Idiomas & Runas Antiguas

[Valky]

En un inicio la pelinegra estaba un tanto perdida, observó a su alrededor llegando a la conclusión de que se encontraban en una especie de cumbre de varios países. Algo que sin duda alguna llamó su atención, pero luego llegó a la conclusión de que no había mejor lugar para aprender idiomas que una reunión de ese tipo. No muy lejos de donde el grupo se encontraba están un par de duendes hablando en duendigonza, aquel idioma con el que estaba muy familiarizada.

Más allá, había un mago con una serpiente enroscada en el brazo, muchos parecían no prestar atención a los siseos del animal, pero ella conocía el lenguaje de las serpientes y entendía a la perfección lo que decía. Al otro extremo estaban los representantes de la gente del agua, un lenguaje muy rudo que hasta el momento a ella se le había dificultado mucho el hablarlo y entenderlo. Si, sin duda era un lugar ideal para la clase.

—Los hombres no descansan… —Escuchó entonces decir a Nate, ella movió la cabeza negativamente y puso los ojos en blanco, por un instante estuvo dispuesta a enfrascarse en una discusión en donde probablemente el Weasley terminaría perdiendo, pero la voz de otro de sus compañeros no se lo permitió.

Por un momento no entendió de lo que estaba hablando, que tenían que ver las runas, más cuando prestó más atención se dio cuenta que su profesora tenía, además de un libro de Miranda Goshawk, una caja con runas. Las observó un poco más llegando a la conclusión de que se trataban de las vikingas, sin duda las más usadas, las que servían de iniciación si querías saber un poco de runas.

Cuando escucho al mago, con un marcado acento australiano, preguntar sobre cómo era la runa del amor, Kaori buena ella le hubiese dejado ver la que llevaba tatuada a la altura de su corazón, un tatuaje que se había hecho en su matrimonio junto a su esposo, una runa que no solo era un recordatorio de que eran esposos, sino que había unido sus almas de una forma que siempre lograba sorprenderla y que quizá jamás podría comprender del todo.

Alejando de su mente esos pensamientos, la morena volvió a centrar su atención en las palabras del Weasley y en las de la bruja rubia que guiaba la clase. Se preocupo un poco al darse cuenta de lo que la bruja estaba haciendo, quizá porque era una clase y lo necesitaba ¿Pero ¿qué pasaría si el poder de la runa fallaba? ¿y si volvían a ser conscientes de sus actos? A ningún mago le gusta ser manipulado y menos a aquellos que creen tener un poco de poder.

—Eso quiere decir que toda esta reunión está siendo manipulada… ¿Las runas afectan de igual forma a los animales? Porque esa serpiente de ahí… —Dijo señalando al mago con la criatura en el brazo —no para de preguntarle a su amo, porque actúa extraño. Y los duendes tienen su propia magia, no creo que los pueda controlar por mucho tiempo—añadió la pelinegra sin moverse del lugar en donde estaba.

[Juliens]

Kaori es una cara conocida. No son amigos pero son conocidos. Ella realmente es amiga de Hobbamock, son grandes amigos, son realmente los mejores amigos. Cuando hablan, aveces, hablan de cosas que él no entiende. Suelen usar palabras extrañas relacionadas a leyendas antiguas que tienen que ver con runas y seres que de alguna forma están relacionadas con seres de otros mundos, con seres "celestiales".

 

En principio, cuando los escuchaba hablar de ángeles y demonios, no estaba seguro de a que se referían. Parecían cosas de fantasía, leyendas inventadas por la gente que busca explicar los fenómenos mágicos del mundo. Sin embargo su propia experiencia con "dioses" y entidades poderosas como Thor (que le brinda su magia) entiende lo que esa gente intentaba explicar. Localizaron a entes poderosos que brindaban su magia utilizando runas y minerales provenientes de la tierra. Le gustaría, aunque nunca ha hablado de eso con Hobb, conocer más sobre la magia rúnica de los "ángeles". No es que en general le guste la magia rúnica, sino que son esas runas las que le interesan por su relación con fuentes de magia que parecen ser de otro mundo.

 

—¿Qué nos da el derecho a intervenir?

 

Él no es un político, no le gusta involucrarse en las "guerras" que se libran en cuatro paredes. Él es alguien de acción, es quién da un paso al frente con la varita mágica en la mano o con sus puños si se trata de una pelea cuerpo a cuerpo. Manipular gente, susurrar cosas en sus oídos y conseguir acuerdos "políticos" le molesta, no es su estilo. Ese era el estilo de su padre. Él labro su vida tirando de los hilos adecuados, susurrando ideas a las personas adecuadas, debiendo favores y cobrando favores. A él, él precisamente, le gustaría estar en lugar de Benjamin.

 

No quiere acercarse al tipo que tiene una serpiente así que le susurra palabras en pársel a su propio animal (que estaba escondido en uno de los bolsillo) para que intente obtener información de primera mano.

[Nate Weasley]

Nathan observaba incrédulo el espectáculo de animales que se desplegaba frente a sus ojos. En verdad, toda aquella situación era por demás excéntrica, una de las tantas razones por las cuales nunca pretendía estar tal tanto de todo lo que la magia podía enseñarle. De alguna manera, la mujer que conducía la clase estaba convocando un sinparar de criaturas que desfilaban frente a ellos en un espectáculo de luces, transformando lo que antes había sido una mera congregación político-parlamentaria en un zoológico andante. Sin embargo, en aquel preciso momento, aquello no eran más que detalles.

 

El carácter evasivo pero controlador del ruso que apremiaba el uso de las runas antiguas, el comportamiento extraño (señalado por Kaori) de la serpiente, y la cierta reticencia que el Weasley podía apreciar en el rostro de los duendes se configuraban en su totalidad en una situación óptima para el desastre. Nathan hizo uso de uno de sus anillos de magia Uzza para agudizar su audición y poder escuchar mejor las palabras de los duendes, que murmuraban agresivamente detrás de su representante en un duendigonza rápido, intempestivo y fugaz.

 

– ....hay que esperar el momento adecuado, si actuamos demasiado pronto no daremos tiempo a que ellos lleguen y todo esto será un fiazco. Sin embargo, no podemos demorarnos demasiado, ¿y si se dan cuenta de que no somos la delegación que ellos esperan? ¡Demonios! ¡Esto es una locura! – el Weasley arqueó las cejas, confundido... ¿qué estaba sucediendo allí? ¿qué clase de engaño estaban tramando? Ciertamente dudaba que las runas tuviesen efecto alguno sobre los duendes, cuya magia era compleja y totalmente distinta a la de los magos, más esperó atento la contestación de la profesora.

 

Estaba a punto de decirle algo a Kaori cuando un destello captó su atención. Fue minúsculo, cuasi imperceptible, y tan transitorio que si se hubiese demorado una milésima de segundo más, hubiese pensado que fue un truco de la luz. Pero Nathan vió como un mago extraía la cuchilla de su bolsillo y la escondía en la manga de la chaqueta que llevaba. Instintivamente, asió su varita y la preparó para cualquier contingencia, y no fue hasta que lo vio avanzar decididamente a los duendes. El instinto más primitivo se apoderó del Weasley, quien se apresuró a tomar una de las runas de las cuales la rubia había hablado: Tyr, antes de saltar el palco en el que se encontraban en dirección al hombre.

 

– ¡Impedimenta! – exclamó el Weasley, con su varita apuntando al mismo. Su otra mano asía fuertemente la runa de la guerra. No tenía idea de quien era el enemigo allí o si el engaño de los duendes estaba justificado, pero los ideales del Weasley eran claros y la violencia no era forma de resolver la cosas. Quizá más tarde la prudencia lo reprendería por diverger completamente del rumbo de la clase, o quizá el uso de las runas antiguas de aquella manera era justo lo que la profesora buscaba. Vió el rayo viajar hasta su contrincante, quien ante el impacto quedó paralizado en el medio de su caminata.

 

Luego, el caos.

[David Augustus Lestrange]

Recordaba las sensaciones que había tenido cuando rellenaba el formulario para anotarse a la clase de conocimiento. Sentía que era una rama de la magia que debía aprender, pero solamente para poder continuar con su progresión. Nunca llegó a imaginarse que pudieran ser tan interesantes, cada minuto que pasaba en aquella peculiar clase le hacía convencerse de que había tomado la decisión correcta cuando había decidido aprender sobre las runas mágicas. No dejaban de sorprenderle.

 

Escuchaba con atención las palabras de la profesora. Además de notarse que tenía idea sobre lo que hablaba, también parecía demostrar ciertos conocimientos sobre la psicología de los magos. El australiano pensaba que ser capaz de transmitir seguridad era un arma que evitaba a los enemigos más cobardes. Aparentar, dado el momento, podía darte cierta ventaja en algunas circunstancias a pesar de que a la hora de la verdad las apariencias no servían para absolutamente nada.

 

Memorizó las runas. La que tenía relación con la familia, la amistad y el amor seguramente sería interesante para su propio beneficio en futuras ocasiones. La runa asociada a la fertilidad y a la maternidad no le causaba la misma impresión que las anteriores. Quizá fuese la que miró con mayor indiferencia.

 

Sonrió con orgullo. Así que esas cosas estaban asociadas a Tyr... Ya entendía la razón por la que desde un primer momento había sentido un vínculo especial con ella. La quería.

 

Su prioridad estaba en las runas, no en lo que los magos y brujas allí reunidos pudiesen hablar. Por esa razón, dejó a un lado el tema de la sedición que su compañero había cuestionado. Estaba más preocupado por saber las runas de las criaturas. Cuando la mujer fue diciendo una por una la runa que estaba asociada con cada criatura estuvo a punto de darse un zape a sí mismo. ¿Cómo no había caído? Una vez dicho, tenía bastante sentido que esos números representasen a esos seres.

 

Claro que lo que menos esperaba es que las criaturas fuesen apareciendo en el lugar. Desde un primer momento aquella clase estaba siendo peculiar, pero una cosa era que fuese diferente y otra que fuese un caos.

 

Y el caos había comenzado cuando uno de sus compañeros había decidido llegar demasiado lejos a la hora de actuar...

 

—¡Exacto! ¿Qué nos da el derecho actuar? ¿Qué estás haciendo? —preguntó al mago que había realizado el hechizo Impedimenta.

 

El australiano se mantenía en su posición, sentado tranquilamente disfrutando del espectáculo que estaba comenzando a organizarse. Oh, sí, iba a disfrutar con aquello... ¿Mandatarios internacionales manipulados por runas? ¿El caos formado en una Asamblea Internacional? ¿Un mago que al parecer tenía intención de atacar a unos duendes? Francamente fabuloso. Todos acabarían quedando en evidencia. No podía enfrentarse a su compañero tras haber llevado consigo la runa del guerrero.

 

Las razones para que el mago disfrutarse con ello era la ambición política que tenía. Quería poner en lo alto del escalafón al nombre de su país natal: Australia. Cuantos más problemas, enfrentamientos, guerras y discrepancias tuviesen el resto de los países más probabilidades existían de ascender por la escalera que era el caos.

 

No sabía muy bien qué razones habían llevado al mago a estar a punto de atacar a unos duendes, pero alguna razón tenía. Más o menos comenzaba a entender cómo funcionaba todo el tema de las runas, ¿por qué tendría que ayudar al resto a hacer que todo volviese a la normalidad cuando era más divertido que todo fuese a peor?

 

Pensó en un hechizo justo después de sacar su varita: Orbis Bestiarum.

 

Lo había hecho con la mayor discreción posible, no quería que el resto supiera que sería el avivador. Al menos no desde el comienzo. Nada más pensar en ese hechizo el efecto fue inmediato. El Fwooper que se encontraba sobre la lampara de araña quedó envuelto en un anillo dorado. Por un rato limitado estaría bajo su control. Y la orden que le había mandado era picotear a los duendes haciendo el mayor daño que le fuese posible provocar.

 

Nunca le habían gustado los duendes, el lugar donde se encontraban guardadas las riquezas de los magos debería ser controlado en su totalidad por magos, no por esos 'feúchos'.

 

¿Quién sería lo suficientemente rápido como para protegerlos de los picotazos? No era la criatura con pico más peligrosa, pero confiaba en que al menos una herida les dejase como recuerdo.

 

[Kahlan Blackthorn]

—Así es todo esto esta siendo manipulado por las Runas, cada palabra que sale de sus bocas es una mentira—explicó escuchado a Kaori. Su duda sobre si los animales, se veían afectados por el poder de las tablillas de madera, no fue tan complicado de explicar. Desviando sus ojos hacia la serpiente que siseaba con desesperación, le indicaba a la joven que dicha criatura estaba libre de toda clase de control mágico o rúnico.

—Los muggles no son fáciles de controlar y suplantarlos era una tarea demasiado ardua. Tuve que tomar medidas drásticas hechizándolos, al terminar esta cumbre, no poseerán el más mínimo recuerdo de lo acontecido dentro de estas paredes—el tema de los duendes era cosa aparte. Ellos no estaban bajo ninguna clase de hechizo o control mental, no le convenía tener a esos pequeñines refunfuñando tras pasar el efecto del conjuro—Deben estar en sus cabales, no se pueden robar los bancos del mundo sin contar con aliados como ellos—indicó notando que la joven se mantenía resguardada en su trinchera.

—El derecho que nos proporciona el dominar la magia, estamos por encima de ellos y lo saben. ¿Acaso cree que todo esto es solo una clase más?, si pudiéramos dominarlos de verdad, créame que no tendríamos que escondernos de los muggles y pedirles a los nacidos en su mundo que se refugien detrás de una pantalla de humo—la frialdad en las palabras de la Vidente era palpable. Para ella no eran nada más que piezas dentro de un inmenso ajedrez. Astuto acto realizado por Hobb, enviando a su fiel aliada una serpiente a obtener información que para el sería de suma utilidad.

Macnair se mantenía sentada en su silla, deleitándose con todo el caso. Lo que era capaz de provocar una pequeña tablilla de madera, si se empleaba el poder que poseía de forma errada. Levantar toda una polvareda, desatando un conflicto de naciones que haría perder a muchos la credibilidad que durante años les costo labrar con sangre, sudor y quizás una que otra lágrimas. Era cuestión de enfoques, bien lo citó Nate usaban la sedición y eso ahora les jugaría en contra.

El accionar del Weasley, no seria cuestionado por la Nigromante. Eso era justamente lo que ella buscaba obtener del mago, despertar su instinto protector y salvaguardar a los duendes, aunque eso le provocaba cierto conflicto de intereses. Los rayos comenzaron salir de la punta de las varitas de los hechiceros, ella por su parte no se quedaría con las ganas de aumentar el caos—Cinaede—exclamaba centrando sus ojos en el orador que seguía hablando de cosas sin sentido. Viéndose rodeado por un gas invisible que se colaba sin mayor dificultad por sus fosas nasales, afectando las vías respiratorias, cercenando estás se introdujo en su sangre dejando paralizado su sistema nervioso y circulatorio.

No le quedaba demasiado tiempo de vida y al no poder lanzarse un Anapneo, las posibilidades eran mucho menos alentadoras para su persona. David no se quedó atrás atacando a la criatura que estaba sobre la lámpara de araña, dándoles a los duendes un motivo más para intentar escapar de ese lugar. Sus planes se habían derrumbado como lo hace una torre de cartas, esconder un golpe de estados debajo de la manga, no era la idea más creativa y menos proviniendo de seres como esos. No los consideraba dignos de manejar las arcas de los magos y brujas dentro de Londres, porque por una u otra no acababa de confiar en esos seres tan desagradables a la vista.

Una a una las runas iban saliendo de la caja, el grabado sobre ellas destello con fuerza causando mas revolú del que ya se estaba viviendo dentro de esa cumbre. Tyr se elevaba victorioso por todo lo alto, demostrando de lo que era capaz aunque ya no fuera nada más que una deidad que no contaba con un cuerpo para volver a sumergirse en un campo de batalla. El tener una sola mano no le limitaba como un gran guerrero, pero su mala estrella lo hizo morir y dejar un legado que fue plasmado en una runa.

Era como si el Ragnarok se hubiera desatado de un momento a otro, el control por medio de la magia dejaba a los mandatarios atados a cordeles que les sujetaban de las manos y brazos. Cual títere uno a uno iban y venían sin encontrar la salida, morirían dentro de esa realidad alterna, donde nada evitaría que las criaturas se dieran n festín por todo lo alto.

 

@@David James Dumbledore @ @ @@Nate Weasley

[Juliens]

¿De verdad estaba pasando todo eso?

 

Cuando decidió asistir a la clase no tenía intención alguna de que todo terminara en una batalla campal. Él no puede simplemente ver, es imposible. Tiene que actuar e intentar salvar a la mayor cantidad de gente posible. ¿De que serviría todo si se queda observando? ¿De que serviría la muerte de Bastian y el exilio de Hobb? No puede quedarse solo observando, tiene que actuar, no hay opciones.

 

—Anapneo

 

Al tiempo que menciona el hechizo su varita mágica apunta en dirección del afectado liberando sus vías respiratorias. ¿Acaso esa tipa estaba loca? ¿Era una mortífaga? ¿O simplemente se creía las idioteces dichas por Grindelwald en el pasado y por Aaron en la actualidad? Mantiene su varita mágica aún en la mano, está listo por si aún debe intervenir.

 

—Deberías dejar a esa gente en paz. Corpus Patronus

 

Apenas Benjamin menciona el hechizo varios filamentos de luz se desprenden de su varita hasta que toman la forma de un ave fénix.

[David Augustus Lestrange]

El australiano no dudó en aplaudir ante las palabras de su profesora. En primer momento había optado por no llamar demasiado la atención, pero sabiendo que los ideales de la mujer eran tan similares a los suyos no podía dejar de posicionarse a su lado para que se diera cuenta de que no estaba sola allí, que no era la única que pensaba de esa forma. De los cinco que se encontraban en la clase, parecía que todo era un dos contra dos a esperas de conocer perfectamente cuál sería el lado que tomaría la otra mujer.

 

Los muggles estaban para ser controlados, dominados por los magos. Desde el punto de vista del ex-jugador de Quidditch, los muggles eran unos seres inferiores, menos inteligentes y menos válidos para tomar decisiones importantes. Eso no los hacía imprescindibles, para nada. Era un hombre racional y sabía que había muchos lugares que los muggles podían ocupar con total garantía, empleos y labores demasiado simples como para invertir poder mágico en ella. Tenían un lugar en el mundo y había que enseñárselo.

 

El caos se había formado demasiado rápido. Tan rápido que era imposible describir todo lo que estaba pasando. Los rayos comenzaron a volar de un lado a otro. Todo había comenzado por culpa del mago que había querido defender a los duendes, ¿para qué servia proteger a unos seres inferiores? Para provocar enfrentamientos entre hechiceros. Había querido hacer el bien y con su acción no había hecho otra cosa que provocar daño. Sonrió, emocionado. Se lo estaba pasando muy pero que muy bien.

 

En ese momento de confusión aprovechó para hacerse con la runa que según la profesora simbolizaba el amor. Se podía decir que sí, que la robaba. Ya tendría oportunidad para devolvérsela en otro momento, lo prometía. Tan rápido como salió de la zona donde estaba medio escondido para poder pasar desapercibido, volvió. Primero, porque no quería ser el receptor de un rayo perdido y segundo porque no iba a dejar pasar la oportunidad de lanzar un hechizo que hacía tiempo quería usar, por puro disfrute.

 

De la varita del australiano salió un rayo verde en dirección a los duendes. Lo hizo tan rápido que no estaba seguro de que volase en la dirección correcta. Si no les daba, al menos les pasaría cerca y el miedo en el cuerpo permanecería durante semanas. Parecía un simple rayo más, un rayo perdido que nadie sabría decir con exactitud quién había lanzado. Sin embargo, la característica de ese conjuro en particular era que le quitaría la vida a aquel a quien impactase.

 

La runa que había agarrado prestada comenzó a destellar con fuerza como el resto de las runas, así que se aseguró de guardarla mejor para que nadie se diera cuenta de que la runa Algiz era ahora suya. Pero bueno, no estaba preocupado. ¿Con tanto caos quién se fijaría en él? Al ver que uno de sus compañeros que estaba en contra de los ideales de la profesora empezaba a lanzar hechizos, no dudó en actuar.

 

Sabía que la rubia tenía mayor poder mágico que él, era obvio. Pero no podía dejar pasar de lado una oportunidad para demostrar su valentía y su faceta de héroe. Héroe de lo que muchos consideraban incorrecto, pero héroe a fin de cuentas. Convocó la Daga del Sacrificio.

 

Si alguien atacaba a Juv, se encargaría de recibir el daño en su lugar protegiéndola con la daga. Podría ser un suicidio si muchos decidían atacarla, pero si había que morir debía hacerlo por una causa que considerase justa.

[Valky]

Pero de que estaba hablando la profesora ¿Robar bancos? ¿Aliados? Era claro que algo se le estaba escapando en todo ese asunto. Lo único que tenía claro es que toda esa cumbre y lo dicho en ella estaba siendo manipulado ¿Con que objetivo? Aun no lo sabía y estaba empezando a sospechar que era por puro placer o quizá para generar un poco de caos. Como si el mundo necesitara más caos del que ya de por si había.

Las siguientes palabras sin duda la dejaron aun más descolocada, aquellas palabras eran sin duda sacadas de los discursos supremacistas de los mortifagos ¿Acaso la rubia pertenecía a ese grupo? O simplemente es alguien que piensa de la misma forma. Daba igual, la desconfianza hacía la mujer crecía a cada segundo.

Miró hacia Ben y a juzgar por la expresión en su rostro él pensaba igual que ella. Giró su cabeza hacia Nathan y este parecía distraído observando algo y entonces ella también lo vio. Fue tan solo un destello y dio gracias de que su compañero no estuviera demasiado atento a las palabras de la profesora y fuera lo suficientemente rápido como para detener una posible desgracia, aunque claro, debido al hechizo usado, ahora todo era un completo caos.

Trataba de entender todo lo que decía, pero ahora cada quien hablaba su propio idioma, alarmados, llegando a la misma conclusión que ella, se había intentado matar a alguien. Muchos buscaban la salida, pero las puertas estaban bloqueadas, quizá por su profesora, quien estaba sentada observando, como si de un espectáculo se tratara, al igual que el mago Australiano. ¿Acaso todo eso era un teatro? ¿Actores representando un papel para su diversión? ¿Para fines educativos? Se preguntó, estaba con la varita en mano, sin saber si era una broma o algo parecido, sin saber que hacer.

Más cuando escucho claramente a su profesora exclamar un Cineade que de inmediato empezó a matar al que hasta ese momento era el orador de aquella cumbre, supo que no era una actuación. Buscó con la mirada a Nathan y a Ben, dándoles a entender que tenían que sacar a esas personas de ahí y de inmediato se alejó para ayudar.

—Zeul —Invocó la pelinegra canalizando su fuerza interior en un viento cortante que impactó en una de las paredes haciéndola estallar, tenían que salir de ese lugar.

—Nathan… Ben… —Gritó cuando, sin saber exactamente de dónde venían debido al caos que reinaba el lugar, varios hechizos mortales zumban el aire. —Los duendes… —Quería decirles que ellos eran el objetivo de todo aquel desastre.

Buscó con la mirada a su profesora y al otro alumno, pero creía que ellos eran capaces de protegerse por si solos, además de que casi tenía la certeza de que eran ellos quienes habían orquestado todo ese desastre. ¿Un ataque mortifago camuflado? ¿una clase que se salió de control? Dadas las circunstancias lo más probables que no les creyeran si los acusaban, además de que las autoridades nunca habían hecho nada.

 

Suspiró, primero lo primero, tenían que evacuar el lugar. Los demás asistentes al estar siendo manipulados tenían reacciones extrañas, como si estuvieran permanentemente afectados por un confundus. Es por esa razón que Kaori decidió invocar varias criaturas de sombras, con la forma de tigres quienes tenían la orden de proteger de posibles ataques s los representantes de los diferentes países.

[Nate Weasley]

– Oh ,for the love of god. – musitó, resignado, mientras se preguntaba si acaso estaba en algún tipo de sueño o ilusión. ¿Era posible que las Runas tuviesen ese efecto, y que todo esto no fuese más que una realidad paralela creada por ellas en comando de la profesora? ¿De qué otra manera podía justificar el verla atacar deliberadamente a uno de los interlocutores que habían estado analizando antes? ¿De qué otra manera podía justificar el ataque deliberado de uno de sus compañeros a los duendes de allí? – ¿Que qué estoy haciendo? ¿Qué te parece que estoy haciendo?

 

Bastó una mirada con Kaori, y el más leve de los asentimientos, para que ambos quedasen en la misma sintonía. Con el paso del tiempo, ambos amigos habían desarrollado formas no verbales de comunicación, y sin siquiera tener que hacer uso de la legeremancia el Weasley podía comprender los pensamientos y las intenciones de la mujer tan fácilmente como si le fueran propios. Vio a Benjamin deshacer el maleficio sobre el orador ruso, y sin embargo el peligro aún se cernía sobre los duendes quienes para este entonces ya habían notado que estaban en peligro.

 

– ¡Aqueora! – soltó, con una compleja floritura, y de su varita salió expedida una masiva cantidad de agua que tomó la forma de una pantalla alrededor de los duendes, protegiéndolos de cualquier ataque externo. – Criaturas de Sombras – invocó a continuación, haciendo uso de sus poderes de Oscuro para que el recinto se llenase de mamíferos de todos los tamaños y características que tenían como propósito proteger al hombre Ruso y a los duendes de la estafa que parecía estar montada en contra de ellos. – ¡Profesora! ¿Qué demonios es esto? – gritó, sin poder controlar la ira que sentía.

 

La respuesta estaba explícita, pero ciertamente no iba a verbalizarla. No tomaba un genio para darse cuenta de que muy probablemente tanto su compañero como la profesora estaban aliados con las Artes Oscuras. Con el paso del tiempo, Nathan había aprendido a identificar cosas en común entre ellos, rasgos que iban más allá de lo fīsico y lo hiper-variable, sino que parecía estar grabado en la esencia de cada uno de ellos. Había una cierta oscuridad en sus ojosy una altanería que los caracterizaba, pero más allá de eso todos compartían ese desprecio por el resto que les era tan propio que hasta era aburrido. A él le resultaba difícil creer que en el siglo XXI hubiese gente que pensase como ellos, pero las desviaciones estándar prometían su presencia incluso aún en contra de todo pronóstico.

 

– Deben salir de aquí, no es seguro para ustedes. – les dijo el Weasley a los duendes, a quienes se había acercado entre medio de todo el lío. – ¿Saben como desaparecer? – Nathan podía ver la perplejidad por su fluido duendigonza, pero no hizo caso de ella antes de dibujar un portal en el aire con su varita al tiempo que pronunciaba un Fulgura Nox. – Vamos, vamos, fuera, ¡ahora!

[Juliens]

Benjamin Karkarov

 

Entre los murmullos de unos y de otros identificó algunas palabras desconocidas que llegaron a sus oídos. No tiene tiempo para analizarlas y sin embargo algo entiende, palabras sueltas que siguen sin tener sentido pues no logra captar frases completas. Todo es un caos causado por quien debía enseñarles a romper las barreras del idioma que, según las leyendas, fue impuesta por un ser de otro mundo. En el momento en que inicia lo que parece será una batalla no necesita hablar, no necesita entender. Su único idioma es, en ese momento, la magia que usarán él sus compañeros de bando para evitar que seres inocentes mueran por culpa de magos oscuros.

 

Porque son magos oscuros. Si alguna duda quedaba esta fue disipada cuando un rayo esmeralda apareció en la escena. Era momento de hacer lo que hiciera falta.

 

—Vara de Cristal Expelliarmus

 

El objetivo de su ataque es la profesora de la clase que inició con la matanza. Posteriormente utiliza el mismo hechizo que la bruja utilizó antes. Pronuncia el hechizo Cinaede cuyo poder se proyecta en la misma dirección de Juve. Lo siguiente es una orden mental al ave fénix que aún vuela sobre él: su corpus patronus. El animal vuela en dirección de la persona a quién Juve atacó y lo cura con una lágrima de fénix. Para finalizar, conjura un Staff of mercy en los pies de David.