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➰ Runas Antiguas ➰


Matthew Black Triviani
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Observó a cada alumno conforme iban presentando sus runas ya terminadas. Ninguno creía tener verdaderamente experiencia con ellas, lo cual probablemente fuese cierto. Y es que ellos no las entendían a las llamadas "Runas Antiguas" como tal. Lo único que creían saber, es que ese tipo de magia era una olvidada. Con lo cual, seguramente tendrian razon si se consideraban el por que de esas conclusiones, pero el brujo no estaba allí para darles lecciones de vida, ni para escuchar sus desventuras. Aunque había casos raros, le alegraba que aún existieran alumnos interesantes.

 

Melrose no parecía estar lo suficientemente convencida, algo en su interior había cambiado, sus sentimientos o emociones se habían tornado oscuras. En otra oportunidad Matthew hubiera aprovechado el momento para saber que le causaba pesar a la bruja, el sufrimiento era algo que lo divertía y nutría su perturbada mente, pero no tenía ganas ni tiempo de lidiar con los profesores, por lo que solamente se limitó a mantener distancia y no hacer uso de su varita para cosas innecesarias. Las runas no siempre darán un resultado positivo, ni tampoco uno negativo. Más bien su entendimiento viene por la percepción de cada tirador, muchas veces puede tornarse confuso, por eso aconsejo hacer uso del conocimiento sobre la adivinación y sus diferentes mancias. le respondió Que, si analizamos todo por un momento, las runas son una de ellas. añadió como curiosidad y le sonrió.

 

Mientras se dispusieron a emprender el viaje en busca de sus herramientas para la creación de ellas, parecían ser que existía un pequeño vinculo entre dos de ellos, por lo que fueron a la pequeña cascada que adornaba el claro, y daba una sensación de tranquilidad que muy pocas veces se encontraba en esos tiempos de guerra. El rugir de un Oso llamo levemente su atención, y largo una pequeña risa al ver cómo Jeremy se deshacía de uno para fabricarlas, claramente, la vida humana le importaba poco, la de los animales no tanto, el gitano era uno de los pocos Mortífagos que tenía aprecio por la naturaleza y sus habitantes.

 

Los tres habían terminado con la creación de ellas, y se acercaron hacia la mesa, donde Matthew los esperaba de brazos cruzados, con sus manos perdidas en los retazos de tela negro que su vestimenta le proporcionaba. Últimamente optaba por utilizar su ropa de combate en las clases que dictaba, lo hacían sentir cómodo y preparado para cualquier locura que su mente le propusiera.

 

Se acercó al Triviani, con la daga de plata en una de sus manos, cual había invocado previamente sin que ellos se percatarsen y tomó la que tenía libre el rubio y le realizó un corte en la palma, bastante largo que rayaba en la exageración. No era la primera vez que el gitano cortaba a Jeremy, pero al menos, en esta oportunidad, no lo había hecho con otra intención más que controlar los impulsos de él. Lo fulmino con una mirada inquisitiva, y observó sus prendas bañadas en sangre, seguido de una pequeña palmada en su hombro.

 

Siguió por el mago llamado Matt, tomó la bolsa que este le había entregado y las saco sobre la mesa, examinando la exactitud de sus líneas y la agraciada forma de las rocas coloridas que obtuvo de la cascada. Podrás lograr grandes cosas con ellas, recuerda que el fruto de tus intenciones se verán reflejadas en ellas. comentó mientras lo rodeaba para seguir hacia Melrose.

 

Aquella bruja despertaba su interés, clavó sus azabaches ojos en ella mientras se acercaba, y tocó sus runas sin despegar su mirada de su rostro, luego las miro y el resultado fue satisfactorio, quizás esperaba un poco más de ella, le veía potencial para aquello, sacudió levemente sus hombros para restarle importancia a lo sucedido, y simplemente soltó un gelido Bien. para seguir sus pasos hasta dos metros de la mesa de piedra, previamente, guardando todo los materiales en su bolso de Moke, haciendo un pequeño ademán para que se guardasen los libros que él les había duplicado.

 

Sacó su varita de uno de los bolsillos bajo la palma de su mano y corto el tiempo con ella, conjurando un Haz de Noche. Un portal se creó, lo más parecido a una ameba, que giraba como espiral a unos centímetros del suelo. Aquel portal los llevaría a una época antigua, una extinta colonia Vikinga en Noruega Occidental.

 

No teman, pasen por el portal, iremos a una antigua ciudad de Noruega, llamada Gudvangen. una vez que el último alumno pasó, Matthew fue tras ellos, y el portal desapareció.

 

Se encontraban dándole la espalda al mar, a sus orillas, observando las montañas y la extensa vegetación... El gitano llenó sus pulmones de aquel puro aire, esperando que la vista fuera del agrado de sus pupilos. Ahora, demostrarán sus dotes con las Runas, la primer prueba para saber que eran dignos de ellas.

 

¿Están preparados para realizar una tirada a gente desconocida?

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Avasallada por la mirada del profesor Triviani, se había quedado muy quieta, casi conteniendo la respiración como hacía antes de saltar sobre una presa. Sin embargo, tal precaución fue innecesaria, pues el profesor por fin pareció aprobar su trabajo y no dijo gran cosa del mismo. Mel notó que su evaluación era bastante parca pero, dado que había tenido que revisar todo de último momento y de cualquier forma sabía que tenía mucho que practicar todavía, se dio por satisfecha.

El portal que realizó no parecía lucir demasiado diferente del que ella misma había utilizado para llegar allí de último momento pero comprobó poco después que se equivocaba, al pasar a través de él: la consistencia era distinta y sus sentidos la alertaron cuando su cuerpo se estremeció por entero al salir del mismo. No había sido una sensación desagradable mas había invadido toda su espina dorsal. Sin embargo, enseguida su mente voló hacia el paisaje que tenía ante ella y el sabor y olor del aire. La única palabra que se le ocurría para describirlo era agradable, aunque lleno de vida, le habría quedado mejor. Incluso los colores lucían más llamativos. Sentía que le había pasado algo parecido hacía no mucho en una situación totalmente distinta pero no era capaz de recordarlo.

 

Pensó en el significado de la runa Perth, la que había elegido antes de llegar allí y con la que se suponía que había sentido esa "conexión". También pensó en que, pronto, ella misma tendría que encargarse de hacer su propia tirada y eso la puso un tanto nerviosa pero no la arredró. El sentimiento pasó apenas dio su primera respiración profunda y se volvió para seguir al profesor Triviani.

 

El espacio era distinto y las distancias también. Aunque habían aparecido cerca, les tomó alrededor de quince minutos llegar a donde debían y, además, tenían que encargarse ellos mismos de hacer sus propias preparaciones, usar sus propias runas y volver con algún resultado. Melrose se las arregló para despedirse de sus compañeros agitando la mano con una sonrisa pensativa y tomó un pedazo de suelo afuera de un asentamiento. No quería parecer demasiado sospechosa, despertando la desconfianza de un pueblo belicoso. Era verdad que también podían ser hospitalarios cuando querían pero eso a ella no le constaba y poco sabía de su historia.

 

Puso un trozo de tela blanca, que ella misma encantó, sobre el suelo y colocó encima las runas. Esperó lo que se le antojó una eternidad y ya empezaba a preguntarse si no habría elegido un mal emplazamiento cuando notó que una muchacha se aproximaba. Tenía mejillas sonrosadas y un cabello rubio que contrastaba de forma tierna con un rostro tostado al sol y la sal. Sus ojos eran muy azules y parecían instar sin palabras a empezar la tirada; sus manos se apresuraron a dejar una mellada moneda de cobre sobre la tela, adelantándola con un dedo. Su mirada hablaba de interés y emoción.

 

Mel, estando sentada con las piernas cruzadas, recogió las runas tendidas sobre el trozo de tela, las metió de nuevo en la bolsa y las revolvió; después, colocó tres distintas tomadas al azar y las volvió hacia ella. La primera era una que no había visto en clase todavía pero que (y eso fue más bien un golpe de suerte) había tenido el tiempo de revisar mientras nadie llegaba, en el libro de Richard. Era Othila, y podía hacer referencia desde la prosperidad material, hasta la anímica y mental. En parte, se sintió aliviada de haber tirado para ella una runa de buen augurio. Además, ésta estaba en la posición adecuada y no invertida. Aquella muchacha solo necesitaba, de acuerdo a lo que auguraba esa runa, abrirse un poco a la creatividad para alcanzar la prosperidad. Se quedó con las manos un buen rato sobre la runa para ver si ésta le decía algo más pero no fue necesario.

 

La siguiente era la runa Sowelu, runa que hablaba de aceptación y de empezar una tarea por mucho tiempo pospuesta. No era una runa necesariamente positivia o negativa pero la chica parecía estar feliz, mirando a Melrose con ojos expectantes. La tercera, era la que había visto en clase: Perth y de ella había dicho ya bastante pero al tocarla, percibió que no solo se trataba de la "transformación" que ella ya había percibido si no de un nivel totalmente distinto al respecto. Hablaba de amor, de una declaración, de algo que había dado vuelta y media a la vida de alguien más. Melrose, sin saber cómo, no necesitó leer nada para entenderlo: una boda. La muchacha estaba a punto de casarse y lo predicho sobre aquel trozo de tela no hubiera podido ser mejor para su futuro. Le sonrió y le entregó aquello que acababa de leerle, escrito en una tablilla encantada por el Profesor Triviani para que lo tallado en ella pudiera entenderlo la otra persona y así poder transmitir todo eso (porque ella no conocía nada sobre ese lenguaje, como era obvio). La muchacha la tomó agradecida y se alejó.

 

Ni siquiera había alcanzado la esquina cuando Melrose ya estaba guardando sus cosas a toda prisa y retornando. Fue la primera en hacerlo y eso la sorprendió. Su reporte al profesor Triviani fue rápido, un tanto atropellado pero conciso ¿sería eso suficiente? ¿Y qué tal le habría ido a Matt? ¿Y a Jeremy?

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Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

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-No es mi sangre, es la de un oso -Respondió el vampiro notando que la mirada de preocupación, se volvía desaprobatoria en segundos. No bajo la mirada avergonzado ni mucho menos. No era la primera vez que mataba un animal salvaje y desde luego no seria la ultima. Paso su mirada a Mel cuando toco al mago buscando llamar su atención. Evaluó empezar con alguna puya, pero cambio de opinión sabiendo que solo causaría revuelo y no tendría sentido alguno. Le habían dicho que se alejara de los problemas, no que fuera la causa de ellos.


Jeremy apelando a su tranquilidad, la cual estaba inesperadamente presente, se dispuso a esperar que siguiera la clase. No estaba en sus planes ser cortado por su hermano en la mano, pero lejos de molestarse se preguntò ¿Que encantamiento le abría puesto en la sangre? Ya se imaginaba las mil posibilidades de tonterías que podrían ocurrir por aquella pequeña herida. Siempre era divertido ver hasta donde llegaba la magia del otro. Su sangre, pronto se mezclo con la del oso sobre las ropas. No sintió mas que una pequeña advertencia en los ojos azabache del Triviani, antes de que invocara un esplendido portal hacia el pasado y una nueva misión por cumplir.


El vampiro traspaso el agujero con la sensación de que sus pulmones se limpiaban con el aire puro y frío de la nueva localización. Con un movimiento de varita cambio sus ropas por unas de la época. Su pechera se volvió de cuero trabajado, un pantalón de tela abrigado con unas botas sostenidas hasta la rodilla con cintas de cuero y un tapado de piel sobre sus hombros, le dieron el aspecto que quería para caminar por entre el gentío. Sus pasos eran callados por la gravilla del camino mientras caminaba hacia la entrada del poblado. Melrose luego de saludar, los había abandonado a su suerte. Jeremy la siguió hasta ver que leía las runas a una pobladora. Tras eso, se fue a donde imaginaba habría un aglomerado de personas dispuestas a que les lea las runas... una taberna.


El lugar apestaba a ropa mojada y alcohol puro de cepa artesanal. Todos bebían de sus cuernos, y Jeremy imito a los lugareños. Agarrò uno de los cuernos para llenarlo en el barril con una simple pasada y se acerco a uno de los grupos de los hombres que hablaban un dialecto muy burdo de su lengua natal, entendia apenas algunas cosas, pero pudo saber que los comentarios eran sobre un saqueo a un monasterio. Al ser extranjero, pronto lo llenaron de preguntas que poco a poco fue respondiendo, se invento una vida como herrero que estaba viajando para comprar una nueva fragua. A medida que el alcohol le soltaba la lengua, no tardo en reírse de los chistes sobre cabras y mujeres secuestradas de otros clanes para servir como esclavas.


-¿Alguno se anima a que le lea las Runas? -Preguntò en un momento, mientras se servia otro cuerno de alcohol.


Luego de risotadas con lagrimas de hilaridad de por medio, uno de ellos estuvo de acuerdo en que lo haga. Se pusieron en una ronda, dejando al vampiro y al vikingo en medio, mientras gritaban palabrotas antes de guardar silencio al ver la bolsa de piel. En sus rostros ya se notaba el respeto por ese saber místico al que tanto reverenciaban.


-Elije dos de ellas -Jeremy puso la bolsa frente al hombre barbudo esperando que tomara dos y espero a que este lo hiciera, antes de dejarlo sobre el suelo donde se habían sentado.


-Hagalaz ...- Respondió luego de echar un vistaso al grimorio que Matthew les había entregado - Significa CAMBIO, Es tu momento de reconocer la crisis en la que vives para poder avanzar en la vida como un ser nuevo. Acepta esto y valora tus recursos para acompañar la trasformación -Cerró antes de ver la siguiente runa y volver a leer las paginas del libro buscando una respuesta - Perdhro... como esta invertida significa que debes superar tu sentimiento de insatisfacción, reflexionando sobre ti, podrás aceptarte a ti mismo y estar preparado para conocerte en profundidad.


Jeremy espero alguna reacción de parte del hombre, pero vio la conmoción en sus facciones. ¿Era posible que le haya dicho la verdad?

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Matt Ironwood.

 

El aire salado llenó los pulmones del mago, la brisa marina revolvió su cabello castaño y el sonido de las olas batiendo en la costa a su espalda lo arrulló, un Ironwood se revigorizaba siempre cuando tenía el mar cerca, no se sentía perdido pese a estar en un nuevo lugar y en su caso estar en otra época.

 

La tarea era tirar las runas a unos desconocidos de los cuales no hablaban su idioma, de otra época y otra ideología. Tarea para nada sencilla, pero al ver partir sus compañeros el mago no se quedó atrás, ya resolvería el asunto.

 

Enfiló sus pasos hacia el mar. Un océano grisáceo batía furioso sobre la pedregosa costa bajo un cielo completamente encapotado, el rocío marino impregnó de sal pronto la ropa del castaño mientras avanzaba sin destino fijo aun por sobre grandes moles de gneisses erosionado por acción del oleaje. Allí donde la erosión había sido completa guijarros de variados tamaños se alojaban junto a charcos de agua salada y pequeñas matas de pasto dibujante.

 

Moviéndose por aquel terrenos irregular el Ironwood se tomaba su tiempo al cruzar desniveles, sustrato resbaloso y una espesa bruma que apenas le dejaba ver más que un par de metros delante. Pronto comenzó a sentir el efecto de aquella humedad y un escalofrío recorrió su espalda, necesitaba encontrar un refugio donde resguardarse y pronto, secarse con magia solo seria una alivio temporal, necesitaba un techo, quizás había sido una mala idea seguir la playa.

 

Su salvación llegó unos 50 metros delante, cuando de entre la bruma las figuras de unas pequeñas cabañas de madera oscura y humedecidas surgieron. Una aldea de pescadores.

 

El ojiazul se detuvo unos segundos y observó, no veía a nadie afuera pero de algunas cabañas unos perezosos hilos de humo ascendían indicandoles que allí había personas. Tenía que ir con mucho cuidado, era un desconocido que no hablaba su idioma y vestía de forma muy distinta y sabía que los vikingos no era un pueblo que se quedaba de brazos cruzados cuando alguien nuevo llegaba hasta sus hogares.

 

Con sigilo se pegó a la primera choza de madera, de aquella no ascendía humo pero no podía estar completamente seguro de que allí no hubiera nadie. Se movió con cuidado siempre en contacto con la madera vieja y húmeda de la choza y se acercó hasta una pequeña abertura que hacía de ventana, al observar por allí no encontró nada en la única habitación de aquella construcción.

 

Se coló por la puerta que consistía en una cortina de cuero pesado y mohoso e ingresó al interior. El aroma dulzón de abandono y humedad lo golpeó como un puño de acero, estaría completamente oscuro sino fuera por el agujero en el techo que servía para evacuar el humo y por el cual aparte de la luz entraba la lluvia, que ya corría como pequeños regueros por el suelo de tierra aprisionada.

 

La cabaña estaba vacía a no ser por una larga "túnica" de lana oscura que colgaba de un perchero de madera. Al igual que toda la casa se encontraba húmeda pero era grande, lo cubriría y lo protegería. Se lo paso por la cabeza, se colocó la capucha y salió de la cabaña.

 

Enfiló sus pasos hacia la parte de la aldea más cercana al mar donde encontró un callado abandonado y lo tomó para darse una imagen de un viajero que acaba de llegar al pueblo.

 

La primera persona que se encontró fue un viejo pescador que regresaba del mar con su pequeño bote. El viejo frunció el ceño al observalo a lo que rápidamente el mago sacó su pequeña bolsa y mostró una de las runas.

 

El hombre la observó con cuidado y asintió permitiéndole proseguir. El castaño con su rostro oculto bajo la capucha se sentó de piernas cruzadas sobre la arena mojada y lanzó las runas al aire, con agilidad cogió tres runas antes de que cayeran sobre la misma todo bajo la atenta mirada del pescador.

 

La primera runa que lo mostró fue Fehu al derecho, la misma implicaba según su libro implicaba fortuna y éxitos en los negocios, el mago señaló el bote del hombre y el viejo pescador sonrió, conocía el significado de la runa.

 

La siguiente runa fue Isa al derecho también, indicaba firmeza, confianza y perseverancia en las acciones, si algo no parecía estar funcionando muy bien uno no debía rendirse que la recompensa pronto llegaría. El bote del pescador no parecía estar muy lleno pero aquella tirada parecía estar siendo un buen aliciente. El hombre simplemente asintió.

 

La última runa fue Othila al derecho, estaba en un buen momento, con la energía y la firmeza mental necesaria para enfrentar las adversidades junto con las anteriores runas aquella tirada parecía ser un buen augurio tanto para el pescador y un gran alivio para el mago al traer buenas noticias.

 

El viejo pescador parecía estar feliz mientras observaba al mago guardar sus cosas e incorporarse. El ojiazul le sonrió bajó la capucha mientra las gotas saladas de la bruma no dejaban de caer sobre todo el lugar.

 

El castaño inclinó la cabeza a manera de saludo y el hombre lo imitó. Habiendo cumplido con su misión y teniendo una pequeña caracola rojiza como obsequio emprendió el regreso junto al profesor y sus compañeros.

 

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