Primeros Auxilios

[Leah Snegovik]

Asintió una única vez, para hacerle ver a Browsler que estaba lista y tan pronto éste empezó la carrera, lo siguió a la par de sus largas zancadas; más allá de lo magullado que estuviera y lo agotado que estaba a nivel físico, seguía siendo más alto y fornido que ella, por lo que tenía que apretar el paso para mantenerse cerca en caso de que algo sucediera. El calor de las llamas era insoportable y cada vez que respiraba tenía la leve sensación de que estaba inhalando el fuego, exhalando su vitalidad. No obstante, a pesar del esfuerzo físico y todas las bestias en contra, parecía respirar bien, agitada, pero bien.

 

Sólo que, con la preocupación de que estaban cada vez más cerca del podio y a la vez de sus posibles asesinos, no notó cuando el techo cayó presa de la destrucción y un gran trozo caía hacia su cuerpo. Escuchó la voz del hombre embotellada, lejos, mientras sus ojos subían para ver lo que podría llevarla fácilmente a la muerte. Había llegado únicamente a tomar la varita entre sus dedos cuando él la empujó, apartándola del camino. Logró interponer los brazos justo a tiempo para no darse de boca contra las escaleras y ésta vez no reprimió el gritito que abandonó su garganta, se había hecho daño en la muñeca torcida.

 

—Demonios —exclamó, al darse vuelta y no ver más que los dedos de Edmund, sostenido apenas por poco de la escalera.

 

Estiró la mano buena hasta el hombre y haló de él, manteniendo las piernas firmes en las escaleras y tratando de no apoyar demasiado la mano mala en el suelo. Demostraba ser más que una bruja común y estaba consciente de ello, pero agradecía ser un demonio y no un humano, ¿habría soportado tanto sin serlo? Prefirió no darle vueltas al asunto y desvió la mirada de su compañero en cuanto empezó a quitarse la camisa, no por vergüenza sino para ubicar a Jessie.

 

—La veo —confirmó, con los ojos puestos en la ondulante melena rojiza de la profesora, mucho más brillante debido al incendio que había abajo—. Venga, Ed, sólo un poco más.

 

Inhaló, llenando sus pulmones con aire caliente e ignoró el ardor que provocaba, aún podía llegar. Sin decir nada más, le lanzó la última mirada al mago y salió disparada hacia arriba. Más escombros caían del techo, algunos en llamas y otros sólo cargados del peso de sus materiales, pero logró esquivarlos. Mientras corría hacia Jessie, sacó de nuevo la botellita de díctamo de donde la había guardado y empezó a aplicarse un poco en las manos, sin prestarle demasiada atención, se había hecho un par de cortes en las palmas y éstos se curarían al instante. Y por fin, cuando pensaba que el camino era interminable, dio el último salto y llegó hasta la Stabolito, mirando hacia atrás para ver a Edmund aproximarse con éxito. Lo habían logrado.

 

—Muy graciosa —arrastró la palabra en un jadeo, pasando la manga de su camisa por su frente para limpiar el sudor y se apoyó en una pared libre de llamas, animales o peligros, sólo para tomar un respiro que no estuviera cargado de cenizas—. ¿Puedo considerarme aprobada ahora?

 

Rodó los ojos hasta Browsler y le guiñó el derecho, habían hecho un buen equipo después de todo.

 

—Necesito un trago.

[Jessie Black Lestrange]

Jessie sonreía con altanería al ver su gran obra maestra. Había logrado algo a base de mucho esfuerzo y sacrificio; esto estaba mitigando su fuerza. Era la primera vez que hacía semejante cantidad de magia pero valía la pena. Los veía surcar los obstáculos que había ingeniado para que ellos aprendieran lo que a ella tanto le había costado. No era una materia nada fácil, sabía que había otras más complicadas que esta pero ella haría hasta lo imposible porque sus alumnos se divirtieran mientras aprendían.

 

Tal vez se había pasado un poco de la raya pero poco le importaba, disfrutaba del espectáculo que sus alumnos protagonizaban para ella, algo por demás maravilloso y ella no había tenido que mover ni un solo dedo. Más satisfecha no podía sentirse de su propia obra y al verlos acercarse con dificultad hacía el lugar donde se encontraba, no pudo más que comenzar a reír a carcajadas.

 

La cara de exhausto que ambos magos traían eran dignos de una película muggle barata pero ella se regodeaba del sufrimiento de los alumnos. Si tan solo supieran. Mordiéndose el labio inferior observaba como Leah brincaba un ultimo obstáculo para llegar a su lado, seguida de cerca por Edmund, el cual no se veía en mejor estado que la bruja.

 

-No sabía que te había gustado tanto la clase; bastante entretenida ¿no te parece? - sonrió divertida ocultando el orgullo en su voz - Sinceramente solo espero que no me mates después de esto...

 

Se puso de pie agitando su varita mágica, dejando el auditorio justo como estaba en el momento en que ambos magos traspasaran el umbral. Ambos magos total y completamente ilesos; ambos vestidos tal como habían llegado mientras un brillo picarón y travieso aparecía en los ojos de la joven bruja. Veía a sus dos alumnos parados frente a ella y temerosa por lo que pudiera pasar a continuación soltó una carcajada que inundo el auditorio en pleno.

 

-Buen trabajo chicos- murmuro sentándose en el escritorio detrás de ella con un pequeño salto mientras jugueteaba con su varita - Si, lo se... ambos quieren matarme en este momento, pero ¿En verdad creían que los expondría a semejante peligro? La razón principal de que no quería que utilizaran su varita era porque accidentalmente podrían romper la ilusión de la que fueron sujetos al entrar en el auditorio. Fue un trabajo arduo y complicado pero no resta el echo de que quedo muy bien, tanto es así que todo el tiempo creyeron estar en peligro.

 

Jugueteaba con su varita mientras esperaba que comenzaran a gritarle por la gran ocurrencia que había tenido pero como ella bien sabía, aquello era mejor que una clase dictada, así, al menos, ellos habían tenido una clase didáctica, amena y esperaba que ahora que estaban fuera de peligro o en pleno conocimiento de que jamas lo estuvieron, se relajaran un poco.

 

-Edmun... Leah, tienen excelentes reflejos, la forma en que salvaron cada una de las pruebas de la clase fue impresionante. Tuvieron dificultades que no esperaba de magos de su talla, por ser magos se nos olvida la forma más simple de apagar un fuego o salvar una herida simple sin necesidad de utilizar la varita mágica, cosas simples que pasamos de alto. Vi las heridas que ambos tuvieron y como uno y el otro se apoyaron mutuamente para sortear todo lo que ustedes mismos creaban a partir de su imaginación. Bendito sortilegio.

 

Dando una palmada al aire, Jessie dio un salto y se puso de pie frente al escritorio. Sonrió a ambos alumnos entregándoles un pergamino donde señalaba que aprobaban con excelencia la clase.

 

-Bueno señores... es todo de mi parte, espero que hayan disfrutado esto tanto como yo, lamento los inconvenientes que esto les causo... la verdad no. Ni heridos ni a punto de desfallecer por cansancio están ninguno de los dos pero fue grandioso verlos caminando por todo el auditorio.

 

Sonrió divertida mientras comenzaba a tararear una canción mientras tomaba su bolso, unos papeles que había llevado con ella del departamento de misterios para terminar con unos reportes, camino hasta la salida del auditorio y se despidió con la mano de ambos magos.

 

Off

 

Bueno chicos, espero que les haya gustado la clase, si quieren hacer un ultimo rol y gritarle de todo a mi personaje... sera divertido, jajajaja, bueno ambos están aprobados, la única que no es Mía, ya que no realizo ni un solo rol en la clase. Espero se hayan divertido tanto como yo en clase y esto les deje un buen sabor de boca, fue un verdadero placer haber roleado con ustedes y espero poder toparmelos en un futuro cercano en alguna clase como compañeros o en algún otro rol y divertirnos un poco.