☙⚜• • • • ••••┉ Castillo Selwyn ┉•••• • • • •⚜❧ (MM B: 111891)

[Eliah Ryddleturn]

Siempre la pasaba igual a la Matriarca, suerte que su familia siempre estaba dispuesta a hacerse cargo del castillo y de aquella familia que tenía tanto aprecio y que había vuelto a poner en su lugar o eso era lo que intentaba mas o menos la Matriarca Selwyn. Tenía muchas cosas que hacer, ahora era una persona adulta, con sus hijos, nietos....nietos....vaya palabra y que mayor la hacia a la Selwyn. Y también tenía cosas con su abuelo, al cual visitaba de vez en cuando para realizar las tareas que eran necesarias, puesto que a su madre no la dejaba verla y ella tenía seguro que estaba junto a él en el averno.

 

Había vuelto a la casa, con cuidado sin que nadie la pudiera ver, la apetecía y no, interactuar con el resto de los miembros de la familia. Ahora solo quería relajarse en su habitación y ver como estaban sus mascotas. Aunque antes de entrar ya había visto a su lechuza y al toro bravo que solía estar por los terrenos familiares o sino dormía en una de las partes de la muralla acondicionada a las mascotas de todos los familiares del castillo. Sus pasos elegantes la llevaron hasta su habitación que no tuvo que hacer nada mas que girar el picaporte para entrar.

 

Todo estaba como lo había dejado ella, tal cual, aunque por suerte sabía que sus elfos se habían encargado de sus piton y de gato que solían estar por allí o por las diversas partes del castillo. Cerró la puerta tras de sí tras internarse en el castillo y se sentó en uno de los sillones para mirar el gran ventanal que daba paso a la entrada de su propiedad. No esperaba visitas pero la relajaba mucho ver el gran terreno que se alzaba en la entrada y la muralla que protegía el hogar de los Selwyn. La matriarca mientras miraba aquellas vistas acaricia a su gato Mau de forma relajada, ella también lo había echado de menos.

[ZelKat13]

Zelda se encontraba paseando por el Callejón Diagon, iba a visitar finalmente el castillo de su nueva familia, a la cual su madre Kyttara le había invitado a formar parte. Había decidido que no llegaría con las manos vacías, así que antes de aparecerse por allí compró algunas cosillas para los miembros de la familia, tenía entendido que no eran demasiados, pero como no sabía los gustos de cada uno, compró diferentes cosas. Dulces para los más golosos, joyería encantada que cambiaba de colores y formas para los coquetos, y algunas piezas de arte mágico para aquellos que les gustara lo clásico.

 

Una vez que tuvo todo lo necesario, colocó aquello en su monedero y tomó su varita, concentrándose, en un suspiro ya estaba dentro del impresionante castillo.

 

Lanzó un jadeo sordo de sorpresa al ver la magnitud que tan sólo el recibidor. Las decoraciones alineadas perfectamente con la estructura, varios ventanales dando a diferentes ángulos de los jardines. Sonrió enormemente, su madre no había mentido cuando dijo que aquel lugar era precioso de dentro hacia fuera.

 

Notó que era bastante silencioso en aquel momento, no habría muchos familiares en aquel instante, pensó. Caminó por el lugar recorriendo la estancia por primera vez, maravillandose con su majestuosidad.

 

De un instante a otro, sintió unos ojos posados en su nuca, miró hacia los lados buscando a la persona que la estaba observando con cierto recelo hasta que la vio. Intentando no ser descortés se presentó.

 

-Hola... Soy Zelda, no se si Kytta les haya comentado sobre mi...- Dijo con algo de nerviosismo en la voz, esperando pacientemente la respuesta de aquella persona viéndola fijamente.

[Eliah Ryddleturn]

Estaba tan tranquila observando los terrenos de su propiedad que de pronto algo la llamó la atención. Una figura se aproximaba por los terrenos del castillo Selwyn lo que hizo que la matriarca dejara de posar su espalda en el sillón para fijarse en esa figura femenina que se acercaba a su propiedad. No sabía quien era, no era conocida para ella y no sabía cual era las intenciones de esta, por lo que decidió levantarse de su cómodo asiento para ver quien era.

 

Salió de su cuarto con su túnica de tonos morados oscuros pero que era una vestimenta bastante sensual. Cerró la puerta de su cuarto tras ella y se dirigió hasta las escaleras para llegar hasta el principio de estas que daban al hall, allí se apoyo a observar a la desconocida, que había llegado hasta el hogar Selwyn.

 

Enseguida la chica abrió la boca preguntando si Kytta les había informado sobre ella. La verdad es que no tenía ninguna idea de ella, ni la sonaba el nombre de Zelda, aunque también era muy despistada para los nombres. Se cruzó de brazos aún apoyada en la barandilla de la escalera observando con sus ojos azules con toques felinos a la chica.

 

-Mi hija no me ha dicho nada de ninguna Zelda-comentó con su tono de voz firme y bastante frío.-¿Quien eres?-preguntó de nuevo pues el único dato que la había dado es que se llamaba Zelda y que conocía a su hija Kytta.

[ZelKat13]

La bruja quedó sorprendida al ver el aspecto de quien le estaba observando impaciente, notó que sus ojos eran de una curiosa mezcla de azul y amarillo en el iris, pero sus pupilas no eran normales, si no más bien felinos. Una piel muy pálida la envolvía. Había leído (y visto) en sus años de estudios que ese aspecto era frecuente en los demonios, por lo que supuso que aquello era esa mujer.

 

-Soy hija de Kytta, me dijo que podía venir aquí cuando quisiera... Quizás no me haya mencionado antes porque bueno, debido a ciertas circunstancias he estado fuera de Londres varios años y perdí contacto con todos aquí, incluyendo a mi madre.- Respondió bastante intimidada por el tono de aquella... ¿Persona? No estaba segura de como sería correcto definirla.

 

Los ojos de aquel ser mantenían la mirada firme, pero se volvieron más curiosos luego de la revelación de la bruja. Tal vez no le creía, pensó. -Me dijo que aquí es donde vivía ahora con mayor frecuencia, y que era bienvenida a formar parte de la familia, si eso no molesta a nadie claro está.-

 

Su nerviosismo hacía que ciertas palabras salieran en un tartamudeo insípido, había tomado mucho temor en estos dos años fuera debido a su secuestro. Aún así, lo intentaba disimular lo mejor posible, esperando saber también quien era aquella mujer de cabello castaño claro parada en las escaleras.

[Sophie M.]

No niego que me gusta su confianza y temple, pero se me antojan ajenos a la Kyttara que conozco o mejor dicho, conocía. Inmutable esperó mi pregunta e incluso aventura una sagaz sonrisa.

 

Aquello pone a hervir mi sangre por dos buenas razones: atracción y el recelo con tinta de rencor.

 

Me domina el momento, la cercanía y el contacto con su piel con la mía me evocan imágenes y sensaciones complicadas de reprimir, especialmente por estar acostumbrada a ya no tener que hacerlo y aunque hay una sutil brisa barriendo las hojas secas, yo siento calor.

 

¿Realmente me importaba, aquí y ahora mismo, si aquella mujer aprisionada por el peso de mi cuerpo y filo de mi varita era mi exesposa? Mi convicción flaquea y sonrío en respuesta a mi propia pregunta y por lo que responde mi interlocutora.

 

Había una pequeña posibilidad de que ella hubiese cambiado, pero es que parecía el día y la noche.

 

Pero finalmente lo cierto es que no me importaba en absoluto si estaba ante una trampa, estaba decidida a apostarlo todo.

 

Me la había arrancado del corazón dejando un charco de sangre en su lugar. Había sentido hasta el alma partirse en cientos sino es que miles de pedazos, suficiente rota como para volver a descender hasta el mismo infierno y empeñar de nuevo las sobras de mi alma a cambio de poder y soberbia. Podía y era más fácil dar rienda suelta a mis deseos allí mismo, acciones primero, como el beso apasionado que podía arrancarle de sus labios tan peligrosamente cerca y las preguntas para después...

 

- Es cierto - le concedo liberándola solo un poco de mi agarre, igual precavida, igual agitada - en definitiva tendré que pensar una mejor manera de comprobar que no este siendo engañada - lo que aquella mujer no podría prever es que tampoco me importaba, que no me iba a sentir traicionada si ya esperaba el peor resultado... que no sería nada claro quien jugaba con quien...

 

- Se me ocurre una sola... - murmuro y mi mirada se desvía de sus ojos para guiar mi varita por su cuello, que baja muy despacio su pecho. Otra sonrisa en mi rostro, la que sabe que esto podría doler e igual no se detiene. Cuando veo que está por decir algo más la callo con mis labios que besan los suyos con la intensidad que conoce el que ha odiado y amado al mismo tiempo.

 

Un beso que yo no detendría sino hasta sus últimas consecuencias, mis manos tiemblan buscando más de su piel pero no por miedo... aquello lo detendría solo ella si así lo decidía y de no hacerlo pronto, mis sospechas quedarían más que confirmadas.

[Isobelle Ryddleturn S.]

Ayden

Elfina de Isobelle Selwyn

— ¡Naika no debió deshacer el trabajo de Ayden! ¡Ayden tenía órdenes que cumplir! —Explotó la elfina con fuerza, irritada por el atrevimiento de la otra criatura. Todo su trabajo arruinado. Las lágrimas comenzaron a inundar sus enormes ojos pero no se atrevió a derramarlas. Todo era culpa de aquella elfina insolente — ¡Naika lo ha arruinado todo! ¡Naika es una elfina insolente e insoportable!

—Ayden —Exclamo Isobelle con advertencia y la pequeña elfina de enormes ojos azules volteo a encarar y aceptar su castigo —. Discúlpate con Naika.

—Pero Naika...

—Naika solo ha seguido ordenes —Expreso Isobelle con algo de fuerza maternal en su voz.

 

La elfina dedico una última mirada a su ama, implorándole en silencio que le evitara la humillación de aceptar la derrota. ¡Ayden también estaba siguiendo órdenes! ¿Por qué tendría ella que disculparse si sabía que no estaba equivocada? — ¿Y bien? —Ayden soltó un suspiro derrotada, nunca entendería a los magos.

—Ayden pide disculpas a Naika por los gritos y los insultos —Dijo la elfina después de dedicarle una profunda reverencia a su compañera— Ayden lo siente mucho, Naika. Ayden promete no volver a hacerlo y espera que Naika acepte sus más sinceras disculpas.

—Ve a preparar mi baño, Ayden —Ordeno la vampiro una vez que se habían intercambiado los lamentos entre ambas elfinas.

Isobelle la vio desaparecer con aquellos ojos enormes llenos de lagrimas, amaba a la pequeña criatura y sabia lo leal que era pero tenía ciertos arranques de terquedad que solo podían atribuirse al tiempo que ambas pasaban juntas —Elenya, Polaris.

— ¿Nos llamó, Señorita? —Exclamo Elenya la elfina adulta de enormes ojos color del oro y voz grave, después de una profunda reverencia. Iba acompañada de una elfina diminuta y de obscuros ojos color café.

—Polaris, recoge toda la decoración de Ayden y encárgate de sus quehaceres de hoy —La elfina de ojos color café asintió y desapareció tras un chasquido —. Elenya, ve a las cocinas por favor. Esta noche habrá una cena familiar de cuatro platos. Asegúrate que todo este perfecto y trata que los postres preferidos de mis familiares estén presentes.

—Así será, mi señora —Dijo la adulta y elegante elfina antes de marcharse.

—Después de mi baño, enviare a Ayden a ayudarte con tus quehaceres pues ese será su castigo —Isobelle volteo a mirar a la elfina de su amada sobrina. Si bien entendía las razones tras los actos de Naika, ella también había dejado órdenes muy claras a su elfina. Quería reunirse con su familia y así se haría. Tal vez no de la manera que esperaba pero al final lograría su cometido. Con su voz profunda y su rostro impávido, se dirigió a la elfina con firmeza —. Sin embargo, de repetirse este conflicto quiero que vengas directamente a mí. No quiero otra interferencia en las órdenes que le doy a mis elfos. La cena es para pasar tiempo en familia, si mi sobrina y su pareja desean ausentarse es completamente aceptable, sin embargo quisiera que estén presentes. Quiero conocer a la chica. Ve a informarle a Kyttara y a su invitada de mi invitación.

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[Eliah Ryddleturn]

Había huido cual cobarde, podría decirse que si, pero no estaba preparada para afrontar todo aquello. Todo había ocurrido muy rápido de un día para otro como si hubiera sido un mala broma. Ella hablaba siempre con su madre, cada semana hacían lo posible para saber que tal estaba la una y la otra hasta que esos mensajes cesaron, y supo que Lyra Katara Selwyn, les había abandonado en el mundo terrenal. Sabía que ella no quería que ella, una de las hijas mas aferradas a Katara se preocupara o estuviera mal, pero eso era casi imposible. Fue como un gran mazazo en la vida de las hijas mayores de la matriarca Selwyn lo que provocaba que ese cargo era ahora para ella.

Y no estaba preparada, al principio hizo de tripas corazón, intento por todos los medios llevar aquella familia, pero la fue desgastando poco a poco siempre que paseaba por el castillo, ver el cuarto de su madre vacío, era algo que no podía soportar. Pensaba que iba a poder con ello, pero la fue consumiendo, no de forma rápida pero en cuanto pudo tuvo que ponerse en contacto con su padre, el director de Dumstrang, Igor Karkarov para poder irse de allí. Tenía que desaparecer y que mejor sitio que aquella escuela de magia donde había pasado una parte de su vida.

Puede que el tiempo cure todo, o no, pero a ella le vino bien tomar distancia. Aunque bueno, tanta fue la distancia que tuvo que tomar que abandono no solo a su familia, sino el ministerio de magia, la marca tenebroso y al resto de su familia. Pasaron años, si, pero una vez en España, lugar de nacimiento de la demonio, se dio cuenta de que no estaba bien aquello, que debía de tomar las riendas de su vida y dejar de huir como lo había estado haciendo tanto tiempo, ocultándose de todos, incluso de su abuelo Lucifer, con el cual estaba bastante enfadada con él al permitir ir a su hija Katara de esa forma.

Así que allí estaba de nuevo, delante de la mansión  con toda su vida en baúles y a su lado sus dos elfos Nibiru el cual fue su primer elfo, y Kowalsky. Estos estaban felices de volver a aquel lugar, puesto que a partir de que su ama hubiera dejado Londres su actitud hacia ellos había sido demasiado fría y distante, casi que ni les hablaba solo para lo esencial. Pero algo había cambiado en la bruja, algo que hizo que volviera de nuevo.

Ingreso en su interior mientras observaba que la casa había sido cuidada por aquellos dos elfos. Sabía que iban y venían, pero la casa estaba como la dejo, aunque en silencio y sin que nadie viviera allí. Pero era algo que iba a cambiar a partir de ahora mismo, puesto que la Matriarca Selwyn había vuelto a Londres.

-Quiero un retrato de mi madre que se vea al subir las escaleras y nada mas entrar en el castillo-rompió el silencio a lo que Kowalsky asintió para hacer lo que su ama le estaba pidiendo. Mientras tanto Nibiru se encargaría de llevar todos sus baúles a la torre donde tenía ella su cuarto. Por que a pesar de todo la habitación de Katara no se tocaría nunca puesto que para ella era un mausoleo donde poder recordarla.

En sus brazos llevaba a su gato Mau, al cual dejo en el suelo cuando se cerró la casa mientras lo miraba con cariño al ser uno de los regalos de su madre aquella mascota. El minino se estiró  y maulló mirando a su ama, mientras Eliah se iba en dirección a uno de sus grandes salones. Se sentó en el sillón mientras hacia llegar con un movimiento de varita una copa y rellena de whisky de fuego mientras miraba pensativa sus pantalones vaqueros negros para saber cual era su próximo paso. El mínimo habilmente se subió al regazo de su ama mientras esta lo acariciaba y como respuesta el animal ronroneaba, ante el contacto de la matriarca. 

Siempre la había gustado la ropa de color negro, y en la parte de arriba llevaba un tipo de corsé negro que se encontraba por encima de una blusa blanca corta que dejaba sus brazos desnudos. Sabía que sus animales y mascotas estarían ya ubicados en el castillo, pero ahora se preguntaba si podría regresar a la Marca Tenebrosa, si era ahora mismo persona non grata o , al contrario, era de nuevo bienvenida. No lo sabía, pero quizás necesitaba una señal, por que por mucho que hubiera sido neutral, sus ideas siempre estaban al lado del bando tenebroso.

 

 

Editado 17 de Agosto del 2023 por Eliah Ryddleturn

[Anthony R. Dracony M.]

La verdad es que no acude mucho a Ottery y si lo hace, se aparece. Pero está tarde gris, el mago camina por la acera, algo que tiene mucho tiempo que no realiza. Ya las fachadas de las residencias no le dicen nada... es muy usual ver los castillos, las mansiones, hogares que no recuerda. Si, haber bebido aquellas pociones o que le lanzaran el hechizo Obliviate, le dejo sin recuerdos significativos de su pasado, aquel tiempo en que se paseaba por Diagón y Ottery para conocer aquel mundo mágico al cual retorno por agraciada suerte.

El mago viste de gris, morado y negro, es un traje gótico, que tiene adornos en plata, hace unas semanas que ha cumplido años y está feliz de ser mayor... con fortuna hecha, lazos con muchas celebridades y bastantes criaturas mágicas distribuidas en sus cuatro locales, además de un cargo de poder del cual está muy orgulloso.

Por el lugar hay nuevos vecinos, o al menos eso cree el peliverde, ya que ninguno le es familiar, está andando mientras está distraído con sus pensamientos, gente que debe tratar por su cargo Diplomático, al momento todo marcha "sobre ruedas" así que está satisfecho consigo mismo.

Una sensación muy fuerte le sobre coge cuando llega ante aquella Mansión, algo le trasmite la suntuosa edificación, algo difícil de aceptar... es.... es como si tuviese algún recuerdo... no logra entender porque siente tanta familiaridad por aquella Mansión, como si la hubiese visitado anteriormente... sacude la cabeza y se detiene repentinamente colocando su palma sobre su pecho, las palpitaciones se aceleran, signo de que hay una conexión... si no tiene recuerdos ¿Cómo es que le afecta? Es algo inexplicable... tal vez tenga que ver son sentimientos que creyó perdidos, es posible que no, que en realidad solo están dormidos...

Sus ojos miel se quedan fijos en la puerta de entrada, tratando de pronunciar aquel nombre que está en la punta de su lengua pero que el joven mago ha olvidado y es lo que le impide pronunciar aquel nombre...

[Eliah Ryddleturn]

*Kowalsky y Nibiru -Elfos De Eliah*

Kowalsky había acabado de hacer el pedido de su ama  y se encontraba muy feliz por ello. Mientras bajaba por las escaleras se encontró con su compañero Nibiru que se acababa de aparecer en el hall mientras miraba por la ventana. No sabía si había acabado su compañero de dejar todos las pertenencias de la Matriarca en su dormitorio. Pero no veía bien que estuviera haciendo el vago, por que el vago de los elfos era él y no Nibiru, este siempre era el responsable de los dos.

-Eh...tú...q...-se cortó la verborrea Kowalsky puesto que Nibiru le estaba tapando la boca mientras con una mano le indicaba que mirara por la ventana. Kowa enseguida miró y pudo ver a un extraño en las propiedades de su ama. ¿Qué hacía ahí tan quieto y que estaba mirando? y tampoco sabía si era algún conocido de su ama.-¿Que hacemos?-preguntó Kowalsky al mayor de los elfos mientras se quitaba la mano de la boca del otro ayudante de la ama.

-Vete a recibirle tu, yo iré a avisar a la ama de que tenemos visita-contestó Nibiru a lo que el otro elfo mas joven dejó caer las manos abatido mientras dejaba la cabeza gacha. Ese elfo mas mayor que él siempre estaba al lado de la ama, aunque si que era verdad que el otro llevaba mas tiempo con la ama que él.-Rayos, iré.-dijo pegando una patada al aire para desaparecer en un chasquido de sus dedos.

La criatura de ojos grises con el escudo de la familia Selwyn, se apareció al lado del mago mientras miraba en dirección a donde miraba este. ¿Por que miraba a la puerta? estaba perfectamente limpia y perfecta. Se quedó un rato en silenció mirándole confuso para luego acabar tirando un poco de las ropas del mango y haciendo una reverencia. No era muy educado, pero era lo justo para ser joven.-¿Señor?¿le puedo ayudar en algo?-pregunta mirándole con aquellos ojos saltones mientras junta sus manos esperando una respuesta.

 

****

Se encontraba Eliah tranquilamente leyendo el profeta con aquella copa de Whisky fuego mientras tenía a su minino dormido en su regazo. Pero de repente notó algo, algo que hizo que dejara la copa a lado de la mesa donde estaba sentada. Había alguien en el terreno de su hogar, alguien que tenía algún tipo de conexión con aquel lugar suponía ella. Eso la extraño hasta que observó a Nibiru haciendo una reverencia ante ella con aquellas ropas elegantes y limpias que llevaba el elfo.

-Ama, hay alguien delante de la puerta, no sabemos quien es-espetó el elfo a lo que la demonio arrugo la nariz por un momento. Se levantó con cuidado, pero Mau saltó al suelo erizando su pelaje por haberle despertado de aquella siesta.-Esta bien, yo me encargó-respondió para agacharse a mirar a su felino-después te daré una lata de tus favoritas-le dijo Mau mientras el animal se sentaba maullando conformé con esa decisión de la rubia.

Se dirigió a la puerta abriendo esta para apoyarse en el umbral de la entrada al castillo mirando con una cierta sonrisa la escena entre Kowalsky y aquel extraño que estaba allí. Se cruzó de brazos con una media sonrisa, aquel elfo nunca cambiara, pero sus azulinos ojos se fijaron en el hombre que estaba allí. No sabía si lo conocía o no, habían pasado muchos años y su mente la había hecho olvidar un montón de cosas. 

Se quedó allí observando al mago y esperando que este notará su presencia en aquel lugar. Era extraño y misterioso que nada más volver allí alguien se presentara, ahora tenía muchísima curiosidad, lo gracioso que estuviera allí cuando su mente se embarcaba en la decisión de contacta con el lado oscuro de la magia como era la Marca tenebrosa.

Editado 20 de Agosto del 2023 por Eliah Ryddleturn

[Anthony R. Dracony M.]

Sigo pensando sobre el motivo por el que tengo un sentimiento por la Mansión... tan fuerte, que aún al carecer de mis recuerdos de mi infancia y parte de mi adolescencia, sigo plantado frente a la reja, formándome hipótesis que no puedo explicar...

Las cosas sobre la mente, son las que no gusto de "conocer" o utilizar. Aunque sigo portando mi Ear-cuff (onírico). No siento transcurrir el tiempo pero cuando jalan de mi ropa, me percato que es un elfo tan joven como Elian o Letto... si que me extraña y más su pregunta.

-- ¿Ayudar.me tú a mi? ¿Qué piensas tú?... no tengo nada por el momento, solo trato de entender lo que siento... como si antes hubiese estado en esa Mansión..-- Dijo el joven mago. Poco le importaba que le entendiera, o que el elfo se marchara. Ese no era su problema.

Como no me interesaba la reacción del elfo, volví a mirar hacia la puerta. Ahí vi a una joven que aguardaba en el umbral... seguramente ella había enviado a uno de sus elfos (Ya se sabe que los magos y brujas, suelen tener varios para las tareas domesticas, así como yo tengo 11 elfos que se encargan de mis locales) .

Empuje con mi mano la capa gris oscuro que llevó sujeta a mi hombro izquierdo y hago una reverencia a la mujer, que no se si sea la dueña o una integrante de la familia que posee la Mansión. Es posible que se diera cuenta de mi fija observación de hace unos minutos y trato de idear alguna buena excusa...

Mi andar muestra que no soy tan tímido, solo un poco, sea dicho de paso. Al menos no tengo interés romántico, mi amor por mi esposa es bastante intenso, pero me mueve la curiosidad, así que me acercó para presentarme. -- Muy buenos días, Anthony R. Dracony Malfoy a sus órdenes, soy vecino de usted. Un placer conocerle.