Pociones

[Helike R V PB]

Las fiestas no habían pasado del todo, pero lo que más preocupación me daba, era entrar el día 1 con resaca demasiado, para mi gusto. ¿Quién en su sano juicio había impuesto que las clases de conocimiento avanzado, empezaran el primer día de cada mes? Tendría que hacer algo al respecto.

Lo que dudaba ya, es que los pupilos que tenía a mi cargo ese mes entrasen al inicio de año nuevo, con cara serena y tranquila. No. Sabía ciertamente que, cómo las fiestas muggles, los magos y brujas de todo el país aprovechaban el fin de año, para cogerse una buena cogorza de whisky de fuego y disfrutar de lo que quedaba del tiempo con sus familias y descansar al día siguiente metidos en cama o al lado del fuego…

Agradecía el hecho de que, ser vampira el alcohol no me afectaba tan rápidamente (pero al final siempre acababa padeciendo el pulsante dolor en las sienes). Incluso bebiendo tres botellas de licores diferentes o de uno mismo sólo. Pero tenía que aparecer sí o sí, para programar la clase y mirar los temas que tocarían dar en esa ocasión. Me levanté de la cama con un buen malsano y molestoso dolor en la sesera, a pesar de que, me había tomado mi poción del sueño para reponer energías. No necesitaba dormir, pero en ocasiones cómo esa era mejor tener la mente despejada para no parecer una persona alocada que no estaba preocupada por sus obligaciones.

Me había llevado de la clase el pergamino encantado. Éste era especial. Me había encargado personalmente de hechizarlo para que, en caso de que hubiese nuevos alumnos inscritos en la materia éstos apareciesen ya sus nombres. Y por desgracia para mis ojos, sí. Si mal no había visto eran dos personas. Chasqueé la lengua, fastidiada. Mientras, fui recogiendo todos los papeles útiles que tenía encima de mi escritorio para guardarlos en el maletín. Llamé a mi elfina personal, Galadriel, que me preparase la ropa adecuada para ir a la Universidad.

Estaba bastante enterada de los últimos cambios que había realizado el Ministerio y sinceramente no me gustaba un pelo. Aunque podía reconocer a duras penas, pero no muy alto, que había disfrutado de la noticia de que habían abierto de nuevo sus puertas, el Colegio de Magia y Hechicería. Sí, era un centro de poder bastante más amplio que la Universidad en dónde se daba magia para iniciados que en ese lugar. Había recorrido sus pasillos y descubierto sus secretos en mis andanzas de antaño por ese sitio tan especial, pero el edificio gubernamental lo consideraba más una prioridad que otro centro de enseñanza más…

Estaba bastante fastidiada con ese tema... Después de un buen baño y de tomarme un buen refrigerio a base de hierbas para quitar el malestar corporal, me vestí cómo siempre; botas de piel de dragón, una camiseta, puse la cazadora de cuero y me até el pelo en una cola de caballo alta. Tomé la varita de pino y también la de álamo por si la necesitaba. La primera la tomé con firmeza y la segunda la guardé dentro de la cazadora. Tan sólo, por si acaso.

Recogí del suelo el viejo libro de pociones avanzadas, seguramente me diesen alguna idea de cómo retomar la enseñanza después del período vacacional invernal. Enseguida me di cuenta de que lo había dejado a medio leer en el tema de envenenamientos… Sí, sería interesante y muy útil para la gente que viniese a conocer los brebajes mágicos…

En cuánto estuve lista, me desaparecí del Castillo Rambaldi, para hacerlo cerca de las instalaciones docentes. Siempre me sorprendía de que ahí el clima fuera diferente del de Londres. En todo el país parecía que la naturaleza no daba tregua, con agua y nieve por todas partes… Al menos, aceptaba de que el hecho de ver el sol, aunque fuese encantado mágicamente me gustaba, después de tanta tiniebla…

En cuánto llegué a las mazmorras (literalmente estaba en una de las aulas apropiadas, pero había recuperado con un encantamiento, la vieja sala del profesor Snape) preparé todos los enseres necesarios. El caldero, el encendedor, los ingredientes… Repuse el viejo armario que estaba lleno de telarañas, con nuevos potingues comprados en el Magic Mall, y tiré a la basura componentes que se habían malogrado con el paso del tiempo…

La puerta de la clase se abrió y dejó paso a las personas que habían ido ahí a tomar ese conocimiento. Esperaba que tuviesen el valor de hacer frente a la asignatura y que no ocurriese nada, por el bien de todos.

[Sally Sigel]

Las llamas de la chimena aún chisporroteaban alegremente después de las largas horas que se mantuvo encendida durante toda la noche y parte de la mañana que se hacía presente por la ventana. La sala de estar apenas podía vislumbrarse pero ya no había nadie allí, sólo los restos de lo que pareció ser una tranquila cena familiar. Sally Anne se encontraba en su habitación, arropando a su hijo Percy que dormía placidamente en una pequeña cama que había instalado para él temporalmente.

 

Tendría que buscar una habitación apropiada para el pequeño de entre las varias vacias que habían en el castillo, pero se ocuparía de ello en el transcurso de la semana, por lo pronto debía alistarse para asistir a la clase de pociones a la que se había inscrito nuevamente. La vez pasada no había logrado asistir por cuestiones de tiempo pero esta vez no pasaría lo mismo.

 

Los candelabros apostados sobre las paredes iluminaban tenuemente la habitación, le gustaba así, nunca le había agradado demasiado la luz no solo por su condición de vampiro. Se vistió con unos jeans de aspecto desgastado pero muy cómodos, una blusa a cuadros en tonos marrón, botas y una chaqueta de cuero color marrón oscuro. Se hizo una cola en el pelo y tras comprobar que Percy aún dormía tomó su varita y salió de la habitación en silencio.

 

- Enriqueta - llamó mientras caminaba por el pasillo del tercer piso en el que se encontraba su habitación y la elfina apareció de inmediato a su lado - cuando despierte mantenlo ocupado, regresaré en un par de horas... espero - le dijo sonriendo con gratitud, la elfina asintió complacida y desapareció.

 

Entonces la bruja giró sobre si misma y desapareció rumbo al Ateneo. En cuanto pisó los terrenos de la Universidad sintió algo de nostalgia aunque claramente se sentía muy extraña estando en aquel lugar, como si no debiera estar allí. Aquello le recordaba muchísimo a la Academia de Magia y Hechicería donde alguna vez impartió clases y de la cual incluso había sido directora en algún tiempo. Colegas, amigos, compañeros y buenos momentos venían a su mente, suspiró.

 

No tardó en llegar al aula donde se impartiría la clase, desde el umbral de la puerta pudo observar que tenía toda la pinta de las mazmorras del viejo profesor Snape. Sonrió, al parecer la profesora que estaba disponiendo todo para la clase tenía buen gusto y una buena memoria también, aquel aula era una replica exacta, al menos como la recordaba. Sintió el ligero deseo de ir hacia el armario a curiosear los ingredientes para preparar pociones como alguna vez había hecho cuando fue a Hogwarts pero se contuvo, habían notado ya su presencia.

 

- Buen día, soy Sally Anne Dumbledore, me inscribí en la clase - dijo ingresando al aula y buscando el lugar indicado para tomar asiento.

[Deax Black Lestrange]

Mansión Black Lestrange

 

No había podido dormir muy bien durante la noche, por lo que no le fue difícil ponerse en pie temprano cuando Rulkol, su elfo, llegó a despertarle. Se quedó unos minutos observando por la ventana, el gélido clima lo animaba, el cielo estaba parcialmente nublado y algunos rayos de Sol de dejaban entrever en cada movimiento de las nubes. Los árboles que habían en el jardín del castillo estaban bellamente adornados con ligeras capas de nieve y de sus hojas caía lentamente el rocío y el agua que se formaba por el hielo al derretirse.

 

No abrió la ventana porque sabía que una ráfaga de viento helado entraría por ella, y aunque el frío no le afectaba tanto por su naturaleza de demonio, la temperatura cálida de su habitación lo hacía sentir cómo en ese momento.

 

La voz de su elfo resonó en el cuarto de nuevo, esta vez lo apresuraba para que se preparara. Los minutos corrían más rápido de lo que él sentía y si no se daba prisa, llegaría tarde. Tomó una ducha de agua caliente y cuando salió del baño, su vestimenta ya estaba lista sobre la cama. Minutos después se encontraba frente al espejo intentando arreglar su cabello, cosa que sabía que nunca podría lograr. Por último colocó una bufanda gris que hacía juego con su pantalón del mismo color, sobre su camisa blanca remangada por el antebrazo. Tomó su abrigo entre los dedos y se despidió de Rulkol, jugueteando con una de sus orejas puntiagudas –Llegaré tarde, no me esperes –sonrió y desapareció entre humo negro azulado y un chasquido.

 

Universidad

 

Apareció segundos después en la mazmorra de la Universidad. El aspecto sombrío y aroma a hierbas, le decían que estaba en el lugar correcto.

 

Caminó hasta la puerta de la habitación y entró sin más. El lugar era antiguo, se encontraba empolvado y con poca luz. En cada pared había estantes y cajones repletos de vasijas de todos los tamaños llenas con líquidos de diferentes colores y densidades; instrumentos como agitadores, mecheros y calderos adornaban cada mesa dentro de la sala. Las paredes eran viejas y gastadas por el tiempo y en uno de los extremos había un gran armario, donde seguramente se guardaban todos los ingredientes.

 

Se adentró cada vez más en la sala mientras su compañera de clase se presentaba. Cuando esta tomó asiento, el ojimiel tomó la palabra –Buen día, mi nombre es Deax Black Lestrange. Siempre quise saber más sobre el tema de pociones –sonrío levemente y se sentó a unos pocos asientos de Sally.

Editado 5 de Enero del 2016 por Deax Black Lestrange

[Sally Sigel]

Fuera hacía un día excelente, al menos era de esos que le gustaban a la bruja, no nevaba pero hacía el típico frío de la temporada. Allí dentro de la mazmorra parecía que fuera noche, también le gustaba y sobretodo el aire añejo lleno de recuerdos gratos de su juventud, aún antes de conocer a su familia mágica cuando sólo era una jovencita ingenua e inocente con tantas ganas de vivir aventuras. Los años habían pasado, llenos de aventuras y experiencias inimaginables para la bruja en aquel tiempo. Y de alguna manera sintió que volvía a esos inicios, pensar en ello la hizo sonreír.

 

- Buen día Deaux, mucho gusto. Creo que solo somos los dos, espero que seas un buen compañero de clase - bromeó con el mago cuando entró saludando al aula.

 

Empezó a tararear una vieja canción de rock mientras sacaba un cuaderno de apuntes y una pluma con su tintero. Calló de repente y miró de reojo a su compañero y la profesora que aún se encontraba ocupada ordenando cosas en los armarios, preocupada por si la veían raro. Había estado escuchando música muggle de diversos géneros durante los últimos años, su preferida era el rock y estaba segura de que ninguno de los dos magos estaban familiarizados con aquel género musical.

 

Luego se quedó pensativa, tratando de imaginar qué tipo de pociones realizarían aquel día y durante el resto del curso. Esperaba poder realizar las pociones con éxito cuales fueran, hace mucho que no realizaba una, las que tenía en su poder las había tenido que conseguir en el Magic Mall más que nada por el temor a que algo le saliera mal si intentaba realizarlas ella misma. Quizá si aprobaba con un extraordinario podría abrir su propia botica realizando aquellas pociones que a muchos magos se les dificultaba realizar, aunque estaba segura que como muchas otras cosas todo era cuestión de práctica.

[Helike R V PB]

Me había quedado traspuesta... ¡Me había quedado media somnolienta en medio de la clase!

 

Di un respingo del susto.

 

Creo que fue el cuchicheo de los alumnos el que hizo que despertara bruscamente. No entendía nada. Sólo había tomado whisky de fuego no poción para dormir... Seguramente mi elfina Galadriel, preocupada por vete a saber qué, a lo mejor le había hechado algo a la bebida... Tendría que hablar seriamente con ella en cuánto llegase a casa...

 

- Ésto chicos, discúlpenme, por favor - me levanté rápidamente del sillón de cuero (la verdad es que se estaba bien agusto y si no fuese por el dichoso brebaje...)

 

- Menudo ejemplo les estoy dando, que la profesora se haya quedado dormida... Aunque creo que mi elfina... - carraspeé. No tenía sentido dar explicaciones. No era de la borrachera que me había pillado el día anterior. No. Siempre tenía cuidado que eso no afectara a mi "vida" laboral.

 

Volví a aclararme la garganta y con un chasquido de mis dedos hice que un elfo se apareciera en la clase, le pedí un jarrón de agua y un vaso, iba a necesitarlo para sobreponerme mejor.

 

- Bien, ya que están en ésta asignatura, les haré saber que habrá pocos aireos de varita mágica y vagos encantamientos en ésta clase - informe a los dos pupilos - aquí lo que habrá es saber mezclar correctamente los ingredientes para realizar brebajes mágicos y que éstos bien realizados surtan efectos...

 

<< Comencemos - inicié yo con una gran sonrisa - ¿alguien sabe decirme, qué tipo de venenos hay? - pregunté a los alumnos.

 

Mientras empezaran a hablar, rebusqué en los cajones y saqué tres botellitas que estaban tapadas con un corcho, en su interior se veía bastante bien lo que contenían. Una de ellas era de un tono dorado que a la luz resultaba brillante, era Felix Felicis el otro, poseía un tono marrón cómo fangoso, era poción multijugos y en el tercero poseía un tono rosa que si lo dejaba abierto sus vapores harían recordar muchas cosas, era Amortentia.

 

- Aquí como ven tenemos tres tipos de pociones, cada una tan difícili de preparar cómo ingredientes lleva. De desastrosos efectos si no se tienen los cincos sentidos en el caldero.

 

<< Además de eso, ¿sabe alguien en caso de envenenamiento qué producto se usaría para atajarlo? - si leyeron en su momento algún manual de pociones avanzadas sabrían lo que le estaba preguntado.

[Sally Sigel]

De pronto la profesora despertó del sueñito que se había echado sobre el sillón. Se preguntó si aquel sillón sería tan cómodo como para que se hubiera quedado dormida, ¿acaso no pudo conciliar el sueño la noche anterior? ¿se la habría pasado festejando el año nuevo? La tranquilizó con una sonrisa, no la culpaba en lo absoluto, ella también se había quedado dormida alguna vez en el asiento del autobús rumbo a su trabajo muggle...

 

La alegró saber que prepararían pociones, quizá algunas ya las conociera pero no estaba demás poner en práctica sus conocimientos y asegurarse de que sabía bien lo que hacía. Al menos si se equivocaba en alguna mezcla habría alguien experimentado allí para ayudarla y corregirle sobre lo que había hecho mal. Las preguntas no se hicieron esperar y las respuestas no tardaron en llegar tampoco, recordaba y sabía muchas cosas sobre aquel tema.

 

- Si, los venenos se pueden dividir en cuatro tipos según su origen - empezó a responder la primera pregunta, después de haber levantado la mano - Minerales, como el arsénico, el cianuro o el mercurio. Vegetales, generalmente las plantas venenosas y sus respectivos frutos y hojas. Animales, como los venenos de las serpientes o la viuda negra. Y los artificiales que son sustancias creadas por el hombre. Los venenos generalmente se logran detectar por su olor, color y consistencia característicos, pero se conocen sustancias venenosas indetectables.

 

Mientras respondía vio a Heliké sacar unos frasquitos que fue poniendo sobre la mesa. Por un momento pensó que se trataban de venenos, no le agradaba demasiado la idea de probar los diferentes antídotos en carne propia pero afortunadamente sólo se trataba de Felix Felicis, Poción multijugos y Amortentia, los reconoció después de un rato, el color y consistencia que tenía cada uno de ellos era inconfundible.

 

- Hmm... si no me equivoco el bezoar es uno de los antídotos más utilizados ya que funciona contra la mayoría de los venenos - se aventuró a decir. Ciertamente tenía experiencia respecto a eso pues muchas veces tuvo que recurrir a aquella piedra para curarse de la picadura de algún animal venenoso en medio de alguna redada. Conocía otros antídotos, pero tenían nombres tan complicados que en ese momento no los recordaba con precisión.

[Helike R V PB]

Me quedé muda ante las palabras de la bruja y a la vez sorprendida. No me cabía en la cabeza cómo alguien podía conocer tanto, cuando generalmente cuando llegaban a clase, no tenían ni la menor idea, de, ni siquiera lo que era un asfódelo...

 

Asentí con la cabeza, contenta...

 

- Vaya, veo que ha estudiado bien, felicitaciones señorita Dumbledore - comenté sonriente.

 

- No voy a profundizar en la historia de los venenos, es larga y en ésta clase un tanto ¿inútil? - me encogí de hombros- sino ver su eficacia... Según tengo entendido los antiguos magos romanos, solían usar el arsénico o el cianuro mezclado en agua, para dárselos a sus enemigos.

 

Volví a afirmar nuevamente con la cabeza.

 

- Así es, el bezoar, una piedra sacada del estómago de una cabra nos sacará muchas veces de un apuro. Pero si no tenemos a mano esa pequeña piedra, es bueno saber realizar un antídoto - comenté.

 

Me fijé en que los dos alumnos aún no tenían caldero ni llama, así que, rebuscando en el armario de las pociones saqué los objetos del armario de las pociones y con mi varita hice que se situaran delante de ellos.

 

<< Generalmente suelo dar la clase de cómo realizar otro tipo de pociones, al menos, más inocuas que los venenos - reí por lo bajo- pero creo que es hora de añadirlo al temario. No muchos magos conocen éste tipo de bebidas tóxicas - comenté.

 

- Y si nos da tiempo al final de la clase, puede que hasta os enseñe a realizar la poción de revelado para por si tenéis una cámara de fotos mágica - les dije sonriente- será divertido, ya veréis.

 

- Bien, ahora realizaremos un antídoto para venenos comunes - comuniqué. Otro movimiento más de mi varita y varias bolsitas con ingredientes además de todos los útiles para realizarlo se colocaron delante de los alumnos.

 

<< Quiero que sigáis mis pasos. Si alguien se equivoca, puede vaciar la olla para iniciar de nuevo. No tenemos prisa así que, lo haremos con mucha calma... Si no tenéis agua a mano con el hechizo aguamenti, se os llenará con el líquido cristalino y puro -sonreí- así que, empecemos. Encenderéis la llama a baja potencia. No es necesario que cueza fuerte. Pueden estropearse los ingredientes - informé- si tenéis alguna duda por favor, preguntad, que no muerdo - dije divertida.

 

-- Añadid un bezoar al mortero y machacadlo hasta que quede un polvo fino - hice lo mío propio para que mis pupilos me siguieran, les señalé que tenían todo lo que necesitaban en las bolsitas previamente entregadas- añadid cuatro cucharadas al caldero y luego, dos cucharadas de ingrediente estándar dejar calentar al menos durante cinco minutos a temperatura media. Cómo el caldero es de peltre, lo dejaremos reposar al menos veinte minutos. Cuando lo tengamos añadir una pizca de cuerno de unicornio, remover dos veces en el sentido de las agujas del reloj y añadir dos bayas de muérdago. Si tenéis ésta planta en vuestra casa, no tendréis problema. Aunque en cualquier herbolario del callejón diagón los encontraréis a un precio bastante asequible - dije de nuevo con otra sonrisa. Hice una pausa, mientras iba también haciendo mi propio antídoto- ya sabéis que el tipo de material de qué esté hecho vuestro caldero, dependerá de que la cocción sea rápida o lenta pero aquí usaremos el típico. Cuando añadeis esos componentes remover dos veces en el sentido contrario a las agujas del reloj y dejaremos reposar diez minutos antes de añadirlo a las botellitas que os daré a continuación.

 

Con un movimiento de mi varita, hice desplazar dos ampollas de cristal vacías con el corcho aún puesto encima del escritorio de los dos brujos que tenía delante de mí.

 

- Si queréis también podéis anotar todos los pasos para hacerlo en casa por si os olvida - me encogí de hombros.

[Sally Sigel]

Bajando la mirada sonrió satisfecha, al menos no había olvidado ciertas cosas que fue aprendiendo a través de los años. Igual nunca había preparado un antídoto y aquello la puso nerviosa ni siquiera había pensado en comprar un caldero ni un mortero ni nada, los que usó alguna vez en Hogwarts a saber dónde habían quedado.

 

En cuanto Heliké se dio cuenta de que no traían los instrumentos necesarios para la clase les facilitó algunos, algo sorprendida agradeció aquel gesto pues en algún momento creyó que iba a ser regañada como el profesor Snape solía hacerlo.

 

- Un momento, más despacio - le dijo a Heliké cuando empezó a explicar el procedimiento para preparar el antídoto. Tampoco había traído un vuelapluma, tendría que comprar un par en el magic mall la próxima vez que fuera...

 

Así, con tinta y pluma empezó a escribir rápidamente sobre el cuaderno de apuntes, abreviando algunos términos que seguramente sólo ella lograría descifrar después. O eso esperaba, lo peor que podría suceder era que luego no entendiera lo que estaba escribiendo.

 

- A ver... - dejando el cuaderno a un lado junto a la pluma empezó a revisar las bolsitas, si no tenía mucha práctica preparando pociones al menos si cocinando y sabía que lo primero para preparar algo era el misen place.

 

Prendió fuego medio como Heliké indicó, llenando de agua el caldero esperó a que hiciera ebullición mientras disponía todos los ingredientes necesarios para la preparación en las cantidades exactas. Siempre fue meticulosa midiendo y pesando ingredientes, sabía que cualquier exceso o carencia podría ser irreversible y este caso incluso fatal.

 

Con mucho cuidado fue agregando los ingredientes según las instrucciones que había anotado y que revisaba de vez en cuando antes de agregar esto o de girar hacia éste lado o el otro, finalmente agregó el último ingrediente revolviendo dos veces más. Luego dejó reposar el preparado pero antes de embotellarlo quería saber si lo había preparado bien.

 

- Profesora, creo que ya está... ¿Podría verificar si lo hice bien?

 

Si lo había hecho mal tendría que volver a preparar todo, aunque tendría que averiguar en qué se había equivocado primero. Observó de reojo a su compañero que parecía estar a punto de terminar también.

[Deax Black Lestrange]

La clase había dado inicio. El castaño no sabía mucho de los temas que se estaban tratando pero sabía más de algo, no estaba tan perdido como creía antes de iniciar. Aunque sabía las primeras respuestas, se había quedado callado prestando atención a las palabras de Sally que, por la expresión de la profesora, eran más que correctas. Sonrió a la alumna en gesto de aprobación y amabilidad.

 

Al parecer, los principales temas a tratar en clase serían los venenos y antídotos para los mismos. Un tema muy poco conocido por él, pero sin duda: uno de los que más le atraían del curso. Se quedó en silencio, con los brazos cruzados, escuchando y tratando de retener todo lo que escuchaba, a la vez que asentía ligeramente con la cabeza.

 

De pronto, los instrumentos a utilizar volaban por los aires directo a las mesas en las que Sally y Deax estaban colocados. Los ingredientes, de igual manera, aparecieron deprisa delante de ellos. Restos casi imperceptibles de los ingredientes pulverulentos caían de las bolsitas mientras estas se posicionaban cuidadosamente sobre las mesas. Había de todos los tamaños y colores, así también vasijas para depositar la poción finalizada.

 

Se puso de pie ante los implementos que tenía delante y lo organizó todo para poder tener todo listo a la mano. Sacó la varita de su bolsillo y la dejó al lado del caldero. Al mismo momento, las instrucciones de la profesora salían rápidamente de su boca –Un segundo… –se detuvo. Las indicaciones de Heliké habían sido tan rápidas que seguirle el hilo había sido un poco complicado tanto para él, como para Sally que le había detenido segundos antes.

 

Sonrió para sí, e intentando recordar con exactitud todo lo que la profesora había dicho, inició con la preparación de la poción. Puso el mechero con flama baja, después de poner cierta cantidad de agua dentro del caldero –Creo que debería tomar apuntes al igual que tú –dijo a Sally mientras machacaba el bezoar dentro del mortero –sería todo más fácil de recordar –soltó una pequeña risa.

 

Se detuvo al momento de observar un polvillo fino de bezoar dentro del mortero. Colocó la cantidad indicada del mismo, así también siguió cada uno de los pasos que antes había mencionado Heliké, con un poco de dificultad para recordarlos pero nada de qué preocuparse ya que si olvidaba alguno de ellos, podía pedir ayuda.

 

Los minutos pasaban rápidamente mientras agregaba los ingredientes, pero mientras dejaba reposar a fuego medio, los veinte minutos se hicieron un tanto largos. Pero eso le sirvió para poder repasar mentalmente cada uno de los pasos que debía seguir luego de eso. Mientras agregaba los ingredientes finales, su compañera finalizó su trabajo –Qué rápida eres –dijo amablemente con una sonrisa. Removió la poción en el sentido correcto, las veces necesarias y dejó reposar el líquido ligeramente viscoso y de color verde-azulado que había obtenido –¿podrías también observar la mía?

 

–Ahora… Había escuchado sobre una modificación de este antídoto. Si no mal recuerdo, uno de los ingredientes que lleva son ramillas de menta, ¿o de lavanda? –Pensó. No recordaba exactamente dónde o cuándo había escuchado de aquello, pero estaba seguro de que llevaba esos ingredientes –O podrían ser ambos. Disculpa mi memoria –sonrió – Y bueno, ¿cuál sería el principal efecto diferente entre estas? –preguntó a Heliké. Volvió su rostro al caldero para notar que el líquido dentro ya estaba enfriándose.

[Helike R V PB]

Después de iniciar yo mi propia poción los chicos hacían también lo propio. Eso sí, no debería de ser tan rápida...

 

- Oh, disculpadme, es que estoy tan acostumbrada a hacer las pociones tan rápido que no me doy cuenta... La próxima iré más lenta para que podáis seguirme - dije con una sonrisa. En ese instante, rebusqué entre los cajones y encontré dos vuelaplumas, estaban algo gastadas pero sabía que servirían para su función, extraje también un pergamino y dos botes de tinta.

 

Con un movimiento de mi varita hice que los objetos fuesen volando a los alumnos. Los útiles de escritura enseguida se pusieron a la altura de mis pupilos para que, con mi voz fuesen copiando lo que yo dijese y sobre todo, para tener las instrucciones si se animaban ellos mismos en casa a realizar las pociones que yo les iba enseñando en clase.

 

Me fijé en que Sally estaba acabando cómo también Deax, asentí con la cabeza y fui hacia ellos para revisar sus pociones. Tomé el cucharón del caldero de la señorita Dumbledore y cogiendo el líquido lo llevé hasta mis fosas nasales, notando también cómo tenía la misma característica que mi poción. Sonreí.

 

- Está excelente señorita Dumbledore, ya puede embotellarla - hice un gesto afirmativo con el pulgar y me dirigí ahora hacia Deax.

 

Repetí el mismo paso que hice con su compañera.

 

- Lo mismo que su compañera, señor Black. También está muy bien, puede proceder a guardarlo en la botellita. Al menos si alguien se envenena tendrán un remedio realizado por ustedes - comenté contenta.

 

Me quedé parada ante el Black sorpredida por su pregunta.

 

- ¿Modificación de ésta poción? Discúlpeme pero ésta poción se ha usado durante muchos años y dudo que haya cambios. Porque si se añade algo extra, a no ser que sea para potenciar sus efectos, sería catastrófico. Lo que lleva es bayas de muérdago y un poco del cuerno de unicornio. Ya de por sí son ingredientes bastante potentes - me encogí de hombros...

 

<< Quizá debería de echarle un vistazo a la revista especializada en éstos temas. Pero tenemos el manual de pociones avanzadas sé que suena un tanto extricto, pero es mejor seguir el canal habitual para evitar problemas - le sonreí al Black.

 

- Tanto en transformaciones y en pociones es cierto que se investiga mucho durante mucho tiempo y antes de que la poción o el hechizo para transformar sea aceptado por el Ministerio tienen que pasar muchas pruebas... Aunque si se añade menta al antídoto lo que yo pienso es que tendría más sabor - me volví a mi escritorio para seguir con la clase.

 

- Además pienso que se refiere a otro brebaje mágico y no a éste, pero ahora mismo, maldita sea, no recuerdo bien - maldije por lo bajo sobre todo, por mi falta de memoria. Lo último que quería también era verdad es que metiese la pata.

 

- Bueno, seguimos. ¿Sabéis identificar si una bebida está envenenada? - Inquirí curiosa a los chicos, si me decían que sí, me sorprendería bastante... No hace mucho había sufrido un envenenamiento en la Taberna de la Tía, y a pesar de estar investigándolo en el Ministerio, quería asegurarme de que los alumnos aprendiesen ésto, que de seguro les serviría por si se encontraban con una situación similar.

 

<< Generalmente cuando una poción está digamos por alguna forma, alterada por algo que no debería de llevar, se nota por el aroma que desprende y por el sabor, antes de sufrir rápidamente la intoxicación -comenté y no pude evitar mover las manos, nerviosa- también puede llevar un veneno incoloro e insípido y e ahí puede causarnos serios problemas si no sabemos identificarlos...

 

Seguro que éste tema les ayudaría un montón y esperaba que les fuese útil además de interesante.

 

- Dudo mucho que ésto salga en una revista - reí por lo bajo- bien... - volví a buscar entre los cajones hasta encontrar varios cartelitos con diferentes señales pintadas, según el grado de poder del compuesto tóxico que llevase la bebida. Con otro movimiento más de mi varita hice varias copias y los envié a los alumnos.

 

- Ésto es parecido a lo que usan los muggles para detectar drogas además de usar perros, pero nosotros con éstos cartones previamente encantados sabremos si hay algo que no debe estar en una bebida. Es sencillo, con echar una gota en todo el cartón, dejamos que éste actúe y si brilla nos indicará que tipo de componente lleva el líquido. Las rallitas que posee es para indicar el grado de nivel de cómo está de tóxico la poción o incluso también la comida. Los hay en cualquier parte y el encantamiento ahora no lo recuerdo pero también es sencillo -maldecí mi falta de memoria lanzando un gruñido.

 

<< Y en breves haremos otra poción pero, si queréis tenéis intención de aprender a hacer una que os llame la atención, podéis pedirla sin problema - dije a los chicos con una sonrisa amable. Aunque en ésta ocasión me dirigí hacia el armario y saqué tres tipos de venenos, todo para que probaran el efecto de los cartelitos y que comprobasen por ellos mismos cómo funcionaba. Saqué además tres vasos y vertí los líquidos de los tóxicos en ellas. Cada uno tenía un veneno en específico. Con un movimiento de mis manos y con una cuchara eché unas gotas en el cartón que yo poseía, al instante éste brilló con fuerza. Con otro movimiento más hice desplazar los vasos a los dos chicos para que también lo comprobasen cómo funcionaba.

 

- ¿Lo veis? - indiqué a mi pequeña clase- lógicamente lo ha detectado casi al momento -sonreí- y también sirven para todos. Raro el día que no encontréis que algo esté envenenado y éste cartón no lo detecte.