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Personajes Secundarios de Pik Macnair


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FICHA DE PERSONAJE SECUNDARIO I


http://i.imgur.com/QYj45E7.png



Nombre: Isaac Macnair.
Edad: 22.
Nacionalidad o procedencia: Sueca.
Raza: Humano.
Personaje principal al que está asociado: Pik Malfoy Macnair
Relación con el personaje principal: Doppelgänger
Aspecto Físico: Isaac es un mago de contextura estilizada, de cuerpo atlético y bien formado. Mide 1,82 cm. Tiene cabello rubio y ojos color verde esmeralda, formando entre ambos una armonía la cual se ve fortalecida por sus fuertes y rectos ángulos faciales. Su rostro recuerda a los medievales, de mirada fuerte y cortante, de mejillas hundidas. Lleva el cabello de distintas formas depende de la longitud de este: al tenerlo largo lo lleva a la altura de los ojos. Al estar corto usa un peinado moderno. Su piel luce clara, recordando a un hombre nórdico.
Posee un tatuaje que recorre toda su espalda, siendo una serie de círculos que inicia en el cuello y desciende hasta la cintura.
Cualidades Psicológicas: Es un ser amable y carismático, lo cual siempre acompaña junto a su gracia y cierta arrogancia, creando así, una personalidad bastante espontánea y difícil de comprender. Esto es todo creado bajo una faceta que usa para ocultar su verdadera forma de ser y poder entrar en la sociedad como una persona mas, sin ser diferente. La realidad de su personalidad es fría y distante, el cual le brinda solo confianza a sus allegados, familiares y aquellos pocos que pueden penetrar en su campo de confianza, aunque su apariencia refleje ser cálido y amable. Es todo lo contrario.
Cree fielmente en el Dios Esus, uno de los dioses más importante en la creencias Célticas. Esto junto a su creencia en la pureza de sangre lo ha hecho una persona conservadora y estricta, dejando claro la firma superioridad de los magos puros de sangre en la sociedad. Tras la muerte de su hermano menor en una temprana edad por muggles que creían que su familia estaba envuelta en magia oscura y creencias poco convincentes, Isaac desarrolló una fuerte noción tras la perdida y las enseñas de su familia a lo largo de su vida. La purga como método para purificar la humanidad fue su motivación, quien lo impulsó en ser un mago capaz de emplear torturas para llegar a sus cometidos.

Historia:

Primeros años.
Nacido en Upssala, Suecia, donde vivió y se formó como persona bajo la crianza de sus padres y sobre todo la de su abuelo, Erik. Desde los primeros años de vida su formación fue muy estricta y exigente, teniendo los ojos de su abuelo pegados en su espalda en todo momento. Erik era su abuelo paterno, un reconocido mago en la sociedad mágica debido en su desempeño y metas relacionadas con el clasismo, un surgimiento del nazismo mágico entre los magos y la pureza de sangre.

Erik era una reconocido Sacerdote y señor del templo en donde residían, un pequeño pueblo en los exteriores de Upssala. Sus creencias eran diferentes y sus Dioses eran antiguos, apegandose a la mitología celta y entrelazado todo su creer a estas; Isaac siguió su camino y su fuerte creer, siendo los Dioses un lazo que lo ataba a todo momento y en su día a día, convirtiendose en pilares fundamentales en su crecimiento y pensamientos, formandolo como el mago que hoy en día es. Creyente y devoto, siguiendo el camino de Erik.

Para él y su abuelo, la línea sanguínea y los lazos familiares lo eran todo, era eso o nada, sus creencias marcaban el camino y aunque fueran extremistas. Era lo correcto. Fue instruido en el arte de la magia, la enseñanza de la historia y la religión, temas que estaban en relación y que para Erik era la base a una formación correcta y adecuada. Isaac y su hermano menor, Alaric, siguieron el camino de Erik sabiendo que este era el más correcto y sano. La relación con sus padres era cercana, pero estos se encontraban en constante movimiento por Europa cumpliendo y planteando las enseñanzas de Erik en distintos pueblos con la mismas creencias.

Los años pasaron rápidos, haciendo que la creencia y la inteligencia de ambos hermanos se formaran, fuertes, siguiendo los caminos de su abuelo. A cumplir los diez años de edad, todo hombre dejaba su niñez atrás y empezaba su formación en un adulto. Las practicas religiosas que llevaba la familia de Isaac eran fuertemente cuestionadas por el pueblo, señalandolas como practicas oscuras y de poca fe. Su familia era quien tenía el poder en el pueblo de Upssala y su abuelo al ser la persona con más poder, todas las acusaciones eran dirigidas hacia Erik. La población no quería seguir los caminos oscuros que decían que la familia llevaba, por lo que actuaron para demostrar su inconformidad sobre la situación del pueblo. Y actuaron de mandare voraz.

Era un día como cualquier otro cuando los pueblerinos se revelaron y dieron a entender su situación. Seguir el régimen enseñado por Erik ya no era el mas puro que se podía decir, tenían que demostrarlo. Y lo demostraron. Los gritos, llenos de furia y desprecio, resonaban por las paredes del castillo. Desde las ventanas se podía notar un brillo irregular y el aire sufría una anormalidad, era totalmente distinto a una tarde de verano en las praderas de Suecia. Un grito lleno de dolor rasgó el aire, sus manos se aferraron con fuerza a la ventana y sin observó lo que para él, en ese momento, fue lo que cambió su vida.

Los aldeanos del pueblo sostenían a Alaric, su hermano. Lo acusaban de seguir los pasos oscuros de su familia y era el momento de empezar a purificar la aldea, comenzando por él. Una gran hoguera se elevaba frente a su hogar y, sujeto de manos y pies en el medio de esta, se encontraba el hermano de Isaac alrededor de un circulo de fuego. Erik tenía sujeto por el brazo a Isaac, el cual estaba dispuesto a salir y cometer alguna locura, una locura que podría causar la muerte del joven mago. No podían hacer nada para salvar a su hermano, el cuerpo empezaba a arder y los gritos de dolor se expandían por toda la ciudad, creando pesadillas que acompañarían a Isaac durante toda la vida. Ver los ojos de su hermano perder el brillo de la vida y quedar en un vacío, notando como su piel se calcinaba y perdía su figura.

Desde ese instante, Isaac no fue el mismo. Un camino puro para limpiar al mundo de las personas impuras de sangre estaba por comenzar, los inferiores a él y que dañaban al mundo debían desaparecer. Y aquel día comenzó su meta.

Historia de la muerte de Alaric

Upssala, Suecia.

Me sentía ligero, calmado, como si flotara encima de una nube de algodón. Recordaba las lecciones de ese día y luchaba por acordarme de los conjuntos que aprendí, me costaban, pero no importaba si lo olvidara. Tenía días por delante y ningún apuro, el abuelo Erik era considerado y más conmigo. Soy su favorito, aunque nunca dejaba al lado a Alaric, mi hermano.

Era extraño tenerlo en mi sueño, a mi lado, también flotando en la nubosa capa de algodón. Veía su calmada respiración y el ritmo que llevaba su pecho, la tranquilidad se apoderaba de él y una fina sonrisa se dibujó en su rostro. Me preguntaba en que estaría pensando, era agradable verlo así y no preocupado por las lecciones. Le costaba la magia, pero era entendible, aun la estaba desarrollando y no sabía como usarla. Pero, a diferencia de mi, era el experto en las pociones y todo aquello que yo odiaba; era sensacional verlo en su campo fuerte y tan confiado de si mismo.

Ambos, éramos los alumnos del abuelo Erik, un gran mago que en algunos momentos era insoportable, pero lo queríamos. Prácticamente, era nuestro padre, ya que los nuestros se habían ido a plantear por toda Europa la religión del abuelo. Antes de dormir, teníamos que rezar, por todos aquellos magos de sangre pura que tenían que convivir en la sociedad con los demás, los muggles y sangre sucia. No lo podía aceptar, aunque no tenía nada contra ellos. ¿Por qué eran los malos? era una pregunta complicada de contestar, pero el abuelo siempre nos dijo que eran una invasión que no se merecían vivir. Y yo le creía a mi abuelo.

—¿Alaric?

Lo miré cono los ojos abiertos, mientras él empezaba a gemir, como si estuviera sufriendo.

—¿Alaric, estas bien? —intenté levantarme, pero no podía moverme y él, sin poder abrir lo ojos, empezaba a sumergirse en las nubes.

Luché por levantarme mientras su cuerpo se hundía tras cada segundo que pasaba. No podía moverme, algo me detenía, aunque no lo veía. Mi respiración empezó a acelerarse y unas gotas de sudor empezaron a chorrear por mi rostro.

—¡ISAAAAAC!

Y sin esperarlo, empecé a descender de golpe tras escuchar su llamada. Un fuerte vació invadió mi estomago, pero abrí lo ojos y me desconcerté. El color rojizo del fuego me teñía y reconocía la escena. Estaba en la plaza frente a la iglesia de mi abuelo, mi hogar, pero todo era diferente. Los aldeanos se encontraban rodeando una gran fogata aun sin prender y, tras analizar la escena, se me cortó la respiración.

Mi abuelo se encontraba en el piso, sin moverse ¿muerto? tenía los ojos abiertos como platos y me pesaban, pero Alaric estaba ahí, cruzando la mirada conmigo. Podía ver las lagrimas derramadas por sus ojos y aun vistiendo una pijama, al igual que yo. Intenté correr hacia él, pero unos hombres me sostenían e impedían moverme. No dijeron nada, o no pude escucharlos. Era como si no me encontrara ahí, mi mente se había detenido y sentía como explotaba en mil pedazos. Me sentía inútil, sin movimiento, viendo a mi única familia sufrir mientras yo los veía, ¿qué había hecho para merecer eso?

—¡El fallecimiento de los impuros tiene que comenzar por aquellos que son mensajeros ….

Hablaban, pero no los entendía. Eran como un gran murmullo, mientras todos alzaban antorchas y miraba a Alaric fijamente. Y sabía que estaba por ocurrir. Se habían revelado contra ellos.

—…limpiaremos del mundo todo mal que lo rodea, la brujería y falsas religiosas no serán aceptadas…

No captaba todo lo que decían, solo palabras, pero retenía las imágenes. Escupían y lanzaba piedras al abuelo Enrik, como él tantas veces lo había hecho a esos muggles. Perro ellos se lo merecían, mi abuelo no. Empezaba a temblar y llorar, no podía soportar ver a mi hermano así. Mordí el brazo de uno de los hombres y me soltó, otorgandome pocos segundos para poder escaparme. Pero no lo hice.

—¡ALAAARIIIC!

El gritó desgarró mi garganta y corrí hacía él, sintiendo pasos tras de mi intentando alcanzarme. Pero me detuve en seco, al ver como el hombre que recitaba las palabras me miraba fijamente, y sonrió, como si estuviera disfrutando por adelantado lo que estaba por hacer. Con un lento movimiento, lanzó la antorcha hacia la hoguera. Y ardió, creando una llama que rodeó a Alaric por completo.

Su grito de horror me invadió y caí de rodillas al suelo cuando me sujetaron nuevamente. Pedía auxilio, me llamaban, decía mi nombre y no podía hacer nada. Los aldeanos se reían y sentía como mi mundo se hacia ceniza, como si se partiera en dos y en aquel momento, de tanta confusión y dolor, fue cuando comprendí las palabras que tantas veces nos decía el abuelo, y sabía que Alaric también las entendía.

—¡ISAAAAAAAAAAAAAAAAAC!


El Macnair despertó de golpe, alzando el torso en un solo y rápido movimiento. Sudaba y se encontraba agitado, con la respiración entrecortada y los ojos fuera de si mismo, perdidos en un vacío de hace muchos años. Esa pesadilla lo invadía siempre que podía, recordando cual era su misión y que habían hecho algunos magos y muggles con su familia. Nunca se los perdonaría.

—¿Amo? —Aphrodite se encontraba en la puerta del cuarto, mirando a Isaac con ¿lastima? no lo sabía, pero la elfina sabía su historia y pesadillas. Después de todo, fue ella quien le salvó la vida de un futuro similar al de su hermano.

—La misma pesadilla—dijo con voz apagada, sentando en la cama y mirando fijamente hacia abajo.

Aphrodite se marchó de la habitación, conociendo que aquello era lo cotidiano en la vida del mortífago. Se encontraba todavía en shock y conmocionado, como si acabara de vivir la peor noche de su vida. El sueño siempre era el mismo y causaba las mil y una veces la misma sensación en él. Pero ahora no lloraba, solamente, concentraban todos sus pensamiento en una misión. Su rostro se volvió sombrío y deslizó la camisa por el cuello, lanzadola a un lado y se acostó en la cama, concentrado.


Tenía que vengar a su hermano, pero ir mucho más allá. Había exterminado con todos los que habían acabado con la vida de Alaric, pero aquello no calmó su sed. Tenía que ir más allá, como lo decía su abuelo. Debía hacer una limpieza en todo el mundo, aniquilando a todos los magos de sangre sucia. Y agradecía ahora vivir en Ottery, en donde un grupo de magos se había ganado toda su atención e interés. La Orden del Fénix era un grupo que, al igual que su antiguo pueblo, debía ser aniquilado para obtener un bien en común.



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Se procede a añadir enlace de personaje secundario, dentro de la ficha principal.

 

Atentamente:

 

Beltis

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