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Prueba de Animagia #2


Suluk Akku
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El cielo se había oscurecido y una brisa un poco mas fresca golpeaba su cara mientras la rubia caminaba rápidamente entre la espesura del bosque. Por momentos trepaba a los arboles para orientarse y en otros caminaba por el suelo disfrutando del paseo a su manera. Tras algunos minutos logro divisar el tercer caldero, ya casi podía saborear el final de aquella eterna prueba, cuando decidió cursar Animagia no se imagino que tardaría tanto en obtenerla, sabia que seria algo difícil de lograr pero no eterno. En cuanto estuvo frente al caldero se quedo esperando que algo la expulsara del lugar pero nada pasaba. Aquello si que era extraño, puesto que los dos anteriores tenían barreras, aquello se le antojaba a trampa, tal vez seria que ahora Suluk las había dejado descansar y ponía este caldero mas fácil de cruzar, dejo la mochila en el suelo y se puso a observar las plantas y objetos a su alrededor. Sabia que las cosas en su totalidad tenían que ver con sus memorias, así que estaba segura que lo que encontrara por ahi le daría una pista que activaría su memoria.

 

- Las ultimas veces que me transforme en la dalmata ya era una mortifaga, una asesina - pensó mientras examinaba el terreno, sus días mas gloriosos habían sido cuando finalmente había aceptado su naturaleza, su relación con dos demonios habían despertado su naturaleza al consumir su sangre, aun podía saborear la sangre de su ultima victima.

 

- valeriana...que se prepara contigo, ademas de te - dijo mientras arrancaba una de las hermosas flores que crecían ante ella y la observaba con detenimiento - oh si, ya lo recuerdo, pero no es contigo, es con tu raíz. Sonrió mientras arrancaba el pequeño arbusto y cortaba de tajo las raíces y colocaba el resto en el suelo para que la naturaleza lo reabsorviera a su manera. Trituro las raíces y las coloco en el caldero, nada pasaba salvo que no podía retirar la mano de el. Bufo molesta mientras pensaba que hacer, aunque no le tomo mucho saberlo, tendría que transformarse una vez mas para escapar del caldero, estaba casi segura que la trampa era para humanos, por lo que al detectar su mano la trampa se había activado. Efectivamente cuando lo hizo el caldero le entrego lo que buscaba y la lanzo al suelo con la esfera entre las manos. Guardo esta tercera y finalmente salio de aquel bosque. Solo le quedaba uno, podía verlo en linea recta en la base de la pirámide, solo tenia que llegar a el y arrojar el ultimo ingrediente, el cual estaba segura de ya saber cual era.

 

No había plantas cerca de la pirámide, solo la fría roca y la enorme y antigua construcción. La rubia salvo la distancia en un dos por tres y se coloco frente al ultimo caldero, lo observo unos instantes detenidamente y sin miramientos corto la palma de su mano para que de ella emana su sangre, la coloco sobre el caldero y por única vez no la lanzo lejos ni le puso trampas, simplemente le entrego la esfera. Cuando se percato que no había ingredientes que agregar cerca del caldero lo supo, que mejor poseedor de los recuerdos de cada ser había que la sangre que corría por sus venas, los vampiros mas antiguos podían leer tus recuerdos a través de ella y estaba segura que el caldero también lo haría.

 

La entrada se abrió y por un momento la vampira dudo en entrar, habia recorrido un largo camino y ahi estaba, su prueba final, a unos paso de ella solamente. Suspiro, tomo fuerzas y entro, en cuanto estuvo dentro la puerta se cerro y ante ella apareció una sala circular y 7 puertas. Una voz fuerte sonó en sus oidos realizando una unica pregunta que la Granger no dudo en contestar

 

- ¿Están listas? ¿Están listas para realizar la prueba de la habilidad?- pregunto la voz con autoridad

 

- Estoy lista para hacerla - contesto la rubia con seguridad y no mentía, estaba mas que lista y muy ansiosa para ver que les tenia preparado la arcana

 

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Suluk se estaba cansando un poco de esperar a sus alumnas. Ella sabía bien que los obstáculos que había agregado dentro de aquella isla no era para nada fácil de atravesar, pero su gran adrenalina en su pequeño cuerpo, le había hecho imaginar que lo harían más rápido. ¿Acaso no estaban nerviosas por entrar a la prueba? ¿O la estaban retrasando por temor a ella? Suluk negaba con la cabeza, mientras la nieve se empezaba a acumular tanto afuera como adentro de aquel sitio.

 

- Se hace tarde, muchachas. Deben apresurarse o el portal no se abrirá para ustedes.

 

¿Por qué les mentía? Suluk Akku ni siquiera lo sabía. Les había dicho eso simplemente porque los nervios ya habían dejado de molestar y ahora la habían invadido las ansias. Los obstáculos eran lo de menos, a la Arcana de la Animagia le interesaba mucho más ver como se desenvolvían dentro del Portal.

 

La Vieja miró hacia atrás y de reojo pudo notar aquella puerta. Aunque no era visible para todos, solo para los que ella quisiera y los demás Arcanos. Las tres chicas habían sido invitadas, asi que solamente les quedaba atravesar el último caldero. Suluk giró la cabeza y una vez más, miró por su ventana que le servía de gran ayuda.

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─Estoy lista…─respondió con un tono enérgico y tajante. Había esperado demasiado tiempo por esa prueba.

 

¿Por qué ahora dudaría si estaba preparada o no?.

 

Aquel cuestionamiento surcaba su cabeza como una ráfaga helada de viento, recordándole el paseo que dio junto a la Arcana y el resto de sus compañeros de clase, aquel pelaje dorado estaba cubierto de motas blancas, agua viva que se aferraba a su cuerpo afanosamente. Un portal era lo que le esperaba, otro nuevo sendero que caminar e intentar descifrar que deseaba enseñarle el mismo, porque sabía que Suluk, no hacia las cosas por hacerlas y eso lo había aprendido por las malas.

 

Esperar por una oportunidad, desear escuchar su nombre y sentirse halagada, revivir sus ansias por perderse entre montañas arenosas y bosques frondosos, dejando que su lado animal le dominara por completo. Era un guepardo luchador, tenaz y estratégico, no temía perder la vida en el camino y tener que iniciar de nuevo la prueba, demostraría de lo que era capaz una y mil veces. Un destello azulado le encegueció por un breve instante, iluminando sus orbes lapislázulis, no quemaba, pero si se empecinaba en formar parte de su vista, amalgamándose como una masa perfecta sobre un recipiente que parecía haberlo estado esperando.

 

─No quema…─repitió avanzando con paso seguro hacia el portal, sintiendo sus patas fortalecerse. Se movía con cautela y sigilo, no confiaba en lo que le esperaba al adentrarse en ese nuevo mundo, tal vez era mejor que el que habitaba o peor, no podía descubrirlo, sino seguía las indicaciones de la Arcana, confiar en que eran capaces de obtener el poder que los animales que habitaban dentro de ellos les habían conferido al ofrecerles la habilidad de la Animagia.

 

Comerse el mundo a puños, pertenecer a una elite tan alta como el mismo cielo, conocer y dominar sus impulsos, evitando dejarse llevar sus más bajos instintos. Y ahí estaba de nuevo esas ganas por matar a todo el que se le cruzara en el camino, vengarse y solo eso le rondaba por la cabeza, destruir y masacrar todo a su paso, devolverle al mundo lo que este le había dado, pero con un plus, aquel que le condeno a beberse el líquido vital que corría por las venas de los seres vivientes que habitaban dentro y fuera del mundo mágico.

 

Ladeando la cabeza se negó a responder a esas ansias, afianzando su confianza en las enseñanzas dadas por Suluk, seguir cueste lo que cueste y no dejarse tentar por cosas banas. Retrocediendo un centímetro tomo impulso y cruzando aquel portal, reconoció lo que tanto había esperado su Animagia estaba ahí, esperándole intacta y deseosa de volver a ser una con la ojiazul oscuro. Ya era cuestión suya responder a dicha invitación o echar patas fuera de esa prueba, correr a esconderse como un avestruz escondiendo la cabeza en la tierra. Ya se vería que haría y que decisión tomaría al final…

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- Entonces llegó la hora de realizar la prueba, muchachas. Esperen. Colóquense ésto antes de entrar. Allí dentro estarán solas. Con el anillo podremos comunicarnos.

 

La voz de la vieja resonó entre las paredes del interior de la pirámide. Por suerte, de una buena vez, Sofia y Juve habían llegado luego de atravesar todos los obstácul0s. Era extraño. Felícity se había quedado a mitad de camino. Tal vez luego se adelantaría.

 

Suluk se había acercado a la estrella de cinco puntas. Había tomado dos anillos tan lisos, tan plateados y tan vacíos, que parecían hasta muggles. Los giró varias veces entre sus dedos hasta que sus alumnas confirmaron que querían entrar al portal. Estaban listas, pero nadie lo estaba realmente hasta no realizar aquella hazaña. Le entregó un Aro a Sofia. Y el otro a Juve. Había empezado a advertirles sobre lo que significaba atravesar aquel umbral que apareció en cuanto las jóvenes se acercaron a ella.

 

- Pueden realizar la prueba una vez. Y la dificultad es que realmente no saben que están en una prueba. Lo olvidarán por completo. Pero no todo es malo. Si necesitan algo, podremos hablar mediante el anillo. Claro, que tonta he sido. ¿Verdad? Escucharán mi voz. Recibirán respuesta ante alguna duda. Pero ni siquiera sabrán que soy yo, realmente.

 

La Arcana una vez que les entregó el anillo, camino algunos pasos algo pensativa. Todo el mundo estaba preparados, hasta que aparecían los peros.

 

- ¿A qué se enfrentarán? ¿Cómo lo harán? Eso nunca se sabe, siempre es diferente para cada persona. Pero ahora todo se encuentra en sus manos.

 

La Arcana movió su Vara de Cristal y la punta que apuntaba al techo, se iluminó. El portal se abrió y la primera en avanzar de hecho fue Juve, pero Sofía no se quedaba atrás. Ya casi terminaba con todo lo que tenía para decirles.

 

- Han recorrido un largo camino. La prueba misma será la que decida en qué momentos pueden salir. Cuando lo hagan, cuando regresen por éste portal, si es que lo hacen, su anillo se convertirá en uno similar a éste mismo. De ésa manera, sabrán que superaron la prueba.

 

Suluk Akku les mostró su anillo plateado con la piedra azulada. Les dirigió una sonrisa, una reverencia y desapareció.

 

¿Cómo es que las abandonaba? Realmente no lo hacía. Pero a la Arcana le gustaba el drama y los observaba desde el mismo Ateneo. Se materializaría ni bien ambas chicas desaparecieran por aquel portal.

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En cuanto hubo pronunciado las palabras aceptando la prueba otra bruja llego junto a ella, por un momento pensó que era Felicity pues era a la única que había visto apenas inicio la prueba. Pero al voltear era otra la que había llegado junto a ella, le sonrió con simpatía pues la conocía y le tenia aprecio. Había tenido mucha suerte al tener a ambas brujas como compañeras en aquella ultima etapa de la prueba. Suluk llamo su atención explicándoles lo que tenían que hacer y lo difícil que sería, eso no amedrento a la rubia que ahora con mas ímpetu quería entrar por el portal. La Arcana tomo su mano y le coloco un anillo bastante simplón pero que al parecer sería el único vinculo que la uniría a la pirámide, a la prueba y a la arcana. En cuanto el portal apareció sus pasos se enfilaron automáticamente hacia el, Juve solo la había adelantado un par de pasos pero entraron ambas casi al mismo tiempo.

 

Cuando cruzo el umbral se dio cuenta que estaba sola, se encontró preguntándose que hacia ahi, la habitación le resultaba familiar, pero no recordaba bien donde la había visto. Dio dos pasos al frente y se topo con una puerta cuyo cartel decía Departamento de Misterios. Aquello le causo extrañeza pues desde hacia mucho que no se paraba por ahi, al ser Inquisidora, no tenia demasiado contacto con este lugar. Salvo aquella vez que habían tenido el problema de cierta puerta por donde medio infierno quería pasar de un mundo a otro. Después como reportera del profeta, tenia menos contacto aun, a menos que les diera por entrevistar a Juve. Se encogió de hombros y empujo la puerta, ya que estaba ahi, iría a saludar a la Malfoy.

 

- Zahil, espera, vayamos juntos, esas puertas que giran son una lata, pasemos al mismo tiempo, así ahorramos vueltas - dijo un mago colocándose a un lado para detenerle la puerta y que pasara ella primero. El corazón le latía tan rápidamente que juraba que se había vuelto humana de nuevo. Hacia años cuando aun era la otra vampira, aquella pelirroja soñadora, que ahora era algo mas que un fantasma bastante corpóreo y rencoroso ademas, había tenido un compañero, eran los únicos inefables por aquel tiempo y solían tener una relación cercana. Su historia juntos había sido muy trágica, cuando por fin decidieron casarse, el día de la boda los asesinaron y habían salvado las almas de ambos colocandolas en otro cuerpo. Por lo que ella sabía, el Dumbledore no logro imponerse en el cuerpo nuevo, por lo que era mas bien un alma dormida en su nuevo recipiente, su inquilino no tenia los recuerdos del alma vieja ni influía en las decisiones del mago en cuestión. Por otro lado Zahil siempre la había molestado y había intentado imponer sus ideas y decisiones, por lo que vivían siempre en guerra y para colmo, los recuerdos de ambas estaban siempre presente.

 

Así que para Sofia la presencia del mago le causaba una gran impresión y le daba a conocer que estaba en el pasado, lo que no entendía era que hacia ahi. Recordaba vagamente haber estado en un sitio importante, no sabia porque, pero tenia la necesidad de regresar a ese lugar pero también de recorrer aquel lugar y saber porque de pronto la habían votado al pasado sin mas explicaciones. Entro a la sala circular y espero a que las puertas dejaran de moverse, podía sentir a su compañero a un lado. Lo miro y este le sonrío con complicidad.

 

-Te noto un poco nerviosa, esta todo bien?- pregunto el mago un tanto preocupado. La rubia asintió y esto pareció tranquilizarlo - sabes, quería preguntarte si me acompañarías al Baile de Navidad? - ahora el nervioso era otro. Sofia o mas bien Zahil le tomo la mano con ternura y asintió.

 

- claro, seria un honor - acepto la invitación porque eso es lo que haria la Zahil viva. Las puertas se detuvieron y ambos magos lograron entrar a las oficinas, si mal no recordaba, la Granger se llevaba muy mal con su jefa por aquel tiempo, por lo que busco un pretexto para salir del campo de visión de la bruja y buscar una clave de porque estaba justo en aquella etapa de su vida pasada. Por unos segundos sintió el deseo de advertirle y así evitar la muerte de ambos, pero una voz se lo prohibió con autoridad.

 

- no puedes cambiar el pasado, enfocate en tu misión, y no te desvíes- escucho claramente la voz en la cabeza. Sabia que tenia razón pero eso no quitaba que aquello le sentara muy mal.

 

- ni siquiera se cual es mi misión - le contesto a su mente.

 

- si buscas bien, lo sabras y recuerda, no cambies nada - contesto aquella voz ajena que para ser una voz mental era muy firme. Se alejo del grueso de gente que visitaba misterios y se topo con una linda gata. Bajo su mano para acariciarla y la gata enseguida la rasguño tras lo cual salio huyendo, la Granger juraba que el animal se había burlado de ella y se había reído como el gato de Alicia en el país de las maravillas.

 

- un animago, y yo acariciandole la cabeza, eso me recuerda que tengo la prueba esta tarde y yo sin poder salir de este lugar. - Abrió una puerta y se topo con la sala de los cerebros, tuvo mucho cuidado de no quedar cerca de ellos o quedaría atrapado entre sus tentáculos y se trepo a una de las gradas para pensar. Aquel animago le había llamado la atención, por el desparpajo con el qu ecaminaba por los pasillos, estaba segurisima que era Lyra. Ella ya había pasado la prueba y tenia su registro en orden, seguramente en aquel tiempo tambien estaba registrada y de repente le entro curiosidad por ver los viejos registros.

 

- Sera mejor que le de una revisadita a esos archivos y ver si nosotros también estábamos registrados por estos tiempos - pensó mientras se levantaba y enfilaba sus pasos hacia el departamento encargado de aquel registro.

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Extrañamente confiaba ciegamente en las palabras de la Arcana, no dudaba en avanzar por el camino que el destino le había trazado. Un anillo de plata se apodero de su dedo anular, trasmitiéndole una serenidad que le inquieto en el acto, no sentía nada más que esa distante conexión con un ser que le había asegurado que resolvería sus dudas costará lo que costará. Sus orbes lapislázulis brillaron con intensidad, asemejándose a dos faros en medio de un océano desierto y gélido, anhelante por encontrar algún barco aventurero que se atreviera a navegar sus oscuras aguas.

 

─Estoy dentro de una prueba, pero no me siento presión alguna al respecto…─caminando por el interior del portal, la presencia de un par de felinos alertó sus sentidos en el acto. Tal parecía que no la reconocían como uno de ellos, no formaba parte del reino animal y jamás cambiaría su status dentro de ese mundo cruel. ¿Dónde estaba la promesa que se había hecho así misma?, conseguir a toda costa ser una animaga certificada por la Arcana que impartía esa materia, obligarse así misma desprenderse de esa piel humana, que muchas veces le pesaba como una culpa lacerante.

 

Sus pensamientos y sus pasos, ya no iban por la misma senda, ya no estaba dentro de la cabaña de Suluk, no recordaba el paseo por el polo norte y su lucha por defenderse de las inclemencias del tiempo. Ya no había un rastro que seguir, no existía un ¿Por qué? o un ¿Para qué?, no entendía el afán de lanzarse al vacío una y mil veces, arrancarse la piel a tiras y volver a revivir como si nada hubiera pasado, echando en saco roto cada una de las experiencias que había adquirido a lo largo de su vida como vampiro.

 

Miles de rostros rodeaban a la Malfoy, caretas desfiguradas o mostrando gestos aberrantes, quejidos y gritos acompañaban a tan grotesco espectáculo. El tiempo y el destino le estaban cobrando una factura demasiado alta y costosa, no comprendía por qué sus pensamientos, le jugaban malas pasadas, abriendo heridas que nunca terminaron de sanar y ahora causaban un dolor más profuso y agonizante en el interior de la rubia. Garras y colmillos brotaban de su anatomía, afianzando cada uno de sus músculos con huesos firmes y muchos más flexibles que los que poseía como inmortal, capaces de adaptarse a todo tipo de terreno.

 

─Me siento como un vehículo todo terreno…─volviendo a confiar en sí misma, escuchaba a lo lejos un cuchicheo incesante. Voces entremezcladas con sonidos guturales, canticos, rezos y alabanzas, túnicas oscuras y sombras danzaban al mismo ritmo, adorando a una estatua de un tamaño descomunal, inclinándose de cuando en cuando para besar las patas de un Guepardo de oro puro. Había encontrado el centro ceremonial donde adoraban a su animal predilecto, pleitesías se extendían por todo el terreno, abrazos fraternales que le daban la bienvenida a un nuevo elegido como el portador del don de la Animagia. Aquel sitio era deseado por la Bishop, empecinada en obtenerlo, aunque eso conllevara a tener que matar a cualquiera que se interpusiera en su camino.

 

La pirámide se apareció delante de ella, retadora y desafiante, orillándola a tomarse las cosas con la seriedad debida. Ya no le permitirían dar pasos atrás o al costado, ya no podía renunciar al reto que tenía delante de ella, negarse a presentar dicha prueba, ¿Cómo demonios sabía que eso era una prueba o test?, indudablemente su cabecita le volvía a mover el suelo, tal y como lo hacían los terremotos dentro del mundo muggle. Pies y manos estaban afianzados sobre el suelo, tensadas su mandíbula, al grado de poder quebrarse en cualquier momento y a su encuentro una bestia con feroces intenciones de sacarla del camino.

 

La prueba había dado inicio, colocando a los participantes en sendas diversas, contrastando sus habilidades con obstáculos que les costarían la vida misma y todo para obtener el derecho a portar una habilidad mágica que les diera el poder de abandonar su lado humano, suplantándolo por un animal que sería capaz de realizar proezas legendarias dentro del mundo mágico.

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Pasear por aquellos pasillos le trajo cierta añoranza, después de todo en aquella época había sido feliz, bueno al menos su otra yo lo había sido. Se topo con algunos conocidos, quienes la llamaban por su otra identidad. Aquello le resultaba tan raro y chocante, por años había luchado con su alter ego por aquel cuerpo de cabellos rubios y ojos azulados y ahora las cosas eran al revés, aunque supuso que estar en el pasado de Zahil, hacia que esta se quedara en estado latente, sin molestarla e intentar dominar. Se miro en un cristal de una ventana para ver su reflejo, eran algo parecidas salvo que su otra yo era pelirroja.

 

- Creo que si logro salir de esta, voy a pintarme el cabello rojo - dijo sonriendole a su reflejo

 

Mientras caminaba recordó haberse registrado, en un departamento que en algún momento llevaba la matriarca Potter Blue, aquello iba a ser un problema, ya que no recordaba si por aquellos años aun se llevaba bien con ella o por el contrario ya se odiaban. Y desde luego no recordaba si por aquella época, ella estaba al mando de aquel lugar.

 

- no me voy a arriesgar, necesito encontrar la manera de escabullirme - dijo mientras se detuvo frente al departamento donde se llevaban los registros de animagia - entrare como perro, espero que haya tanta gente que no me noten.

 

Espero hasta que el pasillo estuvo vació y se transformo en la dalmata, vagabundeo un poco para ver si volvía a ver a Lyra pero esta parecía que se la había tragado la tierra. Por lo que parecía una eternidad espero a que alguien se acercase a aquella puerta hasta que finalmente un par de brujas se acerco al lugar y tras intercambiar algunas palabras, una de ellas entro y al otra se marcho por el pasillo. Corrió tras la que entro a aquella oficina y se escabullo tras ella. Adentro un mar de magos y brujas iban de un lado a otro, era su oportunidad, parecía que nadie se interpondría entre ella y los archivos que buscaba.

 

Se escondió bajo un escritorio y espero pacientemente a que nadie estuviese adentro del archivo y en cuanto pudo se metió dentro, una vez ahi solo regreso a su estado natural y se puso a buscar en los archiveros. Con la rapidez que le daban los reflejos vampiricos fue cuestión de minutos encontrar su registro. En efecto ya estaba registrada, pero aquellos archivos no existían en la vida real, el Ministerio había caído desde sus bases y todo se había perdido.

 

- tanto tiempo ha pasado desde la primera vez...- dijo suspirando mientras leía el formato. Era tan joven y con tantas ilusiones, ilusiones que se habían perdido en el tiempo y que de repente sintió la necesidad de recuperar - Sera mejor que me vaya de aquí antes de que me atrapen.

 

Justo iba a salir cuando sintió un enorme jalón en la boca del estomago, se vio arrastrada a un espiral que no parecía tener fin, por un momento pensó que había caído en un trampa y que iba morir en aquel extraño túnel y de repente todo se aclaro y apareció dentro de la pirámide, tirada en el suelo y observando los pies de Suluk.

 

-Suluk, que ha pasado?¿he fallado? - pregunto mientras se levantaba del suelo y permanecia de pie con una hoja de pergamino en la mano.

 

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- Sofia...

 

Murmuró la vieja Arcana cuando el portal, literalmente, escupió a la bruja fuera. Suluk sabía que se habría podido enfrentar a montones de situaciones peores, podía estar semanas incluso sin que ella se diera cuenta. Pero algo había activado la salida y el Ateneo estaba satisfecho del trabajo de su pupila. Por eso la Arcana le dirigió una sonrisa tan enorme que pocas veces se podia admirar en su rostro.

 

- Lo has hecho muchacha. Mira... ¡Mira nada más!

 

La Arcana de la Animagia le señaló su mano, solamente esperaba no alarmarla. El anillo simple que le había entregado antes de entrar, ahora despedía un humo color azulado. Algunas chispas del mismo color lo iban transformando en el verdadero Aro de la Habilidad. Ahora pertenecía a Sofia. Ahora era el único objeto que respondía simplemente a la bruja. Era una animaga echa y derecha.

 

- Te he servido como balsa en un enorme río para llegar a la orilla, muchacha. Ahora el resto queda en tus manos. Felicitaciones.

 

Comentó Suluk asintiendo y dándole algunas palmaditas mientras Sofia pasaba por su lado. Le contó que Juve tambien estaba a punto de salir, asi que pronto la tendría a su lado. Por eso esperó ansiosamente. Cuando estuviera lista, cuando todo estuviera preparado, ya podría irse a la Universidad a compartir con otros estudiantes.

 

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El anillo que portaba en su dedo comenzó a quemarle con el calor de mil soles, avisándole que era momento de enfrascarse en una cruenta batalla. Sus extremidades se contrajeron con fuerza, tensando los músculos de su espalda y piernas, provocando que se encorvará hacia el frente, debajo de sus plantas arenas movedizas amenazaban con engullirla por completo. La prueba final estaba arrancando en todo su apogeo, retándola a sumergirse en los mares que eran dominio de la muerte, aguas oscuras que pocas veces permitían visualizar los cuerpos que habitaban en su profundo interior.

 

─No parece que vaya a ser una tarea sencilla…─maldiciendo por debajo contuvo sus ansias de acabar con su rival. Aún no comprendía que ella misma erra su mayor obstáculo dentro de esa pirámide y lo que la misma albergaba en su interior, no había peor enemigo que la necedad y terquedad de una persona, aquellas cualidades que si no eran empleadas de manera correcta y madura conducirían al fracaso a cualquiera.

 

Afiladas garras se elevaban en el aire, moviéndose como chacos en las manos de un experto en artes marciales. Uno a uno sus deseos por convertirse en animaga se agolparon en su mente, vivencias y recuerdos que eran un cable a tierra, salvaguarda que, dentro de poco, ya no le seria de ninguna utilidad. ¿Por qué demonios no abandonaba esas viejas ataduras de su pasado?, ¿Por qué se empeñaba en salvar lo que no tenía remedio o razón de ser para ella en la actualidad?. Un mar de dudas se abalanzaba contra su razón, asemejándose a una hidra de nueve cabezas, lanzando estocadas y mordidas feroces a diestra y siniestra, poniendo en juego su estabilidad física y metal.

 

Detrás de una maraña oscura y aterradora, esperaba su triunfo, alabanzas y felicitaciones al por mayor. El reconocimiento que esperaba obtener de la Arcana que le brindo un espacio en su casa, ofreciéndole a manos llenas un mar de conocimiento y sabiduría inalcanzable para cualquier ser viviente común─¡¡¡ Vamos de una maldita vez !!!─aquella voz de aferraba a encaminar sus pasos, tirando de sus patas hacia el frente. Pequeños lasillos colgaban el cielo celeste, moviéndose como los cabellos de un guepardo al ser rozados por el viento, llevándolos hacia un nuevo destino y ahí estaba la primera herida.

 

Surcos enormes se abrieron en su lomo, hilillos de sangre que serpenteaban por su dorado pelaje, empañaban de carmesí sus manchitas negras. Se había descuidado, perdiendo de vista el horizonte, ya no tenía la ubicación exacta de su posición dentro de esos enormes terrenos, le era imposible percibir los cantos de los aldeanos que adoraban aquella imponente estatua, silencio solo silencio y un frío que le ascendió por la columna vertebral y sobre su tráquea una garra presionaba con una fuerza descomunal.

 

Un enorme felino se había aprovechado de su descuido, tumbándole sobre el suelo, olisqueando el miedo que brotaba de su interior y le arrancaba de tajo su única oportunidad. Definitivamente no se lo permitiría, así como así, enseñando una hilera de colmillos afilados, se librará de su ataque alzándose como un caballo brioso quedando sobre sus patas traseras, preparada para irse contra su adversario empujada por la fuerza que le daba la confianza que su Arcana, le había delegado.

 

─La fuerza puede compaginarse con la inteligencia y un poco de astucia…─sonriendo en sus adentros lanzaba el primer golpe, enterrando sus afiladas garras en el cuello del guepardo, viviendo en carne propia ese dolor y desesperación rugiendo con fuerza. El daño era severo, pero valía la pena sangrar una y mil veces, no perdería su Animagia, no renunciaría a nada por la misma y se aferraría a ella como lo haría a un trozo de carne fresco. Era su instinto animal, acabar con todo lo que le impidiera crecer dentro de esa magia milenaria, no se arriesgaría a quedarse a poco de la meta y lamentarse sobre la leche derramada.

 

Un nuevo golpe fue soltado contra su contrario, arrancándole un trozo de carne de la pata izquierda, dejando a la vista el rojizo músculo que se empeñaba en no sangrar y con eso demostrar la debilidad que comenzaba a azorar su magullado cuerpo, mordidas y zarpazos iban y venían a diestra y siniestra, causando demasiado daño en los combatientes, pero ella se sentía tan entera como cuando comenzó la primera lección dentro de la cabaña se Suluk. El calor que emanaba la chimenea, aquellos momentos en soledad que había compartido con el Animago Leo, comprendiendo que aquello, no era una condena, sino una forma diferente de vivir con la Animagia.

 

Sus garras lanzaron un último golpe, certero y definitivo contra la yugular del felino de pelaje moteado. Arrancándole la vida de tajo, lamia una a una las heridas sobre su propio cuerpo, absorbiendo de ellas una fuerza renovada, ya no sentía temor de nada, avanzaría por la nueva senda abierta por Suluk con la frente en alto, dejando que cada uno de las páginas de las lecciones aprendidas se adhirieran a su bitácora personal. Todo había terminado, volvía a sentir el calor emanar del anillo, deseando que su tonalidad fuera azul y el humo que brotara de este contrastara con el color de sus orbes lapislázulis.

 

Percibiendo una gélida brisa darle la bienvenida, salió expulsada como una bala de cañón de la pirámide. Lamiendo aún un sirco profundo que tenía en su brazo derecho, elevaba sus ojos hacia su profesora y compañera de prueba, Sofía había salido antes que la Malfoy, pero aquello no significaba no haber obtenido lo que tanto deseaba y dentro de poco le seria comunicado por la vieja Animaga.

 

─Lo he conseguido estoy segura que si…─siseó esbozando una sonrisa cargada de suficiencia en sus labios. Levantándose sacudió sus ropas roídas por la batalla, enfilando sus pasos hacia donde estaba la Arcana, no le quedo más que esperar la resolución de la misma, segura y confiada de irse de ahí con una aprobación que le había costado demasiado obtener a todas luces.

 

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Felicity se había quedado quieta, admirando la situación que había creado al sacar la bola. Anochecía, ¿cuánto tiempo había estado quieta allá, en el segundo obstáculo? La mujer se dio cuenta que llegaba tarde, perdida entre sus pensamientos; tal vez la Arcana estuviera enfadada con ella y, por eso, aceleró el paso para superar las dos pruebas que le faltaban para llegar al Portal. Se hacía tarde, tal vez le cerrara la puerta por su retraso.

 

No tenía excusas, no las necesitaba porque iba a conseguirlo, le iba a demostrar a la Arcana que quería seguir adelante, a pesar de haberse quedado pensativa y haberse retrasado. Así que se transformó. Le era más fácil correr siendo lobo. Se acercó al tercer caldero casi sin dificultad pero le quedó la duda de cómo tomar aquel objeto. La noche se iba acercando tanto que pronto sería imposible ver como humana. A pesar de eso, volvió a su apariencia normal. Estaba desesperada, algo le decía que tenía que llegar ante la Arcana antes de que la noche se cerrara. Empezó a respirar apresurada sin encontrar la solución a este reto: rabiosa, le dio una patada al aire que, certeramente, alcanzó al caldero.

 

El líquido cayó sobre su piel y sintió un dolor terrible. Lo que fuera, parecía penetrar en su interior y deshacerla. La Banshee dejó escapar un grito y se sentó para sujetarse la pierna, apretando los dientes para soportar el dolor. No supo cuando volvió a ser lobo, tal vez el mismo dolor le hizo transformarse. Lanzó un gemido y salió un leve aullido de su hocico. Después se lamió la herida. Una pequeña luz atrajo su mirada y se levantó, cojeando. Avanzó a tres patas y olió aquel objeto, era el que buscaba. ¿Por qué lo hizo? Intuición animal tal vez, un poco de psicología humana que tenía dentro de aquel cuerpo de lobo, o porque le pareció lo correcto. Lo lamió y después volvió a lamerse la pata herida. Una energía surgió alrededor de ellay la envolvió. Fee apoyó la pierna en el suelo y la notó fuerte, como antes. Tal vez era lo que necesitaba en aquel instante, hacer un pequeño sacrificio para adquirir la fuerza de seguir y el caldero lo había permitido. Otra columna de humo blanquecino... Otra prueba conseguida... Sólo le quedaba una para llegar al portal.

 

Lo conseguiría.

 

Sintió la voz de la Arcana, que les apresuraba a entrar. Felicity no dudó y corrió como loba hacia su destino. La última columna fue fácil, tras haber demostrado valor y sacrificio en las otras pruebas. Aquí sólo tuvo que demostrar que sentía el deseo de conseguir su habilidad y poder galopar horas y horas con aquella forma. Manifestó en voz alta las ansias que tenía por llegar y, como si fuera magia, pudo acceder al cuarto elemento sin más. Tal vez la Arcana estaba harta de esperar y se lo había puesto fácil, o podría ser que el deseo interno era más fuerte que cualquier prueba que pudiera frenarle. Había sido suficiente.

 

La noche ya era casi profunda cuando llegó a su destino, jadeando y con la lengua fuera. Se dejó caer al suelo, a los pies de la Arcana. Adquirió su forma humana y después contempló el lugar en el que se encontraba. Lo había conseguido. Había llegado ante el portal y allá estaba la Arcana. El olor a sus compañeras indicaba que ellas ya habían pasado hacía tiempo.

 

- Lo siento, Arcana Suluk, casi me pierdo en el camino, pero por favor – su voz sonaba implorante, algo que no le gustaba nada a Felicity Malfoy, la orgullosa mortífaga., pero era lo que sentía en aquel momento. - Déjeme pasar la prueba, déjeme cruzar el Portal. Sí, quiero hacer la Prueba, creo que aún estoy a tiempo, ¿verdad? Prometo no fallarle de nuevo.

 

Felicity se mantuvo quieta, recuperando el resuello por la carrera, esperando una respuesta favorable.

Mortífaga retirada
http://i.imgur.com/07QuPGN.png

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