Prueba del Libro de la Sangre (#4)

[Lisa Weasley Delacour]

Basto una mirada con la rubia para saber sus intenciones para con el duelo entre Cissy y Sagitas. Aunque me negase a admitirlo, Leah y yo si teníamos algo en común; la rigidez a la hora de trabajar y el respeto por los poderes que a lo largo de las diferentes cátedras habíamos aprendido. Era necesario exprimir todo el potencial del pupilo, frente a las peores amenazas, para saber si realmente anhelaba conseguir los dones que les ofrecíamos. Me posicione a una distancia de diez metros de las féminas y levante mi varita, dejando que la magia de la madre naturaleza corriese por mis venas.

Estábamos en un volcán, donde el elemento primigenio era la mayor fuente de energía. Sonreí al sentir el canto de la madre naturaleza. Antes no lograba entender sus palabras. Ahora y tras mi ascenso en el clan, podía entonaras con claridad. La lava del cráter accedió a mi llamado. Fue sencillo darle forma. Era parte de mi, como yo de el. La bola de fuego se dividió en dos y se situó a dos metros de cada una de las participasen en aquel enfrenamiento. La Potter Blue y la Macnair serian testigos de mi unión con Gea. Monte hasta tres y al finalizar, enfoque mi ataque contra ellas.

A parte de defenderse de los ataques de su rival, tendrían que detener también lo que yo les enviaba. No seria continuamente, pero probarlas era mi deber como profesora de la clase - ¿Alguna idea mas señorita Ivashkov? - Musite, siendo testigo de como el combate de Badru y Felicity daba comienzo.

[Sagitas E. Potter Blue]

Fruncí el ceño, algo enojada con Cissy por su ataque al osito. ¡Con lo mono que era! Menos mal que coincidió con el fin del morphoseado y lo que explotó fue el bloque de piedras. Le señalé con la varita como un dedo acusador.

 

-- La próxima vez te regalo un puercoespín para que te abrace, ¡¡brutota!! -- Me crucé de brazos, haciendo que la ignoraba (algo que no se puede hacer nunca en un duelo, porque no te puedes relajar ni un poquitín en ellos, cuando menos te lo esperas) y que me había dolido tanto su acción como sus palabras. -- ¿Seriedad? ¿Dónde está mi amiga Cissy y quién eres tú? Ella nunca se atrevería a pedirme esa cosa tan rara.

 

Me descrucé de brazos en cuanto vi la daga en la mano. La reconocí enseguida porque ya la había mostrado durante las clases. Seguí sus movimientos con interés; al fin y al cabo, la daga del sacrificio tanto puede ser para bien como para mal.

 

-- Estoy de acuerdo, hay que demostrar que sabemos de estos hechizos, pero... Yo la comprendo y entiendo su funcionamiento. Usarla va en contra de...

 

En cuanto vi el movimiento de reojo y noté un cosquilleo en la espalda supe que algo extraño pasaba; por ello, no acabé la frase y miré a mi alrededor. Sentí que el calor aumentaba, pero también intuí que era debido a una magia natural que estaba removiendo las entrañas de la naturaleza. Y eso, sólo podía hacerlo una sacerdotisa. Y no veía ni a Cye ni a Xell, así que sólo podía ser Lisa.

 

-- ¡¡Será mal bicho!! -- exclamé. -- No podías encontrar un geiser de agua fresquita, no...

 

Sí, protestona hasta cuando peligra mi vida.... No se me ocurría nada para protegerme de aquella lava, excepto salir corriendo y volverme a mi casa antes de que me alcanzara. ¿Sería eso posible? No, no lo era, pensé, en cuanto vi llegar la bola de fuego. Pensé en un Salvaguarda Mágica, porque no me podía arriesgar a abrasarme, ya que no podía usar la Curación, puesto que lo había usado ya con mi amiga. Me sentí desvanecer y, por un momento, me pareció ser un fantasma como mi marido. La bola de lava-fuego-malalechedeLisa me atravesó y cayó contra el suelo, diseminando gotas rojizas pequeñas que terminaron por secarse en el suelo de ceniza.

 

Cuando volví a ser yo, le lancé una mirada asesina. "Yo también sé unos cuantos trucos de sacerdotisa, mujer. Al fin y al cabo, soy Suma de mi Orden y cuando quieras te demuestro "cuanto te quiero", " pensé hacia Lisa, esperando que ella pudiera entender mi mirada. Después contemplé a Cissy y me temí lo peor.

 

No sé porqué lo hice, supongo que soy más lerda de lo que imagino. Invoqué mi daga del sacrificio y, en un majestuoso juego de equilibrio, hice girarla sobre mi dedo corazón, provocando una pequeña herida de la que manaron varias gotas de sangre. Soy así, sencilla y justa, con un pequeño corte ya servía para vincularme con Cissy. ¿Para qué derramar más líquido vital?

 

-- Immolo ad protegendum -- solté, deprisa y corriendo para evitar que Cissy pudiera contrarrestar mi sacrificio. Cerré los ojos y me preparé para resistir lo que le hubiera pasado a mi amiga. A pesar de la distancia de los últimos meses, años quizás, siempre la había considerado como alguien por la cual sacrificarse. Ella merecía la pena.

[Cissy Macnair]

Me reí con ganas.

 

-Iré a encantar a las bestias de tu Circo si no te pones seria, amiga- la amenacé, aún con una sonrisa en mi rostro. Menos mal que los trozos del oso habían quedado bien lejos de las dos, porque sino seguro que le lanzaba algo más a otro pedazo de roca sólo para asustar a Sagitas-. No debes decirme a mi que usar los hechizos del Libro de la Sangre va en contra de tus creencias, tu moral o cualquiera de esas cosas- dije, distrayéndome un momento, total sabía que ella no iba a atacarme para hacerme daño. Comencé a analizar la ya desaparecida quemadura de mi costado, sólo para encontrar que sólo estaban los restos de ropas chamuscadas, ya que algún hechizo de Sagitas había sanado todo mi lado derecho-. No es a mí a quién tienes que decirle nada, sino a esos locos de... de... ¿Sagitas?- había levantado la vista justo para ver cómo ella se giraba en redondo y su rostro se ponía blanco. Bueno, no del todo blanco, porque la bola de lava que estaba yendo hacia ella se reflejaba en su piel dándole el aspecto de estar en llamas.

 

-VÁLGAME- grité, son poder contenerme, levantando la varita para poder proteger a Sagitas de cualquier cosa que hiciera falta. Con la Daga del Sacrificio en mi mano, presioné el filo contra la palma haciendo un pequeño corte en ella y de inmediato recité las palabras que me había aprendido por Leah-. Immolo ad Protegendum- dije a conciencia, sabiendo que la bola de lava que volaba hacia Sagitas iba a dañarla feo y, por ende, me iba a dañar a mi ya que había canalizado la magia para vincularme a ella. Pero la bola de fuego la atravesó sin hacerle daño y se deshizo en el suelo de roca, a pocos centímetros de donde Potter Blue había estado parada un momento antes.

 

Apenas tuve que ver la Daga en su mano y la forma en que se tiraba hacia mi para darme cuenta que algo similar estaba por ocurrirme. Pero fui lenta, muy lenta y Sagitas se colocó delante de mi, dejando que la bola de lava impactara totalmente contra ella. El daño la hirió terriblemente, pero el haber utilizado la Daga para protegerla a ella, habíamos creado una paradoja, así que mientras ella intentaba que nada me hiciera daño y recibía el daño, automáticamente mi Sacrificio para protegerla a ella hacía todo lo contrario, redirigiendo el daño hacia mí y evitando que ella sufriera. Lamentablemente, la paradoja no era tal como decía, así que automáticamente al recibir yo el daño que la bola le había causado a ella, lo volvió a dirigir una vez más a Sagitas, acabando así con la acción que duraba el hechizo de ambas.

 

-¡Luego dices que la bruta soy yo!- grité, viendo cómo sufría por el daño-. Episkey- Conjuré, haciendo que la herida infligida por la bola de fuego en Sagitas sanara de inmediato-. Como hagas otra de esas tonterías, tendré que tirarte un Petrificus y llevarte a rastras hacia la cima.

[Sagitas E. Potter Blue]

-- ¡Mecagüenlaprofa! -- susurré, vocalizando apenas porque tenía los dientes apretados y mantenía la lengua lo más encogida posible para no mordérmela por el dolor que sufría. -- ¿No es bastante.... obligarnos a.... a pelearnos... como para ponernos más di... ficultades...?

 

Tenía miedo de mover un sólo músculo porque era insoportable sólo el pensar en moverme.

 

-- No te hará falta el Petrificus, ya siento que no puedo moverme -- dije, en voz un poco más calmada. Me daba cuenta que el dolor casi había desaparecido, por supuesto, la Daga funcionaba a la Perfeccíón y la vinculación Yo-Tú-Yo había sido muy extraña. -- Espero que hayamos demostrado que sabemos como funciona este maldito hechizo.

 

Me agarré a ella para incorporarme un poco y contemplarme en sus ojos, creo que hacía mala pinta y estaba segura que no me haría mal otro hechizo sanador. Sonreí. Mi mente pega saltos y, de repente, la toqué en el brazo.

 

-- ¡Tú la llevas! Digo, Obedire. ¡Wiiiii! -- Hubiera pegado saltos si no me doliera todo el cuerpo. -- Conseguí ponerte una Marca de Sangre, mira, tienes una ranita verde como marca, lalalalal... ¿Qué te hago hacer? ¿Saltar a la pata coja? Tocarte la nariz con la punta del pie? ¿Hacer muecas de burla a Lisa?

 

Estuve tentada pero aún recordaba que me había dicho que hablara con seriedad así que le di una orden.

 

-- Huye. Trepa por el risco hasta la cima y vete. Yo te protejo la espalda. -- Y mientras le sonreí tristemente pensé en hacerme otro Episkey para ver si el dolor desaparecía por completo.

[Lisa Weasley Delacour]

Llegamos al final chicos. Quisiera decir que el rol me ha encantado, aunque por cosas muggles no he podido estar todo lo pendiente que me hubiese gustado. Cissy, Sagitas esta claro que con vosotras en un topic de rol todo puede suceder. Leah, un placer tenerte de compañera, otra vez.

http://i.imgur.com/wy38TLi.png

Aprobados

Cissy Macnair

Sagitas E. Potter Blue

Reprobados

Felicity Malfoy

Jank Dayne