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Apolo Granger
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Era un día excelente para dar clases.


Casi siempre, en vísperas de alguna clase nueva, Apolo sopesaba la opción de trabajar en un salón de clases. En muchas oportunidades rechazaba la idea casi de inmediato, especialmente por los daños que se podría producir con hechizos mal ejecutados. Y es que era impresionante la cantidad de gente adulta que tenía problemas al ejecutar magia avanzada; ya hace tiempo había descubierto que la experiencia y la edad no necesariamente iban de la mano cuando se trataba de la magia.


Es por eso que había asentado un precario puesto de trabajo en una playa cercana a la Universidad. Si el día era excelente era porque algunas nubes cubrían el cielo, y la playa estaba prácticamente vacía. Sin embargo, había procurado lanzar algunos encantamientos contra los nomags, solo por las dudas. El compendio de la Universidad era prácticamente un faro anti-gentenomag, pero era importante seguir los protocolos de seguridad establecidos. Tampoco es que fuera tan mal profesor…


Una seguidilla de recuerdos de sus clases interiores le hicieron suspirar apesadumbrado.


Pero no en esa ocasión, esperaba. Lo que lo llevaba a sus estudiantes: Le había maravillado la idea de que su antigua profesora de la Academia, Sol Lestrange, estuviese tomando su clase de conocimientos. Siempre la había recordado con mucho cariño, aunque de eso ya habían pasado muchos años, cuando apenas si sabía sostener la varita. Había pasado mucho tiempo, pero asumía que recordaría su característico cabello azul, aunque lo llevara bastante corto.

A los otros no los conocía de nada.


Lo cual era extraño, por qué solía dar cuenta de la gente que vivía en Ottery. Quizá se los habría topado en alguna oportunidad, pero no lograba hacer memoria. De todas formas después de ese día los tendría presentes como ex alumnos suyo. De cara al mar, había plantado una larga mesa de madera, lo suficientemente baja para que pudieran sentarse en la arena sin problema. El día era bastante cálido para estar recién en enero, así que solo llevaba una camisa y jeans. Su mochila descansaba a escasa distancia junto a la mesa, mientras esperaba atentamente a que se vislumbrara alguno de sus alumnos.


Les había enviado una lechuza con instrucciones para poder llegar a la playa dibujando un pequeño mapa, junto con la hora de inicio de la clase: apenas el sol saliera en el horizonte. Se había percatado que algunas clases tardaban demasiado en realizarse, y era mejor aprovechar todo el día de ser posible. Se paseó un momento más mientras veía el sol comenzar a iluminar la arena, escuchando las olas romper casi como un murmullo. Era una pena que el agua estuviese tan helada, o pudo haberse planteado una clase más… acuática.



Solo cuando vio a sus tres estudiantes se relajó un poco, y espero a que se acercaran para sonreírles animado y pedirles que tomaran asiento en la arena. La mesa no tenía mucha utilidad, pero al menos les ayudaría como punto de apoyo.


— Bienvenidos a Encantamientos. Mi nombre es Apolo Granger — se presentó aguantando un poco reír del ánimo que sentía. — Me alegra saber que todos llegaran bien, espero que estén preparados para algo de aprendizaje.


Con suficiencia, agito su varita y una pizarra flotando se hizo presente. No la había materializado de la nada, la había traído hasta allí apareciéndose, y la había hecho desaparecer con un encantamiento desvanecedor.


— Pero antes de empezar, me gustaría pedirles que se presentaran. Lo que quieran comentarnos bastara, asi entramos todos en confianza.



@@Ethan Lenteric @. @Héctor Weasley D.

Editado por Apolo Granger

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La lechuza llego con la información, sonreí al recibirla, me gustaba la idea de tomar aquella nueva clase, volver era motivo de emoción, aunque ahora fuera de manera diferente, era casi la misma sensación. Sonreí suspirando, al leer el lugar de reunión, la playa siempre me había gustado, el sonido del mar y la mezcla de colores que siempre representaba.

 

Me tomé algo de tiempo eligiendo mi atuendo, el estar en exterior era mucho más difícil, aunque el frío seguía presente quizás el sol comenzaría a calentar después de un rato, por lo que debía llevar una mezcla entre ligero y abrigador que pudiera quitarse y darle más comodidad en caso de ser necesario.

 

Estaba lista ahora solo debía partir, metí lo necesario en mi bolso antes de volver a contemplarme en el enorme espejo de mi habitación, acomode mis ondulados cabellos de lado, coloque brillo en mis labios y sonreí a mi reflejo colocándome los lentes de sol. Respire profundamente cerrando los ojos, los viajes jamás habían sido muy cómodos, la sensación que provocaban en mi estómago no me agradaba, pero aquello era cosa de todos los días.

 

Abrí los ojos y el escenario había cambiado por completo, el cielo, la arena bajo mis pies y los tibios rayos de sol me envolvieron por completo, respiré profundo llenándome de aquel característico aroma, hacia tanto tiempo que no estaba en la playa, me sentí reconfortada de inmediato. Unos pasos más allá se encontraba el profesor, mi sonrisa aumento al reconocerlo, habían pasado muchos años, pero había cosas que no se olvidaban, me acerque con paso decidido hacia el chico de cabello azul, su principal característica, su sello inconfundible.

 

--Apolo…- dije llamando su atención para mi fortuna estábamos aun solos y podía darme el lujo de saludarlo de forma más efusiva a la cual lo hubiera hecho de estar los demás integrantes de la clase, le di un afectuoso abrazo y un sonoro beso en la mejilla—Que hermosa sorpresa cariño, tanto tiempo sin verte…- dije convencida de mis palabras—Felicidades profesor…tenemos que ponernos al día-- dije guiñándole un ojo en tanto llegaban los otros dos integrantes. Sonreí al verlos llegar un minuto después, Ethan y Hector estaban aquí.

 

Escuché su saludo formal, aquello me recordaba tanto a mí misma cuando él había sido mi alumno, llenándome de gratos recuerdos del ayer, quizás después de la clase podríamos darnos un tiempo para ponernos al día en nuestras vidas. Nos pidió que nos presentáramos, por lo que al ser la única dama presente comencé sabiendo que los caballeros me darían aquel lugar.

 

--Buenos días, haré la presentación formal, aunque todos nos conocemos… -- dije encogiéndome de hombros—Mi nombre es Sol Lestrange Black, matriarca de la familia Lestrange y Slytherin, trabajo en el Ministerio de Magia, para el Departamento de Cooperación Mágica internacional, adoro mi trabajo, tengo un par de negocios en el callejón Diagon y una hermosa familia. – Admití con una enorme sonrisa. –El motivo de estar aquí es adquirir este nuevo conocimiento para poder utilizarle en un futuro cercano…me alegra tanto estar aquí ahora--Me encogí de hombros y guardé silencio esperando que Ethan y Héctor hicieran lo propio.

 

 

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Editado por Sol Lestrange Black R

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El conocimiento era una adicción para él, quería saberlo todo y pasar su inmortalidad aprendiendo cualquier cosa que le llegase a las manos. Era un hombre ávido ya de algunas habilidades sin embargo los encantamientos todavía no le iban bien del todo, quizá se tratara por su varita o quizá fuera su propia magia, eso no lo sabía pero prefería mil veces preguntar que quedarse con la duda y estaba seguro de que de la mano de un profesor se podían explotar las habilidades de la mejor manera.

 

Cuando leyó la lechuza no pudo quedar más emocionado, la playa iba a ser una experiencia agradable para él después de tanta nieve que cubría su castillo en los últimos meses. Observó el mapa con detenimiento y comenzó a imaginar que clase de curso llevarían, entrarían al mar como parte del conocimiento para seguir alguna misión? tomarían unas pequeñas vacaciones? Todas esas preguntas se formulaban haciéndole crecer el ansia y lo único que le dio más curiosidad que el contenido de la clase era el profesor. No lo conocía en absoluto, Ethan no era del tipo sociable pero para que el profesor diera ese conocimiento significaba que llevaba largo tiempo viviendo en Ottery.

 

Esa mañana despertó antes de que clareara, salió a correr como de costumbre y desayunó a lado de su hija Anne contándole sobre su clase a lo que ella lo miraba con ojos soñadores y de orgullo, amaba ser un ejemplo para ella y que ahora viviera con él era una alegría indescriptible. Después del desayuno la joven lo abrazó y lo llenó de besos pidiéndole que cuidara de si mismo y que no se expusiera a peligros a lo cual el mago tan solo asintió dedicándole una mirada confiable, se despidió de ella y subió a sus aposentos para alistarse.

 

Decidió usar un par de jeans desgastados, una camiseta sin mangas en color blanco y una chaqueta rompevientos roja con diseños en negro; la función de esta última prenda era el darle la protección necesaria contra el aire (como su nombre lo mandaba) y a su vez protegerle de los rayos de sol que en la playa resultaban ser más intensos. Zapatillas deportivas, una mochila y sus lentes de sol fue lo único que necesitó antes de emprender su camino junto a su varita quien era su más confiable aliada.

 

Siguió el mapa con devoción hasta llegar a su destino, sonrió al observar el paisaje y se dirigió a sentarse a la mesa con sus demás compañeros. Uno de ellos era Sol y a pesar de ser su pareja iba a dejar fuera del "aula" su relación por el bien de ambos, una distracción mientras aprendían a realizar los encantamientos de manera correcta podría ser catastrófica. El momento de las presentaciones había llegado y después de escuchar a la única mujer del grupo decidió seguir él poniéndose en pie.

 

-Ethan Amílcar Lenteric Rambaldi, lo se, es un nombre largo pero es mi nombre. Actualmente ejerzo en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional pero necesito cambiarme a Transportes ya que ahí es en donde siento que destacan más mis habilidades, por eso he decidido tomar esta clase ya que todavía no domino los encantamientos como me gustaría y es un requisito básico en ese departamento... Que puedo decir? Agradezco mucho que la clase sea en un lugar con más temperatura que mi castillo, me llena de ansiedad el saber que voy a aprender de usted profesor pero descuide que mis ansias son buenas y no tendré un colapso nervioso.- Comentó antes de reír ligeramente tomando asiento de nueva cuenta.

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"Tomar clases... Eso no era lo que estaba esperando cuando llegué aquí, la verdad", pensó un momento para luego sonreír resignado.


Quizás era justo lo que necesitaba para poder complementar y mejorar en la práctica de los hechizos bajo la varita que le habían cargado llevar y usar como si fuese la suya propia. Pero esa varita le superaba por mucho en poder a cómo podría esperarlo. Y cómo no, si era la varita original de aquél mago del cual se habló bastante hace unos años por ese pueblo, algo que el propio Koseh desconocía.


Sólo por eso fue que el mago decidió inscribirse a una clase de aquella Universidad que le entregaba curiosos recuerdos, de los cuales echaba en falta por diversos motivos, siendo el principal ese fatídico evento del cual aún no podía recordar grandes detalles. Necesitaba un guía que le ayudara a desarrollar mejor su magia, o al menos enfocarla correctamente en el instrumento mágico que portaba. De algún modo, estaba seguro que podría avanzar bastante en su crecimiento personal y autoconfianza.


Y tal vez por fin podría deshacer aquél encantamiento desmemorizante que estaba seguro tenía en su mente como un fuerte cerrojo que se resistía hasta las mejores llaves maestras.


Con la carta que la lechuza le había traído sobre la clase de Encantamientos a la cuál estaba inscrito, y con el destino dibujado en un mapa, Koseh pudo llegar sin grandes complicaciones antes que saliese el sol ese día. Vestido de una sencilla túnica blanca y con unas sandalias útiles para caminar en la playa, el joven no se aventuró a llevar algo más que una pequeña mochila con objetos destinados a su aprendizaje personal. Sólo tenía que seguir caminando para notar a lo lejos una gran mesa en plena arena, al igual que un par de jóvenes de quien dedujo que uno de ellos podría ser el profesor de la clase.


Acercándose a ellos y notando que otro mago se acercaba a ellos, el mago se sentó en silencio mientras escuchaba a Apolo -su profesor- y a sus compañeros que comenzaban a presentarse. Fiel a su forma de ser, el chico les observó atento: la joven llamada Sol y el otro chico, llamado Ethan. No los conocía muy bien, por lo que no podía rescatar mayor información al respecto, salvo por lo que habían relatado.


Finalmente le tocaba el turno de presentarse, pero... ¿qué era lo que podía decir?


- Pues, creo que es mi turno. Mi nombre es Koseh Oybagash, mucho gusto. La verdad es que he estado hace muy poco en Inglaterra, especialmente en el pueblo de Ottery St. Catchpole y no puedo decir mucho de todo. Puedo decirles que mandé una solicitud para trabajar en el Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas, y que me gustaría aprender bastante y practicar los hechizos requeridos para mejorar en mi desempeño personal. -

- Mi varita... - añadió, mientras sacaba a la susodicha del bolsillo de su túnica -, diría que no la logro comprender del todo en ocasiones. Supongo que por eso, en ocasiones mis hechizos son algo más torpes de lo que me gustaría que saliesen -


Dando un suspiro profundo, volvió a mirar a sus compañeros y a Apolo antes de tomar asiento en su sitio. No sabía si era importante aquello, ni tampoco era un experto en el arte de las varitas, pero sí sospechaba que ese objeto mágico en sí era muy especial. Esperaba que su tutor pudiese desentrañar más la capacidad de poder entenderla como quería, y enfocar su poder mágico en ella como la mayoría de los magos y brujas podían lograr con certeza.

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Entonces eran Sol, Ethan y Héctor.

 

Sabia sus nombres claro, pero de sus solicitudes a la clase. Era bueno al menos ponerles rostro; recordaba vívidamente a cada uno de sus antiguos alumnos, que aunque pocos, habían demostrado ser proficientes cuando se trataba de entender su propio poder mágico. Esperaba que este trio no fuera distinto en ese sentido, aunque había que tener en cuenta su propia experiencia cuando se trataba de encantamientos.

 

Azorado aun por el abrazo de Sol, dejo que se acomodaran nuevamente mientras tomaba una tiza de su mochila. De forma muy precaria dibujo seis criaturas abstractas, que brillaron a la luz de la nubosa mañana en la que se encontraban junto a la playa.

 

- Como son todos magos adultos, entiendo que su experiencia en el uso de la magia es superior al promedio. Sin embargo, también entiendo que solicitar participar de esta clase tiene relación a su dominio de la propia habilidad, y como podemos mejorar su desempeño.

 

Se giró con presteza de la pizarra y pudo ver los tres pares de ojos enfocarse en el nuevamente. No quería que se distrajeran de su explicación; ya llegaría a los dibujos. Se acomodo el cabello azul antes de continuar.

 

- Los encantamientos como tal son la capacidad de darle propiedades mágicas a un objeto o ser vivo. Se basan en el uso de la magia para lograr objetivos concretos proyectando nuestra propia magia sobre un elemento externo. Un buen ejemplo es que cuando cambiamos el color de algo con un encantamiento, lo que hacemos realmente es cambiar como percibimos la luz sobre ese algo, no sus propiedades físicas.

 

Mientras hablaba, toco la pizarra con la varita sin voltearse, y paso de un negro azabache a un rojo brillante. Con otro toque casual, regreso a la normalidad.

 

- Sin embargo, tienen similitud con otras ramas de la magia como la transformación. La diferencia radica en que cambiar la esencia de algo - levanto el dedo índice de su mano libre -no es lo mismo a proyectar nuestra magia. -apuntó su varita al suelo, directo a la mesa en la que estaban apoyados.

 

-¡Diminueto!

 

La mesa recibió una ráfaga de aire morado, y se redujo al tamaño de una piedra pequeña.

 

- La misma mesa, solo que más pequeña. O más grande. No se si les queda un poco mas claro...

 

Era difícil saber si le seguían el hilo, pero no importaba mucho. Le interesaba más ver sus habilidades practicas más allá de que entendieran la teoría. Algunas clases de magia, al igual que muchas otras cosas importantes en la vida, venía desde uno mismo y del instinto que se poseia.

 

- Todos los encantamientos, por muy diversos que sean, provienen de una misma base elemental. Pero ya llegaremos a esto.

 

Señalo la pizarra, donde sus dibujos cobraron vida levemente. Eran representaciones abstractas de la forma física que tomaban los elementos, con algo de creatividad de parte de Apolo impuesta.

 

 

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- Vamos a descubrir un poco más sobre ustedes mismos, ¿de acuerdo? Intentaremos generar una proyección magia de su biorritmo para entender dónde radica su poder mágico. O en palabras más simples, vamos a descubrir con que elemento de la naturaleza se llevan mejor.

 

Se alejó unos pasos para darles espacio, y los insto a hacer lo mismo con señas. Era mejor ir a la segura cuando se trataba de ejecutar magia. Sintiendo la arena alrededor, aspiro profundamente generando un amplio movimiento de brazo, siguiendo las agujas del reloj.

 

No pasó nada en un principio, y al cabo de un momento fue como si un torbellino de agua hubiese salido del suelo a su alrededor, cubriéndolo totalmente. Era correntosa y oscura, como del tipo que vez cerca de ríos en deshielo, y la figura de Apolo desapareció por momentos en el agua de un azul grisáceo. Y tan rápido como comenzó, desapareció en el aire soltando un ligero roció.

 

- ¿Todos vieron lo que hice cierto? Cada mago y bruja -se rectificó parpadeando al ver a Sol, sonriendo para sus adentros- proyecta su poder magico de manera distinta. Recuerdo, cuando estudiaba, que una compañera mía de Ilvermorny también tenía una proyección mágica en base a agua, pero la suya era más como una burbuja de jabón. Y no solíamos llevarnos muy bien...

 

Dejo el ultimo comentario al aire cruzándose de brazos rememorando, antes de volver a centrar su atención a sus estudiantes.

 

-Cada mago y bruja tiene una sintonía mayor con al menos uno de los seis elementos más básicos: Luz, agua, aire, tierra, fuego y oscuridad. Mi proyección tiene un ligero toque de oscuridad, y algunos investigadores concuerdan que nadie posee un elemento puro, pero si muestran sintonía con uno mayoritariamente con tintes ligeros de otro. -atrajo la pizarra y separo cada elemento en un cuadrado usando la tiza. - Hay quienes dicen que también tienen relación con la personalidad, pero no hay pruebas dentro de la teoría de la magia que puedan abalar eso.

 

Los dejo asimilar la información y que observaran nuevamente a las criaturas que había dibujado, antes de pasar a la acción.

 

-¿Conocen los hechizos no verbales? Lo que acabo de realizar es algo distinto, es un encantamiento paraverbal: es decir, que no tiene difona palabras. Que no tiene palabras. Normalmente requeriría mucha teorización y estudio que proyecten su magia a la primera, pero vamos a hacer el intento como un truco que suelo usar. Inspiren hondamente mientras realizan el movimiento -hizo un amago mucho más rápido - y luego soplen con fuerza por la nariz presionando los músculos del cuello.

 

Repitió el proceso para que lo vieran, y los obligo a separarse aún más por si las dudas para que comenzaran. No sentia mucha credibilidad por las formas en las que estaba enseñándoles, ¡pero hey! al menos funcionaron en su momento.

 

- Cerrar los ojos ayuda al principio; es hora de que proyecten su magia. No pasa nada si fallan, pero veamos si logran al menor tener un pequeño vistazo.

 

@@Ethan Lenteric @. @Héctor Weasley D.

Editado por Apolo Granger

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Entonces y luego de la presentación suya y de sus compañeros, Koseh se prestó a poner atención a lo que Apolo les comenzaría a mostrar. El mago sonrió al pensar en la infinidad de conocimientos que podría observar y aprender, especialmente con tal de poder usar mejor a su compañera mágica que, aunque parecía más acostumbrada a otras manos, igual se entregaba con sí mismo como si hubiese una sutil conexión... como si su propia varita le ayudara a guiarlo para desarrollar su magia y su potencial.


Con curiosidad, el chico vio cómo su profesor sacaba una tiza de su mochila y comenzaba a dibujar unas formas aún desconocidas para él. Suponía que posteriormente iba a explicar el significado de todo ello, ya que las figuras eran atrayentes en formas, especialmente un par de ellas; no obstante, Apolo siguió hablando y Koseh decidió poner atención completa en sus palabras.


Previo al comienzo de la clase y al notar que su maestro comenzaba a dibujar formas en la pizarra, se había apresurado para sacar un cuaderno muggle (que pensaba era más útil en ocasiones que los pergaminos para tomar apuntes) y una pluma moderna que había llevado consigo. Para cuando Apolo comenzó a explicar la definición de los encantamientos, rápidamente Koseh tomó nota de lo más importante de lo que decía, incluyendo el ejemplo. Especialmente le llamó la atención la diferencia entre encantamiento y transformación: la definición en que no era lo mismo en proyectar la magia no la había entendido del todo, pero no porque no comprendía el concepto.


"Es extraño. Pensaba que siempre había una proyección de magia, incluso en el arduo trabajo de lograr una transformación. Quizás se refiere a que no siempre una transformación es el idéntico a sólo lanzar un hechizo desde la varita", meditó para sí, mientras observaba a la mesa que Apolo apuntaba disminuir de tamaño con el hechizo Diminuendo.


Finalmente, el maestro comenzó a enfocarse en los dibujos que había realizado en la pizarra, y ahora sí Koseh los pudo contemplar mejor. Cada dibujo representaba una criatura que, a su vez, enfocaba en sí un elemento básico de la naturaleza. El chico pensó que el tema se ponía más interesante, sonriendo al ver que hacía referencias a descubrir el elemento con el que cada uno de ellos tenía más afinidad. Era algo que nunca había hecho antes, que recordase.


Poniéndose de pie y sacando su varita blanca de entre sus ropas, Koseh vio de reojo que sus compañeros imitaban las acciones de Apolo. Pendiente de cada movimiento del joven, observó con asombro que una especie de torbellino de agua le cubría por completo, como si fuese el verdadero elemento surgiendo de la nada hasta parecer que se fundía con él. Incluso pudo sentir las gotas de rocío refrescar su rostro en cuanto terminó la curiosa especie de invocación.


- Entiendo... entonces así es cómo se expresa la afinidad elemental - murmuró para sí, asintiendo a las palabras de Apolo, que continuaba explicando. ¿Con qué elemento expresaría afinidad precisamente él?


Observando a las criaturas de la pizarra, habían dos de la parte final que le llamaban profundamente la atención, más que el resto. Hasta que un término que jamás había escuchado le puso atención mayor: encantamiento paraverbal. La verdad es que -a simple vista- no le veía mucha diferencia a la realización de un hechizo no verbal, salvo claro que la proyección de magia para invocar su elemento afín podría marcar la diferencia principal.


Escuchando los consejos que Apolo les entregaba, Koseh se dispuso a proyectar su magia tal cual se lo había indicado.


- Bien, me gustaría intentarlo entonces - señaló, muy interesado. Tomando distancia de los demás para no dañarles o afectarles negativamente con lo que fuese que podría suceder -si sucedía-, el mago guardó su varita en el bolsillo de su túnica, cerró los ojos y comenzó a respirar profundamente para concentrarse.


El aroma del aire marino llegó a su nariz, así como el sonido de las olas mecerse suavemente en el mar cercano al llegar a la costa. A lo lejos, la tranquilidad del océano siendo de amanecer. Una gaviota pasó volando a lo lejos de un extremo. Y entonces abrió los ojos: supo que ya estaba listo para realizar lo que se necesitaba. Para eso, primero imitó suavemente los movimientos que Apolo había realizado con su brazo, sin intención.


No sabía si le había parecido, pero un suave cambio en el movimiento del aire a su alrededor le hizo notar que algo había querido surgir sutílmente. Parpadeando sorprendido, se decidió a realizarlo de la forma correcta.


Moviendo su brazo en el sentido de las agujas del reloj mientras respiraba profundamente, Koseh dejó botar el aire con fuerza por sus agujeros nasales. Y entonces ocurrió. Un suave sonido agudo, seguido de un repentino destello de luz blanquecina con pequeños tintes azabaches que brotó desde la arena alrededor del mago, iluminándolo como si fuese una especie de aura que se hubiera elevado a su alrededor. La efusión del movimiento de la luz fue tal que el propio Koseh pudo sentir que su cabello se movía suavemente hacia arriba, al igual que unos cuantos granos de arena.


Todo esto duró sólo unos segundos. Así como surgió efusivamente, así mismo la luz se disipó hacia arriba, y tanto el aire alrededor del joven mago como los granos de arena que se habían elevado lentamente fueron cayendo como en los relojes de arena al contar el paso del tiempo.


El chico aún seguía muy sorprendido, mirando con atención el fenómeno que había acontecido. No había logrado mantenerlo por tanto tiempo como su profesor, ni tampoco había podido desaparecer por completo en la luz -ya que en todo momento era visible su cuerpo físico mientras surgía el elemento-, pero parecía que había tenido éxito para ser la primera vez en invocar su afinidad.


De modo que la luz era el elemento con que mejor tenía concordancia su esencia, su magia. La luz... y algo de oscuridad también, por los tintes negruzcos que habían salido del destello. Koseh sólo quedó en silencio mirando a Apolo en espera de alguna corrección o explicación a lo acontecido.

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Escuché atentamente la explicación que Apolo nos regalaba, sonreí mientras dibujaba en la pizarra los elementos, vaya aquello me emocionaba, siempre había creído tener claro el elemento que más me caracterizaba, pero en aquel momento y escuchándole que podíamos tener varios pequeños tintes de algún otro comencé a pensar en aquella idea, distrayéndome un poco.

 

 

Sacudí la cabeza volviendo a la clase y mirando de reojo a mis compañeros, suspiré y volví a concentrarme, necesitaba tener toda mi atención en Apolo y lo logre un segundo después, mientras mostraba la forma de realizar aquel encantamiento que nos mostraría nuestro elemento interior y exteriorizarlo.

 

 

Mientras las explicaciones seguían sentía como los tibios rayos de sol me envolvían, empezando a entrar en calor, por lo que decidí que era momento de despojarme de la chaqueta para así poder estar más libre de hacer movimientos mientras de la misma sacaba mi varita, sin perder detalle de lo que ahora hacia.

 

 

--Agua…--murmuré al ver el elemento de nuestro profesor, sonreí dándome cuenta de que por el lugar en donde estábamos ahora parecía bastante obvio.

 

Tras su demostración el primero en intentarlo fue Koseh, Apolo lo había hecho parecer sencillo, pero en el fondo me parecía que era bastante complejo, pese a que como había explicado era prácticamente una proyección de lo que llevábamos en nuestro interior. Observe con atención como el mago se concentraba siguiendo los pasos que Apolo había marcado, tomándose su tiempo para estar seguro. Y así fue, ante nuestros ojos su elemento surgió. Ahogué un grito emocionado con la mano, su proyección era hermosa, una luz blanca envuelta en un pequeño filo negro que parecía ser su siguiente elemento…luz y obscuridad.

 

 

Cuando aquel mágico espectáculo termino, decidí que era mi turno, di un paso al frente con decisión mientras dejaba mi varita sobre la arena. Respire profundamente concentrándome en mi y solo en mí, dejando de lado el entorno y la compañía, mi mente se puso en blanco mientras sentía como un escalofrió me recorría de pies a cabeza, y algo dentro de mi parecía sacudirse con fuerza intentando salir de mi interior…

 

 

<<Eres fuego, eres aire>> Escuché antes de extender los brazos, solté el aire lentamente y una ráfaga de viento meció mis cabellos antes de convertirse en lenguas de fuego, abrí los ojos al sentir el calor, e intente que la sorpresa no me desconcentrara, podía sentir el calor del fuego abrazandome, pero el viento no permitía que me quemara, era una mezcla extraña de libertad y poder.

 

 

 

El espectáculo a mi alrededor formaba una especia de torbellino de fuego que giraba en torno a mi movido por aquel imperioso viento huracanado…<<Hurrikan>> escuché en mi interior y sonriendo comencé a bajar lentamente las manos poniendo fin a la magia, con el corazón palpitando a gran velocidad y la respiración agitada.

 

 

@@Apolo Granger

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Después de la última presentación fue momento de concentrarse en la clase, el profesor era bastante capaz en su enseñanza y eso se notaba en la manera en la que hacía entender los términos de una magia más práctica como el encantamiento. Eso alegraba a Ethan, en verdad esperaba ser instruido por alguien apto y no por un novato cualquiera con el que siempre iba a tener pique y hasta ese momento en la parte teórica se podía decir que Apolo superaba sus expectativas.

>>Claro, con la transformación se cambia la esencia y con el encantamiento únicamente proyectamos en cambio la forma en que percibimos el objeto por ejemplo si se trata de cambiar un color... por eso es que un cuervo puede "transformarse" en una copa y un sapo puede ser "encantado" para cambiar a color azul.>> Pensó aquello mientras fijaba su vista todavía en la pizarra roja y cuando la mesa fue disminuida de tamaño corroboró sus pensamientos entendiendo del todo lo que el profesor les explicaba.

Era hora de la práctica y una parte de él se emocionó sobremanera, observó cada movimiento junto con la explicación sobre los elementos. Anteriormente sabía que su elemento era la tierra pero al saber sobre luz, oscuridad y elementos combinados se halló en un mar de dudas ya que hasta ese momento no había proyectado nunca su magia interna en forma de alguno de ellos. Se consideraba un hombre de tierra al igual que todos sus antepasados por parte de su padre y sabía de buena fuente que su madre dominaba el elemento con gran destreza, definitivamente sentía que la tierra lo llamaba y que al tener un mínimo contacto con ella esta se combinaba con él... o al menos así lo sentía.

En la búsqueda de conocimiento cuando se encontraba estudiando Artes Oscuras había tenido también afinidad con la oscuridad sin embargo no creía que justamente esa fuera una señal, mientras observaba a Koseh desprender de su cuerpo ese halo de luz de su cuerpo combinado con un toque oscuro fue que pensó en la posibilidad de resplandecer con oscuridad pero ¿se encontraba preparado para conocer de esa forma su magia?

Un temblor recorrió su espina dorsal y tuvo que quitarse la rompevientos dejándola dentro de su mochila, su varita continuaba en el fajín de su pantalón y cuando Sol anunció ser la siguiente no pudo evitar el animarla mentalmente >>Vamos bonita, tu puedes...>> Pronunció en su pensamiento con bastante fe en ella, sabía lo que podían lograr sus poderes y la admiraba por la entereza que en ocasiones saltaba a la luz. Sonrió ampliamente observando el elemento combinado de fuego y aire, efectivamente así era ella en esencia a pesar de que Apolo había dicho anteriormente que no había pruebas de que estos elementos tenían que ver con su personalidad.

Relamió sus labios antes de tomar distancia con sus compañeros, el momento había llegado y su mente estaba tan confusa que creía que lo mejor era relajarse así que tomó un respiro hondo y cerró sus ojos. Hasta ese momento notó el aroma a mar, el sonido de las suaves olas acariciando la arena en la orilla y la frescura del aire invernal que todavía imperaba, todo en conjunto era un relajante natural que agradeció al instante y que soltó sus músculos de una tensión innecesaria.

Sus brazos comenzaron a moverse, al principio su respiración siguió el ritmo de estos y poco a poco mientras sus extremidades iban agarrando velocidad pudo controlar de mejor manera casa inhalación y exhalación hasta que de pronto sintió la necesidad de expulsar el aire de sus pulmones con fuerza. Todo sucedió muy rápido, un chispazo en su pecho como cuando tocaba la tierra mojada y esa sensación lo recorrió queriendo apretar los puños para hacerla moronas, al momento de ejercer fuerza en sus puños pudo notar que algo se materializaba en sus palmas. Algo sólido como una roca, disminuyó la velocidad de sus brazos y abrió los ojos junto con sus dedos observando en ambas palmas un par de geodas de Ágata que a los pocos segundos se desvanecieron dejando tan solo una estela de polvo negro.

Todavía mirando sus manos pensó en la oscuridad y en como se había manifestado para él; ahora que era una realidad no temía a ella, al contrario, sentía aún más curiosidad para poder dominarla junto con ese elemento que sabía lo cobijaba a él.

-¿Quiere decir que en mi caso la oscuridad endurece al elemento tierra? o ¿existe la posibilidad de que el elemento se manifieste de diferentes formas?- Preguntó al profesor mientras pasaba de una palma a otra el polvo restante de las geodas.

Editado por Ethan Lenteric

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Apolo sufrió durante toda su explicación, intentando buscar palabras simples para lo complejo que era el biorritmo astral y los flujos de corriente mágica en proyecciones. Él no tenía problemas en entender las descripciones de los libros, ya que todo tenía relación en entender los principios que se involucraban en los procesos, pero no todas las personas eran así. Podía apostar a que sus estudiantes al menos habían captado lo esencia, y estaban ansiosos por descubrir más de ellos mismos.


Sus tres alumnos se separaron e hicieron sus propios intentos, sin dejar por supuesto de espiar lo que hacían los demás. No le agradaba mucho eso, compararse asi mismos con los demás a la hora de realizar magia era precisamente lo que esperaba que no hicieran una vez que descubrieran que todo en ellos, incluyendo su magia, era distinto entre sí.


El tipo del cuaderno nomag… Koseh, logro un intento decente a la primera. Apolo desvió su atención del resto justo a tiempo para ver en acción su proyección mágica, pero no logro mantenerla de la sorpresa. Envalentonados por la rápida respuesta de su compañero, Sol llamo la atención de todos al liberar su magia en una especie de torrente; era muy potente, pero se notaba que no había un ápice de control. Solo Ethan espero antes de realizar su intento, y tuvo que acercarse para ver a que se referia.


— Muchas posibilidades equivalen a muchas respuestas. — musitó Apolo recordando para sí mismo ante la pregunta de Ethan, antes de darse cuenta de que lo miraba. — Quiero decir, el estudio de la proyección mágica es bastante complejo.


Los llamo a todos, aunque ya se habían acercado al igual que él para ver lo que había generado Ethan, o lo que quedaba de ella antes de desaparecer completamente.


— Quien sabe que es lo que nos condiciona a nosotros y a nuestros propios elementos, o de qué forma los proyectamos. — comentó ante su pregunta — Es el equivalente a preguntarnos por qué existe la magia en algunas personas y en otras no, pero eso no significa que no podamos buscar nosotros mismos las respuestas de por qué somos como somos.


Le echó un vistazo a la playa, viendo que algunas nubes se habían despejado y la luz de la mañana ahora soltaba reflejos en el agua marina.


— Para ser sus primeros intentos fueron bastante buenos; pero requiere de mucha práctica tan solo mantener sus proyecciones. Esto es magia realmente avanzada, que requiere un nivel de entendimiento personal del que muchas personas carecen totalmente. Sin embargo, tomaría mucho tiempo instruirlos en este tipo de magia, y yo no soy la mejor persona para eso. Espero que este pequeño ejercicio les ayude a entenderse mejor, a ustedes mismos y sus habilidades mágicas, pero es un largo camino.


Miro alrededor para asegurarse que la playa seguía vacía. Estaba claro que sí, con la Universidad a lo lejos actuando como un faro antinomag y los propios encantamientos escudo que había activado. Pero era importante seguir el protocolo, y Apolo siempre había sido un adepto a las reglas.


— Ahora que ya calentaron, vamos a poner a prueba como solucionan problemas. Vamos a ir de fácil a difícil, así que tómense el tiempo que necesitan mientras voy a preparar las olas.


Era un comentario extraño, pero no quería limitarlos a no disfrutar de una agradable mañana en la playa si podía evitarlo. Se alejó de ellos en dirección a su mochila y saco un desgastado muñeco de madera. Era del tamaño de un niño pequeño (o lo fue después de que lo regreso a su tamaño original con un toque de la varita) y parecía esos maniquís que usaba la gente para poder dibujar poses. Podía ver las caras de sus estudiantes extrañados observándolo, pero antes de acercarse nuevamente a ellos saco su varita nuevamente.


¡Flagrate! dijo apuntando a la arena.


Una línea recta de un azul brillante se formó desde donde se encontraba, y desapareció justo donde las olas rompían en la arena. Parecía una línea de salida de una carrera, pero tendría un uso bastante distinto.


— Saluden a mi amigo Triptiodromedo, pero pueden decirle Triptio — comentó alegremente cuando volvió junto a ellos, agitando el brazo de Triptio como si los estuviera saludando. — Nos ayudara en esta parte de la clase.


Apolo tiro ambos abrazos de Triptio, casi al punto de romperlo, pero en vez de eso se dividió en tres muñecos exactamente iguales.


Los triptiodromedros están hechos con madera para varita, son prácticamente indestructible y son los perfectos receptáculos de la magia. Lo que quiero que hagan con cada muñeco — se los fue pasando uno por uno — es que proyecten su magia sobre ellos para encantarlos de la misma forma en la que la liberaron.


Esta vez Apolo no les daría un ejemplo, tendrían que lograrlo por si mismos siguiendo el instinto. Estaba seguro de que una vez despiertos, ahora sus elementos se mantenían presenten con ellos, si lograban escucharlos claro. Los muñecos, al estar encantados, deberían poder ser una representación mucho más fiel de sus elementos. Prácticamente era un juego de vestir al muñeco.


— Quiero que repitan sus proyecciones unas cuantas veces más para practicar, y cuando estén listos visualicen que sale disparadas de sus varitas a los muñecos. Al igual que con otros tipos de magia, visualizar es importante: ¿de qué color es? ¿Qué forma tiene? Veamos que pueden lograr, pero les advierto que los triptiodromedros cobran vida al momento de usar magia. Háganse responsables de sus acciones, paseen con ellos con la playa. Les sorprendería lo que se puede aprender de uno mismo con estos muñecos.


@@Ethan Lenteric @ @Héctor Weasley D.

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Cuando los tres alumnos terminamos nuestro primer intento, Apolo parecía satisfecho, respiré tranquilamente y sonreí, aquello había sido emocionante, me hacía sentir como si hubiese encontrado algo nuevo en mi interior que me daba mayor poder del que conocía, lo cual me puso satisfecha conmigo misma.

 

 

Lo que ocurrió después me dejo perpleja, el siguiente ejercicio era bastante más complejo y por alguna extraña razón me provocaba escalofríos, consistía en animar a un muñeco de madrea el cual debía ser impulsado por aquel elemento interior que acabábamos de potenciar. Aquella sola idea me hizo estremecer y más aún cuando menciono que debíamos ser precavidos ya que aquel ser iba prácticamente a tener voluntad propia, para ello debíamos practicar un poco más nuestras proyecciones mágicas y cuando estuviésemos seguros transmitirla a Triptio nombre con el que los había llamado. Tome el mío y lo observe unos segundos antes de dejarlo en la arena justo a mi lado.

 

 

Respiré profundamente y me tome unos segundos para calmarme, por experiencia propia sabía que darle vida a algo aunque fuera parte de ti mismo no siempre era “seguro” por así llamarle, entrelace mis manos ya que me temblaban en un nuevo intento de calmarme, me senté sobre la arena cruzando las piernas, cerré los ojos y repetí la operación anterior. Obtuve aquel mismo resultado aquel torbellino de fuego y viento me envolvió por completo levantando junto con él una pequeña tormenta de arena.

 

 

Bajé las manos y de nuevo se detuvo, lo cual era una buena señal, estaba aprendiendo a controlarlo, aquello me dio algo de seguridad, aunque la sola idea de animar aquel muñeco me seguía pareciendo atemorizante, pero confiaba también en que si algo se salía de control no estaba sola. Repetí la operación un par de veces más antes de volver a ponerme de pie y repetir aquello pero en dirección a l muñeco de madera, lo coloque a unos pasos de mi sentado sobre la arena, mi corazón se aceleró de golpe, al igual que mi respiración, estaba asustada, no podía negarlo, pero era ahora o nunca, ya que de seguir pensándolo más contras encontraría y terminaría por no hacerlo.

 

 

Respiré profundamente y busqué a Ethan con la mirada, que parecía también muy concentrado en su práctica, cerré los ojos visualizando aquella fuerza de los elementos que se mezclaban en mi interior, y un ardiente calor me envolvió, mientras volvía a abrir los ojos dirigiendo aquella fuerza desde el centro de mi ser hacia mi brazo mi mano y después a la varita…

 

 

Un remolino de fuego salió de la punta a gran velocidad, atinando en el pecho del muñeco que por el mismo impacto cayó de espaldas en la arena, pero un segundo después se incorporó lentamente provocando que los vellos se me erizaran, cuando estuvo de pie una ligera capa de fuego parecía envolverle y aquellas pequeñas llamas danzaban por la brisa que mi segundo elemento le otorgaba, no tenía ojos pero sabía hacia donde debía ir cuando dio un par de pasos tambaleándose hacia mí, mientras yo seguía apuntándole con la varita.

 

 

--Santo Merlín, esto no me gusta nada…—admití mordiéndome los labios, sin saber cuál sería el siguiente movimiento de aquel ser animado por mi propio encantamiento. Si tenia mi temperamento nada bueno podría esperar de el.

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