Libro de la Sangre IX

[Hades Ragnarok]

Los orbes oscuros del vampiro observaban la vegetación. Había paz y tranquilidad, solo se podía escuchar el sonido de aquella caída de agua a unos cuantos metros de donde se encontraba. Podía sentir un poco la humedad de aquella selva. El vital gas para los humanos, criaturas y plantas era realmente limpio. Sin embargo, él no necesitaba respirarlo ya que al ser vampiro podría vivir sin que pasara por sus pulmones, aun así, solía guiarse por los olores en el momento de la cacería.

 

-“Una gran tarea te aguarda. No serás capaz de realizarla a menos que reconcentres las energías y te dispongas seriamente al combate. Unifica tu corazón, tu espíritu y tu cuerpo. Alinéalos. Céntrate. Inspira. Enfoca todo tu ser a la prueba que se avecina. No andes por allí despilfarrando fuerzas. No se las entregues al lado oscuro. No por ahora, al menos. Si lo haces, el demonio te aplastara como un sapo. T5u vida depende de lo que vas a hacer. Deja de sonreír pues no es un juego. Puedes morir en el intento” –pensó el cainita recordando aquel oráculo del guerrero que le había sido confiado– “Reorganiza, acumula, enfoca, y lánzate al vacio” –siguió concentrado en aquellas palabras- “Solo así podrás mantenerte entero”

 

Sentado en aquella piedra estaba en calma consigo mismo, una sensación que tenía mucho que no sentía. Cerró los ojos y dejo su mente vagar, dirigirse a algún lugar muy lejos de aquel sitio. Por su mente algunas imágenes comenzaron a presentarse, tal como si de una película se tratara. Dibujo una mueca de sonrisa imaginando algunas cosas y planeando otras.

 

El sonido de unos pasos llegó a sus oídos vampíricos. La paz se había acabado, recordó que había citado allí a los alumnos para dar comienzo a la clase que debían dar, él había sido el encargados por parte de los guerreros Uzzas para impartir los conocimientos de aquel sangriento libro a los que fueran capaces de entenderlo.

 

-Espero que no te haya sido muy difícil llegar a este lugar –dijo el vampiro volteándose y mostrándole una feroz mirada a @@Athena Rouvás- será mejor que estés preparada para derramar un poco de sangre, si tienes miedo -observo los ojos de la aprendiz- o no deseas continuar eres libres de hacerlo y largarte de una vez, no esperare a nadie y no me importara dejarte atras -el tono serio del cainita no dejaba lugar a dudas- si te desmayas al ver sangre –dibujo una mueca divertida y paso la lengua por los filosos y ponzoñosos colmillos vampiricos- puedes huir, no voy a detenerte, en fin, espero hayas leído el libro y hayas aprendido algo de las clases anteriores, sino ya es problema tuyo lo que suceda en el mismo momento que iniciemos esto

 

Se volteó y observo un punto en la lejanía. Podía sentir el caos y la ira en el centro de su pecho, como si estos quisieran explotar y dejar salir todo el poder que se estaba acumulando, sin embargo, no era el momento.

Editado 9 de Noviembre del 2016 por Hades Ragnarok

[Athena Rouvas]

Encontrar el lugar no había sido sencillo. Cada punto que pasaba era igual que el anterior y a Rouvás ya comenzaba a darle la sensación de que comenzaba a caminar en círculos. Como no recibió ninguna especificación especial, simplemente se dedicó a caminar esperando tener algo de lo que usualmente carecía: suerte. La fortuna era haber llegado antes de tiempo, algo que en lo cotidiano no se repetía demasiadas veces, ni siquiera cuando de trabajo se trataba.

 

Quizás había pasado una media hora, quizás menos, pero al fin tuvo una primera visión de otra persona dentro de la selva. Algo curioso era no haberse topado con otras personas. ¿Acaso era la única que tenía planeado cursar el Libro de la Sangre en aquellas fechas? Curioso, dado que el mes anterior ella misma había habilitado a varias personas a usar la magia Uzza bajo las normas que ya todos conocían. Alzó una ceja ante esta sorpresa. No quedaba más remedio que solo aventurarse a lo que estaría por venir.

 

—No es mi pasatiempo favorito, pero creo que estará bien. —Se refería a lo de derramar sangre. —No pienso retirarme o huir, se bien a lo que vengo. Aunque tampoco derramaré demasiada, soy humana y la necesito en las venas. —No le había tocado compartir en otras oportunidades con Hades, pero con la simple mirada se podía ver que sus poderes iban más allá de las personas. Y después de todo, eran algo comunes los vampiros dentro de la sociedad mágica. —Y descuida, conozco bastante bien la magia que precede este libro, yo misma me he encargado de inculcarla y vincularla con alguno magos. —Tal vez estaba sonando demasiado autosuficiente, pero si algo detestaba era ser subestimada.

 

Aunque algo había pasado por alto, y era el haber leído el Libro más veces, solo las que consideró justas y necesarias. No estaba segura de recordar todos los hechizos y explicaciones en esos momentos. Aún así, este reposaba en una pequeña mochila que Rouvás traía en su espalda.

 

—¿Y bien? —Miró intentando no demostrar lo expectante que estaba. —Estoy atenta a tus palabras y a que haremos. Oh, por cierto, Athena Rouvás, aunque seguro eso ya lo sabías si es que miras las listas de alumnos que intentan tomar la clase. —Alzó los hombros. Un poco de educación nunca estaba demás. —No tengo dudas de lo que he leído en el libro, pero si las tendré cuando llegue el momento de utilizarlas. . . —"Siempre pasa. . ." Terminó la frase en su cabeza.

[Hades Ragnarok]

El vampiro poso los ojos en aquella chica nuevamente después de haber escuchado cada una de sus respuestas a todo lo que él había expresado anteriormente. Se volteo y dibujo una mueca divertida, al menos era valiente. Suspiro e hizo aparecer la daga del sacrificio en una de sus manos mientras que en la otra llevaba su instrumento mágico.

 

-Hades Ragnarok –dijo presentándose formalmente- sé quién eres, eres del nuevo grupo de profesores que los Uzzas entrenaron, quizás entonces si podrás salir viva de todo esto, aunque no es garantía –dijo en tono serio encogiéndose de hombros- ya veremos que sucede, igual, no es que pueda hacer mucho al respecto, sabes que debes demostrar que eres digna, pero eso obviamente ya lo sabías.

 

Se detuvo unos segundos y miro todo lo que se encontraba a su alrededor en un radio de 360º. Había sentido una presencia extraña como si los vigilaran. Entrecerró los ojos, quizás era Badru que andaba metiendo su nariz donde no importaba, aun así, si es que el guerrero se encontraba por allí no es que hubiera amucho que hacer, siempre lograba salirse con la suya, sin embargo, el cainita siempre se la ponía difícil, aunque Badru terminaba obteniendo lo que deseaba. Caminaron por aquel lugar sin bajar la guardia hasta llegar a el riachuelo, de allí caminaron unos metros para encontrarse con una cascada, allí detrás de aquel torrente de agua que caía abruptamente había un arco, una entrada a un lugar donde cualquier cosa podría pasar.

 

**************

 

Pasar por aquel arco fue lo más fácil, una vez que comenzó a caminar sabia que todo se había vuelto patas arriba, literalmente estaba escuchando aquellos viejos susurros cada vez más fuerte, quizás espíritus o seres del agua que les estaban advirtiendo que debían retroceder. No había luz, el no necesitaba aquello gracias a su condición vampírica, pero quizás Athena si debería al menos usar la varita para continuar con el camino. Caminaron unos cuantos metros, allí, frente a él, la primera prueba. Dibujó una mueca... una jauría de esqueletos en forma de lobos sangrientos, con garras y colmillos afilados venían hacia ellos

 

@@Athena Rouvás

[Athena Rouvas]

—Rayos. . . —Maldijo en un susurro.

 

El camino era complicado, resbaladizo y oscuro, cosa que obligó a Rouvás a sacar su varita para iluminar un poco el lugar. Sus ojos poco a poco se fueron acostumbrando a la escasa luz y a dar un paso a la vez para tener una mejor idea del terreno. Aunque claro no podía darse el lujo de perder demasiado tiempo, Hades no iba a esperarla ni por un segundo. Lo que menos deseaba era quedarse atrapada en aquel lugar; siempre podía desaparecer y aparecer en el confortable sitio que le estaba sirviendo de hogar. Se regañó mentalmente por estar teniendo esas ideas cuando debía concentrarse en lo que se venía.

 

No supo cuanto tiempo caminaron por la cueva, solo fue consciente de que de pronto Ragnarok se había detenido y mantenía la vista al frente.

 

—¿Son perros? —No era muy diestra en anatomía de canes, pero por el tamaño diría que no eran perros. Tal vez lobos. Pero había algo diferente en ellos, y no solo por el hecho de ser esqueletos. —Se supone que debo sortearlos, ¿no? —Era un poco muy obvio.

 

Dio un par de pasos al frente hasta quedar delante de Hades, y a merced de la jauría que se acercaba rauda y deseosa acabar con ellos.

 

— Salvaguarda Mágica. . . —Lo primero era lo primero, resguardarse un poco o no tendría oportunidad. Su cuerpo se volvió intangible, aunque aún los lobos estaban lejos como para comprobar la textura que ahora tenía la mujer. Luego de eso decidió hacer uso de los poderes de una de las dagas que había visto previamente en el Libro de la Sangre, solo tuvo que esperar a que el primero de los Lobos, el que probablemente lideraba, estuviese cerca. —Lo siento, mucho Obedire.

 

Ni sabía por qué se disculpaba. Aquel que recibió la marca de sangre comenzó a atacar a los otros que se iban acercando. Rouvás esquivó a unos más gracias al primer hechizo lanzado, pero conforme el tiempo avanzaba fue sintiendo como este también le abandonada. La jauría quedó reducida a huesos esparcidos por el lugar.

 

—Espero que no vengan más. No tengo deseos de estar todo el día batallando con lobos zombies. . . —A veces, era demasiado sincera. —¿Nos internaremos más adentro?

[Hades Ragnarok]

-Algo peor que perros –contesto el vampiro a la pregunta que la profesora del libro de la fortaleza le había hecho- y la verdad es que si, es una buena deducción, así que suerte –comento serio para dibujar una mueca

 

El vampiro había pasado aquella primera prueba sin inmutarse, sabía perfectamente lo que debía hacer, sin embargo, se detuvo solo una fracción de segundo para ver lo que hacía su única acompañante en aquella clase, Athena. Ladeo la cabeza y dibujo una mueca para luego encogerse de hombros, aquello había sido demasiado fácil, pero por experiencia propia conocía perfectamente lo que significaba aquello, mientras más se adentraran en aquella caverna las cosas se pondrían cada vez más difíciles.

 

-No creo que aparezcan más de esos, pero jamás se sabe lo que sucederá, tú misma deberías saberlo, aun así mantente en guardia -contesto el vampiro- solo sé que aun no ha comenzado a correr la sangre, al menos ya empezaste a practicar –la había visto usar la daga y al menos aquello era algo- debo admitir que esta vez fuiste mucho más rápido en utilizar los poderes del libro que alguno de los grupos que me han tocado, sino tendrías que aprender por las malas y eso no sería nada agradable -comento recorriendo un nuevo camino.

 

Continuo caminando sin darse cuenta si la Rouvás le seguía, aunque podía escuchar pasos a lo lejos. Un frio gélido atravesó las células del vampiro cuando llegó a aquel claro, a lo lejos, podía ver la superficie oscura y tranquila que lo esperaba. Un lago, quizás algún pozo donde las corrientes de aquella caída de agua que habían pasado anteriormente quedaban guardadas, estancadas o servían de manantial mineral. Un segundo después innumerables espíritus se posaron ante él no para hacerle reverencia ni nada por el estilo, más bien, intentaban que no siguieran su camino. Los susurros y lamentos no se habían hecho esperar mientras los espíritus intentaban evitar que dieran un paso más hacia adelante. A su mente vinieron imágenes de un mundo prohibido para él, uno al que había jurado no entrar o penetrar, solo su tía era la única que tenía permiso a ir allí y él ni que fuera su sobrino podría pisarlo a menos que fuera deseando la muerte. Suspiro, aquél no era ese mundo.

 

Hizo una reverencia respetuosa a las ánimas que se encontraban allí y siguió caminando, sabía que era una advertencia pero si deseaban llegar al final debían continuar por el sendero plagado de peligros. Al voltear lentamente y poco a poco las aguas comenzaron a agitarse, algunas manos comenzaron a verse, quizás inferís que habían detectado la presencia de carne fresca con la cual jugar. Una mueca apareció en la faz del vampiro, era algo nuevo, aunque no debía de haberse sorprendido, sin embargo, sospechaba que la aprendiza del libro de la sangre podría verse en aprietos ante aquel nuevo obstáculo.

 

@@Athena Rouvás

[Athena Rouvas]

Los ruidos que se comenzaron a escuchar conforme avanzaban le sonaban más a lamentos que a otra cosa. Sin duda alguna, en el algún punto de aquella caverna iba a encontrar a los dueños de dichos sollozos.

 

Pero le resulta más repentino encontrar a Hades quien al parecer seguía el camino sin esperarla, suerte era que solo había una dirección posible que seguir. Rouvás nuevamente alzó la varita a la altura del pecho hacia adelante, y luego de un Lumos iluminó la parte más cercana. El silencio era tan sepulcral que remotamente escuchaba unos pasos en el camino que seguía a pesar de las voces algo espectrales, en algún punto tendría que encontrarlo.

 

— Auch. . . —Se había pasado a llevar el brazo con una punta de piedra. —¿Qué tan adelante puede estar? —Murmuró para si misma.

 

Al final lo alcanzó. Lo vio hacer una especie de reverencia a lo que creyó eran una especie de fantasmas. Mantuvo la varita en alto, y en guardia los sentidos pues creyó que iban a intentar atacarla, pero Hades culminó su reverencia y nada sucedió. Ella no mostró sus respetos, en parte porque no entendía que estaba sucediendo allí, y por otro lado sentía que si daba un paso algo raro iba a suceder. Ragarok seguro había recorrido ese lugar con anterioridad de modo que sabía sucedería, si es que no era un truco puesto por él mismo para probar sus conocimientos del libro.

 

Miró a su alrededor y solo entonces se dio cuenta que había agua, desvió la varita hacia el costado derecho para tener una mejor visión; estaban inquietas. No solo eso, también se podía observar dedos, o mejor dicho algunas manos que intentaban salir de las aguas.

 

Retrocedió un paso pues a los segundos eran varios los inferis que iban surgiendo del agua.

 

—Que mal asunto. . . —Chistó. Necesito algo de fuego, pero si uso la varita perderé la visión. Debatió lo que se podía mientras los veía acercarse. Al final optó por arriesgarse con otro de los poderes del Libro.

 

Sabía que sería arriesgado pero se acercó al Inferi más cercano y le hizo una Marca de Sangre para que este cayera preso de sus decisiones. Por medio del control mental le ordenó que atacara a los otros inferis que se acercaban. Ella por su parte volvió a tomar distancia pues aquello no iba a durar demasiado. Los vio atacarse y desmembrarse, pero aún seguían quedando algunos. Uno de ellos vino por detrás, Rouvás no lo vio venir, solo actuó por inercia haciéndole una Maldición con la daga. Su respiración agitada denotaba el pequeño sus vivido.

 

—Suficiente, ya se que son estas cosas. . . ¡Incendio! —Fue repitiendo en contra de los pocos que aún se mantenían de pie, hasta que todo volvió a la tranquilidad. —¿Estamos cerca del final? ¡Dioses! Son horripilantes. . .

Editado 17 de Noviembre del 2016 por Athena Rouvás

[Hades Ragnarok]

El Ragnarok volteo para ver si aun Athena le seguía una vez que se deshizo de algunos inferís que estaban por atacarle. Dibujo una mueca, al menos su aprendiz seguía viva, pero ¿Dónde estaba la sangre?, ¿se le había ocurrido a la Rouvas el utilizar alguno de los otros poderes del libro? Bufo por lo bajo, por lo que veía tendría que clara y sencillamente intervenir y hacerle probar el poder del libro de la sangre de la peor manera posible o como dirían por allí… a las malas.

 

Sin embargo, en el momento en que pensó aquello se sorprendió a ver como la chica comenzaba a usar la daga y prácticamente todo lo que estaba en aquel libro. Dibujo una mueca, al menos la acción ya se estaba dando y la joven Rouvas lo estaba haciendo medianamente bien, claro estaba, entre las limitaciones normales de aprender el libro y quizás el no recordar usar algunos hechizos, tanto los que utilizaría en la vida diaria como los del libro de la fortaleza. Él en cambio, cuando estaba dando clases o recibiéndolas prefería intentar usar todos sus conocimientos de aquellos libros, la practica hacia al maestro e intentaba usar lo mas mínimo la varita o mejor dicho, sus habilidades como mago tenebroso. Guardo silencio mientras esperaba.

 

Cerró los ojos, sabía que aun tenían camino por recorrer y no habían llegado ni a la mitad de aquel tortuoso sitio. Al abrirlos un brillo de intensa maldad había aparecido en los orbes oscuros como la noche del Ragnarok, no había mucho mas remedio, iba a empezar a jugar y sería divertido, le había dado tiempo suficiente, el Ragnarok tomo la daga del sacrificio y se hizo un corte en el brazo mientras observaba a Athena. Sonrió al ver como un ligero chorrito de sangre salía de su brazo y de la chica.

 

-<<Episkey>> -susurró el Ragnarok para curar así la herida. Ahora ambos estaban conectados y la chica tendría que cumplir en primera medida aquella orden que le pudiera dar el Ragnarok- Ups, lo siento, mi error –dijo el Ragnarok divertido para después ponerse serio al escuchar la pregunta de la chica- no hemos llegado a la mitad y al paso que vamos quien sabe si a la final lograremos salir de todo esto –respondió.

 

Sin perder mas tiempo el Ragnarok comenzó a caminar de vuelta por aquel lugar, aun faltaban más pesadillas por encontrar.

 

@@Athena Rouvás

[Athena Rouvas]

—¿Qué estás. . . — Haciendo. . .?

 

¿Acababa de hacerse un corte en el brazo así mismo? ¡Dioses! Athena había olvidado un poco las habilidades que poseía Ragnarok, a menudo le pasaba ya que en el mundo de los Magos era común verse inmerso con personas con otras características que rayaban en lo paranormal. Un muggle común y corriente hubiese enloquecido de solo escuchar que tantos dones existen en la tierra.

 

De pronto sintió dolor en el brazo, su brazo. Lo estiró hacia el costado y se alumbró con la varita; había sangre saliendo desde un corte en el antebrazo. Diría que a la misma altura que en el brazo de Hades.

 

— A mi no me engañas, ese no fue ningún error. —Él no era demasiado expresivo con las palabras, pero eso no le quitaba a Rouvás las ganas de protestar. —Intentas. . . intentas crear una unión con la sangre, pero no has hecho ningún juramento, de modo que yo puedo hacer el propio.

 

De acuerdo, mala idea decir en voz alta los planes o lo que había descubierto. Ahora Hades tendría la ventaja de poder defenderse si le apetecía y todo por ser demasiado bocona cuando no conviene. Así que tuvo que actuar enseguida. Ya existía una conexión entre ambos; usando su propia daga del sacrificio, se acercó lo suficiente como para lograr efectuar un corte a Hades sin importar que tanto le alcanzaba. La daga rasgó la ropa cerca del hombro y traspasó la piel. —Yo juro. . . proteger a Athena Rouvás hasta salir de esta cueva, ayudándola a sortear las dificultades que vengan.

 

No sabía si el juramento podía ser largo o corto así que intentó abarcar lo más posible de manera general.

 

Más allá de la cueva no sabía qué era lo que le esperaba. Si con eso conseguiría pasar la prueba o solo una primera parte, por que sí, ya sabía de antemano que la probarían en la parte que más detestaba: un duelo. Pero al menos saldría viva de aquel espeluznante lugar. Tal vez quedaba poco, tal vez esta era la parte final.

 

—Ahora, creo que debemos continuar nuestro camino. En verdad, estoy ansiosa por poder ver algo de luz. ¿Debemos entrar aún más o estamos cerca de alguna salida. —Se escuchaba calmada, quizás más de lo que verdaderamente estaba a esas alturas. Ya no sabía que más esperar del corto recorrido. —Oh, verdad. . . —Pensó en una curación para que el primer corte cerrara en su brazo. Con algo de suerte no le quedaría ninguna fea cicatriz. —No soy muy amiga de estas demostraciones de guerras como otras de mis amigas. —Soltó.

[Hades Ragnarok]

El Ragnarok observaba a Athena pasar por aquella prueba, había algo de acción y lastimosamente él sabía que habría mucho mas, conocía aquel sitio y ni siquiera habían llegado a la mitad o descubierto todos los horrores que podía esconder aquel sitio perdido en algún lugar del planeta, el movimiento de la Rouvas lo tomo por sorpresa pero no se inmuto ante aquello, ya era hora de que alguien hiciera algo con aquellos poderes, aunque claro estaba, la chica era la única que estaba viendo aquel libro..

 

Bufo por lo bajo, debía recordar jamás bajar la guardia ante los aprendices, aquella alumna pagaría por ello después, claro estaba, podía romper aquel juramento pero significaría morir para él, aunque jamás le había temido a la muerte. Dibujo una mueca mientras posaba sus orbes negros como el abismo lleno de molestia en ellas.

 

-Muy bien, muy divertido, al parecer crees que te has salido con la tuya –dijo divertido, aunque algo molesto. Si bien había deseado que aprendiera a usar aquel libro entre varias personas la chica no había tenido otra opción por lo que se acerco a ella - jamás dijiste que no podía torturarte

 

Se coloco a unos pasos de Athena estudiándola con la mirada preparándose para mover la varita de ser necesario o usar algunos trucos que tenia debajo de la manga, sin embargo, se volteo y se alejo, si iba a hacer aquello lo haría cuando no estuviera lista o pendiente de las intenciones del Ragnarok… no se lo vería venir.

 

Camino un poco mas por aquella caverna hasta llegar a una bifurcación, hacia muchísimo tiempo había estado allí, la vez anterior había tomado el camino de la izquierda, esta vez, iría por la derecha, ya que quería descubrir que secretos habían por allí o ver lo que no había visto en su anterior visita. Podía escuchar los pasos lejanos de su alumna quien seguramente estaría pendiente de que le saliera algún otro obstáculo o barrera que tuviera que afrontar, aunque claro estaba, se suponía que el Ragnarok podría ayudarla. Suspiro.

 

La luz que se encontraba a unos cuantos metros frente a él era extraña y diferente a las conocidas, se movía de forma aleatoria, era como si algo estuviera iluminando alguna gema preciosa o se estuviera reflejando la luz en algún lugar. Dibujo una mueca, no le daba mala espina pero su instinto le decía que debía tener cuidado.

 

Una luz cegadora cubrió el lugar en un segundo, tan rápido que no le había dado tiempo de reaccionar ante aquello, un segundo después ya no se encontraban en aquella cueva, tanto él como la Rouvas habían desaparecido.

 

@@Athena Rouvás