Artes Oscuras & Maldiciones

[Valentina Ricci Yaxley]

Ambas profesoras esperaban a que sus respectivos alumnos dieran sus respuestas. Los dos muchachos fueron bastante breves con sus explicaciones. Ashura optó por mencionar el collar de ópalo, más que conocido en el mundo mágico. De entre todos los objetos malignos, docha joya le parecía muy interesante a la profesora, ya que si se camuflaba como un collar más, era capaz de producir una catástrofe sobre la bruja que quisiera lucirlo en su cuello.

―Veo que has apostado sobre seguro ?contestó tras la respuesta de la asiática?. Sí, el collar de ópalo es un tópico. De hecho, juraría que fue a partir de un incidente en el propio castillo de Hogwarts cuando cobró más protagonismo. A partir de ahí, el Ministerio de Magia restringió su uso, aunque he de decir que siempre se puede encontrar uno si se sabe dónde buscar... ―guiñó un ojo.

―No quiero que te pienses que todo lo maldito son objetos, ni mucho menos. También hay lugares que guardan maldiciones horripilantes, ya que en ellos se ha practicado de la peor magia que te puedes encontrar. De hecho, hoy mismo iremos a cierto sitio que me gustaría enseñarte.

Si algo agradecía de la Universidad es que los profesores no tenían que andar con tapujos camuflando sus palabras con el alumnado. Eso de darle clase a mayores de edad era algo muy positivo. Miró hacia el lado para ver cómo Candela le daba una ¿reprimenda? a Matt. No estaba muy segura, pues ella solía tener un tono de voz algo brusco en ocasiones. Una vez terminó, tanto ella como el alumno desaparecieron de los terrenos del Ateneo.

―Será mejor que nos pongamos en marcha.

La profesora sujetó a Ashura de la mano y sus cuerpos desaparecieron en un torbellino de humo. En cuestión de segundos, el frío germano las estaba golpeando en la cara, avisándolas de que habían llegado a un nuevo lugar. Se trataba de un recinto cochambroso y bastante abatido por los años. El perímetro estaba marcado por altas vallas que algún día estuvieron preparadas para chamuscar a todo aquel que simplemente las rozara. Tras la entrada, cientos de casetas fabricadas con ladrillos ya agrietados se sucedían abarcando los terrenos, cada una de ellas idéntica a su predecesora. Pese a ser de día, el ambiente estaba de lo más apagado. Las nubes impedían que el sol se hiciera presente. Desde luego, a lo único que invitaba ese lugar era a abandonarlo.

Los otros dos compañeros ya estaban allí, esperando a su llegada. Se apresuró tiritando y formaron un círculo entre los cuatro.

―A ver qué tenemos por aquí... ―hundiendo su mano en su bolso, sacó unos cuantos guantes y orejeras para ofrecerlos― Perfecto.

Con un golpe de varita, transformó los ropajes de su alumna y de ella en prendas más calentitas, tal y como acababa de hacer Matt con el abrigo de Candela.

―Ahora que estamos todos listos, os explicaré brevemente qué estamos haciendo aquí. Como ya sabréis, la magia oscura puede invadir no solo objetos y personas, sino también hectáreas enteras. Es el caso de este lugar. Estos terrenos han vivido los mayores terrores que el ser humano haya contemplado jamás. No se si habréis oído hablar de la Segunda Guerra Mundial de los muggles. Digamos que se dedicaron a exterminar grupos de personas aquí, en campos de concentración como éste. Básicamente, los capturaban, les hacían la vida imposible con torturas y demás y, finalmente, los gaseaban hasta la muerte.

Hizo una breve pausa.

―Tierno, ¿verdad? Pues no es lo único. Resulta que durante esa época, varias bandas de magos tenebrosos que defendían la pureza de la sangre y el odio a los muggles, aprovecharon para introducirse en los campos y usar a las personas para sus experimentos. Valiéndose de magia muy poderosa, se aprovecharon para poner a prueba sus conocimientos en artes oscuras, venenos, maldiciones y todo lo que se les ocurrió. Como el destino de esas pobres criaturas iba a ser la cámara de gas, nunca nadie sospechó nada. Pero la magia oscura siempre deja huella, y es por eso por lo que estamos aquí.

Dio unos pasos para mirar a los alumnos.

―Dicen los expertos que restos de la magia que se utilizó en este lugar se adhirió a algunos objetos del lugar, provocando verdaderos horrores para todo aquel que pone un pie en este lugar. Es por ello que hace tantos años que nadie viene. Lo que no estamos seguras es de que esto sea cierto, o bien la gente se haya sugestionado por las historias y leyendas que se narran. Nuestra misión, pues, es la de descubrir qué se oculta realmente en el interior. Ashura, quiero que encontremos esos objetos que encierran tanto poder dentro y si verdaderamente pueden seguir provocando el mal. Empezaremos por el ala oeste y nos adelantaremos en lo que Candela y Matt se organizan, ¿qué me dices? Yo te sigo.

@ @@Ashura Lestrange

[Mentita]

― Exacto. ―empezó, luego de escuchar a Matt― Y no sólo son los hechizos. También hablamos de las criaturas, las pociones, los objetos. El cómo una planta , cuyas propiedades la hacen curativa, se convierte en "cómplice" de una poción mortal. En cómo, un basilisco, llega a ser considerada una criatura oscura y peligrosa porque a algún idi***, se le ocurrió hacer un experimento que no podía. Y no contento con ello, utilizó al animal para hacer daño.

 

Detuvo su discurso cuando llegaron Valentina y Ashura, y guardó silencio mientras la Yaxley daba la explicación del lugar y el objeto de nuestra visita. Cuando ésta terminó, la Triviani se volvió hacia su alumno y le indicó, con un gesto con la mano, que debían seguir por el camino contrario.

 

― Nos encontraremos con ellas en un punto medio. Así que, Matt, tratemos también de encontrar el, o los, dichoso objeto. En este tipo de lugares suele haber mucha presencia de magia. La siento. ―hizo como si olfateara, mientras avanzaba abrazada a su abrigo, cortesía del chico. No le había agradecido, claro, pero es que Candela no sabía cómo y, además, se había concentrado en otros temas y asunto por resolver.

 

La Triviani se detuvo frente a una puerta metálica, ancha y abollada. Tenía las orillas semi oxidadas y el picaporte había dejado de existir hacía muchos años. Puso la mano sobre ella y la empujó ligeramente. El vaho de su respiración se hizo mucho más visible, pero no sentía frío, cosa rara considerando la temperatura que hacía fuera. Dejó a mano su varita, por las dudas, la materializó en su diestra y encendió pequeñas lucecillas que guiarían su camino.

 

― ¿Sientes algo, aunque sea mínimo? ―quiso saber la gitana, mientras le dirigía moderadas miradas de refilón.

[Ashura Lestrange]

Se sentía algo mareada por la sensación del luggar, indiscutiblemente se podían percibir energías ahí, no quería imaginarse cuanto habrían sufrido aquellos muggles que fueron torturados de aquella manera en cuanto Valentina nombró los sucesos de esa época. Si bien, su hobbie era leer, recordaba como un cierto día había dado con esa materia muggle, era ciertamente un tema interesante, pero a la vez perturbador tan solo imaginar estar dentro de los zapatos de aquellas personas. Respiró hondo de manera indiscreta para calmar un poco sus nervios y enfocarse en la tarea que llevarían a cabo los cuatro en ese lugar, esperaba que no ocurriera algún desastre ni nada imprevisto.

- Esta bien profesora, estoy lista para buscar esos objetos - Sabía que podía estar tranquila al ir al lado de Valentina, después de todo, seguían teniendo la vieja amistad de siempre. De reojo pudo ver cómo Matt y Candela se preparaban tambien para realizar dicha búsqueda, aunque sentía a su compañero un poco serio, esperaba que de su parte no fuera lo mismo.

- Tengo una pregunta profesora, si tenemos ese objeto ante nosotros ¿Cómo sabremos identificarlo? Pueden haber muchos por este sitio y se que con el más mínimo roce pueden ser capaces de causar un daño letal a la víctima y de ser así... ¿Cómo podríamos curarlo o prevenirlo? - Dijo mientras comenzaba a caminar al lado de Valentina esperando que todo saliera bien en la búsqueda.

 

@@Valentina Ricci Yaxley @Louise

[Matt Blackner]

Aquella era una clase conjunta, y la otra parte no tardó demasiado en unirse a nosotros. Fue Valentina quien explicó lo que había ocurrido en aquel lugar. No solo habían sufrido los horrores de la guerra, sino los horrores propios de la maldad humana que decide aprovecharse del indefenso. Era casi lógico que el resentimiento, el miedo y el odio se hubieran agarrado a cada partícula de aquel lugar, maldiciéndolo por lo qeu había sucedido a los qeu alli padecieron.

 

Asentí levemente, conocía la historia de aquellas guerras muggles, algo terrible. Pero nuestra tarea sería buscar el objeto, o lo qeu fuera que causaba aquellas sensaciones, en el que se hubiera agarrado aquella magia oscura. La carga mágica era tremenda, se notaba, casi podías respirarla conforme avanzábamos.

 

@ alargó la mano hacia la puerta oxidada de la edificación, comida por el paso del tiempo. Cedió con facilidad, pero en cuanto pasamos, la sensación cambió totalmente. Nuestro aliento se condensaba ante nosotros, como si estuviéramos en medio de una montaña de nieve, pero la sensación no era de una temperatura inferior a la que se tenía en el exterior. Entonces?

 

No necesitaba la pregunta de la profesora para darme cuenta. Aquello era causa de la carga mágica, nada bueno desde luego, como si fuera electricidad electrostática condensada en un mismo lugar, en cantidades industriales. Suspiré, sintiendo que se me erizaba el pelo en la nuca, una sensación qeu asimilaba al hecho de que me observaran. Por unos instantes sentí una tremenda opresión en el pecho, como si lo que provocara aquello no quisiera permitirme respirar.

 

- Siento... - oscuridad. Maldad. demonios... - Siento miedo, pánico y resignación. Pero también siento como si todo eso alimentara un gran odio. Es lo que causa la carga mágica, cierto?