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Libro de la Sangre - Septiembre 2021


Khufu
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Los lugares remotos y áridos son comúnmente el campo de enseñanza que Khufu frecuenta para retomar las lecciones de los libros de los pueblos Uzza a junto a los aprendices de un nuevo poder, no es que los campos del Uagadou no pueda ser un reto para ellos, pero salir de sus extensiones lo hace sentirse solo un poco menos atado a todo este tema de enseñar de la magia de sus ancestros no porque sean merecedores o porque hubieran demostrado un desempeño óptimo para la magia guerrera, si no porque alguien ha conseguido cubrir el costo de una matrícula impuesta para estar aquí.

No obstante, las selvas africanas que resguardan este colegio también tenían mucho campo que ofrecer para poner a prueba las habilidades de los aprendices, aunque para un libro con los poderes como los que estaban por explorar Khufu se encuentra mayormente interesado en que exista mejor una completa comprensión de estos.

El libro de la sangre era una pauta importante en el camino de este aprendizaje, a menudo a partir de aquí se veía quienes estancarían sus pasos en esta magia y quienes tal vez conseguirían un verdadero logro al hacerse de todos estos poderes que se adquieren tras forjar los vínculos con los conocimientos de los pueblos guerreros. Porque el libro de la sangre representa el constante sacrificio que consume al usuario el uso de su Hechicería a lo largo de su práctica.  

Toda enseñanza requiere de un esfuerzo por parte de los usuarios de la magia y ahora también de un sacrificio. Era pedir a los aprendices dar mucho más allá de su poder, era proporcionar su sangre a cambio de conseguir este poder que en combate, bajo estrategias bien planificadas, podrían conseguir salvarse a sí mismos, a alguien más y, astutamente, hacerse con la victoria en el campo de batalla. 

Para muchos este valor del sacrificio en la contienda era insignificante o simplemente no importante, y era así como es que la práctica de esta hechicería, aunque fuera dentro de los campos de la magia guerrera Uzza, podía ser considerada por cientos como algo simplemente inverosímil, algo que no valía la pena afrontar.

Esta sería, por lo tanto, la prueba para aquellos que vienen hoy, a los campos al límite del Uagadou con la intención de aprender, comprender y formar un vínculo con la magia del libro de la sangre. En un páramo llano, rodeado de vegetación nativa, grandes columnas de rocas apiladas y la luz del atardecer Khufu espera al aprendiz en la entrada de un ancestral santuario local.
 

@ Monica Malfoy Haughton

Editado por Valkyria Karkarov
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El cabello de la bruja, normalmente suelto, permanecía bien sujeto en un ajustado rodete justo a la altura de sus orejas que le permitía tener el rostro despejado. Llevaba un rato caminando a través de los terrenos de Uagadou cuando vislumbró la delgada figura de quien sería su maestro, un guerrero del que ya había recibido tiempo atrás sus enseñanzas y del que el color de su barba y cabellera delataba la avanzada edad que tenía.

Los rodeaba una amplia llanura llena de vegetación y rocas de diferentes tamaños. Mónica había analizado cada rincón que la rodeaba, había visto las columnas y las distancias que la separaban de estas y de los arboles más cercanos. De pronto se descubrió a sí misma apretando la mano derecha, donde tenía empuñada la varita de ébano que la protegía e intentó relajarse por el momento. No es que estuviera tensa por miedo; simplemente estaba ansiosa por comenzar.

- Buenas tardes – se detuvo a un par de metros de Khufu y recorrió con la mirada el santuario que este tenía detrás. El antiguo edificio era de piedra y no tenía más ventanas que pequeños tragaluces a una distancia demasiado elevada como para que la bruja supiera lo que había dentro-. Mi nombre es Mónica y estoy aquí para conocer los poderes del libro de la sangre – anunció.

Vestía de forma cómoda y sencilla: unos pantalones largos de color verde resguardados por unas botas de cuero marrón que le llegaban a la mitad de la pantorrilla y una camiseta del mismo color que el calzado que había asegurado bajo la cinturilla del pantalón. Solo la acompañaba su varita y su propia mente, donde había memorizado cada página del libro que desde hacía tiempo obraba en su poder pero que aún no había logrado entender.

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Se mantuvo en silencio solo un minuto más tras la llegada de la bruja, no era que le ignoraba, sino que en la espera Khufu se había tomado el tiempo para profundizar su meditación en aquel lugar de la antigüedad. Podía sentir en las plantas de sus pies descalzos sobre aquellas ásperas rocas bajos sus pies la vibración que produce el suelo durante un baile ceremonial y, apenas sobre la voz de la hechicera recién llegada, la música de tambores e instrumentos de madera que daban ritmo a esas pisadas. Podía oler de los surcos en el suelo, hechos manualmente, toda esa sangre del tributo a los dioses llenándolos como ríos que recorrían en forma de espiral hasta el centro de aquella explanada, que mucho tiempo atrás sirvió como escenario para efectuar rituales de los nativos.

Cuando el guerrero finalmente se gira para encontrarse con el rostro de una joven bruja se pregunta si ella, en alguna parte de su ser, puede sentir algo de todo esto, si al igual que él puede percibir toda la sangre derramada y él poder que otorga a este lugar.

Sumergirse en la magia de la sangre, sea cual sea, es un acto que a menudo pone en riesgo la integridad de los usuarios que la emplean, va más allá de lo físico, es capaz de afectar, estrangular y mutar aspectos dentro de los tres templos del ser humano; la mente, el cuerpo y el alma. Es por eso que primero has de enfrentarte a las pruebas de la fortaleza, cómo ejercicio para preparar tus habilidades y también a ti misma, para lo que sigue. Y justo por esto es que estás aquí ahora, ¿cierto?-, estiró su brazo para colocar su mano sobre el hombro de la muchacha, aprovechando para dejar una discreta marca de sangre sobre ella. —Continuemos entonces.

El guerrero se movió por la explanada, siguiendo una delgada zanja que lo llevó hasta el otro lado del muro, donde la pila de rocas más altas se acumulan dando el aspecto de una especie de animal feroz. Ahora tiene a la aprendiz frente a él, al centro de la explanada.

Entre los poderes más particulares dentro de la magia de este libro te encuentras con la marca de sangre. Los textos que contiene explican que si se consigue tocar a un objetivo se le grabará esta marca con la que lograrás controlar a éste o a uno de los objetos que porte. Se podrán afectar criaturas igualmente siempre y cuando exista un contacto. Es un hechizo de tipo efecto, verbal, por lo tanto actúa inmediatamente luego de pronunciar la palabra Obedire-, en ese momento la marca que ha dejado sobre el hombro de la bruja comienza a hacer efecto, ella debe sentir la tensión en su cuerpo que ya no responde del todo a sus ordenes. —Por ejemplo; entrégame tu varita.

El guerrero esperó pacientemente a que ella obedeciera.

Solo durante una acción en batalla podrás controlar a tu oponente, recuérdalo. Al igual que los demás poderes de este libro este hechizo es tan arriesgado y debe ser bien pensado antes de ejecutarse, ya que necesitas exponerte al contacto físico, a la cercanía de tu oponente para poder conseguirlo-, Khufu devolvió a la bruja su varita.

La pausa siguiente fue necesaria para que la bruja terminara de entender lo que había pasado. Luego el Uzza continuó con las explicaciones.

La Daga del sacrificio es el arma más sobresaliente de este libro de hechicería. Invocar el objeto mágico no te consumirá una acción en batalla, pero hacer uso de ella, evidentemente lo hará. Tal cómo su nombre lo dice, esta daga es capaz de brindarte poderes sobre un oponente a cambio de un sacrificio; el tuyo. Es necesario pronunciar antes que nada Immolo Oppugnare, que significa: me sacrifico para agredir, si lo que se busca es causar daño a nuestro contrincante. Y es Immolo ad protegendum que se traduce como: me sacrifico para proteger, si lo que se quiere es desviar, en ese mismo momento, los daños de un  aliado hacia uno mismo. Luego de pronunciar tu conjuro, deberás ofrecer tu sangre para adquirir este poder.

Sosteniendo firmemente su vara de cristal Khufu pensó entonces en la daga del sacrificio, y el arma mágica se manifestó en su mano libre. La maniobró un poco en sus manos, el filo era notorio en ella, por lo que se tenía que tener mucho cuidado de no lastimarse antes de pronunciar los conjuros o solo se haría daño en vano. Finalmente, las suaves florituras se detuvieron apuntando con la punta del objeto a la bruja delante de él. No era una amenaza, más bien exhorta a Mónica a intentar ejecutar aquel encantamiento con presteza.
 

@ Monica Malfoy Haughton

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