Libro del Caos - Septiembre 2021

[Bakari]

Las fuerzas que albergaba el libro del Caos, no eran sencillas de manejar. Debía prestarse especial atención a todas las entidades que podían ser invocadas por medio de una tirada de dados. Varios de ellos poseían el poder de causar daño con asestar un solo golpe, Bakari se limitaba a enseñar con lujo de detalles cada uno de esos decanatos, no era sensato dejar ese poder en manos de aprendices, sino se estaba del todo seguro de que los usarían con precaución 

— Aprenderán lo que es tener responsabilidad y conciencia sobre esta clase de magia. No es tan sencillo como lanzar un expelliarmus o algo semejante a un sectusempra—apretando la mandíbula. Recorría con sus ojos aquel paraje desolado, observando delante de si un laberinto que contenía varias celdas. El mismo número de entes que conformaban a las fuerzas del Caos. La enorme sonrisa que emanaba de sus labios, iluminaba el sinuoso camino que debían recorrer sus aprendices. 

— Existen otros hechizos que les serán de utilidad, pero daré paso a ellos cuando les tenga delante de mi—estirando su espalda tronaba los huesos, destensándose un poco. El dar clases era una tarea ardua, pero la idea de forjar un conocimiento más avanzado y darles la posibilidad de crecer en poder y aprendizaje, renovaba su creencia en que los Uzzas permanecerían vigentes por mucho tiempo dentro del mundo mágico. Avanzando con paso firme y decidido hacia el laberinto, perdía la noción del tiempo en sus viejas memorias.

Remembrando cuando estuvo en el mismo sitio que tantos otros jóvenes, deseosos de aprender como era la forma correcta de invocar la Rueda del Tiempo o la Fortuna. El ver compaginados años y años de experiencia adquirida, volverse una realidad palpable y reconfortante. Sus ojos no mostraban emoción alguna, no era capaz de expresar ninguna clase de sentimiento que entorpeciera su enseñanza. 

Tal y como rezaba el Libro del Caos, aquel no es capaz de traer consigo más que devastación y destrucción. 

@ Aaron Black Yaxley  @ Maida Black Yaxley

[Maida Black Yaxley]

Estudiar distintas aristas y espacios de lo que conforma el mundo mágico era algo que Maida Yaxley disfrutaba de hacer, mucho. Cuando estos conocimientos implicaban algún tipo de confrontación, le bajaba un cambio. Sin embargo, era consciente que conforme avanzaba en el mundo mágico y descubría su motivo para mantenerse en él, conocimiento de este tipo, eran inevitables. Varita en mano, se resignó a tener que valer su destreza frente a uno de los guerreros Uzza que impartían conocimientos en Uagadou. Se vistió, según ella conforme a la comodidad que requería a clase, unos pantalones anchos y cómodos de chándal. una blus holgada de mangas largas, negra y el cabello sujeto en una cola. Era un estilo más o menos muggle que ella no apreciaba pero reconocía apropiada para moverse sin las complicaciones de las túnicas envolviéndose en las piernas o generando traspiés. 

Tenía todos los amuletos que había ido aprendiendo a dominar, y había que adicionar los del Libro del Caos, aunque con el mero nombre ya se sentía pequeña. Lo de jugar con las fuerzas primigenias como el caos. 

Plisó arrugas inexistentes en su blusa antes de llamar la atención del Uzza.

— Maida Yaxley —se presentó—, lamento interrumpir. 

[Bakari]

La suerte y el destino solían entrelazar de de formas misteriosas, retando a los magos que deseaban aprender a como dominar las fuerzas del Caos. Los señores que despertaban al lanzar los dados, poseían la capacidad de destruir o dañar de forma considerable a los oponentes que les enfrentaban.

— Recordaré este nombre, para enviarle flores y las coloquen en su lápida —el Uzza se desplazaba con agilidad hacia la entrada del laberinto. Las jaulas permanecían vacías de momento, pero los habitantes aparecerían al lanzarse la primera tirada de dados.

— Es inexistente cualquier amuleto, anillo o frasco que acompañe al libro del Caos. Excepto por un unos dados, ellos serán sus mejores aliados o los verdugos que la condenen a un cruento destino —imperturbable le señaló la entrada

— Observare todo desde aquí, elija con sabiduría. Tiene a su disposición a los Señores del Caos y a las Ruedas que controlan diversos poderes o habilidades—la explicación era certera y concienzuda.

— Analice cada una de sus posibilidades, sopese los pros y contras, yo ahondare en ese tema una vez que haya tomado su decisión—respirando con fuerza, la invitaba nuevamente a adentrarse en el laberinto— Cuidado al pisar, existen infinidad de secretos y trampillas que olvidaron desactivar —tosía conteniendo una risa cargada de suficiencia.

Maida podría pender de un hilo sobre el cráter de un volcán activo o recorrer verdes pastos. Nunca se sabia que esperar de esos dados, lanzar la moneda al aire y esperar que cayera cara y no cruz.

Bakari vislumbraba el final que aguardaba por la Yaxley. Verse atrapada contra el Señor del Caos, no era la manera más sensata de dar comienzo a su adiestramiento para intentar controlar el poder que contenía el libro del Caos dentro de su enigmático interior. 

Editado 10 de Septiembre del 2021 por Bakari

[Maida Black Yaxley]

Maida esperaba, no estaba segura del qué. Pero, ¿cuándo lo había estado? A lo mejor lo que iba diciendo Bakari era cierto, al abrir las puertas del Caos, no sabía a lo que se enfrentaba, no sabía si iba a salir bien librada de aquello. Es más, estudiarlo no era sabio, ni era aconsejable, sin embargo, ahí estaba, de pie frente a lo que ahora sabía, era un laberinto. Sacudió la cabeza, lo mejor que podía hacer en ese momento era intentar ordenar sus ideas y hacer lo que pocos piensan en hacer.

— Entiendo que debe ponerme a prueba, pero necesito que me lo explique paso a paso, por favor —dijo casi en una súplica que no le llegó a la mirada, el orgullo de los Black también recorría sus venas y sabía que de desmoronarse, sólo tendría un camino y no pensaba tomarlo aún—, porque también entiendo que sólo los Uzzas pueden guiarnos de la manera correcta y debida. 

Alzó la mirada hacia él y confesó.

— Le temo al Caos —seseó—, tanto como a la buena fortuna, Bakari. Siento que ambas son facturas que se pagan demasiado caras.

¿Que debía hacer entonces? Simplemente convocar la Rueda de la Fortuna y verificar que la suerte estuviera de su lado, no sonaba del todo útil. Mientras tantos, Maida continuaba en la espera de lo desconocido, confiando en quién no debía, porque desde muy pequeños enseñan a todos a no confiar en los desconocidos y Bakari era uno de ellos. ¿Por qué siempre terminaba atando sus conocimientos y sus aprendizajes a sus emociones? Maida, aunque no lo supiera, estaba, no al borde de un laberinto cualquier, sino del propio. ¿Era tan difícil sentirse capaz de aceptar su propia nostalgia? 

[Bakari]

— El azar es la moneda de cambio que le otorgarán esos dados. Confíe un poco en su potencial, no se arroje al abismo antes de tiempo—Bakari no sonaba para nada condescendiente. Sus ojos se perdieron entre los callejones que se bifurcaban entre dos celdas.

— El nivel mágico que posee, será el que determinará cuantas veces podrá hacer uso de ese poder al día—explicaba— Si su nivel es alto tendrá dos usos y si es bajo, solamente uno —asomándose en las comisuras de sus labios un gesto indescifrable.

— Analice con calma su primera y única elección, precipitarse puede ser su perdición—asentía siguiendo con la mirada el trayecto de Maida— El poder del Caos iguala a todos los que aspiran a aprenderlo, la suerte suele ser caprichosa y contradictoria. Si los dados le juegan en contra tras su primera lanzada, perderá potencia en los poderes que estén bajo su control, reduciendo el efecto de cada uno de ellos a la mitad—recitaba aquellas palabras esperando dejar en claro su punto.

— La acción perpetrada por alguno de los señores del Caos o las Ruedas, causará un daño mayor y certero, multiplicándose considerablemente—indicaba apretando los dados en su puño — Adicional a esto, si pertenece a un bando o facción, olvidara parte de los conocimientos que haya adquirido, quedando solo presentes los que sean de un rango inferior al suyo—el primer señor del Caos apareció dentro de la celda más apartada.

— Los señores del Caos pueden estar de buena o mala gana, si es el primer caso le permitirán a su mente abrirse a poderes superiores. Si forma parte de un bando, podrá manipular hechizos de un rango más alto y si no le acompaña la buena estrella, quedarán reducidos a la mitad los efectos de los conjuros que desee emplear dentro del campo de batalla o en está clase —señalaba los dados que estaban en poder de la bruja.

—Si tiene dudas, no omita una sola y expréselas. Esta en lo correcto somos sus guías en el camino que recorren al buscar obtener el dominio absoluto sobre un libro como este —quedando el silencio esperaba que finalmente lanzará los dados e invocar a alguna de las fuerzas explicadas por Bakari.