitacioón pero aún dejaba sombras entre ambos y aunque los objetos que los rodeaban parecían ahora mucho más claros, eso no borraba el problema de que debín protegerse como Muggles.

 

El hechizo del chico tuvo, sin embargo sus consecuencias y Evedhiel quiso proteger al mago de las dos bocanadas de cera que se hicieron fuego con su capa, que aunque no era de piel de dragón podría haber parado el impacto directo. Se acercó a el y puso la tela sobre su cabeza, pero su movimiento no fue tan certero como Evedhiel lo imaginó y parte de la mano del chico quedó chamuscada.


-¡Maldición! -dijo el chico mientras se miraba su mano dolorida. Su dolor no duroó mucho, como si quisiese quitarle importancia . Evedhiel no sabía a ciencia cierta si para no preocuparla o porque verdaderamente solo fue una quemadura leve-Ambidiestra, mujer independiente, ¿qué otros secretos guarda, señorita? - añadió divertido.

 

-Muchos- se apresuró a decir Evedhiel agarrando la mano herida del chico y con la otra buscando algo en el bolsillo de su chamuscad capa.- Y si me prometes que ambos vamos a salir ilesos de esto, te prometo que te revelaré uno o dos más- vació un poco de esencia de díctamo en la piel quemada del mago, que empezó a curar.- Te dejará cicatriz...- dijo, pasando un dedo por la parte de la piel que se había regenerado-

 

La segunda necrohands parecía haber quebrantado la cúpula mágica de cristal que rodeaba a las criaturas. O al menos parcialmente. La creación parecía convulsionar, y al mismo tiempo, como si la magia oscura de la burbuja de cristal llevase a cabo una lucha interna entre cumplir su misión o romperse en mil partes, el cristal parecía quebrarse creando formas longitudinales alrededor de toda la estructura. Dejando pequeños huecos entre los trozos que aún permanecían unidos entre sí, como una bomba esperando estallar.

 

-Creo que tengo nuestro boleto de escape.Vamos a tener que cubrirnos con algo para no morir calcinados.- dijo Eobard, como dando forma a lo que la chica pensaba.

 

Evedhiel guardó silencio mientras observaba la sala, buscando algo en lo que resguardarse o... Una chimenea. Quizas y estuviese aún conectada con la red flu. No sería extraño que la dueña mantuviese un salvoconducto de su tienda a un lugar seguro. O a otro piso de la tienda. O quizas a algun lugar diferente. O a ningún sitio.

 

Evedhiel volvió a rebuscar en su capa sacando esta vez una bolsita de polvos flú de ella. Se acercó al mago, y posó la bolsita en la palma de una de sus manos.

 

- Este es el plan, Mr tiritas. Cuando tu mano desaparezca dejará espacio suficiente en la burbuja de cristal para que mi escurridiza figura quepa lo suficiente como para agarrar uno de esos bichejos.- Evedhiel entornó sus ojos, pensando- Esto obviamente no me dará mucha prorroga para moverme, por lo que la mala noticia es, que seguramente cuando aquello pase el cristal estallará, y ambos hemos visto la reacción en cadena de cualquier elemento mágico en esta sala.- añadió- La buena noticia es que tu vas a estar listo para salvarnos a ambos. O por lo menos a ti- dijo levemente- Posicionado en la red flú justo a tiempo para sacarnos de aquí en el preciso momento en el que yo te alcance con nuestro botín- dijo Evedhiel, fijando su mirada en Eobard de nuevo mientras lo guiaba hacia donde se encontraba la chimenea.

 

 

La chica no sabía exactamente cuanto sus piernas, que ahora parecían temblorosas por la adrenalina, iban a tardar en recorrer el pequeño espacio entre el centro de la habitación y la red flú, pero tenía la esperanza de que si el cristal explotaba el efecto catapulta la ayudase a moverse más rápido.

 

Antes de que Eobard pudiese rechistar a su alocado plan, Evedhiel se escabulló acercándose a la segunda de las Necrohands del chico.

 

-Ok... ok.. ok..- Se quitó la capa de viaje, doblándola y metiéndola en uno de sus bolsillos...Por suerte Evedhiel no poseía una prenda que no hubiese sido sometida a un hechizo aumentador del espacio... y sumida en nerviosismo finalmente dijo.- Estoy lista. Hazlas desaparecer cuando tú estes listo- Evitó el contacto visual con el chico, pues temía desmoronarse y parecer débil.

 

Los crujidos del cristal sobre su cabeza se hicieron mas sonoros, casi tanto que consiguieron enmudecer el sonido del propio corazón de la chica, latiendo fuerte en su pecho.

 

 

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  • 5 meses más tarde...

Pasaje de rol, 1. (?)

 

Se levanto y se sacudió la túnica negra de satin que cargaba en aquel momento, debajo de ella traía todo un entero de color negro, como de costumbre con unos borceguís negros azabache, algo gastados por el tiempo y su habitual uso. Su cabello algo alborotado, lo hacia lucir natural, ya que odiaba el solo pensar que cada mañana debía peinarse, su característica cara misteriosa y sus gélidos ojos despedían un brillo perturbador, solo rebusco un poco la trastienda del local para encontrar una mesa donde sentarse. Lo bastante amplia para que todos pudieran entrar en ella sin arrancarse los pelos. sonrió seria divertido ver eso de todos modos.

Utilizo su varita para componer la mesa y levantar las sillas, su madre tendía a ser un poco desorganizada. Ordeno sin mucho entusiasmo, ya que definitivamente algo les pasaria a los magos, el lugar estaba lleno de trampas para bobos y bueno, la curiosidad era algo que venia en su sangre.

Retrocedió unos pasos, los suficientes para verificar que todo se encontrara en orden y se dirigió al mostrador, apoyo ambas manos sobre el y se levanto para husmear en la parte trasera, ahí, unas copas con una botella de algo llamado Fuego... Tomo tres de las seis copas que estaban cubiertas de polvo y la botella. Volvió a la parte posterior cerrando la cortina y dejando solamente la luz de las antorchas que el había colocado para esperar a sus hermanos... Ahora, Borgin, seria un centro de reuniones clandestinos para los Triviani's y todo aquel que buscara evadir la autoridad Mágica. Con eso de la reciente desaparición de la Marca Tenebrosa, todos estaban escondidos, muchos se habían declarado inocentes, pero ellos no, aun seguían apostando al señor oscuro y seguirían desvalijando lugares y asesinando a diestra y siniestra.



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Jeremy apareció en el Callejón Diagón con cara de preocupación. Estaba nervioso por los rumores que habían llegado a sus oídos. Tenía que confirmarlo y que mejor que hacerlo en un lugar donde siempre estaba al día con los chismeríos. Estaba por ingresar al Caldero Envenenado cuando se dio cuenta que lo mejor era ir a un lugar con menos gente. Más íntimo.

 

Siguió su camino por las calles hasta dar con el local donde su madre hacía negocios propios. El mismo donde se había envenenado y casi muere en el suelo. Los recuerdos se agolpaban en su mente. ¿Cómo era posible que ya no existiera? Debía ser una broma. Una muy cruel y despiadada.

 

Ignorando a las personas conocidas, ingreso al lugar. La gitana no parecía estar allí delante ¿Alguna vez trabajaba? ¿Cómo conseguía que la bóveda familiar estuviera siempre rebosante de galeones? Sabía que la familia llevaba en la sangre la ilegalidad de sus trabajos, pero eso no lo consoló. Su mirada se detuvo en quien estaba buscando. Su hermano gemelo. El malvado.

 

Sus ojos azules relampaguearon mientras se acercaba a toda velocidad. Se sentó al lado de Matthew quitándose la chaqueta de cuero dejando al descubierto una camiseta de mangas largas color negro, sobre unos jeans desgastados del mismo color.

 

Tenía tantas cosas que contarle. Rumores de cambio que provocaría un caos demasiado profundo en sus ideales. ¿Qué había pasado? No estaba muy seguro y tampoco quería adentrarse en eso. Se sentó a su lado antes de mirarlo a los ojos.

 

-Hermano…- Apretó para activar el Anillo Salvaguarda para oídos Indiscretos, no quería que nadie escuchara lo que quería comentar ni que interrumpieran cuando ingresaran al negocio a comprar - ¿Escuchaste algo sobre la Marca? Oí rumores que Tauro y Beltis dejaron el liderato y el grupo se disolvió. Ya no existe. ¿Tienes algo que decir sobre eso?

 

El rubio esperaba que el Triviani pudiera aclararle esas dudas, aún no había visto ni a su mujer ni a su madre para hablarlos con ellas que tenían más experiencia y contactos dentro del bando. ¿Podía ser verdad? Un escalofrío le recorrió la columna.

 

 

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Puso los ojos en blanco exasperado al recordar la insistencia y parloteo de Chuck. Despertando en él el ferviente deseo de aturdirlo, atarlo de manos y encerrarlo en una oficina bajo un hechizo. Llevo la delgada copa de plástico a su boca y dio un sorbo del contenido que había vertido anteriormente. Su boca se arrugo al sentir el tacto de ella en sus labios. Tal vez, si su madre hubiera robado copas de mejor calidad su sensación hubiera sido diferente.

 

No había terminado de sentarse en la silla medio pelo que termino de fabricar para los invitados que su hermano había arribado también al local. El rubio parecía algo ansioso, por lo que se sentó rápidamente a un costado del gitano, solamente arqueo una ceja y lo miro esperando que este le diera alguna señal de auxilio, quien sabe, quizás estaba siendo perseguido; en aquel momento se le cruzo una imagen de Candela agitando la cuchara, corriendo como una desquiciada. (?)

 

Lo sacudió y abofeteo alegando que estaba bajo algún hechizo, pero no, llevo rápidamente ambas manos a sus cachetes y se sorprendió. Definitivamente ya estaba loquito, pensó con sus mejillas coloradas.

 

La Marca Tenebrosa ha desaparecido... sentencio con un tono de voz serio, cruzando sus piernas y ofreciéndole una copa con ginebra. Supuse que no estarías enterado, pero me sorprende que con tu presencia en la Torre ninguno de los Altos Rangos te haya comentado algo. añadió con calma, después de todo Matthew no estaba interesado en volver a sus filas. ¿Zoella? ¿Candela? ¿quienes son los últimos en mantenerse en pie? no me sorprendería que vayan tras ellos y terminen... miro hacia ambos lados, como si alguien mas estuviera con ellos Muertos... susurro.

 

@Jeremy Barton @

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Miles de cosas rondaban por la cabeza del Askar cuando se sentó al lado de su hermano. No podía estar pasando aquello. ¿Había algo más triste? Sí, sí lo había pero en fin, era una catástrofe personal a nivel estilo de vida. El zarandeo y golpe que le dio Matthew lo sacó de sus pensamientos. Frunció la ceja.

 

-¡Oye! No me pegues… escucha… -Se acercó un poco más para empezar a susurrar, pero se dio cuenta que el Triviani bebía tranquilamente de una copa sin darse cuenta de la situación. En su cabeza no pasaba la posibilidad que por ahí podía llegar a no importarle - ¡Demonios! ¡Préstame atención!

 

Golpeó la mesa con fuerza haciendo tintinear la botella y las dos copas a su lado. Iba a arremeter contra el mago hasta que escucho sus sencillas palabras con la afirmación detrás de ellas. Su cerebro ya no funcionaba, pero estiró la mano y tomó la copa que le ofrecían. Estaba en piloto automático. No podía dejar de pensar.

 

-Los Altos Rangos puede que se lo tuvieran bien guardado o que los haya pillado por sorpresa… -Comentó mientras bebía un sorbo, mientras escuchaba lo demás - ¿Acaso estas insinuando que empezó una cacería entre nosotros? No me extrañaría, hay muchos secretos que guardar diseminados por todo el bando y ya sabes… -Bajó la voz- Siempre es mejor no dejar cabos sueltos.

 

Una brisa pequeña como un suspiro movió algunos pergaminos sin llegar a moverlos. Pero el rubio estaba tan ansioso con aquella noticia que no tardó en sacar su varita para tenerla a mano. ¿Quién los atacaría allí? ¿Porque querían matarlos? Sabía los poderosos experimentos que estaban siendo desarrollados en el Laic donde había sido curandero voluntariamente… ¿Sería aquello?

 

-¿Y ahora que vamos a hacer? -Preguntó tras un silencio. El ambiente ya estaba enrarecido. Empezaba a desconfiar de todo.

 

 

 

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Todavía no había pasado tiempo suficiente para procesar la información ni para entender, por las buenas, que nada de lo que conocían seguía siendo igual. Sus pasos la habían llevado directamente a Borgin & Burke, sin motivo aparente. No tenía ganas de comprar, ni tenía una misión disfrazada. Había llegado por inercia y se había quedado plantada en la puerta, con la mirada fija en el cartel del local y los labios torcidos en una mueca de incomprensión.

 

¿En qué momento todo se había ido al caño?

 

Chasqueó la lengua y se retiró, dando un par de zancadas hacia la ubicación del Caldero Chorreante, pero regresó casi al instante. No podía simplemente desligarse de todo lo que conocía. Debía haber algo, alguien, que le diera la señal de que nada se había perdido y que solo estaban pasando por un mal momento. Empujó la puerta al fin, provocando un campaneo molesto que se quedó flotando en sus oídos unos segundos más de lo que debía.

 

Habría esperado encontrarse con el encargado, con Candela, con cualquier Mortífago. Menos con Alyssa. En otros tiempos habría fingido normalidad o habría hecho una broma que se adecuase a la situación. Pero en ese momento, cuando la vio ante sus ojos, lo único que pudo hacer fue pegarse a ella. Recordaba haberla abrazado alguna vez, aunque no sabría decir cuándo o por qué hubo un motivo para ello. Tal vez era lo único que podía hacer en ese momento.

 

—Creo que estoy por tener una crisis emocional —murmuró, apartándose.

 

Su mejor amiga la miraba con el ceño fruncido y sabía que no tenía que ver con su demostración de debilidad. Ella estaba pasando por algo más o menos similar.

 

—Desapareció, de la nada, se evaporó como si jamás hubiese existido. Mi katana —contraía y estiraba los dedos con una velocidad preocupante—, todo. Necesito un trago y dudo conseguirlo aquí... ¿Qué haces aquí? ¿Dónde has estado? —tomó lo primero que encontró y se lo encasquetó en la cabeza—. Maldita.

 

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Caminaba a paso cansado, y no porque sentía eso en mi cuerpo. Era más la flojera que almacenaba que las ganas de reunirme con mis hermanos en uno de los negocios de mamá. Deseaba solo poder sentarme y leer un libro, pero cuando giré a ver mi marca esa mañana, la encontré un tanto opaca ¿que demonios habrá sido eso? no tengo ni la menor idea, pero sé que alguno de los otros dos Triviani tendría información.

 

Las calles estaba solas, no deambulaba ni un alma por el callejón y aquello era extraño.Bastante extraño podría decirse.

 

Apresuré el paso en cuanto vi el local de mamá, y cruzando la puerta me encuentro con Leah y otra mujer de frente - Con permiso - Murmuro a penas pasando por su lado y entro de lleno al pasillo de entrada. Al cruzar la puerta, me encuentro con un Jeremy desesperado y un Matthew tranquilo - ¿Saben que está pasando? - Les pregunté directamente mientras me acercaba a ellos - Mi marca se oscureció - Solté mientras me sentaba y estiraba mi brazo izquierdo sobre la mesa - No he sentido algún escozor o piquiña. He intenté contactar con algún mortífago cerca y nada - Tomé la botella de la mesa y rellené la copa vacía para bebérmela de un trago.

 

Me sentía histérica, enojada y algo triste. Tenía tanta rabia que podría arrancarme uno a uno los cabellos, si tan sólo quedara alguno en mi cabeza...

 

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Me encontraba algo… desorientada. La Marca Tenebrosa era una parte de mi existencia que siempre había dado por sentado, llevaba toda una vida como mortífaga y un buen día como si nada ya no estaba más. Mi mente se había sumido en un profundo silencio, un zumbido que se mantenía ininterrumpido en mis oídos, aturdida e incapaz de procesar lo que estaba pasando. Contemplaba mi tatuaje con expresión vacía, como éste se había tornado opaco y lentamente comenzaba a desaparecer; el desasosiego que su silencio me proporcionaba y el vacío que venía a sustituir la presencia de mis compañeros. La soledad era aplastante.

 

No tenía idea donde estaba, caminaba sin rumbo alguno por las calles del Callejón sin prestar atención a mis pasos. Había aparecido allí con la mente fija en el Caldero Envenenado pero al llegar lo encontré clausurado; la presión que sentía en el pecho se acentuó al punto de dejarme sin respiración y en mi pánico hui de allí tratando de poner la mayor distancia entre aquel fantasma de lugar y mi persona. Al levantar la vista descubrí para mi sorpresa que me encontraba tan solo a unos metros de Borgin & Burke; el popular negocio de artículos oscuros pertenecía a mi sobrina desde hace ya varios años, sin embargo jamás lo había visitado. Que oportuno me resultaba ahora, el refugio perfecto para sobrellevar mi ataque de pánico en paz.

 

La campanilla tintineó anunciando mi presencia aunque nadie acudió en respuesta. El vestíbulo contaba con escuetas vitrinas que enseñaban algunos de sus más valiosos artículos y el pasillo que conducía hacia el mostrador, me encaminé en esa dirección cuando de pronto escuché la campanilla resonar una vez más. Giré instintivamente y me paralicé al notar de quien se trataba; no había visto a Leah desde mi partida hace un par de años atrás, la Ivashkov probablemente ni siquiera estaba enterada de mi regreso. Un breve silencio se apoderó de la escena mientras que nos contemplábamos mutuamente midiendo la situación que se cernía entre nosotras, aunque ciertamente jamás hubiera adivinado su siguiente paso. Sus brazos me encerraron en un férreo abrazo que tardé en corresponder, aún no salía de mi aturdimiento y aquello me resultaba tan inesperado como la desaparición del bando.

 

- Creo que estoy por tener una crisis emocional – murmuró Leah al tiempo en que se apartaba.

 

- Genial… ya somos dos – repliqué. Sus palabras eran un eco de mis propios sentimientos y el nudo que crecía en mi garganta me impedía vocalizar respuesta alguna, aunque el golpe en la cabeza fue una buena táctica para traerme de regreso - ¡Hey! Este cerebro es muy valioso para que vayas dándole golpes porque se te antoja

 

Repliqué sobándome el cuero cabelludo que ya comenzaba a inflamarse ligeramente, traté de mantener una expresión severa pero no pude contener la sonrisa que forzaba la comisura de mis labios. La campanilla tintineó una vez más, una joven a quien no reconocía pasó junto a nosotras con paso apresurado para luego perderse en las inmediaciones de la tienda. No podía negar que la presencia de Leah resultaba un excelente bálsamo para la desesperación que amenazaba con apoderarse de mi persona, y sin embargo ni siquiera ella lograría rescatar mi mente del oscuro lugar en cual se encontraba.

 

- Yo… regresé hace tan solo un par de semanas, me estaba tomando mi tiempo para reincorporarme a la Marca pero… - el nudo en la garganta volvió a sofocar mis palabras, sentía las rodillas como gelatina y la devastadora presión en el pecho que amenazaba con destruir la poca semblanza que me quedaba. – No puedo soportarlo… Mi bando, mi hogar, mi familia… ¿Dónde están? ¿Quién en su sano juicio llevaría a cabo semejante atrocidad? – Mis ojos abiertos de par en par infundidos con el pánico que lentamente comenzaba a deslizarse por las grietas de mi autocontrol – Leah, no puedo concebir una realidad en que la Marca no forme parte de mi vida…, simplemente no puedo.

 

 

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Sin mediar palabras había extraído su varita de la bota izquierda para apuntar a su hermano, y a su vez dar un puntapié al rubio por tratar de escabullirse. El mago le caía demasiado bien, pero aun asi tenia una inmensa curiosidad por lo oscuro, por todo lo que podría haber tras su desaparición y quizás también algún deseo reprimido por matarlo. (?)


No me grites de nuevo o te asesino.



Matthew le indico al mago que tomara una copa, se quedara calmado y se sintiera cómodo, a pesar de que las condicione del sitio lo pusieran difícil. No se molesto en usar mucho la magia para preparar un simple brebaje, directamente robo la botella del mostrador y sirvió tres copas; esperaban aun que su hermana menor llegara a compartir el momento.


Desde que esta despareció, quien sabe por que, no logre ver a muchos de sus integrantes... ¿y tu? inquirió el gitano. Eso es lo que me hace desconfiar sobre una posible redada hacia los ex mortífagos declarados.


Movió con dos dedos de su mano derecha la varita del Askar, admiraba su actitud y era algo que le gustaba mucho de su hermano, pero en aquel local pocos atreverían a buscarlos y de momento estaban seguros... Solo quería que él se relajara. Ademas Chuck, no dejaría que nadie dañara el local. Bayzard no estaba muy seguro de eso ultimo por la reciente revolución de los Chucks en el Castillo. Un leve silbido se escucho y su hermana llego, tomo asiento y bebió la copa. Respiro profundo, cerro los ojos y apoyo su mano en la pared de ladrillo. Estaba seguro que Zoella y Jeremy lo habían escuchado, pero quizá era un mal necesario para hacerles entender la imposibilidad de que las cosas fueran como lo fueron antes.


Relájate, hermanita... ¿Tienen planes? sonrió. Déjenme reivindicarme, ¿Que harán ahora que LMT no existe?





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