Jump to content

♦ Zarathustra ♦ (MM B: 111472)


Jeremy Triviani
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Caminaba sin pensar por las desoladas calles de Diagón, regresaba de darme una ducha en el castillo para relajarme. Mi reciente clase con Jeremy me había dejado cada musculo de mi cuerpo tenso. Las cercanías con el mago jamás terminaban bien, y siempre o salíamos discutiendo y cada quien se iba por su cuenta, o salíamos envueltos en lujuria, buscando de un sitio donde pasar un rato. Aunque últimamente las discusiones reinaban cada lugar donde ambos nos encontrábamos, y esta no había sido la excepción. Durante todo el tiempo de la clase, me había costado no lanzarme a sus brazos y al final, con sus simples palabras logró culminar cualquier brecha que hubiera en ese momento, brecha que se alargó destruyéndolo todo.

 

Deseaba fundirme en el alcohol, y quizás en cualquier otra cosa que me propusieran. Así que dejé que mis pasos me llevaran por las oscuras calles hasta casi llegar al callejón Nockturn, se encontraba el Zarathustra, local de irónicamente, el rubio que me atormentaba actualmente la mente. Abrí la puerta y me adentré para sentarme en la barra y pedir un vaso de su licor más fuerte. Mis ropas había sido cambiadas, por un jeans negro ajustado junto a una ombliguera traslucida que dejaba a la vista el bralette de encaje negro igual. Unos tacones de plataforma cerrados de vinotintos y mi inconfundible peluca azabache y tan larga como mis piernas, totalmente lisa.

 

Esperaba que el Triviani no viniera hasta acá, y que pensara buscarme en todos lados menos este. Tomé un sorbo de mi Mampoer Aguardiente, licor de descendencia africana según las palabras del barman, su sabor era dulce pero al pasar por mi garganta se sentía como calaba cada tejido y quemaba la mucosa por dentro. Deseaba con todas mis fuerzas embriagarme y olvidad un poco lo acontecido del día.

 

@

jIQcN5u.gif

5QDA0A5.png

YwzoyWt.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Jeremy ni tuvo tiempo de responder el beso, cuando la bruja se fue y lo dejó con ganas de gritarle. ¿Qué c*** era eso no hacerla sufrir? Él no hacía sufrir a las personas, solo les daba todo lo que podía. Sintiéndose incomprendido por el rechazo de ir a tomar algo para arreglar lo inarreglable, volvió al Refugio Askar con la esperanza de encontrar a alguien en él. Pero el solo ver a los elfos Beduinos arreglando los jardines, que nadie disfrutaba, le hizo irse a otro lugar en busca de consuelo. Solo se quedó lo necesario para ducharse y volver a ponerse sus jeans cómodos, una remera blanca, la chaqueta de cuero sin mangas arriba de ella, y unas zapatillas de tres tiras, bien simples. Luego se marchó en busca de algo.

 

El Zarathustra donde vendía las mejores cosechas de sus plantaciones, siempre era el mejor lugar para relajarse. No importaba que ocurriera, el local siempre le daba la paz que necesitaba. Creía que alguno de los poderosos hechizos egipcios de Rachel, aún seguían activos bañando las paredes del lugar, y eso ayudaba a crear un clima relajado donde los problemas cotidianos pasaban a un segundo plano. Dos pasos adentro se dio cuenta que no, no habría ninguna paz aquel día, en el bar.

 

La olió antes de verla. La conexión de sangre era muy fuerte como para detectarla con precisión. Ahí estaba sentada en la barra ahogándose en alcohol. ¡Hasta le robaba sus ideas! Suspiro pensando que debería de intentar arreglar las cosas. La amaba como a su hermana, y siempre estaría a su lado hasta el final, pero ya no podían seguir peleando como perro y gato.

 

-Deja esa porquería africana, con su 75% en alcohol apenas conseguirás embriagarte lo suficiente para ponerte a llorar-Dijo rompiendo el silencio, mientras se colocaba detrás de la barra e iba por el verdadero alcohol.

 

Era bastante difícil conseguir esa bebida por la pureza del 96% en graduación de alcohol. Algo que podía matar con rapidez si se abusaba de ella. Jeremy abrió el compartimento de bebidas prohibidas para sacar de ellas la botella blanca con la etiqueta verde que decía “Vodka Spirytus” Le sirvió un chupito a su hermana, mientras se servía otro para él. Luego volvió hacia ella para ponérselo delante.

 

-96% de alcohol puro y duro -Dijo señalándole el pequeño recipiente -Hagámoslo -Asintió antes de agarrarlo y chocarlo apenas con el suyo - ¡Por tu nuevo conocimiento! -Grito antes de beberlo de un solo trago.

 

 

@

Editado por Jeremy Askar Triviani

Afm5XYH.gif         Team Caldero 2bRpcep.gif

12.png

cc6JooJ.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Y el resultado de mi pensar fue totalmente equivocado. El característico olor del mago llegó a mis fosas nasales minutos antes de que cruzara la puerta de entrada. Escuché su suspiro pero me decidí a ignorarlo olímpicamente. La presencia del mago, precisamente ahora no me era grata y prefería pasar de él ante cualquier cosa. Escuché su voz al pararse frente a mi al otro lado de la barra, pero no omití palabra alguna y seguí tomando de mi vaso, aún cuando el se fue en busca de otra botella.

 

Regresó a su puesto detrás de la barra y tomó dos vasos pequeños para chupitos. En silencio lo observé hacer cada acción, y cuando colocó el trago frente a mi, yo seguía sin pronunciarle alguna contestación. Le vi tomar el trago entre sus dedos, y lo imité sólo por el hecho de querer embriagarme profundamente. Chocó su chupito con el mio y soltó un brindis. Volví a ignorarlo y sólo tomé de ese Vodka fuerte, que en efecto sentí un leve mareo atacar mi sistema.

 

Tomé la botella de la bebida africana que había pedido junto al vaso, me levanté de la silla y dándole una ultima mirada al rubio me levanté para dirigirme a una de las mesas. Quería estar sola, sin hablar y solo dedicarme a beber cada gota de alcohol que tuvieran en el bar. Vacié otro poco de la botella en el vaso con un par de hielos, y tomé un trago profundo, limpiando las pequeñas gotas que caían por mi mentón con el dorso de mi mano.

 

Observé a la nada, viajando entre mis pensamientos al cálido pasado junto al vampiro. Y una pequeña sonrisa melancolía apareció en mi rostro cuando el recuerdo de como nos conocimos apareció.

 

@

jIQcN5u.gif

5QDA0A5.png

YwzoyWt.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Jeremy soltó una risita, empezaba a sentir los ojos picando y el mareo que le daba la bebida que acababa de tomar. Sin dejarse amilanar por el rechazo de la Triviani, la miro irse a una de las mesas. Sirvió otros dos chupitos más, y los llevó con él hacia donde se había sentado la italiana. Dejó la botella y los dos vasitos con líquido incoloro de un golpe sobre la superficie de la madera, y se sentó frente a ella a recordar el pasado.

 

Años anteriores - Comienzo de la Guerra Fría.

 

Jeremy estaba terminando de lustrar sus botas, cuando el sargento irrumpió en las barracas. Se puso de pie de inmediato al lado de la cama, haciendo el saludo que le correspondía a un superior. Lo único que lamentaba es no haberse apurado a ponerse las botas, y ahora las medias blancas estaban a la vista de todos. Sufrió en silencio la inspección del alto mando, mientras su mirada estaba perdida en algún punto de la madera que conformaba una de las paredes de la barraca. El calor se colaba por todos lados en aquella precaria construcción.

 

Como estaba haciendo el servicio militar obligatorio, lo que más le costaba era soportar el clima cálido de Italia, donde debía desarrollar parte de su estadía en el ejército. Si pasaba la inspección sería la primera vez que pudiera ir de paseo para conocer realmente el lugar donde estaban. Ya que apenas había visto más que donde entrenaban, sin salir de la base Rusa. Tendrían todo un día con su noche para disfrutar fuera de allí. El joven vampiro no quería perderse la diversión, así que cuando el mandamás, les dio el permiso poco estuvo por ponerse a saltar de la emoción. Solo se apresuró a ponerse las botas antes de salir de allí.

 

Junto a sus compañeros de pelotón, fueron a disfrutar del aire libre. Lo que más le interesaban a todos era tener una cita, y el lugar obvio para buscar placer rápido, eran los burdeles que por ahí había escondidos. Jeremy como cualquier joven a esa edad, se dejó guiar hasta allí, sin sentir prejuicio por pagar a cambio de se.xo. En el burdel al que entraron había muchas jovencitas italianas para elegir. Él antes de eso, fue al bar a comprarse una bebida. No tenía mucha experiencia con socializar con mujeres, así que mientras sus compañeros agarraban a las mujeres más exuberantes, el vampiro observó a una chica de cabello negro que estaba bailando al ritmo de la música.

 

 

@

Afm5XYH.gif         Team Caldero 2bRpcep.gif

12.png

cc6JooJ.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Escuché el ruido de la botella, y volteé a verle mientras secaba con violencia la lagrima que corría por mi mejilla. Sabía que tenía los ojos totalmente cristalizados, llenos de lagrimas que amenazaban por escaparse pero me negaba a dejar ir. Sorbí de mi nariz y tomé el chupito que el rubio me tendía y sin dudarlo vertí todo su contenido en mi garganta. Me quedé viendo el vaso un par de segundos antes de levantar la mirada y conectarla con el Triviani, justo cuando las lagrimas comenzaron a nublar mi vista...

 

 

1947 - Comienzo de la Guerra Fría.

Montebruno - Burdel "Case Chiuse".

La joven Zoella de sólo 17 años salía de una de las habitaciones mientras terminaba de acomodarse el pequeño vestido que usaba esa noche. Recientemente había sido trasladada de los aposentos de Luciano, quien la había tenido oculta mientras según el la estrenaba y entrenaba para el trabajo. La vampira poco gozaba de dicha labor como muchas otras, extrañaba la calides de los brazos de su padre adoptivo de quien no sabía hace ya algunos años. Logró mandarle una carta a escondidas, carta que no había recibido respuesta aún.

 

En la muñeca llevaba enrollada el pequeño collar de plata que él le había regalado, su largo cabello caía en cascada por su espalda y su fleco se encontraba ya comenzando a cubrir su rostro. Un rubor maquillado permanecía constantemente en su angelical e inocente rostro, sin embargo, la mirada de la joven demostraba todas las atrocidades y los tristes sentimientos que albergaban en su pecho desde hace 3 años. Caminó hasta el bar y tomó un vaso que le tendía el barman, la única salida a todo era mantenerse ebria o drogada, esperando olvidad las largas labores a las que era sometida, sin posibilidad de negarle algo a alguien.

 

El maltrato no venía solo desde los clientes, también sus compañeras colaboraban en ellos, dándola a los mas degenerados y asquerosos hombres que frecuentaban la estancia. No fue hasta esa noche que decidió ir hasta la pista y simplemente bailar sola al ritmo de la música que tocaba la banda. Música que subía por su piernas para alojarse en sus caderas, moviéndose al son de cada tono. Giró al sentir un peso en su cuerpo, abrió los ojos y lo observó en la barra sin dejar de moverse. Un soldado rubio la observaba desde la barra, soldado que llamó la total atención de la mujer. Sonrió para él, incitándolo con la mirada a acercarse y compartir una pieza con ella. Llevó ambas manos a sus muslos y moviéndose al mismo ritmo de la música recorrió esa porción de sus piernas hasta sus caderas, subió lentamente por la pequeña cintura que poseía hasta pasar por los costados de su busto. Llegó a su cuello y levanto su cabello para observarlo, sugerentemente mientras se mordía el labio.

 

Por primera vez estaba disfrutando de tener que seducir a alguien, sin atisbo alguno de engañar o aparentar lo que siempre hace.

 

@

jIQcN5u.gif

5QDA0A5.png

YwzoyWt.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 3 semanas más tarde...
Mi capa ondeaba con los primeros vientos gélidos de la temporada mientras avanzaba por los adoquines del callejón Diagón. Era fin de semana, y había imaginado que para la caída de la tarde el lugar estaría abarrotado pero agradecía infinitamente mi desacierto. ¿Qué evento tendría a la comunidad mágica concentrada en otro asunto que no fuesen las compras y el libertinaje? Bueno, mi lectura era más interesante que la profundización de una investigación insulsa.


Había cogido un libro antes de salir del castillo Triviani, donde me había pasado las últimas semanas, sin que realmente algún integrante de la familia lo notara, recluida en su basta biblioteca. No obstante, Baptiste se había puesto muy pesado desde la mañana, insistiendo en que debía salir y socializar con el mundo al menos un poco y, a sabiendas de que no me dejaría en paz, decidí que salir y continuar mis horas de lectura en otro lugar habría de ser lo más adecuado.


Por suerte, tenía el don excepcional de leer al caminar sin tropezar una sola vez. La idea de visitar el callejón no sé de donde la saqué, pero era el único lugar con el que estaba familiarizada un poco en Londres; había tenido la intención de buscar alguna cafetería, pero había estado tan absorta en la lectura que para cuando levanté la vista me percaté de que casi había llegado al final de Diagón y casi me introducía en sendas "peligrosas".


Un reflejo de luz multicromático llamó mi atención hacia mi derecha. Observé como los rayos del sol eran desviados por los vitrales de un establecimiento de fachada antigua, aunque le adorbanan algunos toques modernistas; el nombre me recordaba de algo, pero al notar que había un bar adentro no pensé dos veces y decidí entrar, sabiendo que si regresaba por el callejón buscando un lugar más idóneo jamás elegiría ninguno y terminaría caminando durante horas. Además tenía sed, y hambre; Baptiste no me había permitido comer nada.


La decoración del lugar me complació sobremanera. La luz era idónea, y el ambiente que le presidía era relajado al no haber muchos comensales —Un tarro de hidromiel, por favor —pedí a una mujer de piel tostada que servía en una mesa próxima a la entrada. Ella me miró fugazmente, pero no supe si me escuchó. De cualquier forma me quité la capa, y fui a sentarme en una mesa vacía del rincón donde la luz de los vitrales coloreaban mi rubio cabello.

HmO15tA.png



Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Habían pasado un par de horas desde su llegada a Londres, no tenía a donde ir y tampoco con quien encontrarse. Eran años en los que Isabelle había decidido alejarse del país para poder continuar con su vida, su familia había desaparecido y muy a su pesar no consiguió regresar a tiempo para despedirse de su madre, al conocer la noticia de su fallecimiento opto por no regresar más y los últimos meses en Italia los paso junto a un grupo de magos que al igual que ella, habían salido de sus lugares de origen, ellos buscando aventuras, ella tan solo quería estar sola. Se sentia una extraña en el lugar.

 

De sus labios carmesi se escapó un largo suspiro que se perdió en la fría ventisca que atravesaba el callejón, no reconocía los locales en su mayoría por lo que le fue difícil elegir donde entrar, miraba a su alrededor y para su sorpresa era poca la gente que recorría el lugar, remango su túnica para ver la hora y fue cuando el reflejo de varios colores en su piel la hizo levantar la mirada. Aquellos vitrales le recordaron un bar que había visitado en Ámsterdam, sonrió muy sutilmente al recordar y sin pensarlo más decidió entrar.

 

Con delicadeza desato su túnica y la dejo en un perchero, descubriendo asi el traje que vestia, en su mayoría de color negro con algunos detalles en encaje en la parte alta de su torso y cuello, su cintura se remarcaba por el cinturón de cuero que combinaban con el par de tacones que anunciaban su entrada al resonar por la madera del suelo. Agradecida por la ausencia de clientela se dirigió directamente a la barra, no lo había sentido, pero eran horas y horas que habían pasado recorriendo Londres, necesitaba hidratarse.

 

Estaba a punto de pedir su bebida cuando escucho la voz de una mujer casi interrumpiendola, Isabelle giro el rostro para descubrir de quien se trataba, pero como imagino, no era alguien que conociera, suspiro aliviada, no quería un interrogatorio.

 

-- Ron de grosella, por favor -- Alzo la voz justo cuando la mujer seguía su camino.

Dudo, pues parecía que la mujer no había escuchado a ninguna de las dos mujeres. Pensó en ir a pedírselo de nuevo pero la rubia llamo más su atención, penso que si le servía a la joven lo más seguro es que a ella también. Decidió socializar, algo que la sorprendió para sus adentros, seguramente Ying estaría orgullosa de ella.

 

-- Hola! ¿A usted también la ignoro la mesera? -- Fue lo primero que se le ocurrió y que rapidamente se arrepintio de decir y es que, si ella estaría en su lugar tampoco me gustaría que un desconocido me hablase. ¿La habria escuchado?

Nerviosa en su interior, simulo que buscaba un lugar donde sentarse, desafortunadamente tenía tantas opciones que era difícil predecir si la joven le respondería o si simplemente haría como la mesera. Dudo, definitivamente socializar no era lo suyo y mucho menos después de tantos años fuera de Londres. En esos cortos segundos se solto el cabello y lo acomodo en uno de sus hombros.

Editado por Isabelle Ryddleturn

yFFtymh.png


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Un poco preocupada aún por la desatención de la mesera le seguí con la mirada desde mi mesa, notando como ignoraba de la misma forma a una bruja que parecía haber llegado al mismo tiempo que yo. Me quedé absorta, observando indiscretamente a la mujer, y no lo noté hasta que cruzó su mirada conmigo haciendo que bajara los ojos de inmediato y me hiciera la tonta buscando la página de libro en la que había interrumpido mi lectura. ¿Acaso tenía las mejillas encendidas?


Aspiré y exhalé profundamente. Una sonrisa divertida se dibujó en las comisuras de mis labios al darme cuenta de lo que en segundos había pasado. Culpé totalmente a Thomas, mi gemelo, que desde su llegada a la ciudad no había hecho mas que hacer florecer mis más recónditas emociones e impulsos con sus sentimentalismos absurdos hasta hacer brotar incluso ternura y cariño fraternal de mi parte. ¿Ahora qué? Si seguía de esa manera uno de estos días entraría con los Triviani dando saltos hasta colgarme del cuello de Jeremy y besarlo en la mejilla como una hija empalagosa.


—Puff!! —Bufé ruidosamente, en el momento justo en que la bruja que había observado antes se paraba frente a mi mesa y me saludaba. Levanté el rostro hacia ella, claramente sorprendida y avergonzada. Ella se removió nerviosa, sin duda tomando mi bufido como molestia de mi parte. Traté de disculparme, pero me quedé absorta de nuevo, viendo la forma en que manejaba su cabello.


Parpadee. ¿Que era lo que había preguntado?


—Si, eso me pareció que hizo —traté de sonar lo mas casual que pude. Mis azules ojos se desviaron un poco hacia un lado de su figura al notar movimiento de la mesera, que parecía acercarse a donde nos encontrábamos —, pero al parecer le hemos calumniado. Allí viene...


La joven mujer, de expresión severa, traía ya en sus manos las bebidas de ambas. Nos miró, y al llegar puso el hidromiel y el ron en mi mesa, sin preguntarle a la bruja guapa dónde iba a sentarse; acto seguido, se esfumó hacia la barra de nuevo.


—Vaya, pero qué modos... ¿gustas sentarte? —no podía creer que estaba invitando a alguien a acompañarme, pero al cerrar el libro en mis manos y apartarlo a un lado, supe que había sido en serio. La miré de nuevo a ella y le sonreí, quizás demasiado —, o tal vez esperas a alguien más...

Editado por Frankie Tarly

HmO15tA.png



Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Una mezcla de incomodidad y nerviosismo habían invadido el cuerpo de la bruja, jugaba con sus dedos a la espera y con un suspiro aliviado escucho la voz de la rubia, giro el rostro para corroborar lo que decía y su mirada siguió su bebida, abrió la boca pero nada salió de sus labios, una vez más la joven había interrumpido sus palabras, estaba avergonzada pero agradecida de que el silencio incomodo terminara arreglo la parte inferior de su traje y se sentó frente a ella.

 

 

-- Si no es molestia, claro que si -- Sonrió, o eso intento, al menos su mirada se poso casi penetrante en la de ella, como hacia años trato de descubrir la personalidad de aquella desconocida, algo que le facilitaba a Bel cuando era activa en La Marca Tenebrosa o incluso en su epoca de Directora de El Profeta. jamas le habia resultado tan dificil leer a una persona.

 

 

A diferencia de sus últimos años en Londres, Isabelle ahora era aún más desconfiada y poco o nada socializaba con gente desconocida, sus viajes le habían enseñado a hablar lo justo con tan solo un par de personas; su personalidad había cambiado drásticamente, de aquella mortifaga quedaba poco y obligada a retornar, sabía que tenía que encontrar un punto intermedio, en nada le ayudaba alejarse de las personas. No por el momento.

 

 

-- En realidad no, podría decirse que soy nueva en la ciudad -- Hizo un gesto con las manos y una leve sonrisa remarco sus mejillas. -- Es más, tu podrías ayudarme --

 

 

De repente sintió sus mejillas sonrosadas, había dicho demasiado, no la conocía y con suerte le había invitado a sentarse, rápidamente tomo su copa y bebió un sorbo, relamió los labios saboreando la bebida y simulando admirar el lugar cambio el tema.

 

 

-- Disculpa, no me he presentado, soy Isabelle -- Levanto su mano y la estiro hacia la joven procurando que su marca tenebrosa no resaltara por debajo de sus mangas que pese al color oscuro eran semi transparentes.

yFFtymh.png


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Ella aceptó mi invitación, haciendo mas grande mi sorpresa. Por un momento había temido que se hubiese incomodado con mis miradas, pero parecía que no había reparado mucho en ellas, lo cual era un gran alivio; o tal vez estaba muy acostumbrada a ellas —No es para nada molestia, adelante —sin embargo, tal vez debería bajarle un poco a tanta amabilidad, pensé, sintiéndome un poco extraña.


La bruja tomó asiento frente a mi, lo cual me permitió fijarme un poco más en su aspecto... como si no lo hubiese hecho ya demasiado. Su mirada era penetrante, pero advertí un poco de verde en el azul de sus pupilas antes de desviar la mirada hacia mi bebida y darle un trago; la luminiscencia que reflejaban los vitrales incendiaban su cabello castaño de una forma sinigual, casi dorada.


Su voz me hizo enfocarme en sus ojos de nuevo, atendiendo a sus palabras. Que fuera nueva en la ciudad resultaba lógico, pues jamás antes la había visto, aunque una cosa no tuviese nada que ver con la otra; yo si apenas salí de mis escondites ultimamente. Mis cejas se arquearon cuando sugirió que podía ayudarla.


—S-si claro ¿en qué necesitas ayuda? —si lo necesitaba en lo social se acercaba con la chica equivocada pero yo no pensaba hacérselo notar; tampoco conocía mucho la ciudad, dado que prácticamente yo también había llegado hace poco. Me quedé absorta de nuevo en la forma en que se relamía los labios... tenía que parar —Oh, yo soy Frances... Bueno, Frankie —estiré la mano y estreché la suya con suavidad —. Es un placer conocerte.


La sonrisa en mis labios era genuina.


—Y ¿de donde has venido? —solté, interesada, mientras en mi mente comenzaba a tararear un estribillo muggle francés que su nombre acababa de hacerme recordar.

HmO15tA.png



Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.